Partida Rol por web

Asamblea de Bestias

Montañas de Diamantes (Prólogo Magdalena)(Terminado)

Cargando editor
11/03/2014, 16:55
El Libro de Nod

15 de Diciembre
23:45, Los Angeles.

Ha sido un día largo. Tus padres debían estar en un avión camino a Roma. Hace poco más de una hora que han marchado, y vuelves a encontrarte sola, en tu mansión en Los Ángeles. Tienes la televisión encendida de fondo, con las noticias locales, mientras caminas desde el salón a la cocina para tomar algo que la criada ha dejado hecho para cenar. 

La mujer, dedicada al cuidado de la casa, única persona del servicio, había marchado media hora antes que tus padres, y ahora lo único que resonaba en la casa eran tus propias acciones. El abrazo protector de una alta valla, de la seguridad privada, y de las cámaras te permitían hacer lo que quisieras lejos de los ojos de los fotógrafos y curiosos.

Aquel, era tu pequeño trozo de paraíso particular.

Al menos lo era, hasta que alguien llamó hasta en tres ocasiones la puerta de la mansión, cosa que te hizo dar un respingo, pues la seguridad estaba conectada, y no había saltado ninguna alarma. Así que la única posibilidad que pasó por tu cabeza fue que quien estaba llamando a la puerta, fueran tus padres.

Pero... Si eran ellos ¿Por que no llamaron por teléfono, o a la puerta exterior?

Cargando editor
11/03/2014, 19:31
Magdalena Montero

     Estaba cambiando los canales en mi plasma, riéndome de algunas noticias patéticas, como que la actriz de moda se acostó con el galancito de turno. "¡Qué novedad! Estos paparazzi se sorprenden de cada estupidez.¿Tanto lío por un enrollo entre las sábanas? ¿Qué él es casado y con dos hijos...? Y tanto embrollo por nada... Mmm... Si supieran las cosas que yo hago sí tendrían para varios programas de muchas horas, ¡sí señor!" Me estaba divirtiendo con las noticias, más ahora que me hallaba sola. La mucama ya se había retirado y mis padres estaban de viaje. 

    Entonces tocaron la puerta, y de manera insistente. No tenía sentido porque estaban las alarmas de seguridad y deberían haber sonado. -Ufff ¡qué fastidio! Mis padres se olvidaron algo!!

     Me paré con pereza y me dispuse a ir a la puerta pero una duda me asaltó: "¿Pero que no tienen llave? Y si se la olvidaron ¿cómo es que no me llamaron por teléfono o tocaron el timbre de la puerta exterior?"

     Me acerqué a la puerta. Ahí me di cuenta de que vestía solamente el camisón de noche y por alguna razón desconocida, vamos que yo no era tímida y ésta era mi casa, cogí un abrigo del perchero y me lo coloqué encima. Primero me puse de puntillas para ver si por la mirilla de la puerta se veía a alguien. 

    -¿Hola...?
 
    Pregunté no demasiado alto. "Si eres un puto ratero te voy a mandar a toda la policía del condado, canalla. A menos que vengas a venderme drogas, no... no tengo cualquier proveedor y sabe que jamás me tiene que venir a ver en mi casa. Tengo una imagen que mantener".
 

Cargando editor
15/03/2014, 03:15
Dex

La luz exterior de la mansión, tener el jardín iluminado, y de la puerta frontal que iluminaba claramente la entrada, te permitieron ver al otro lado de la puerta a un hombre alto y fuerte. De porte elegante, serio y con cierto aire canalla o desvergonzado. Esperaba, con las manos a la espalda, mirando a su alrededor, observando la casa desde la perspectiva que tenía en aquel punto.

No conocías a aquel hombre de nada, y en cambio, había llegado hasta allí, hasta la puerta de tu misma casa sin saltar las alarmas, sin hacer ruido y para colmo, llama a la puerta. No parecía un ratero, demasiado hábil para ello. Tampoco un vendedor de estupefacientes. No parecía llevar bolsa ninguna.

El hombre, pálido de piel, miró hacia la mirilla de la puerta en cuanto escuchó que te acercabas. Cuando miraste por la mirilla, él ya estaba mirando hacia esta, con una media sonrisa. Cuando preguntaste, el hombre amplio su sonrisa, y se limitó a contestar.

- Hola... - Y no dijo nada más, esperando ver como reaccionabas ante tan inesperada visita. Su tono detonaba cierto juego, cierta gracia o ironía ante la pregunta que acababas de realizar.

Cargando editor
15/03/2014, 04:36
Magdalena Montero

     Mis ojos contemplaron a un tipo guapísimo, de esos con las pintas de modelo o algo así. Él miró a su vez, parecía divertido con la situación, en el sentido de estar relajado. "¿Cómo pasó por las alarmas sin que nada sonara? No tiene sentido... es una ¿cámara escondida? ¿Eso? ¿Alguien me está jugando una broma??" Por un momento me apoyé contra la puerta, de espaldas, y respiré hondo... en mi cabecita loca había dos opciones: una, abrir la maldita puerta sin importarme mucho si era un broma o estaba en peligro; dos, preguntarle más cosas. No era lógica la visita, yo no esparaba a nadie y menos que traspasara mi seguridad como un maldito hacker.

   Miré de nuevo por la mirilla. "No tiene pinta de hacker..." 

  Absorví de nuevo todo el aire y abrí la puerta pero dejé puesta la cadena. No estaba segura al cien por ciento de que este tío no pueda estar algo loco, en el sentido malo de loco, porque la locura es buena... sobre todo cuando te lleva a lados salvajes. Pero... "es mejor prevenir, ¿no? Pero no prevenir demasiado..."

  Asomé mis ojos en mi mirada inocente, tan bien representada. Es que ésta era mi casa y yo tenía una fama que mantener, un ángel del estrellato, con una moral impoluta. Y luego, luego estaba la verdadera "yo" que gustaba ir a la ciudad de incógnito, colarme en un bar, conocer gente, y... vivir, vivir hasta que fuese la hora de representar mi papel de normalidad de nuevo.

   -Sí, ¿disculpe se ha perdido? Que yo sepa no vive aquí. - Inquirí y lo miré con expresión seria y curiosa. Por supuesto que no parecía perdido, pero quería descubrir qué respuesta tenía a mi pregunta. 

     

Cargando editor
19/03/2014, 00:24
Dex

Segundos después de que abrieras la puerta, el hombre al otro lado se separó de la misma, y volvió a dar unos pasos, apoyando la mano en la puerta y en la pared, agachándose hasta quedar a la altura de tu cara, mirando a través de la parte abierta de la puerta, clavando los ojos en ti. Su actitud no cambió.

En un estudio rápido, no parecía llevar cámaras. Vestía con una camiseta negra de tirantes -a pesar del frío que hacía en la calle- y unos pantalones tejanos con un cinturón sencillo. No, no parecía llevar cámara, o nada oculto que pudieras ver desde tu posición, en ese momento. Tampoco tenía nada donde pudiera ocultar algo.

Lo curioso era, que al abrir la puerta, el suave pitido de la alarma te recordó que, efectivamente, estaba todo conectado. Así que no había sido un fallo de la misma. Cuando realizaste la pregunta, el hombre amplió ligeramente la sonrisa, con la cabeza inclinada hacia adelante y alzando las cejas para mirarte a los ojos, sin borrar esa sonrisa.

- Espero que no - Fue su única respuesta. - Y... no, no soy de este barrio, precisamente... - Susurró finalmente, mientras se echaba hacia atrás, separándose de la puerta y retrocediendo un par de pasos.

Cargando editor
19/03/2014, 01:27
Magdalena Montero

      

                El pitido de la alarma cuando yo abrí la puerta me hizo recordar que el sistema, efectivamente, estaba funcionando. El tipo estaba demasiado poco vestido para la noche, no que me molestara pero debía tener frío, aunque no noté en su piel ni un atisbo de ello. Su contestación a mi pregunta fue simple y a la vez sin darme ni un poco de información extra. La curiosidad empezaba a hacer mella en mi persona.

                “Bien, sólo se vive una vez… y si es un ladrón tengo más dinero que el que pueda llevarse.”

                -Espere un minuto. –Descorrí  la cadena para que la puerta se abriese por completo y fui a ingresar el número de seguridad antes de que de verdad cayera la policía. Luego volví rápidamente a mi posición en el umbral y, haciendo un ademán medio chistoso con la mano derecha, le dije al extraño.

                -Bueno, supongo que quieres entrar. ¿No? Vamos ya puedes decirme quién me está haciendo esta bromita. Y… que sepas que estoy armada, y que no te conozco. Y soy buena con las armas...

                “¡Nah... ni siquiera sabes usar una pistola de agua!! Y lo estás invitando a tu casa… ¿estás fuking demente, lo sabes no? Calla consciencia estúpida que de todos modos nunca te escucho y pocas veces te hago caso.”

                -Bien… señor misterioso. ¿Tiene un nombre o es el chico de las pizzas? –no pude evitar sonreír ampliamente con esa última referencia porque de verdad no me lo imaginaba de delivery.

Cargando editor
24/03/2014, 13:53
Dex

Separado de la puerta, mientras te decidías a abrir o no la puerta, y desactivabas la alarma, levantó las manos, lentamente para mostrar que no iba armado, y giró sobre si mismo, dando una vuelta completa para demostrar que no llevaba ningún arma. No parecía armado.

Cuando le pediste un minuto, mantuvo la mirada sobre lo poco que podía ver a través de la rendija que habías dejado abierta. - Claro. Tengo toda la noche... - Murmuró, alzando el mentón, haciendo tiempo. - Supones bien, pero debes invitarme. No está bien que entrara sin ser invitado ¿No? - Preguntó aquello último con un deje de gracia, una mezcla de diversión y picardía.

- Bueno... Tu eres la Señorita Montero, y mis amigos me llaman Dex. Así que... como ya nos conocemos, no creo que las armas hagan falta. ¿Verdad? - Clavó la mirada en tus ojos, mientras se acercaba hasta la puerta, apoyando una mano a cada lado de la puerta, e inclinándose hacia adelante, sobre ti, mirándote de cerca. A pesar de ello, no entró en la casa.

- Vas a.... ¿Invitarme a pasar? - Susurró, con la suficiente fuerza como para que lo escucharas. No borró la sonrisa, y no apartó la mirada de ti. Ante la cercanía, podías ver, efectivamente, a pesar del frio que estaba erizandote la piel, a él no parecía importarle. Llevaba una buena colonía y a pesar de que parecía ropa común, era de buena calidad.

Cargando editor
24/03/2014, 18:01
Magdalena Montero

      Él dio una vuelta para que comprobara que no estaba armado. Sus ojos se clavaron en mi mí y allí dijo que debía invitarlo a pasar. La puerta estaba abierta, aunque un segundo, por mi mente, pasó la idea de que me iba a meter en problemas; sin embargo él insistió en que lo debía invitar a pasar. 

     -Te invito a pasar, lo... lo invito a pasar, señor Dex.

     Ni bien dije esas palabras mi cerebro me punzó con un pensamiento intenso: "estás metiéndote en la boca del lobo, o peor aún, dejas entrar al lobo a tu casa. ¿No eres más viva que eso? ¿Lo eres, verdad?" Y aunque era más lista, y aunque solía envolver a la gente para que hicieran mi parecer y no al revés, por una cosa extraña me sentí impulsada a invitarlo a pasar. Miré su piel y no tenía ni un signo de frío, yo... por el contrario, comencé a frotar mis brazos con intensidad. Esperé a que pasara, ya mi invitación había sido hecha, para poder cerrar la puerta. Mientras me apreté contra mi abrigo, y aún así no me daba mucho calor.

     -Bien, ya que te he invitado y todo eso ¿esto va a ser rápido o puedo ir a servirme un trago para entrar en calor? Y... hay cámaras de seguridad en toda la casa, así que si te desconfío por algo estás en problemas, chico.

    Hice la señal de un disparo apuntandolo con mi dedo índice. La verdad estaba más intrigada que otra cosa, y no podía negar que el hombre era simplemente hermoso. Y yo no solía decir eso de muchos hombres... Siendo sincera hasta me era complicado auto controlarme y no lanzarme a sus brazos como una fan de un grupo musical. Pero, por otra parte, mi ego me lo impedía. Estaba acostumbrada a que fuera precisamente al revés.

Notas de juego

:D Dire, esta partida es la más!

Cargando editor
30/03/2014, 01:18
Dex

- Llámame Dex a secas. - Dijo, en un tono que estaba a medio camino entre un tono seductor y uno canalla o propio de alguien sin vergüenza alguna. Pero, sobretodo, de alguien que parecía estar disfrutando con algún tipo de juego en el cual solo él sabía quién y a que estaba jugando.

Y tras tu invitación, Dex dio un par de pasos lentos, elegantes y llenos de fluidez, parándose un segundo a tu lado, dedicándote un vistazo con una media sonrisa, sin decir nada. Únicamente para seguir caminando hacia el interior de la casa. Esperó a que su anfitriona cerrara la puerta, girándose hacia ti a unos siete u ocho pasos, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón que llevaba.

Ante tu pregunta, Dex amplió su sonrisa, mostrando una hilera de dientes perfectos, una sonrisa encantadora incluso cautivadora. - Puedes servirte un trago para entrar en calor, o dos. Solo espero que después me invites a uno también. - 

Aquel hombre tenía muchas cosas, pero una de las más destacables era la absoluta seguridad que tenía en si mismo. Como si los papeles se hubieran invertido. Y te siguió, hacia el comedor, mientras le avisabas de las cámaras de la seguridad.

- Si hay cámaras de seguridad por toda la casa, debe dar gusto ser el vigilante - añadió mirando hacia una de las cámaras, y volviendo la vista hacia ti, cuando hiciste el gesto de disparar. Gesto, que consiguió que el hombre ampliara su sonrisa, divertido con el gesto.

Y todavía no había dicho porque o para que estaba allí.

 

Notas de juego

Muchas gracias ^_^
Con jugadores como tu da gusto, ojalá tuviera más tiempo para actualizar más seguido ;P

Cargando editor
30/03/2014, 01:51
Magdalena Montero

                Ese tono me derretía de una forma que era complicada de entender, sobre todo cuando yo solía producir esas cosas en los otros. “¿Cómo me puede pasar esto? Sí, vamos que es increíblemente guapo, y tiene unos ojos de océano, y está bien torneado. Pero hay otra cosa… ¿qué me vuelve loca de este tipo al punto de ebullición?”

                Metió sus manos en los bolsillos del pantalón y me miró, mientras parecía moverse totalmente seguro por aquí. Habló de los tragos, de que podía servirme uno o dos pero que luego lo invitara a él. Y entonces sonrío. “¡Mierda! Tiene sonrisa de película… Tengo que preguntarle cuál es su odontólogo. No, no… tengo que…”, me acerqué a la barra y saqué una botella de ron, puse dos vasos y llené el primero mientras me mordía la lengua para poder pensar, porque era difícil cuando Eros te está mirando con los ojos de fuego. “Bien, preguntále qué hace aquí. Eso. Tú eres la jefa, es sólo un tipo. Vamos, ¿con cuántos has estado? Aunque nadie tuvo ese efecto en mí, ese algo que no puedo definir. Esa seguridad de que él… me tiene bajo su ala”.

        Vertí el líquido ocre dentro de un vaso y pregunté, tratando de permanecer fría  ,y demonios que justamente no estaba fría , -por supuesto que te invito un trago. ¿Ron, tequila, agua mineral? –pregunté con una sonrisa que pronto se quedó en mirada de boba cuando lo miré de nuevo. “Vamos!!! Que no vea que te afecta así, ¡recuerda quién es la Mata Hari, aquí!”

                -Los de seguridad no ven tanto como crees, ven lo que una quiere que vean. Además, aunque me guste su compañía señor Dex… supongo que habrá un motivo para su visita a una hora tan poco apropiada. Y yo tengo muchos compromisos, no crea que soy ruda –le explicaba mientras me quedaba contra la barra intentando recuperar mi respiración y consciente de mis mejillas hirvientes, y del efecto que él me producía. Pero era orgullosa, no iba a hacérselo tan fácil… ¿o sí?

                “Más que ron mejor bebo agua helada, un balde entero”.

                -Así que… qué necesitas? O a qué has venido? 

Notas de juego

Dire, está más que bien tu ritmo. A decir verdad con tantos jugadores, es para aplaudirte :D

Cargando editor
04/04/2014, 01:59
Dex

- Lo... mismo que bebas tu - Puso un énfasis especial en la primera y última palabra. Sobre todo en la última, aquel "tu" que pareció resonar con especial importancia sobre las demás palabras y sonidos de aquel salón. El hombre bajó la cabeza, y alzó la mirada, con una pequeña sonrisa. Te fue claro y evidente que estaba observándote mientras vertías el líquido en los vasos. Y mientras hacías eso, él se limitaba a observarte, en silencio, respetando una calma con la única intención de dar preferencia al sentido de la vista.

Es en el momento en el que le miras, y pierdes unos segundos observando no solo su cuerpo, sino también su cara y ojos, que puedes ver como amplia la sonrisa, en una mezcla de orgullo y juego no declarado sin mencionar palabra alguna. Lo ves entonces, que se gira, dándote la espalda, caminando hasta aquel sofá que tú misma estabas ocupando hasta que él llamó a tu puerta, y donde se dejó caer, cruzando las piernas y estirando los brazos por el largo del respaldo, sin apartar la mirada de ti.

- Tengo la absoluta seguridad de que, a unas horas tan inapropiadas no tienes compromiso alguno que atender. Tenemos toda la noche. - Añadió la última frase, con total seguridad en lo que estaba diciendo. - ¿Y qué es lo que quieres que vean? - añadió, sobre la seguridad privada, levantando el dedo en dirección a una de las cámaras.

Parecía disfrutar de alguna manera del rubor de tus mejillas, de tus miradas, o de tu lenguaje corporal. al lanzar tu última pregunta, se inclinó hacia adelante, manteniendo unos segundos de silencio con la única intención de captar tu atención, de hacer desear solo un poco más aquella respuesta.

- He venido por ti -

Cargando editor
04/04/2014, 03:26
Magdalena Montero

                Sus ojos no cesaban de recorrerme. En otras circunstancias, hubiese aprovechado para darle un show privado. Hoy, esta noche, no podía hacer otra cosa más que sentirme entre incómoda y super entusiasmada. Por ilógico que ello fuera, era así mismo. Entonces se sentó en el sillón, mirando las cámaras y haciendo una pregunta sobre ellas. Mi lengua se me trababa y la boca se me había vuelto seca.

                -Eh… yo lo que… vean… no. Sólo… es que

                “La oración empieza con mayúscula y termina en un punto, el enunciado cambia cuando cambia el alocutor. Tanta educación y ¿para qué, si ahora parezco una tartamuda? No… sea como sea, soy Magdalena y tengo poder. Y me gusta… no tanto como este señor pero no pienso en eso…”

                Pero de nuevo pensé en eso. Igual logré articular algo más entendible mientras le alcanzaba un vaso de ron y yo sostenía el otro en mi mano.

                -Supongo que me gusta a veces hacerlos sudar.

                “Bien, sonó bien, como la real tú… no como esta niña de manteca que….” Y fue ahí que lanzó una frase que hizo eclosión en cada poro de mi piel.

                “He venido por ti”.

                Me quedé frente a él, parada delante del sillón, con los ojos encendidos como si estrellas se hubieran decidido a reflejar luz sobre mis iris. Mi rubor se intensificó y el deseo se volvió pensamiento. Entonces, aturdida porque se me estaba yendo al demonio el poco autocontrol que tenía, o que me quedaba, dije.

                -¿Eres un productor?¿Es una nueva película? Puedo hacer cualquier papel. De… todo tipo. Sí, no pareces productor. ¿Director quizás??? O… eres un asesino y soy tu próxima víctima. JAJA –la risa sonó forzada, porque tampoco había contemplado que bien me podría decir “sí”, así que me apuré a agregar –por favor, díme que no le abrí mi puerta a un loco de un culto satánico y que soy la próxima Sharon Tate.

Notas de juego

*Sharon Tate: esposa de un director de cine americano, asesinada por la Secta de Charles Manson

:P es que soy una jugadora que pone citas xD así es más completo ajaj.

Cargando editor
08/04/2014, 02:25
Dex

No pareció incomodo con la conversación, sin quitarte el ojo de encima. Por algún motivo, esa pequeña sonrisa en sus labios seguía allí, tartamudearas o pronunciaras tus estudiadas frases correcta y coherentemente. Cuando alargaste la mano para ofrecerle el vaso de Ron, se inclinó hacia adelante, en un gesto lento y fluido, elegante, tomando el vaso. Y no sabes si fue la casualidad, intencionado o el destino, pero rozó de forma deliberada la mano contigo, volviendo a apoyarla espalda en el sofá, dando un pequeño trago al vaso que le habías ofrecido.

No dijo nada sobre tu frase de hacerlos sudar. Pero si hizo algo. Su mirada, te recorrió en el más absoluto silencio desde la punta de los pies, hasta el último pelo de la cabeza. Nada más. Una intensa mirada, de las que dicen mucho más que cualquier palabra.

Observó tanto tu reacción a nivel psicológico, como a nivel físico. No solo como reaccionabas, si no como se erizaba ligeramente tu vello, o las mejillas se encendían. Dex siguió mostrándose como hasta el momento. Un depredador seguro de sí mismo, con la creencia y la seguridad de quien tiene el control de la situación.

Cómodo como estaba, amplió la sonrisa, dándole un nuevo trago al vaso que le habías tendido, y lo acabó por abandonarlo sobre una mesa cercana, inclinándose hacia adelante, hacia ti.

- No soy un productor, ni un director. Ni un asesino, ni un loco. Solo soy un hombre que está aquí, delante tuyo. Un mensajero que trae la invitación más importante de tu vida. Más que cualquier película. Más que cualquier teatro. -  Guardó un segundo de silencio, sin apartar la mirada de tus ojos, como si pudiera ver más allá de ellos.

- Si lo deseas. - Añadió, tras unos segundos.

Cargando editor
08/04/2014, 05:34
Magdalena Montero

                Cuando le alcancé el vaso de ron lo tomó pero, como si fuese por accidente (uno muy deliberado si me preguntan, aunque con una perfecta sincronización) tocó mi mano. Si alguna vez has sentido la corriente recorrerte sin necesidad de meter los dedos en el enchufe, eso… sería como yo me sentí. Una ráfaga de electricidad me recorrió entera. Sus ojos lo notaron, estaba segura, y estaba disfrutando el espectáculo. Agradecí el abrigo que poseía sobre mi cuerpo para que no se notara demasiado, aunque igual no había escapado a su mirada.

                “Niña, tú podrás conocer el juego pero este chico es todo un profesional. Comparado con él perteneces a las ligas menores.”

                Me dijo lo de la invitación, me lo nombró. Y la intensidad de todo, era como si el aire estuviera cargado, sentía mis piernas pesadas; mi voluntad, tan airosa siempre, estaba arrodillada a sus pies.

                -Me interesa… -le contesté, ¿pero qué más podía decir? ¿Acaso podría decirle “no” aunque probara con todas mis fuerzas? ¿Qué tenía este Adonis sobre mi persona? ¿Por qué yo me sentía así, como la mosca en la red que quiere que la araña se la coma…

                Él había dejado el vaso de ron casi entero. Me senté de golpe sobre un sillón cercano al largo, en dónde Dex seguía evalúandome, o algo así. Tomé el vaso y le di un trago echando la cabeza atrás con fuerza y tomándolo entero. El calor me envolvió aunque ya tenía demasiada temperatura para mi gusto. Si seguía así temía encenderme y morir en combustión espontánea. Junto a eso estaba esta… obnubilación, como si mi mente no estuviera trabajando al cien por ciento.

                -Qué… ¿qué tengo que hacer? La invitación quiero decir, ¿dónde y… qué es? Qué es eso. Digo…

                “Alguien que me traiga un maldito diccionario porque parece que me olvidé de pronto mi idioma…”

                

Cargando editor
14/04/2014, 20:03
Dex

En cuanto escuchó de tus labios que su invitación te interesaba, el hombre dejó entrever una sonrisa, a medio camino entre el placer y la satisfacción. Hubo algo en aquellas dos palabras que le gustó. Tras aquellas palabras, tras aquella sonrisa, se inclinó hacia adelante, tomando el vaso de ron entre sus dedos, paseándolo con la habilidad propia de un mago, hasta atraparlo y llevándoselo a los labios, dando un sorbo mínimo, quizás solo para saborear el liquido. Tan poco, que no viste el gesto de su nuez al tragar.

Y volvió a dejar el vaso sobre la mesa, dejando el silencio reinante mantener su dominio, mientras se dejaba caer hacia atrás, recostándose sobre el sofá, girando la cabeza hacia ti, inclinando entonces la cara, con una expresión que vacilaba entre la diversión y el capricho. Te siguió con la mirada, sin decir palabra, observando cómo te dejabas caer sobre el sillón y bebías de un trago lo restante en el vaso.

- Una verdadera pena que corrijas la primera pregunta. -  Te sonrió, inclinándose entonces hacia adelante, apoyando las muñecas sobre las rodillas, sin apartar la mirada de ti. - Una fiesta. Pero no es una fiesta cualquiera. Mi... jefe me ha pedido que llevé una acompañante. No podría imaginar a nadie mejor que tu, para tal posición. -

Entonces, con un movimiento fluido y elegante, se puso en pie. Camino despacio, por la sal, hasta donde habías abandonado la botella de ron, y agarrándola con la mano izquierda, se giró, caminando hacia ti una vez más. Se detuvo, a solo un par de pasos, mirándote. Aquella intensa mirada duro solo unos segundos que bien podían parecer minutos.

Y finalmente, sin apartar la vista de ti, alargó la mano hasta tu vaso, llenándolo una vez más de ron. Y esto no sería algo destacable, si no fuera porque lo hizo sin mirar el vaso, sin derramar una sola gota y en un solo intento. Porque su mirada estaba puesta en tus ojos. 

Cargando editor
15/04/2014, 01:13
Magdalena Montero

     Me sirvió de nuevo ron con una habilidad que ni un bartender hubiera tenido, tanto que ni siquiera lo vi mirar el vaso cuando lo hizo. Sus ojos se centraban en mí y me hablaba de la invitación y de que iría como su acompañante. También me dijo que había evadido la anterior respuesta, y era obvio que lo había hecho... Como lo era que nada se le escapaba a este hombre. 

     El tema era que tenía una oportunidad única, de eso estaba segura. Sin embargo me sentía nerviosa y amedrentada. Yo, la fiera, me seguía sintiendo una gatita. Y, así y todo, no podía soportar la tentación... quería saber... así que iba a ir a esa fiesta. Tenía que preguntar más... "¡Qué difícil se me hacia con esos ojos azules escrutándome sin pudor..."

    -Me... me siento honrada. Me... me gustaría saber qué tipo de código de vestimenta, si es que hay uno, se requiere para el evento.

    Las palabras me salían nuevamente de forma atropellada. Y él, él estaba divirtiéndose, de eso tenía la certeza. Incluso podría decir que se deleitaba con mis acciones torpes... Pero a esta altura no iba a intentar ocultarlas. La verdad era que me encontraba embelesada con su figura, sus ojos, su voz, su cuerpo... "Mierda, con el paquete completo".

   -Mi acompañante... Su acompañante... bueno, tu jefe. Bah, no voy a intentar dialogar... yo sé que te estás divirtiendo de lo lindo haciéndome sentir tan... tonta. Pero, igual quiero saber: el código de vestir, y qué tengo que llevar y... "¿Cómo demonios me conoces? Digo, mi dirección y eso?", esa parte sólo la pensé puesto que no iba a preguntársela.

   -Estás lleno de sorpresas Señor Dex. ¿Verdad? 

   Me llevé una mano a la frente y ahí recordé el vaso y tomé otro sorbo. La verdad es que de tanta ansiedad estaba entre relajada y aturdida, tal vez hasta estaba teniendo un sueño vivido y en verdad seguía dormitando en mi sillón... Es que todo parecía surrealista.

Cargando editor
23/04/2014, 20:27
Dex

Se inclinó hacia adelante, hacia tu persona. Llevó las manos a la espalda, quedando su rostro a poco menos de un metro del tuyo, y se te quedó mirandote durante unos segundos, ampliando una sonrisa descarada, atractiva y carente de vergüenza. Sin duda, etaba disfrutando, y parecía de lo más tranquilo. Y bien era muy buen actor, o tenía la total certeza de sentirse superior a ti.

- ¿Te sientes tonta? - Preguntó, y tras la pregunta, no se aparto. - Mejor dicho... ¿Te hago sentir tonta? ¿Por que... te hago sentir tonta? - Pareció respirar con cierta fuerza, como si deseara olfatear el perfume que llevabas, y se incorporo, quedando recto una vez más, y tomó la copa de ron, bebiendo poco más de medio trago de ella.

Y no pudo evitar soltar una carcajada, ante tu última pregunta. - No eres consciente de tan mayúscula verdad... Pero no me llames "Señor Dex". Llamame Dex a secas ¿quieres? -

Y comenzó a caminar por la habitación, como si aquella fuera su casa, comprobando algunos de tus objetos personales, algunas fotografias, hasta que se detuvo, girandose hacia ti.

- Este vestido - Señaló la foto. - Debes llevar este vestido. Conducta de etiqueta... elegante, sencillo. Eres una mujer elegante, hermosa y guapa. No te recargues con joyas. - Le recomendó, mientras sacaba una tarjeta del pantalón, dejandolo sobre una de las estanterias. Y caminó hasta ponerse detrás tuyo, detras del sillón donde tu estabas, y puso sus manos en tus hombros, en un gesto lento, elegante.

- Ahí esta la dirección. Te reconocerán... después de todo, eres una afamada actriz... ¿Verdad? - Acabó por preguntar.

Cargando editor
23/04/2014, 23:11
Magdalena Montero

       Se inclinó hacia mí, maldito bastardo que sabe exactamente que estoy rendida a sus pies. No puedo contener la sangre llenando mis mejillas, los latidos monocordes de mi corazón que se van haciendo más rápidos mientras me dice que por qué me hace sentir tonta. En esos momentos en que sigue hablándome así, tan próximo a mí, una serie de escenas de películas para adultos me llenan la cabeza. No debo pensar así, no porque sea puritana, sino porque se me hace insano desear a alguien hasta ese punto.

     -Porque tú sabes el "juego". Eres un experto en el arte de seducción y yo también... Aunque hoy parezca la caperucita puedo ser el lobo... Sólo que no hoy. Ufff... no importa. No me molestaría ser dominada por ti, no realmente.- Mi boca había soltado lo que pensaba de una forma sorpresiva. No es que lo quisiera, es que él no me dejaba controlar mis acciones como yo solía hacerlo siempre.

      Aproveché ese momento en el que se puso derecho para beber con el fin de que me volviera el oxígeno al pecho. Estaba sin aire. Me enfoqué en su código de vestimenta. Vi la foto que me señaló. Era un vestido simple, de colores claros. Uno que me gustaba mucho. Sus palabras, sobre lo que me sentaba bien me volvieron a llevar a la tierra de la lujuria. "A ti te sienta bien el traje de Adán, estoy segura." Por suerte no llegué a decirle eso. Me puse a servir agua una vez que fui capaz de pararme de nuevo. Tomé varios tragos, mi garganta seguía seca.
 
     Bajé el vaso y respiré. Mis ojos lo miraron y seguía con esa sensación de no controlarme. Era intoxicante pero muy raro. Me gustaba y me asustaba a la vez. 

     -Voy a ir con ese vestido. Me vestiré para ti. Sólo para ti. No me importa quién más haya en la fiesta. 

     -Dex ... - dije y por una vez mi voz sonó en control, dulce y peligrosa. Como solía ser yo, pero sabía que él tenía el mando aquí. Lo sabía como sabía mi nombre. Claro que, sentada de nuevo en mi sillón, cuando él me dio la dirección y apoyó las manos en mis hombros, una corriente de 220 volt me recorrió hasta partes insondables de mi ser. Adiós auto control, me paré de nuevo y dije:

     -Buenosieso... estodo... yayaya... te te puedes ir... - hablaba toda de corrido, temblaba hasta los pies, y por dios que estaba a punto de caer inconsciente. Era demasiado orgullosa para eso. Fui a la puerta y se la abrí. 

 

    -Entonces nos vemos en la fiesta, pusiste allí la hora!!? "Mierda no me sale ni una frase, por favor. No puedo estar tan estúpida".

Notas de juego

XD jjajaja como me río con Magdalena Dire xD me encantó. Quisiera ver la escena esta entre ellos dos en televisión xD 

Cargando editor
29/04/2014, 12:36
Dex

- Solo para mí - Repitió justo después de que dijeras que te vestirías para él. Solo para él. No hizo mención alguna sobre tu insinuación de ser dominada por él. No al menos verbalmente, pero a aquella frase si respondió con un simple gesto. Una intensa mirada a tu persona, acompañada de una diminuta sonrisa a medio camino entra la satisfacción y la pura lascivia.

Pareció que podía sentir como perdías el control con solo posar sus manos en tus hombros. Aquel gesto duró apenas unos segundos en los que él se quedó callado, sin apenas moverse, sin decir nada. Pero él seguía tan tranquilo, con aquella mezcla de falta de emociones y aire de depredador. Aquella mezcla extraña, peligrosa y atrayente. Tenías razón, él era un experto de "el juego", como lo eras tú. Pero por algún motivo, desde que se apoyó en el marco de tu puerta para verte, el tenía las riendas de la situación. 

Te soltó en cuanto te pusiste de pie, siguiéndote con la mirada, sin apenas parpadear. No borró aquella sonrisilla divertida y juguetona. Disfrutaba, y cuanto más nerviosa parecías, mejor parecía pasárselo. - Ya quieres que me vaya... - Afirmó, mirándote primero a ti, y luego a la puerta. Se acercó a su vaso, aquel que aun contenía algo de alcohol y ignorando tus peticiones por marcharse, se lo bebió, mirándote de reojo al a par que bebía. Dejó el vaso junto a la foto que anteriormente había señalado, y caminó hasta la puerta, parándose junto a ti.

- ...como.... desees... - Añadió, con excesivo pomposerío. Sabías que aquel susurró, era más una provocación, una forma de aflojar la soga, hacerte sentir que tenías el control de alguna manera sobre la situación. Solo una parte más de aquel juego.

- Esta... todo en la tarjeta. - Y levantó la mano, estirando el dedo índice hasta tu mentón y levantándote la cabeza. durante unos segundos, el tiempo pareció congelarse, mientras seguía mirándote a los ojos, ahora, tan cerca.

- Volveremos a vernos. - Acabó por decir, apartando el dedo de tu mentón, y girándose, comenzando a caminar por el jardín para marcharse de la casa sin mirar atrás.

Cargando editor
29/04/2014, 19:57
Magdalena Montero

       Todo el tiempo que siguió en mi mansión, por todo ese tiempo, estuve siempre magnetizada. No sabría decirlo de otra forma, era como si ese hombre tuviese poderes de atracción por mí hasta el punto de que cualquier cosa que hiciese, incluso una mirada, me provocara reacciones de lo más diversas. Ahora, mientras lo veía alejarse por el jardín, comencé a sentirme yo misma. Me apoyé contra la puerta para cerrarla mientras mis ojos leían la tarjeta. 

     Pasé mi mano derecha, que aún temblaba, sobre mi frente. -¿Qué fue eso? ¿Qué me pasó..?- me arrastré por la puerta, con mi espalda pegada a ella, cayendo lentamente hasta tocar el suelo con el trasero. Traje mis rodillas a mi pecho y las abracé. Me sentía una niña pequeña, que deseaba tanto algo que dolía pero a la vez totalmente desvalida.

     Mis ojos contemplaron nuevamente la dirección. Suspiré. Recordé sus ojos, sus gestos, la forma en la que pasó un dedo casualmente por mi mentón y como otra oleada me había sacudido. Volví a suspirar. Obvio que iría, mi cuerpo lo deseaba... con locura. ¿Mi alma? Algo raro pasaba en ese sector porque una parte de mí me decía que me estaba por meter en la boca del lobo, que no sabía nada de este tipo, y que bien podría ir a un lugar donde te drogaban y te vendían como esclava. La trata era un crimen que hasta Hollywood soportaba. Yo lo sabía. 

    -Pero igual voy a ir... oh, quiero volver a tener el control.

    Cerré mis ojos, me recosté de costado y me adormilé, con el abrigo puesto sobre mi camisón y la tarjeta entre mis manos. Estaba agotada...