Partida Rol por web

Los agentes se colocan en una fila, protegidos con sus escudos mientras los manifestantes siguen imprecándoles. Un par de miembros de las fuerzas de seguridad del estado salen del grupo y se acercan a los manifestantes con las manos hacia arriba, en señal de tranquilidad. Por lo que puedes ver uno debe ser el jefe del operativo y el otro policía parece conocer a alguno de los manifestantes pues se acerca a ellos sin tensión, dándole la mano a un par de ellos.

La pareja uniformada charla con los manifestantes y la tensión en la calle comienza a desaparecer, un alivio para todos pues no es raro escuchar noticias de represiones que acaban con muertos en las filas de los manifestantes y protestas que cesan tras dejar a varios policías muertos.

El líder de los agentes parece estar enseñando al grupo de estudiantes un camino alternativo por el que pueden proseguir su marcha cuando el estruendo de un disparo rompe la fina tranquilidad que había sido tejida. El oficial al mando cae al suelo con el casco que le cubría el rostro roto por un impacto de bala.

La reacción de los agentes y los manifestantes no se hace de esperar pero son los primeros los que gozan de mayores reflejos y sacan sus armas reglamentarias antes, regando con una lluvia de muerte a los jóvenes mientras se guarecen tras sus escudos y buscan mejores posiciones. El ruido de los disparos te ensordece pero escuchas a los guardias gritar órdenes y a los jóvenes dar voces por motivos más graves y lastimeros.

En la acera de enfrente, dos bloques en la dirección en la que se encuentran ambos grupos, ves a un joven con un rifle que dispara desde un quinto piso, impactando en el escudo de un policía.

Viktor terminó su café y lanzo el cigarrillo por la ventana, se estiró mientras bostezaba y caminó para dejar la taza en el fregadero.

Se dedicó a fregar unos minutos mientras afuera seguía la manifestación, cuando esta comenzó a silenciarse se acercó a la ventana, curioso.

Al parecer manifestantes y antidisturbios se hallaban cerrando un acuerdo, todo parecía haberse solucionado hasta que un trueno rompió el silencio de la mañana.-Eso no parecía un...OH DIOS.-Exclamó cuando el agente que estaba negociando cae al suelo fulminado por una bala que había desparramado sus sesos por el interior del casco, aquello no tardo en empeorar, los policías echaron mano de sus armas y abrieron fuego contra los manifestantes, estos respondieron como pudieron y el caos se apoderó de las calles, el sonido de las balas reverberaba en las calles. Diana comenzaba a ladrar, lanzando lastimeros gañidos y a ella se unieron otros perros de la zona alarmados por la violencia que se estaba liberando y entre toda esa cacofonía Viktor con los dedos agarrotados de tanto apretar y los ojos desorbitados buscaba sin exito las piezas que faltaban a aquel entuerto.

Que demonios pasa aqui?.-Su voz era un susurro lastimero, tenía el estómago cerrado y la piel de la nuca helada mientras sus ojos exploraban cuanto veían.-una linterna?.-en la ventana de un bloque vio un reflejo que le saltaba a los ojos, al principio le pareció una linterna, luego cuando volvió a mirar pudo comprobar que era un desconocido armado con un rifle en una ventana y no pudo mas que apretar los dientes con rabia.

Mucha gente moría en esos momentos en las calles por que no habían visto lo que él estaba viendo, la voz murió en su garganta y no pudo clamar justicia, avisar a la gente de lo que pasaba a escasos metros de alli"Justicia, haz justicia" le decía una voz en su cabeza mientras miraba fijamente aquella sombra en la ventana que con calculada precisión disparaba contra la policía"Es el,Viktor. Él mató a tu padre..." aquella molesta voz le impedía pensar con claridad, su vista se enturbiaba y no podía apenas respirar...

Cuando volvió en si tenía el arma en la mano y miraba la cama, en esta había depositada una holgada sudadera y sus deportivas.-Yo...-Intento hablar y tragó saliva, levantó la mirada y clavó esta en la foto del corcho que una y otra vez se repetía en los periódicos, el asesino de su padre, Robert Fitzwilliam, le miraba fijamente, desafiante a través de las fotografías del archivo policial que tenía enmarcadas.-Maldito hijo de puta!.-Estalló en iracundo mientras se dejaba llevar por aquel negro sentimiento.

Apenas había pasado un minuto desde que todo comenzó y Viktor ya se estaba terminando de atar las deportivas, a través de la cremallera a medio cerrar de la sudadera se veía su torso desnudo y aun llevaba puesto el pantalón deportivo con el que se fue a dormir, se puso en pie, se guardo el revolver en el bolsillo de la sudadera y con el alma oscurecida y la mirada turbia salió del piso casi sin tiempo a pararse a coger las llaves del piso. Tenía un objetivo en mente y este se hallaba a dos bloques de distancia...

Nacer se levantó frunciendo el ceño mientras sus ojos se acostumbraban a la claridad y su cabeza terminaba de dar vueltas y volvía a su lugar. Debía ser temprano, o tarde, según se mirase, pues todo el mundo parecía estar haciendo algo, de buena mañana: El mundo sigue girando... 

Se sacudió y colocó bien la ropa, buscó un cigarro entre sus bolsillos, encontrando uno medio roto. Se lo encendió y dio una larga calada, saliendo de aquél vertedero  donde el mismo se había metido, dispuesto a camuflarse entre todos aquellos desconocidos.

Tratas de camuflarte entre la gente pero notas que se alejan disimuladamente de ti, creando un espacio vacío a tu alrededor. La gran pantalla de televisión que hay justo delante de ti corta los anuncios repentinamente y en ella aparece una famosa presentadora de noticias. La multitud se para repentinamente y alzan sus rostros para ver que ocurre.

Sentimos muchos la interrupción pero el presidente ha dado un comunicado hace pocos minutos, alertando a la población. El gobierno informa de que las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado han detenido en las últimas horas a un grupo de una docena de sospechosos de terrorismo y espionaje. Tras recoger sus declaraciones la policía ha alertado a todos los partidos políticos en el parlamento puesto que los detenidos han confesado ser o bien miembros del grupo bioterrorista NOAH o soldados de élite de países vecinos. Un comité de expertos cree probable intentos de atentado en las próximas horas. Se han abierto varias lineas de teléfono para que los ciudadanos informen de actividades o personas sospechosas. Seguiremos informándoles.

El cigarro se apagaba, estaba jodido. Nacer intentaba volver a encenderlo cuando comenzó a notar que la gente a su alrededor se detenía. El siguió caminando despacio, concentrado en el cigarro, hasta que comenzó a escuchar algo de unos terroristas y miró hacía la pantalla. 

Entonces el cigarro volvió a encenderse y siguió caminando. El tipo que había junto a él lo estaba mirando, seguramente olería mal. Se olió la axila : si, olía mal. 

- No me gustaría tener una pinta sospechosa en este momento - dijo con una voz quebrada por la fiesta del día anterior. Dibujo una extraña sonrisa y siguió caminando y fumando.

Todos dan vuelta la cara, nadie parece dispuesto a soportar la cháchara del viejo. Lo cierto es que yo tampoco tengo intención de escucharlo, pero me ha dejado un cigarro y lo menos que puedo hacer es escucharlo un rato. Medio colgado todavía me quedo junto a él para escuchar su historia. Empieza a contarme sobre su salud y lo bueno de los cigarrillos que fuma y realmente me saca un largo y hondo bostezo, pero lo que empieza a contarme luego me hace abrir los ojos de sorpresa y se lleva mi atención. Supongo que de no haber estado fumado no le hubiera creído una palabra, pero lo que me cuenta me arece casi mágico. Mi instinto de ladrón, siempre escapando de la ley, se enciende al instante. ¿Túneles secundarios? ¿Puertas que se abren y cierran? Todo eso da vueltas en mi cabeza, las posibilidades son infinitas, asaltando cerca de la entrada del metro y desapareciendo por los pasadizos, ¡Como en una historieta!

- ¿Túneles secundario? – Le pregunto con los ojos desorbitados - ¿Me puede mostrar esa maravilla? Para no perder un día de trabajo, ya sabe – Digo con una sonrisa pícara – Vos sos lo más interesante de mi semana.

Bajas los escalones de tres en tres, dando saltos ágiles y calculados, llegando al portal en solo unos cuantos segundos. Cuando sales a la calle ves que no eres el único que ha decidido bajar de casa y, al igual que tu, otros vecinos de pisos colindantes están armados.

Más de la mitad de los estudiantes yacen en el suelo mientras que el resto ha desaparecido, huyendo calle abajo o cobijándose en algún portal. Cuatro policías comparten dicho destino, con sus cadáveres manchando el suelo, mientras que otros pocos han sido heridos y están bajo la protección de algún compañero.

Los disparos de los vecinos aumentan a la par que los de los uniformados disminuyen, siguiendo las órdenes de uno de ellos. Poco a poco la policía trata de replegarse, protegiéndose con los escudos y los portales, disparando solo para hacer que los ahora agresores se cobijen o a objetivos determinados.

Encima tuya, en el piso del francotirador, ves de nuevo el arma apuntando esta vez al policía que está llevando a cabo la retirada del grupo.

Sigues caminando por la calle, percatándote de las miradas de la gente. Tu aspecto, desaliñado, sucio y tranquilo, choca bastante con aquellos que te rodean, hombres arreglados que andan a buen ritmo, pendientes de la hora.

Te das cuenta de que varios individuos están mirando los números de la pantalla, marcándolos en sus teléfonos y lanzándote miradas disimuladas.

El hombre te mira con una sonrisa en el anciano rostro -¿Que? Bueno, me gustaría mostrártelos pero ahora mismo debemos ir al trabajo, ya vamos bastante tarde. Lo que podemos hacer es que te voy indicando lo que se de cada uno de los túneles por los que pasemos. Eso si, algunos están cerrados con puertas muy férreas, otros están intransitables por derrumbes y otros pocos son el nido de yonkis y escondite de asesinos.

Vivía en un mundo cargado de prejuicios ¿qué esperaba?. Aceleró el paso para salir de allí y ahorrarse problemas con las "autoridades" y evitar que su padre volviese a mirarlo con desaprobación y a sentirse avergonzado de su hijo al tener que sacarlo, otra vez, de entre rejas. 

Miró a un lado y otro, buscando ubicarse, buscando un transporte que lo llevase a casa, era hora de dormir la mona, era hora de no tener que soportar aquellas miradas clavadas en su espalda. De normal pasaba, solía importarle un carajo lo que pensasen los demás... pero no quería pasar un rato hablando con polis sobre si era un puto terrorista.

Viktor sabía que tenía que hacer, miro a un lado y a otro con el corazón herido ante tanta violencia sin sentido, caminó por la calle con rapidez esquivando el fuego cubriéndose entre coches y dando grandes zancadas para alcanzar su objetivo, el portal del bloque del tirador, con la clara intención de entrar en este y subir hasta encontrar la puerta de la casa de aquel loco que había comenzado aquella matanza indiscriminada, algo que de seguro traería duras consecuencias para todos los que como él vivían en aquel lugar.

Claro, no se me iba a ocurrir que yo era el primer criminal al que se le ocurre escapar por ahí abajo. Los yonkis no me asustan, los asesinos… bueno, puede que conozca a alguno. Sigue siendo maravilloso, y con alguien que se da una idea de por dónde ir sin quedar encerrado o acorralado.

- No, si yo también debo ir a trabajar, el trabajo es lo primero, ¿no? Con que me vaya contando lo que sabe por el camino me habrá animado la mañana, luego, algún día me los puede mostrar todos. Por cierto, soy Gus, pero todos me llaman Rapaz. – Extiendo la mano al hombre. Los buenos ladrones, los que tenemos códigos, dejamos en paz y respetamos a dos tipos de personas: los ancianos y los trabajadores, y mi guía reúne ambas.

Mi primer impulso al darme cuenta de lo que sucede es salir corriendo, pues está claro que esa gente no tiene piedad con los ladrones, pero una voz en mi cabeza -o tal vez en mi estómago- me recuerda que necesito comida.
Miro en derredor. Tal vez debería ayudar al muchacho, pero no se me ocurre cómo y además no es nadie para mí. Echo un vistazo a los puestos tratando de localizar aquéllos cuyos propietarios se han unido a la desigual pelea. No encontraré mejor distracción que ésa para robar un par de cosas sin ser vista.

Ves varios puestos abandonados por sus vendedores y, tras descartar varios de ellos por vender baratijas o comida que se debe elaborar, te acercas a un estante con pequeños bocadillos. Te guardas rapidamente seis pequeños bollos bajo el vestido mientras escuchas como el conflicto en el mercado aumenta con la llegada de un par de policías.

Entras en el portal de la casa y escuchas una vez más un disparo potente que proviene del interior. En la calle se reanuda de nuevo el tiroteo, esta vez con aún más fuerza. Llegas al piso desde el que ha disparado el francotirador y te plantas frente a la puerta de la que debe ser su piso, aunque no estás completamente seguro.

Te acercas a la carretera buscando un taxi o un autobús. A los pocos minutos ves un taxi pasar con el letrero de libre y, pese a hacerle varios gestos, el vehículo sigue su recorrido sin detenerse. Te sientes observado por todos los que te rodean, decenas de ojos que buscan a cualquier persona algo sospechosa. Un nuevo taxi pasa por la calle y este si se acerca a ti.

Cuando vas a montarte notas unas manos que te sujetan y, tras girarte, ves a un policía que te aferra el brazo, con otro compañero a su espalda. Disculpe señor, ¿es tan amable de enseñarme su identificación?-te pregunta mientras el otro uniformado se lleva la mano al arma que cuelga de su cinturón.

Un placer rapaz, a mi todo el mundo me llama Floro. Vamos al lío, te iré comentando según pasemos. Si algún día te interesa podrías pasarte por mi casa y te enseñaré algunos de los planos que he hecho de los túneles junto a mi marido. Son bastante extensos y, tras más de cuarenta años aventurándonos en ellos, creemos que no hemos visitado ni una cuarta parte -te responde el anciano con amabilidad. Seguís la marcha, recorriendo túneles completamente oscuros, la mayoría de aspecto abandonado y estropeado, algunos anegados con aguas fecales que os llegan hasta las rodillas, caminando en compañía de grandes ratas que corretean a vuestro alrededor. El anciano te va describiendo cada una de las entradas y dándote pequeñas pistas para reconocerlas. Es tanta la información que sabes que olvidarás la mayoría en cuanto empieces a trabajar pero al menos conoces más que la mayoría los secretos de los túneles abandonados.