Partida Rol por web

Verónica, Jack y Rafael entraron en la Biblioteca, cerrando la puerta tras de sí. Allí había más gente de la que esperaban. Rafael se retiró un momento, a decirles algo a Helena y Álex, que consultaban unos viejos tomos. Entonces pudieron ver, al fondo de la sala, a las tres personas que se habían escondido allí durante toda la reunión: Lucy, una mujer rubia, Victoria, una niña pequeña y Lola, la Lasombra de la que Verónica ya había oído hablar y que Jack había visto con las demás en el pub. Ambos recordaban haberla visto en la puerta de la Biblioteca, vigilante, durante toda la reunión. 

Se notaba que ella era cainita, pero las otras dos... ni Lucy ni Victoria provocaban esa sensación en los dos vástagos. Y ellas tampoco los miraban a ellos con mucha confianza. Victoria no es que estuviera haciendo mucho caso, se dedicaba a jugar con Lola a algún juego de manos; pero Lucy sí los miró cuando entraron por la puerta. Murmurando algo a Lola, se levantó y se acercó a los dos jóvenes; ya había visto a Verónica antes, pero no a Jack, al que observó con cierta reticencia. Sin embargo, haciendo acopio de valor, tragó saliva y se acercó a ellos, aunque habló para los dos, miró a Verónica cuando preguntó: 

-¿Qué ha pasado después de que el... garou... peleara? Lola me ha contado eso, pero luego ha entrado aquí para defendernos... por si acaso, y ya no nos ha dicho nada más. ¿Habéis decidido algo al fin? ¿Dónde está Isaac? -se notaba claramente que la última pregunta era la que más le importaba. 

Poco a poco iba perdiendo el sentido de la sorpresa, siendo todo tan nuevo y antiguo a la vez. Al entrar en aquella estancia, lo que más destacaba era la mujer rubia y la niña. ¿Serían mortales? Quizá. En tal caso, serían importantes si las salvaguardaban aquí dentro.

Me dirigí entonces a la mujer rubia, a pesar que no me mirase al pronunciar sus preguntas.

- Isaac se ha ido con Aarón. - Una frase concisa, directa a su interés, para captar su atención. - No temas. El revuelo se calmó y ahora ya no hay peligro. - Traté de tranquilizarla con voz sosegada, mirándola con dulzura y comprensión. - Me llamo Jack. - Le sonreí.

Entonces miré a la mujer que había visto en el pub, Lola decían que se llamaba. La observé con fruición, pero no le dije nada. Esperé que fuera ella o Rafael quien iniciara la conversación.

Verónica no podía aportar mucha más información de la que había dado  Jack, Nos hemos separado, Isaac está con nosotros en el grupo que investigamos el símbolo de  uruboros aunque tiene otra misión, creo que se ha ido a hablar con un contacto de Aaron Miró a Lola y siguió con la conversación. Nosotros hemos venido a hablar con Lola a ver si ella puede darnos alguna información sobre el símbolo.  Entonces mira a los dos y les pregunta vamos?   indicándoles con la mirada a Lola, con la intención de trasladar el grupo a donde se encontraba ella ya que no quería ser descortés con Lucy que era la única que se había acercado a saludarles.

Ella sonrió a Verónica, agradeciéndole que le contara cómo iba todo. Y después a Jack.

-Lucy -se presentó inmediatamente, sin borrar la sonrisa- soy la... ehm... era... la secretaria de Isaac... perdonad, todo esto es muy extraño -se disculpó entonces. 

En ese momento la Príncipe y el Senescal se marcharon por la puerta de la BIblioteca, hacia el hall central. Rafael se dio la vuelta y les hizo un gesto a ambos con la mano. Se acercaron todos a la mesa frente a la cual Lola estaba sentada con Victoria. 

-Lola, necesitamos tu ayuda -cuando ella asintió, solícita, el Malkavian sacó de su bolsillo la hoja con el dibujo de la serpiente que se mordía la cola- ¿sabes qué es o qué representa? Es la única pista que tenemos. Lo llevaba la Tzimisce...

-...tatuado en el hombro derecho -terminó ella, asintiendo con la cabeza- el Uróboros... es un símbolo muy antiguo, de mucho antes de que yo estuviera siquiera llamada a existir. Por lo que sé...

-Mamá -interrumpió entonces la niña, mirando el dibujo con los ojos como platos- eso es lo que los ladrones tenían en el brazo...

-Eso no me lo habías contado -Lola miró a la pequeña, preocupada- ¿Estás segura de que era esto?

Victoria asintió vehementemente con al cabeza y se señaló con el índice izquierdo su propio antebrazo derecho, en el punto donde lo había visto en los "ladrones" que habían entrado en su casa aquella madrugada. Lola se irguió entonces, con el rostro serio, y miró fijamente a Rafael. 

-Esto es peor de lo que imaginaba. La sociedad Uróboros fue disuelta hace milenios, pero sus integrantes siguen emergiendo allí y aquí... de vez en cuando. Que hayan vuelto sólo significa una cosa: que quieren reinstaurar de nuevo el ciclo. Que quieren que todo vuelva a comenzar. Y para eso... hay que purgar. Creo que ya sé lo que quieren hacer los Sabbat, empezando por Madrid. No sé mucho sobre esta Sociedad en la actualidad, pero hay alguien que nos puede ayudar...

La Lasombra se quedó pensativa unos segundos, calculando.

-Sí, ahora debe de estar en Madrid -ante la interrogadora mirada del cainita, aclaró-: El Inmortal. Vamos a verle. Seguidme...

Entonces pareció recordar algo, se dio la vuelta y miró a Lucy. 

-Este es ahora mismo el lugar más seguro del mundo para vosotras, Lucy. Cuida de ella, por favor -entonces se volvió hacia Victoria-; corazón, haz caso a todo l oque te diga Lucy, ¿vale?

-Tranquila -la calmó la otra mujer, mientras la niña corría a despedirla con un beso y un abrazo- cuidaré de ella. Además, se porta muy bien. 

-Vamos, por el camino podréis preguntarme todo lo que queráis. 

Y dicho lo cual, la cainita los guió hasta el exterior a todos ellos y una vez allí, comenzó a callejear. 

Lola. Era hermosa, eso ya lo sabía, pues la recordaba del pub. Su mente parecía pretender tener todo bajo control, sin admitir errores, y eso me gustaba. La primera impresión era que había de tenerla en cuenta como aliada.

Me fijé en sus movimientos, su manera de comportarse, las precauciones que tomaba al salir del Elíseo... y traté primero de imitarla, luego de comprenderla y después de superarla.

Debía aprovechar cualquier instante para aprender los entresijos y los peligros reales. Este juego me gustaba. Me veía bien en él. Era una oportunidad de mostrar quién valía aquí.

Seguimos a Lola. La situación se me hacía incómoda, pues escapaba a mi control y esa sensación siempre me resultaba en incomodidad. Según la tal Lola íbamos a ver a alguien apodado el Inmortal. Interesante apodo para alguien en una sociedad de supuestos inmortales, como presume ser la sociedad cainita.

Lola dijo que podíamos preguntar cuanto quisiéramos. Veríamos si era eso cierto. Lo primero, y más importante, era el futuro inmediato.

- Pues, para empezar, ¿quién es ese Inmortal y porqué ese apodo? 

Después, no menos importante, pero quizá menos urgente, la base de todo ello.

- Entiendo que la sociedad Uróboros es una sociedad antigua y que, tal como lo planteas, busca el inicio de un nuevo ciclo mediante la eliminación de todo lo establecido. Iniciando una debacle. Esa sociedad ¿es de cainitas? ¿pertenece a alguna facción determinada o van por libre y se arriman al árbol que más sombra da?

Si Lola, ¿nos puedes explicar lo que sepas de esa sociedad? Aunque a Verónica lo que le había extrañado es que Victoria llamara mamá a Lola siendo Victoria una chiquilla mortal, quizás había algo que aún no le habían explicado.... Lola ya sé que no viene al caso pero cómo es que Victoria te llama mamá?  Entendería que contestara primero a Jack ya que sus preguntas eran mas criticas y nos podrían ayudar a conocer al enemigo que siempre es de gran ayuda pero no quería desaprovechar la ocasión que les había blindado Lola para preguntar cualquier cosa.

La cainita sonrió mientras avanzaban por las calles de Madrid. Subieron por Recoletos y después giraron a la derecha en Cibeles, para seguir hasta Sevilla.

-El Inmortal es un Magus -explicó, sin rodeos- uno como los dos que han estado hoy con nosotros pero mucho más... peculiar. Nadie sabe su verdadero nombre aunque es una figura pública entre los mortales y ellos sí que le conocen con nombre y apellidos, pero no son sus verdaderos... los verdaderos nadie los sabe. 

La Lasombra se giró para mirarlos a los ojos, sopesando hasta dónde podía contarles. Debió de decidir que los neonatos eran de fiar porque continuó hablando. 

-El Inmortal es el apodo que se ha ganado porque nadie, ni siquiera los más antiguos de entre los nuestros -miró significativamente a Rafael, que caminaba frente a ellos, a unos cuantos pasos de distancia, alerta y en silencio- recuerdan un origen para este mago en cuestión. Unos dicen que realmente tiene miles de años. Otros, que controla la esfera de Tiempo hasta tal punto que es capaz de viajar por él o incluso de modificarlo a su antojo. ¿Quién sabe? El caso es que es una persona que sabe de todo y de todos. Es algo así como un Oráculo, alguien que ha hablado con tanta gente de tantos temas que... -de pronto algo pareció hacerle gracia a la cainita porque se detuvo, sin poder contener una sonrisita, y soltó una queda carcajada, tapándose la boca con la mano- en fin... que si alguien sabe sobre esa sociedad, es él. Y casualmente me debe un favor. 

Una vez en la plaza de Sevilla, se internaron en otra calle hasta Sol y más allá, por Arenal en dirección al Palacio Real. 

-Respecto a esta sociedad -continuó la mujer- nada más sé que lo que os he contado, lo siento. Seguramente él podrá decrinos más y...

Pero en ese momento escuchó la última pregunta de Verónica y la duda con que ésta la formulaba y no pudo menos que esbozar una débil sonrisa, llena de ternura y, al mismo tiempo, de melancolía. Suspiró, miró a la espalda de Rafael que continuaba caminando al frente, observando a los lados, atrás de vez en cuando y a los riscos y cornisas de los tejados de los altos edificios que atravesaban. Después miró a cada uno de los dos neonatos que los acompañaban, fijamente, a los ojos. Su mirada eran dos profundos pozos de infinita oscuridad, negros como la más oscura noche, brillantes y profundos, como las llanuras abisales del fondo del mar. 

Suspiró de nuevo. 

-Cuando me abrazaron tenía una hija -comenzó con una voz que era casi un susurro-; era lo que más quería en el mundo. Por desgracia para mí, el que me abrazó fue un cainita del Sabbat, la facción de los vampiros que no quiere mantener la Mascarada. Yo nunca he tenido mucho apego a estas ideas y además, me obligaba a vigilar a mi hija desde las sombras para que ellos no le hicieran daño. No respetan nada, no siguen ninguna regla... pero al menos mi hija tenía un padre humano que la cuidó y la guió... así que... -la voz se le quebró cuando pronunció estas palabras- así que yo, llorando en el alma, la vigilé desde las sombras, desde la oscuridad de la noche velaba sus sueños y en el día confiaba en su padre. Dicen que cuando te Abrazan, olvidas todos los sentimientos; dicen que los cainitas carecemos de ello y que si pertenecemos al Sabbat, esto se acrecenta más todavía. No es verdad... no sé si es porque se trata del amor de una madre o porque yo soy una excepción, o porque realmente todo eso es una leyenda, pero el caso es que no es verdad... No ha pasado una sola noche desde entonces sin que deseara abrazarla, estrecharla entre mis brazos, contarle todo y decirle que todo saldría bien. Pero no pudo ser -su expresión se endureció ligeramente-. Creció y tuvo una hija y ésta tuvo otra y ésta otra más... Victoria. Soy su tatarabuela, pero esta vez, Victoria no tiene a nadie que la pueda cuidar debidamente. Se ha quedado huérfana y yo, con una identidad falsa, he conseguido adoptarla, pero no puedo cuidarla sola. La niña necesita cosas que yo no le puedo dar, como por ejemplo luz del sol. Tenía una aliada, una criada humana que la protegía cuando yo no estaba, pero mi manada  se volvió más fuerte y hace poco descubrieron su existencia... tuve un desliz, uno solo después de tantos años... -en sus ojos había miedo e incertidumbre- ...ellos siempre han sabido que no me gustan sus prácticas, pero ahora tienen una forma de obligarme, de chantajearme... y ella no está a salvo. Hace poco la Camarilla me encontró -hizo un ademán con la cabeza señalando a Rafael-, me prometió su protección a cambio de ayuda e información. No pude negarme; saber que algún cainita más estaría protegiendo a Victoria, me reconfortaba, en cierto modo. Pero, de alguna manera, ellos se han enterado y anoche la atacaron. Mi aliada murió y Victoria y yo salimos vivas sólo gracias a Rafael y sus dos chiquillas que llegaron a tiempo no tengo ni la más remota idea de cómo ni por qué. Por eso ahora Victoria está escondida en el Elíseo. Tengo que protegerla, como sea. 

Justo cuando la mujer pronunciaba las últimas palabras de su relato, los cuatro aparecieron tras recorrer el lateral del Teatro Real en la plaza del Palacio Real. Lola se volvió hacia la derecha y señaló el edificio que estaba al lado de aquél, justo al otro lado de la calle. Desde allí se podía ver un ático lujoso en la parte superior del mismo, con columnas y pilares imitando el estilo grecolatino y mármol blanco adornando la balaustrada del balcón. 

-Todos los mortales creen que vive en Barcelona pero, en realidad, cuando no está manteniendo su tapadera, está allí arriba, descansando, contemplando su mundo, controlándolo todo. 

-Ya debe de saber que venimos a verle -se acercó Rafael- vamos, si no tenéis más preguntas, la noche avanza y el tiempo apremia. 

Ambos se quedaron esperando unos segundos, por si alguno de los dos nuevos miembros quería comentar algo más y luego se dieron la vuelta y comenzaron a caminar hacia el portal del edificio. 

El relato de Lola la habia impresionado...debió de ser muy duro para ella tantos años viendo a su hija llorar por no tener a su madre cerca y no poder consolarla, supongo que yo nunca podre tener ese sentimiento tan fuerte hacia nadie. Verónica estaba asimilando la historia de Lola cuando oye la voz de Rafael preguntandoles si tienen alguna pregunta más Yo solo tengo una pregunta, ¿Hay que evitar algun comentario o conducta delante del Inmortal? 

Por mi parte, había quedado la situación meridianamente clara. Por tanto, asentí ante la intención de seguir adelante, a la guarida del llamado Inmortal.

Entonces Verónica formuló una pregunta pertinente, permanecí atento, pues era interesante saber eso, aunque supuse que podíamos seguir caminando mientras era respondida. Sea como fuere, permanecí a un paso escaso de Rafael.

Rafael se lo pensó un poco.

-Muy buena pregunta -respondió- bueno, digamos que él es una persona complicada. Parece feliz ante el mundo mortal, pero siempre está cabreado -comenzó a enumerar-; no le habléis de su Despertar, ni le preguntéis por su familia, hace largo tiempo ya que murieron todos. No le miréis demasiado las gafas o la ropa, tampoco le preguntéis por ella; no hagáis ningún gesto de sorpresa cuando lo veáis, aunque lo reconozcáis y, por encima de todo, no le mencionéis el Programa, ni se os ocurra... ¿Entendido?

Dicho lo cual y tras esperar a que ambos asintiesen, se encaminó al portal y llamó a un telefonillo. Unos segundos después, una voz de hombre, seca y algo borde, pidió la contraseña sin saludar siquiera.

-Veinte aniversario -respondió Rafael en voz baja, al punto. Nadie volvió a contestar. Tras unos segundos, sin embargo, la puerta se abrió.

Asentí a lo dicho, entendiendo a medias las referencias que nos hacía pero suponiendo entender mucho más cuando viéramos el rostro del tal Inmortal.

Algo me decía que iba a ser una experiencia muy interesante.

No pude esconder una media sonrisa y miré de reojo a Verónica con una expresión entre graciosa y despreocupada, no muy acorde con el momento pero apropiada para liberar tensión.

Como no podía ser de otra forma, me dispuse a seguir a Rafael hasta el lugar indicado donde nos encontráramos con el anfitrión del lugar.

Verónica le sorprendió la cantidad de cosas que habia que tener en cuenta...no se lo imaginaba Supongo que cuanto mas años vive alguien mas manias tiene...yo tambien tendré?... Estaba ensimismada en sus pensamientos cuando ve a Jack que  sonrie despreocupado y le contagia la sonrisa.... A ver cómo es y qué nos dice, tengo curiosidad!