Partida Rol por web

Abucheador te guía por un par de calles hasta que llegáis al otrora impresionante Palacio de Berlín. Se encuentra en un lamentable estado, después de haber sido intentado reconstruir varias veces tras la Segunda Guerra Mundial.

El Palacio permanece como monumento turístico pero sólo se puede apreciar en el exterior. Los viandantes tienen vetada su entrada, y durante el día muchos turistas se acercan a hacer fotos.

En la entrada principal puedes observar dos vigilantes de seguridad haciendo guardia incluso de noche.

Los guardias te observan con curiosidad a medida que te acercas a la entrada...

- No está abierto al público, señor. - te dice uno de ellos.

Me acerco a los guardias de seguridad con paso seguro. Cuando estoy cerca de ellos les digo:"Buenas noches, venia buscando al señor Gustav, me han dicho que podía encontrarlo aquí".

Hora de empezar el trabajo.

- Claro señor, utilice esa entrada lateral. - te indica el guardia.

Ves una puerta a unos 50 metros de la entrada principal. El guardia habla por un pinganillo y a medida que te acercas a la otra puerta ves cómo ésta se abre y otro vigilante que estaba dentro espera para recibirte.

Luther, al ver a los guardias, se gira hacia Abucheador.

-Tú que sabes hacerlo, diles a qué venimos y yo entro detrás tuya.

Abucheador va delante tuyo y se acerca a los guardias, estos le dan el alto e intercambian unas palabras en Alemán.

Al cabo de medio minuto uno de los guardias hace un gesto a Abucheador y le indica una de las puertas laterales vigilada por otro  hombre.

Éste os recibe y os hace pasar por la puerta, luego entra él y cierra detrás vuestro. El hombre os guía por varios pasillos repletos de cuadros que a otros ojos podrían resultar artísticos, realmente Abucheador y tú no tenéis mucho gusto a la hora de hablar de arte...

Después de un largo paseo de unos 10 minutos llega ante una puerta doble que da a un ascensor. El hombre abre y os indica que presionéis el único botón que hay para descender. Habla todo el rato en alemán así que entiendes poco, aunque el nombre de Gustav se escucha un par de veces.

El guarida de la entrada lateral te recibe y te hace pasar por la puerta, luego entra él y cierra detrás tuyo. El hombre te guía por varios pasillos repletos de cuadros que a muchos ojos podrían resultar artísticos... aunque a ti no te interesa especialmente el arte.

Por el camino ves algunos pergaminos y joyas expuestos en vitrinas, parece que estáis siguiendo el recorrido turístico que hacen los humanos durante el día. La mayor parte de cuadros y accesorios son del siglo XVIII. Ves incluso alguna armadura casi medieval.

Después de un largo paseo de unos 10 minutos llega ante una puerta doble que da a un ascensor. El hombre abre y te indica que presiones el único botón que hay para descender.

Por último te hace una recomendación: - Hoy no tiene un buen día, no haga que el señor se enfade. -

-"Muchas gracias. Lo tendre en cuenta" Le digo mientras aprieto el boton y las puertas del ascensor se cierran.

Cuando el ascensor para y las puertas se abren, Abucheador y tú entráis en una amplia cámara acorazada.

El lugar tiene poca decoración, ves una mesa de 10x4 metros en el centro de la sala y varias sillas dispuestas en el centor de la sala. Un enorme diorama de Berlín cubre la mesa, y por lo poco que has visto de la ciudad parece bastante detallado.

Cuando entráis en la habitación dos hombres vestidos con trajes de seguridad parecidos a los de arriba se precipitan a tapar el diorama con una tela negra. Al otro extremo de la mesa un hombre sentado, robusto, que aparenta cerca de los 40, con el pelo y ojos de un tono gris acerado conversa con un muchacho y una mujer.

El muchacho y la mujer permanecen de pie a ambos lados del tipo sentado.

La mujer es morena, de cuerpo esbelto y poco desarrollado. Su rostro es vulgar (pero excelentemente bien maquillada) y viste un traje de calle hecho a medida.

El hombre no es más que un muchacho 19 años con el pelo castaño claro, ojos azules, y el físico de un hombre sometido a un riguroso entrenamiento básico. Viste de negro. Lleva un bloc de dibujo y un carboncillo.

El tipo sentado se corresponde con la descripción que tienes de Gustav. Sus rasgos brutales no revelan nada absolutamente amistoso.

Abucheador se precipita a hacer una profunda reverencia y te vigila con el rabillo del ojo esperando que hagas lo mismo antes de comenzar a hablar...

Cuando el ascensor para y las puertas se abren,entras en una amplia cámara acorazada.

El lugar tiene poca decoración, ves una mesa de 10x4 metros en el centro de la sala y varias sillas dispuestas en el centor de la sala. Un enorme diorama de Berlín cubre la mesa, y por lo poco que has visto de la ciudad parece bastante detallado.

Cuando entras en la habitación dos hombres vestidos con trajes de seguridad parecidos a los de arriba se precipitan a tapar el diorama con una tela negra. Al otro extremo de la mesa un hombre sentado, robusto, que aparenta cerca de los 40, con el pelo y ojos de un tono gris acerado conversa con un muchacho y una mujer.

El muchacho y la mujer permanecen de pie a ambos lados del tipo sentado.

La mujer es morena, de cuerpo esbelto y poco desarrollado. Su rostro es vulgar (pero excelentemente bien maquillada) y viste un traje de calle hecho a medida.

El hombre no es más que un muchacho 19 años con el pelo castaño claro, ojos azules, y el físico de un hombre sometido a un riguroso entrenamiento básico. Viste de negro. Lleva un bloc de dibujo y un carboncillo.

El tipo sentado se corresponde con la descripción que tienes de Gustav. Sus rasgos brutales no revelan nada absolutamente amistoso.

Los tres te miran  con una mezcla de curiosidad y algo que no sabrías definir... Parecen expectantes.

Luther imita a Abucheador en la medida de lo posible. Hace una profunda reverencia, y se apresura a hacer su presentación mientras mantiene la reverencia.

-Mein Name ist Luther, wollte die Erlaubnis, in Ihrer Stadt zu bleiben, Ihre Majestät.- Después se levanta lentamente, y mira a Abucheador, invitándole a que haga lo mismo con la mirada y una muy ligera inclinación de cabeza.

-Mein Name ist Abucheador, wollte die Erlaubnis, in Ihrer Stadt zu bleiben, Ihre Majestät.- comienza tu compañero.

Acto seguido el Príncipe Gustav os mira a ambos y comienza a hablar. En la algarabía de palabras apenas distingues unos cuantas sílabas guturales... pero te resulta tremendamente imposible tratar de seguir la conversación.

Abucheador agacha la cabeza y responde a alguna pregunta de Gustav. Ves cómo el llamado Puño de Hierro levanta el tono de voz y hace unas cuantas preguntas más... tiene toda la pinta de estar irritado.

Abucheador tiembla visiblemente pero mantiene la compostura y vuelve a responder. Entonces los ojos fríos como el hielo de Gustav se posan en ti y para tu sorpresa le entiendes, te habla en inglés:

- Así que tu compañero dice que has venido porque te gusta nuestra cultura. ¿Te gusta Alemania, te gusta Berlín? - sin darte tiempo a responder el príncipe sigue: - Dice que has venido deseoso de estudiar y aprender alemán, así como nuestras costumbres. Que quieres ayudarnos a prosperar y montar tus negocios aquí. ¿Es eso cierto? -

Luther se sorprende, viendo que le habla en su idioma. Rápidamente intenta llevar la conversación a algún tema que pueda dominar mejor y hacer que parezca demostrar su interés.

-Es cierto, Majestad. Dada mi educación de corte marcial, estoy interesado sobre todo en profundizar en la disciplina, entrenamiento e instrucción que recibían los soldados de uno de los ejércitos más eficientes que ha dado la historia. Estoy tan decidido que ni mi desconocimiento del idioma me ha supuesto un impedimento para venir aquí queriendo aprender de las tácticas y estrategias de los generales del periodo nacional-socialista, especialmente de las de Erwin Rommel, el Zorro del Desierto.- Empieza a toquetearse el bolsillo, comprobando que el tabaco sigue ahí. -Para ello, por supuesto, necesito adaptarme a la sociedad alemana, y uno de mis primeros objetivos es aprender el idioma. Sobre prosperar y empezar un negocio... de momento es sólo un proyecto de futuro para hacerme más cómoda la existencia en esta ciudad, aún desconocida para mí. Difícilmente podría hacerlo sin conocer el idioma. Espero que ahora tenga una mejor visión de mis motivos para venir a Berlín, señor.- Dice pensando en Gustav como una mezcla de gran figura diplomática y uno de aquellos viejos y duros instructores del cuerpo de marines. Echa una mirada fugaz a Abucheador, y lentamente lleva un par de dedos al bolsillo donde están sus cigarros. Saca uno despacio, y casi temiendo una negativa, pregunta a Gustav. -¿Le importa si...?

-"Buenas noches, soy nuevo en la ciudad y venia buscando al señor Gustav".Digo para ganar tiempo y leer las auras y ver como estan de animo las cosas.

Adolph aparca todo lo cerca que puede del impresionante Palacio de Berlín. Se encuentra en un lamentable estado, después de haber sido intentado reconstruir varias veces tras la Segunda Guerra Mundial.

El Palacio permanece como monumento turístico pero sólo se puede apreciar en el exterior. Los viandantes tienen vetada su entrada, y durante el día muchos turistas se acercan a hacer fotos.

En la entrada principal puedes observar dos vigilantes de seguridad haciendo guardia incluso de noche.

- No, adelante. - hace un gesto con la mano dándote pie a encender el cigarro si quieres.

Te observa de forma meticulosa unos instantes, sus ojos te recorren de arriba a abajo y finalmente una especie de sonrisa cubre su cara y continua la conversación: - Me alegra de que haya gente que por fin comprenda la verdad. Berlín fue y es el cerebro de Alemania, y el futuro está aquí. Fui yo quien construyó esta metrópolis a partir de una casucha perdida en los bosques; fui yo quien construyó esta ciudad gracias a mi planificación y a mi cuidadosa manipulación del ganado... de hecho, YO soy Berlín. - hace una pausa de un par de segundos y finaliza su discurso: - Vaya, aprenda señor Luther, estudie y mejore... para mejorar Berlín. Llegará el día en que le llamaré y usará sus conocimientos refinados en Berlín para colaborar a que esta ciudad recupere su gloria. Tiene mi permiso para permanecer aquí. -

Abucheador ha permanecido en silencio e impasible durante todo el discurso, no parece ni que se atreva a mirarte de refilón, pero cuando Gustav acaba tu compañero hace una reverencia y se dispone a retirarse... sólo espera a que tú te despidas.

- Buenas noches. - la mujer te responde rapidamente y se acerca hasta a ti muy sonriente. - Mi nombre es Katarina Kornfeld. Soy la primogénita ventrue. - te tiende la mano para saludarte. No estás muy seguro de si pretende que le estreches la mano o se la beses.

Se hace un poco a un lago y mirando al hombre sentado te indica: - Él es Gustav, nuestro amado Príncipe de Berlín. -

El hombre de rasgos brutales te mira sin compasión como esperando una explicación.