Partida Rol por web

En la primer dekhana del verano marchaste de tu tierra natal rumbo a la misión que tu jerárquico directo te encomendara.

Athkatla te recibió con su famosa corrupción. El distrito del templo no fue la diferencia dentro de aquella ciudadela amurallada.

En la iglesia de Yelmo pudiste encontrar a Kileo, el destinatario de la carta lacrada que con perfil bajo se te ordenara que transportes. Éste te había pedido que vayas más allá del deber, y, casi de favor cumplieras con un último encargo: Llevar una carta de igual tenor y con los mismos recatos a una hermosa servidora de Selüne llamada Luludias Watch.

Si bien te informó que la misma dirigía un templo con baños termales al sureste de la capital, podrías ubicar en menor tiempo a la destinataria en en Púrskul, ciudad cerealera también al sureste de Athkatla, pero a pocos días de viaje.

La amada de Selüne ha de estar ya negociando con el gremio de cerealeros la provisión para el invierno... Por favor, realiza este último encargo antes de quedar liberado.

Cosa que aceptaste hacer al tiempo que te indicaba que vieras al encargado del pequeño templo de Yelmo en dicha ciudad para que te indique adónde recibir atenciones como contrapartida por dicho servicio...

Llegaste a Púrskul por el norte a media tarde. Apenas hace media hora. El rojizo atardecer ha comenzado a ocupar el claro cielo del culminante verano.

Al menos cuatrocientos metros de casas chatas y humildes, mas no precarias viste sobre el margen izquierdo de la ruta. Más allá de las mismas un calmo río, y del otro lado establecimientos claramente agrarios.

Sobre el margen derecho de la ruta que te trajera desde la capital, granjas y más granjas pulcramente trabajadas de pequeña extensión cada una, recorridas por azequias de riego alimentados por un canal principal que, pasando bajo un puentecillo de piedra bien cuidado llegaba desde el río...

Tras recorrer lo que el caserío duraba de extensión puedes ver ahora sí el casco de la ciudad. Perfectamente urbanizado, con calles empedradas de adoquines, y edificios de buena construcción.

Sin adentrarte aún en la ciudad, preguntaste por la mujer y por el templo de Yelmo al primer granjero que sobre el margen derecho de la ruta encontraste aún trabajando. El mismo te contestó no conocer a la mentada, mas sí al templo en cuestión.

Le ves algo molesto por tus preguntas. Azadón en mano apura a contestar

No le conozco... Ni la he sentido nombrar hombre. El templo está a tres granjas sobre la ruta... Allí indica rápidamente con la mano libre. No se puede perder. El guante con el ojo! Si? Ahora si no le molesta, tengo una cita urgente... Dice malhumorado.

66 nervioso. Cree que pj es escoria asesina y quiere alejarse lo mas pronto posible, sin ofender

A Magnus le estrañó el comportamiento del hombre. No parecia estar haciendo nada importante, y no era una pregunta indiscreta la suya. O por lo menos eso creía.

Gracias por su ayuda señor. Y por la dirección del templo.
No obstante si me permite una pregunta más. ¿Cómo puedo llegar hasta el gremio de Celearelos?

El granjero se rasca la nuca... Le ves mover una pierna como apurado, nervioso o algo así...

Claro, claro que sé donde queda hombre, sigue por la ruta, o dos chacras, o ...

Lo ves contar las manzanas a partir de la primera con empedrado, donde se sitúa un edificio alto de tres pisos, una posada a todas luces (así lo indica el cartel artesanalmente decorado que pende de un alero)

...Cuatro manzanas, sí eso. Hasta la Avenida de los Graneros... Y de allí, sobre su misma mano, al fondo.

Dice casi irritado por que le dejes libre de una buena vez.

Magnus no acababa de entender la actitud del hombre. Tampoco es que pareciera hacer nada importante.

Muy bien, gracias buen hombre. Ya no le molesto más. Tranquilo.

Aun así se lo quedó mirando unos instantes como sopesando la situación. Tal vez allí hubiese algo que no debiera haber y por eso estaba tan ansioso para que se marchara.

Caes en la cuenta de que es simplemente un granjero algo ignorante y asustadiso, que te ha visto como un "aventurero màs", y prefiere mantenerse alejado de tal calaña.

No es problema. Adiós entonces.

Dice el granjero para, acomodándose los tiradores, partir rumbo al leñero... Mirarlo un poco más te mostrará que tenìa aparentemente que picar leña.

Vaya al parecer por aquí no les gustan demasiado los "aventureros".

Sin más, Magnus siguió su camino. Como lo primero que se encontraba era el Gremio, decidió pasarse por allí por si encontraba a Luludias Watch. Si no la veía allí, y no sabían donde localizarla iría entonces al templo de Helm.

Aun así miró una vez más al granjero y se fijó en que estaba cortando leña, antes de seguir con su camino.

Bueno. Menos mal que no estaré mucho por aquí.

La avenida de los graneros està en ebulliciòn. Puedes ver a ambos lados inmensos graneros de varios pisos de altura, desde los  cuales se descarga maìz, y otros granos de oleaginosa en carretas evidentemente especializadas para no desperdiciar ni un triz.

Segùn la indicaciòn del granjero, caminas hasta la salida este de la ciudad, siempre siguiendo por la avenida en cuestiòn.

Ves comercios pequeños y algún edificio con aspecto "oficial". A mitad de camino, exactamente en el centro de la ciudad (segùn lo que la orientación te dice), un hermoso parque frente al cual puedes apreciar un edificio (algo venido a menos, pero esplendoroso sin duda) en el que un jardìn algo abandonado contiene una fuente con forma de rosa,  desde la cual un cristalino chorro de agua cae en una palangana de màrmol con forma de sol...

Luego de aquello, caminas igual distancia hasta llegar al edificio indicado...

Puedes percatarte de lo importante del mismo a causa de una docena de guardias semiorcos muy bien armados en las inmediaciones. Dos de ellos, cruzados de brazos en el frente cual estatuas te miran caminar hasta la puerta, y

¿Si?

Dice el de la derecha, para tu sorpresa con algo de amabilidad.

Magnus caminó siguiendo las indicaciones del granjero hasta llegar al que suponía que era su destino. No obstante le extrañó lo bien acomodado y adornado que estaba el edifició. Sobretodo parecia demasiado recargado, ostentoso era la palabra. Pero lo que más le sorprendió fue la guardia de semiorcos que lo custodiaban.

Vaya. Esto sí que no me lo esperaba.

No obstante el que le impidió el paso fue bastante educado.

Ejem. Sí. Perdón. No se si me podrá ayudar, estoy buscando a una persona que según tengo entendido frecuenta este lugar. Se llama Luludias Watch.

Curiosamente, a tu mente vuelve algo que leìste sobre esta ciudad poco tiempo atrás en el monasterio. Hay una gran cantidad de semiorcos integrando la poblaciòn... Remanente de los tiempos de esclavitud sufridos por sus antepasados orcos en la època comprendida entre el año de la Horda Negra y el de la Dama Perdida... Por ello... Ya no te resulta extraño ver tanto semiorco...

Hay mucha gente que frecuenta la sede del gremio.

Te mira detenidamente, observando sin duda los indicadores que te muestran como un servidor de la fe

Pase y pregunte en el segundo piso.

Dice el semiorco abriendote la puerta de una primera planta en la que un cartel indica:

Cita:

Gracias muy amable.

Ante todo educación, como siempre decia el maestro de Magnus. Siempre hay tiempo para sacar la espada.

Siguiendo las indicaciones del guarda, el clérigo del Caballero Rojo subió hasta la segunda planta para buscar allí a la seguidora de Selune. No pudo evitar sumirse en sus pensamientos mientras llegaba.

Espero no tardar mucho en encontrarla. Todavía tengo que ir al templo de Helm. Tengo ganas de volver a ver a Noa. Hace tiempo que no lo veo, no estaba en muy buena salud cuando lo vi por última vez. La edad nos alcanza a todos. 

Al llegar a la segunda planta ves un grupo de ornamentados mercaderes discutiendo con fornidos y toscamente vestidos orcos. Todo esto, observado por cuatro guardias semiorcos firmemente parados en cada una de las esquinas de la rectangular sala de espera.  Sin embargo, la discusión parece de lo más civilizada.

Asimismo, frente a una de las ocho (cuatro a cada lado de la alargada sala) puertas cerradas ves a dos medianos, un enano y una mujer de rubias cabelleras, sentados esperando en silencio.

Por otra parte, en ambos extremos de la sala enormes ventanales con forma de rosa dejan pasar la luz del astro rey.

Nada más llegar al piso Magnus ya se arrepiente de haber entrado al edificio.

Buff. Maldita burocracia. Como si no hubiese tenido suficiente en Anm.

Estaba a punto de irse cuando se le ocurrió preguntar a uno de los guardias que tenía al lado.

No pierdo nada por preguntar, y siempre puedo marcharme y buscar el templo por mi mismo.

Disculpe. Por casualidad no sabría donde puedo encontrar a Luludias Watch. Es una sacerdotisa de Selune.

Magnus habló lo suficiente alto como para que le oyese la mujer rubia que estaba sentada esperando. Era un tiro a ciegas, pero no perdia nada intentandolo.

El guardia semiorco niega con la cabeza, algo tenso por lo acalorado de la discusión a metros de si.

No, no saber.

Contesta toscamente, dejando a las claras por su pronunciación que el intelecto no es su fuerte.

Bingo! Das en el clavo amén de las magras informaciones del guardia.

La mujer rubia se gira para mirarte, y se pone de pié en toda su altura. Lo que ves, amén de ser un casto seguidor de un poder divino, no puede sino dejarte perplejo...

Cabellos brillantes como el oro pulido, ojos hipnoticamente hermosos, una figura escultural y una gracia para caminar digna de un tigre blanco de Kult.

La mujer, delicadamente arropada con un vestido blanco impoluto hasta el piso, pero con los hombros (de no ser por un chal bordado en plata) al descubierto, y sandalias de fino cuero teñido en blanco.

Apenas a unos metros de distancia te saluda con una reverencia.

¿Quién pregunta por mí? te interpela frontalmente, pero con mucha altura.

La contestación del guardia era esperada, pero no por ello menos desilusionadora.

Bueno, había que intentarlo.

Por fortuna el caballero Rojo velaba por él. y la hermosa joven que estaba sentada se levantó y se dirigió hacia donde Magnus se encontraba.

Cita:

Oh. Disculpadme señora. ¿Sois vos Luludias Watch? No os preocupeis, no pretendo importunaros. Simplemente os traigo una carta de aprte de maese Kileo, sacerdote de Helm.

Sin duda era una mujer hermosa. De eso no cabía duda. Magnus esperaba no babear delante de ella.