Partida Rol por web

Asesinato en Córdoba

II. El mesón de don Fadrique

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24/03/2014, 00:27
Narrador

El sol se pone ya cuando al fin entráis al mesón de don Fadrique, unos con más ganas que otros.

Poco parece importar vuestro atuendo de guardias, pues el ambiente festivo continúa en el salón principal tras vuestra entrada como si fuese cualquier otro quien hubiere entrado, non llamando en forma alguna la atención. Probablemente non sois los únicos guardias que pasan por aquí a menudo. Alguna que otra mirada extrañada se pregunta qué puede facer alguien tan poco aficionado a lugares de aquesta calaña como el ilustre doctor, mas pronto vuelven a sus asuntos olvidando a Yunus.

La bebida corre por todas partes como el agua por el Guadalquivir, se escucha música de fondo y las joviales camareras se pasean enseñando más carne de la que moralmente debieren (haciendo las delicias de alguno de vosotros, como Rodrigo), algunas incluso subiendo a las habitaciones (situadas en la primera et última planta) con los clientes, tras una dura negociación en la que demuestran estar bien versadas en el arte del regateo. La enorme cabeza de ciervo, desde la chimenea (a la que poco uso se le da cuando pasa febrero), preside el salón ante un gran número de mesas redondas rodeadas de taburetes desvencijados y cojos. La barra está llena de gente en pie, pues ningún sitio queda libre para tomar asiento, et las risas e alguna que otra palabra lasciva dirigida a las sonrientes mozas consigue hacer ensordecer las notas musicales de un juglar que intenta conseguir el favor de las mujeres sin gastar un maravedí. Unos cuantos omnes de dudosa moral juegan a los dados en una de las mesas entre maldiciones, insultos e bromas. Non tarda en llamaros la atención el olor de la carne a la brasa proveniente de las cocinas, que hace a más de uno salivar como un animal como si llevare famélico una semana.

Un hervidero de gente pasando un buen rato es lo que encontráis en el mesón de don Fadrique, bebiendo, jugando, bailando o cantando para olvidar las penas que cada perro amanecer trae consigo.

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24/03/2014, 11:30
Gracián de Alcaracejos

Avezado a estos "lodazales", Gracián hace seña al resto para que le sigan, ahora moviéndose con determinación, ahora empujando disimuladamente a la gente con su enorme panza. Finalmente se hace hueco en la barra, haciendo señas a una de las camareras.-¡Moza! Tú que estás versada en carnes…- le dice sonriendo a la par que señala sus prominentes pechos.- … et hermosas carnes, por cierto. Mas venimos con fame et secos, así pues ¿tan amable serías de traernos viandas et vino para los siete? Et si consiguieres lugar para sentarnos, gustoso pagaré.-

Girándose hacia el resto, levanta las manos, para acallar cualquier discusión posible.- Primer día de guardia, paga el veterano. Cena et ronda van mías.- Entonces, mirando alguna de las camareras, añade a los guardias más jóvenes.- Servicios extraordinarios a cuenta de cada uno.- Bromea mientras guiña el ojo.

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24/03/2014, 20:37
Ana María

-¡Las mejores carnes de la ciudad, bribón! -la camarera sonreía al orondo guardia mientras se acercaba a él desde el otro lado de la barra, alzando la voz para facerse oír entre el jaleo del salón-. Tenemos cochino en la candela, en apenas unos minutos se lo sirvo. Lo del asiento van a tenerlo complicado, ya ven cómo tenemos esto de gentes. Enseguida tráigoles el vino para facer más amena la espera... -la mujer partió hacia la cocina para darse la vuelta al instante- ¿También para ellos? -señaló a los judíos del vuestro grupo.

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24/03/2014, 21:31
Pedriño "O Maruxo"

¡Aquello era outra cousa! ¡Qué festa! El mesón no tenía nada que ver con a merda de estar de guardia al sol. Allí se respiraba alegría, olor a buena comida, mujeres y juego. ¡Si lo viese mi padre! Salir de una para meterse en otra. 

No conocía yo aquella fonda, pero sí que gustaba de salir por otras en Córdoba, de similar parecer, así que me moví como pez, gordo, en el agua, bien cerca del tal Gracián. Casi barriga con barriga, apretándose junto a la barra. ¡Y vaya si cundió aquela asociación! Pronto invitaba por ser veterano y yo que estaba 'seco' y con 'fame' rápido asentí con vítores dejando atrás mi timidez. Estaba eu á que caía, listo como un raposo, y cuando mentó la señora el porco. Porco! Como me gustaba! Enseguida vime gritando: ¡Dos! ¡Para mí dos!

Feliz, miré a Ishaq pensando ya en comernos un buen churrasco do porco mojando la garganta con vino cuando vi su cara medio compungida, que donde ya era fea, lo era así mucho más. Y sentime culpable por un instante, de gozar tanto con el cerdo y sobre todo porque aquel judío no podría gozar de tal pracer...

De todos modos, no iba yo a privarme de repetir, si podía.

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24/03/2014, 23:00
Ishaq ben Abner

Nada más entrar allí, que quísele dar buena impresión a Yunus, que judío era como, y tampoco quería hacer que mi comportamiento hiciese reflejo en el imaginar suyo acerca de mi buen padre, como habíale comentado. Et que callé mientras Gracián aventurose presto a dar cobijo a nuestras posaderas en buen lugar, et también a atraer la atención de la tabernera y las bellas sirvientas. Tuve incluso que rascarme el pelo cuando oílas hablar con el grueso alguacil.

Mas cuando el hedor del cordero me invadió, que no hice ascos, pues los cristianos lo tienen en su haber como Dios mandado, mas el hebreo no lo tienen tan a bien, pues nos era inmundo por la Toráh; y pronto híceme yo una idea de que mi estómago no tendría tanta suerte esa noche. Sin embargo, algo me decía que bien contento andábase Pedrinho, que lo observaba yo bastante y veía la buena cara que ponía, y cómo aspiraba por las narices el olor del asado...

No, señora; si acaso habas en remojo, o con pescado o algo de queso, si es posible... -le dije a la camarera adelantándome a la pregunta que le hizo a Gracián sobre nos, los hebreos-. Y esque pareciera falta de vista aquella mujer, que no estaba yo de otra guisa diferente que la de mis nuevos compañeros (bueno, la capa roída con la estrella de David, pero poco más); et que por ende ¿porqué no habrían de dirigirse directamente a mí? Y quizá por ese falso y momentáneo orgullo de ser quien no era, de portar armadura que veníame grande, que me dio fuerzas para atrever a no ser un judío en casa de cristianos: al menos no sería apaleado o arrestado esa noche.

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24/03/2014, 23:48
Rodrigo de Baena

La cara de Rodrigo iluminose como una candela al entrar en el mesón, que entre todo aquel ambiente sentíase como en casa rodeado de mujeres, juego y vino. Concurrido estaba el local mas el bueno de Gracián, junto al otro gordo que tenía de compañero, el tal Pedriño, bien se veía que estaba ducho de buscar hueco entre tanta gente, que ni siquiera fizo falta apartar con las manos pues la su barriga hacía todo el trabajo.

Los ojos de Rodrigo perdiéronse entre el escote de las mozas que allí trabajaban, dedicándoles más de un requiebro ante tal abundancia de carnes, pero lo mejor de todo fue escuchar de boca del propia Gracián, bendito él, que del yantar y el beber ocuparíase de pagar. Eso acabó de ensancharle más aún si cabe la sonrisa al de Baena, agradeciéndole al Gracián su generosidad con un golpe amistoso en el hombro.

- Bien estará esa carne a la brasa, que si sabe igual que huele... -Relamiose a la vez que miraba con ojos zalameros a la moza que los estaba atendiendo.- Y a otras carnes, si se dejaran, hincaría también el diente.

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25/03/2014, 11:02
Martí Carbonell

El mesón de don Fabrique estaba a rebozar de gentes a esas horas, el humeante olor de las brasas me hacían la boca agua, las bellas mozas algo ligeras de ropas y los hombres que jugaban y bebían inundaban todo el salón principal, sin apenas hueco para nadie más, sin embargo, gracias a la magnitud de los cuerpos de Gracián y Pedriño poco a poca se hacían con un sitio.

Estando ahí, rodeado de esas personas, me hacían recordar a mi difunta esposa, "que pensaría si me viera aquí", tenía ganas de regresar a sus aposentos, donde Ferrán seguro le estaría esperando, "sera solo unos minutos" pensaba, el tiempo para cenar algo y acompañar a sus nuevos compañeros en una ronda.

-Sois muy amable, Gracián- le dije al enorme soldado -aceptaré tu invitación gustosamente, no todos los días ocurre algo así-

Cuando la moza al fin nos sirvió el vino, cogí mi copa y elevándola al cielo quise brindar por todos ellos

-!!Salut companys!!-

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25/03/2014, 21:57
Yunus ibn al–A'war

Cuando entre en el mesón de Fadrique un recuerdo de mi juventud que creía extinto volvió a mi mente golpeándome como una fuerte bofetada:

Recordaba con especial nitidez aquella escena incomprensible en una taberna francesa... Estaba solo, sentado a la mesa frente a los huevos cocidos que había pedido al tabernero a falta de alimentos preparados según el rito judío. Al otro extremo de la taberna estaban los caballeros, dos viejos y seis jóvenes, alegres y relajados por el vino. Y, de pronto, uno de los caballeros, un muchacho joven, alto, de cara rosada, de apenas unos dieciocho años, se acercó a mi y me arrancó la gorra de un manotazo, con ojos fríos, sin previo aviso, sin motivo alguno. Luego me arrastró por la mesa tirándome de la barba y me echó fuera de un puntapié.

—¡Qué hace aquí un judío! ¡Fuera!

Hubiera tenido que huir inmediatamente, pero, por extraño que parezca, en ese momento no había pensado en huir. Me sentía asustado, humillado, indignado; pensé en todas las posibilidades, una confusión, un ataque de locura, la borrachera desvergonzada y arrogante de un chico demasiado joven y poco acostumbrado al vino. Pero no me creí realmente en peligro.

Tampoco después, cuando me robaron todas mis pertenencias y me hicieron correr tras ellos atado de una cuerda, tampoco entonces había creído posible que eso que estaba viviendo fuera parte de la realidad cotidiana, que fuera algo normal en el país de los francos, nada extraordinario. Sólo más tarde, cuando de pronto trajeron también a Ibn Eh y los otros y los encadenaron entre los carros, sólo cuando me enteró de que a ellos les habían hecho lo mismo, sólo entonces fui tomando conciencia paulatinamente de la situación en que me encontraba. Era difícil de comprender. Era difícil, porque la razón se negaba a aceptarlo...

¿También para ellos?. - Dijo la tabernera señalandonos. En ese momento salí de mi trance.

Huevos cocidos para mi... et... algo de queso también estaría bien. Et lo mismo para el zagal. - Me acerqué al joven Ishaq; - Nunca te averguences de ser quien eres et venir de donde venides. Tiempo costóme aprender tal lección, más los años han fecho que aquestos viejos et cansados ojos aprecien el valor de nuestros origenes.

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25/03/2014, 23:11
Narrador

Notas de juego

Podéis hacer una tirada de Degustar o una de Escuchar (difícil, es decir, con un malus de -25%) mientras esperáis vuestra cena.

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26/03/2014, 12:38
Gracián de Alcaracejos
- Tiradas (1)
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26/03/2014, 17:26
Yunus ibn al–A'war
- Tiradas (1)
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26/03/2014, 17:42
Martí Carbonell
- Tiradas (1)
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26/03/2014, 17:46
Pedriño "O Maruxo"
- Tiradas (1)
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26/03/2014, 20:06
Rodrigo de Baena
- Tiradas (1)
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26/03/2014, 23:53
Narrador

Entre el gentío et el alboroto de la música, aguzando el oído, puedes escuchar gritos. Se escuchan algo apagados, et non provienen de una sola persona, mas cualquiera diría que trátase de gritos de pavor. Pertenecen tanto a omnes como a mujeres. Parecen provenir de la planta superior.

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26/03/2014, 23:57
Narrador

Entre el gentío et el alboroto de la música, aguzando el oído, puedes escuchar gritos. Se escuchan algo apagados, et non provienen de una sola persona, mas cualquiera diría que trátase de gritos de pavor. Pertenecen tanto a omnes como a mujeres. Parecen provenir de la planta superior.

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26/03/2014, 23:58
Narrador

Poco escuchas aparte de las voces de los borrachos que infieren piropos poco dignos a las camareras, algún que otro balbuceo incoherente, los omnes que maldicen cuando pierden a los dados y alguna que otra nota que el juglar desafina. Nada fuera de lo común en aquel ambiente.

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26/03/2014, 23:59
Narrador

Poco escuchas aparte de las voces de los borrachos que infieren piropos poco dignos a las camareras, algún que otro balbuceo incoherente, los omnes que maldicen cuando pierden a los dados y alguna que otra nota que el juglar desafina. Nada fuera de lo común en aquel ambiente.

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26/03/2014, 23:59
Narrador

Poco escuchas aparte de las voces de los borrachos que infieren piropos poco dignos a las camareras, algún que otro balbuceo incoherente, los omnes que maldicen cuando pierden a los dados y alguna que otra nota que el juglar desafina. Nada fuera de lo común en aquel ambiente.

Tampoco tu olfato te permite distinguir nada, aparte del repugnante olor a sudor rancio et a carne de cochino que proviene de las cocinas, olores tan fuertes que casi pasan a tu paladar por lo cargado del ambiente del local.

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27/03/2014, 16:24
Ishaq ben Abner

Quedéme mirando al señor mientras sentíame abrigado sabiendo que, aún siendo en esos menesteres culinarios, alguien estaba mirando por mí. Aquel judío bien pintaba como esos rabinos conocedores de las séfiras, los viejos cabalistas de antaño, cuando Sefarad se hacinaba de sangre hebrea cuantiosas decadas atrás. Sin embargo, lejos de la rectitud que bien podía aparentar (et que aparentábalo)

Yunus es vuestro nombre, lo he oido al resto -le dije en bajo-. Se lo agradezco. Et que me refería a esos pequeños gestos de camaradería religiosa.

- Tiradas (1)