Partida Rol por web

Una magnífica fortaleza se alza ante vosotros con regios muros y altas almenas. Los soldados, que lucen algún que otro complemento rojo, os miran y agachan la cabeza a modo de saludo. Los lobos de Ahradiel husmean el aire mientras Elvurith camina con paso firme y decidido hacia el interior.

Al cruzar las puertas os encontráis con un pequeño pasillo abovedado. El suelo de losas cuadradas de mármol negro rematado con otras hexagonales rojas en cada vértice da una sensación vibrante, nerviosa. La emoción que se debe sentir antes del combate. Las paredes de ese pasillo son de piedra y el techo de madera oscura. Elvurith se detiene en el centro y se gira hacia vosotros. -Aguardad aquí, soldados- la última palabra la pronuncia con admiración -Pronto vendrán a daros vuestra primera misión. Suerte a ambos, os deseo lo mejor.-

Pocos minutos después llego hasta los recién egresados -Descansen soldados- les observo -Vengo para informaros. La ciudad Azur fue tomada por el bando enemigo hace unos años. Nuestros intentos por recuperarla han fallado y hemos cambiado de estrategia. Si tenéis éxito, restableceremos el comercio con la poderosa nación que hay al sur: Quisam.- Hago una pausa para asegurarme de que comprenden -En lugar del asedio o las incursiones, métodos habituales, acompañaréis a un grupo variopinto de la peor calaña. Presos de Arokham serán vuestros soldados.- Sonrío al ver sus caras -Tranquilos, están motivados hacia el éxito de la misión.- Hago otra pausa -Primero os reuniréis con el grupo, luego debatiréis la estrategia a seguir y las tácticas y, por último, os pondréis en marcha. Tendréis a un miembro de la Guardia Roja al frente como líder, no iréis solos. ¿Alguna pregunta?-

Bien, apenas regresaba de una incursión espacio-temporal y ya me ponían a trabajar, excelente, no es que me quejara, de hecho ansiaba salir lo antes posible de este lugar tan lleno de muros... pero me habría gustado tener más tiempo de prepararnos, me gustaba calcular las cosas lo mejor posible, y aún había asuntos en la ciudad que quería investigar, aún así, por el momento seguiría ordenes y como tal, tenía algunas preguntas -Ante quien debemos responder en la misión, de cuantos es nuestro grupo y como llegaremos al lugar de destino? esperamos refuerzos, habrá fuerzas enemigas, de ser así, que tan calurosa bienvenida debemos esperar?- había muchas cosas que planificar...

El gran bastión era impresionante, nada parecido a las anteriores edificaciones que había visto, imponente ante los enemigos y reconfortante ante los aliados, los motivos rojos quedaban como anillo al dedo para destacar a la guardia, un claro ejemplo de poder. 

Mientras esperábamos instrucciones observe el lugar apreciando su arquitectura y a los lobos compañeros de Ahradiel curiosos por conocer el lugar. 

Liberar Azur... 

No parecía tan complicado dando los golpes adecuados con el equipo adecuado, aun con un equipo de presos, ellos debían tener sus mañas y experiencia donde alguien de la guardia no, cosa útil para cualquier misión. 

Las preguntas de Ahradiel me parecían adecuadas aunque tal vez algunas un poco precipitadas, si todavía no conocíamos a nuestro equipo como saber que método usaremos, y por lo tanto esperar una bienvenida podría ser demasiado, aunque era bueno estar precavido para el peor de los casos. 

Las preguntas de Ahradiel llegan con lógica y directas, tal así es mi respuesta -El Consejo de Sabios ha determinado que el general Falco esté al frente del ejército que asediará la ciudad desde el exterior, una distracción, mientras que nuestro oficial Crom Daral ultima con los presos los detalles de la incursión por el interior.- Comento haciendo gestos con las manos que acompañan mis palabras -Los presos se escurrirán por las alcantarillas, vosotros serviréis de apoyo con un matiz especial. Me explico.- Comenzamos a andar hacia la armería.

-La ciudad fue tomada por un grupo de mercenarios que rinde culto a una perversa deidad: Scahrossar. Diosa de la tortura y el dolor. Su estrategia consistió en infiltrarse y contaminar el suministro de agua, destruyeron dos de los tres depósitos y tomaron aquel que mejor podían (y pueden) defender. Con el agua bajo su dominio y controlando puntos estratégicos de la ciudad pusieron en jaque a la reina Azur por medio de incendios. La reina se vio forzada a hacer un trato. Los Scahrossar estaban dispuestos a quemar la ciudad entera si los líderes y la misma reina no colaboraban.

Así tomaron la ciudad.

Los últimos informes de nuestros espías sitúan a la reina encerrada en su palacio y los líderes en las mazmorras de un bastión cercano.

Un grupo de presos dirigido por Theo (clérigo de Unrir, diosa de Arkhania) van directamente a salvar a la reina. Otro grupo dirigido por la oficial de la Orden de Caballeros de la ciudad Greta Davenrost dirige otra avanzadilla de presos que van a por los líderes. Estos grupos han sido informados de que Crom, junto con otros reos, van a liberar el depósito tomado... no es así.

Los Scahrossar tomaron la ciudad e instalaron un arma. Crom Daral y sus presos de confianza irán a por el arma pero de esto nada pueden saber el resto de reos.

Reuniros con los dos primeros grupos dirigidos por Theod y Greta, que cruzarán las alcantarillas y parte de la ciudad juntos. Uno de los presos tiene un mapa de los edificios pero no es suficiente. Aquí tenéis otro mapa con los puestos ocupados por los Scahrossar.

Vuestra misión: Apoyar a Theod y Greta en su labor. Escoltar a ambos grupos eludiendo los puestos de los Scahrossar en la ciudad hasta llegar al punto de intersección donde os dividiréis. Dejar a estos dos grupos e ir a por el depósito ocupado que está marcado en el mapa.

Llegamos a la puerta de la armería y antes de abrir me detengo -¿Preguntas?- creo que está todo claro. Por lo que abro la puerta y sigo adelante.

-Desconozco vuestro método de combate así que, pedidme lo que necesitéis y haré lo que pueda por conseguirlo.

Hago una pausa mientras meditan y contesto a la última pregunta que hizo Ahradiel -Es una misión de infiltración, no esperaréis bienvenida. Si os detectan antes de llegar a la reina, la matarán junto con los líderes. Pero si os ven, vuestros enemigos no tendrán piedad. Pensad que la tortura es su divertimento, no dudéis en acabar con ellos si es necesario-

Lo primero que el soldado rojo os entrega es un colgante con cadena dorada que, al ponéroslo, se funde en vuestra piel dejando una especie de tatuaje. Es el artefacto que os traerá de vuelta si morís. Al descansar en vuestro cuello podéis sentir como su magia se activa.

Una misión de infiltración, me gustaba la idea, tenía bastante experiencia en ese tipo de campo, pero eso significaba que no podría llevar a todos mis lobos, por lo que debía decidir a quien de ellos llevaría a la misión, sin embargo, ahora teníamos que preparar nuestro equipo y al parecer podrían proporcionármelo en la fortaleza roja lo cual era algo genial -Bueno... para una misión de infiltración, una capa de camuflaje... unos lentes de cazador de ébano... unos guantes de arquería por si las cosas se ponen feas y un carcaj enorme... llevaré demasiadas flechas-

El Bastión Rojo, la sede de los Caballeros Rojo, dueños y señores de los portales que os enviarán a vuestras misiones (y por donde seguramente habrán pasado vuestros compañeros).

Una magnífica fortaleza se alza ante vosotros con regios muros y altas almenas. Los soldados, que lucen algún que otro complemento rojo, os miran y en su rostro podéis ver diferentes expresiones... muy pocas de respeto, pero tampoco os insultan. Más bien es desdén producto de la cotidianeidad del evento.

Al cruzar las puertas os encontráis con un pequeño pasillo abovedado. El suelo de losas cuadradas de mármol negro rematado con otras hexagonales rojas en cada vértice da una sensación vibrante, nerviosa. La emoción que se debe sentir antes del combate. Las paredes de ese pasillo son de piedra y el techo de madera oscura. Elvurith se detiene en el centro y se gira hacia vosotros. -¡Bienvenidos! Volvemos a encontrarnos- la última palabra la pronuncia con admiración. El soldado que os escolta y que tenía intención de llevaros a otra estancia se detiene al verla.

Hablo tanto para los guardias que los escoltarán como para el mismo Comadreja que me mira sorprendido -Tenemos nueva y preocupante información y requiero de dos hombres que sirvan de apoyo al primero grupo.- Miro a Amok, Krishnarj... niego con la cabeza, Lisa, Cisco... -no- y decido -Esderian Fonn'Aster e Ishrad Corlav. ¿Tendréis la amabilidad de acompañarme? Os lo explicaré todo en un momento.-

Sin dar más explicaciones, camino en dirección a la armería. Una vez allí, abro la puerta y accedo al interior.

Entro en la armería atrayendo la mirada de Ahradiel y Lysddar. Les saludo -No esperaba volver a veros tan pronto- comento y dejo pasar a los dos hombres -Hemos obtenido una nueva información. La misión Azur está comprometida pues los mercenarios que tomaron la ciudad tienen cobertura demoníaca.- Aguardo para que entiendan el peso de las palabras -Ellos serán vuestros hombres de apoyo. Ishrad Corlav, Esderian Fonn'Aster os presento a Ahradiel Ur'Domine y Lissdar Lakkan.- Tras ello hago un gesto al soldado -Llamaré al funcionario de prisiones para que les dé su equipo. Os dejo en buenas manos- sentencio y regreso por donde he venido despidiéndome con un gesto.

Imito el gesto de Elvurith en la despedida y miro a los dos tipos que están en la estancia. -Elfos- pienso pero mi atención recae más en el de piel negra -Mi nombre es Esderian Fonn'Aster- anuncio previo a una leve reverencia -Soy caballero perteneciente a la Orden Fonn'Aster- no creo que aquí ninguno sepa de su existencia, pero lo harán. Tras ello, doy un paso atrás y aguardo a que el resto se presente.

-Tengo entendido que aquí nos daréis nuestras armas- continúo hablando con el guardia rojo -Además, necesitaré algunos enseres más para esta misión... equipo básico como antorchas, cuerdas, pedernal y acero. Esas cosas- estoy atento a los gestos del guarda. Su reacción me revelará si efectivamente me darán algo más o no.

Por fin parece que vamos a empezar a movernos por el mundo, a ganarnos nuestra libertad de nuevo.

Observo el gran lugar lleno de los portales mágicos que usaran para llevarnos a nuestro lugar de batalla. No me había quedado demasiado claro cual era nuestro objetivo, pero almenos iba bien acompañado. Amok estaba a mi lado, y también Esderian, que aun que parecía demasiado impulsivo, supongo que para ganarse se "título", no parecía mal combatiente.

Elvurith aparece ante nosotros, pareciendo que sería nuestra comandante en esta tarea, y nos dice que hay nuevas y que necesita luchadores para el primer grupo, siendo, lógicamente elegido, como pasó en el Despeñapresos para estar al frente de la batalla.

Al entrar veo dos nuevas caras, las cuales no reconozco y observo viendo que capacidades parecen mostrar y buscando las que esconden.

Tras las presentaciones, devuelvo el gesto de despedida y me quedo en silencio, esperando que traigan mi armadura y nos pongan al día de nuestra misión.

No esperaba ver a Elburith ta pronto, aunque lo que dijo realmente cayó como un balde de agua fría sobre mis hombros, demonios... si llegabamos al combate esto se complicaría, pero ya pensaríamos en una estrategia una vez tuviesemos más información, por el momento, nos había traído a dos miembros más del equipo, humanos, y al parecer al menos uno conocía lo que eran los modales y las presentaciones -Saludos, mi nombre es Ahradiel y dado que trabajaremos juntos, creo que lo mejor sería que tomasemos en cuenta las capacidades de los demás, yo soy un arquero, buen explorador y cazador, ya he peleado antes contra demonios así que algo se sobre lo que podemos esperar, aunque mi fuerte es más el rastreo y la investigación que el combate-

Escucho al primero de los elfos que estaban allí y uno se presenta directamente y nos explica un poco sus capacidades, y que deberemos combatir contra demonios, lo cual ya me desvela algo más de esta misión.

Mi nombre es Ishrad. Digo con un tono neutral, como una máquina. Y soy lo que en tu pueblo llaman Filo del Ocaso.

Asiento -Se os devolverá vuestro equipo, mejorado, así como algunas cosas más- comento al reo Esderian. -Ahradiel- atraigo la atención del elfo -Me temo que algunos objetos son demasiado específicos para tenerlos aquí. La Guardia Roja controla los portales pero es Dharkanis Gliargae el que posee los objetos mágicos- digo mostrando una evidencia que quizá los recién llegados a la Orden Roja no sepan. -En cualquier caso...- voy hasta un cajón y extraigo un par de guantes -ten, guantes de arquería.- Se los entrego y le señalo un pasillo -Y tenemos carcajs grandes, ve por ahí. Coge uno para la espalda y otro para la cadera.- Pero antes de que se marche añado -Si vuestra primera misión tiene éxito, los gobernantes no dudarán en daros un mejor equipo para la próxima. Pero si fallási...- tuerzo el gesto y dejo que marche. -¡Ah! Y devuelve los guantes al terminar ¿eh? o me meterás en un problema-

¡¡POF!! Aparezco en un lateral de la sala con un carro bajo de ruedas pequeñas que arrastro con parsimonia, llevando la puerta de un armario (sólo la puerta). Me detengo y miro a los presentes -Que manía tienen todos con quitarse la etiqueta- comento al no poder ver en sus mentes los números asignados y tener que recurrir a la lista -¡Ishrad!- alzo la cabeza al pronunciar su nombre, me giro y abro el armario. -Aquí tienes tu armadura. La hemos mejorado.- Comento al entregarla -y toma también tu espada, le hemos introducido dentro auras de diferentes energías.- 

Al cogerla, ve que su arma resplandece con colores cambiantes, es muy sutil y un ojo no experto no se daría cuenta. Saco además dos frascos -Estos viales, rómpelos contra tu cuerpo o contra un aliado y desatarás su magia curativa-

Después de que Ishrad coja su equipo, cierro el armario y vuelvo a mirar la lista.

¡Esderian!- abro de nuevo y saco una daga -A una palabra de mando esta daga se convertirá en un escudo de acero- rebusco y saco una cuerda de seda de 50', un par de antorchas, yesca y pedernal y acero. Cierro el armario y me encojo de hombros -Los gobernantes no han querido darte nada más-

Y sin más, desaparezco tal y como he aparecido.

¡¡PAF!!

Miro con sorpresa la escena. Sabía que alguien se encargaba del papeleo de la prisión pero jamás los había visto. -Así que son así- comento aguantando la risa. -En cualquier caso, Esderian, toma esta espada larga. Es de una calidad espléndida y hará buen equipo con ese escudo. De la misma forma, ahí tienes una ballesta que podrás echarte a la espalda con uno o dos carcajs. Cógela si la necesitas... ¿O prefieres el arco?-

Le sonrío.

-Los que tenéis el equipo salid y a la derecha. Al fondo tenéis el portal que os llevará a la prisión.- Comento. Tras ello miro a Lyssdar -¿Qué necesitas?- le pregunto.

Ya habíamos conocido por fin a nuestros compañeros de equipo  
 
Ishrad, Esderian, un placer conocerles. - dije llevando mi mano al pecho y haciendo una leve inclinación con la cabeza. 

Era bueno ver que teníamos un grupo maso menos equilibrado por lo que podíamos actuar de buena manera, y aun siendo presos, no parecían alguien en quien no confiar, aun así debíamos tomar precauciones. 

Si nos enfrentaremos a demonios, me gustaría que infundan mi espada contra ellos, o una más para estar listos, y algún anillo o amuleto de protección, si es posible. 

Comienzo a ponerme mi armadura modificada. Se sentía que gracias a la magia parecía algo más ligera y me podía mover mejor con ella. Mi espada también me gustaba, su filo cambiaba constantemente de color, y al concentrarme en un elemento especifico, este se quedaba en la hoja, dejando claro su efecto.

Tras eso oigo como se presenta el otro elfo y el guardia nos insta a continuar hacia los portales, con lo cual me dirijo sin dudarlo.

-Prefiero la ballesta- digo cogiéndola como también me hago de un par de carcajs. Soy más de cuerpo a cuerpo pero no está de más aceptar cierto equipo que cualquiera de mis acompañantes pudiera utilizar. -Un placer, señor Lakkan ¿lo he pronunciado bien? Disculpad mi atrevimiento al miraros de esta manera. Jamás había visto a un elfo oscuro.- Comento tras aceptar su presentación.

Sin más, al igual que Ishrad, camino con presteza hasta ponerme a un paso por detrás de él.