Partida Rol por web

Asamblea de Bestias

Planta número 13 - Elíseo

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21/07/2014, 01:46
Ian

Las puertas del ascensor se cerraron.

Entonces, la inercía de la gravedad hizo su trabajo, haciendo sentir a los presentes que estaban ascendiendo. Sobre la puerta, había un antiguo marcador con veinte números puestos en forma de semicirculo por el cual iba recorriendo la aguja, según ascendian. El ascensor carecía de espejos, o de cualquier decoración recargada. Una pared lisa, metalica de un color dorado con un contramuro de terciopelo rojo. No parecía usado, prácticamente nuevo.

- Por supuesto. Nada que Viktor, Dimitri, Kara o yo mismo no pudieramos... solucionar. - Acabó por afirmar, mirando a la joven de reojo, durante un par de segundos. el ascensor siguió ascendiendo, y la aguja ya marcaba la séptima planta, momento en el que pudiste ver como Ian marcaba cierto gesto de desgana o disgusto durante apenas unos segundos. - Créame si le digo que aun no ha visto nada. Pronto llegaremos al que es, posiblemente, el lugar más importante de toda esta ciudad y sus alrededores. El lugar donde Viktor recibe sus visitas, y lugar donde... podría decirse que yo trabajo. - Trató de explicar, y el ascensor se paró con un caracteristico clinc.

Al abrirse las puertas, ante tí tenías una enorme sala de aspecto puramente Victoriano. Posiblemente, practicamente la totalidad de la planta estuviera allí, diafana y sin ninguna pared de por medio. En el lugar no había mucha gente, repartidos en pequeños grupos reducidos, hombres y mujeres sacados de otra época conversavan sin prestar demasiada atención a quien pasaba por allí. Quizás, uno de los detalles que más te llamó la atencion fue que, en medio de aquella enorme sala, hubiera algo parecido a un trono subido en una especie de pedestal de madera negra. Y a su alrededor, un total de diecisiete asientos de epoca, de los cuales cinco parecen mucho más importantes que los demás. 

Allí, ahora mismo, el trono y el asiento a su derecha estaban vacios. Los doce asientos menores, también lo estaban. El asiento a la izquierda del trono estaba ocupado por una muchacha rubia que tendría unos 18-20 años, que se te queda mirando fijamente, e Ian se la queda mirando a ella durante varios segundos. Otro hombre, uno pequeño, calvo y de aspecto egipcio, toma asiento junto a la muchacha, observando también a Ian. 

Es posible que estuvieras ante un juego de poderes sin igual, sin darte cuenta.

- Espero que sea de su gusto. Acompañeme, por favor. - Te pidió, cual caballero, señalando varios asientos de terciopelo que casaban perfectamente con el resto de la sala. Tomó asiento en uno de los sillones, dejando el casco sobre la mesita auxiliar y luego señaló el sillon frente a él.

-Tiene razón en sus observaciones. Aquí, soy una persona de influencia. Y permitame que le presente también algunas personas más de influencia. La rubia sentada junto al trono es Kara, la ejecutora del Eliseo. Y el que esta sentada junto a él, es Al-Fassahui, el Guardián del Eliseo. -

- Me temo que no soy hombre de ver mucho la tele... pero puedo asegurarle que a Viktor le hará gracia que le digas que se parece a un actor famoso y atractivo. - Rio, de una forma bastante singular*.

- Dígame... ¿Qué le parece todo esto, Señorita Cristine? -

Notas de juego

*como se rie Magneto, vamos.

Kara

Al-Fassahui

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22/07/2014, 16:09
Cristine Stark

Cristine observaba con atención todos los gestos de Sir Ian al tiempo que trataba de comprender todas sus palabras. Durante el trayecto recorrido en el ascensor Cristine fue consciente de lo mucho que imponía aquel anciano, pero aquel sentimiento no era el único que Ian despertaba en ella, sino otro más preocupante como la contrariedad, había cosas que no le casaban... según tenía entendido, aquel hombre había estado trabajando en la biblioteca un tiempo y estaba jubilado, ¿Qué hacia ocupando un lugar tan importante como el que se le presuponía? y ¿Qué era exactamente el Eliseo? Supuso que tenía que ser una empresa importante... pero ¿de que tipo?

- Sir Ian... creí entender que estaba usted jubilado- apuntó Cristine justo cuando las puertas del ascensor se abrieron entonces la enorme sala se cernió ambos dejando a la bibliotecaria con la boca abierta- Cielos... es extraordinario- dijo dejándose acompañar por el caballero posando su mano sobre su brazo mientras recorría con la mirada la magnífica estancia, la señorita Stark se sintió tremendamente pequeña y fuera de sitio en aquel lugar. Hasta tal punto que reprimió el impuslo de darse la vuelta y volver a casa de su amiga, aferrando el pequeño bolso donde portaba el regalo que había traido para Sir Ian por un lado y ejerciendo una ligera presión en el brazo del caballero, presión que aflojó en cuanto se le pasó aquella sensación- Sir Ian todo esto parece o un baile de máscaras, a tenor del atuendo que llevan algunos de los invitados... o más bien una audiencia real. ¿Qué tipo de empresa es El Elisseo? No lo había escuchado jamás- indagó mirando a Ian con curiosidad con la cabeza ligeramente inclinada para poder mirar a los ojos de su acompañante.

Cuando pararon junto al trono e Ian realizó el intercambio de miradas con la mujer y el hombre, Cristine se quedó petrificada, no sabía como explicarlo pero aquellas dos personas la hicieron sentir tremendamente incómoda y denuevo le asalto la pregunta del motivo de su presencia en aquella fiesta, aún así se repuso lo suficiente para dedicarles un saludo cortes a ambos y dejarse conducir hacia el asiento por Ian, una vez allí volvió a relajarse en cuanto el caballero continuó hablándole.

- ¿Ejecutora, guardián...? no había escuchado nunca unos puestos de trabajo con ese nombre- dijo extrañada, cada vez comprendía menos cosas de todo aquello- Ha comentado algo sobre su trabajo y que la señorita Kara lo había ayudado en algo, por curiosidad ¿Qué puesto desempeña usted en todo esto?- lo miró aferrandose nuevamente al bolso con el regalo traido de Inglaterra en su interior, en un intendo de ocultarlo aún más. Después de todo lo que acababa de ver entregarle aquellos gemelos... caros y muy buenos, pero no lo suficiente para un hombre como él, le pareció una idea ridícula.

Entonces al comentar Ian la observación echa por Cristine sobre el parecido del tal Viktor, la señorita Stark no pudo disimular una sonrisa y establecer otro parecido razonable cuando vió a Ian reir.

- Si le parece curioso el comentario sobre el parecido de Viktor, mejor no le comento el parecido que le acabo de sacar a usted ahora mismo... no se enfade, pero supongo que tampoco leerá usted muchos comic- le refirió con absoluta inocencia con una sonrisa relajada dibujada en sus labios, olvidándose del lugar donde se encontraba y del cargo que debía ocupar Sir Ian, recuperando el aire de complicidad que manifestó en la biblioteca el día que ambos se conocieron- al reir usted me ha venido a la mente el gran Magneto, mi personaje de comics preferido... sí, digamos que es el personaje de comic más poderoso del mundo del comic... pero no le voy a cansar con estas nimiedades, es sólo que se me ha venido a la mente... disculpe mi atrevimiento- añadió con rapidez, seguramente habría perdido muchos puntos con aquel último comentario.

- ¿Que qué me parece todo esto?- retomó la compostura- para serle sincera no se que pensar, me encuentro fuera de lugar... Sir Ian, tendrá usted ahora tiempo para decirme ¿por qué me ha traido aquí?

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30/12/2014, 21:47
Ian

Pudiste ver como los dedos del anciano iban cayendo sobre el terciopelo del cual estaba compuesto el reposabrazos uno a uno. Guardó silencio durante unos segundos, mientras se espalda se acomodaba al sillón, mientras su cuerpo, lentamente, se hacía con la forma de un sillón que a tu juicio, debía ser el suyo desde hacia demasiados años.

Esbozó una enigmática sonrisa ante tu primera frase. - Me temo que en un trabajo como el mío, es imposible... jubilarse. Al menos de la forma que usted entiende. Yo veo la jubilación como... el eterno descanso de un alma tranquila. No se preocupe si ahora no... comprende dichas afirmaciones. Pudo prometerle que según hablemos, según pase la noche, entenderá. - Acabó por decir el anciano, reposando en aquel sillón más propio de la época victoriana que de la actual. Ahora mismo te podías ver transportada a cientos de años atrás. La ausencia total de aparatos tecnológicos hace que puedas percibir el aroma de un viejo libro, uno de esos libros amarillentos de historia, que manuscrito cuenta la vida tal y como era hace trescientos años atrás.

No te costó vislumbrar como su sonrisa se acrecentaba ante la expresión "baile de máscaras". - No puede estar usted más acertada, mi querida Cristine. Aquí, nadie es lo que parece. Pero todos llevan la máscara que los identifica por lo que son. Como le he dicho, entenderá, pero todavía es pronto. Todavía es... joven. - Levantó la mano, interrumpiendo cualquier pregunta que pudieras hacerle. Te pareció un gesto lento, pero lo cierto es que entre que comenzó el gesto y dio el alto, no pudiste articular palabra. No te salieron.

- El Elisseo solo es la cúpula, el órgano de poder de la mayor y más poderosa de las empresas de esta ciudad. De este Estado. Le puedo asegurar que si hablara con su jefe, y este con el suyo, y este con el suyo, y este con el suyo, acabaría hablando conmigo. Y posiblemente, después hablaría yo con Viktor. - Pudiste ver como la mano de Ian, antes alzada para pedirte un minuto, se alzó ligeramente más durante un solo segundo, antes de bajar la mano una vez más, apoyándola en el reposabrazos, con porte señorial, con porte elegante.

- Si hubiera escuchado esos puestos antes de haberse sentado en esa silla posiblemente nuestro Guardián, habría perdido su... trabajo. En cuanto el papel que yo juego en todo esto... - Se giró ligeramente, señalando la silla que había junto al trono, a mano derecha de este. - A mi me corresponde el papel del Senescal. Para que usted me comprenda... la Vicepresidencia en términos... mortales. - Acabó por añadir, antes de girarse nuevamente hacia ti.

Pareció interesarse en el asunto de los parecidos, inclinándose ligeramente hacia ti, con cierto aire interesado. - No, me temo que no tengo demasiado tiempo para leer cómics. Este puesto digamos que... consume mucho tiempo. Por suerte, soy un hombre que disfruta de su trabajo. - Volvió a incorporarse, acomodándose en la silla, sin apartar la mirada de ti. A decir verdad, llevaba bastante tiempo con la vista fija, sin apenas parpadear. O simplemente no te habías fijado si lo había hecho.

- ¿Para qué le he traído? Bueno, por lo pronto explíqueme de que es capaz de hacer ese homologo mío, ese tal... Magneto. Quizás, después, yo le pueda explicar algunas de las extrañas peculiaridades de mi... trabajo. -

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13/01/2015, 23:31
Cristine Stark

La mente de Cristine todavía seguía sin entender que demonios hacía una chica como ella en un sitio como aquel... no cabía duda de que aquel anciano era un pez gordo y que había decidido traerla a aquel sitio por un motivo en concreto que ella no era capaz de deducir. Pero lo peor de todo es que a medida que lo iba conociendo tenía la desagradable sensación de haber ido para atrás en el tiempo y pasar de ser una mujer a una niña... Sir Ian se dirigía a ella como si fuera una chiquilla, cosa que irritaba a la señorita Stark por su caracter independiente, sin embargo no fue capaz de reprocharle nada... simplemente no podía, la mirada y los gestos del caballero la intimidaban en exceso.

- Me rindo- suspiró Cristine- me temo que estoy completamente a su merced y que sólo se responderan mis preguntas cuando usted lo estimo oportuno... aunque no consigo comprender los motivos de mi elección... porque de lo único que estoy segura es que tiene planes para mí- le dedicó una fugaz mirada- tengo la esperanza de que se trate de una oferta de trabajo mejor remunerado que el actual...- puestos a ser mal pensados podía pensar muchas cosas acerca de sir Ian, pero era mejor que Cristine se aferrara a la idea de oferta laboral pues al fin y al cabo ella había continuado echando curriculums por varios sitios, ya que aunque estaba bien en la biblioteca un trabajo mejor remunerado nunca estaba de más.

Entonces el caballero indagó sobre su héroe-villano de cómic favorito y Cristine volvió a relajarse con una sonrisa traviesa.

- Magneto... para que se haga una idea es como Dios, posee el poder de controlar cualquier cosa que esté hecha de metal, es un mutante... es decir tiene el aspecto de un humano, come, bebe y demás pero es mucho más fuerte y es capaz de hacer cosas increibles... desde volar con las manos así- se puso a imitar el típico gesto de Magneto- hasta conseguir mover puentes, estadios de futbol...oler metal y extraerlo de la sangre de un ser vivo... hay una escena buenísima donde Magneto se libera de la prisión de cristal donde lo habían encerrado, a traición por supuesto reducirlo es muy complicado, extrayendo el metal de la sangre del guardia y formando tres pequeñas esferas que le sirven para escapar y terminar con todo el que se le ponía por delante y encima sin despeinarse... le digo que usted me ha recordado mucho al actor, también es un Sir británico ¿sabe?... es que hace usted los mismos gestos y todo, el movimiento de ceja en plan soy mejor que tu y ambos lo sabemos es igual... es increible- soltó sin siquiera pensar con una sonrisa inocente en los labios mirándolo como quien expone un echo más que odbio.

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27/01/2015, 23:38
Ian

Me rindo.

Aquellas dos palabras parecieron complacer a Ian, pes aunque su rostro no había variado, ni su mirada se había apartado de ti, su lenguaje corporal te decía que aquel había sido un punto de inflexión. Relajó los hombros, limitándose a apoyarse en el sillón, alzando la mano para llamar a uno de los sirvientes que estaban en aquella sala.

No te dejó margen a dudas: Ian era un caballero de pies a cabeza. No interrumpió ni una de tus palabras, no pareció molestarse ni tomarse a mal nada de lo que dijiste y lo más importante: Tenías la certeza absoluta que estaba escuchándote, atenta a ti, prestando atención a todo lo que decías.

- Ha llegado a una excelente conclusión. Pero como todo, tiene explicación. Dígame, deseo saber de su opinión. - Alzó el dedo índice, acercándolo al mentón como si estuviera meditando durante unos segundos su pregunta. Algo dentro de ti sabía que aquello era puro teatro para no hacerte sentir incómoda. Sabías que esa pregunta, posiblemente, llevara meses formulada y guardada en los labios del anciano hombre que ahora tenías delante.

- Si usted fuera una maestra, deseando dar su primera lección, pero su alumno se sienta ante usted, preguntándole por la tercera lección... ¿Qué haría? - Movió entonces la mano de un lado a otro, obligándote a callar durante un solo segundo que aprovechó para añadir. - ¿Ignoraría su pregunta para comenzar la lección de una forma correcta y ordenada? ¿O satisfaría las inquietudes de su pupilo, de su chiquillo, a riesgo de que toda su educación fuera desordenada e incomprensible? - Esta vez si calló, permitiendo que hablaras.

- Créame si le digo estas palabras, Mi querida Cristine: No estaría aquí si no tuviera planes para usted. La oferta que tengo para usted es mayor de lo que pueda imaginar. Una que tengo por seguro, que no rechazará. - Su mano voló desde el mentón del hombre hasta el reposabrazos, dándole una vez más aquel aspecto señorial y poderoso, de control de la situación y de señorío.

Y no pareció inmutarse en cuanto comenzó a hablar sobre ese personaje de ficción llamado Magneto. Atendió a las explicaciones, llamándole la atención en varios puntos, principalmente porque le recordaba a otras cosas que si le hacía preocuparse. - ¿Y eso lo consiente la Tecnocracia? - Pareció extrañado, incluso contradijo por unos segundos.

No tardó en razonar que quizás, la más obvia forma de ocultar algo es exponerlo a los ojos de todos. - Así que, en resumen, podemos deducir que es un mero hecho de la casualidad que la persona que interpreta a ese... villano, se parezca a mi. - Fue extraño la seguridad en la que dijo que el otro se parecía al revés, y no a la inversa.

- Quizás, con el tiempo, gustaría de seguir escuchando de tales historias. Pero ahora me gustaría... hablar de el motivo por el cual usted y no otra persona se encuentra aquí. -

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28/01/2015, 00:04
Elphie Burns

- Señorita ¿Desea tomar algo? - Le preguntó la mujer. La sirvienta, a pesar de ser lo que era era realmente guapa y joven. Y a pesar de su condición, iba excelentemente vestida, posiblemente con ropa mucho más cara que la que tu llevabas.

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02/02/2015, 23:21
Cristine Stark
Sólo para el director

Cristine escuchó con suma atención a Ian, parecía que por fin se estaba aproximando al meollo de la cuestión. Cuando el anciano terminó de hablar la señorita Stark meditó unos segundos antes de contestar, en casa le habían enseñado que antes de decir algo lo correcto era contar hasta diez, y la verdad es que era una táctica de lo más práctica. El cerebro, si estaba bien entrenado podía llegar a encontrar mejores respuesta que si se adquiría la dea costumbre de soltar el primer pensamiento que se cruzara... algunos pensaban que aquello era lo más honesto y sincero, pero en la vida no todo estaba movido por la honestidad sino por lo acertado de las palabras y las consecuencias de los actos.

- Lo sensato es esperar al momento adecuado- concluyó Cristine-tiene usted razón, es mucho mejor ir por partes, no se puede empezar a construir una casa por el tejado- "Chiquillo... que palabra tan curiosa..." pensó la muchacha pero prefirió no decir nada sobre eso, seguramente aquel hombre habría tenido hijos y probablemente nietos, pero no le pareció adecuado preguntarle por la familia...- ¿Tecnocracia?- esto ya si que no lo pudo evitar- no es la primera vez que pronuncia esa palabra ¿a que se refiere a una secta, una nueva religión?

Cuando Ian hizo aquel comentario sobre le villano se ficción Cristine sonrió, bastante divertida con la imagen de aquel ilustre señor que parecía estar ofreciéndoleel trabajo de su vida, ataviado como Magneto... con su casco y todo.

- Claro Sir Ian, estaré encantada de mostrarle cosas sobre Magneto, creo que le van a encantar... y sí por favor, les estaré muy agradecida por desvelarme el verdadero propósito de mi invitación a este lugar... ¿Eh?- exclamó algo sorprendida cuando la sirvienta le preguntó sobre si podía ofrecerle algo, Cristine miró a Ian por si oponía alguna pega y finalmente al comprobar que no le pareció inapropiado terminó por realizar su petición- Lo cierto es que me vendría bien un Gin Tonic, si es usted tan amable, gracias- le dijo a la mujer con elegancia mientras volvía a centrarse en Ian, a la espera de que solventara sus preguntas.

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13/05/2015, 23:50
Ian

- Lo sensato es ir por partes. - Repitió tus mismas palabras, de una forma lenta y concisa, remarcando todas y cada una de las sílabas. En sus labios, tus mismas palabras sonaban con fuerza, incluso podrías atreverte a decir que sonaban con cierto poder. Un poder que atraía y asustaba a partes iguales. Por eso cuando clavó su mirada en ti, un escalofrío terriblemente humano recorrió tu espalda.

Sonrió, pero no dijo el motivo.

- Tecnocracia, un grupo de poder. Para que me entienda... los conspiradores lo llamarían "El Poder en las Sombras que Mueve el Mundo", pero no son más que aficionados, mortales que pretenden llegar a donde su alma jamás les permitiría. - No hubo duda en sus palabras, más bien, parecía algo que había recitado de memoria, como si los conociera perfectamente, como si tuviera la certeza de que existían y no eran solo "Invenciones de unos pocos conspiradores de lo oculto".

Asintió con la cabeza cuando Cristine le pidió permiso para tomarse algo. Miró a la sirvienta, y asintió con la cabeza, dandole permiso también a ella para retirarse. - Quiero contarte algo, algo que será dificil de comprender... pero tu solo tendrás que escuchar. -

Hizo una pausa, afilando la sonrisa.

- Yo estaba casado, Andrea Machelli, una gran mujer, hermosa e inteligente como jamás he conocido. Ella esta muerta... y yo también. - Sentenció, con total tranquilidad. - La diferencia es que sus restos son solo polvo en algún ataúd Veneciano, mientras yo puedo sentarme aquí contigo, disfrutar de mi bebida y contemplarte. Lamento si suena presuntuoso... pero creo que en comparación a mi mujer, yo salgo ganando. - Concluyó durante unos segundos.

- Te miro a los ojos y veo en ellos que no comprendes. Claro que no... es el tiempo de la razón, y no vas a creerte que sea un muerto en vida solo por que te lo diga ¿Verdad? -

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18/05/2015, 22:49
Cristine Stark

Cristine no sabía como explicarlo pero a cada palabra que pronunciaba Sir Ian más miedo sentía. Como si al terminar de pronunciar su discuros aquel hombre, la amenaza que se había mostrado latente desde que pusiera un pie en aquel sitio, tomase forma. De manera irracional apretó el vaso con el gin-tonic posicionándole más cerca de su pecho, como si de aquella manera aquel vidirio tuviese el poder de detener cualquier peligro, al mismo tiempo que se retrepaba en el asiento tratando de mantener la distancia con el caballero. Quería irse a casa... ¿qué demonios estaba haciendo allí?

- Venecia... si que ha viajado usted- soltó aquella tontería para tratar de templar sus nervios. Después de toda la demostración de poder y todas las espectativas generadas, resultaba que tenía ante sí a un demente. De repente ya no le interesaba ningún trabajo que quisiera ofrecerle... aquel hombre estaba loco y ella todavía más por seguirlo- Un muerto en vida... ¿Cómo Drácula? creo que debería separar la realidad de la ficción o no incurrir en la bebida...a todo esto ¿donde está la suya?- miró alrededor en busca de la muchacha que le había servido a ella, quería salir corriendo de allí, no sabía por qué, pero algo en su interior le gritaba que si no salía estaría perdida...- En eso último tiene usted razón, suelo ser muy escéptica con todo, pero no es necesario que me realice ninguna demostración, son ya muchas las cosas que me ha mostrado y no deseo hacerle perder el tiempo- ahora a ver como se quitaba a aquel loco de enmedio.