Partida Rol por web

Bajo las luces de New York

Museo Antropológico de NY- Inauguración de la exposición Más Allá de la Vida y la Muerte

Cargando editor
21/01/2013, 21:58
Director

Todo estaba cuidado a la perfección. Ya por el camino que llevaba hasta la verja de entrada de museo había banderolas con la imagen y el logo de la exposición, dejando muy claro a los transeúntes a donde se estaban dirigiendo. La luces de las farolas, de aspecto antiguo, alumbraban tenuemente una calle ya a oscuras, dándole un aire romántico.

Si hubiera estado en otra zona de la ciudad, probablemente hubiera sido un aire delincuente. Pero esto era una zona de alto standing, apartada de la mundana civilización para ser solo la cumbre de la cultura.

Varios coches de gama alta y limusinas se iban agolpando a la puerta, de los que bajan grandes filántropos de la ciudad y estrellas de todos los sectores. Deportistas, escritores, modelos...nadie podía faltar a la inauguración del año cultural. Y es que por mucho que Electrosand hubiese brillado como el centro del ocio del momento, poca cultura había entre sus bebidas caras y sus hermosas gogós.

Aunque más de alguno de los presentes lo hubiera preferido a una noche aburrida entre resquicios del pasado...

En la puerta unos cuantos paparazzis, bastante distanciados de los profesionales que llegarían a ver el interior del museo, se dedicaban a iluminar con bestiales flashes a todos los invitados a la reunión. Esas fotos saldrían en las ediciones de la prensa rosa de la semana, pero pocas llegarían a figurar en algún periódico decente. Pero ni ellos ni sus cámaras podían pasar de la verja, tras la cual un camino llevaba a la puerta principal del museo.

Allí estaba lo verdaderamente interesante.

Notas de juego

Post inicial para los que en principio podríais ir. Como ya sabéis, no es obligatorio ni mucho menos. ;)

Cargando editor
23/01/2013, 12:09
Katherine Aldridge

Unos tacones golpeaban aceleradamente la calle mientras una joven rubia vestida de verde esmeralda corría hacía la entrada del museo lo más rápido que le permitían esos mismos tacones que anunciaban su paso por la calle tenuamente iluminada para la ocasión. La joven tenía que agarrar la larga falda mientras corría para no tropezarse, y aunque llevaba una rebeca por encima tenía bastante frío, lo que hacía que quisiera darse más prisa.

Aquella joven se parecía mucho a Kate, pero cualquiera que conociera a la periodista no la reconocería con aquellos tacones, ni con aquel largo vestido verde ligeramente escotado que llevaba. Incluso a ella misma le costaba reconocerse en el espejo o en los reflejos de la calle. Aquel estilo distaba mucho de su habitual apariencia de mujer estresada con las manos llenas de tinta, ojeras y los ojos rojos por la falta de sueño. Incluso se había recogido el pelo en un cuidadoso y elaborado moño, no en vano había tenido que ir a la peluquería y había pagado un buen puñado de dolares para que así fuera.

Toda la tarde había sido una locura. Cuando salió de su reunión con el agente Jackson pensaba que tenía tiempo suficiente para todo. Fue a la redacción y recogió la acreditación para el museo, le pidió disculpas unas doscientas veces a Michaels y eso a pesar de haberse presentado allí con una caja de bombones para él. Fue a la peluquería y luego volvió a casa a ducharse y vestirse. Cuando quiso darse cuenta ya llegaba tarde. Cogió un taxi que le dejó lo más cerca posible del museo y corrió hasta la entrada. La mayoría de los prestigiosos invitados a tal evento habían ido en limusinas y coches de lujo, pero para una sencilla periodista como ella un taxi ya casi suponía un lujo.

Cargando editor
23/01/2013, 14:33
Director

Kate pasó sin problemas por la zona de los fotógrafos, demasiado interesados en una de estas cantantes pop del momento, que entraba acompañada de su nueva pareja. Tras la verja una cantidad considerable de gente bien vestida se dirigía hasta el portón, charlando con más o menos ánimo y entusiasmo. Gran parte de los allí presentes adalíes de la cultura: filántropos y richachones, estudiosos y amantes de la historia. Sin embargo el museo había tenido una gran idea: atraer parte de la subcultura americana para que la prensa hiciese mayor cobertura.

En la guerra por la cultura, todo valía.

Unido a ese pequeño rebaño, Kate cruzó la puerta principal, en la que unos hombre trajeados pero muy correctos solicitaron su pase de prensa mientras los rostros más conocidos cruzaban el portal sin ser cuestionados. Todo en el interior del museo estaba señalizado para poder llegar a la zona de la nueva exposición, y gigantescas cartelas con impresionantes imágenes de mascaras funerarias, urnas y arte suntuario colgaban aquí y allá con orgullo.

Entonces Kate se dio cuenta de que, efectivamente, ella y los recién llegados solo eran relleno.

Allí congregados había ya una decena de personas. Estaba el alcalde junto con Scott, el jefe de policía y hombre de aspecto serio, que hablaba con ellos con un ceño fruncido pero sereno que parecía poner contra las cuerdas a los dos cargos de la ciudad. El director del museo hablaba con el comisario de la exposición, el sospechoso Sr. Grendell, mientras la gente comenzaba a acercarse para felicitarle por su logro. Unos cuantos hombres de avanzada edad charlaban con vehemencia y agradables risas .

Y es que otra cosa no, pero aquello era impactante.

Acababa de entrar a la zona y una mesa con bebida y entrantes le esperaban a la derecha, dejando detrás un cartel explicativo sobre el concepto de la muestra: una vista atrás de la mirada humana a la muerte a lo largo de su historia. Una simple sala introductoria que llevaba poco a poco a través de la prehistoria, el arte babilónico, antiguo egipto, roma, la edad media, edad moderna y la edad contemporánea, al parecer poco recomendada para personas sensibles.

¿Tanto esfuerzo para al final caer en el morbo y... 

Cargando editor
23/01/2013, 14:52
Dimitri Ibrainovich

- ¿Me disculpa?

Detrás de Kate había un hombre joven trajeado, con las manos a la espalda y una sonrisa radiante. Hizo un poco de pantomima, apoyándose entre una pierna y otra, y la periodista se dio cuenta de lo que ocurría: tanto meditar sobre aquello había hecho que se quedase parada delante del cartel explicativo demasiado tiempo.

Bueno, al menos alguien parecía interesado en la exposición aparte de ella. Eso o intentaba entablar conversación, porque era más alto que la joven periodista pese a los tacones: lo suficiente para poder leer parte del cartel sin moverse.

- Ibrainoivich. añadió el hombre con una breve inclinación de cabeza, manteniendo la sonrisa, antes de tenderle la mano a Kate. Desde luego sus rasgos si parecían rusos, pero no su acento, con un inglés muy correcto. - Ah, ¿periodista?- exclamó, al ver el pase de prensa.- En tal caso no le molesto, estará en horario de trabajo...

Cargando editor
23/01/2013, 16:16
Katherine Aldridge

Vestida de verde y dejando que la larga falda se contoneara a su paso, la joven periodista se adentró en el inquietante y funesto ambiente con el que habían maquillado al museo. Maravillada contempló los carteles e incluso empezó a picarle la curiosidad por la exposición. Aunque ella hubiera llegado hasta allí por dos motivos totalmente diferentes, también podía aprovechar ya que estaba y contemplar aquello. De todos modos, tendría que escribir una crónica sobre la exposición igualmente.

Cogió una copa de las que se ofrecían, más por decoro y no desentonar con el ambiente que por beber. La sostuvo de manera delicada entre los dedos para no desentonar con el ambiente dominante y avanzó hasta dar con la placa informativa. Parecía interesante, pero resultaba un poco grotesco y morboso. Parecían querer tirar de polémica para atraer al público, y viendo la recepción de los famosos a Kate no le extrañaría que los responsables se hubieran decidido por aquello de el fin justifica los medios.

Una voz la sacó de sus tribulaciones y se volvió preguntándose que querría aquel hombre al que pertenecía la voz. Entonces se dio cuenta de que había estado acaparando la placa informativa tontamente. -Uy... - Aun así el hombre era bastante más alto que ella y la podría haber leído perfectamente lo que le hizo suponer a Kate que querría entablar conversación con ella. Y así pareció ser, ya que se presento formalmente.

Se destapó enseguida como un buen observador al fijarse en la condición de periodista de Kate y eso que ella pensaba que con aquel vestido pocos se fijarían en su acreditación. -Culpable del cargo. -Reconoció con una mueca. -Katherine Aldridge, del Day. -Se presentó ella también tendiéndole la mano al joven.

Cargando editor
23/01/2013, 17:10
Dimitri Ibrainovich

- Un placer. El hombre inclinó un poco la cabeza mientras le daba la mano, caballeroso, y por un momento Kate tuvo la sensación incluso de que se la fuera a besar. La mano, por supuesto. Parecía contento de tener su atención, como si una periodista fuese más interesante que todas las piezas allí expuestas.

Cuando Kate dijo que venía del Day, el hombre alzó un poco la vista, como si estuviese buscando un dato que no tenía, antes de encogerse de hombros.

- Me tienes que disculpar, pero llevo poco en la ciudad y aún no me he familiarizado con sus periódicos. Soltó una pequeña risa que hizo que algunos presentes se girasen, quizás sorprendidos por que hubiese algo de sinceridad y naturalidad en un evento de ese tipo. Como pez en el agua, echó mano también a una copa y le dio un breve trago, echando un vistazo generalizado. No disimuló lo más mínimo al soltar pequeño resoplido al ver la gente congregada, como si no le generase la menor expectativa.

- ¿Algún plan de acción, Sr. Aldridge? preguntó, inclinando la cabeza para dirigir su mirada a la periodista. Parecía hablar sobre la exposición, pero desde luego la frase quedaba un poco rara. Quizás cosas de ser extranjero. Me vendría bien un acompañante que no quisiera hablarme de acciones, política ni pedanterías que no entiendo.

Cargando editor
24/01/2013, 01:14
Katherine Aldridge

-Bueno, pues el Day es el periódico que debe comprar. - Dijo Kate con una sonrisa burlona. -Es el mejor. O al menos mientras me sigan pagando bien.

Kate ocultó su sonrisa cuando se llevó la copa a los labios para darle un sorbo. Le sorprendía la actitud del ruso, todo confianza y desparpajo, pero le sorprendía más como se había acercado a ella, lleno de descaro. Enarcó una ceja extrañada cuando él mencionó lo del plan de acción.

No le molestaba su compañía, pero Kate había ido allí a trabajar, y no a ligar. Sin embargo, era una chica practica. Scott y su otro interés en aquella pantomima, el señor Grendell, seguían ocupados hablando con muchas personas. Lo cual no era indicado para su plan de acción, el cual exigía discreción. Sí que tenía uno a decir verdad, pero no se lo iba a contar a él, y como chica práctica que era, pensó en el interés que le podía reportar hacerse amiga de un excéntrico ruso. Todo dependía de que pudiera saber que a ella le pudiera interesar.

Kate aceptó la invitación de acompañar al joven ruso con una cordial sonrisa. -Será un placer. Tal vez pueda explicarme algo de la exposición, señor Ibrainovich. -Dijo como si fuera una estúpida periodista del corazón más que no supiera de que iba aquella exposición. Tal vez fuera por lo que él la había tomado. - Y dígame, -añadió un par de pasos más adelante. -¿A qué se dedica usted?. ¿Acciones?. ¿Política?. 

Cargando editor
24/01/2013, 01:48
Dimitri Ibrainovich

- Tomaré nota, Srta Alridge. El Day of New York. repitió, ayudándose a memorizar.

- Acciones. Admitió el ruso sin mucho hacerse de rogar. Tampoco sonaba especialmente orgulloso. Daba la sensación de que si hubiese dicho pizzero lo habría dicho con exactamente el mismo énfasis. Un modo de vida. Sin embargo su tono cambió bastante cuando respondió a Kate por su otra petición, mirándole con una sonrisa burlona digna de rivalizar con la de la periodista. ¿Explicarle yo? ¡Pensé que me ibas a explicar tu! respondió, falsamente contrario. Pero al parecer el ruso no era tan despistado como pensaba la chica, porque sus palabras eran sinceras. 

Con algo de lentitud bajó un poco la cabeza, como si fuera a comentarle algo en confidencia.

- Hacerse tonta es una buena táctica, Katerine. A mí me funciona a la perfección.- Sonaba divertido, su tono apenas un susurro.-Pero las chicas tontas no leen cartelas con el texto tan largo. No teniendo a Dave Nielson, ganador de un disco de oro, a tres metros.

Levantó la cabeza de nuevo, antes de señalar con los ojos a un joven atractivo que charlaba con dos mujeres. En los ojos del ruso había un aire divertido y retador, como si esperase un nuevo desafío o una nueva chanza de Kate. Había revelado la mano de la chica, si, pero el también había enseñado sus cartas en un gesto de ¿confianza? ¿O quizás era solo era un entretenimiento para pasar la velada?

- Sin embargo soy un apasionado de la historia de las grandes guerras. comentó, retomando el papel del principio, orgulloso. Algo podré comentar en la última parte de la exposición, siempre que me ayudes con las primeras

De nuevo aquella mirada. Era complicidad, ahora lo veía. Ibrainovich le estaba dando a Kate la oportunidad de irse o quedarse con total libertad. Irse a hacer lo que el suponía que sería un artículo aburrido, o divertirse con alguien que parecía ser algo más de lo que era. Hubiera servido con cualquier chica, pero la noche de Kate era más ajetreada de lo que parecía...y era cosa suya decidir.

Cargando editor
24/01/2013, 15:00
Katherine Aldridge

-Vaya...- La jugada de Kate había sido descubierta y ahora tenía que jugar con las cartas boca arriba sobre la mesa a la vista de todos los jugadores. Una mezcolanza de sentimientos invadió su ser, se sentía como una especie de jugador farolero que acaba siendo pillado en la primera mano y no tiene más remedio que jugar hasta el final por que ha movido todas sus fichas. Y también se sentía atraída por el carácter del ruso, lleno de misterio e intriga, y no había nada que atrajera más a Kate que un buen misterio o una buena intriga.

Pero para desgracia de las expectativas que el joven pudiera tener, la felicidad de Kate dependía casi exclusivamente de su trabajo. Y su sentido de la responsabilidad era tal que le impedía abandonar algo a mitad por una noche de diversión, y menos algo tan importante como lo que se traía entre manos ese día.

No obstante a Kate le quedaba una carta bajo la manga que aún nadie había visto. Una carta que solía usarse muy a menudo por mucha gente y que aún así, casi siempre funcionaba: la opción del no. No había nada más deseable que algo que no se podía conseguir. Decir que no, era a veces la manera más eficaz de revalorizar su posición. Y también era una manera de espantar a las personas que realmente no querían su compañía si no hacer una muesca más en su cinturón para alardear de una conquista más. Y ese interés a Kate había que demostrárselo sobradamente.

Lanzó una mirada hacía Scott con la esperanza de que él alzara la vista hacía ella y viera en sus ojos la necesidad que tenía en ese momento de que se acercara hasta ella.

-Puede que en otra ocasión, señor Ibrainovich. - Kate mostró una enigmática sonrisa que podía significar cualquier cosa: que lo rechazaba o que esperaba que la llamara otro día. -Allí mismo está mi acompañante para esta noche. -Dijo esperando que Scott hubiera entendido el significado de su mirada y se estuviera acercando a ella, además de que también sería una buena oportunidad para darle celos.

Cargando editor
24/01/2013, 16:06
Dimitri Ibrainovich

- Un tipo afortunado...Ibrainovich sonrió mirando a Scott con curiosidad. No como un predador de discoteca que ha perdido a su presa, la verdad, que era en parte lo que Kate se esperaba. O no consideraba que había perdido o fingía muy bien. Pero no, no era falsa: aquella sonrisa era tan natural como todas las que había habido antes. 

- Hagamos una cosa...Con tranquilidad y bastante mañana el hombre sacó una tarjeta del bolsillo de su camisa, que tendió a Kate, mientras canturreaba. Hey, I just met you, and this is crazy~~  Sonrió algo vacilón, antes de mirar a la periodista a los ojos. Había algo muy profundo en ellos que no supo identificar. Decide tú la ocasión.

Y con un gesto de cabeza se despidió de la periodista y de Scott, que miraba la escena preocupado, incapazde salir aún de la jaula política en la que estaba metido. El confidente si que había sabido interpretar la llamada de auxilio de Kate, el gesto de enfurruñado placer que puso cuando el ruso se alejaba lo dejaba bastante claro. Pero a juzgar por su posición tan estirada y poco natural, poca cosa podía hacer en aquellos momentos. 

Ibrainovich pasó a curiosear las cartelas con genuino y breve interés, antes de que un hombre bien trajeado y vestido intentase reclamar su atención mientras asomaba la cabeza a la primera de las salas. Al parecer el ruso no se iba a librar ni de la economía ni de la política aquella noche...

Cargando editor
24/01/2013, 16:29
Director

Pero Scott no había sido el único que había interpretado el signo de Kate. El hombre que había estado hablando hasta ahora con el jefe de policía y el alcalde se quedó mirando a la chica, antes de acercarse con superioridad hacía ella dejando a sus interlocutores entre sorprendidos y aterrados, con la palabra en la boca.

No era un hombre escandalosamente alto: su estatura resaltaba poco más que la media. Con un cuerpo bien construido sin resultar exagerado, tenía las espaldas lo bastante anchas para lucir bien un traje. Andaba como si aquella fuera su casa y el resto de la gente invitados más o menos indeseados, con una mirada fría y determinada que se convirtió en una sonrisa perfectamente cordial cuando estuvo cerca de la periodista. 

Una mirada que daba miedo.

Cargando editor
24/01/2013, 16:34
Señor

El hombre paró justo en el límite de lo que sería la burbuja de espacio de la periodista, quedándose allí un breve lapso de tiempo. El justo para demostrar quien mandaba allí sin poner a nadie nervioso ni hacer el ridículo.

- ¿Le importaría unirse a nosotros?- preguntó, con una voz grave y amablemente autoritaria que invitaba a no desobedecer. Creo que uno de mis compañeros de conversación preferiría tenerle más cerca...su mano pasó cerca de la cintura de Kate, que sin tocarla inició su movimiento con la inercia del protocolo. El hombre avanzaba hacia el grupo con una perfecta sonrisa. Sin embargo lejos de la naturalidad del ruso, esta era fría y predadora.

Cargando editor
25/01/2013, 13:22
Katherine Aldridge

Kate sonrió halagada por el comentario y recibió de buen agrado la tarjeta que le daba, aunque hubiera preferido que el ruso hubiera investigado un poco con la información que le había brindado sobre su persona para obtener el teléfono de ella y llamarla. Pero las cosas nunca surgían como uno pudiera desear en este terreno así que no le quedó otra que aceptar la tarjeta y ya que conocía la canción que tarareaba añadió en un susurro entonado la palabra que rimaba con la última que él había dicho. -Maybe. -Mostró una cálida sonrisa y contempló como aquel curioso y extraño hombre se alejaba contemplando los carteles de la exposición hasta que alguien le abordó para, seguramente, hablar sobre política o acciones.

-Ya lo siento, amigo. -Pensó Kate sonriendo divertida. -Pero si quieres ver la exposición tendrás que venir mañana.

Después, mientras guardaba en el bolso la tarjeta de Ibrainovich, aquel hombre alto y fornido se plantó ante ella con una cordial sonrisa en los labios, aunque Kate pudo ver en su dura y fría mirada que aquella sonrisa no se correspondía mucho con lo que el hombre sentía. Ni tampoco la invitación a reunirse con los allí presentes sonó a una invitación grata y cordial. Más bien era una orden.

No supo discernir que intención tenía aquel hombre, ni tampoco que significa su gesto, pero sintió como el agradable placer y la sintonía que había con el otro joven acaban de desaparecer y se formaba un nudo en su estomago. Como si le avisara de que algo iba mal. Kate obedeció sin rechistar y caminó hacía el grupo. Aunque tampoco se molestó en fingir ninguna sonrisa. Su gesto era serio y preocupado. No era normal que alguien te abordara de ese modo.

Cargando editor
26/01/2013, 14:07
Director

Mientras aquel hombre acercaba a Kate hacía el grupo, la chica pudo darse cuenta de que allí había algo más que una mera charla incómoda. La cara de Scott al verla acercarse empujada casi mágicamente se convirtió en un poema, y hasta la periodista pudo verle tragar saliva. No sabía exactamente en que consistía la jugada del desconocido, pero aquel órdago tampoco parecía agradar al jefe de policía y al alcalde, que miraban a la joven como si no pudieran entender que estaba ocurriendo.

Cargando editor
26/01/2013, 14:09
Señor

El hombre dejó a Kate, pues esta casi no pudo evitarlo, al lado de Scott. Sin embargo no se separó apenas de ella.

- Estoy seguro de que su amiga estará encanta de charlar con nosotros, Sr. Dawson...la sonrisa de su cara se acentuó, como se acentúa la de un profesor especialmente sádico que encuentra el fallo en tu coartada para faltar a clase.

Cargando editor
26/01/2013, 14:13
Comisario Claude Wagner

Pero el comisario no podía quedarse callado. Kate conocía su figura pública: un impresentable que había tenido más de una vez problemas con la prensa por comentarios más que desafortunados...y en algunos casos, misóginos. Al moverse para encarar con falsa valentía la llegada de la periodista un pestazo a colonia fuerte llegó hasta la nariz de Katerine, que no pudo evitar autoarrugarse.

- Disculpe, pero no creo que alguien ajeno a las autoridades debiese​...

 

Cargando editor
26/01/2013, 14:20
Señor

Pero el comisario rápidamente cerró la boca cuando los ojos del hombre desconocido se clavaron en su cara como cuchillas. Su sonrisa desapareció durante unos segundos casi imperceptibles, que hicieron que Wagner tragase saliva y volviese a su posición original, prácticamente marcial.

Un par de siglos antes, se hubiera llevado un golpe de fusta en la cara. Kate lo sabía.

- Oh, por favor. Creí que ese asunto había quedado claro. La mirada, aún en el comisario, era insostenible. "Y será lo que yo ordene". Estaba totalmente implícito en la frase. El alcalde, nervioso, se limitó a asentir mientras Scott vigilaba de reojo la reacción de Kate a aquella encerrona política. Estaban todos sangrando en un tanque con un gigantesco tiburón blanco. 

Volvió el rostro hacía Kate, volviendo a adoptar aquella sonrisa falsamente cordial. Como un nazi acompañando cariñosamente un niño judío a la cámara de gas. 

- No me parece adecuado dejar a una jovencita sola en un evento de estas características, y más cuando estamos acaparando la atención de su acompañante...Lanzó una mirada de soslayo a Scott, y el alcalde se giró para mirar al chico algo sorprendido. El comisario miraba la escena con el ceño fruncido, visiblemente confuso. Pero por favor, será mejor que haga las presentaciones.

Su mano se dirigió por el comisario, el alcalde y Scott, acompañando los gestos su voz grave y casi hipnótica. Estaba claro quién lideraba la conversación, aunque a juzgar por la naturalidad con la que dirigía cada calculado gesto, no era solo una actitud: era su naturaleza.

- El comisario Claude Wagner, el alcalde de Nueva York Steve Fidgerall y su asistente, Scott Dawson. Pero creo que ya se conocen...- el hombre parecía estar disfrutando cada segundo y mueca que provocaban sus palabras-¿Y usted, querida, es?

Cargando editor
28/01/2013, 00:23
Katherine Aldridge

Arrastrada casi contra voluntad hacía aquel circulo político que formaban aquellos elegantes y trajeados hombres, Kate se sintió rara, sabía que no pegaba allí con ese tipo de personas de nivel tan alto. Pero sobretodo se sentía sorprendida por el desarrollo de los acontecimientos. Aquel extraño hombre, era por algún motivo, el más poderoso de todos los que allí se encontraban, y eso que el propio alcalde de la ciudad estaba entre ellos. Había dejado más que claro su dominio de autoridad con la fría mirada que había dedicado al comisario.

Después presentó a todos, aunque evidentemente era un puro formalismo y también una pequeña treta para conocer el nombre de la joven. Ella ya conocía a todos los que estaban allí presentes, aunque solo fuera de vista. Kate se había sentido intimidada por la autoridad que desprendía el hombre, pero en cuanto se dirigió a ella de nuevo su carácter salió a flote y también su curiosidad por saber quien era aquella persona capaz de dejar al alcalde sentadito como a un perro bien amaestrado.

-Me llamo Katherine Aldridge, del Day of New York. -Dijo con toda tranquilidad. Había acompañado las diversas presentaciones con un leve movimiento de cabeza. Entonces se giró hacía el misterioso hombre, si él era quien mandaba allí y la persona más importante entonces los demás no importaban. Kate le miró con descaro sin disimular su curiosidad ni el hecho de que él no se hubiera presentado a si mismo. - ¿Y usted, querido, es?. -Repitió la misma formula para dirigirse a él.

Cargando editor
28/01/2013, 01:58
Señor

La sutil sonrisa de cordialidad del hombre se ensanchó ante la descarada pregunta de Kate y la repetición de la formula que el mismo había usado. Parecía haber disfrutado con ese gesto y ese pequeño reto, ante el cual el resto de presentes parecía haberse horrorizado. Scott parecía al borde del colapso y el comisario ahora ignoraba a Kate como si ya estuviese muerta. Menudo imbécil. 

Pero el alcalde...la mirada del alcalde alternaba entre Scott y Kate. Y parecía estar intentando atar unos cabos a los que no llegaba su pobre cerebro.

- Señor. respondió el hombre, besando la mano de la periodista mientras le miraba a los ojos aún divertido. Pero la diversión no era la que había en los ojos de Ibrainovich: era la de un gato que está jugando con el ratón que va a comerse. Solo Señor. añadió, como si imitase al espía más famoso de todos los tiempos.

- Así que periodista. Del Day of New York...el hombre pareció disfrutar de ese pequeño dato, dejando que las últimas palabras se condensaran en su lengua, aunque pronto su sonrisa se apagó levemente. Si Kate no estuviese acostumbrada a los sutiles cambios de ánimo de las entrevistas, aquellos gestos hubieran sido totalmente imperceptibles y aún así, le costaba captar algunas de las leves ondulaciones del humor de su interlocutor. He oído que acude la hija de su jefe a la exposición. Curioso cuanto menos.

- Sin embargo...¿usted no es de la sección de ocio, verdad? Michaels...comentó, con un gesto calculado de la mano, como si en realidad le estuviese costando recordar los datos. y el otro. Y usted no tiene cara de otro...  Sonrio de nuevo, pero esta vez estaba cargada de crueldad. Ah, que bonita pareja. Su vista se posó en Scott, que tragó saliva y enrojeció. Aprovechando hasta el trabajo para estar juntos. Un poco Montesco y Capuletto, una periodista y un joven trabajador de las autoridades...Tiene que ser duro no poder hablar del trabajo juntos, ¿cierto?

La daga no pudo haber volado más acertada ni clavarse más afilada. Los ojos del alcalde se abrieron, como si hubiese descubierto al fin que era lo que le escamaba. Y ahí estaba el tal Señor, esperando con una sonrisa desafiante la nueva respuesta de Katherine.

"Sorpréndeme" decía. "Demuéstrame que no eres una oveja más"

Cargando editor
28/01/2013, 15:39
Katherine Aldridge

-Señor... -Repitió Kate cuando le dijo que únicamente le daría ese dato sobre él. -¿Debo llamarle señor Señor, o simplemente Señor?. -La pregunta sonó con cierto deje de fastidio. A Kate no le había gustado que no le dijera su nombre. Para una persona que se dedicaba a descubrir e investigar, y que basaba muchos de esos conocimientos en nombres conocidos, desconocer el nombre de una persona que parecía ser tan importante le dolía tanto como una patada en el orgullo.

Y más cuando aquel hombre parecía saber tanto sobre su periódico. Sabía quien era Michaels, y sabía que ella no pertenecía a la sección de ocio. Kate respondió con indiferencia y desdén. -No sé. Dígamelo usted. -Sin duda ya lo sabía. Puede que lo supiera antes de que le dijera su nombre, puede que incluso nada más verla.

A su lado, Scott se estaba poniendo rojo como un tomate por vergüenza o quizá porque su traje empezara a quedarle demasiado grande y él se arrugara como una pasa en su interior. Kate sintió enrojecerse también, pero en su caso era por que estaba empezando a enfadarse con el cariz que tomaban las cosas y aquel jueguecito que solo parecía divertir al tal Señor. Ella siempre solía ser directa, y esa manera de retorcer las cosas no le gustaba en absoluto. Sintió como la furia se apoderaba de ella, aunque trató de controlarla y mostrarse fría e implacable también. Deseaba que su rostro no relejara lo que sentía por dentro, era algo que había aprendido con su oficio: no fruncir el ceño, no apretar los labios, relajar el cuerpo...

Solo había un gesto que no podía controlar. Pero era un gesto que no dejaba traslucir nada, salvo su necesidad de controlar el buen estado de su flequillo. Levantó una mano para llevarla hasta la frente y hacer aquel gesto tan característico suyo, y entonces cayó en la cuenta de que se había recogido el pelo. Su mano entonces corrigió el rumbo a tiempo y pasó los dedos por detrás de su oreja.

Kate mantuvo la mirada desafiante del hombre sin arrugarse lo más mínimo. No era una persona que sintiera miedo tan fácilmente. Aunque le hubiese puesto el cañón de una nueve milímetros en la frente, Kate se hubiese seguido manteniendo integra. Pero eso no significaba que fuera estúpida. Quien tuviera una nueve en su frente también tendría el dedo sobre el gatillo y aquel tal señor tenía algo que le hacía casi tan peligroso. Esa aura que hacía que todas las autoridades allí presentes se cagaran en los pantalones.

- No me gusta su tono, Señor. -Reprochó la joven eludiendo responder a su insinuación. -Si usted no se digna a decirme tan siquiera su nombre, no sé como tiene la caradura de pedirme explicaciones de lo que yo hago o dejo de hacer aquí, ni de cual es mi relación con el señor Dawson.