Partida Rol por web

Bajo las luces de New York

New York, New York

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22/11/2012, 18:52
Director

El mundo comenzó a temblar, sacudiendose por el traqueteo de un enorme monstruo que se movía a varios pies por encima de su cabeza. Ah, el metro. Ulysses nunca se cansaría de aquellas sensaciones. Llevaba ya unas cuantas horas desde que empezó su temprana jornada laboral paseando por aquello túneles, ahora desiertos. El aire frio y humedo corría por ellos y el hombre podía sentir como movía su tupido bigote.

Y entonces oyó un ruido metálico al fondo del pasillo. Y aquel no era ninguno de los múltiples ruidos propios de la red abandonada de transporte metropolitano. No eran goteras. No era el viento ululando. No era un vagón perdido.

Era alguien (o algo) escondiéndose en la oscuridad que reinaba aquel lugar...escondiendose de Ulysses.

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22/11/2012, 19:00
Director

Algo comenzó a sonar a todo volumen sin clemencia, destruyéndote completamente la cabeza como un martillo neumático contra un huevo. ¿Pero que coño era eso? ¿Es más, que hora era? ¿Donde estabas? Con esfuerzo pese al dolor de cabeza y el ruido infernal del movil lo recordaste. Al fin y al cabo habías tenido cogorzas mucho peores...

Habíais salido todo el elenco de la serie a tomar algo para celebrar un gran capítulo grabado y...bueno. Unas cañas y poco a poco la gente había comenzado a volver a sus casas. Lo que hace la gente normal, con una vida normal y un trabajo normal.

Salvo vosotros.

Valga decir que estabas en el apartamento de Runkle, tirado en el sofa. Y eso despojado de toda su dignidad en el tresillo parecía ser tu agente. Podías recordar poco a poco pequeños fragmentos que comenzaban a agolparse en tu ahora sorprendemente lúcida cabeza. Todos con alcohol de más por delante y grandes promesas de futuro. La juerga para devolverte al mundo de la juerga. Pero eso sí, sin desenfreno.

O al menos lo habíais intentado. Podría haber sido peor.

- Dulce Jesús en el infierno...una voz hastiada y cabreada se junto con el ruido de unos pasos acelerados y acolchados por unas pantuflas. A lo lejos viste a Anna, la mujer de Charlie, que se acercaba envuelta en una toalla recién salida de la ducha como si fuera un rinoceronte cargando hacía vosotros. Por suerte se dió cuenta de que estabas despierto, y pasó a sonreir con algo de verguenza. ¡Hombre, si sigues vivo, David!

Y puedes dejar de estarlo muy pronto si no coges el puto trasto era el corolario implicito. Sin embargo, no hizo falta. El movil paró y Anna suspiró con alivio.

- Deberías cambiar de tono de movil... dijo, mientras volvía a marcharse por el pasillo. Presumiblemente a vestirse. ¿Que vais a querer desayunar? grito, mientras se perdía en el cuarto y Charlie comenzaba a gemir como un niño que no quería ir a clase. 

Menos mal que hoy no teníais grabación en el estudio...

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22/11/2012, 20:06
Ulysses Brown
Sólo para el director

Su sexto sentido le había avisado de que algo no iría bien esa mañana. Incluso su estómago se resintió y tan sólo pudo tomar un poco de café templado, como si intuyese que en poco rato tendría que hacer frente a un hecho inusual... y debía estar preparado.

Sintió erizarse el vello del cogote y se preguntó si sería ese aire frío y húmedo que le acompañaba hoy por los túneles, o por contra, si sería algo menos natural, menos tangible, algo capaz de crear en él un desasosiego inusitado.

Estaba barajando las distintas posibilidades que le provocaban ese extraño malestar cuando otra vez el estruendo del metro sobre su cabeza lo trajo de nuevo a la realidad y pudo ver como, aprovechando la nueva estampida de vagones, una sombra se deslizaba sinuosamente por la pared del túnel hacia el fondo.

Frunció el entrecejo intentando atisbar algo en la oscuridad, pero no vio nada. Gritó un "Hey, hay alguien ahi?", pero no hubo respuesta. Hizo un mohín con los labios y sin mucha decisión se adentró cáutamente en el túnel oscuro

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22/11/2012, 20:32
Director

El nerviosismo del hombre le estaba haciendo sudar a chorros, que se enfríaban con la inclemente brisa que corría por los tunes, silbando melodías un tanto siniestras. La vibraciones constante de los vagones que circulaban ajenos a su miedo hacían temblar las escasas lamparas de seguridad que iluminaban la zona. Como riendose del pobre Ulysses una de las lamparas comenzó a parpadear frenéticamente antes de apagarse con un ruido.

Por suerte había suficientes luces como para mantener el entorno iluminado...o al menos para saber por donde se iba. Las sombras bailaban en las paredes y el revisor de los túneles pudo ver una tétrica sombra avanzar con rapidez por las paredes irregulares...

Que resultó ser una rata. Una tranquila, simple y enorme rata newyorkina que se quedó mirando con ojos rojos a Ulysses como un perro guardian que...

El ruido se repitió más adelante, ahora más claro: el sonido de alguien tropezándose, sacandole de sus pensamientos al hombre. Ulysses pudo comprobar como sobre el viento se comenzaba a oir el ruido de unos pasos apresurados, algo más adelante en el tunel. Alguien estaba corriendo, y ahora si que tenía claro que no había sido una rata.

Notas de juego

jbocu, para facilitarnos la lectura a los directores en Umbría se suele marcar el dialogo en negrita y el pensamiento en cursiva. No hace falta que lo cambies en el anterior post, tranquilo, que se que es tu primera partida, pero tenlo en cuenta para posteriores post ^^

Y otro apunte: deja que seamos los directores los que puntalicemos cosas como si hay o no respuesta a tu pregunta. Ahora no tiene mucha importancia, pero más adelante podría resultar un poco problemático para nosotros tener que cambiar esas acciones para poder adaptarlas...^^U

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22/11/2012, 21:01
David Stanford [Superviviente]

David salió de su ensueño con el pie izquierdo. Aquellos océanos de alcohol entre los que navegaba el yate blanco se estampó contra el muro de la resaca. Mientras las letras de su nombre, Book&Fuck, se plegaban cual papel frente a aquel monolito, la pierna izquierda del vividor resbalaba por el sofá, escurriéndose hasta que el talón de Aquiles se grabó contra el suelo.

Tras el pie, con un ademán furioso y repentino, como si hubiesen entrado en su casa cuatro ejércitos de animadoras en tanga, pegó un bote desde su precario equilibrio, dándose de morros contra el suelo. Cuando pudo girar la cabeza y estirar la mano hacia el botón de descolgar llamada, su salvación, pudo ver a la desenfocada Anna. O Annas, pues eran una cantidad difusa de ellas.

Para cuando el etílico novelista pulsó el botón, ya se le había acabado el tiempo, por lo que aferró el móvil entre los dedos, terminados en una mano que abrigaba aquel reloj plateado que iba tres minutos adelantado. No podía verse bien la hora, no con esos ojos que parecían tener más miopía de la narrable.

Se incorporó como pudo, sentándose en el sofá mientras se despejaba. Iba a necesitar unos segundos. Mientras ponía el teléfono en silencio para que no volviese a dar por culo intentó hacer memoria de la noche anterior.

¿Qué cojones ha pasado esta vez?

Su agente en el sofá, algo bastante típico. Anna duchándose, cómo no. Y él demasiado ebrio la noche anterior. Miedo tenía de poner la televisión y verse corriendo desnudo por el parque más lejano. Tan sólo esperaba no haberse tirado a nada ilegal esa noche.

- Sólo tú podrías matarme- mintió David, tan adulador como siempre mientras esbozaba esa sonrisa de niño inocente y juguetón que siempre le salvaba de las broncas-. Café. Prefiero no atreverme con algo más arriesgado, no sé si este viejo cuerpo lo aguantaría.

Se levantó del angelical y mullido asiento, cálido como una madre tras toda la noche cuidando a su hijo. Caminó con paso firme pero lento hacia la esposa, mirándola de arriba a abajo. Era tan indecente como siempre, pero era obvio que no había deseo en aquella mirada. Era simplemente David haciendo lo de siempre, comportándose dentro de aquel rol social que había aceptado. En realidad, todo sea dicho, intentaba ver si se había llevado algún tipo de moretón. No en vano, a él le molestaba una mejilla.

- ¿Te ayudo con algo?- preguntó al fin, cortés, mientras encendía la pantalla, mirando quien demonios le había llamado-. Venga Clare, dime que has llamado tú- murmuró para sí en voz alta, pues no tenía nada que ocultar. 

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22/11/2012, 21:39
Director

La mejilla no era lo único que le dolia a David: su hombro se había resentido enormemente después de pasar la noche en una posición más digna de un acróbatada del Cirque du Soleil que de un escritor, por muy ebrio que estuviese. Nada que no se fuese a pasar durmiendo la mona, todo sea dicho. Pero la comprobación de moratones tendría que esperar, al menos hasta tener un espejo a mano...

Poco a poco los ojos del escritor se volvieron a acostumbrar a la realidad ajena a la intoxicación etílica y se fue dando cuenta de algunas cosas. La primera, el reloj marcaba bien pasadas las once. La segunda fue ver como Charlie se revolvió en el sofa, murmurando algo hasta que sucedió lo inevitable: rodó hasta caer. Bastante alejado de los reflejos de David, su agente cayó de morros contra el suelo provocando la risa de su esposa. A cualquiera le hubiera parecido un gesto de zorra vengativa, pero David sabía que Anna estaba como cortada a medida de su amigo.

- Pon la cafetera, anda, conquistador.- dijo Anna con una sonrisa vacilona, intentado parar la risa sin muchos resultado. Ya se conocía bien las maneras de David: Charlie y él eran más que compañeros de trabajo. Que coño, David había estado muy metido en su casa cuando ella intentó dejar las drogas. Que no saliera a emborracharse con él como su marido no quería decir que no lo apreciara a su manera. Creo que gastas demasiada resaca para dejarte usar el exprimidor.

La tercera y última le despistó bastante de su promesa de ayuda. Algún dios había escuchado sus plegarias y, efectivamente, la llamada del movil era la de Clare. Pero no era una sola: el teléfono había estado sonando desde las nueve de la mañana a intervalos que estaban entre la media hora y los siete minutos frenéticos. Normal que Anna estuviera tan hasta el moño de su tono de llamada: le había estado aturdiendo toda la mañana mientras ellos dormían demasiado ajenos y alcoholizados para darse cuenta.

- Joder...farfullo Runkle desde el suelo, despegando la cara del parquet con un esfuerzo inhumano. Recuerdame que no vuelva a mezclar tequila y ginebra, David...

Y entonces, como si fuera la diosa de la venganza, Anna comenzó a exprimir naranjas provocando que el agente se llevase las manos a la cabeza y medio rodase en el suelo decadentemente acompañado del sonido taladrante del aparato. Las resacas de su amigo solían ser espantosas, pero hasta a el propio David comenzó a temblarle la cabeza de manera desagradable. Ahora que lo pensaba, hacía bastante que no se pillaba una cogorza así. Debía de haber perdido práctica.

Pero ¿que puñetas querría Clare? ¿Como coño se le ocurrió a Runkle mezclar esa bazofia? Ah, demasiadas preguntas con demasiada resaca...

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22/11/2012, 22:26
David Stanford [Superviviente]

David tenía sus avellanas clavadas desde los ojos hasta el nombre en un ángulo perfecto.

Clare... ¡SÍ!

En sus labios se dibujó una media sonrisa de felicidad, sincera y sana. Ni el alcohol, las drogas o las enfermedades de transmisión sexual podían alejarle de esa sonrisas al ver que su chica aún le llamaba. Y no poco. Sin embargo, tras un par de segundos en aquella etílica felicidad, un par de neuronas en su cerebro se conectaron.

Con el pequeño pulso mental, el picaporte se abrió, dejándole una puerta en el cerebro que susurraba algo parecido a problemas. Si hubiese sido algo cotidiano le hubiese llamado una vez. Dos. Tres a lo sumo. A partir de cuatro era algo importante. Si había estado escuchando el infernal tono de llamada tanto tiempo debía de ser el fin del universo. Quizás el calendario Maya hubiese tenido un margen de error de dos días.

Se preocupó, cómo no. Aquella sonrisa aniñada se convirtió en una mueca seria, casi feral. Estaba a punto de pulsar el botón de rellamada cuando aquel infierno le taladró los tímpanos, reventando capilares y llenándole de sangre y fuego el cerebro. Se tapó los oídos con las manos, usando el teléfono para ello sin darse ni cuenta.

Como si su vida dependiese de ello aferró a la pequeñaja de metro sesenta y nimio, alzándola en el aire e intentando alejarla de aquellas naranjas traídas por el mismísimo Satán. Seguramente la pequeñaja patalearía, como siempre que se la llevaba en brazos con fingida o sincera resistencia por su parte, pero poco le importaría a las mil veces castigadas rodillas de David.

- ¿Y quieres que use la cafetera, mala mujer?- preguntó retóricamente el sátiro en tono casi pedagogo, propio de cuando dio clases de literatura en la universidad frente a un aquelarre de entrepiernas inmaduras-. Fuera de ahí, demonia- añadió mientras pulsaba el botón de rellamada, a la espera de que su amada querida y aún esposa contestase al otro lado-. Anda, apaga eso- pidió más que ordenó mientras la soltaba, dejándola en el suelo-. Mi queridísima esposa ha llamado cien veces, estará preocupada por cuanto le costarán las lápidas. ¿Tú necesitas ayuda, follador?- añadió mientras se giraba hacia Charlie, usando el cariñoso apodo que usaba para subirle el ego a pesar de la usual pero no eterna monogamia del agente. Obviamente, los líos de entrepiernas eran inevitables en gente así, pero no por ellos insalvables con los corazones heridos pero decididos de por medio.

Y entonces, inevitablemente, soltó una mueca de dolor, intentando descontracturar el malherido hombro sin éxito. La curvatura de sus labios era un poema del sufrimiento exagerado, pero real. No se podía tener tan poco cuidado para con lo único que te mantiene con vida, por Dios.

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22/11/2012, 22:51
Aster

Thomas llegó como siempre puntual a la comisaría, el maldito despertador se había ocupado de ello, aquel trasto se empeñaba en amargar el día al viejo inspector desde el mismo día que lo compró. Por suerte había pocas mañanas que no pudiesen solucionarse con un café lo bastante cargado.

Dentro de la comisaría todo seguía como siempre, ese calmado ajetreo que caracteriza a la policía de New York era el ambiente habitual a primera hora de la mañana. Un par de borrachos salían por la puerta después de haber pasado la noche en el calabozo y algún ratero de tres al cuarto esperaba en una silla a que llegara su abogado. Nunca era pronto en esta ciudad para que un policía hiciera su trabajo. O al menos aquellos que lo tuvieran...

La mesa del inspector Jackson llevaba vacía desde hacía semanas. Algún que otro expediente por multas de trafico, o incluso si había suerte un par de atracos con arma blanca, pero Thomas lo sabía, su carrera llevaba estancada mucho como para que ahora le llegase algo gordo. Con mucha calma se sentó en su mesa dispuesto a pasarse otro día afilando lapices pero algo extraño lo esperaba en su mesa. Ante él había un dossier que no estaba allí la noche pasada. Que era aquello y como había llegado allí.

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22/11/2012, 22:51
Aster

Era primera hora de la mañana, por suerte para ti el atasco quedaba lejos de tu trabajo y no te habías retrasado ni un minuto. Aun no habías tomado un café, pero no tenías tiempo. En navidades la venta de inmuebles se disparaba, aun no tenías muy claro el por que, pero la gente compraba como si fuese el fin del mundo. La oficina estaba bastante tranquila, el señor Memphis estaba en una reunión, y el resto de compañeros estaba haciendo su trabajo sin demasiado alboroto.

Buenos días señor Scott Sonó la voz de la joven Magda. Aquí tiene su café como a usted le gusta, también he traído unos donuts por si le apetece comer algo. Como era habitual en ella lucía una agradable sonrisa aun siendo primera hora de la mañana. ¿Que tal pasó la noche? Yo llegue a casa y me tome un tentempié mientras... En ese instante se quedo callada. Lo siento señor, me he puesto a hablar de mi vida privada sin darme cuenta. El señor Memphis ha dicho que quiere verle en el despacho en cuanto acabe la reunión. Y tranquilamente dio un sorbo al café desviando la mirada.

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22/11/2012, 23:01
Aster

El teléfono comenzó a sonar en el despacho. No recordabas haberte quedado dormido, pero claro, trabajando hasta tarde tampoco es que fuera nada raro despertar sobre una pila de papeles algo arrugados. Últimamente tan solo tenías casos pequeños, pero tampoco había quien te esperara en el apartamento.

Buscaste alguna luz y por el camino tiraste un vaso de whisky que había sobre la mesa. Estaba vacío, como todo en aquella maldita oficina, aun así los cristales se esparcieron por el suelo. Con cuidado de no cortarte comenzaste a tantear la pared en busca de la luz. Para cuando la encontraste el maldito teléfono había dejado de sonar.

Frente a ti había un pequeño calendario colgando de la pared, solo faltaba un mes para navidad, esta época era bastante buena para ti, los pequeños robos, los accidentes y otra serie de desgracias típicas de la época colapsaban las oficinas de la policía haciendo que aquellos que no tenían tiempo para esperar acudiesen a ti. Igual este año cambiaba tu suerte y te esperaban unas felices navidades.

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22/11/2012, 23:10
Aster

Faltaba solo un día para la apertura de ElectroSand, un millón de notas lo recordaban en la nevera. Una de ellas por encima de todas estaba escrita en letra grande. Reunión con Asthon 8:30. En la casa no había rastro de vida humana. Solo una taza de café aun caliente sobre la mesa junto con una tostada en forma de corazón estaban esperando a Violet en su casa.

Antes de que la joven pudiese dirigirse a por su desayuno alguien llamó a la puerta. Violet, abajo hay un... Hubo una pausa ...coche esperándote. la voz era de Rowena, inconfundible con su acento del este. Pero algo era extraño, en el poco tiempo que llevaba trabajando nunca la habían enviado un coche a buscar, lo normal era tener que tomar un taxi, o peor aún el metro.

Desde la ventana Violet pudo ver su "carruaje", un chevrolet rojo brillante, como recien salido de la fabrica, con una banda azul y una cornamenta de toro sobre el capó. Al mismo tiempo pudo escuchar una risa al otro lado de la puerta. Sin duda la portera se lo estaría pasando de muerte al imaginársela montada en eso.

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23/11/2012, 00:04
Violet
Sólo para el director

¡Esperándome!¡Pero si aún no estoy vestida!¡Ni maquillada!

Violet daba brincos sin saber qué hacer primero. ¡Quedaba tanto por hacer! Entonces cayó en la cuenta de que alguien había mandado aquel coche, y ese alguien tenía el nombre más masculino y viril que pudiera existir sobre la faz de la Tierra:

Assssssssssshton -suspiró la tailandesa mientras su vista se perdía en el techo y se adentraba en el lúbrico mundo de su imaginación.

La escabrosidad de su propia mente la sacó del ensueño y volvió a recordar que tenía prisa.

Corrió cual tierna gacela a su vestidor mientras su camisón revoloteaba a su alrededor dejando ver unas delicadas braguitas rosas con puntillitas blancas. Camisas, pantalones, chaquetas, sostenes y demás prendas volaron por la habitación mientras el huracán de dulces glúteos elegía su vestuario.

Finalmente optó por unos ajustados vaqueros de cintura baja, una camisa blanca y una chaqueta de cuero roja que conjuntaba a la perfección con sus tacones y el bolso. Estuvo tentada de salir sin maquillarse pero finalmente venció su parte más coqueta.

Entró al baño y apresuradamente se aplicó la base de maquillaje, algo de colorete y la sombra de ojos. Lo imprescindible, vamos. Le extrañó no tener que pelear con su compañera de piso por el control del baño, pero lo cierto es que no había visto señales de ella desde que se levantara. Posiblemente no habría dormido en casa, o ya se había marchado, o se encontraba muerta en su habitación debido a un corsé demasiado apretado.

Pero no tenía tiempo para averigüaciones. Ya llamarían los vecinos a la policía si el cadáver empezaba a oler mal. Con un alegre caderazo Violet cerró la puerta y llamó al ascensor, pero acabó bajando por las escaleras cansada de esperar.

De cerca aquel coche era incluso más imponente. La cornamenta se alzaba orgullosa y altiva al igual que la virilidad de Ashton cuando Violet realizaba uno de sus más sensuales bailes.

Es rojo, ¿querrá decir algo? -pensó- Rojo ardiente. Rojo pasión. Rojo matrimonio. Rojo tres niños y una mansión en Palm Spring...

Acarició con delicadeza la carrocería del auto sintiendo la suavidad de la pintura encerada bajo la yema de sus dedos. Decidida, abrió la puerta y entró con su mejor pose de distinción.

Aquel iba a ser un gran día.

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23/11/2012, 00:09
Director

Anna había estado comprobando de reojo la cara de preocupación de David. El escritor se dió cuenta cuando giró la cabeza disimuladamente al verlo cargar para salvar a su compañero de la agonía que su esposa le estaba provocando con la buena intención de un desayuno lleno de vitamina C.

- ¡Estaría bien después de que me pasase media hora limpiando vuestros vomitos, señoritos! respondió la mujer ante la pregunta de David, pataleando como ya había previsto, aunque sin mucha fuerza. La mujer parecía ser consciente del mal estado físico del escritor en aquellos momentos y aunque había que mantener la imagen no pretendía hacerle daño. Sin embargo cuando el hombre la soltó se mantuvo separada de las naranjas y el exprimidor de la muerte.

- Oh, dios, gracias...respondió con casi adoración Charlie, levantadose con la mano en la frente y cara de dolor. Con que apagueis esa mierda me conformo. Si sabía el sufrimiento que me iba a causar, no hubiera pagado ni medio dolar por él.

Anna hizo ese típico gesto de mujer enfadada pero no demasiado, desentendiendose de su marido y de David y empezando a preparar la cafetera. Si no lo hacía ella no lo iba a hacer nadie...

Lo cierto es que esto pasó casi desapercibido para David cuando oyó la voz de su querida mujer (esposa o no) por el teléfono. No habían sonado apenas dos tonos y Clare comenzó a hablar con rapidez sin dejarle ni intervenir. ¿Era eso nerviosimo? Hacía muchos años que no conseguía que Clare hablase con nada que no fuera hastío después de sus juergas...

- ¿David? ¿¡Joder, donde estabas?!¡Llevo llamandote desde las nueve, joder!¿Para que tienes el teléfono? Oye...- su mujer pareció dudar unos segundos, antes de añadir con voz baja- ¿no te habrá llamado Clare, verdad? Y evítate bromas.

Desde luego, la Clare original no parecía para bromas. Y es que Clare era también la hija mayor de David*. Pero...¿por qué le iba a llamar Clare, que ya hacía casi dos años que ni pisaba por el hogar? Si, les mandaba la típica tarjeta de navidad y llamada por los cumpleaños. Durante unos segundos su ebria mente le hizo dudar si no se habría olvidado de esa fecha...pero no, estaba muy seguro de que no estaban en verano.

Aquello parecía una emergencia familiar, y era ese tipo de cosas que nunca se le habían dado bien ni estando sobrio.

Notas de juego

*Espero que te parezca bien el nombre ;)

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23/11/2012, 00:11
Aster

Apenas 20 minutos después de que llamaran a la puerta del apartamento, la puerta del chevrolet se cerró delicadamente tras Violet, delante de ella un joven ataviado con un traje azul eléctrico y una gorra sacada de la película Paseando a Miss Daisy. Buenos días, la señorita Violet supongo. Dijo el joven mientras apuntaba el espejo retrovisor directamente a las piernas de esta. El señor Ashton espera que le guste el coche así como mi atuendo, lo eligió el mismo anoche pensando que hoy necesitaría un vehículo apropiado.

Sin mas intercambio de palabras el coche arrancó dejando la calle apenas unos metros más adelante para introducirse en lo mas profundo de la ciudad. Antes de girar la esquina Violet pudo ver claramente a su portera de pie sobre la acera hablando con otras muchachas del barrio señalando el coche.

El camino hacia la discoteca no era demasiado largo, pero aquella ajetreada mañana toda la ciudad parecía haberse puesto de acuerdo para salir a la calle simultáneamente. Era común que el coche se parase cada pocos metros, momento que el conductor empleaba en mirar por el retrovisor, y hasta varios segundos después no volviese a ponerse en marcha. Aun habiendo salido pronto de casa  el coche iba a llegar justo a tiempo a su destino, para disfrute del conductor que a mitad del camino había ajustado el retrovisor algo más arriba.

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23/11/2012, 00:16
David Stanford [Superviviente]

David alzó el pulgar con la mano libre en dirección a Charlie, en señal de camaradería y de que todo iba bien. Tanto en aquella casa momento y lugar como al otro lado del teléfono. Pero, obviamente, era mentira. El Violador no podía concebir la posible gravedad de la situación en su estado. Ajeno por un momento a aquel encantador matrimonio que necesitaba como el aire, se dejó caer contra una pared, apoyando la espalda.

Resopló mientras buscaba a tientas con la mano libre una caja de cigarrillos. Los dedos hurgaban en los bolsillos del pantalón, ignorando las llaves, la cartera, y una pequeña tarjeta de visita sin relevancia alguna.

- Yo también me alegro de escucharte- respondió el hombre con una voz partida entre el cansancio, la seriedad, la esperanza y el laconismo-. No, no ha llamado. Se le habrá olvidado, seguramente. Chicos guapos, trabajos duros, regalos navideños, ya sabes, lo típico.

Sacó el zippo de un bolsillo interior, encendiéndolo con un simple juego de manos cultivado tras inmunerables pifias. El cigarrillo medio desnudo, enseñando medio cuerpo desde un paquete atascado por el cuello en la estrecha apertura del pantalón, se encendió, revelando aquellas marcas negras y rojizas propias de algo que ardía.

Lo sacó y se lo llevó a los labios, pero no succionó. Lo atrapó a un lateral, entre los labios, y esperó antes de empezar a usar aquella droga para calmarse ante aquel nuevo percance.

- ¿Por qué? ¿Hace mucho que no te llama?- preguntó con voz sesgada, ya que no podía verbalizar del todo bien con el cigarrillo en los labios. Entonces, al fin, mientras esperaba la respuesta por los oídos, succionó por la garganta. Los dos dedos se cerraron ante el rostro de David, asfixiando el papel y la mierda que contenía en una presa sin salida. Esperaba que no tuviese que tragarse malas noticias. No en plena resaca. Para empezar, porque no quería joderles el día de buena mañana a su matrimonio favorito. Les mentiría de ser así, pero sabía que no les podría engañar.

Pero no iba a adelantar acontecimientos. En el fondo esperaba que su mujer exagerase, con las nueras propias de una madre cuya hija ha volado del nido. Cierto es que Clare hablaba más con su madre que con David, pero seguía siendo un contacto distante y despreciable por su parquedad. Esa chiquilla había salido demasiado independiente, se mirase por donde se mirase.

- La llamaría, pero igual no me lo coge. Si lo hace prometo decirle que me portaré bien, pagaré el vuelo y habrá pavo para cenar- añadió finalmente para suavizar aún más la situación. Él seguía tranquilo, porque no ganaba nada poniéndose en el mismo saco que su mujer en aquella empresa, pero sabía que necesitaría intentar, seguramente en vano, apaciguar a esa fiera con el instinto maternal disparado a cuotas astronómicas.

Otra calada. El gris comenzaba a dejarse ver entre el blanco del cigarrillo. No debía de molestar al matrimonio, pero nunca se sabe. Charlie no acostumbraba a fumar, pues lo dejó hace ya años por una cuestión de salud y prevención del cáncer, pero Anna seguía fumando como si no hubiese un mañana cuando el estrés la consumía. No era de las que se metía en los pulmones un paquete al día por norma general, pero sí medio. Cada uno tenía sus vicios, ¿no?

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23/11/2012, 00:57
Nathaniel Scott
Sólo para el director

Como de costumbre, estaba embebido en la lectura de unos documentos, siempre con el ceño fruncido. Esa mañana papeleo ligero. Lo de siempre, repasar las tasas, acuerdos... en fin, que esté todo en orden.

Pero la verdad es que llevaba toda la mañana pensando... "Ya es 23 de noviembre... ¿Debería llamar a mi hermano para cenar? ¿O hago otros planes? ...  ...  ... Mpff, que tedio. Supongo que cenaré con él; al fin y al cabo es festivo. Un par de horas de cumplidos y sonrisas, y todos contentos..." suspiro " Luego le llamaré"

En cuanto llega esa chica nueva tan servicial, su expresión de concentración cambia a una sonrisa. Ah! Buenos días señorita. Mira por un momento el café; y sonriendo, con las cejas un poco arqueadas, sin apartar la vista de sus ojos: Oh, tan agradable como siempre. Muchas gracias, de verdad lo necesitaba. Déjalo por aquí.

mientras hablaba pausadamente piensa: Vaya vaaya... fíjate en ese vestidito que lleva, jeje. Uff. No tiene un pelo de tonta, sabe lo que se hace... En el día de mañana va a ser un monstruo en el sector... 

Sonriendo otra vez No estés tan tensa mujer... Esa vitalidad me alegra la mañana... mucho trabajo por estas fechas... ... ... De acuerdo, me pasaré después de la reunión. 

Bueeeno... se relaja un poco en el sillón, coge el café y bebe un sorbo.  al parecer hoy todos cenamos con la familia, ¿no?

Notas de juego

Cualquier cosa que veas rara, cualquier consejo o advertencia que me puedas dar.... sobre rolear por posts me refiero... por favor, te lo agradecería. :)

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23/11/2012, 09:14
Thomas Jackson [Muerto]

Thomas enarcó una ceja, mirando de reojo por el pasillo no fuera a ser una broma de mal gusto... Aquello apestaba a Wagner que tiraba para atrás; pero una vez verificó que no parecía haber moros en la costa respiró hondo y se sentó.

Como seguramente no tuviera nada mejor que hacer en todo el día se propuso tomárselo con calma y disfrutar de la posibilidad de que fuera algo de verdad y no un atropello de gatos más... odiaba los atropellos de gatos y a sus quejumbrosas dueñas. Le recordaban demasiado cómo de sola puede acabar una persona: únicamente animales por compañía y de pronto ¡BAM! un taxi amarillo de un indonesio sin licencia.

-Seguro que se han equivocado y tengo en media hora la cantamañanas de turno diciendo que esto es suyo...-pensó aún recelando mientras lo abría y empezaba a leer el dossier. Si aún le quedara café estaría dándole sorbos en esos momentos.

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23/11/2012, 12:07
Director

David pudo oir una mezcla de suspiro y gemido al otro lado del telefono que le dió un puñetazo al estomago. Había oido aquel sonido demasiadas veces: el último intento de mantener la calma de Clare antes de derrumbarse a llorar.

- No...si...si ya la he llamado yo. Pero se supone que tenía que haber llegado anoche a casa y...

Pensándolo bien, Clare se había ido muy pronto a casa. Demasiado pronto para una fiesta, demasiado feliz para estar dejando a sus colegas y sus cañas. Ahora todo tenía bastante sentido, y parecía que David iba a necesitar más de un cigarro para ir asimilando aquello.

Entonces Clare se derrumbó al teléfono, intentando vocalizar sin mucho sentido en un ataque de ansiedad. Su hija siempre había sido demasiado independiente y despegada, pero responsable. Nunca había fallado a una promesa de llamada y aunque si había llegado a cancelar sus visitas siempre había sido con suficiente antelación como para no dar falsas promesas a nadie.

Con su madre, por supuesto. Con David poco más de lo justo y necesario.

- ¡Dile a Clare que estais invitados  la cena de Acción de Gracias!- añadió Anna en mal momento, lo bastante alto como para que la propia Clare la hubiese oído. Incluso sin teléfono, para horror de los tímpanos de los torturados hombres. Con toda su buena intencion probablemente, suponiendo que su hija no pasaría con ellos ese año.

No sabía cuanta razón tenía.

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23/11/2012, 13:56
David Stanford [Superviviente]

David negó con la cabeza, arqueando ligeramente las cejas mientras sus labios se fruncían con el asqueado cigarrillo ahí dentro. De pronto, ya no sabía tan bien. Volvió a sorber, pero al acabar se lo quitó de los labios, soltando el humo como si fuese vapor. Intentó ignorar el petardazo sonoro de Anna, por el bien de su estabilidad mental, que ahora necesitaba más que nunca.

En su rostro se podía leer claramente las palabras estoy jodido, como tantas otras veces. Sin embargo, no se trataba de él, pues que le jodiesen la vida poco importaba. La satisfacción es la muerte de la pasión, y si a David le daban todo lo que pedía acababa por marchitarse. Necesitaba ser un hombre a medio hacer, como un edificio en obras cuyos andamios le sujetaban. Así pues, aquellos dos andamios con forma de matrimonio, le sujetarían, pero desde su sitio. O eso pretendía el viejo.

Se despegó de la pared con un pequeño empujón, dándole la vuelta al cigarrillo. Sus pies recorrieron unos cuantos metros y el humo se extinguió, aplastando el papel de aquella droga contra la superficie del cenicero.

- Voy para allá- dijo con aquella voz apagada a medio camino entre el desagrado y la seriedad justo antes de pulsar el botón que finalizaba la llamada. Bloqueó el teléfono táctil con el botón del lateral, el único que realmente tenía por razones de seguridad, y se lo guardó en el bolsillo, empujando el paquete de tabaco pantalones abajo.

Negó con la cabeza, cogiendo una de las naranjas mientras se volvía a palpar las llaves del coche, asegurándose de que estaban ahí para él. Al tenerla, apoyó ambos codos sobre la mesa, cogiendo un cuchillo y comenzando a pelarla como si nada. Pensaba comérsela por el camino, como desayuno.

- Clare no llegó a casa anoche- declaró al fin, manteniendo un semblante inexpresado y una voz de viudo-. Voy a ver que mierdas pasa. Sólo espero que no sea nada...

Rompió la frase a mitad, dándose la vuelta. Arrancó a tiras el resto de la naranja, dejando las cáscaras en un montoncito.

- Te robo esto- declaró a la pequeña mujer alzando las cejas, componiendo un amago de esperanza en su temporalmente demacrada personalidad de bufón.

Aferró entre los dedos tras hacerla botar en el aire, asiéndola bien. Se dio la vuelta, sacando el teléfono móvil.

- Si necesitáis algo, estoy aquí- dijo balanceando el teléfono en el aire mientras se dirigía hacia la puerta, sin preocuparse siquiera por garantizar que llevaba zapatos o que tenía una chaqueta para el más que probable frío.

Tengo razón. Dios nos odia a todos.

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23/11/2012, 15:17
Rick Rogers [Muerto]
Sólo para el director

Rick se paso la mano por la cara, intentando desperezarse, aun estaba medio en coma cuando había ocurrido todo y estaba tardando en asimilarlo.

Miro al suelo donde estaban los restos del vaso y se rasco la cabeza “¿y el maldito recogedor?”

Suspiro...  con el teléfono aun en la mano miro la pantalla para ver quien le había llamado.