Partida Rol por web

Año 410 del 5º Regio
10º día del 7º mes
Madrugada

Día 1 de misión
 

Al cruzar el umbral sentís frío al otro lado y la luz os ciega. Necesitáis unos segundos para acomodar la vista. El suelo que pisáis, formado por losas de mármol blanco, se extiende en forma de óvalo rodeado por altas columnas que terminan en una bóveda acristalada por la que podéis ver un cielo azul salpicados por pequeñas nubes blancas. Al otro lado de las columnas os rodea una galería de unos 10' de ancho que circunda toda la estancia y, en las paredes blancas, varias puertas permanecen cerradas.

Roriarkas queda sorprendido al ver la estancia. Jamás ha estado aquí y, por extensión, ninguno de los presos tampoco.

Para cuando vuestros ojos se acomodan, veis una mesa pequeña de piedra blanca en el centro de la estancia con once asientos.

Alzo las manos para que todos estén atentos -Esto es extraño- les digo -normalmente aparecemos en una estancia del Bastión Rojo.- Frunzo el ceño y avanzo hacia la mesa -Parece que estamos solos- cruzo una mirada con Socar -En cualquier caso, ahora nos informarán de los pormenores de la misión y nos darán las armas. Los juegos confusos son propios de los gobernantes pero no a este nivel.-

Pasan los segundos y no ocurre nada. El mediano que responde al nombre de Nameoght avanza hasta la mesa y la supervisa. Salahadin, cruza entre dos columnas y analiza la puerta más cercana.

Allí todo está sumido en el silencio.

La espera no presagia nada bueno -Hagamos algo productivo- miro a Yzlin -Eres como yo- le revelo -no exáctamente, pero las reglas de Arkham no te afectan como a los demás. A mí por mi condición de rompeumbrales, a ti por... tu cambio. Puedes romper algunas reglas de la prisión, como relegar el número que nos dan a un segundo plano y devolver el nombre al preso que desees. Sólo tienes que concentrarte.- 

Tras ello me giro hacia los demás. -¿A qué décimo miembro proponéis?- les pregunto -tened en cuenta que puede ser cualquiera. Aunque haya sido asignado a otro respetable como Esderian o Cisco. Debemos decidir por mayoría.-

-Antes de decidir deberíamos conocer de qué carece nuestro grupo- intervengo dando un paso al frente y, mirando al resto revelo mis intenciones -No deseo que esta empresa fracase- doy un paso hacia Hazir y lo miro fijamente -Yo podré dejar nuestras diferencias hasta volver a la prisión. ¿Podrás hacerlo tú. Qui-sha-si?-

-Je je, interesante. Él es más noble que tú y tu estrategia es hacer que baje la guardia con una tregua que no vas a respetar. Bien pensado, pero conmigo aquí no te va a resultar fácil, compañero. En esta misión no fracasaremos y si estás pensando en eliminar a un miembro, me tendrás cerca durante mucho tiempo.- Hago una reverencia -Soy Nameoght Buentalante Dardragón. Y mi especialidad es hacer que los demás hagan lo que no desean, leo sus pensamientos, escudriño sus secretos y doblego las voluntades más férreas- Ajá. Y aquí es cuando los gestos del rostro revelan aquellos que desconfiarán de mí, tal y como hace Hernst.

Para Nickar aquel escenario frío era agradable, aun buscaba con la mirada a su preciada Mérida y se llevó una enorme decepción cuando vio que ahora era una humana. No dijo nada, solo observó el lugar, y pese a que no le importaban los inconvenientes, o lo que dijeran, alguien llamó su atención, al parecer el mediano era interesante, y sus habilidades de ser certeras serían siempre útiles. Se acercó a él sin decir nada, poniéndose delante pensando que de leer pensamientos le bastaría con eso - si dices la verdad, estás invitado a ser parte de mi futura gloria, y ser consejero de la futura gobernadora de todo.

No tenía nada que ocultar, su ambición y egolatría eran conocidos por quienes le habían tratado un mínimo. Se aburriría si tenía que leer sus pensamientos constantemente, por ello tal vez quisiera leer los de otros para ella. Los que dicen ser buenos, ocultan a menudo verdades a los demás diciendo que nunca lo harían, otros como ella nunca dirían no ocultar algo, puesto que los secretos, y desentrañarlos hacían el juego más emocionante.

Estiró su mano hacia el mediano, no hacían falta palabras para lo obvio, vivir sin tener secretos en su contra debía ser aburrido, ella le ofrecía diversión en un mundo más grande que el de los secretos, un mundo en el que las traiciones llegan en paquetes de doce, el mundo del gobernador.

En cuanto al décimo solo dijo una cosa - Cisco dijo con sus palabras que quería probar suerte lejos de mi lado, y no pienso privarle de una experiencia que desea exprimir - si su pequeño mata demonios quería conocerse a sí mismo un poco, no le arrebataría ese derecho, era importante que el pequeño kobold aspirara a ser dragón.

Tras la simbólica oferta de sostener en su cobijo al mediano, miró a Roriarkas - creo que había alguien a quien querías localizar - decía haciendo referencia al traidor, el mediano podría ayudar en ello. Era un clásico evitar en las tropas de los líderes a quienes eran difíciles de comprender, o cuyo poder no se conocía, pero ello solo ocurría en aquellos que no aspiraban a algo grande, quienes querían la auténtica posesión de todo, adorarían estar entre rarezas difíciles de comprender, porque aquellos que apartan poder desconocido, pierden grandes oportunidades de disponer de conocimientos que jamás llegarían a comprender, perderían a ese alguien que entendería algo por ellos.

- mi única duda es saber hasta que punto puedo pedir cosas por el trabajo a hacer.

-Frío- lo primero que siento. La baja temperatura y el cielo en lo alto es una buena señal. -Ya no estamos en la prisión, quizá ni estemos en Arkhania- pero allí no parecía haber nadie que les sacara de la incertidumbre.

De pronto, Roriarkas se me acerca revelando algo que me coge totalmente desprevenida -¿Cómo tú?- le digo antes de que pueda continuar. Lo que me cuenta después hace que enarque las cejas. No consigo determinar si este hombrecillo me está ayudando o me está mintiendo... pero no pierdo nada por intentarlo. Miro a Serge y doy dos pasos hacia él. Me concentro en el hormigueo que yace en mi interior -Tú eres Serge Leblanc. Toma tu nombre.- Le pongo una mano en el hombro y repito su nombre -Serge Leblanc-.

Acto seguido me relajo y observo intentando determinar si ha funcionado. -Tampoco hay mucho por hacer en esta sala salvo esperar-.

Cada uno va a lo suyo- Asiento describiendo una curva invertida con mis labios. Miro la estancia, al igual que todos ellos y, en ese momento, la mirada de la tiflin me sorprende. Alzo las manos a modo de disculpa -Oh. Lo siento. ¿Esperas que te lea la mente?- le sonrío para quitar cualquier posible tensión, aunque parece que ella ni está nerviosa ni dudando, más bien todo lo contrario -Estoy acostumbrado a esa mirada pero no ando por ahí leyendo mentes a no ser que sea estrictamente necesario. Me veo, más bien, como un ladrón. No miro en todas las bolsas a ver cuanto pesan o cuanto brillan o que esconden. Soy selectivo por respeto.- Agacho la mirada -Saber más de lo debido puede acarrear consecuencias dolorosas y, como final, terminar encerrado- me encojo de hombros. Lo cierto es que es un buen resumen de mi historia. -Debería apuntarlo para futuras presentaciones- desfrunzo el ceño y observo a Nickar, supervisando la estancia a conciencia. Hago algo similar hasta que mis ojos se posan en la humana -Serge Leblanc. ¿De verdad? Para mí sigue siendo el Reo 584-

Me vuelvo a acercar a Nickar -Si me lo permitís, no pude evitar escuchar la despedida. Vuestro acompañante kobold ¿recibe poder de su dios? un aliado así nos vendría muy bien allá a donde vamos.- Detecto que varias miradas se dirigen hacia mí -La ciudad Azur está controlada por uno grupo que, aunque han sido tachados de mercenarios no lo son tanto, sádicos y astutos Los Scahrossar han declarado la guerra a todo aquel ajeno a su organización, Arkhania includia, por supuesto. ¿Los conocéis?-

-No, son otros los motivos- He guardado silencio después de la pulla del mediano. Vuelvo a cruzar la mirada con Hazir -Azur es un puesto mercantil portuario y, al otro lado de las aguas...- inspiro cerrando los ojos como si pudiera oler el desierto -...Quisam. Recuperar el control de esa ciudad restauraría el comercio con mi hogar.-

Mmm – gruño por lo bajo al sentir el descenso de temperatura, al ver, cuando mis ojos se adaptan a la brillante luz, la estancia en la que ahora me encuentro, nada que ver con la anterior. Nada que ver con lo que me esperaba. Así que eso era un umbral, un portal de los que mencionó Virming. Mi mirada recorre la amplia y blanquecina cámara y se posa en Roriarkas. Parece sorprendido y su desconcierto me hace sonreír, pero que él no se sienta cómodo no significa que yo pueda estarlo. Él conoce esto mejor que ninguno, es de suponer, y un peligro para él supone un peligro para todos. En seguida me pongo en guardia, a la espera. El tiempo avanza lo que parce una eternidad por culpa de la tensión. Y no ocurre nada –. Mmm.

Las palabras de nuestro líder rompen el silencio que se ha extendido. Me cuesta un largo segundo salir de mi fuero interno de pensamientos, justo para volver a la realidad y atender a la voz de la sabiduría, con una mueca despectiva. Aquí todos saben mucho, demasiado listos. Pero si desprecio tanta condescendencia explicando cosas, no es menos el sentimiento que me genera lo siguiente que escucho. Vaya, no esperaba eso. Entorno los ojos en dirección a Salahadín, viendo como se acerca a Hazir. ¿Así, sin más? ¿No habrá peleas, no habrá nada?. Decepción. La he sufrido muchas veces, pero no me esperaba que ocurriera tan pronto. Tan solo el atisbo de que sea en realidad una treta me hace no perder la esperanza, pero en seguida aquél mediano se adelanta a despejar las dudas. No solo eso. Mis ojos se abren ligeramente y tuerzo la boca en una mueca fría como el mármol que pisamos. ¿Leer los pensamientos?. Ese es un don peligroso, uno que no me gusta nada. Rápidamente se explica: no lo hace siempre. Pero para mi no es suficiente. Seguro que es la clase de personas que Virming quiere de su lado. Yo no. Es la clase de personas que prefiero ver muertas. Enterradas tan profundamente que no encuentren sus restos durante siglos. Mmm. ¿Podría hacerlo ahora? ¿Seguimos en la prisión, siquiera en la ciudad, o si acabo ahora con él simplemente volvería?. Mis pies se mueven. Estoy inquieto: odio no tener el control, es malo para un asesino como yo. Por algo así acabé aquí. Y algo así, de nuevo, me podría volver a meter en un lío. Palpo la marca de mi frente y en seguida me relajo. Está bien. Hagamos caso. De momento.

Una vez más vuelvo a prestar atención. Nickar sigue actuando como siempre, a su antojo, a lo suyo. Yzlin mientras pone a prueba lo dicho por el venerable, intenta devolver el nombre a Serge, me hace fruncir el de nuevo los labios. Reo 584. Nada cambia, me encojo de hombros. Y a todo eso, el guerrero de las arenas habla aún, dando explicaciones. Pero mi atención dura poco, de nuevo el tal Nameoght me atrae y me atrapa en sus palabras. De su boca sale una red, como una telaraña, y en seguida me veo atrapado. Scahrossar ¡Al fin!. Siseo con asco, con ira, con la amenaza impregnando mi sibilante silbido. Y no soy el único que tiene aquí motivos para odiar. Lythrai. Ella también debería clamar a los cielos. En realidad, en cierto modo, eso facilita las cosas: el décimo debería ser Esderian. Debería ayudar a su nueva familia. Fonn'Aster. Nunca fueron rivales. ¿Lo seremos nosotros? Los míos siempre han sido peligrosos, normalmente me valgo por mi mismo, pero tal vez si necesite ayuda. Su ayuda. ¿Qué pensaría si descubriera que yo he torturado y matado a más de uno de sus hermanos?. Río por lo bajo. Entonces pronto quedarían menos mercenarios en el mundo. Un suspiro. Calma. Noto mi corazón bombeando ante la promesa de la venganza, pero debo ser cauto.

– Yo los conozco – mi voz metálica e imperturbable se eleva al fin sobre las demás –. Los conozco muy bien. Scahrossar es la diosa del tormento y el dolor. El sadismo y la crueldad son sus señas de identidad, así como lo son de sus servidores. Sus víctimas no mueren rápido, así que si vamos contra ellos, os aconsejo no dejaros capturar. Tras unos días con ellos desearéis servir al Rey muerto. Sé de lo que hablo. – sonrío con suficiencia, de medio lado, mostrando mi lengua viperina –.  Al fin y al cabo, yo soy uno de sus inquisidores – hago una reverencia, un gesto irónico, y pero cuando me pongo en pie no hay rastro de nada parecido a alegría o sarcasmo en mi rostro. Tan solo una máscara pétrea –. Ayudaré a que esto salga bien. Por mi, no por Arkhania ni por los gobernantes. Tengo cuentas pendientes. Pero Cisco no puede venir – vuelvo a tocarme la marca de la frente, la prueba de mi muerte. Espero ser totalmente claro, tanto que ni sea necesario colarse en mi mente. Inténtalo. Si te descubro, te arrepentirás. –. Si vuelvo a ver a esa alimaña la haré pedazos en el momento – miro a Nickar –. Y a todo el que se ponga por medio. – vuelvo a mirar al resto, aunque especialmente a Lyth. –. Elegid a otro. Al que queráis. Al que creáis que merece estar aquí. –¿Lo entiendes, mercenaria?

-Vaya desastre- Por un momento, el hormigueo que Yzlin sentía se desvaneció. No pudo recurrir a su magia para devolver el nombre de su compañero, la conversación que mantenían en la estancia la distrajo. Manipular una magia tan salvaje como la que guarda en su interior es peligroso. Observa a Serge esperando que no hubiera recibido ningún efecto adverso -Lo siento- se disculpa de corazón mientras la tensión en la estancia aumenta.

Las palabras que Pain lanza al aire contra Cisco, contra Nickar por extensión, son peligrosas. Miro a la pequeña tiflin y trago saliba. -Como siga así, Pain va a salir mal parado- pienso torciendo el gesto.

Tras ello, entiendo que Pain podría referirse a Esderian y mis ojos se dirigen hacia Lyth.

Teniendo, como parecemos tener, tiempo suficiente, vuelvo a girarme hacia Serge -Voy a intentarlo otra vez, si me lo permites-

Primero miró al mediano, para susurrarle lo que había pensado - si dices la verdad, estás invitado a ser parte de mi futura gloria, y ser consejero de la futura gobernadora de todo. Y a ello añado, disfruta de tu tiempo, así podrás vivir al máximo.

A ello añadió en respuesta al hecho de que el mediano mencionara a Cisco y que Pain lo amenazara - respeto a Cisco y su decisión, no por que le amenacen, y no porque le crea necesario, si le llamo ahora, insulto a su decisión - no miró a ninguno de los dos en especial, Lo que los demás dijeran no importaba, solo contaba lo que el kobold hubiera escogido, como todos escuchó lo del décimo miembro, si dijo de comprobar que podía hacer sin ella, en vez de pedirle que mirara de hacerle electo, aseguraría que su deseo se cumpliera.

Pues si cortas las alas a un kobold que deseas que llegue a dragón, nunca podrías dar un paso atrás de nuevo.

En cuanto atravesaron el portal, lo primero que notó Hazir fue frío. No demasiado frío, nada que una noche en el desierto no igualara, pero aun así, un cambio a una temperatura que no le agradaba demasiado. Sin embargo, todo se le olvidó cuando sus ojos se acostumbraron a la luz. Había pasado demasiado tiempo en la prisión subterránea, pero sus ojos aún recordaban las largas caminatas por el desierto y la abrasadora luz de sus días, por lo que sus pupilas no tardaron más que un instante en hacerse a la claridad de aquella sala. Y entonces, a través de una bóveda acristalada, vio el cielo azul, y toda la incomodidad que pudiera sentir por el frío se esfumó de su mente. 

Por fin, por fin. Fuera de la prisión, fuera del subterráneo. 

Hazir sonrió ampliamente, y, sin dejar de mirar al cielo, inspiró profundamente, llenándose los pulmones, haciendo que el aire limpio del exterior renovara la viciada atmósfera del subterráneo. Sus pulmones se expandieron más de lo que parecía posible, volver a respirar el aire libre era como duplicar su tamaño, y se sintió de pronto lleno de vida y energía, colmado de vitalidad. La opresión y la angustia del subterráneo habían desaparecido, y volvía a sentirse pleno y completo al fin. Tuvo que contenerse para no echar a correr por la estancia, para no saltar sobre la mesa. 

Sin embargo, se forzó a permanecer quieto y escuchar a Roriarkas, que les decía que no estaban donde se suponía que deberían estar. Además, parecía que ahora la medusa (ex-medusa) tenía la capacidad de romper también el vínculo del nombre con el número. Por último, les pidió que eligieran al décimo miembro, y Hazir iba a empezar a pensarlo cuando el Khayim avanzó hacia él. Inmediatamente, se llevó la mano al alfanjón y lo desenvainó un centímetro, haciendo que el acero de arena brillara, mate y facetado como una gema. 

-Yo podré dejar nuestras diferencias hasta volver a la prisión. ¿Podrás hacerlo tú. Qui-sha-si?-

Apretó los dientes ante la mención del gentilicio. No necesitó que el mediano (que al parecer controlaba la magia mental, algo por lo que ya se preocuparía más adelante) le dijera que no debía confiar en él; bien lo sabía Hazir. Todo lo que sale de la boca de un Kahyim es traicionero, mentiroso y falso, como las serpientes, solo pueden escupir veneno. Aún no había pasado el suficiente tiempo fuera de su patria como para confiar en un Khayim, de hecho, dudaba que una vida entera bastara para eso. El mediano dijo otras cosas interesantes (Daragón. ¿Otro? Espero que este no me tenga rencor por lo de Miraria), pero Hazir no apartó ni la vista del Khayim ni la mano del arma. 

-"Qad yakun alaism aleazim libaladina almararat fi 'afwahihim"-dijo mirándole, citando a Ibn Alquara, una cita que estaba seguro de que el Khayim conocería. Alquara no sólo había sido un gran filósofo, escritor y gobernante, uno de los fundadores de la nación, sino también uno de los mayores asesinos de Khayim de todos los tiempos. Incluso los Khayim conocían sus obras, especialmente la parte referida a ellos.-Estás loco si piensas que voy a creer cualquier cosa que salga de tu boca, Khayim. 

En ese momento, el Khayim reveló el motivo de su expedición, y, aunque seguía desconfiando de todo lo que dijera, no pudo evitar emocionarse. Su tierra, Quisan, estaba sólo a un océano de distancia. Al otro lado del agua, estaban sus costas, sus fastuosos puertos y sus naves cargadas de palanquines dorados de seda. Su tierra. Hacía tanto tiempo que no veía sus arenas, sus tormentas, los buitres en el cielo, los elefantes de los visires, con castilletes de plata y oro...

Mientras los recuerdos de su patria se amontonaban en su mente, sus compañeros debatían sobre Cisco, sobre su integración en le grupo. Le sorprendió la amenaza de Pain. ¿Qué le había hecho el kóbold? Si mal no recordaba, habían sido sus artes las que le ayudaran a salir de Matadero. Sacudió la cabeza, y dejó por primera vez de atravesar al Khayim con la mirada. 

-No conozco a Scahrossar, pero sí, Cisco recibe poder de su deidad. Basta mirarle para saberlo, aun sin sus poderes mentales, señor Daragón. Estoy de acuerdo con que él no debe de ser el décimo. No por las amenazas, sino por un motivo mucho más simple, ha de desenvolverse solo para desarrollar todo su potencial. Es como una cría de águila, que debe abandonar el nido para aprender a volar. No sé quién debería ser el décimo, pero supongo que Esderian es tan buena elección como cualquier otra. Deberías tenerlo cerca todo lo posible, Layldara. Al fin y al cabo, es tu subordinado. 

Está bien soñar con lo que hay al otro lado del mar-dijo, haciendo un gesto amplio-pero ahora tenemos problemas más mundanos. Elijamos al décimo y tratemos de salir de esta sala. Cuanto antes empecemos la misión, mejor. 

El primer intento de Yzlin lanzó una descarga de energía arcana a Serge que le sacudió el cuerpo. Incluso iluminó la sala.

Tras ello, queda claro que Cisco no será uno de los acompañantes. Los presentes, podrán dar un nombre conocido: Esderian, Krishnarj, Amok... o incluso describir alguna habilidad propicia para la misión y que Roriarkas (o Nameogh, o incluso el Khayim) ofrecieran un nombre.

Parecía que estaban en territorio desconocido hasta para Roriarkas. De hecho, le sorprendía saber que el respetable también les acompañaba. Ahora que lo pensaba, si Virming lo hacía para conducir el Despeñapresos, no era de extrañar que los otros respetables también se apuntaran a las misiones. Eran presos a fin de cuentas, y más les valía que las misiones salieran bien si querían seguir siendo respetables. Sí, empezaba a entender el funcionamiento de las intrigas 'palaciegas' de aquella prisión. Habría que andarse con pies de plomo... Pero en fin, también habría que acostumbrarse a que así funcionaban las cosas en Arokham. Gracias a Socar y Nickar pudo deshacerse de parte del peso de la preocupación y el miedo al fracaso y permitirse relajarse un poco para poder concentrarse bien en la misión. ¡Y menos mal! Gastar demasiada energía en preocupaciones no la haría rendir rendiría demasiado bien, y aquello era algo que había aprendido desde que era pequeña.

"¡Me alegra saber que estás mejor que nunca, Yz!" exclamó risueña, rodeándola con un brazo. Le pasó la mano por los cabellos. "¡Ja ja ja! Ahora que no tienes esas serpientes en la cabeza puedo permitirme abrazarte. Espero que no te incomode mucho." rió. Se mantendría así un rato a no ser que la antaño medusa hiciera algún amago de querer soltarse, en cuyo caso la dejaría. ¡Al final había resultado que el perder las escamas era una buena noticia! Si lo era para ella, lo era para Lythrai. Especialmente cuando aquello no implicaba pérdida de poder alguno. Sí, que ya no podría convertir en piedra a la gente con solo mirarla, pero si podía seguir curando a la gente y tenía más ases en la manga, todo iría bien. Y parecía que, efectivamente, tenía esos ases en la manga. Roriarkas dijo que, como él, ella era capaz de esquivar y contrarrestar las maldiciones de Arkhania. ¡Muy interesante! Intentó devolverle a quinientos-... a Serge, su nombre auténtico, pero fracasó un primer intento. Lythrai decidió soltarla para que pudiera concentrarse mejor en ello, aunque no se alejó y permaneció al lado.

Había que proponer a un décimo miembro para la misión. Salahadim habló entonces, y de sus palabras solo salieron sabiduría. Lythrai miró a Hazir de reojo. ¿Son todos los quisashi así, como él y Salahadim? Estuvo a punto de hablar cuando el mediano se le adelantó. No es más que un truco, le dijo. Solo quieres que baje la guardia porque él es más noble que tú. Lythrai apretó los dientes, iracunda consigo misma por creerlo por un momento, y también con Salahadim por no tener dos palmos de frente y sentido común. Le gustó la presentación del mediano, diciendo las cosas claras y asegurando que no permitiría que la misión fracase. Le gustó hasta que mencionó que leía las mentes, que era capaz de doblegar voluntades y manipularlas. Lythrai casi que instintivamente se puso detrás de Yzlin, sin dejar de mirar al mediano como una fiera acorralada. Aterrador. Realmente aterrador. Muy peligroso.

Nickar, nuevamente, resultó completamente inspiradora. A ella no le importaba que le leyeran la mente. Nickar estaba orgullosa de sus motivaciones objetivos y pensamientos y para ella eran casi transparentes. Se puso delante del mediano y le tendió la mano ofreciéndose de sujeto. Y no porque no le creyera, al contrario, sino porque estaba más que preparada. Aquella determinación, seguridad y falta de miedo era sin duda inspiradora. Aquello hizo que el mediano reconociera que no lo hacía a no ser que fuera estrictamente necesario. Bueno, al menos eso era un alivio, pero no quitaba que fuera capaz de hacerlo... Entonces mencionó el nombre de la ciudad que iban a conquistar. Y qué grupo de mercenarios la controlaban.

"Scahrossar..." repitió Lythrai, y miró a Pain inmediatamente con los ojos muy abiertos. Le encontró siseando y riendo, muy atento, y también mirándolo a ella. Aquella misión era más importante de lo que había esperado. Si los Scahrossar estaban allí eso tendría que hacer a ella y Pain aliados inseparables, pues acabar con ellos y reunir a los Fonn'Aster era, como ya dijeran ambos antes de separarse recién llegados a Arokhan, algo demasiado importante para los dos. Debían colaborar. Y colaborarían.

-Azur es un puesto mercantil portuario y, al otro lado de las aguas... Quisam. Recuperar el control de esa ciudad restauraría el comercio con mi hogar.- dijo entonces Salahadim, y Lythrai comprendió entonces por qué estaban allí ambos quisashi. Esta misión también era de gran importancia para los dos. No solo era importante para ella, también para Hazir. Si ya sentía presión por completar la misión para sí misma y para el grupo como entidad, ahora también se le añadía el asegurar el éxito por Hazir.

Pain no tardó en dejar claro que había sido Scahrossar y que tenía cuentas pendientes con ellos. "También me atañe a mí, y a Esderian." asintió Lythrai. "Los Scahrossar han declarado la guerra a los Fonn'Aster, y si no acabamos con ellos, lo harán con nosotros. Es posible que en Azur todavía queden de los míos. Si los encontramos, nos ayudarán. Por todo esto, me gustaría contar con Esderian." se cruzó de brazos y asintió de nuevo. "Sin embargo..." dijo entonces, mirando a los presentes con seriedad. "Cuatrocientos sesenta y dos" (Salahadim) "ha dicho algo sumamente importante. Debemos pensar no solo en aliados fiables, sino también en qué necesita este grupo."

Clavó su lanza en el suelo para apoyar las manos sobre la punta del mango, y a su vez su cabeza sobre sus manos. "Necesitamos nuestro equipo de vuelta, por ejemplo. Y material extra no vendría mal." miró a Roriarkas, no había respondido aún a la pregunta de Nickar sobre cuánto o qué podían pedir. "Necesitamos también elegir al décimo aliado. Cisco posee magia sobre la piedra, y esa sería una habilidad útil para colarnos en la ciudad. Sin embargo, he escuchado vuestros distintas razones, y concuerdo en que en esta misión deberémos prescindir de él. En cuanto a Esderian, le confiaría mi vida sin dudarlo, y como ya he dicho, como Fonn'Aster este asunto le concierne completamente."

"Pero no sería mi primera opción." declaró, irguiéndose para dejar de apoyarse sobre su lanza. "Sus habilidades y las de Socar son parecidas. Esto no tiene por qué ser malo, al contrario, podría ser beneficioso, pero creo que sería más apropiado para esta misión alguien diferente. Tenemos sanadora." señaló a Yzlin. "Tenemos movilidad." señaló a Nickar y Serge. "Tenemos fuerza, tenacidad..." señaló a Hazir y Socar. "A un experto Scahrossar y a una experta Fonn'Aster. Ambos guerreros." señaló a Pain con la cabeza y se señaló a ella misma con la palma de la mano. "¿Qué nos falta? ¿Qué necesitaríamos en Azur y contra los Scahrossar?" inquirió a todos, pero miró especialmente a Pain, siendo que era el experto en Scahrossar.

"Si nos faltase fuerza, Amok sería un candidato ideal. Si nos faltase defensa de grupo, Esderian podría colaborar con Socar en ello. Movilidad, Krishnarj. Yo iba a proponer a Amok, porque su fuerza y aguante en un asalto serían de indudable ayuda. A no ser que nos falte magia." hizo especial hincapié en esto último. Señaló a Roriarkas, Nameogh y Salahadim. "Intuyo que Salahadim es un guerrero, de primera linea o entre las sombras. Roriarkas no es exactamente un mago y Nameogh..." miró al mediano a los ojos un momento y apartó la mirada enseguida. "Nameogh lee las mentes. ¿Psiónica, tal vez? Yo puedo hacer algo de magia, pero no me contéis como maga, soy una guerrera."

...soy una guerrera.- Lyth termina de hablar -Ejm- atraigo la atención -He olvidado... no... no puedo. He perdido la capacidad de curar. Esos hechizos los aprendí siendo medusa. Ahora vuelvo a ser humana pero no siento la magia como antes. Ya habéis visto lo que pasó con Serge.- Miré mis manos. Lo que siento es muy diferente. En lugar de manipular la urdimbre parece que formo parte de ella, como si se hubiera metido dentro de mí y luchara por salir -Es una especie de vibración- poso la mano sobre el pecho -Podéis considerarme arcana-

Hazir sonrió ante las palabras de la mercenaria y la medusa. Sí, debían buscar lo que les faltaba, y tras las palabras de Yzlin estaba más que claro lo que les faltaba. 

-No seas humilde, Layldara. He visto tu magia y no es nada que se pueda despreciar. No, no es magia ofensiva lo que nos falta. Lo que nos falta es, claramente, curación y apoyo. ¿O acaso alguno de los presentes sabe curar? Necesitamos un sanador, porque no podemos confiar en que nos den pociones u otros artefactos mágicos para ello. 

Hazir recorrió con la mirada la sala. Qué bien le vendría su hermana ahora, siempre recibiendo poder del Señor de las Arenas.