Partida Rol por web

Los nazis les rodeban. ¡PERO LOS AMERICANOS GANARÁN! Pasaba en todos los seriales radiofónicos que ha escuchado Fatty mientras comía huevos con patatas en casa. 

Así que abandona el gordo la cobertura del edificio y acude "corriendo" hacia un punto donde lograr un ángulo desde el que masacrar a los putos nazis que les rodean y les ametralla mientras grita —¡Tomad, cabrones! —ha cargado decenas de cargadores mientras le tocaba cargar munición y ahora se los descarga, nazi tras nazi fenece entre los disparos de su BAR. 

—¡Vamos, chicos! ¡Desde aquí son patos de feria! 

El cabrón de John estaba loco de remate. Se desentendió de toda cobertura y se lanzó "corriendo" sin que Hank tuviera ni pajolera idea de a dónde iba ni lo pretendía. Hank quiso detenerle pero Fatty se deshizo de él de un manotazo como quien se sacude una mosca. Salió tras él, pero no tuvo cojones de seguir su ritmo, e hizo lo mejor que pudo para abatir a los alemanes que encañonaban al loco de Carolina en medio de su descabellada carrera. Luego Fatty se paró en seco y empezó a disparar.

¡Tomad, cabrones! ... —¡Vamos, chicos! ¡Desde aquí son patos de feria! 

¡¡Hijo de perra!!, Amaba a este gordo. Se puso junto a él y vió lo que él había visto, un puto ángulo perfecto. Cargó el último proyectil en su bazoca y apuntó a uno de los Tiguers ohhhh sííííi... Dios es Americano... y vive en Carolina del norte.

Las balas volvían a rozar a John, pero esos Nazis no darían a un elefante en un pasillo. Si hubieran aprendido disparando desde infantes en previsión de luchar contra un gobierno tiránico, como los Americanos, quizá sería otra cosa. Pero seguramente su Gobierno les había enseñado a disparar. Y ya se sabe como hacen las cosas los gobiernos. 

Miller no luchaba para mantener la estacion, nunca lo habia hecho. La plaza era indefendible, pero si la mantenian un tiempo más, darian esperanzas a las tropas asentadas en el pueblo. Vio que los nazis empezaban a plantar ametralladoras y entendio inmediatamente lo que se proponian. Mantenerles anclados bajo fuego de mortero y metralla para flanquear con la infanteria y cortar el pase al camion. Y la huida. El hubiese hecho lo mismo con la superioridad numerica que disponian. Con sus tropas, tenia que improvisar. 

Showalter, Helmut! Ponedle una M2 al jeep y alejaos hacia el pueblo - les dijo agazapado entre los sacos - trazad un circulo hacia el oeste. Os necesito volviendo en menos de... - miro las ametralladoras, calculando mentalmente - 7 minutos desde alli. - señalo en la direccion de un flanco - Es vital dispersarles cuando esten bajando por alli. Fatty, Hank (*), reorientad la otra ametr... - una explosion les lleno de tierra - la otra ametralladora para cubrir ese angulo - hizo un gesto con las manos - tambien atacaran por ahi. Dav... - donde estaba el sargento Davis? Se oyo otra explosion y unos gritos donde estaba el antitanque destrozado. Aquel inconsciente habia intentado salvar a sus hombres de aquel amasijo de hierros. Inconsciente, si. Pero valiente. Miller nunca dejaba a un hombre atras. - Alberto! Donde estas? - el medico llegoa su lado - Alberto, salva al sargento - Si le podia salvar alguien ese era el español. Le miró y aclaró - al otro sargento. 

Un par de minutos despues el camion estaba listo.  En el llevaban todas las provisiones y ropa que cabian y a los heridos. Los alemanes empezaron un bombardeo de obuses y balas para cubrir su ataque por los flancos... Pero Miller ya lo tenia previsto. Se giro hacia el M5, señalado hacia los tanques de combustible que estaban entre ellos y los alemanes. La zona estaba cubierta de gasolina porque los habian perforado a balazos (**).

Señores, es la hora de la fiesta. Empiecen con los fuegos artificiales.

Miller miro hacia el tren y las cargas que habia plantado Hayden. Esto solo ers el principio. La traca final seria mucho mas espectacular

Nunca habia abatido a tantos alemanes en un solo día y sin embargo nunca terminaban de llegar más y más. Mientras reorientaban la ametralladora, como dijo el sargento, a Hank le entro una risa de loco al pensar en lo irónico de la situación.

-John, ¿no crees que alguien deberia ir a St Vith y traer más munición? No vamos a tener balas para todos los alemanes.

Saliendo de su estupor, Helmut sigue las ordenes de Miller y carga con la M2 (ya podrían tener alguna ametralladora ligera el ejército...). La pone en el soporte del jeep y empieza a disparar.
- Showalter,tu conduce!

Los nazis empezaron su maniobra envolvente, tal y como Miller habia predicho. Sin embargo, los alemanes no eran conocidos por su capacidad de pensar de forma creativa o por ser capaz de reaccionar de forma independiente sin una jerarquia bien establecida. En cuanto el antitanque explotó los tanques de combustible, estalló el caos en las filas alemanas. Los panzer tuvieron que detener su avance, ante una muralla de chatarra y fuego. Las ametralladoras callaron, incapaces de disparar a traves de ese infierno que se habia desatado apenas unos metros enfrente de su posicion. Las nubes de humo negro taparon cualquier comunicacion visual con el comandante enemigo y la infanteria avanzando por los lados de la estacion se paró, duditativa.

En ese momento, empezó el contrataque americano. Fatty y Hank, sin tiempo suficiente para mover la ametralladora a la posicion deseada, cargarón contra el enemigo a pecho descubierto, disparando a todo el que se pusiese a tiro y mandando al resto de nazis en desbandada hacia la proteccion de sus lineas. Un grito corrio por las tropas americanas atrincheradas

USA! USA! USA! USA!

Por el otro lado, desde fuera de la estacion, llegó la caballeria. Justo a tiempo. La ametralladora empezó a abatir enemigos mientras Carl tocaba el claxon y se lanzaba a atropellar a los alemanes. Estos, incapaces de entender que estaba pasando, huyeron tambien hacia sus lineas. Habia funcionado. Miller todavia no se lo creia. Y habia estado tentado de huir!

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. (*). - recitó  Miller mentalmente y meneó la cabeza - Corona de vida? Esta gente se merece una jodida medalla. Otra mas, vaya - pensó mirando a sus hombres

Alberto llegó cargando al sargento, mientras otro soldado ayudaba al otro herido. Parecia que todos iban a sobrevivir.

Subidles al camion - ordenó Miller, dando unos golpes a la puerta del mismo para que saliese hacia St Vith. Un asustado maquinista frances asintio y se llevo el camion - Cuando este a salvo, nos retiramos los demas. Hemos conseguido pararles, pero no durara mucho. Hayden! - llamó, y el veterano soldado se arrastró hasta el - Ten las cargas listas. Explotar el tren hara que arda toda la estacion y nos permitirá irnos de aqui.

Carl no lo dudo un segundo, tras haber realizado un viaje con el camión para salvar a sus compañeros, en cuanto escuchó las órdenes del Sargento.

Colocó el jee de forma que Helmut pudiera colocar la ametralladora en la parte trasera y arrancó como alma que lleva el diablo, dispuesto a llevarse a tantos nazis como pudiera.

La explosión de los tanques, junto al rápido contra-ataque americano confunde completamente a los nazis que daban la batalla por ganada.

- Luftunterstützung , Luftunterstützung. Ziehen Sie sich in einem sicheren Ort. - grita el comandante alemán buscando el origen de las explosiones en el cielo, mientras los tigers dan marcha atrás y la infantería cubre la retirada con abundante fuego de infantería.
 

Cuando Alberto llega junto al sargento es demasiado tarde. La explosión la ha causado un trauma severo en el pecho y el joven es la única victima americana de la batalla. Un alemán queda en el suelo por el lado contrario.

¡Los alemanes se retiraban! ¡Los americanos volvían a ganar! John sacó unas galletas de chocolate que había "tomado prestadas" mientras cargaba y empezó a comerlas. 

Sabían a Victoria.

Se acercó al sargento mientras recargaba su arma. Tenía una sonrisa llena de migas. —¡Se retiran, señor! ¿Cargamos el resto de la comida?

El espectáculo que ha montado el sargento ha sido digno de ver y los alemanes se retiran.

Hayden sólo puede contemplar la escena atónito ¡Coño! ¡Lo hemos hecho de nuevo?! 

Aún sin creérselo del todo deshabilita el detonador de los explosivos del tren y regresa junto a los demás para ayudar a cargar el último vagón.

- Sargento, no he desmontado los explosivos. Ya me dirá qué quiere que hagamos con el tren ahora que la estación está a salvo.