Partida Rol por web

percep 9+2= 11 + 6

creo que saco 17

Al oír las palabras del capitán, Rona dedicó a buscar entre las pertenencias del capataz con al intención de descubrir algo más sobre el incidente que llevó a este hombre al suicidio. Dentro de una pequeña caja de munición encontró una tarjeta con 1000 créditos. No daba pistas acerca de lo que se encontrarían ene el asteroide pero ayudarían a aumentar la rentabilidad de la expedición.

Mormorac releyó los registros de la unidad de datos, con semblante sombrío (bueno, mas sombrío de lo habitual).

- Por los Demonios Babeantes del Pulsar de Kell... - Mascuyó, mientras sus ojos se deslizaban entre las líneas. - Sabía que ese bastardo del Gobernador no nos contaría toda la verdad, pero esto... Es mucho peor que unos simples piratas. Será mejor que nos demos prisa. No quiero que acabemos chiflados como estos pobres desgraciados. No quiero ni pensar que es lo que encontraron los mineros, pero por las bragas de la Emperatriz que no era una jodida veta. Aquí hay algo mas. Lo huelo...

Cojeando de la manera habitual se dirigió hacia la puerta de la habitación.

- Sigamos, tendremos que limpiar esto habitación por habitación. Si nadie tiene nada en contra, lo mejor será despejar la zona mas cercana a la Pandora, allí hemos dejado una puerta sin abrir.

Mercy se dispusó a vendar y límpiar las heridas de Kimbo usando un pequeño bisturí, consciente de que en caso de que la tarántula hubiese intentado inocular algún veneno pudieran haber quedado restos en el exterior de la piel que aún no haya absorbido los teijos subcutáneos.

Sin embargo un ligero deslizo con el bisturí ocasionó que se clavara ligeramente en la piel de Kimbo produciendo algo más de dolor.

- ¡Maldición! Lo siento Kimbo... -  se disculpó la doctora. - Apenas veo bien aquí.... -

Rona obedece al capitán y se dirige con paso firme y muy alerta, pendiente de cualquier esquina, techo, recoveco... a la puerta que se habían dejado unos pasos atrás. Cubriéndose con los escudos, y con todas sus armas listas para atacar avanza... - Veamos si hay más sorpresas

Tras desconectarse del terminal de abordo del capataz, el pequeño androide se posicionó en modo defensivo hasta que Mercy acabó de remendar la herida de su amigo Kimbo. Tras esto siguió a Rona en dirección a la puerta que se les había quedado atras. Nunca estaba de más dejar todos los cabos atados para evitar enemigos por la retaguardia.

Ay, joder, déjelo doctora, vayamos a repasar esa puerta que nos hemos dejado atrás, según el capitan, le sigo Capi.

El grupo se aventuró hacia la puerta señalada por Mormorac tomando toda clase de precauciones. Al otro lado sólo silencio. La puerta no tenía cerradura así que la abrieron. La habitación consistía en una estancia cuadrada llena de cajas y en el centro un droide de pie que parecía estar apagado...

Mormorac abrió los ojos (bueno, el ojo sano) como platos cuando la puerta se deslizó dejando a la vista al mecanoide. Farfullando una larga maldición, echó mano de su cinto y desenfundó su pesada pistola, un modelo antiguo de aspecto tan ruinoso como su nave, pero con un cañón de grueso calibre que le resultaba al viejo pirata bastante reconfortante. Con la mano tan firme como pudo por los restos del mareo, apuntó al cacharro mientras entraba en la estancia y se deslizaba hacia un lado, dejando espacio a los demás.

- Mil ojos muchachos. - Susurró con tono seco y aguardentoso. - Esta cosa nos puede dar una sorpresa en cualquier momento...

- Vaaaaaaya... ¡cuidado! no me gusta... 

- A mi tampoco... vamos chicos... ¿un droide apagado? Podría estar en estado latente en modo ahorro energía... - comentó la doctora. - Es muy típico, mejor no tocarlo y no bajar la guardia... - 

La médico permaneció tras los demás, pues en caso de que la cosa se pusiera fea sus habilidades de combate no eran desde luego las más resolutivas.

Esto hay que reconfigurarlo, valen una pasta.

Dijo acercándose llave en ristre, con intención de volarle la cabeza a esa cosa si se movía lo más mínimo.

Kimbo cruzó el umbral de la puerta...

¡Click!

El clásico sonido de activación de un detector fotónico de materia. Les había pasado completamente desapercibido, alguien había hecho un magnífico trabajo al ocultarlo. Tras el sonido del detector, los ojos del droide se iluminaron con una luz rojiza y sus sintetizadores de voz hablaron:

Intrusos detectados en el área C207... Iniciando secuencia de eliminación.

De su mano surgió el típico haz de luz de un sable láser y el droide se puso en guardia preparado para atacar.

Típico...

Nunca entres en una habitación con un droide siniestro apagado plantado en su centro. Es un clásico como no abordes una nave fantasma o nunca bajes solo a la bodega cuando la energía se apaga de golpe.

Por eso Morlum ni siquiera se molestó en maldecir cuando aquella cosa cobró vida. Se limitó a desplazarse lateralmente a lo largo de la pared para dejar espacio a sus compañeros, al tiempo que abría la posibilidad de atacar desde varios frentes sin estorbarse. Afinó la puntería como pudo y pronto el atronador retumbar de su vieja pistola llenó el habitáculo.