Partida Rol por web

Ha llegado el día por fin. Ahí, de pie en la enfermeria de la Estrella de Combate Galáctica, rememoras todo el tiempo que has estado sirviendo en esta vieja bañera a la que amas con toda tu alma. Aunque, claro, eso nunca lo admitirías ante nadie. Desde la epoca de la primera guerra cylon, hace cuarenta años, has servido como oficial médico en muchas naves. Pero fue en esta precisamente donde pasaste los mejores momentos de tu vida. Hoy se acabaría todo eso. La Galáctica sería desmantelada y a ti te darían una pensión de jubilación lo suficientemente sustanciosa como para comprarte aquella granjita en Aerelon que siempre quisiste.

Rebuscas en tu bolsillo por el paquete de tabaco mientras enciendes un cigarillo en la vacía enfermería. Dentro de unas horas empezaría la ceremonia en una de las bahías de atraque que sería habilitada como museo. En eso se convertiría esta nave. Un museo donde las generaciones venideras pudieran contemplar la historia de aquellos que lucharon contra los cylons en primer lugar.

El Dr. Cottle aprovechó aquel solitario momento de paz. Su mirada pasaba de un objeto a otro de la enfermería mientras soltaba lentamente el humo de su cigarrillo. Conocía mejor aquel lugar, que su propia palma de la mano. Cada objeto, cada aparato estaba colocado como él quería.

Era consciente que aquel último vuelo era una despedida a su querida Galáctica. No lo hacía por él mismo, sino para rendir homenaje a aquella emblemática estrella de combate. Todo el tiempo que había pasado en aquella sala, lo había hecho considerar su hogar. Un hogar que echaría mucho de menos, y en estos momentos era cuando se daba realmente cuenta. Tal vez solo había una, o tal vez dos personas que sintieran una perdida mayor.

Pero la vida seguía, y tenía que adaptarse a los nuevos tiempos. Refunfuñando entre dientes, el viejo doctor apagó el cigarrillo, y vovlió a encenderse otro.

Entonces lo notas. Un ligero retumbar del suelo, señal de que los motores de la nave han cobrado vida. Galáctica se estaba moviendo a velocidad subluz ¿Por qué? En teoría este emplazamiento, a una hora de Virgon, sería el lugar donde se instalaría el museo en el que se convertiría la nave.

¿Que está pasando? ¿Era parte de algún tipo de maniobra? Aquello era algo extraño, pues no estaba programado, o eso creía el doctor.

Apagó el cigarrillo con parsimonia, y con paso tranquilo salió a las puertas de la enfermería. Se apoyó en el marco de esta, y con expresión algo enfurruñada contempló lo que pasaba en los pasillos.

Con un poco de suerte alguien le explicaría lo que estaba ocurriendo, aunque sin duda no sería nada importante. Pero aquel súbito salto... Aquel salto le puso la mosca tras la oreja.

Regresas a la Enfermería, el lugar donde te sientes más cómodo en toda la nave y donde has pasado tantas horas. Ahora reina la tranquilidad que pronto será sustituida por los equipos encargados de desmantelar el lugar. Mientras rebuscas en tu mono por el paquete de cigarrillos oyes la voz del teniente Gaeta por megafonía.

-Atencion, Condición 2 en toda la nave. Esto no es un simulacro.

- ¿Que demonios? El rostro de Cottle era de enfado y sorpresa. Por suerte en ese momento estaba solo en la enfermería, pues empezó a renegar y maldecir cosa barbara.

Volvió a salir al pasillo, mientras se encendía apresuradamente un cigarrillo. - ¿Que está pasando? Mascullo a la primera persona que vio por el pasillo de la cubierta.

Una Condición 2 no era buena señal, nada buena.

Sales al pasillo justo cuando ves a un grupo de pilotos dirigirse al Hangar. Ante tus preguntas se limitan a encogerse de hombros mientras se dirigen con paso rápido a su destino. Entonces resuena la voz del comandante Adama por la megafonía de la nave:

- Aquí el Comandante. Hemos recibido un aviso de que un convoy de naves Cylon se dirige hacia nuestros planetas. Sabemos que el número de tropas es considerable, aunque no sepamos exactamente cuantas son. El Admirante Nagala es ahora el líder de la flota. Las colonias de Caprica, Picon, Aerelon y Tauron ya han sido objeto de la primera oleada de ataques. No nos debe importar ni por qué ha sucedido ésto, ni debemos preguntarnos cómo lo han logrado,... lo que debemos saber es que a partir de ahora mismo, estamos en Guerra - hizo hincapié en ésta palabra-. Sabeis perfectamente lo que teneis que hacer. Se os entrenó para entrar en guerra aunque nunca lo hayais hecho la mayoría de vosotros. Estais perfectamente cualificados y preparados cada uno de vosotros. Mirad a las personas que teneis al lado, confiad en ellas tanto como en vosotros mismos. Y pasaremos por todo esto con rapidez. Juntos. Todos a sus puestos. Gracias por la atención.

Sonaron las alarmas y la voz de Gaeta sustituyó a la de Adama:

-Condición uno en toda la nave. Repito, condición uno en toda la nave.

Cottle no podía creer lo que oía. ¿Guerra con los Cylon? Por el amor de los dioses ¿Cuando habían vuelto esas malditas tostadoras?

Con claro gesto de rabia y frustración por aquella noticia tan aciaga, el doctor volvió apresuradamente al interior de la enfermería.

Empezó a preparar el equipo médico para atender a los posibles heridos, como tantas veces había hecho.

-¿Donde narices se mete el personal médico? Murmuraba enfadado con el cigarrillo en los labios.

La incertidumbre de lo que pasaba, empezaba a mosquear al buen doctor, así que decidió enterarse por él mismo. Si alguien le necesitaba, siempre podrían llamarle por los altavoces de la nave.

Murmurando cosas incomprensibles, cogió una bolsa de mano, y la llenó de lo necesario para tener un buen botiquín portátil, no era plan de encontrarse una necesidad, y no poder atenderla, era su deber como médico.

Apagó el cigarrillo en el repleto cenicero, y salió de la enfermería. Tal ves en el puesto de mando podría enterarse de primera mano de lo que estaba pasando, y con un poco de suerte, no molestaría demasiado.

Cuando regresas a la Enfermería desde el CIC ya comienza a haber actividad. Reconoces a tus compañeros de toda la vida, enfermeras, sanitarios y ayudantes, volviendo a acondicionar el lugar. Preparando los equipos, las camas y el instrumental para cuando fuera necesario. Ahí fuera había una guerra y pronto este lugar comenzaría a llenarse de enfermos, heridos y moribundos.

- Buenos días damas y caballeros, parece que, por desgracia, pronto se requerirá de nuestra habilidad. Dijo el doctor al entrar en la enfermería y ver como todo el personal médico se preparaba.

Mecánicamente cogió un cigarrillo y lo encendió, saboreando el humo a cada calada. Con el cigarrillo entre dientes se dirigió a la pica para lavarse las manos y prepararse para lo inevitable.

El doctor apagó el cigarrillo en el cenicero de su mesa, colmado ya hasta los topes. El discurso de Roslin breve, concreto y con una clara intención de infundir ánimo en la población después del desastre.

- Joder... Murmuró entre dientes Cottle mientras se incorporaba de su silla para supervisar la actividad en la enfermería. - Estamos bien jodidos... 

Dos marines aparecieron por la enfermería escoltando a un piloto al cual no habías visto antes.

-Doc -dijo uno de los soldados-. Te traemos un paciente. Es un piloto de Raptor de la Pegasus. Estaba en Caprica durante el ataque. Chequeo rutinario y comprobación de envenamiento por radiación.

- Que se estire en la camilla. Dijo en tono seco el doctor mientras se lavaba las manos y aguantaba el cigarrillo humeante con los labios.

Con paso calmado se acercó a examinar al piloto. - ¿Que le ha ocurrido? Preguntó alzando levemente la mirada hacia el piloto. Casi era una pregunta retórica, pues de inmediato empezó con el chequeo rutinario. 

De momento no había demasiada actividad en la enfermería, cosa que realmente Cottle agradecía, pues significaba que las cosas no iban tan mal. De momento.

- Bueno, ¿como se llama piloto? El doctor seguía a lo suyo, pero era una forma de relajar al paciente y así de paso enterarse de lo que estaba pasando fuera de la enfermería.

Apagó el cigarrillo en el repleto cenicero después de darle una última calada. Tecleó en el ordenador el numero de placa del piloto para comprobar su historial, mientras la enfermera le colocaba el medidor de presión.

- ¿Que está pasando allí fuera, hijo? Dijo distraídamente mientras acababa de rellenar algunos datos.

-Me llamo Moses, doctor -contestó el joven-. Identificación colonial número 73281. Soy piloto de Raptor de la Estrella de Combate Pegasus. Viajo con la teniente Shaw. Tenía órdenes de llevarla a ella desde Caprica hasta los astilleros de la flota en Picon donde teníamos que embarcar... pero entonces fue cuando nos atacaron.

El chico hace una pausa mientras empiezas a examinarle. Todo parece estar bien y ni siquiera tiene rastros de envenamiento por radiación. Solo ha sufrido un fuerte shock ante lo ocurrido.

-No creo que nadie haya sobrevivido ahí abajo, doc. Demasiadas bombas por todo el planeta. Y si en el resto de las colonias ha sido igual... No hay nada que hacer. Seríamos los últimos.

Una llamada de la enfermera interrumpe las cavilaciones del piloto.

-Doctor Cottle, le reclaman en el CIC.

Dejando al piloto al cuidado de las enfermeras, sales refunfuñando hacia el CIC pensando en que para qué te querrán ahora. Cuando llegas allí, el único oficial que te encuentras es al teniente Gaeta.

De vuelta a la enfermería encuentras todavía ahí al piloto del Raptor sentado en una de las camillas. Echas un rápido vistazo a los informes que han dejado las enfermeras para confirmar que el muchacho está perfectamente.

-¿Todo bien, doc? Me han dejado esperando -dice el piloto.