Partida Rol por web

* * *

El Douglas DC-1 no era tal, sólo por fuera parecía un avión de carga y pasajeros, pero en su interior había toda una maquinaria militar. Estaba dispuesto para operaciones especiales, como por ejemplo un complejo sistema de radar y escucha, o una distribución interior muy minimalista, para eliminar excesivo peso y mejor de maniobras. Ya os habían entragado en la base los paracaídas y sus mochilas. Habíais repasado el protocolo, aunque aquello era pura rutina. Frank veía un enorme cajón en la zona de carga, donde estaba dentro dinamita y otros enseres. Era un grandísimo cajón cúbico, y aunque la carga era pequeña, estaba protegido con material blando y otros mecanismos para evitar una deflagración a bordo. Tras unos minutos tensos, el avión despegó con un solo piloto, un comandante inglés con experiencia de vuelo militar de gran estima.

* * *

1 de junio, madrugada.

El vuelo había tenido alguna complicación, y tuvísteis que dar un rodeo. Oíais la radio del piloto murmurar, tal vez dando instrucciones a su vuelo desde la base. Todos os mirábais, y enseguida se encendió la luz roja, a eso de las 6 de la madrugada. Esa luz, un pequeño piloto luminario instalado en el techo de pasajeros, indicaba la necesaria preparación para el salto. A los pocos minutos se iluminó en verde, y es cuando habríais de saltar. Abrísteis la escotilla y saltásteis... saltásteis al vacío. Estaba a punto de amanecer, y a aquellas intempestuosas horas no sabíaisi que seríais la base que construiría un gran capítulo de la historia del Mundo.

Saltásteis.

Estábais en algún punto al sur de Boulogne, en la parte sur del paso de Calais.

Alan se preparó para el salto, comprobó el paracaídas por quinta vez antes de entrar en el avión y se internó en el estómago metálico del Douglas DC-1. Envolvió todo su equipo en telas de campaña para protegerlo durante el salto, nunca se sabía donde podía caer uno o de que manera y las armas y otros enseres eran bastante susceptibles a las caídas. Perder material en aquella situación era algo inadmisible puesto que sustituirlo era imposible tras las lineas enemigas.

Casi se queda dormido en el viaje, era de noche y habían tenido que desviarse de su ruta por circunstancias varias. Casi temía que llegara el día y el salto no fuera seguro, ya que saltar a plena luz podía hacer que el enemigo los viera y se pusieran en grave peligro tanto ellos como la misión. Llegaron a la zona de salto a una hora adecuada por los pelos. Se colocó en linea con sus compañeros y enganchó su mochila a los raíles del techo. Saltó con la luz verde. Su paracaídas se abrió y solo esperaba que todos fueran capaces de aterrizar en el punto señalado. Que al saltar se despistaran o el viento los arrastrara lejos a los unos de los otros tambien era un peligro a tener en cuenta.

por suerte todos llegaron bien al suelo, justo antes de que empezara a salir el sol - Estupendo... - dijo a sus compañeros mientras se quitaba la mochila del paracaídas con la rapidez de la experiencia... - Escondamos esto antes de seguir, no queremos que los alemanes vean que alguien ha saltado en su territorio- dijo mientras comenzaba a hacer un pequeño ovillo con su paracaídas para esconderlo bajo la tierra y los matos de la zona...

Saco luego mi equipo, mi fusil y me pongo lo demás bien a la espalda. listo para avanzar.

En cuanto entré en el avión, respiré aliviado, el interior no tenía nada que ver con el exterior, se notaba que se había acomodado para este tipo de misiones y se podía notar la experiencia de la nave. Me acomodé y repasé mi equipamiento, cercionándome que todo estuviera bien sujeto.

El trayecto duró más de lo que pensaba, o así me lo pareció. Justo cuando mis ojos comenzaban a cerrarse, una luz roja y luego verde daba paso a lo inevitable, el salto. Todos mis sentidos se pusieron alerta y un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo. Había saltado otras veces, pero hacerlo de noche, aumentaba la posibilidad de error.

Por suerte, a esa hora no movía un pelo de aire y el aterrizaje fue perfecto. El resto de mis compañeros se movían como pez en el agua, y nada más pisar tierra, nos desprendimos de los paracaidas casi por instinto.

En teoría debíamos estar en el punto indicado, por lo que saqué la brújula y mapa e intenté orientarnos.
 

En el aeródromo esperamos a que todo estuviese listo, el avión que nos llevaría hacia Francia era un DC-1, era de lo mejorcito en aviación del momento y adaptado para nuestra misión, por lo que había todo lo que necesitáramos. Durante el vuelo, que no duró más de un par de horas, no hablamos demasiado, nos concentramos en la misión. Yo revisaba mi rifle, que el cañón estuviera limpio, el percutor y el mecanismo de los proyectiles no se encasquillara, el gatillo fuera suave. Todo perfecto. 

Cuando se encendió la luz roja, eso indicaba que quedaban un par de minutos para el salto y ya nos habíamos preparado todos. En el momento en que se encendió la luz verde empezó la misión y saltamos del avión.

Al aterrizar en territorio enemigo lo primero que hice fue sacar mi fusil y otear el área para ver que nadie nos hubiese visto caer:-Parece despejado. Recojamos y orientémonos.-dije en el momento en que William decía lo mismo. 

En el avión no me despegué de la caja que contenía los explosivos. De ellos depende la misión y soltarlos en un paracaídas aparte era un riesgo muy grande, así que me los até a mí, a mi cuerpo, y salté con ellos, asumiendo el riesgo que ello podría conllevar. Antes de saltar: -Joder. - un susurro. La caída fue bien, y el aterrizaje sorprendentemente limpio. Casi me da un infarto cuando rodé con la caja, protegiéndola de los golpes con mi cuerpo. -Uff. -respiré aliviado. Quietud. Enrollé el paracaídas como mis compañeros y lo escondí, al igual que ellos. Me eché la caja a la espalda y me apresuré a reunirme con el grupo. -Aún no sé por qué no ha sido la Resistance quien nos ha proporcionado estos explosivos una vez ya en tierra francesa. -tengo preguntas aún sin respuesta en mi cabeza- Céntrate, estamos en territorio enemigo.- me digo a mí mismo. Ahora me dirijo a mis compañeros: - ¿Dónde estamos?

De no ser por aquellas luces que marcaban el paso de los acontecimientos antes del salto, algunos de vosotros os hubiérais quedado dormidos. Saltásteis más o menos grácilmente. Tal vez el que tuvo algo más de problemas fue Witty, que llevaba una caja cuadrada* en sus espaldas, a modo de mochila. Ello dificultaba mucho la acción.

Una vez abajo, habiéndose efectuado bastante bien el aterrizaje (notábais la humedad costera, y estábais en algún punto al sur de Boulogne, como era previsto), el zapador comprobó que había tres granadas de mano, dos cartuchos de dinamita y una bomba  con detonador y cable de unos cien metros. A su lado había unas tenazas grandes.

Una vez abajo, mientras os disponíais a quitaros la mochila y esconder la tela del paracaídas entre matorrales o árboles, tres enormes fogonazos se activaron delante de vuestros ojos: tres enormes fuentes de luz, focos de gran dimensión, os apuntaban directamente. A su vez, las numerosas voces alemanas de alerta y griterío, instándoos a rendiros (o al menos así os parecía el idioma alemán nativo en esos momentos...) fue un revés sorpresivo que ninguno de vosotros esperaba: os habían cazado.

A unos diez metros de distancia, doce soldados alemanes llegásteis a contar con los ojos entrecerrados, pues su siluetaba estaba a contraluz de los grandes focos. Os apuntaban sin miramientos. El ladrido de varios perros allí dispuestos, ansiosos por devoraros y siendo detendios por las cadenas de sus amos, hacían una situación demasiado cuesta arriba.

Lass die Waffen fallen! Übergeben!** -gritaban estupefactos los alemanes. Sin duda, os estaban esperando de alguna u otra manera-.

Justo mientras ocultaban sus paracaídas eran sorprendidos por los nazis, el mismo había saltado numerosas veces en paracaídas y jamás le había ocurrido una cosa como aquella, de echo, casi cae de espaldas de la impresión. La luz le deslumbró y las siluetas, lo ladridos y el despliegue técnico le metió a fuego en la cabeza que quizás no era buena idea rebelarse y se cagó en todos sus propios muertos cuando se dio cuenta de que había cogido un fusil y no una ametralladora para barrerlos a todos. Miró en derredor como buenamente pudo buscando a sus compañeros y buscar opciones mientras también levantaba las manos... ¿Había alguna cobertura cercana sobre la que tirarse y poder empezar a disparar?¿Le seguirían sus compañeros o solo los condenaría a terminar como coladores?  

- Vaya ostias!! eso sí que es mala suerte... ni que fuera una fiesta ¿Alguna idea? - Comentaba mientras entrecerraba los ojos por la luz y esperando un golpe en la cara por atreverse a hablar, ya que sabía que los nazis eran así de idiotas.

Al cegarme las luces de los soldados alemanes se me acelera el pulso, y me paralizo. Tardé unos segundos en reaccionar y darme cuenta de lo que estaba pasando, las palabras del oficial gritándonos algo en alemán me despejaron las pocas dudas que me quedaban. Mi reacción fue protegerme de los focos, y buscar algo con lo que cubrirme en el probable caso de que esos hijos de puta se pusiesen a disparar contra nosotros. El ladrido de los perros empezaba a hacer mella psicológica en mí, y pensaba en el cuchillo que tenía en la funda de la bota. Apenas podía ver a mis compañeros, mi mente iba a mil por hora. Entonces escuché a Alan, sus palabras de "alguna idea" se quedaron en mi cabeza como un eco... -piensa algo joder- me ordené a mí mismo en voz alta. Entonces caí en las granadas que acababa de ver en la caja de explosivos antes de echármela a la espalda. Tres granadas de mano. ¿Serían suficientes para "calmar" a esos soldados? ¿Me daría tiempo a quitarme la caja de la espalda, abrirla, sacar las granadas y lanzarlas antes de que nos acribillasen a balazos? No lo tenía tan claro. - ¿HACEMOS UN CINCO DE NOVIEMBRE? - grito a mis compañeros en clave (la fiesta del cinco de noviembre es una fiesta británica en la que se lanzan fuegos artificiales).

Recien sacado el plano y la brujula para orientarnos y comenzar el trayecto, me encuentro con 3 fogonazos de luces, que me dejan cegado por 1 segundo. Pero lo peor, lo que me vuelve los pelos de punta, es el grupo de alemanes dando ordenes, que aperece de la nada....mierda, justo en la boca del lobo.

Yo no pensaba dejarme atrapar, ni por 12 ni por 200 alemanes. Haciendo caso omiso a las ordenes alemanas, me tiro al suelo y saco el rifle.

Dudo un instante si abrir fuego, ya que el resto de mis compañeros se encuentran fuera de cobertura, pero en cuanto oigo a Frank hablar sobre la fiesta del 5 de noviembre, veo una pequeña esperanza en esta encerrona. -Alan ponte a cubierto!! Frank va a abrir la caja de pandora!!

Nada más aterrizar, me quito la mochila del paracaídas y cojo mi rifle. Mientras el resto están terminando de recoger su equipo, nos abordan una docena de nazi, con MP-90, algunos KAR-98 y perros, además de tres enormes focos que nos ciegan.

Alan no sabe qué hacer, Frank ya quiere hacerlos volar por los aires:-Antes de que puedas siquiera hacerlo estarías muerto, Frank.-le dije en voz baja al zapador, mientras los alemanes seguían ladrando órdenes en alemán. Tampoco hacía falta un traductor pero los gestos y acciones de los nazis dejaban claro lo que querían que hiciéramos. Teníamos pocas opciones: liarnos a tiros intentando salir de allí con vida o dejarnos tomar como prisioneros e intentar escapar más adelante. 

Alguien debía tomar un decisión, puesto que tampoco teníamos líder:-Alan, foco de la izquierda, John foco de la derecha, yo el del centro. Frank preparate.-dije justo antes de apuntar al foco central y apretar el gatillo.

John me anima, pero Ian me frena. Con esta contradicción, añadida a la presión de las ametralladoras apuntándome, los ladridos de los perros y los focos, imito a John tirándome al suelo. Me coloco tras la caja de explosivos, casi instintivamente, intentando protegerme con ella absurdamente. Una vez en el suelo la abro y saco las tres granadas de mano*. Ian abre fuego.

La situación se había decidido, sería un todo o nada, me tiro al suelo fusil en mano esperando que todos fuéramos lo suficientemente eficientes para salir vivos de aquella cagada de situación. Mientras apuntaba lo más rápido posible al foco para disparar no dejaba de pensar que seguiríamos en desventaja. Al estar deslumbrados y hacerse la oscuridad, nos costaría casi más que a ellos ver en la penumbra... - Jesús, se que no te hablo mucho pero... he llegado hasta aquí, no dejes que la pifie ahora...

Todo se había complicado, pero ya no había vuelta atrás, luchar o morir. Con el rifle en mis manos me tiré al suelo, el golpe me sacó el aire de los pulmones al tirarme de forma brusca y por ello, odiaba con todas mis ganas el cuerpo a tierra en situaciones como aquella, clavarse las piedras, limarse los brazos y pelarse las malditas rodillas... y nada de eso aseguraba que no fueras a morir. Disparé esperando acertar al foco pero la luz y la situación eran suficientes para ponérselo complicado al más avezado tirador. 

Después de disparar rodé lo máximo posible hacia un lateral, rompiera el foco o no, intentando escapar de la obvia trayectoria de las balas nazis, aunque mientras giraba, pensaba que en aquel momento nada podría pasar que me hiciera sentir más seguro... y toma!! si Witty lanzaba sus granadas a tiempo, sería casi a bocajarro, sería mejor mantener la cabeza gacha unos segundos.

Estaba decidido entonces, aunque estabamos en desventaja numérica, tenia la esperanza que las granadas de Frank equlibraran la balanza. 

Habían 12 alemanes y no había mucha separación entre ellos, así que tan solo apunté a uno del medio y disparé. Los focos eran un poco molestos, pero solo esperaba por el momento quitarnos de en medio a uno de esos cabrones.

Mis compañeros comienzan a disparar. Oigo los disparos muy cerca y temo que no sobrevivamos a esto. Saco la primera granada de la caja y con ella en la mano apunto a uno de los focos que queden iluminados después de los disparos. Temo por nuestras vidas.

Al apretar el gatillo, el retroceso del disparo me golpeó en el hombro, pero aún así acerté mi objetivo con lo que todo se quedó a oscuras, entonces el combate estaba igualado. Al estar arrodillado, tenía más posibilidades para ocultarme arrastrandome por el suelo, volver a levantarme y disparar de nuevo. 

Justo antes de explotara el foco, vi como Witty se preparaba para lanzar una granada hacia la linea de nazis.

No todos los nazis os estaban apuntando, pese a que todos tenían armas. Lo cierto es que sólo algunos tenían su subfusil entre sus manos y encañonándoos. Concretamente cinco de ellos (claro, que no sabíais exactamente el número). Éstos tipos no se andaron con miramientos, y ante la refriega de disparos comenzaron a hacer lo mismo...