Partida Rol por web

Tras varios dias llegais a las montañas, Anthos, vuestro guia, se detiene.

- Debe estar por esta zona, a partir de aqui debemos empezar a buscar. - os dice - No conozco su localizacion exacta.

Estais en las montañas, nevadas, como el resto del pais, hay un camino de montaña delante vuestro aunque nadie ha dicho que los demonios esten usando caminos.

- Así, buscar, sin más, ¿ya está? ¿Y qué crees que debemos buscar?

- Indicios de presencia demoniaca, magia, lo que sea que pueda guiarnos a su base.

¿Una vereda hacia las montañas valdría?.- el guerrero se puso a buscar por los alrededores mientras convocaba una de sus habilidades

Mientras los demás buscaban rastros mágicos, me dediqué a mirar a mi alrededor. Los hombres eran muy estúpidos, eran capaces de dejar flechas en la dirección correcta porque si no luego se pierden

A vuestro alrededor surgen cuatro tumularios, dos por un lado y dos por otro, tres de ellos van desarmados, y el que queda va con espada y armadura, parece ser el lider.

Me acerqué lo suficiente a la criatura como para tenerle a tiro lo suficientemente cerca, después descargué mi flecha electrizante sobre el líder de las criaturas, no pensaba mantener una conversación que ya sabía como iba a terminar.

¡Ataquemos al líder!

El guerrero se puso en guardia cuando la tierra se agitó para dar paso a unos muertos vivientes. Sin pensárselo se enfrentó a su enemigo 

Apunté con la ballesta y disparé al que se suponía que era el líder. Seguramente cuando muriera caerían en la locura y se dispersarían. Entonces habría que atrapar a alguno para interrogarle

Urko dispara una pontente flecha contra el lider tumulario y este le responde cargando contra él, curiosamente su arma tambien es electrizante.

Anthos recita un conjuro para amplificar la fuerza de Maik mientras se coloca entre Maik y Samantha.

Samantha lanza un virote al lider mientras los tumularios avanzan para atacar, dos a Samantha y otro a Urko. El que ataca a Urko falla pero Samntha no tiene tanta suerte, aunque las garras de los tumularios no le hacen daño pero succionan su energia vital.

Maik ataca al lider tumulario, pero los pdoeres vampiricos de su espada no funcionan contra no-muertos.

Retrocedo algunos pasos para escapar de mis enemigos y poder lanzar con tranquilidad mis flechas eléctricas sobre el líder de los tumularios.

Estúpidos asquerosos solté cuando me golpearon. Di un paso atrás y levanté la mano

¡Que el rayo os destroce y atraviese vuestros cuerpos! De mis manos empezaron a salir rayos que empezaron a golpear

Maik volvió a atacar a aquel engendro, espera, había algo conocido en aquella criatura, sus ropas raídas, el rostro sin emociones, aquella forma tan peculiar de usar el arma.

Un flash le vino a la mente...Padre... no podía ser posible.

No, ese no es mi padre, sólo una carcasa. Acabaré con quien le ha hecho esto.

El padre de Maik evita la flecha sin problemas con un golpe de mandoble.

- Te mueves bien... pero no lo suficiente. -dice antes de clavarle dos veces su espadon electrizado.

Anthos al ver las heridas de Urko va a curarle, cerrando sus heridas casi del todo mientras Samantha pulveriza a ambos tumularios de golpe. El tumulario que queda intenta ayudar a su jefe, pero se ve incapaz de hacer nada util.

Maik se lanza sobre su padre, con la fuerza concedida por la bendición de Anthos logra concederle el reposo que le habia sido robado.

- Cuidado... con tu... madre... ella es muy poderosa.

Solo queda un tumulario con vida.

Puesto que solo quedaba un enemigo en pie decidió lanzar otra flecha contra la criatura.

Al quedar sólo un enemigo, decidí guardar las fuerzas. Mi magia sería utilizada cuando la situación lo necesitara y no me apetecía gastar virotes de la ballesta

Las últimas palabras de mi padre resonaban en mi cabeza. 

¿Mi madre?.- Si había sido capaz de decirme eso, quizás no estuviera del todo muerto, una punzada de dolor le atravesó el corazón al pensarlo.

Quizás podría salvar su madre, tendría que hablar con el curandero a ver si sabía algo al respecto.

Mientras, cargaba contra el único ser que quedaba en pie.