Partida Rol por web

Asamblea de Bestias

Última Noche - La Llegada

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27/05/2014, 01:39
El Libro de Nod

Aquella era la última noche del año. Treinta y uno de Diciembre de Mil nueve cientos noventa y nueve. La dirección que os habían facilitado era una torre en el centro de San Francisco, una Torre privada que según decía la gente, permanecía cerrada al público, y de la cual solo la más selecta gente podía entrar o salir.

Un lugar que por lo que habíais podido escuchar y oír, permanecía siempre en silencio, donde jamás se veía a nadie por las ventanas, donde jamás se habían visto una luz encendida.

Pero aquel día era distinto, la torre estaba iluminada como si se tratara del árbol de Navidad de Central Park, y sus puertas principales estaban abiertas de par en par. A cada lado de la puerta había dos hombres, seguridad privada, que comprobaban quien entraba y quien salía del edificio.

Aquella noche no había nevado, pero hacía frío, mucho frio. La suave brisa se traducía en un gélido frío que cortaba como si de cuchillas se tratara. Y a pesar de lo despejado del cielo, no podía verse la luna. Aquella noche era una noche oscura, solo combatida por las luces de la ciudad, luces artificiales que daban cierta sensación de calidez o seguridad. Un reloj en la esquina de la calle marcaba la hora.

Había llegado la hora.

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30/05/2014, 01:10
Dex

31 de Diciembre de 1999.

Tu limusina acababa de detenerse ante la puerta principal de La Torre Russ. Tu chófer se bajó de la limusina, caminando hasta la puerta junto a la que te encontrabas y abriéndote la puerta. Al abrirse pudiste ver aquella aguja que se alzaba hasta el cielo, iluminada como jamás habías visto edificio alguno en tu vida.

Al bajarte de la limusina, esta se marchó, dejándote sola. En aquel momento, pensaste que mejor deberías haberte traído algo más abrigado. La brisa, aunque suave, helaba la sangre y congelaba la piel. Por la calle, pasaba todo tipo de gente, todos gente común que deseaba llegar pronto a su casa, para estar con su familia, Pero tu estabas allí por otra persona.

Habías ignorado la visita con tu familia, con tus amistades, con tus contactos. Todo por estar allí, en aquel momento.

Con él.

Porque él había cumplido su palabra, y junto a aquellos seguratas que estaban cubriendo la puerta, estaba Dex, de brazos cruzados, mirándote con una pequeña sonrisa. Esta vez, estaba vistiendo de una forma elegante. Un traje hecho a medida, a juego con tu traje. Y no fue hasta que cruzasteis la mirada, que no se separó de la pared, comenzando a caminar hacia a ti, a paso lento.

Tenías claro, por algún motivo, que él estaría allí, esperandote. Una corazonada que no falló. Y no pasaron más que unos segundos, hasta que se plantó delante tuyo, a solo medio paso de distancia, mirandote fijamente sin decir palabra todavía, esperando que fueras tu quien iniciara la conversación.

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30/05/2014, 01:21
Thomas Wilson

31 de Diciembre de 1999.

Tu limusina acababa de detenerse ante la puerta principal de La Torre Russ. Tu chófer se bajó de esta, caminando hasta la puerta junto a la que te encontrabas y abriéndote la puerta. Al abrirse pudiste ver aquella aguja que se alzaba hasta el cielo, iluminada como jamás habías visto edificio alguno en tu vida. Al final habías acabado accediendo a asistir a aquel lugar en una de las limusinas de tu padre.

Al bajarte de la limusina, esta se marchó, dejándote solo. En aquel momento, pensaste que mejor deberías haberte traído algo más abrigado. La brisa, aunque suave, helaba la sangre y congelaba la piel. Por la calle, pasaba todo tipo de gente, todos gente común que deseaba llegar pronto a su casa, para estar con su familia. Alzaste la mirada, observando la Torre.

Te sorprendió, pues jurarías que era aun más alta que el edificio que tenía tu padre en el centro, y su idea de enviarte allí para que te rodearas de lo mejor de la ciudad, comenzaba a tener consistencia solida. Por desgracia al bajar la mirada, descubriste que allí estaba esperándote alguien: Tu padre.

Su enfermedad todavía no lo había consumido, pero si es cierto que pudiste ver que ahora se encontraba ligeramente más delgado, más pálido. Y aun así, era incapaz de borrar esa sonrisilla de superioridad, esa sonrisa de poder hacer lo que deseara cuando lo deseara. No te había dicho que él estaría allí, y pareció disfrutar de tu expresión al verte descubrirlo.

Caminó hasta ponerse a tu lado. - Espero... que trajeras la invitación, Logan. - Comentó, con una pequeña sonrisa, mirando de reojo la entrada del edificio.

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30/05/2014, 01:39
El Libro de Nod

Saliste pronto de casa. Cuando saliste, todavía caía el sol por el horizonte, y por caprichos del destino, te habías acercado hasta el Golden Gate a contemplar la puesta de Sol en el último día del año. Habías pasado los últimos días dándole vueltas a aquella tarjeta, pensando en lo sucedido en aquel acuario y sin saber si aquella era una buena idea.

Estabas a tiempo. Podías volver y pasar un fin de año tranquilo, sentado junto al televisor viendo pasar los segundos en el viejo reloj del Señor McLaurens. No, esta vez era distinto, esta vez algo había llamado a la puerta de tu mente y de tu corazón: La curiosidad. La necesidad de saber quién te había citado, quien había dejado aquel sobre con tu nombre, quien te estaba esperando.

Quien había organizado todo aquello solo por ti.

Y allí estabas tú, sin tener muy claro lo que dejabas detrás de ti, pero desconociendo totalmente lo que tenías delante. Te bajaste del taxi. Habías pasado las últimas dos horas desde que el sol había caído caminando hacia casa, y cuando llegaste a la mansión del Señor Arthur, cogiste el primer taxi que pasó para dejarte ni más ni menos que plantado delante de la Torre Russ. Una imponente Torre en medio de la ciudad, una fortaleza de acero y cemento ahora abierta para ti.

Pero nadie salió a recibirte. Allí pudiste ver como algunos se bajaban de taxis, de coches o incluso de una limusina, caminando hacia la entrada y saludando a otras personas. En cambio, nadie se acercó a ti, y aun así, sentías que dentro de la chaqueta algo te quemaba. Aquella invitación.

Había llegado el momento de la verdad.

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30/05/2014, 02:04
Logan Wilson
Sólo para el director

La noche de año nuevo había decidido ser una de las noches mas frías del año.O quizá eso era lo que le parecía al joven Logan, pues pocas veces había estado en el frió con nada mas que un fino traje de etiqueta que lo abrigara. "La elegancia tiene su sacrificio en algunos casos." Otra cosa que había comprado el dinero de su padre, junto a la limusina, todo lo que fuera necesario para cumplir con lo que era esperado de parte de alguien con su apellido "Desde la edad media la gente rica tiene que demostrar de todas las maneras posibles que lo es, y después de tantos años aun no abandonamos esta tontería." No estaba entusiasmado por lo que le esperaba en la noche, para el, solo entraría a un lugar donde todos pretendían ser alguien y escondían su verdadero rostro tras mascaras de carne y hueso.Para alguien que repudiaba la monotonía y el automatismo del ser humano, esta entrada era como llegar al primer circulo del infierno, y sabia que aun tenia que recorrer todo lo demás.

Aun así, manteniendo la compostura a pesar del frió y esa pose elegante que muchos dirían también heredo de su padre, miro hacia arriba para admirar la torre. "Una gran obra de la arquitectura, aun así muy misteriosa por lo que se.Tonto el que sea asombrado por esto, aquí adentro no habrá mas que la basura mentirosa mas alta, aquellos que mintieron, traicionaron, y triunfaron." La limusina se fue tan rápido como llego, y entonces vio a aquel fantasma, aquello que poco a poco se transformaba en la sombra de un gran hombre exitoso durante toda su vida. "Un hombre muerto caminando entre los vivos, pero no debería darle esa definición, todos somos hombres muertos."

Se acerco a su padre -Justo cuando creía que los que susurran tendrían dificultad para encontrar mi identidad, aparece mi padre  y salva nuevamente el día.- "Aunque, es tu invitación después de todo, ¿Si vas a entrar sin ella porque demonios se necesita una invitación después de todo?." -Claro que si padre, aunque me sorprende tu presencia aquí...pero ese era tu plan seguramente, sorprenderme otra vez.- Una pausa -Deberíamos apresurarnos, esta no es una noche para estar afuera congelándote en el frió.- "Y mas en tu estado."

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30/05/2014, 03:05
Magdalena Montero
Sólo para el director

               El vestido ahora me parecía poco abrigado porque sentía la piel helada. Estaba hermosa, o al menos bonita, eso creía. La gente pasaba, cada uno en sus cosas, y alguno que otro me dedicaba una mirada, pero no tantas como hubiera querido. “¿Acaso no me veo bien? Creo que me veo bien… pero nadie se está derritiendo por mí…” Bajé de la limusina sintiendo ese frío en mi cuerpo, una sensación de hielo y fuego. El fuego se acentuó cuando lo vi.

                “Por todos los dioses del Olimpo” estaba vestido no sólo increíblemente bien sino que su traje hacía juego con el mío. Me miró y mi corazón se comenzó a acelerar.

 “Tum tum tum…”

                Cuando vio que me aproximaba salió de su postura, contra la pared para dirigirse a mí.

                “Tum tumtumtumtum…”

                ya pensaba que me iba a dar una arritmia cuando clavó esos pozos azules en mis ojos. Era hermoso. No, hermoso quedaría corto, no tenía en mi vocabulario, palabra alguna que describiera su belleza.

                -Me… me… me acordé bien de la hora, creo que vine puntual.

                “Ahí vamos de nuevo, me falta el habla. Idiota!!”

                “tumtumtumtumtum”

                Mi corazón seguía latiendo tan fuerte que temía que él lo oyera.

                -Dex, eehh… supongo que es aquí. Me puse el vestido de la foto. Espero… espero que esté bien. No sé si no debía ser algo más… algo distinto. –La tela de seda se sentía demasiado reveladora y aunque la idea me pareció malditamente sexy cuando me subí a la limusina, ahora que estaba abajo, con él, era como estar desnuda. Y de nuevo esa mezcla de excitación y terror. “¡¿Por qué?! No entiendo cómo me hace sentir así”.

                -Bueno… entonces, ¿entramos? 

                   Algo en mi interior tenía miedo, una parte de mí que yo nunca usaba, una parte de mi alma estaba asustada. Otra, deseaba entrar con este hombre a cualquier sitio. Era suya...

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01/06/2014, 23:38
Arthur McLaurens
Sólo para el director

 

Gabe se acercó a la Torre Russ* a paso ligero, sus piernas parecían más decididas a entrar en ella de lo que lo estaba su mente. Sentía el corazón palpitarle en los oídos, en las muñecas y en el cogote, en todos sitios menos en el que le correspondería.

Volvía a estar nervioso como no lo había estado desde la noche que Noonan le invitó a actuar con él, pero está vez su espectáculo empezaría mucho antes de que los focos se posaran sobre él, está vez el talón no se abriría para darle la bienvenida su aparición sería desde el mismísimo público…Para cuando quiso darse cuenta ya había entrado en la Torre.

Se paró frente un cristal, aprovechando que la oscuridad del exterior le devolvía su reflejo en la superficie habitualmente transparente de esas ventanas, y comprobó su aspecto especialmente se aseguró de que el entallaje de su traje no permitiese resaltar los chismes que llevaba ocultos.

Toda fiesta necesitaba un mago, y el no rompía sus promesas aunque las hiciera a un muerto, no, especialmente si se las hacía a un muerto.

Se pasó una mano por el pelo y enroscó uno de sus diminutos risos en su dedo índice justo como solía hacer Claire cuando eran pequeños, sin embargo, ese gestó no se lo dedicó conscientemente a su hermana, simplemente le salió de sí en un intento de tranquilizarle.

Arthur Mclaurens pronunció buscando la naturalidad en ese nombre, le resultó sorprendente la facilidad con que ese nombre se amoldaba a él, quizás se debía a los años que llevaba pronunciándolo o a qué de cierto modo ya tenía asumido que iba a heredarlo junto a los demás bienes del viejo, pero su pronunciación encajó con tal familiaridad en sus labios que nadie se plantearía si quiera que no fuese su verdadero nombre.

Sonrió satisfecho, acarició la pechera del traje para terminar de amoldárselo y dio la espalda al cristal adentrándose en la torre con la cabeza bien alta y su deje de soberbia en su mirada.

Notas de juego

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04/06/2014, 01:08
Dex

Él se detuvo delante tuyo. Aun no había abierto la boca, pero ya lo había dicho todo. Su lenguaje corporal hablaba por él. Su mirada bajó hasta tus pies, y poco a poco fue subiendo, recorriendo tu cuerpo como si no deseara perderse detalle ni del vestido, ni de tu piel. Y por la pequeña sonrisa que apareció en sus labios, estaba satisfecho con lo que estaba viendo.

No necesito decir palabra alguna para hacerte saber que estaba disfrutando de tu visión. Es posible que no te mirara tanta gente como esperabas por la calle, pero tenías toda su atención. Y por algún motivo, aquello era lo único que deseabas, y solo con tener su atención, su mirada, sentías que habías cumplido con creces tu objetivo.

- Y aunque no lo hubieras recordado, por ti, habría esperado cuanto hubiera sido necesario. - Fue su respuesta, llevando sus dedos hasta tu mentón, acariciandolo con la yema de los dedos apenas unos segundos. No tardó en soltarte, cuando reanudaste la conversación. Él pareció tener ganas de mantener aquel contacto algo más, pero se interrumpió cuando hablaste.

- El vestido esta perfecto. Tu... Estas perfecta. Me alegro... que vinieras como te pedí. No esperaba menos de ti, mi niña. - Y dicho la última palabra, te ofreció el brazo para que te agarraras.

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04/06/2014, 02:23
Magdalena Montero

                Sus ojos enfocaban toda su atención en mí. Nada, nadie, ninguna cosa podría superar esa sensación de sentirme atractiva para él. Ya no me importaba si alguien más había mirado. Mis ojos verdes solamente veían su rostro.

                Dijo que me hubiera esperado igual y el roce de sus dedos sobre mi mentón mandó impulsos eléctricos a los lugares más recónditos de mi cuerpo. “No puede ser… que me sienta así. Y no estoy drogada. ¿Acaso eres mi droga?”. Al retomar la conversación él habló de mi atuendo y de pronto me sentí la mujer más hermosa del mundo, así nomás. Me tendió su brazo para que lo tomara y así entrar al edificio custodiado por hombres de físico importante. No me daba miedo.

                “Podrías estar invitándome a un circo romano y podría ser yo el plato de los leones, podrías llevarme al infierno siendo el mismo demonio, podría ser cualquier cosa lo que me espera tras las puertas y aun así iría. ¿Qué esto que siento? nunca me pasó. El león se convierte en cordero y quiere ser sacrificado… ¿qué me pasa?”.

                Puse mis manos en su brazo. Mis ojos no podían dejar de mirarlo.

                -Estoy lista… mi… ¿príncipe?

                No sabía si era uno, no me importaba… para mí era el mundo, y el cielo, y la noche. Si yo era su niña quería que fuese más que mi padre. A menos que hablemos de incesto, claro está.

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10/06/2014, 01:36
El Libro de Nod

Aquella era la última noche del año. Treinta y uno de Diciembre de Mil nueve cientos noventa y nueve. La dirección que os habían facilitado era una torre en el centro de San Francisco, una Torre privada que según decía la gente, permanecía cerrada al público, y de la cual solo la más selecta gente podía entrar o salir.

Un lugar que por lo que habíais podido escuchar y oír, permanecía siempre en silencio, donde jamás se veía a nadie por las ventanas, donde jamás se habían visto una luz encendida.

Pero aquel día era distinto, la torre estaba iluminada como si se tratara del árbol de Navidad de Central Park, y sus puertas principales estaban abiertas de par en par. A cada lado de la puerta había dos hombres, seguridad privada, que comprobaban quien entraba y quien salía del edificio.

Aquella noche no había nevado, pero hacía frío, mucho frio. La suave brisa se traducía en un gélido frío que cortaba como si de cuchillas se tratara. Y a pesar de lo despejado del cielo, no podía verse la luna. Aquella noche era una noche oscura, solo combatida por las luces de la ciudad, luces artificiales que daban cierta sensación de calidez o seguridad. Un reloj en la esquina de la calle marcaba la hora.

Había llegado la hora.

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10/06/2014, 01:37
Reuben

31 de Diciembre de 1999.

Habíais salido de casa con bastante antelación. Lo cierto era que, desde aquel día, en el bar, ninguno de los dos habíais dejado de darle vueltas a lo sucedido con aquella extraña pareja de hermanos.

Ninguno de los dos se habia atrevido a decirlo, pero lo cierto era que, desde entonces, nada habia sido igual, ni entre vosotros, ni con el resto. A veces incluso os habia parecido escuchar la voz de uno de ellos en vuestro oido, susurrando vuestro nombre, para después perderse en medio de la noche, como si jamás hubiera existido.  Las conversaciones sobre aquellas dos extrañas invitaciones se habian repetido más de una vez entre vosotros, como si hablar de ellas fuera a otorgar mayor o menor logica a lo que habia sucedido aquella noche.

Y, sin embargo, alli estabais los dos, 15 días después de aquel fortuito encuentro. Incluso habiais cogido un taxi para evitar el metro, algo inaudito y que, con casi total seguridad, ninguno de los dos hubierais hecho en circunstancias normales.

Un vistazo a vuestro alrededor os ayudó a daros cuenta de un par de cosas: en primer lugar, reconocistéis enseguida a los dos hermanos que estaban juntos, esperando a que llegarais, con aquellas inquietantes medias sonrisas dibujadas en el rostro.

En segundo lugar, también descubristeis que aquel lugar era casi tan extraño como ellos. Nunca, jamás, habiais visto un lugar que al mismo tiempo fuera tan selecto, y tan variado al mismo tiempo. Sin ir mas lejos, delante vuestra habia una pareja envuelta en oro y pieles, seguida de lo que parecía ser un tipo con una pinta de lo más siniestra, uno de esos que parecia como sacado de una pelicula de sectas universitarias demoniacas. No parecía haber un patrón fijo, ni de edad, ni de sexo, ni de situacion o posicion social.

Tan solo habia una constante, una que se repetia en todos y cada uno de los invitados: aquel sobre, aquella entrada igual que la vuestra sin la que, al parecer, nadie podia acceder a aquel lujoso lugar que tan atrayente resultaba.

Fue entonces, cuando, de repente, Reuben se adelantó un paso, al igual que Rachel, saliendo a vuestro encuentro. Y, como si cada uno de ellos llevara siglos esperándoos, Reuben se inclinó para besar la mano de Erika, en un elegante gesto, al tiempo que Rachel dedicaba una magnética sonrisa a Sacha, en una clara invitacion a ir hasta ella. -Buenas noches. Os estábamos esperando.

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11/06/2014, 00:27
Thomas Wilson

Comenzaste a caminar hacia tu padre. Por algún motivo, a cada paso que dabas, cada paso que te acercabas a él, y por lo tanto a aquel edificio, el frío se hacía más intenso, a pesar de que la sensación de que estaba soplando el viento era menor. Si mirabas a tu alrededor, las luces de la calle parecían más distantes, más difusas. Como si la sombra de la noche intentara engullirlo.

Según pasaban los segundos, aquella gente que estaba pasando por la calle fue a menos, cada vez había menos gente caminando por la calle. Y cuando te paraste delante de tu padre, tenías la sensación de que, en aquel momento, estabas total y completamente solo con tu padre. Cosa que sabías que no era verdad, aun escuchabas algunos coches pasar por la calle. Aun escuchabas la voz del personal de seguridad pedirle la invitación a aquellos que deseaban entrar.

- La noche. Salvo la noche. - puntualizó, levantando el dedo índice para darle más peso a aquella puntualización. - Y bueno... tu eres el experto en esto, así que dime... ¿He conseguido sorprenderte? ¿Ha sido suficiente? - Su voz, a pesar de ser la de siempre, con aquella superioridad, aquella forma de hablar que demostraba no solo que lo creía, si no que sabía que los demás mortales debían besar por donde el caminaba.

- Mi herencia primero, por favor. - comentó señalando la puerta con la mano abierta. Si, se notaba que la enfermedad debía estar pasándole factura, a pesar de intentar que no se le notara. Pero por otro lado, a pesar del vacío que reinaba en el lugar, tu padre parecía un punto de referencia para no perderte. Una luz en la noche.

La última luz en la noche.

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11/06/2014, 00:43
Rick Anderson

- Invitación. - Dijo el enorme hombre. Era un hombre alto, de gran musculatura y fuertes brazos. Tenía cara de pocos amigos, y permanecía cruzado de brazos, girando únicamente la cabeza hacia ti, mirandote fijamente a traves de sus gafas de sol. Y las llevaba a pesar de ser de noche, y aun así tienes claro que estaba mirandote.

Te sorprendio por un lado lo mecánico de sus gestos, de su tono.

Podías ver ahora, desde ese punto de vista, lo bello, caro, lujoso y perfecto del interior del edificio. Sin duda, un lugar único.

Pero te diste cuenta de algo más, que te extrañó por que normalmente no era así. El segurata en cuestión estaba mirandote a ti, no a tu padre. Como, si de alguna manera, supiera que eres tu quien tiene aquel trozo de papel.

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11/06/2014, 00:52
Rick Anderson

- ¿Dónde te crees que vas? - Preguntó uno de los gorilas que flanqueaban la entrada a la torre. El enorme hombre llevó su mano hasta tu hombro, hundiendo los dedos en tu hombro. Por un momento, llegaste a pensar que si seguía apretando, tu noche terminaría en el hospital, y no en una lujosa fiesta en el centro de la ciudad.

Tras hacerte retroceder solo un par de pasos, el tipo avanzó un único paso, una larga zancada que lo situó delante tuyo, mientras se cruzaba de brazos. Era un hombre alto (debía sacarte al menos, una cabeza), de gran musculatura y fuertes brazos. Tenía cara de pocos amigos, y permanecía cruzado de brazos, girando únicamente la cabeza hacia ti, mirándote fijamente a través de sus gafas de sol. Y las llevaba a pesar de ser de noche, y aun así tienes claro que estaba mirándote.

Te sorprendió por un lado lo mecánico de sus gestos, de su tono.

Podías ver ahora, desde ese punto de vista, lo bello, caro, lujoso y perfecto del interior del edificio. Sin duda, un lugar único.

- Invitación. - Fue la única palabra que dijo tras unos segundos de pausa, esperando tu respuesta. Otro de los seguratas, hizo lo mismo con una pareja que deseaba entrar, colocándose delante y demandando su invitación.

Ahora, allí, el exterior se te amparaba gris, triste y frio. Mientras que el interior te trasmitía cierta promesa de bienestar. Un oasis de paz, un remanso de placer... el único lugar al cual deseabas entrar, por algún extraño motivo.

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11/06/2014, 01:13
Dex

Dex cerró los ojos en cuanto sintió tus manos sobre su brazo. Dibujó una pequeña sonrisa, mientras abría los ojos una vez más, pero esta vez, mirándote. En ese mismo instante, dejaste de sentir frío, dejaste de escuchar los coches pasar, dejaste de sentir aquella presión en el pecho. En ese mismo instante, solo estaba él, y solo estabas tú.

Por desgracia, aquello duró poco. Al menos desde tu punto de vista, claro estaba. Dex levantó la mano en un gesto lento, pasando la yema del dedo pulgar por tus labios en una caricia que se alargó poco menos de medio minuto. Un gesto que vino acompañado de aquella mirada, que no parpadeó, ni apartó la mirada de ti en momento alguno.

- Llámame Conde. Llámame Duque. Llámame Marqués... amigo, hermano, padre, amante, marido. Llámame como tu desees... pero nunca me llames príncipe. Pues aquí, solo hay un príncipe, y ese no soy yo. Pero pronto lo conocerás... pues ese príncipe es mi jefe, y quien me pidió que buscara alguien... como tú, tan bella, tan perfecta. Que buscara una compañera digna para esta noche, la gran noche. -

Y finalmente, tras aquellas palabras, se dejó un beso en el dedo pulgar, para segundos después, colocar ese mismo dedo sobre tus labios. - Será mejor... que vayamos dentro. Nos están esperando. - Acabó por decir en un susurro. Girándose hacia la puerta, esperándote para marchar junto a él.

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11/06/2014, 01:39
Magdalena Montero

              Cuando fijó sus ojos en mi nuevamente todo el universo que me rodeaba se extinguió. Sólo estaba él, él y sus ojos que todo lo abarcaban. Mi corazón no presentó ningún debate interno más. Estaba decidida a que confiaba en su persona, o no, pero que realmente no importaba. Resistirme era tan fútil como lo sería para un sediento evitar beber un vaso de agua fresca. 

            Tocó mis labios con un dedo. Me hizo callar. Me dijo que podría llamarle lo que sea menos príncipe porque ya había uno y me lo iba a presentar. No entendí. Estuve a punto de reírme pero vi que en su expresión de seriedad no había atisbo de broma. Iba en serio. "¿Un príncipe? Pero que casi no hay reinados. Bueno queda en España, Inglaterra y Mónaco. Debe haber un par más. O... ¿me lo dice de verás? Un príncipe... un príncipe le dijo que buscara a alguien como yo... Es, no sé qué pensar..."

          En ese momento me dijo que yo era bella y otros adjetivos y mi divagación principesca se fue al cuerno. Mi sangre hervía. Si fuera por mí podríamos pasar de la fiesta e ir directamente a un motel pero obvio que no iba a decir eso. Así que, cuando dijo que era hora, tomé aire y contesté: -Si tú lo dices... mi... ehh... "novio, amante, lo que sea" ... señor, estoy lista. Vamos. Y si hay príncipes, yo... este vestido no es tan caro.

           "¿Qué tipo de fiesta es? De verdad, quizás haya drogas aunque no parece. ¿Y si es una fiesta Negra, y si hay locura total? Ufffffffffff... me tengo que dejar de pensar en todo junto. Confío en él. Vamos, ¡estoy loca por este hombre! Sólo eso importa, sólo él..."

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11/06/2014, 07:09
Logan Wilson
Sólo para el director

El cambio de temperatura, la repentina soledad, la confusión entre la realidad con los sentidos.Acercarse a ese edificio se asemejaba a la sensación de estar pasando a una realidad diferente, una que estaba allí pero no podías verla hasta que te adentraras en ella.Era un efecto extraño, pero curioso para la mente de Logan. -Desafortunadamente ya había contemplado la posibilidad de que podrías aparecer en algún momento de la noche, así que la única sorpresa fue encontrarte en la misma entrada, padre.- Ya estaba allí, a pesar de que pensaba que no seria una noche interesante, decidió que sacaría lo mejor de ella y aprendería lo que pudiera de la gente con la que estaba apunto de encontrarse."Mi herencia primero." Logan hizo un leve gesto cuando su padre pronuncio esas palabras, aunque seria difícil averiguar si era de sorpresa, disgusto o algún otro sentimiento.

En la entrada se encontraron con ese hombre, el típico mono de seguridad por lo que se veía a simple vista.Logan intento buscar las razones por las que cualquier persona usaría gafas de sol durante la noche.Fue desde la idea de que el hombre simplemente era estúpido, hasta que era un intento por ocultar algo.No profundizo en el tema, y segundos después dibujo una sonrisa en su rostro mientras sacaba la invitación de uno de los bolsillos de su traje para mostrársela al hombre -Aquí esta.-

Notas de juego

Como aparezca Chum Lee ahí adentro automáticamente te ganas un positivo.

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11/06/2014, 12:58
Sacha Kenver

Rachel no se me había ido de la cabeza en ningún momento, la mujer parecía como una obsesión dentro de mí, algo extraño y sin ningún precedente. Sin embargo, lo más extraño de todo, es que no estoy seguro de la razón por la que me sentía así. No sabía la razón por la que no me quitaba a la mujer de la cabeza, pero ahí estaba siempre, o al menos la mayor parte del tiempo... ella y su voz.

No entendía tampoco porqué nos habían dado esas invitaciones, Erika y yo habíamos hablado mucho sobre el tema sin encontrar ninguna respuesta. Seguramente por una curiosidad que nunca habíamos sentido antes, salimos antes de hora hacia el lugar que marcaba la invitación. Al verlo vuelvo a preguntarme porqué razón estamos invitados a algo así...

No había puesto un pie en esa torre en toda mi vida, ni yo ni nadie que conociese. La situación era extraña; me imaginaba que, en ese lugar, daban esta clase de fiestas privadas para peces gordos... pero ni Erika ni yo somos peces gordos.

Qué gente más extraña...

Había de todo, pero la pareja que estaba delante de nosotros era la que más llamaba mi atención. No obstante no tengo mucho tiempo para pensar, ya que en seguida aparece Reuben y, detrás de él, Rachel.

-Buenas noches...- respodo, y aunque era Reuben el que había hablado mis palbras están mucho más dirigidas hacia Rachel, la cual me invitaba a acercarme con su mirada. Eso fue lo que hice, acercarme sin pensar demasiado en Reuben o Erika. Al contrario que la última vez esta sí que iba más tranquilo y confiado, como siempre, o al menos lo aparentaba.

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12/06/2014, 22:37
Arthur McLaurens

Arthur, pues Gabe se había quedado preso en el reflejo del cristal en el que se había adecentado la chaqueta, no perdió, aparentemente, la compostura ante ese agarrón monstruoso. Siguió los pasos que el gigante le indicaba sin mostrar el temor a perder un brazo en el proceso.

Cuando el gorila le pidió la invitación dejó que sus labios dibujaran una fina sonrisa, algo creída, impertinente y claramente formal.

Miró su reloj de pulsera sujetando la esfera con los dedos índice y pulgar de la mano derecha, un gesto que había visto hacer al viejo infinidad de veces y que al parecer era un símbolo universal que criticaba la espera.

Con eso gesto pretendía dejar ver su reloj (o mejor dicho, el Rolex que Arthur le había prestado tácitamente al abandonarlo junto al lavamanos del baño) posicionándose automáticamente como un crío de alta esfera; y dar pie a una primera queja.

- Empezaba a preocuparme lo lejos que podría acceder cualquiera sin invitación. – soltó la esfera del reloj y dejó caer su brazo a su posición habitual  en un golpe seco que hizo repicar los engranajes de la correa del reloj en sonido metálico que esperaba captar la atención del hombre de seguridad mientras alargaba su otra mano al oído del hombre.

Dada la diferencia de altura su mano solo llegó al lado del voluminoso cuello. En ese momento cayó en la cuenta de la fatídica idea que había tenido y de lo fácil que se lo estaba poniendo a ese hombre para partirle el brazo, de nuevo. Sin embargo, su actuación había empezado -y un truco nunca jamás se detenía- así que giró su muñeca para mostrar el anverso de la mano, y entre sus dedos la invitación, que al descender la mano parecía sacada de detrás de la oreja cuello del gorila.

- Aquí la tienes. – concluyó ampliando esa sonrisa política. – Arthur McLaurens.

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12/06/2014, 22:33
Erika Ilieva

Los días previos a la fiesta pasaron igual que siempre, o casi... Aún seguía pensando en la extraña conversación con Reuben e, incluso, había momentos en los que me parecía escuchar su voz en mi cabeza. En más de una ocasión lo había comentado con Sacha y, por más vueltas que le diéramos al tema, no llegábamos a ninguna conclusión. Lo mejor que podíamos hacer era asistir a la fiesta y ver qué pasaba, aunque yo seguía con dudas al respecto.

Hacía demasiado frío como para ir andando y el metro no me parecía una buena opción, así que, por una vez nos dio por coger un taxi. Aluciné al ver aquel edificio que, en más de una ocasión, me había parecido frío y vacío, ahora reluciendo con demasiadas luces para mi gusto. La gente que se arremolinaba en la puerta para entrar, invitación en mano como nosotros, parecía demasiado selecta, a pesar de la variedad, y comencé a ponerme nerviosa al ver lo poco que encajaba en ese lugar.

A punto estuve de decirle a Sacha que diéramos media vuelta cuando, salidos de la nada, aparecieron Reuben y su hermana. No pude evitar, al igual que me había pasado cuando le conocí, sentir un estremecimiento y, a la vez, una irracional atracción cuando se inclinó a besarme la mano.

- Pues ya estamos aquí. Ah, y... buenas noches.