Partida Rol por web

15 de Diciembre.
22:10, Irish Pub, Calle Haight Número 668.

- ¿Y tú qué piensas, April? - La pregunta vino de los labios de Lisa, quien mantenía un enorme vaso de cerveza entre los dedos. Esperaba tu respuesta, con las cejas ligeramente alzadas y con una pequeña sonrisa, al ver que no estabas atenta a la conversación que Lisa y Melissa estaban manteniendo.

Estabas repasando la conversación con tu padre. Al principio, la conversación con él se había desviado por el camino de siempre. Preguntas sin aparente sentido que él, en su analítica estructura profesional, le encontraría sentido. Pero al final de tu conversación telefónica con él, algo había cambiado en su tono de voz. Parecía más nervioso, o preocupado. Lo que más extraño te pareció, fue que te contara como le había ido a él con sus clientes. Quizás, solo una estrategia nueva para hacerte hablar, quizás, algo más.

- April, tía... ¿Estás despierta? - Pregunto esta vez Mel, frunciendo el ceño ligeramente, mientras chasqueaba los dedos delante tuyo. Lisa llevaba una chaqueta de piel de un color rojizo, con una camisa de color oscura por debajo, a juego con el color de su pelo. Melisa, como siempre, iba algo más recatada, con un jersey. La primera tenía una cerveza entre manos, y la segunda una Coca-Cola. Se había quejado de que os cogierais una cerveza cada una, teniendo en cuenta que era miércoles y el día siguiente había clase.

El día siguiente tenías las asignaturas que menos te gustaban, los jueves siempre habían sido el trampolín para el fin de semana. Llevaba siendo así desde principio de curso... del año pasado.

El bar estaba a medio llenar. Y no es que hubiera poca gente, es que el bar era bastante grande. Por el sitio donde estaba, que no era poco céntrico, estaba frecuentado por varios chicos y chicas de clara ascendencia irlandesa. El camarero seguía apoyado en la barra, viendo algún partido de futbol en diferido, mientras la música, típica irlandesa, resonaba por el local.

- ¿Deberíamos ir mañana a clase? Te volvió a preguntar Lisa, mirándote un segundo antes de darle un nuevo trago a la cerveza. - Yo tengo que ir si o si - Contestó Melissa, encogiéndose de hombros. En ese instante, se acercó un chico que tendría vuestra edad, dejando en el centro de la mesa tres sándwiches, y mirando de reojo a Lisa, sin decirle nada, y volviéndose hasta la barra. Era el hijo del dueño.

Estoy embobada en mis pensamientos, mi cuerpo está en el Irish Pub pero la mente en otra parte muy distinta ¿Por qué papá me había contado cómo le había ido a él? Tal vez este preocupado por algo y quiera contarlo, a fin de cuentas él siempre está escuchando los problemas de los demás y no sé si él se desahoga contando los suyos. Imagino que con mamá, pero la verdad es que no tengo ni idea.

El chasquido de Mel hace que vuelva inmediatamente al Irish, la verdad es que desde pedimos no las he hecho ni caso ya que estaba absorta dando vueltas a lo que tenía en mente. Pero si había quedado con estas era para pasar un buen rato, y la alegre música siempre animaba en este sitio. a Lisa la solía ver mucho pero Mel estudiaba Química que era una facultad totalmente diferente.

- Perdonad chicas, estaba embobada. Que os iba a decir... -Me organizo un poco mentalmente para ponerme al día.- Mañana es jueves así que paso de ir a clases, ya pediré los apuntes a alguien. Mañana llamó a Holly y salimos las cuatro de fiesta, ¿vale? -Digo esto mirando a Mel ya que Lisa doy por hecho que va a aceptar.- Imagino que te vayas hoy pronto si tienes mañana que madrugar, ¿que asco, no? Con lo bien que te lo pasarías con nosotras... - La pico un poco y miro un momento a Lisa.- ¿Y qué tienes pensado para hoy, guapa?

Mientras espero que Lisa responsa ya que yo no tenía nada planeado para hoy veo acercarse al joven camarero con tres sándwiches para nosotras. No puedo evitarme en como mira a Lisa así que cuando se va la doy un codazo cariñoso.

- ¡Ey, ¿y esas miraditas?! Madre mía, aquí hay algo que no nos has contado, Lisa.

- ¿Embobada? ¿Y en quien estabas pensando? - No te esperabas una pregunta de esa naturaleza de labios de Melissa. O quizás todo lo contrario y eran aquel tipo de preguntas de su parte lo que echaste de menos los últimos meses. Fuera como fuera, habías creado público, ya que Lisa también estaba esperando conocer la respuesta a quien o que había arrancado a su amiga de las gélidas garras de la realidad.

- ¿Que tenéis en mente? - Preguntó Melissa, mientras de reojo, podías ver a Lisa beber de su cerveza, sin decir nada, o afirmar con ningún gesto. Pero conocías a tu amiga, y sabías que aquello solo podía significar que daba por supuesto que ella iría, y que tu ya sabías esto. Incluso Melissa la incluyó haciendo su pregunta en plural.

- No me lo recuerdes, con lo a gusto que estoy aquí... -  Melissa se quejó lanzando un largo suspiro. Apartó la Coca-Cola a un lado, y tras poner el antebrazo sobre la mesa, apoyo la frente sobre el brazo, durante unos segundos de auto lamentación. Entonces, levantó la cabeza y te miró - Venga... me quedaré un poquito más, por vosotras. Pero solo un poquito ¿Vale? -  Levantó la mano, alzando el dedo índice y colocándolo sobre el puente de la nariz.

Por su parte, Lisa siguió con la mirada al chaval, hasta que recibió tu codazo, que pareció sacarla de su ensoñación o planificación mental. Te miró de reojo, riendose llegando incluso a aparecer cierto rubor en sus mejillas, que disimuló elegantemente moviendo la mano de un lado a otro. - No tía, que ayer vine y hablé un rato con él... yo creo que tiene todas las fichas para ser el futuro ex novio de Lisa Jones - Para la última frase, se inclinó hacia adelante, bajando el tono de voz, y dedicándole una nueva mirada al chico, que ahora hablaba con su padre tras la barra.

- ¿Tú piensas que... ? - Te preguntó, dejándolo en el aire, y volviendo a mirarte, esperando tu opinión como si fuera determinante en su hoja de ruta.

- Antes me llamó mi padre, ya sabéis, siempre con sus estúpidas preguntar que me ponen mala. Pero me empezó a hablar de como le había ido a él... no sé, es algo muy raro. Puede que este preocupado o algo. -Hago una pausa para tomar un trago de la cerveza.- La verdad es que los psicólogos siempre están escuchando los problemas de los demás pero imagino que ellos no tengan a quien contar los suyos propios.

Me alegro cuando Mel se decide a quedarse y no puedo evitar sonreír. No me hubiese gustado que nos dejase tan pronto aunque lo tenía que decidir ella... aunque ya estaba ya para influenciarla. Por lo menos habría que tomar alguna más o lo que surgiese. Ante la respuesta de Lisa sobre ese chico la miro con picardía y bajo la voz para contestarla:

- Así que te gusta, te estás poniendo roja no puedes negar ya nada. -Le hecho un vistazo rápido.- Me parece buen partido y puede significar alguna cerveza gratis para nosotras durante una temporada. -Me río seguidamente en un tono de voz más alto.- Bueno, cuéntanos un poco sobre él ¿O estuvisteis ayer hablando del tiempo todo el rato?

- ¿Tu padre? - Mel se te quedó mirando, extrañada por lo que acabas de decir. Las pocas veces que has hablado de tu padre, ha sido para quejarte de sus intentos por analizarte e interrogarte con cada llamada. Aquello cogió por sorpresa a tus amigas. Bueno, cogió por sorpresa a Mel, ya que Lisa aun estaba pensando en aquel chico tras la barra.

- Pero... - Comenzó a decir dejándolo en el aire, pensando que va a decir. En ese momento, Lisa saltó como si el tiempo no hubiera pasado, y giró la cabeza hacia ti, mirándote y negando con la cabeza rápidamente. - No, no, no, no... ¿O si? - Acabó por preguntarte, con ciertas dudas, mientras aquel rubor se iba extendiendo, mientras una sonrisilla estúpida se dibujaba en la comisura de sus labios.

- Bueno, a ver... ayer estuvimos hablando. Resulta ser que es jugador de Waterpolo, y le gusta escuchar, y le dejó la novia hace poco... ¿Crees que...? Señaló con la cabeza hacia el chaval, dejando la pregunta en el aire, con una pequeña sonrisa.

Mel se quedó mirando a Lisa, sin decirle nada. Ahora tenía más curiosidad sobre lo que había pasado con tu padre, que el nuevo lio amoroso de Lisa. Esperaba que esta dejara el tema, para poder seguir hablando sobre tu padre.

- Guau, pareces una adolescente de quince años nerviosa por su primer beso. -Le gustaba de verdad ese chico porque de lo contrario no creo que se hubiese puesto así.- Si hace waterpolo debe estar en buena forma, no hay mucha gente que sepa escuchar y si le acaba de dejar la novia estará sensible ¡Así que ataca! -Digo entre risas pero me apetecía compartir mis inquietudes y Lisa solo tenía ojos para él.- Acércate y pregunta a ese chico a qué hora termina. No te quedes sin hacer nada que a lo mejor otra más lista se te adelanta.

- Pues... no sé, tía. -Digo volviendo a la conversación con Mel.- Siempre está con sus preguntitas y toda esa basura pero ahora no sé que le pasa. Estará agobiado o algo le preocupa, también puede ser normal con Mary haciendo lo que le da gana. Las últimas veces que ha hablado con teléfono con ella había estado de broncas con nuestros padres... Aunque no sé, yo también era así a su edad...

La verdad es que no sabía de que podía tratarse, a lo mejor era tan solo una percepción mía y estaba confundida. Pero el tema es que llevaba dando vueltas al tema en la cabeza desde que terminamos de hablar por teléfono mi padre y yo.

- ¿Primer beso a los quince años? - Preguntó, ampliando su sonrisa. - Tía... que yo no soy tan recatada. - Bromeó, mientras volvía la vista hacia aquel chico. Y según ibas hablando de él, repitiendo lo que te había dicho, su sonrisa se convirtió en una de esas sonrisas estúpidas, apoyando la cabeza en la mano, y el brazo en la mesa, mirándolo.

- Tienes razón. - Acabó por decir, poniéndose en pie de sopetón, y cogiendo su cerveza, dándole un trago largo, hasta terminarla y dejarla sobre la mesa. - Ahora vengo - Dijo a las presentes, con total convencimiento, marchando hacia la barra, donde comenzó a hablar con aquel chico.

Mel, que se limitó a callarse y negar con la cabeza ante la rapidez de Lisa para encapricharse, miro a April. - ¿De que estábamos hablando? Ah, si... de las paranoias de tu padre. - Y guardó silencio mientras explicabas lo que había pasado, lo que pensabas y tus sensaciones. - ¿Pero... tu padre mencionó a Mary en algún momento? - Preguntó, confusa. Tomó Coca-cola, dándole un nuevo trago y el limón con cierto asco, pero no dijo nada más.

- Yo lo llamaría. Le preguntaría claramente que qué le pasa, sin rodeos. O... ¿Por qué no llamas a tu madre mejor? En ese momento, Lisa volvió a la mesa, sentándose una vez más... con otra cerveza en la mano. - Misión cumplida. ¿Para qué vas a llamar a tu madre? Te preguntó, añadiéndose a la conversación como si no se hubiera marchado en ningún momento.

Mel miró a Lisa, señalando la cerveza. - ¿Otra? - Preguntó, pero Lisa se limitó a sonreírle y encogerse de hombros. - Algunas no tenemos clase mañana. ¿A que no, tía? - Te preguntó, alzando el botellín de cerveza para chocar.

- No, no dijo nada mi hermana. Es tan solo una suposición mía. -Escucho sus consejos atentamente pero pongo una mueca ya que no me convencen del todo.- Eso es ser muy directa... no sé. La verdad es que no es mala opción... -Dudo unos momentos sobre que hacer, si hago lo que ha dicho Mel seguramente me termine enterando.

Veo que viene Lissa con otra cerveza. - Estábamos hablando de que llamase a mi madre para... ¡Bah, si estás embobada! Hoy no vas a escuchar nada de lo que te diga. -Niego con la cabeza pero termino chocando las cervezas.- La verdad es este fin de semana me apetece pasármelo ben y no pensar en preocupaciones. Ya cuando lleguen los exámenes y esas mierdas será problema de la futura April. -Añado con una sonrisa, acababa de terminar la semana de clases y me apetecía divertirme.

- No seas así, tía, anda, cuéntame que ha pasado... que ya me encargaré de Patrick después - Te guiñó el ojo, en clara alusión a que ya tenía algo planeado, pero que por el momento, estaba pendiente de ti.

Amplió su sonrisa cuando chocaste la cerveza con ella, y miró de reojo a Mel, con una de esas miradas que llevaban un mensaje incluido. Pero esa mirada no tardó más que unos segundos en desviarse hacia ti, dibujando una pequeña sonrisa que acabó cuando se llevó la boca del botellín a los labios y bebió una vez más. - Eso tía, aso es lo que quería escucharte decir, que todo eso será problema de la futura April, y de la futura Lisa. Ahora a divertirnos. -

- Venga dime... ¿Para qué ibas a llamar a tu madre? - Volvió a preguntar, con renovado interés, apoyando ambos codos en la mesa, y cerrando los puños, la cabeza en los puños. Guardó silencio, y Mel hizo el gesto de decir algo, cuando tu teléfono móvil comenzó a sonar.

- Está bien, verás... antes me llamó mi padre por teléfono. Al principio era lo mismo de siempre, un bombardeo de preguntas que aquello parecía una entrevista o algo así. Vamos, lo de siempre. -Digo soltando un suspiro.- Pero el caso es que luego me empezó a contar que tal le había ido a él con los clientes ¡Flipas! Aunque me lo hubiesen dicho hoy nada más levantarme no me lo hubiese creído pero así fue. Además tenía un tono entre preocupado y nervioso. No sé por qué, estaba comentando con Mel... -En mitad de la explicación noto que me llaman al móvil.-  Me llaman, termina de contarselo Mel lo que hemos hablado.

Me levanto de la silla y descuelgo el móvil:

- Aquí April. -Me dirijo a la puerta del Irish Pub para poder hablar bien sin tanto ruido.- Un segundo que salgo de aquí y podemos hablar.

- Claro - Contestó Mel, alzando el dedo pulgar en señal de aprobación. Lisa derivó su atención de ti hasta Mel, cruzandose de brazos e inclinandose hacia adelante, mientras Mel comenzando a contarle lo que habíais estado hablando.

Te dirijes a la puerta, descuelgas el telefono y contestas. La voz al otro lado tarda unos segundos en contestar, pero si puedes escuchar un grna jaleo al otro lado del telefono. Sonido de megafonía, y el murmullo de la gente. Miras el telefono, para ver el número. Es un número local, pero no lo reconoces.

- Buenas noches - Saludó una señora. Debía tener la veintena larga, pero no reconocias la voz - ¿Es la Señorita April Jackson? Le llamo del Hospital Sant Francis, aparece como número de contacto de la señorita...  Miller. Susan Miller. ¿Le dice algo este nombre? -

Me quede de piedra al escuchar la voz al teléfono, una serie de sentimientos encontrados me empezaron a asaltar. Las heridas cicatrizadas del corazón volvían a abrirse y en cuestión de segundos mi mente vagaba naufraga en un mar de dudas. Después de lo que me hizo me había costado superar la ruptura pero me estaban llamando del hospital, debía ser grave si habían mirado la lista de contactos de su teléfono móvil ¿Qué hago? Si no voy no me lo podré perdonar...

- Sí, somos amigas íntimas ¿La ha pasado algo? -Joder April, no seas idiota. Claro que ha debido pasar algo o de lo contrario no te llamarían del hospital.- ¡Dios, ¿cómo se encuentra Susan?! ¿Es algo grave?

Hablo al teléfono algo nerviosa, de los hospitales nunca llaman para nada bueno ¿Qué puede haber sido? ¿Un accidente? Si tengo que ir allí no sé si contárselo de primeras a Lisa y a Mel. Una tiene un ligue pendiente y la otra tiene clase, no las voy a dejar muy colgadas si me voy creo yo.

De pie, frente al pub con el teléfono colgado de la oreja, y aquella mueca de preocupación y duda pintada en la cara. Habría sido una instantánea ideal para el objetivo de tu cámara, uno de esos instantes que sabes que son imposibles de crear, o reproducir. Solo instantáneas frutos de la casualidad y el azar.

Y de ello te diste cuenta al verte reflejada en el cristal de uno de los escaparates de la calle del frente.

- Bueno... será mejor que venga a verla, Señorita Jackson. - La voz intentó sonar neutra y carente de emoción, pero debía ser de sus primeros días, o por otro lado, algo muy grave, pues su voz parecía a punto de romperse en cualquier momento. Incluso podía escucharse la respiración de la mujer, cuando el volumen del sonido de fondo -el clásico sonido de hospital - te daba la oportunidad.

- Se encuentra en la UCI, planta baja, sección 21. Cuando llegué a recepción pregunte por la sección 21 de la UCI y alguien le traerá hasta aquí. Lamento la noticia y... muchas gracias -

...

...

...

El sonido del teléfono colgado por tu interlocutor, sin esperar respuesta. El mundo se había parado un solo segundo, y algo, en alguna parte, se había roto. Y solo tu parecías consciente de ello, pues el mundo seguía, como si nada. La gente caminando por la calle. Los coches pasar. Un hombre con una cámara echando fotos de la calle. Tus amigas dentro, hablando tan animadamente.

Todo seguía igual... y para ti ahora todo era distinto.

Me quedo perpleja después de que cuelguen la llamada, un sentimiento de preocupación me taladraba la mente sin dejarme pensar en nada más. Tengo que ir de inmediato al hospital, cojo el coche y voy para allá de inmediato. Intento relajarme y vuelvo a la mesa con mis amigas intentando fingir que no había pasado nada. Tan solo que seguía con la tonta preocupación por lo de mi padre.

- Me tengo que ir, chicas. -No tenía ninguna excusa pensada así que soy directa.- Perdonadme por dejaros así, mañana hablamos.

Me marcho rápidamente del Irish Pub, no quería dar explicaciones ahora a mis amigas. Saben que lo pasé mal con la ruptura e ir a verla de nuevo sea mala idea... ¡Joder! No tengo nada claro pero siento que debo ir al Hospital. Apuro el paso hasta llegar al coche, entro en el asiento del conductor y respiro. Sé que no voy a relajarme hasta llegar allí así que no pierdo el tiempo, arranco el coche y voy para allá.

No podía haber calculado el tiempo del trayecto, veía la ciudad y contemplaba que nada había cambiado para nadie. Se me llena la cabeza de pensamientos sobre lo que le puede haber pasado a Susan pero intento no seguir pensando, estoy muy sensible y todo ya me está afectando demasiado. Busco aparcamiento en el parking del hospital y voy corriendo hacía la entrada notando como tengo el pulso acelerado. Me dirijo hacía recepción claramente alterada:

- Perdone, me acaban de llamar por teléfono desde el hospital y... -Suelto un suspiro para relajarme un poco y pensar dos segundos que iba a decir.- Vengo a ver a Susan Miller, está en la sección 21 de la UCI.

Giraste la llave del coche, sacándola del contacto del mismo, y guardándolas antes de hacer nada más. sujetaste un momento el volante con fuerza, sintiendo cierto desaliento cuando viste por el parabrisas frontal otro coche donde había al menos media docena de chavales de edad comprendida entre los 20 y 25 años abrazándose entre lágrimas.

Era evidente que no habían recibido una buena noticia. Que ellos, como tu, debían estar haciendo algo entretenido, divertido incluso cuando los llamaron. Y ahora, como tu, estaban allí llorando algo que no sabías, pero de que alguna manera -quizás esa empatía natural ante las circunstancias más duras de la vida- te trasmitían ese sentimiento de pena.

Finalmente, abriste la puerta del coche, cerrándolo al bajarte, y caminaste hacia el ascensor. cuanto más cerca estabas de tu destino, peores eran las imágenes que venían a tu cabeza.

Las puertas del ascensor se abrieron. Dentro había una persona. Un hombre, vestido con una chaqueta verde pálido y una camiseta de color oscuro, además de unos pantalones tejanos. Pero lo más destacable fue la cámara que llevaba entre las manos. Una Nikon D1. El hombre tenía los ojos claros, el pelo rubio y largo y una barba de dos o tres días.

Cuando subiste al ascensor, no se bajó. Tampoco te saludo, como si estuviera congelado.

Demasiado preocupada en lo que estabas, corriste hasta recepción en cuanto el ascensor llegó a la planta de recepción. Había muchísima gente, pero te colaste con cierta astucia, lanzando la pregunta a la mujer de recepción. Y como si fuera uno de esos tópicos vistos por la televisión, quien te atendió era una mujer de color, de unos 40 años y con algo de sobrepeso.

- Déjame ver... - Dijo, tecleando algo en un ordenador, pero por la velocidad de teclear, no tenía demasiada practica. - Aquí, si. Susan Miller... y tu debes ser... April ¿No? - Señaló hacia su derecha. - Coge el último ascensor hasta la planta B1, y el pasillo de la derecha. Los números están en la puerta. No esta permitido correr, ni gritar. Las horas de visita terminan dentro de media hora, así que date prisa, cariño -

La unidad de cuidados intensivos era un lugar desolador. Un lugar donde nadie desearía estar, ni ingresado, ni de visita. Los gritos de agonía y dolor de algunos pacientes rompían un ambiente saturado por el olor a arsénico, el color blanco y verde, y la triste canción dell amento de las visitas.

Todo aquello solo ayudaba a agravar cualquier cosa que pudieras imaginar. Y al llegar al número 21, finalmente, la viste. Estaba sola, con la luz apagada y dormida - o al menos, con los ojos cerrados -

Vestía la clásica ropa de hospital y estaba tapada por una sábana hasta el cuello, y de esta solo sobresalía un brazo, el cual llevaba varias vías conectadas, además de los controles para monitorizar sus constantes.

Llevaba la muñeca vendada.

Con el corazón en un puño entro en la habitación y veo como se encuentra. Me acerco a la cama donde se encuentra y me coloco a su lado contemplando a Susan, no sé que decir ni tan siguiera si me puede escuchar ¿Vendrá alguien a contarme que le ha pasado? Pongo mi mano suavemente sobre la suya y la digo en el tono más tranquilo que puedo:

- Susan, estoy aquí. Soy April, me han llamado y he venido al hospital. -Le digo en un tono suave esperando que reconozca mi voz.- ¿Estás despierta?

No me gustaba nada el ambiente del hospital, era opresivo y desolador. Ojalá no sea nada grave y estés fuera rápidamente, esto no se lo deseo a nadie. Pero si estaba en la UCI es porque algo grave la ha debido pasar, dios mío, ¿por qué no me dice nadie qué ha sucedido? Los nervios me vuelven a sacudir, si Susan no está despierta pienso en ir a ver a alguna enfermera para que me digan que le ha pasado.

El sonido constante del "Bip, bip, bip, bip" siguió repitiendose continuamente sin variar un ápice desde que entraste por la puerta. Era el monitor de pulso de Susan, y por lo que podía verse, aunque era débil, era constante y estable.

Allí no apareció nadie. Nadie fue a recibir a April una vez llegó a la planta, ni le preguntó nada cuando entró en aquella habitación. Posiblemente, nadie se preocupara sobre el estado de Susan, o simplemente, daban por entendido que si estaba allí, era por alguna razón. Que nadie sería capaz de estar allí por gusto o placer.

El tiempo pasaba, y tomas su mano, hablandole. Durante varios segundos, que parecen hacerse eternos, no pasa nada. No se mueve, ni dice nada. El tacto con su piel es frio, y esta algo más palida que de costumbre. No tiene buena cara, pero a pesar de todo, puedes ver como aquella era la cara que solía tener dormida.

Tan tranquila, tan placida.

Entonces, el sonido del monitor de que registraba sus pulsaciones comenzó a marcar un ritmo un poco más alto, y sentiste un pequeño apretón en tu mano. Susan gióo la cabeza, buscando el origen de tu voz con losojos aun cerrados, y frunció el ceño, como si acabara de despertarse de un sueño demasiado largo.

Y la única palabra que consiguió articular, con aquel tono de voz tan tenue, tan suave, que tanto te recordaba a cuando se despertaba, fue tu nombre.

- ¿...A...a....pri...l...? -

El desconocimiento de que la había pasado estaba acabando conmigo, confiaba cuando supiese que le había pasado podría respirar más tranquila. Pero aquí nadie venía, ni médicos ni enfermeras, ya no sabía si me encontraba triste o furiosa. Necesitaba algo de tiempo para asimilar todo esto pero ni siquiera sabía que estaba sucediendo ¡Odio los hospitales! Es lo único que podía pensar.

Cuando escucho su voz es un pequeño rayo de esperanza, al menos no debía estar tan mal. Intento sonreír pero mi cara de preocupación no me deja. Estoy demasiado tensa y noto las lagrimas en mis ojos, la sombra de ojos del maquillaje debe estar horrible ¿Pero por qué me preocupo por estar presentable? Realmente no quiero pensar en nada, pero aun así tardo unos segundos en responder.

- Sí, soy yo. Estoy aquí, a tu lado. -Digo mientras la sigo sujetando la mano. No la recordaba tan pálida ni tan fría, debía estar muy débil. Debe estar aturdida, continuo con un un tono suave y lento.- Estamos en una habitación del hospital pero no me han dicho que te ha pasado ¿Sabes qué te sucedió? 

Decido decir solo eso, hablar más tal vez sea excesivo pero esperaba que mi tono la tranquilizara y que me pudiese contar que la había pasado. Seguramente debería quedarme la noche como acompañante, tenía idea de que se podía quedar una persona a acompañar el enfermo durante la noche aunque no sabía como funcionaba eso en este hospital.

Susan abrió los ojos finalmente. Buscó tu rostro entre las sombras de la habitación, hasta que dio con tus ojos, a los que se quedó mirando. Se destilaba tristeza en su mirada, pena o angustia. Movió la mano, soltando la sábana, y buscando la tuya mientras pasaba la yema de los dedos por la tela, al encuentro de tu piel.

No fue hasta que pasaron unos segundos, que enfocó sus ojos y se te quedó mirando. - Es.... estas... horrible...  - Intentó bromear al ver que tu maquillaje se había visto afectado por las lágrimas, con un gesto de humor cansado, intentando esbozar una sonrisa que se convirtió en una mueca de dolor cuando su muñeca tocó el borde de la cama. Tenía las muñecas vendadas, de eso te diste cuenta prácticamente al momento.

Hizo una pausa, pensando sobre lo que le habías dicho. Miró a su alrededor entonces, confirmando tus palabras, y volvió a cerrar los ojos, retirando la mano y la vista de ti, para acabar cerrando los ojos. Resopló por la nariz, pero tan débilmente que si no fuera por cómo se deshinchó su pecho, no lo habrías percibido.

- Estaba... estaba... - Hizo una pausa, pensando, buscando las palabras. Le estaba costando hablar. - ...con él... me llamó... y me dijo que no merecía la pena... que acabara con todo... - Acabó por decir con total dificultad, mientras viste con claridad que sus ojos comenzaban a inundarse de lágrimas.

Pasó por el pasillo una enfermera hasta el final del pasillo, escuchando que estaba despachando a los visitantes allí.

Escucho sus palabras y vuelvo a mirar sus muñecas. Se ha intentado suicidar cortándose las venas pero no me queda claro el motivo ¿Qué quería que con que ya no merecía la pena? ¿Se refería a ella o a su relación con ese hombre? ¿Desde cuando Susan se fijaba en chicos? No sé si lo estoy entendiendo bien, esta hundida pero tampoco quiero darla palabras de apoyo después de todo lo que me hizo. Ese rencor vuelve a aflorar en mis sentimientos recordando el daño que me había echo y mi mente sigue confusa.

- Explícate mejor porque no lo estoy entendiendo muy bien y hoy no hay más tiempo. Veo que te has intentado suicidar... -Ahora necesitaba consuelo pero no estaba dispuesto a dárselo hasta entender todo esto.- ¿Quién era él que te dijo eso? ¿Es tu novio? -La segunda pregunta fue inconsciente y me sorprendió hasta a mi pero añado sin rodeos.- ¿Qué era lo que no merecía la pena? Dime.

Mientras preguntaba intentar mantener un tono firme pero no me fue del todo posible, verla derrumbada me provocaba tristeza a pesar de todo. Creía que la odiaba profundamente pero si fuese verdad no me debería estar afectando tanto, ¿qué demonios te pasa, April? El tiempo parecía que estaba a punto de agotarse y me tendría que ir en breve. Pero no quería hacerlo sin al menos enterarme de lo que había sucedido.

- Tienes que contármelo ya, Susan -Digo mientras tomo su mano con cuidado de no hacerla daño en las muñecas.- No me queda mucho tiempo ahora, se está terminando el horario de visita.