Partida Rol por web

Los Assamitas de Aarón habían tomado el control. Siete de ellos -los demás habían desaparecido- organizaban grupos de rastreo, asalto, persecución de resistencia, ejecución, ejecución a distancia, interrogatorio y lucha. 

Después, repartirían a todas las personas de estos grupos entre los diferentes equipos de búsqueda que se iban a establecer, en función de los clanes y las habilidades de cada uno, pero lo primero que hicieron fue preguntar a todos los presentes en qué rol se veían más cómodos o capaces. 

Pronto le llegó el turno a John. Una Assamita de piel oscura se le acercó y le preguntó sin miramientos:

-¿Y bien? ¿dónde encajas tú, neonato?

Muy movida había sido sinceramente esta noche, y lo que aun nos faltaba no tendría precedentes en la vida de John, rápidamente los vampiros empezaron a organizarse en los grupos que estaban empezando a formarse. En este momento John se encontraba algo desconcertado, ciertamente había elegido el grupo de asalto pues le llamaba la atención las habilidades de lucha que podía desarrollar, aunque esto debido al riesgo que implicaba podía no haber sido lo más sensato, rápidamente busco a Lola con la mirada sin resultado alguno... luego de ello antes de poder siquiera empezar a pensar como acontecería todo se acerco uno de los miembros del grupo de Aarón y sin titubeo alguno pregunto algo clave en el desarrollo de la supervivencia de John.

"¿Y bien, donde encajas tu neonato?", como si este comprendiera del todo donde estaba parado... Carambolas pensó, no debía mostrar duda, eso lo haría alguien no apropiado al equipo... mirando firmemente al sujeto y con mucha seguridad John contesto: Estoy seguro que en el de lucha Señor, tengo algo de habilidad con las artes marciales y se usar relativamente bien una espada, se donde golpear para que duela! Ni siquiera sabía si lo había dicho de manera apropiada, pero si quiso transmitir su seguridad con el uso de armas que era más que seguro que tenía, al menos eso...

Con quienes estaré en ese grupo?, digame por favor!!! Ya mucho más seguro de si mismo pregunto inmediatamente John, una leve sonrisa se empezaba a mostrar en su rostro, empezaba a combinarse mejor su sangre vampirica y su emoción por la batalla y competencia, sin tener idea del todo del porque, pero era una sensación muy parecida a la euforia por la adrenalina... Y miro al sujeto de piel oscura esperando su respuesta...

-¿Tengo pinta de señor? -la Assamita alzó un ceja- bien, neonato. Grupo de lucha pues. Ponte allí, con ese grupo. 

Acto seguido se dio media vuelta y continuó preguntando a los demás, al igual que sus compañeros, hasta que to el mundo estuvo en su lugar. En unos pocos minutos habían organizado a toda la sala. 

-Bien -habló entonces uno de ellos; al parecer, los Assamitas de Aarón habían tomado el control de la situación de caza sin dudarlo- ahora haremos grupos bien diferenciados en los que habrá uno o varios especialistas de cada tipo. 

Entonces cada uno de ellos volvió a separarse y comenzó a llamar, por turnos, a todos los que estarían con ellos. 

Zaina, la mujer que le había preguntado antes, habló en penúltimo lugar. Se presentó y luego comenzó a decir una retahíla de nombres y rangos. 

-Yo rastrearé. Y a los que nombre vendrán conmigo. Alejandro ee Ignacio, sois mis efectivos de asalto; Andrea, persecución de velocidad, y junto con Antonio, persecución de resistencia;  Guillermo -llamó entonces al primogénito de los Brujah- si usted es tan amable, me gustaría que fuera mi efectivo de ejecución; y Elisa, tú ejecución a distancia; del interrogatorio nos encargaremos Guillermo, Evan -señaló entonces a un individuo que se dedicaba en esos momentos a saltar de baldosa en baldosa oscura, sin pisar las claritas, ajeno a todo lo que estaba sucediendo a su alrededor... o eso parecía; en cuanto escuchó su nombre levantó una mano (que no la cabeza) y gritó "¡presente!" y continuó a lo suyo- y yo. Y en cuanto al grupo de lucha, el más numeroso: Cata, Tony, Nadia y veamos qué tal te desenvuelves tú, neonato... tengo altas expectativas puestas en ti... al fin y al cabo has sido el único chiquillo de los nuevos que se viene de cacería, John, no me defraudes -de pronto se sabía el nombre del sorprendido John y, no sólo eso, sino que parecía que esperaba algo de él. 

Tremendo fallo fue lo que pensó John cuando confundió a la mujer por hombre, sin duda alguna debía estar más concentrado, no estaba tratando con Lola, estas personas a pesar de mostrarse amables no tendrían piedad al mínimo fallo, se notaba que erán profesionales y que definitivamente tenían algo de tiempo en esto.

Una vez organizado cada uno de los grupos, John se ubico según como le fue indicado, en el grupo de lucha Cata, Tony y Nadia.

Algo interesante de todo esto era si nos iban a proveer de armas de lucha, John no era especialmente hábil con pistolas pero una buena espada era como una segunda piel, al menos cuando era humano, posiblemente eso ya no cuente de mucho en estos momentos.

Zaina continuo hablando y al cierre John se sorprendió un poco de que esta supiera su nombre, luego recordó que la información en el mundo de vampiros es más rápida que en el mundo real y se le paso, cuando esta termino su intervención este respondió No te defraudare, no moriré nuevamente, lo haré lo mejor posible para lograr los objetivos, tomo una pequeña pausa y continuó, disculpa mi atrevimiento por favor, me gustaría preguntarte si contaremos con armas, soy muy hábil con una espada y me gustaría saber si puedes decirme donde puedo comprar una que sea lo suficientemente buena para lo que me tocará enfrentarme. Ciertamente esperaba que su pregunta no fuera malinterpretada, sabía claramente que era el último eslabon en aquel equipo debido a su condición, más quería que se notará su interés y entusiasmo por tener éxito.

Después de ello se quedo callado a espera de una respuesta.

Zaina lo observó durante unos instantes. 

-Ya veremos qué tal te desenvuelves esta primera noche. Quién sabe, si sobrevives, igual te invitamos a hacer una visita a nuestro santuario para pertrecharte -comentó, haciendo alusión a la guarida que los Assamitas tenían en la propia ciudad- bien, nos toca rastrear zona de marcha, empezamos en Sol, y hoy es día de salir así que habrá una gran multitud de humanos, estad atentos. ¡En marcha!

Las calles, bien iluminadas y  repletas de transeúntes a aquellas alturas de la noche, aún joven, eran el escondite perfecto para los  habitantes de la oscuridad que quisieran ocultarse. John caminó junto a los demás miembros de su grupo a paso rápido, subiendo por Recoletos hasta Cibeles y girando a la derecha. Atravesaron Sevilla sin detenerse demasiado y terminaron en la Puerta del Sol. 

Zaina hizo una señal para que se detuvieran y, al punto, desapareció entre la multitud como si de un relámpago se tratase. Dos segundos después volvió junto a sus compañeros y apareció de nuevo frente a ellos como una centella. Los ojos de John apenas fueron capaces de seguir su movimiento como una sombra fugaz entre la gente, por lo que el hombre dedujo que los humanos no se habrían percatado ni del roce de viento a su paso. 

-Hay tres rastros -aclaró la cainita entonces, sin perder un instante-; el primero es el más lejano, sube por Callao; parece una manada pequeña de Lasombra. Andrea, llévate a Cata y Elisa; estás al mando. El rastro es antiguo pero puede que deis con algo. Recordad, no quiero prófugos. Si no podéis capturar a uno, matadlos a todos. 

Los tres vástagos que había nombrado asintieron y, con una eficiencia asombrosa, desaparecieron calle arriba.

-El segundo rastro -continuó Zaina- es algo más reciente. Se aleja en dirección a la Plaza Mayor. Antonio, Tony, Guillermo está al mando; no andarán lejos. Olía a una mezcla, no son un único clan, tened cuidado; rondarán la zona de la Plaza aún porque me da la impresión de que iban de cacería. Recordad la Mascarada. 

El Primogénito Brujah asintió con la cabeza y dio media vuelta, marchando al frente de los dos hombres que le habían asignado. 

-Nosotros bajamos hacia Huertas -terminó entonces la mujer, dándose la vuelta hacia los que quedaban con ella-; es el rastro más fresco; distingo cinco o seis aromas. Dos que no he sabido identificar, un Giovanni, un Caitiff y un posible Malkavian... Evan... -pero se detuvo porque el cainita al que mencionaba de pronto no estaba a su lado- ¿dónde...? ¡Maldita sea!

La Assamita salió corriendo en dirección a la estatua ecuestre que había en el centro de la plaza. Allí, Evan estaba de pie, frente a un grupo de jóvenes medio ebrios que iban disfrazados de vampiros... con capas muy al estilo "conde Drácula" y dientes postizos. El Malkavian miraba fijamente a una muchacha que, entre risas e hipitos, le preguntaba si él también era un vampiro. Y el muy chiflado le estaba respondiendo que sí. John, Nadia y Zaina llegaron justo en el momento oportuno para escuchar el final de la respuesta del vástago a la joven humana.

-...como un auténtico juego de rol en vivo -decía en esos momentos-... por eso tengo estos postizos.

¡Evan había incluso sacado los colmillos! 

-¡Vaya! -la joven parecía extasiada admirando los caninos de Evan- ¡parecen de verdad y todo! ¿Y cómo se llama el juego? 

-Pues es uno que llaman la Ma...

-¡Esto es el colmo! -Zaina se interpuso rápidamente entre los dos contertulios y agarró al Malkavian fuertemente de una oreja, tirando de él en dirección a donde esperaban los otros dos, sin pronunciar una sola palabra, dejando al grupo de jóvenes con la palabra en la boca. 

-¿Qué se supone que estabas haciendo?

-Conseguir información -respondió el cainita, haciendo caso omiso del tono de cabreo de su jefa, mientras colocaba rápidamente cada pie en una baldosa de la plaza, sin tocar las rayas que las unían-, me he enterado de muchas cosas... ¿no era eso lo que teníamos que hacer?

Zaina lo miró sin saber muy bien si quería matarlo o no en aquel momento. Por su expresión, parecía que estaba realmente sopesando aquella posibilidad. 

-Y qué coño has encontrado? -preguntó al final, de sopetón. 

-Me he enterado de que hoy ha llovido por el día, que van a una convención de disfraces del mundo de las tinieblas, que una de ellas tiene una hermana que se llama Lucía -el vástago, haciendo gala de una fantástica memoria, había cogido carrerilla y hablaba tan rápido que no sólo cotaba seguirle sino que se hacía casi por completo imposible cortarle-, que les gusta mi camiseta, que han visto a un grupo de personas disfrazadas de Dragon Ball haciendo una actuación en vivo por la calle, que van a tomarse unas copas después de salir, que me invitan, que hoy hay demasiada gente aquí, que vienen de Huertas y han visto a dos personas desvanecerse como el humo en un callejón sombrío, que hay un sitio que llaman "el de los Molletes" donde se come muy bien... aunque no creo que nosotros comiéramos allí muy bien... crees que harán molletes de vitae? también que...

-Espera, espera ¡para! -la Assamita, al coger aire Evan (evidentemente para seguir hablando porque respirar era algo que no necesitaba) lo detuvo rápidamente haciendo un gesto con las manos- ¿dos personas se desvanecieron en las sombras en Huertas? De ahí viene el rastro... las dos que no logro identificar, podrían ser Lasombra. Bien, ¡vamos allá!

Comenzó a correr en dirección a la zona de Huertas, aún tirando de la manga de Evan, con Nadia y John detrás. El Malkavian iba saltando aún de baldosa en baldosa, lo que le costaba ligeramente más ya que ella tiraba de él, haciéndole cambiar el equilibrio. 

-Bien, nos separaremos, peinad las cuatro calles que salen de este punto, con sus callejones -organizó en seguida Nadia-, cada uno, una. Evan, conéctanos... ¡Evan! -el Malkavian dejó de mirar fijamente al cielo con la boca completamente abierta, sacudió la cabeza y la miró con expresión seria, asintiéndo frenéticamente- ¡céntrate! Conéctanos, nos vamos a separar y debemos estar en contacto. Al más mínimo rastro de alguno de ellos, Nadia, John, avisad y enfrentaos, sois el grupo de lucha, ganad tiempo para que lleguemos los demás; Evan, tú avisa y mantenlo distraído, y si aviso yo, voláis hasta mi posición ¿entendido?

Todos asintieron al tiempo que Evan, con una expresión tan concentrada que no se reconocería en él, llevó a cabo su labor. De pronto John sintió que en su mente había pensamientos superficiales que no eran suyos, se vio inmerso en una red en la que había tres entes más. Evan habló en su cabeza, "listo", dijo. 

En ese momento, con la eficiencia de quien conoce al dedillo su cometido, Zaina asintióy los tres se separaron, marchando cada uno por una calle y dejando a John enfrente de la cuarta, solo y con el grueso de su misión por delante. En ese momento el cainita se dio cuenta del verdadero peso de todo aquello. ¿Sería capaz? Jamás se hubiera imaginado que aquel cometido fuera a ser tan solitario al final. 

Sin duda alguna el inicio de la noche empezaba a ser emocionante, Zaina parecía ser una mujer de mucha experiencia indudablemente, se movía velozmente a través de las distancias sin apenas sentirse, los nuevo sentidos de John apenas eran suficientes para poder seguir sus celajes.

Muy rápidamente nos brindo información importante acerca de que dirección debíamos tomar, La zona de Huertas! sinceramente una zona desconocida para John pero igual y quizás precisamente por ello digna de explorar, la información de Evan sin duda fue importante a pesar de casi haber metido la pata.

 Unos rastros de criaturas pertenecientes a mi clan estaban rondando los alrededores. Quien mejor que yo para detectarlos, sin duda alguna estaba en mi área! 

Habiendo llenado mis reservas de sangre. Salgan desgraciados, tengamos una fiesta de sangre!!! piensa John mientras caminaba, buscando las zonas menos transitadas, por aquí y por allá totalmente alerta.

"Aquí cerca hay un Malky" dijo Evan de pronto en su cabeza "puedo notarlo". John avanzó con cuidado por la calle que se le había asignado, observando las sombras, atento. Había jóvenes de fiesta por todos lagos, vendedores callejeros y relaciones públicas; uno de estos últimos asaltó al hombre, ofreciéndole un trago gratis si entraba con un papelito que le daba a un bar en concreto. En el mismo momento, John pudo detectar un callejón un poco más adelante, oscuro, que daba a la salida trasera o de desperdicios de un local. Había algo raro en esas sombras, una sensación extraña cuando las miraba, antinatural. -¡Venga tío! -continuaba el relaciones públicas, sin dejarlo avanzar- ¡Si entras te regaló dos, que me has caído bien!

John entonces, continuó caminando y al momento de ver las sombras pensó para todos tengo aquí a la vista unas sombras no usuales, no es natural, la dirección es (doy la dirección he intento proyectar imagenes), me acercaré a investigar, John tenso sus músculos y empezó a caminar hacia el callejón sin titubear pero con precaución, estos posiblemente eran los sujetos que habían hecho pasar un mal rato a Lola y era un buen momento para ajustar unas que otras cuentas pendientes.

Voy por ustedes desgraciados!!! pensó.

Pero entonces el relaciones públicas, un chaval joven con el pelo a la moda y vestido de forma casual, lo detuvo con el brazo, poniéndole la palma de la mano en el pecho. 

-¡Eh, al menos mírame cuando te hablo! -le dijo, cambiando el tono repentinamente- ¡no me omitas!

Entonces se plantó delante de él, cortándole el paso hacia el callejón. Fue en ese momento cuando John lo miró a los ojos y vio un brillo extraño en ellos. 

-¿Qué pasa contigo? ¡te estoy hablando, joder! -siguió acusándolo el otro, haciendo lo posible por continuar delante de él, tapándole fortuitamente la vista del callejón, de pronto en sus manos ya no había ningún panfleto- ¿es que buscas pelea?

John no supo por qué, pero aquel sujeto le dio mala espina y tuvo la sensación de no querer enfadarlo bajo ninguna circunstancia*. 

Al mirar a los ojos al sujeto una desagradable sensación recorrió a John, había algo extraño en el y debía actuar con inteligencia antes que con instintos, simplemente sonrió al sujeto y le dijo, amigo necesito llegar a mi trabajo, por favor, permitame continuar, no tengo intenciones de pelea con nadie, de hecho no se pelear, solo necesito llegar a mi trabajo lo antes posible o mi jefe me va a machacar y no quiero quejas de él esta semana, eso lo decía al mismo tiempo que guardaba 2 pasos de distancia del sujeto y lo miraba de arriba a abajo en detalle.

Luego, detrás de él esas sombras pensó nuevamente

Al mismo tiempo hizo un sondeo visual del área, esta vez un poco más en detalle ubicando elementos a favor y en contra, algo le decía que este sujeto no le daría paso tan fácil.

El hombre parecía pensárselo un poco... más bien pareció que estaba escuchando algo que sólo él podía oír cuando John terminó de hablar. Hizo un gesto extraño con la mano, como un tic, y después respondió.

-Claro, tronco, pensaba que ibas de juerga y no querías venir a mi bar... -su expresión había cambiado por completo mientras le metía en el bolsillo de la camisa una tarjeta a John- pero oye, cuando vuelvas por aquí, no se te olvide pasar por mi bareto, ¿eh? deberías recordar que yo nunca olvido una cara... -esto último lo dijo con una sonrisa gélida en los labios, pero en sus ojos John vio que hablaba en serio... completa y absolutamente en serio. 

Y la misma extraña sensación volvió a embargar a John cuando le sostuvo la mirada por última vez antes de irse a captar más clientes. El hombre no tenía muy claro por qué sentía aquello al ver esos ojos, pero no eran ojos normales. La profudidad y a la vez vacuidad de esa mirada sólo podía significar una cosa: aquel... ser, era más de lo que pretendía aparentar. El brillo de sus ojos reflejaba el conocimiento de una Verdad que, por lo que Lola le había contado, prácticamente ningún cainita atisbaba siquiera a recordar... sólo lo hacía un clan en especial, por lo visto... y muchos decían que ésa era la razón de su locura. 

Cuando John se dio cuenta de con quién acababa de cruzarse, se dio la vuelta, pero el relaciones públicas había desaparecido. Sin embargo, no le dio demasiado tiempo a debatir consigo mismo qué hacer, pues algo vibró en su nuca, llamando su atención. A su espalda, por el rabillo del ojo pudo observar cómo las sombras del callejón cambiaban de lugar, cómo una farola lejana -la única que permanecía encendida en el lugar- se atenuaba considerablemente hasta casi fundirse con la negrura circundante y cómo lo que antes era una pared bien iluminada, era ahora un conjunto de danzantes sedas del color del azabache. 

Ese sujeto nunca dejo de transmitirle algo de mala vibra a John pero no era algo de lo que debía ocuparse, no en este momento, las sombras detrás de el cambiaban de posición y era vital no poderlas. Pensó para todos, aquí unas sombras no solo son sospechosas sino que también se mueven, voy a enfrentarlas, si alguien apoya bien!. John empezó a correr hacia ellas y ver que era definitivamente lo que escondian, ¿Quien estaba detrás de ellas? no hubo duda en su mirada, si erán los sujetos que molestaban a Lola, esa sería su última noche!

Mientras se acercaba a las sombras John no pudo evitar preguntarse si esa tarjeta en su bolsillo no era tan tarjeta como el creía, si quizás era algún tipo de marca, que lo delataría, por A o B ya estaba en el embrollo, luego se preocuparía por eso, sus sentidos ahora estaban más centrados en lo que le venía.

John corrió hacia el centro del callejón, dispuesto a averiguar quién había tras esas sombras. Sin embargo, corta fue su carrera pues una de esas lenguas de oscuridad salió disparada hacia él, sin darle tiempo a reaccionar, y se enroscó en una de sus piernas, haciéndole perder pie y caer. Sin embargo, no llegó a tocar el suelo porque la misma lengua lo lanzó callejón adentro, cayendo y rodando por el aún húmedo asfalto. Cuando el hombre quiso ponerse en pie, se percató de pronto de que ya no veía nada, ni siquiera con su nueva y mejorada visión; el final del callejón estaba envuelto por completo en tinieblas. 

John al empezar su carrera solo alcanzo a ver una especie de latigo que lo atrapaba a los pies, acto seguido sintio que fue arrojado más que todo por instinto pues su sentido de visión estaba totalmente anulado, rodo una corta distancia, se detuvo y al abrir mejor los ojos se da cuenta que no puede verse en lo absoluto, se incorpora y sabe que sus manos estan en frente de él pero no puede verlas, las tinieblas lo tienen totalmente abrazado. Se arma de valor y dice Quien hace esto? Muestrate cobardeeeeeee! Sin saber si su voz es escuchada más allá de su boca...

En ese momento, como si fuese un relámpago, Zaina se cruzó en su camino, dando una voltereta mientras caía de un tejado. Se plantó de un salto delante de John y atacó con una cadena que llevaba en la mano a una zona aparentemente vacía. Sin embargo, se escuchó un grito de dolor y la luz relativa volvió al callejón.

No es que se viera demasiado, ya que era de noche y la farola continuaba apagada, pero al menos aquellas sombras antinaturales que los habían cubierto habían desaparecido. 

-Gracias por el aviso, John -dijo la mujer al tiempo que paraba con la propia cadena un nuevo látigo de sombras que la -ahora humanoide- figura había lanzado a modo de contraataque. 

Pero John no pudo contestar porque justo en ese preciso momento, dos figuras más se contornearon de las sombras donde antes, aparentemente, aún no había nada. 

-Tú eres el chiquillo de la traidora, ¿no? -preguntó uno de ellos, lanzando uno de los látigos hacia sus pies de nuevo, aferrándolos para hacerlo caer de nuevo*. 

El otro, simplemente, ladeó la cabeza, como si algo lo hubiese molestado, y desapareció de nuevo en la oscuridad. 

Bueno solo sigo órdenes!!! respondió John a Zaina.

Esta mujer era increíble, con solo un ataque hacia la "nada" pudo medio restablecer la poca iluminación, que había, los ojos de John empezaban a captar mejor, por otra parte, esos látigos de oscuridad, de alguna manera le eran afines a John, no sabía el por que? pero esa materia era algo por lo que sentía algo de empatia, alguna afinidad inexplicable. Sin embargo no era momento de romanticismos; 3 eran los enemigos frente a nosotros y ganas de acabar con ellos sobraban.

Luego una de las sombras hablo a John, "hijo de la traidora" se refería a mi amada Lola y ese era un calificativo que John no pensaba tolerar de ninguna manera para alguien tan importante. Zaina ya tengo mi objetivo, diviertete con los demás el enemigo en ese momento arrojo a John un látigo de esa materia negra y este empezó a lo que era su trabajo en el equipo, ofensiva total...

Ciertamente John no era de los más hábiles cuando se trataba de los puños, sin embargo, tenía algo de experiencia y sabía bien como lanzar un golpe o esquivarlo, al ver que venía un látigo de sombras rápidamente separo las piernas, para luego intentar sujetarlo y con la misma alar hacia él a el otro extremo del látigo, ya los enemigos estaban definidos y John tenía por intención culminar con eso allí...

Ven a mi te traeré hacia la luz!!! fue lo que dijo al momento de alar el látigo, algo un poco impropio para alguien tan ligado a las sombras indudablemente...

Y de pronto, todo se volvió frenético.

De entre las sombras surgieron dos figuras que ahora, a la tenue luz de las estrellas, ya se parecían mucho más a humanoides. Dos hombres de talla media. Zaina, sin embargo, no perdió un minuto y sacó un pequeño tanto, una especie de cuchillo japonés parecido a una katana, pero en pequeño, con el que atacó dos veces seguidas al individuo a la velocidad del relámpago. El Lasombra, sin embargo, no se quedaba atrás. Los ojos de John apenas pudieron seguir su movimiento cuando intentó detener el primer ataque de la Assamita, haciendo un escudo de sombras -las cuales, al parecer, podía manipular a voluntad-, sin embargo algo debió salirle mal porque el ataque de la joven atravesó el escudo como si de un jirón de nube se tratase y hendió de lleno en el vientre del cainita, haciéndolo sangrar y tambalearse hacia atrás, renqueante.

Mientras tanto, la estratagema de John había surtido efecto, si bien no exactamente el deseado, al menos había sacado a su oponente a la luz. Sin embargo, éste era bastante ágil, así que había logrado mantener el equilibrio y enseguida hizo desaparecer el látigo de sombras, con lo que John se lo encontró de frente y sin armas, pero en su rostro no parecía que hubiese miedo alguno... aún. Sonrió mientras aguantaba en pie...

Pero el primer enemigo aún no estaba muerto, así que Zaina extrajo el tanto con suma rapidez y volvió a cortar, esta vez a través, en dirección a su garganta, con un giro de caderas milimétricamente medido. Sin embargo, esta vez erró por muy poco, ya que el cuerpo del vampiro se movió hacia atrás de forma un tanto antinatural, como si lo hubieran movido desde fuera. La asesina miró en todas direcciones, buscando el origen de aquel movimiento que, por la expresión de su rostro, parecía conocer. 

Entonces entró en juego la tercera sombra, la que había desaparecido unos segundo antes. Era una mujer que atacó a Zaina por la espalda de repente, saltando desde el tejado, o eso había parecido. La joven se volvió a tiempo para verla venir, pero no con el suficiente como para esquivarla en un principio. Sin embargo y para colmo, John pudo ver cómo ella también salía disparada hacia atrás, como si una fuerza exterior la hubiese movido a ella también, exactamente igual a como se había movido la Sombra a la que ella atacaba momentos antes. Aunque, a decir verdad, ella había caído con mucha más gracia que él. 

-Así que tú también tienes uno ¿eh? -la voz, que John reconoció al instante, se proyectó desde la entrada del callejón- ¡Vamos! ¡sal a la luz, hermano!

El hombre que apareció por allí no era otro sino el relaciones públicas que John había tomado por ghoul momentos antes. 

-Yo siempre he estado en la luz... -respondió entonces Evan, apareciendo por el otro lado del callejón- ¡veo la luz y la recuerdo mejor que nadie! Pero tú... qué bajo has caído. Escondiéndote entre las sombras para salvar a las sombras mismas... yo al menos he salvado a una Assamita...

-¡Déjate de bromas, Evan! -gritó entonces Zaina- gracias por tu ayuda, pero cierra el pico y acaba con él -terció, volviendo de nuevo a la carga.