Partida Rol por web

Bishoujo Senshi

Capítulo 4: Memoria

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22/12/2015, 19:18
Narrador
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En la era mitológica, cuando el tiempo aún no era tiempo, una pequeña estrella llegó a nuestra galaxia con gran velocidad y poco antes de llegar a la tierra, chocó con otro planeta. Esta estrella tenía tanta energía en su interior que la colisión iluminó el universo por unos segundos antes de volver a su paz y oscuridad eterna. Este golpe hizo que aquel planeta errante se dividiera en tres: la parte iluminada, llena de vegetación y la única visible para ese momento; el centro del planeta, el cual se apartó de la corteza; y la parte oscura, aquella a la cual el sol nunca llegaba y era desconocida para la mayoría. La estrella que había colisionado no había muerto completamente, pues un hálito de vida le había quedado y para enmendar su error, se dividió en tres fragmentos, cada uno de ellos se dirigió a un fragmento del antiguo planeta. Su contacto hizo que cada uno tomara una forma regular y que se formara vida en él. Aunque ya no eran un solo planeta, eran tres mundos gemelos y complementarios entre ellos.

El primero en formarse completamente era aquel que siempre había recibido la luz y decidió llamarse Andelivian, mundo de ilusión donde las criaturas y los nuevos seres habitaban en armonía. Su dominio era la luz y desconocían la oscuridad. Luego, nació Kal'Ahd, el mundo donde el sol nunca había llegado. Las criaturas de este mundo nacieron con la increíble habilidad de controlar la oscuridad a sus alrededores pero siempre odiaron la luz. Preferían oscurecer toda su atmósfera antes de volverse como su planeta hermano. Por último, nació Hardak, el corazón del primigenio planeta y por lo tanto, aquel que podía convivir con ambas fuerzas en armonía. Al ser el de estructura más vulnerable, tuvo que construirse a sí mismo una barrera y, por esto, había que pasar primero la coraza para llegar a la ciudad.

Cada planeta tenía una tarea: guardar su elemento y en el caso de Hardak, la paz entre ellos. Por esto, esa estrella creó una última cosa: tres cristales, los cuales se convertirían en las reliquias de los tres reinos. El cristal sagrado de Andelivian, el Orbe del dragón de Hardak y el Ónix sagrado de Kal'Ahd.

  

A pesar de ello, sabía que estos podían destruirlos, así que creó algo más, creó a sus guardianes. Seres capaces de comprender y usar su poder. De allí nació la Reina de Cristal, la cual sería escogida por el cristal desde el nacimiento, El Gran Dragón y la Reina de Hardak. Los tres eran los encargados de mantener el equilibrio y gracias a sus cristales, mantener sus reinos vivos. Cada líder creó su propio gobierno y ejército, naciendo así las tensiones entre los tres planetas. En la primera Gran Batalla, la Reina oscura fusionó su cristal con su planeta por medio de magia, haciendo que el planeta mismo se volviera su centro de poder. Su ideal era controlar Andelivian, hacerlo oscuro. Trató de persuadir al Gran Dragón pero este se rehusó y trató de convencerla de lo contrario. Ante esto, trató de atacarles primero para quitarlos del camino, pero él pudo pedir ayuda. La Reina de Cristal y su ejército acudieron y juntos, lograron diezmar el avance. Alejaron al oscuro planeta de sus hermanos, creando un desequilibrio que el Gran Dragón lamentaba pero sabía que era necesario. Así, La Reina de Cristal y el Gran Dragón firmaron una alianza ese día, al igual que la Reina Ónix, ahora conocida como la Reina Oscura, selló una venganza que llegaría algún día.

Estos primeros líderes murieron, volviendo al cristal que los había creado pero renaciendo de diferentes maneras. Ahora, el Gran Dragón no tenía una forma tan temible, sino que se asemejaba más a la forma de los habitantes de Andelivian, más similares a los humanos, aunque en las batallas podía notarse la diferencia. Por el contrario, su figura pasó a ser la de una joven de apariencia inocente y cabello blanco, pero la única con el poder de comunicarse con su verdadera forma y comprendiendo que todos nacían del orbe, todos eran hermanos. La esencia de la Reina de Cristal pasó a un retoño nuevo, el cual crecería con rapidez y tendría todo el conocimiento de lo ocurrido, todos los aprendizajes y tendría el poder de crear vida igualmente. El equilibrio no se rompería nunca. La Reina Oscura también tomaría el cuerpo de un retoño para renacer con todo lo que eso implicaba, el odio, la venganza y el gusto por la muerte. Su espíritu se corrompía con cada reencarnación y así, el ónix sagrado se tornó en un cristal de energía oscura. Los seres de Kal'Ahd se volverían conocidos por ser despiadados y odiar a sus planetas hermanos, más por haberlos exiliado a la oscuridad eternamente.

Cientos de años pasaron pero la Reina Oscura no perdería nunca de vista su objetivo, decidiendo que, ya que se acercaba el Eclipse rojo, momento en que Kal'Ahd se alineaba con la luna terrestre y cuando el poder de la oscuridad era aún mayor, podría ejecutar por fin su venganza. Si hacía que los mundos hermanos rompieran su alianza, Andelivian sería un blanco fácil, pues la oscuridad habría manchado su cristal y no usaría todo su poder. Para esto, envió una de sus plumas negras hacia ella y la atacó cuando dormía, de modo que sus pesadillas se hicieran vívidas y ella las creyera. La reina vio a un Andelivian destruido a manos de la reina y eso la trastornó. Por ello, tuvo que tomar la decisión que justamente la Reina Oscura quería, tomar el Orbe del Dragón y así, romper la alianza con Hardak. Arjimae trató de detenerla pero nada pudo pararla y así, el ejército de Andelivian partió hacia Hardak. La relación entre los pueblos era muy cercana e incluso íntima, pero esto no detuvo a los guerreros dragones, quienes lucharon ferozmente por defender su orbe. Con lo que no contaban era con los infiltrados de la Reina Oscura, quienes se vistieron como guerreros de Andelivian para engañarlos y atacaron el templo a hurtadillas, asesinando a la Sacerdotisa y a su guardia. Con los guerreros más fuertes muertos, solo era cuestión de tiempo y para cuando el verdadero ejército de la Reina de cristal llegó allí, todo había sido destruido. Entraron y tomaron el orbe con facilidad, pero nunca comprendió del todo qué había sucedido. Solo unos cuantos dragones sobrevivieron a la barbarie, pero no fue sino cuestión de horas para que todo Hardak pereciera al haber perdido su pilar.

Muchos se preguntaban por qué la Reina Oscura no había tomado el orbe para sí misma pero ella sabía la verdad, ella sabía lo que realmente sucedería. La Reina de Cristal creía que podría controlar el Orbe del Dragón tan bien como controlaba su propio cristal y esta idea era la que le daba esperanza. La batalla comenzó y fue brutal, las dos reinas se encontraron y comenzaron a luchar con todo pero cuando la reina de cristal trató de utilizar el orbe del dragón, notó al Gran Dragón llorando por su gente, por su mundo, por sus hijos y no pudo controlar lo que sucedió a continuación. La energía de los dos cristales colisionó de tal manera que una gran explosión acabó con la mayor parte de la vida en ambos planetas. La Reina Oscura rió de manera desquiciada a pesar de su pérdida, pues sabía que sus súbditos podrían regresar. Para ese momento, solo ellas quedaban de pie en el campo de batalla y la Reina Oscura parecía ocultar algo entre sus alas. La Reina creía que la mataría con eso, así que atacó con su cristal, pero este no le respondió, ella le había fallado, sus deseos habían sido contaminados, quitándole la posibilidad de manipularlo. La Reina Oscura aprovechó la situación e invocó el poder de su planeta para atacar a la reina con un rayo de oscuridad tal que la dejó en el suelo al borde de la muerte. En ese momento, la reina se disculpó con el Gran Dragón y con su cristal, los cuales le dieron la fuerza para un último ataque, el cual fue tan fuerte que le tomaría a la Reina Oscura cientos de años recuperarse de él y exiliaron a Kal'Ahd a una galaxia aún más lejana.

Cuando la reina oscura se alejaba de allí, la Reina de Cristal pudo notar qué era lo que ocultaba entre sus alas, era un pequeño zorro negro. Arjimae llegó corriendo pero no pudo rescatarla, era su pequeña hermana, quien estaba siendo entrenada para tomar su lugar en el futuro. Arjimae estaba de pie pero tampoco le quedaba mucho tiempo. Al encontrar a su ama así, se acercó a ella y escuchó sus últimas palabras.

-[Color=#00CED1] Lo siento, tenías razón[/Color] - dijo con lágrimas en los ojos -[Color=#00CED1] Tendrás una oportunidad de enmendar mi error, cumple mi último deseo. Enmienda las cosas, vive con paz en tu corazón y halla un nuevo lugar[/Color] - así, tomó su cristal entre sus puños y pidió su deseo. El Gran Dragón escuchó su plegaria y le dio poder. Así, los espíritus de todos los caídos viajaron a un mundo libre de guerra, donde podrían tener una segunda oportunidad de vivir. Los espíritus de Hardak viajaron igualmente, siendo protegidos a cada momento por su padre y creador. La reina utilizó sus últimas fuerzas en ello, enviando a Arjimae también con ellos. Con esto, la reina expiró. Su planeta construyó una tumba de cristal para ella donde antes estaba su trono, la cual guardaría su deseo por el infinito.

Kal'Ahd pudo notar lo que la reina de cristal estaba haciendo y recibió a su monarca malherida y moribunda. La puso en un estado de hibernación mientras se curaba y sabría que debía estar bien para el próximo eclipse rojo. Además, mezcló los espíritus de sus más poderosos guerreros, enviándolos a ese lugar para continuar lo que habían dejado iniciado. La guerra no terminaría allí, Kal'Ahd mostraría supremacía incluso en ese nuevo y virgen mundo.

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22/12/2015, 23:28
Narrador
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Animae creció en el seno de una familia sencilla pero eso no quería decir que no tuviera grandes aspiraciones. Soñaba con seguir los pasos de su madre, al igual que su hermano y ambos entraron desde muy jóvenes en la escuela de guerreros. Allí conocío a Scarlet Light, compañera de clase que parecía siempre tratar de hacer todas las actividades con ella. Aunque Scarlet trataba de estar siempre cerca de Animae, las dos eran muy diferentes. Scarlet era en extremo temperamental y le daba dificultad pasar las asignaturas porque solía lastimar a sus compañeros con frecuencia. A pesar de ello, eran amigas. También conoció a Storm Angel, quien era una chica enérgica y dulce, pero un poco reservada. Ella siempre trataba de ayudar y parecía que había entrenado con la sacerdotisa de Hardak, pues sabía mucho sobre curación. Eso era un rumor de la Escuela que nunca se confirmó. Por otra parte estaba Calíope, una chica dulce y hermosa, tal vez una de las más hermosas de sus compañeras y, por esto, una de la más populares con los chicos; a pesar de nunca parecer interesada en alguno en especial. Por último estaba Lightning, la cual era una chica enérgica, excelente en toda prueba física que se le asignara, pero bastante torpe a la hora de ejecutar tareas. Le dificultaba bastante la parte de pociones y de magia, ya que debía ser precisa. Además, era muy distraída, así que esto hacía que se equivocara con mayor facilidad.

En ese momento, no sabía que serían las futuras elegidas, en ese momento solo eran sus compañeras de clase.

El tiempo pasaba y Animae crecía, al igual que Ephorus, quien se convirtió en el comandante del ejército de la Reina de Cristal. A pesar del título que llevaba, era una niña como todas, al menos en apariencia, aunque su manera de actuar fuera muy diferente. Era la aspiración de todas convertirse en guerreras mágicas y servir a la reina y entonces, los rumores sobre la vuelta de la Reina Oscura se hacían latentes. La tensión crecía y la comunicación entre Andelivian y Hardak se hacía más frecuente.

Llegó el momento de presentar el examen de la escuela para ver quiénes serían los elegidos y a pesar de los nervios, Animae fue nombrada una guerrera mágica. Muchos pasaron el examen pero solo cinco guerreras fueron escogidas para ser parte de la guardia real de la reina. Así, el equipo se formaría. Ellas eran las más fuertes y lucharían juntas para proteger a su señora. Conocieron entonces a Arjimae, el zorro guardián de la reina. Él era el más sabio de los guardianes y gracias a él, algunas de las guerreras mágicas encontraron guardianes para sí mismas. Animae se encontró con Schmella y por esto, Animae siempre agradeció a Arjimae. Su forma humana era la de un joven bastante atractivo, el cual hacía suspirar a todas las mujeres, pero todas sabían que esa era solo una fachada.

Animae fue por sí misma una vez a Hardak, sin sus padres por primera vez, pero junto a la reina y sus compañeras, pues la monarca debía tratar algunos asuntos con la Sacerdotisa suprema. Así, conoció el templo, a la sacerdotisa y a la guardia de esta. La Sacerdotisa no parecía ser mucho mayor que ella pero su forma de hablar era la misma que la de su reina, seres especiales sin duda. Su guardia real eran tres guerreros dragones: Ilify, Cursed Dawn y Platinium. Después de tratar mucho tiempo con ellos, pudo conocerlos un poco. Platinium era un poco callada y taciturna pero muy hábil con la magia, Cursed Dawn era una guerrera fiel a su labor y se decía que una de las más fuertes. Además decía tener muchas amigas en Andelivian y en otros mundos. Y por último, estaba Ilify, un guerrero que controlaba el hielo y que parecía ser callado y algo reservado. Esto parecía un rasgo muy característico de los dragones. Animae se sentía un tanto intrigada por este dragón, así que fue con aquel con quien más compartió.

Los encuentros entre ambos se hacían más frecuentes, al igual que las conversaciones, lo cual llevaba a conocer un poco más el uno del otro. Antes de la Gran Guerra, Ilify le dio un pequeño regalo a Animae, para decirle algo importante, pero eso nunca llegó. Le enseñó un hermoso talismán, el cual le permitiría guardar lo que quisiera allí. Ella guardó su arco, permitiéndole invocarlo en batalla cuando quisiera. Ilify le dio un beso en la mejilla a Animae, tratando de insinuarle algo más, pero entonces llegó Scarlet e interrumpió las palabras del dragón. El guerrero se marchó y Scarlet miraba de cierta manera sin aprobar lo que había visto. El rumor llegó hasta su familia y aunque su familia era de mente abierta, no veían muy bien ello, debido a la situación en la que se encontraban, tan próximos a la guerra.

Dos días después, la Reina dio la orden de marchar a Hardak y lo único que Animae podía pensar era en el medallón que Ilify le había dado. ¿Se lo encontraría? ¿Lucharía contra ella? Siguieron su camino y al llegar, pudiste verlo al lado de la Sacerdotisa, retando a tu hermano, a Ephorus. Ephorus lo miraba igualmente enojado, aunque sabías que en parte era por lo que había escuchado.

Decidiste tratar de hablar con él pero cuando la batalla comenzó, te viste envuelta por dragones enfurecidos y no tuviste opción, debías pelear. Así seguiste, luchando contra uno y otro, esperando que no fuera Ilify quien se lanzara en tu contra, cuando lo viste, a lo lejos, luchando con un guerrero de tu ejército. Lo venció y seguía su camino hacia el templo, lo sabías. Sabías que esa era su misión. Gritaste su nombre y él se giró a verte. Se mantuvo de pie por un momento y te miró, miró tu cuello y vio el dije, luego el arco entre tus manos y mostró una mueca de odio y siguió su camino. No sabías qué te había afectado más, si su rostro o que no te hiciera daño. Tú estabas matando a su gente y él no te había atacado.

Entonces, seguiste tu camino y pudiste ver alguien vestido con la armadura de un dragón, pero que nunca lo habías visto. Él estaba enfrentando a tu hermano y junto con numerosos sirvientes, pero no pudiste hacer nada, pues lo atravesó con una espada negra y tu hermano cayó lentamente. Lo viste caer mientras el extraño guerrero avanzaba hacia el templo. Lo seguiste pero alguien te detuvo. Otra guerrera dragón te atacaba mientras ese avanzaba hacia el templo. La derrotaste y al verla caer, corriste nuevamente en dirección al templo y pudiste encontrarlo completamente destruido. Algo que parecía extraño y demasiado sanguinario. Y así, lo viste, tendido en el suelo, luchando por respirar. Ilify estaba en el suelo, sangrando a borbotones mientras te veía llegar. Te acercaste corriendo y él tocó tu pecho, justo donde se encontraba el medallón. En ese momento, su mano cayó y su respiración cesó. Esa imagen te acompañaría hasta el último momento.

La batalla se ganó relativamente fácil, algo con lo que no contaban, pero volvieron a su planeta para curar los heridos. Las muertes habían sido considerables pero tenían aún un ejército fuerte para enfrentarlos. El Eclipse rojo llegó y todo se tornó oscuro. Kal'Ahd apareció en el horizonte y sabían que era el momento de la batalla. Pudiste ver la misma guerrera que había matado a Ephorus, pudiste reconocer su rostro, aunque pensabas que era un hombre. Su cabello entre rojo y rosa, sus ojos encendidos con un fuego azul saliendo de ellos y un arma que lo asemejas ahora a una metralladora. Ella y tú lucharon pero el poder del eclipse era notorio. Su poder sobrepasaba y parecía no cansarse, mientras tú estuviste en una batalla y habías perdido a tu hermano. Ella logró sobrepasar tu poder y estuvo a punto de matarte pero entonces, una explosión gigante abatió el campo de batalla. No podías moverte y menos escapar. Esta te alcanzó, al igual que a tu rival y ambas murieron a manos de la explosión.

Estos fueron los recuerdos mostrados por el cristal, la última voluntad de la Reina. Ahora que habías recordado todo, fuiste despertando y te encontraste rodeada de tus compañeros de clase, a excepción de unos cuantos.

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30/12/2015, 21:30
Narrador
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Ilify fue un mártir desde pequeño. Él siempre soñó con ser un gran guerrero y sus padres lo alentaban. Por ello, trabajaron muy duro para que su hijo tuviera la educación adecuada para ser guerrero. Cuando se anunció el renacimiento de la Suma Sacerdotisa, todo Hardak desplegaba alegría pues la llegada de su líder era sinónimo de buena fortuna. Ilify trabajó más duro que nunca en la escuela de guerreros y logró comenzar a sobresalir. Le gustaba la magia y parecía bueno en ello, así que comenzó a practicar más fuertemente. Apenas en su segundo año, los titanes atacaron a traición Hardak y a pesar de que Hardak supo defenderse adecuadamente, algunos habitantes murieron defendiendo su planeta, entre ellos los padres de Ilify.

Sin ningún conocimiento de otro miembro de su familia, Ilify permaneció solo y fue acogido por el dormitorio de la escuela de guerreros. Sus compañeros se volverían su única familia pero, a pesar de ello, Ilify siempre trabajó solo. No quería apegarse a nadie, pues no quería ser lastimado nuevamente y prefería estar solo que sufrir lo mismo que había sufrido al lado de sus padres. Tenía talento para la magia y por ello, una simpática dragón de cabello negro y ojos fieros y azules comenzó a hacerse su amiga. En principio, solo quería ayuda porque sus habilidades con la magia no eran tan buenas como las del chico pero luego, se convirtió en una compañía constante. Zmiy era su nombre y era una huérfana como Ilify pero ella había llegado a vivir a la escuela por decisión propia, ya que quien quedaba era su abuela y no quería ser una carga. Se citaban seguido y practicaban juntos, hasta que llegó el día en que esa amistad se convirtió en algo diferente, ambos se miraban distinto y con el primer beso, comprendieron que ahora era el amor lo que guiaba sus vidas. Ambos querían ser guerreros para detener a los titanes que habían asesinado a su familia y nada los detendría hasta lograrlo. Desde entonces, juraron luchas siempre lado a lado para proteger a su planeta y así fue hasta el día de su graduación. Serían cuatro los guardianes de la sacerdotisa, pero un ataque fortuito de los titanes hizo que los planes cambiaran.

Esa mañana, Zmiy citó a Ilify poco antes de su graduación para darle un pequeño regalo, un dije que le serviría para guardar algo que él quisiera pero Ilify no supo qué escoger, así que lo usó como un collar por el momento. Tal vez después podría encontrar algo que valiera tanto para él que quisiera guardarlo allí. Con un beso le agradeció y se dirigieron a su ceremonia. Ese día la Sacerdotisa tomaría su voto ante el Gran Dragón, el cual era el más sagrado de los votos y este le daría su poder a cambio y su sabiduría. Hecho el juramento, la Sacerdotisa tomó su forma de dragón y los cuatro elegidos fueron mencionados. Dos dragonas aparte de Ilify fueron mencionadas, aunque el dragón solo sabía sus nombres por haber visto algunas clases juntas, Cursed Dawn, destacada por tener a una maestra de renombre, una legendaria guerrera llamada Twilight Nori, por ello ella parecía una opción segura. Luego llamaron a Zmiy, lo cual tampoco fue sorpresa pues todos conocían su nivel como guerrera y llamaron a Ilify junto con Platinium. Ambos eran muy reservados pero los dos habían probado ser merecedores de sus puestos en diferentes disciplinas. Los cuatro tomaron el juramento sagrado y juraron ante el Gran Dragón que protegerían Hardak y a la Sacerdotisa incluso si eso costaba sus vidas. Justo después de tomar su juramento, un grupo de titanes hicieron estallar el escenario y aunque eran superados en número, los dragones estaban encerrados. Los cuatro dragones lucharon fuertemente para proteger a la nueva sacerdotisa y esta luchó también, pero algo que no esperaban pasó; una pequeña niña fue capturada por el enemigo y todos se detuvieron. Si entregaban el orbe del dragón se detendrían pero Zmiy no podía permitir eso y se lanzó a salvarla. Atravesó con su espada al titán y este cayó, pero fue embestida por otros tres que estaban escondidos hasta el momento. La atravesaron con sus lanzas tan rápido que lo único que pudo hacer Ilify fue gritar su nombre antes de ver cómo perdía su transformación y caía al suelo. Encolerado, una nueva magia se desató en su interior, la magia del hielo. Congeló todo el lugar y a los titanes. A uno que quedó, controló su sangre por un momento, haciendo que él mismo se atravesara con la espada.

Cuando la Sacerdotisa logró calmar a Ilify con su magia, los titanes ya habían huido. Si bien no habían conseguido el orbe, el asesinato de una guerrera dragón de renombre parecía ser suficiente para ellos por el momento. Todo Hardak estaba de luto ante la pérdida de una de sus más fuertes guerreras y aunque sus compañeras trataron de acercarse a Ilify, él hizo caso omiso y se aisló durante algunos años.

Los rumores sobre el resurgir de la Reina Oscura pusieron en alerta tanto a Hardak como a Andelivian y la comunicación entre ambos planetas se hacía más frecuente y, por ello, la Suma Sacerdotisa citó a sus tres guardianes y les dijo - Ilify, nadie puede quitar el dolor de tu corazón pero quiero que recuerdes siempre su fuerza - no era necesario mencionar su nombre - Todos la recordaremos por ello, pero el deber nos llama - si bien el dolor de Ilify había menguado mucho, aún era notorio que le afectaba la pérdida. La Reina de Cristal viajaría a hablar con la Sacerdotisa para honrar la alianza y crear un plan de contingencia en caso de que la Reina atacara antes del Eclipse Rojo. Allí conocieron a la guardia de la reina: cinco guerreras, las cuales se decía eran las más poderosas de Andelivian, aunque el comandante Ephorus tenía toda una leyenda tras de sí, valiente, honorable y poderoso.

Scarlet Light, una guerrera impulsiva y un tanto violenta que a pesar de ser una gran combatiente, a veces se dejaba llevar mucho por sus emociones en combate. Luego estaba Calíope, una de las más hermosas guerreras de Andelivian. De su belleza hablaban por todo Hardak y no era para menos, era hermosa. Lightning, cuyo poder con la electricidad era conocido, pero también era conocida por ser algo torpe y distraída, a pesar de ser muy hábil en batalla. Entonces estaba Storm Angel, quien tenía algunas habilidades espirituales similares a la Sacerdotisa de Hardak y se decía que había aprendido con ella pero nunca se había confirmado. Por último estaba Commutatus Animae, una guerrera cuya destreza con el arco era bien conocida entre todos los guerreros dragones y a pesar de ello, no fue esto lo que le causó más curiosidad a Ilify, sino su apariencia. Ese cabello negro y esos ojos azules, una mirada tan fuerte, un porte tan decidido, casi como Zmiy. No pudo evitar mirarla con interés y a pesar de presentarse con todas, con ella fue con quien más habló.

Cursed Dawn siempre habló de las amigas que tenía en Andelivian pero Ilify solo hizo caso hasta ese momento, preguntándole si eran muy diferentes de ellos. Estaba realmente interesado en Animae y en saber más de ella.

Los encuentros entre ambos se hacían más frecuentes, al igual que las conversaciones, lo cual llevaba a conocer un poco más el uno del otro. Antes de la Gran Guerra, Ilify se decidió a declarar sus sentimientos hacia Animae. Por ello, cuando se encontraron ese día, le regaló el dije que Zmiy le había dado. Tal vez así aliviaría su dolor y ella sabría darle un mejor uso

La cita llegó y al darle el talismán, ella guardó su arco, permitiéndole invocarlo en batalla cuando quisiera. Ilify le dio un beso en la mejilla a Animae, tratando de insinuarle algo más, pero entonces llegó Scarlet Light e interrumpió las palabras del dragón. El guerrero se marchó y Scarlet miraba de cierta manera sin aprobar lo que había visto. Ilify siempre había notado la insistente cercanía de la guerrera a Animae y llegó a pensar que eran celos de una manera u otra.

Un día después, Arjimae viajó a Hardak a advertir a la Sacerdotisa de la emboscada de la reina e Ilify no podía creerlo. Durante el siguiente día, trató de comunicarse con Animae pero Andelivian había cortado toda comunicación. Hasta el día en que la Gran Sacerdotisa los reunió en la plaza y vieron al ejército llegar. El comandante amenazó directamente a Shiro y los tres saltaron a su defensa. Ilify lo miró amenazante y no se movió. Al comenzar el ataque y recibir la orden directa de Healing Dragon sobre proteger el Orbe, Ilify corrió.

Corriste tratando de llegar lo más rápido posible con el orbe pero había tantos guerreros que no tuviste más opción que pelear. Luchaste con todo tu corazón y derrotaste a varios de ellos. Lo podías ver, no muy lejos de allí se encontraba el Templo del Dragón pero entonces, escuchaste tu nombre. Tu corazón palpitaba con fuerza porque no querías que fuera ella pero al verla de pie, con el medallón que le diste y con el arco en su mano, sabías que se trataba de ella. Por un momento consideraste hablarle pero viste que a sus pies estaba un dragón muerto y el dolor y el rencor se apoderó de tu corazón, tal y como el día en que Zmiy murió. Apretaste tus puños por el dolor pero tampoco podías atacarla, era como asesinar a Zmiy con tus propias manos, así que corriste, te concentraste en tu misión y seguiste en dirección al templo.

Al llegar, pudiste ver a lo que parecía un guerrero de Andelivian pero con un aura oscura y cabello negro, muy similar a Edwin. Él estaba asesinando a los guardias y al enfrentarte a él, él invocó sus sirvientes, con lo que hiciste lo mismo, pero él te sobrepasó. Tal vez era el dolor en tu corazón que te impidió estar del todo concentrado pero tus sirvientes fueron derrotados y tu magia sobrepasada. El hombre atravesó tu viente con una espada negra y no pudiste sentir nada más que la vida escapándose de tu cuerpo. Caíste al suelo y viste al hombre perderse en la multitud. Luego viste a Animae, quien parecía correr hacia ti, se arrodilló a tus pies y pusiste su mano sobre el lugar donde habías visto su medallón. Sentías el olor a sangre rodeándote y cómo el sueño de muerte tomaba posesión de ti, dejándote en la oscuridad total.

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12/01/2016, 16:07
Narrador
Sólo para el director

Scarlet fue una guerrera de origen humilde y aunque no conoció a sus verdaderos padres, eso nunca la afectó. Sobrevivió como pudo y al mostrar aptitudes para la batalla bastante destacables, fue acogida en la escuela de guerreros y ese se convirtió en su hogar. Allí sería alimentada y cuidada hasta que se encontraba lista para comenzar a estudiar y allí, ayudando en la cocina para pagar su estancia, fue que comenzó su sueño de ser guerrera. Allí aprendería a patear traseros y podría golpear a los chicos malos y disfrutar haciéndolo. Esta fue su motivación inicial pero no fue la que la llevó hasta convertirse en la guardia de la Reina de cristal.

Al comenzar las clases conoció a las chicas que serían sus futuras compañeras pero había una en especial que llamaba su atención y cuyos profundos ojos azules hacían que su corazón saltara de emoción: Commutatus Animae, una aspirante que se destacaba por su uso del arco. Si bien se rumoreaba sobre su parentezco con Ephorus, Comandante del ejército real, nunca se supo la veracidad de este rumor. Scarlet tuvo otras compañeras: conoció a Storm Angel, quien era una chica enérgica y dulce, pero un poco reservada. Ella siempre trataba de ayudar y parecía que había entrenado con la sacerdotisa de Hardak, pues sabía mucho sobre curación. Eso era un rumor de la Escuela que nunca se confirmó. Por otra parte estaba Calíope, una chica dulce y hermosa, tal vez una de las más hermosas de sus compañeras y, por esto, una de la más populares con los chicos; a pesar de nunca parecer interesada en alguno en especial. Por último estaba Lightning, la cual era una chica enérgica, excelente en toda prueba física que se le asignara, pero bastante torpe a la hora de ejecutar tareas. Le dificultaba bastante la parte de pociones y de magia, ya que debía ser precisa. Además, era muy distraída, así que esto hacía que se equivocara con mayor facilidad.

En ese momento, no sabía que serían las futuras elegidas, en ese momento solo eran sus compañeras de clase.

Scarlet Light siguió creciendo y así su amor por la batalla pero también sus sentimientos por Animae. Siempre trataba de estar con ella y de hacer todo juntas pero nunca fue capaz de sincerarse completamente con ella y a pesar de su belicosidad, tendía a ser un poco tímida, caso contrario de Animae que era bastante sociable. La Reina de Cristal era una niña como todas pero podía notarse en su actitud y en su forma de actuar el peso del título que llevaba. Era la aspiración de todas convertirse en guerreras mágicas y servir a la reina y entonces, los rumores sobre la vuelta de la Reina Oscura se hacían latentes. La tensión crecía y la comunicación entre Andelivian y Hardak se hacía más frecuente.

Llegó el momento de presentar el examen de la escuela para ver quiénes serían los elegidos y tras el examen, Scarlet fue elegida para ser guerrera mágica, aunque era algo de lo cual ella tenía plena confianza y se alegró al ver que una nerviosa Animae había pasado el examen igualmente. Muchos pasaron el examen pero solo cinco guerreras fueron escogidas para ser parte de la guardia real de la reina. Así, el equipo se formaría. Ellas eran las más fuertes y lucharían juntas para proteger a su señora. Conocieron entonces a Arjimae, el zorro guardián de la reina. Él era el más sabio de los guardianes y gracias a él, algunas de las guerreras mágicas encontraron guardianes para sí mismas. Scarlet encontró a Hunter, un dulce conejo que le recordaba siempre su lado dulce y bondadoso. Por esto, Scarlet siempre guardó respeto por Arjimae, cuya forma humana era la de un joven bastante atractivo, el cual hacía suspirar a todas las mujeres, pero todas sabían que esa era solo una fachada. A pesar de esto, Scarlet siempre tuvo los ojos puestos en su compañera.

La Reina de Cristal planeaba una visita a Hardak y Scarlet fue al planeta de los dragones junto a su reina y sus compañeras, pues la monarca debía tratar algunos asuntos con la Sacerdotisa suprema. Así, conoció el templo, a la sacerdotisa y a la guardia de esta. La Sacerdotisa no parecía ser mucho mayor que ella pero su forma de hablar era la misma que la de su reina, seres especiales sin duda. Su guardia real eran tres guerreros dragones: Ilify, Cursed Dawn y Platinium. Después de tratar mucho tiempo con ellos, pudo conocerlos un poco. Platinium era un poco callada y taciturna pero muy hábil con la magia, Cursed Dawn era una guerrera fiel a su labor y se decía que una de las más fuertes. Además decía tener muchas amigas en Andelivian y en otros mundos. Y por último, estaba Ilify, un guerrero que controlaba el hielo y que parecía ser callado y algo reservado. Esto parecía un rasgo muy característico de los dragones. Scarlet y Dawn se entendieron muy bien y desarrollaron un tipo de rivalidad sana, algo que solo ellas comprendían, pues ambas tenían fama de ser fieras guerreras, así que era más que natural. Retos, competencias y demás. Incluso cuando Scarlet se dio cuenta que Dawn tocaba la ocarina, solían hacer música juntas, Scarlet uniéndose en el canto, pero eso era algo que no compartieron con sus compañeros, ya que tenían una reputación que mantener. Algo que era un juego igualmente.

A pesar de la amistad creciente entre ambas, había algo que inquietaba a Scarlet más de lo que quisiera admitir. Animae había estado frecuentando a Ilify, el taciturno guardia y ella podía verlo en los ojos del dragón, el mismo brillo de los suyos al mirar a Animae. Si bien trataba de distraerse del hecho con Dawn, no se sentía completamente en paz y sus celos solo crecían.

Los rumores sobre la Gran Guerra se hacían más recurrentes y la tensión era perceptible en general, pero Scarlet había escuchado que Animae se encontraría con Ilify otra vez. No sabía por qué, teniendo en cuenta el ambiente general que podía percibirse y, a pesar de ello, el encuentro se llevó a cabo. Scarlet no la siguió pero al escuchar un rumor sobre un cierre de fronteras, corrió a advertirles cuando vio que Ilify le entregó una especie de collar con un pendiente algo peculiar a Animae y ella guardó su arco en él. Trató de no interferir pero al ver que Ilify le dio un beso en la mejilla, no pudo contenerse más e interrumpió la conversación. Había una guerra avecinándose y no era momento para ello, aunque no quería admitir que la mayor parte de su actuación era por celos. Al llegar ella, el dragón contuvo sus palabras y tras la cara de decepción de Scarlet, Ilify se retiró. Scarlet contó lo sucedido a Ephorus, quien parecía bastante molesto por el asunto. Quien sabe, tal vez sí eran familia, pero Animae no estuvo de muy buenos ánimos desde ese día.

Dos días después, la Reina dio la orden de marchar a Hardak y Scarlet pensó en Cursed Dawn. Si bien le emocionaba la batalla, no quería matar a su amiga, aunque ardía en deseos de luchar contra ella. Esta sería una buena forma de averiguar quién era la más fuerte de las dos. Siguieron su camino y al llegar, pudiste ver a Ilify al lado de la Sacerdotisa, retando a Ephorus. Ephorus lo miraba igualmente enojado, aunque sabías que en parte era por lo que había escuchado sobre Animae. Viste a Animae afligida mirando en dirección a Ilify pero cuando se dio la indicación de ataque, te viste envuelta entre dragones enfurecidos, perdiendo de vista tanto a Animae como al guerrero dragón.

A pesar de la conmoción, ninguno de los dragones parecía ser mayor rival para ti, aunque también te llevaste algunos de tus aliados por delante. Realmente tu objetivo era llegar a Cursed Dawn, retarla a un duelo y casi como si ella también te estuviera buscando, se encontraron en medio del frente. Ambas dejaban un rastro de destrucción a su paso y con el primero choque de sus armas, notaron que la batalla nunca tendría fin. Lucharon por un largo período, pero entonces Cursed Dawn parecía llamada por algo más fuerte que su deseo de batalla, una misión, una labor. Tras empujarte con su arma y lanzar una llamarada hacia ti, dijo - Ahora no - y salió corriendo. Antes que pudieras seguirla, se perdió entre la multitud. Te encontrabas enojada por no haber podido terminar la batalla y te dedicaste a acabar con todos los enemigos que estaban a tu paso, todo por alcanzar a Cursed Dawn. Al llegar al templo, pudiste ver que la batalla había terminado rápidamente y a Animae a los pies del cuerpo de Ilify y, no muy lejos de allí, el cuerpo inerte de Cursed Dawn, aunque su pose daba a entender que había caído peleando.

La batalla se ganó relativamente fácil, algo con lo que no contaban, pero volvieron a su planeta para curar los heridos. Las muertes habían sido considerables pero tenían aún un ejército fuerte para enfrentarlos. El Eclipse rojo llegó y todo se tornó oscuro. Kal'Ahd apareció en el horizonte y sabían que era el momento de la batalla. Pudiste ver a una titánide de cabellos verdes que parecía maniobrar marionetas, la cual enviaba su ejército a pelear contra los tuyos, así que decidiste enfrentarte a ellos sola. Luchaste con todo lo que tenías pero sus sirvientes eran demasiados y su mente demasiado retorcida, entonces comenzabas a perder energía mientras ella solo yacía mirando cómo sus sirvientes te torturaban. La odiaste por un momento, querías eliminarla y por ese sentimiento, lograste alzarlos por los cielos y dirigir tu espada hacia ella cortando su mejilla. Te miró con odio y tras una formación de sus sirvientes, te atacó con todo lo que tenía. Tu ego se sentía lastimado. Una de las guerreras más poderosas de Andelivian superada por una fanática de los muñecos de felpa. Eso era increíble. A pesar de ello, no te rendiste y seguiste peleando, hasta el punto de derrotar sus sirvientes y llegar a ella. Tras desplegar tu gran velocidad, lograste enterrar tu espada en su vientre, haciendo que su sangre cayera en tu rostro y al tratar de sacarla, te diste cuenta que no podías. La titánide te ataba a ella por medio de tu arma y detrás tuyo, un peluche aún más grande te atacó, haciendo que tus pulmones estallaran con el impacto. Después de eso, caíste al suelo agonizando mientras veías cómo la vida de esta titánide corría la misma suerte que la tuya. Lo último que viste fue una luz de gran intensidad que cubrió tu alrededor y cuando menos te diste cuenta, ya no podías sentir nada, ni escuchar la risa de esa titánide demente. Lo último que vino a tu mente fue Animae. Esperabas con todo tu corazón que ella hubiera sobrevivido.

Notas de juego

Para Scarlet

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25/03/2016, 05:11
Narrador
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Cursed Dawn fue una hérfana de la guerra, como muchas otras antes que ella, la cual fue rescatada por Twilight Nori y entrenada por esta misma. Dawn se metía todo el tiempo en problemas, por lo tanto, Twilight Nori decidió darle gusto y la entrenó para que fuera aceptada. Al serlo, Dawn comenzó a pulir sus habilidades de combate, aunque sufría motes todo el tiempo por su delgada figura pero eso nunca la detuvo. Cuando se anunció el renacimiento de la Suma Sacerdotisa, todo Hardak desplegaba alegría pues la llegada de su líder era sinónimo de buena fortuna. Dawn comenzó a sobresalir por su técnica de mezclar su magia con los ataques físicos, lo cual la comenzaba a hacer un elemento especial. A pesar de todas las dificultades y gracias a Midnight Eternal, Dawn era una de las favoritas a ser elegida. El día del examen se acercaba para escoger a la guardia real de la Sacerdotisa. Twilight Nori y Midnight Eternal se reunieron con Dawn para desearle suerte antes de su gran momento.

Ese día la Sacerdotisa tomaría su voto ante el Gran Dragón, el cual era el más sagrado de los votos y este le daría su poder a cambio y su sabiduría. Hecho el juramento, la Sacerdotisa tomó su forma de dragón y los cuatro elegidos fueron mencionados. Dawn fue la primera, lo cual la llenó de alegría y por un momento, buscó entre los asistentes a aquellos que se habían burlado de ella. Los miró y no pudo evitar sonreír. Contra todas las posibilidades, lo había logrado. Platinium e Ilify fueron elegidos igualmente. Ambos eran muy reservados pero los dos habían probado ser merecedores de sus puestos en diferentes disciplinas. Por último, llamaron a Zmiy, una guerrera dragón de las más fuertes de Hardak, la cual era conocida por su gran valor y habilidad para el combate. Dawn había combatido con ella en algunas ocasiones y pudo experimentar su fuerza de espíritu por sí misma. También era muy simpática y era conocido por todos que entre ella e Ilify había algo más que solo una amistad, pero una catástrofe cambiaría la guardia de la Sacerdotisa ese día. Los cuatro tomaron el juramento sagrado y juraron ante el Gran Dragón que protegerían Hardak y a la Sacerdotisa incluso si eso costaba sus vidas. Justo después de tomar su juramento, un grupo de titanes hicieron estallar el escenario y aunque eran superados en número, los dragones estaban encerrados. Los cuatro dragones lucharon fuertemente para proteger a la nueva sacerdotisa y esta luchó también, pero algo que no esperaban pasó; una pequeña niña fue capturada por el enemigo y todos se detuvieron. Si entregaban el orbe del dragón se detendrían pero Zmiy no podía permitir eso y se lanzó a salvarla. Atravesó con su espada al titán y este cayó, pero fue embestida por otros tres que estaban escondidos hasta el momento. La atravesaron con sus lanzas tan rápido que lo único que pudo hacer Ilify fue gritar su nombre antes de ver cómo perdía su transformación y caía al suelo. Encolerado, una nueva magia se desató en su interior, la magia del hielo. Congeló todo el lugar y a los titanes. A uno que quedó, controló su sangre por un momento, haciendo que él mismo se atravesara con la espada.

Cuando la Sacerdotisa logró calmar a Ilify con su magia, los titanes ya habían huido. Si bien no habían conseguido el orbe, el asesinato de una guerrera dragón de renombre parecía ser suficiente para ellos por el momento. Todo Hardak estaba de luto ante la pérdida de una de sus más fuertes guerreras y aunque sus compañeras trataron de acercarse a Ilify, él hizo caso omiso y se aisló durante algunos años. La pérdida de Zmiy había sido algo terrible pero la guerra no esperaría a que el corazón de los dragones sanara.

Los rumores sobre el resurgir de la Reina Oscura pusieron en alerta tanto a Hardak como a Andelivian y la comunicación entre ambos planetas se hacía más frecuente y, por ello, la Suma Sacerdotisa citó a sus tres guardianes y les dijo - Ilify, nadie puede quitar el dolor de tu corazón pero quiero que recuerdes siempre su fuerza - no era necesario mencionar su nombre - Todos la recordaremos por ello, pero el deber nos llama - si bien el dolor de Ilify había menguado mucho, aún era notorio que le afectaba la pérdida. La Reina de Cristal viajaría a hablar con la Sacerdotisa para honrar la alianza y crear un plan de contingencia en caso de que la Reina atacara antes del Eclipse Rojo. Allí conocieron a la guardia de la reina: cinco guerreras, las cuales se decía eran las más poderosas de Andelivian, aunque el comandante Ephorus tenía toda una leyenda tras de sí, valiente, honorable y poderoso.

En primer lugar estaba Commutatus Animae, una guerrera cuya destreza con el arco era bien conocida entre todos los guerreros dragones y a pesar de ello, no fue esto lo que llamó la atención de Dawn, sino el parecido con la fallecida Zmiy. Luego estaba Calíope, una de las más hermosas guerreras de Andelivian. De su belleza hablaban por todo Hardak y no era para menos, era hermosa. Lightning, cuyo poder con la electricidad era conocido, pero también era conocida por ser algo torpe y distraída, a pesar de ser muy hábil en batalla. Entonces estaba Storm Angel, quien tenía algunas habilidades espirituales similares a la Sacerdotisa de Hardak y se decía que había aprendido con ella pero nunca se había confirmado. Por último estaba Scarlet Light, una guerrera impulsiva y un tanto violenta que a pesar de ser una gran combatiente, a veces se dejaba llevar mucho por sus emociones en combate. Una gran rival para Cursed Dawn, sin duda. Scarlet y Dawn se entendieron muy bien y desarrollaron un tipo de rivalidad sana, algo que solo ellas comprendían, pues ambas tenían fama de ser fieras guerreras, así que era más que natural. Retos, competencias y demás. Incluso cuando Scarlet se dio cuenta que Dawn tocaba la ocarina, solían hacer música juntas, Scarlet uniéndose en el canto, pero eso era algo que no compartieron con sus compañeros, ya que tenían una reputación que mantener. Algo que era un juego igualmente.

Los rumores sobre la Gran Guerra se hacían más recurrentes y la tensión era perceptible en general, pero Ilify parecía recientemente interesado en conocer sobre las guerreras de Andelivian, sus costumbres, todo lo que pudiera obtener y le preguntaba frecuentemente a Cursed Dawn sobre esto. Dawn era inteligente, así que notó rápidamente que algo sucedía entre Commutatus Animae e Ilify, aunque algo le decía que algo saldría mal.

Dos días después de esto, Arjimae viajó a Hardak a advertir a la Sacerdotisa de la emboscada de la reina y Dawn se encontraba herida. Trató de contactar con sus amigas pero no pudo. No había comunicación con Andelivian. Hasta el día en que la Gran Sacerdotisa los reunió en la plaza y vieron al ejército llegar. El comandante amenazó directamente a Shiro y los tres saltaron a su defensa. La batalla comenzó, aunque ningún guerrero parecía mayor rival para ti y, aún sin saberlo, buscabas a una guerrera en especial. Buscabas a Scarlet, y casi como si ella también te estuviera buscando, se encontraron en medio del frente. Ambas dejaban un rastro de destrucción a su paso y con el primero choque de sus armas, notaron que la batalla nunca tendría fin. Lucharon por un largo período, pero te sentías llamada por algo más fuerte que su deseo de batalla, una misión, una labor. Tras empujarla con tu arma y lanzar una llamarada hacia ella, dijiste - Ahora no - y saliste corriendo. Antes que pudiera seguirte, te perdiste entre la multitud.  

Corriste esquivando, golpeando enemigos, pero sabías que debías llegar al Templo, algo en tu interior te decía que debías correr lo más que pudieras. Por un momento suspiraste de alegría al ver a Midnight Eternal cerca del templo. De seguro, ella los detendría, pero algo robó la sonrisa de tu rostro. La dragona caía al suelo con el cuerpo pesado. Gritaste de ira y corriste hacia el guerrero de Andelivian que veías responsable. Estabas ciega de la ira y, por un momento, todas las enseñanzas de tus maestras habían desaparecido. Ese guerrero se asemejaba mucho a Arjimae y lo atacaste convencido que se trataba de él, pero te superó. Nunca habías sido superada y este extraño guerrero, el cual nunca habías visto, te superó con cierta facilidad. Atravesó tu pecho y destruyó tu corazón y sentiste cómo la sangre salía por tu boca. A pesar de eso, no te diste por vencida y con tu último aliento, alzaste tu espada para enterrarla en el hombro de tu rival. Este era tu último sustento y cuando ella, después de un grito agónico la retiró, caíste al suelo mientras luchabas por respirar pero, poco a poco, tu cuerpo se fue apagando. Tu última visión fue una Midnight Eternal derrotada e inerte en el suelo y  con ello, el sueño de la muerte poseyó tu espíritu mientras tu mente esperaba que la Sacerdotisa hubiera logrado proteger el Orbe.

En este momento lo veías claro, no se trataba de un guerrero, sino de una guerrera pero, en ese momento, la viste como Arjimae.

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17/05/2016, 04:58
Narrador
Sólo para el director

Calíope nació con una belleza y encanto innatos, los cuales no pasaron desapercibidos para nadie que pudo contemplar el momento de su nacimiento. Su padre la amaba, su hermano la cuidaba, Calíope vio amor en todas partes desde su nacimiento. La luz parecía brilla para ella en las mañanas y aunque su familia era modesta, siempre vivieron en una buena posición.

Calíope deseaba ser una guerrera, luchar por Andelivian y su padre trabajó muy duro para que pudiera entrar a la escuela de guerreros, donde al fin pudo hacerlo. Se comunicaba con su familia con frecuencia y le contaba a su hermano todas sus aventuras. Su padre era un herrero y su hermano siguió ese camino para dar honor a la lucha pero, paradójicamente, Calíope nunca fue una guerrera armada. Ella prefirió entrenar su cuerpo para dar letales golpes, pero la magia de la luz era su especialidad. En eso sí que era buena.

Cuando entró a la escuela de guerreros, conoció muchos personajes peculiares, como lo eran Commutatus Animae, se rumoraba que era familiar de Ephorus, un famoso general de Andelivian pero nadie lograba confirmar nada. También estaba Scarlet, una chica belicosa y enérgica que siempre buscaba hacer todo con Animae. Lightning, cuya torpeza era reconocida pero sus habilidades físicas eran admirables, al igual que su control sobre la electricidad. También conoció a Storm Angel, quien era una chica enérgica y dulce, pero un poco reservada. Ella siempre trataba de ayudar y parecía que había entrenado con la sacerdotisa de Hardak, pues sabía mucho sobre curación. Eso era un rumor de la Escuela que nunca se confirmó. Había una quinta guerrera, Nereida, la cual era conocida por su habilidad con el agua. A pesar de ello, ella parecía ser la más misteriosa de todas, ya que se decía que tenía un entrenamiento especial.

En ese momento, no sabía que serían las futuras elegidas, en ese momento solo eran sus compañeras de clase.

El tiempo pasaba y Calíope crecía, al igual que las leyendas sobre su belleza. Incluso los dragones de Hardak rumoraban sobre ello. Era la aspiración de todas convertirse en guerreras mágicas y servir a la reina y entonces, los rumores sobre la vuelta de la Reina Oscura se hacían latentes. La tensión crecía y la comunicación entre Andelivian y Hardak se hacía más frecuente.

Llegó el momento de presentar el examen de la escuela para ver quiénes serían los elegidos y a pesar de los nervios, Calíope fue nombrada una guerrera mágica. Muchos pasaron el examen pero solo cinco guerreras fueron escogidas para ser parte de la guardia real de la reina. Así, el equipo se formaría. Ellas eran las más fuertes y lucharían juntas para proteger a su señora. Conocieron entonces a Arjimae, el zorro guardián de la reina. Él era el más sabio de los guardianes y gracias a él, algunas de las guerreras mágicas encontraron guardianes para sí mismas. Calíope no tuvo un propio pero respetaba al zorro blanco.

Calíope debía ir a Hardak pero se sentía nerviosa. Ya tenía muchos pretendientes en Andelivian y si lo que había escuchado era cierto, era similar en Hardak. Muchos querrían verla, aunque ella no se encontraba particularmente interesada en nadie. Era incómodo para ella, realmente lo era. Esta visita se llevó a cabo junto a la reina y sus compañeras, pues la monarca debía tratar algunos asuntos con la Sacerdotisa suprema. Así, conoció el templo, a la sacerdotisa y a la guardia de esta. La Sacerdotisa no parecía ser mucho mayor que ella pero su forma de hablar era la misma que la de su reina, seres especiales sin duda. Su guardia real eran tres guerreros dragones: Ilify, Cursed Dawn y Platinium. Después de tratar mucho tiempo con ellos, pudo conocerlos un poco. Platinium era un poco callada y taciturna pero muy hábil con la magia, Cursed Dawn era una guerrera fiel a su labor y se decía que una de las más fuertes. Además decía tener muchas amigas en Andelivian y en otros mundos. Y por último, estaba Ilify, un guerrero que controlaba el hielo y que parecía ser callado y algo reservado. Esto parecía un rasgo muy característico de los dragones. Calíope había desarrollado un vínculo especial con Lightning, se entendían bastante bien.

Escuchaban hablar a Cursed Dawn sobre sus numerosas amistades en Andelivian, tal vez era la más sociable de los tres dragones. Calíope pudo notar cómo Animae e Ilify se miraban. Puede que al principio fuera curiosidad pero los ojos del dragón parecían inundarse del pasado al verla. Las visitas se hacían frecuentes y aunque Calíope seguía recibiendo seguidores, seguía sin interesarle demasiado. Solo hubo una propuesta que aceptó, una sola de un joven muy codiciado en ese momento. Ephorus, el comandante de las fuerzas de Andelivian. Él no era constante, solo le dio una rosa blanca a la joven y la llevó a dar un paseo por el parque. Era el gesto más sencillo pero el único que había significado algo para ella. Tal vez Ephorus podría llegar al corazón de la guerrera.

Los rumores sobre la Gran Guerra se hacían más recurrentes y la tensión era perceptible en general, pero hubo algo más. Scarlet llegó hablándole a sus compañeras y a Ephorus sobre la frecuencia de los encuentros de su compañera y el dragón. Ephorus se veía muy molesto pero Calíope no comprendía por qué. Trató de hablarle pero, a partir de ese momento, Ephorus se comportó distante y no pasó mucho antes de que ella supiera por qué.

Dos días después, la Reina dio la orden de marchar a Hardak y Calíope lo miró preocupada. Él lideraría el ataque, ¿Y si le pasaba algo? No comprendía por qué, de repente, le importaba pero entonces recordó a Animae y a Ilify y la vio preocupada.

El comandante te buscó con bastante urgencia y te separó del grupo. Te llevó a un balcón del castillo donde tendrían un poco de privacidad y dijo - Si salimos victoriosos, quiero que te unas a mí eternamente. Llévalo en la batalla y sabré que has aceptado mi ofrecimiento – te dio la caja y al abrirla, viste un hermoso medallón de color azul, el cual encajaba perfectamente en ti. No supiste qué decirle y antes de poder decirle siquiera gracias, ya Ephorus se había ido.

Siguieron su camino y al llegar al planeta de los dragones, pudiste ver a Ilify al lado de la Sacerdotisa, retando a Ephorus. Ephorus lo miraba igualmente enojado, aunque sabías que en parte era por lo que había escuchado sobre Animae. Viste a Animae afligida mirando en dirección a Ilify pero cuando se dio la indicación de ataque, te viste envuelta entre dragones enfurecidos, perdiendo de vista a Ephorus.

Una parte de ti no quería pelear, una parte de ti quería permanecer al margen de la batalla, pero no había forma de evitarlo, así que tratabas de ser rápida y que tus contrincantes no sufrieran mayor dolor. Un golpe seco, era todo lo que necesitaban. Lanzabas rayos de luz que los atravesaban y los quemaban o simplemente los aturdías para que alguien más los matara pero realmente querías llegar con Ephorus. Corriste desesperadamente hacia el templo porque sabías que él iría hacia allí, cuando viste cómo un soldado de cabellos fucsia atravesaba el pecho de Ephorus, cegándolo para siempre. Animae trató de alcanzarle pero fue tarde, corrió en dirección al templo. La batalla se ganó relativamente fácil, algo con lo que no contaban, pero volvieron a su planeta para curar los heridos. Las muertes habían sido considerables pero tenían aún un ejército fuerte para enfrentarlos. Animae lloraba al lado del cuerpo de Ephorus y Calíope lo miraba desde lejos. A partir de ese momento, usó el medallón como su amuleto personal durante la batalla final.

El Eclipse rojo llegó y todo se tornó oscuro. Kal'Ahd apareció en el horizonte y sabían que era el momento de la batalla. Kal'Ahd apareció en el horizonte y sabían que era el momento de la batalla. Buscaste a quien había matado a Ephorus, aunque no le encontraste, pero sí te topaste con un ser alado con una energía realmente maligna. Te enfrentaste a él y te diste cuenta que eran opuestos naturales. Luz contra oscuridad, una batalla que podría durar eternamente. Sus estilos de pelea eran parecidos, ya que ninguno de los dos usaba armas pero la influencia del eclipse era notoria y él sobrepasaba tu poder. A pesar de eso, la batalla no vio fin, ya que una explosión gigante abatió el campo de batalla. No podías moverte y menos escapar. Esta te alcanzó, al igual que a tu rival y ambos murieron a manos de la explosión.

Estos fueron los recuerdos mostrados por el cristal, la última voluntad de la Reina. Ahora que habías recordado todo, fuiste despertando y te encontraste rodeada de tus compañeros de clase, a excepción de unos cuantos.

Notas de juego

Para Calíope

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17/05/2016, 18:45
Narrador
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Lightning creció de una manera feliz, cuidando de su hermana pequeña, jugando en el bosque, nada extraño. Siempre buscaba jugar con su hermana, pasar tiempos divertidos, investigar todo a su alrededor.

Su admiración por la labor de la reina la llevó a querer enlistarse y así fue como entró a la escuela de guerreros. Cuando entró allí, conoció muchos personajes peculiares, como lo eran Commutatus Animae, se rumoraba que era familiar de Ephorus, un famoso general de Andelivian pero nadie lograba confirmar nada. También estaba Scarlet, una chica belicosa y enérgica que siempre buscaba hacer todo con Animae. También conoció a Storm Angel, quien era una chica enérgica y dulce, pero un poco reservada. Ella siempre trataba de ayudar y parecía que había entrenado con la sacerdotisa de Hardak, pues sabía mucho sobre curación. Eso era un rumor de la Escuela que nunca se confirmó. Había una quinta guerrera, Nereida, la cual era conocida por su habilidad con el agua. A pesar de ello, ella parecía ser la más misteriosa de todas, ya que se decía que tenía un entrenamiento especial. Por último, estaba Calíope, con la cual logró entenderse muy bien. Podía decirse que eran las mejores amigas.

El tiempo pasaba y Lightning crecía, pero ella podía ver cómo Calíope era atormentada todos los días por algún admirador y se sentía algo celosa.

Ella era conocida por su belleza, la cual parecía atravesar las barreras de su planeta y aunque siempre tenía pretendientes, ninguno parecía adueñarse de su corazón. Solo hubo uno, Ephorus. Calíope no se lo contó pero Lightning podía ver cómo miraba una hermosa rosa blanca que este le había regalado. Lightning tuvo su propio romance con un chico de otro planeta, el cual venía de paso. Sus padres eran comerciantes y viajaban por toda la galaxia. Fue casualidad su encuentro pero aunque su estancia fue corta debido a los rumores de la gran guerra, ello marcó la vida de Lightning. Para ella fue difícil superar la ida del chico. Desapareció de la noche a la mañana pero dejó una carta para ella donde le explicaba que debía irse. Que volvería en cuanto le fuera posible.

Llegó el momento de presentar el examen de la escuela para ver quiénes serían los elegidos y a pesar de los nervios, Lightning fue nombrada una guerrera mágica. Muchos pasaron el examen pero solo cinco guerreras fueron escogidas para ser parte de la guardia real de la reina. Así, el equipo se formaría. Ellas eran las más fuertes y lucharían juntas para proteger a su señora. Conocieron entonces a Arjimae, el zorro guardián de la reina. Él era el más sabio de los guardianes y gracias a él, algunas de las guerreras mágicas encontraron guardianes para sí mismas. Lightning encontró a Hook y siempre estuvo agradecida por ello.

La Reina de Cristal planeaba una visita a Hardak y Lightning fue al planeta de los dragones junto a su reina y sus compañeras, pues la monarca debía tratar algunos asuntos con la Sacerdotisa suprema. Así, conoció el templo, a la sacerdotisa y a la guardia de esta. La Sacerdotisa no parecía ser mucho mayor que ella pero su forma de hablar era la misma que la de su reina, seres especiales sin duda. Su guardia real eran tres guerreros dragones: Ilify, Cursed Dawn y Platinium. Después de tratar mucho tiempo con ellos, pudo conocerlos un poco. Platinium era un poco callada y taciturna pero muy hábil con la magia, Cursed Dawn era una guerrera fiel a su labor y se decía que una de las más fuertes. Además decía tener muchas amigas en Andelivian y en otros mundos. Y por último, estaba Ilify, el cual parecía conocer a Animae de antes. Ellos se frecuentaban pero eso no le llamaba mucho la atención. A Lightning le agradaba Cursed Dawn, parecía ser la más sociable de los dragones, contando cuántos planetas había visitado y cuántas amigas tenía en Andelivian. Era divertida.

Los rumores sobre la Gran Guerra se hacían más recurrentes y la tensión era perceptible en general, pero hubo algo más. Scarlet llegó hablándole a sus compañeras y a Ephorus sobre la frecuencia de los encuentros de su compañera y el dragón. Lightning no comprendía la molestia de Scarlet. Ephorus también se veía muy molesto por ello y Animae parecía cabizbaja después de eso.

Dos días después, la Reina dio la orden de marchar a Hardak y Lightning no estaba segura de ello. ¿Qué pasaría con Dawn? Solo esperaba no tener que enfrentarla en batalla, aunque Calíope se veía muy angustiada y mirando fijamente a Ephorus. Sin duda, él lideraría el ataque.

Siguieron su camino y al llegar, pudiste ver a Ilify al lado de la Sacerdotisa, retando a Ephorus. Ephorus lo miraba igualmente enojado, aunque sabías que en parte era por lo que había escuchado sobre Animae. Lightning miró a Calíope preocupada, quien parecía mirar a Ephorus directamente.

A pesar de la conmoción, ninguno de los dragones parecía ser mayor rival para ti, eras de las más veloces y hábiles, un oponente difícil de derrotar. Cuando la batalla terminó y llegaste al templo, pudiste ver a Calíope mirando el cadáver de Ephorus, quien había caído en batalla.

La batalla se ganó relativamente fácil, algo con lo que no contaban, pero volvieron a su planeta para curar los heridos. Las muertes habían sido considerables pero tenían aún un ejército fuerte para enfrentarlos. El Eclipse rojo llegó y todo se tornó oscuro. Kal'Ahd apareció en el horizonte y sabían que era el momento de la batalla.

Pudiste ver a una titánide de cabellos violeta y ojos rojos. Sin duda, no la habías visto antes porque no era parte de los tres generales, pero parecía decidida a pelear contigo. En su mano se formó una lanza de color violeta oscuro y tú atacaste con tu hoz. La pelea era muy pareja pero podías notar la influencia del eclipse sobre la titánide y ella logró derribarte. Viste el cielo resplandeciendo con gran intensidad y la lanza de la titánide atravesando tu corazón. Hook corrió hacia ti y te entregó tu hoz pero la titánide le disparó y el pequeño perro voló lejos. A tu lado izquierdo viste al chico comerciante. Había cumplido su promesa pero al hacerlo, se había visto envuelto en el fuego cruzado. Te sentiste tan enojada que lanzaste un golpe con tu hoz a la titánide el cual no pudo evitar y ahora ambas estaban a punto de morir. Su cuerpo caía mientras una explosión gigante abatió el campo de batalla. No podías moverte y menos escapar. Esta te alcanzó, al igual que a tu rival y ambas murieron a manos de la explosión.

Estos fueron los recuerdos mostrados por el cristal, la última voluntad de la Reina. Ahora que habías recordado todo, fuiste despertando y te encontraste rodeada de tus compañeros de clase, a excepción de unos cuantos.

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17/05/2016, 21:22
Narrador

Storm nació en una familia de guerreros y siempre trató de buscar otro camino pero las circunstancias adversas del destino la llevarían a buscar seguir la tradición familiar.

De niña soñaba con acabar la guerra para que sus padres no combatieran y quería dedicarse a la investigación con este propósito, pero sus padres fallecieron en batalla, llenando a Storm de determinación. En el fondo de su corazón sentía rencor por los titanes y cualquiera que se le atravesara, sería expiado.

Buscó entrar al instituto de guerreras y, como muchos otros huérfanos del reino, hizo parte del internado de este, aunque uno de sus maestros notó la profunda oscuridad que yacía en su interior. El rencor por la muerte de sus padres era palpable pero una guerrera mágica no podía permitirse algo así. Por ello, uno de sus maestros la envió al templo de Hardak para que entrenara junto con la sacerdotisa dragón. Esto era un secreto y debía permanecer así pues no quería que pensaran que se estaba teniendo un trato especial con ella. Allí conoció a Platinium, una futura guardiana de la sacerdotisa pero, para ese momento, solo eran dos pequeñas niñas. Nereida, una de sus compañeras de clase, también estuvo allí, pero ella no se quedó tanto como las otras dos. Los encuentros entre ellas se hacían frecuentes, pues debían asistir a sus entrenamientos y allí, ambas aprendieron la importancia del entrenamiento espiritual. Tanto Storm como Platinium lograron dominar su oscuridad y Storm pudo retomar la normalidad de sus entrenamientos en Andelivian, aunque una parte de su corazón la unía a Platinium. Esta se dedicaba en sobremanera a sus estudios y socializaba poco pero nunca dejó de responder una carta a Storm.

Durante sus clases conoció a varias chicas como lo eran Commutatus Animae, se rumoraba que era familiar de Ephorus, un famoso general de Andelivian pero nadie lograba confirmar nada. También estaba Scarlet, una chica belicosa y enérgica que siempre buscaba hacer todo con Animae. Por otra parte estaba Calíope, una chica dulce y hermosa, tal vez una de las más hermosas de sus compañeras y, por esto, una de las más populares con los chicos; a pesar de nunca parecer interesada en alguno en especial. Por último estaba Lightning, la cual era una chica enérgica, excelente en toda prueba física que se le asignara, pero bastante torpe a la hora de ejecutar tareas. Le dificultaba bastante la parte de pociones y de magia, ya que debía ser precisa. Además, era muy distraída, así que esto hacía que se equivocara con mayor facilidad.

Había una quinta guerrera, Nereida, la cual era conocida por su habilidad con el agua. A pesar de ello, ella parecía ser la más misteriosa de todas, ya que se decía que tenía un entrenamiento especial.

El tiempo pasaba y Storm crecía, al igual que su vínculo con Platinium. Si bien no podían visitarse con la misma frecuencia que cuando entrenaban juntas, trataban de no perder contacto y aquello que comenzó como una amistad, se fue convirtiendo, poco a poco, en un vínculo más fuerte. Ahora era una necesidad de estar en contacto constante y saber de la otra. Era la aspiración de todas convertirse en guerreras mágicas y servir a la reina y entonces, los rumores sobre la vuelta de la Reina Oscura se hacían latentes. La tensión crecía y la comunicación entre Andelivian y Hardak se hacía más frecuente.

Llegó el momento de presentar el examen de la escuela para ver quiénes serían los elegidos y a pesar de los nervios, Calíope fue nombrada una guerrera mágica. Muchos pasaron el examen pero solo cinco guerreras fueron escogidas para ser parte de la guardia real de la reina. Así, el equipo se formaría. Ellas eran las más fuertes y lucharían juntas para proteger a su señora. Conocieron entonces a Arjimae, el zorro guardián de la reina. Él era el más sabio de los guardianes y gracias a él, algunas de las guerreras mágicas encontraron guardianes para sí mismas. Storm Angel encontró a Sombra y siempre agradeció a Arjimae por ello.

La Reina de Cristal planeaba una visita a Hardak y Storm Angel fue al planeta de los dragones junto a su reina y sus compañeras, pues la monarca debía tratar algunos asuntos con la Sacerdotisa suprema. Así, conoció el templo, a la sacerdotisa y a la guardia de esta. La Sacerdotisa no parecía ser mucho mayor que ella pero su forma de hablar era la misma que la de su reina, seres especiales sin duda. Su guardia real eran tres guerreros dragones: Ilify, Cursed Dawn y Platinium. Después de tratar mucho tiempo con ellos, pudo conocerlos un poco. Cursed Dawn era una guerrera fiel a su labor y se decía que una de las más fuertes. Además decía tener muchas amigas en Andelivian y en otros mundos. También estaba Ilify, el cual parecía haber visto a un fantasma al mirar a Animae pero no se supo nada más. Platinium no necesitaba presentación, la reconoció al instante y ella a Storm, pero ambas guardaron la compostura. No se había visto en muchos años y ahora eran asuntos de guerra. Platinium era reservada y enfocada en sus estudios, como siempre lo había sido, pero ahora era una guerrera dragón completa y poderosa.

A pesar de los rumores de la guerra, se encontraban con frecuencia y salían a contar historias de todo lo que había pasado. Platinium le contó a Storm que habían perdido a una compañera llamada Zmiy, la cual iba a ser parte de la guardia de la sacerdotisa. También le contó sobre su parecido físico con Animae y el romance de Ilify con Zmiy. Eso explicaba mucho, pero Storm no se sentía en la confianza de contarlo.

Los sentimientos de ambas eran fuertes pero ninguna era totalmente franca con la otra, así que todo quedaría allí pero la búsqueda de la compañía mutua era una constante.

Los rumores sobre la Gran Guerra se hacían más recurrentes y la tensión era perceptible en general, pero hubo algo más. Scarlet llegó hablándole a sus compañeras y a Ephorus sobre la frecuencia de los encuentros de Animae y el dragón. Lightning no comprendía la molestia de Scarlet. Ephorus también se veía muy molesto por ello y Animae parecía cabizbaja después de eso.

Dos días después, la Reina dio la orden de marchar a Hardak y Lightning no estaba segura de ello. ¿Qué pasaría con Platinium? ¿Se verían obligadas a luchar? Eso no era posible, ella no quería lastimarla. Su corazón se rompía ante la sola idea de dañarle. Trató de escribirle pero las comunicaciones con el otro planeta se habían interrumpido.

Siguieron su camino y al llegar, pudiste ver a Ilify al lado de la Sacerdotisa, retando a Ephorus. Ephorus lo miraba igualmente enojado, aunque sabías que en parte era por lo que había escuchado sobre Animae. Platinium estaba allí y parecía dispuesta a pelear hasta el final. Storm no quería dañarle pero sabía que tampoco podía abstenerse de luchar.

A pesar de la conmoción, ninguno de los dragones parecía ser mayor rival para ti, eras de las más veloces y hábiles, un oponente difícil de derrotar. Corrías a toda velocidad tratando de alcanzar a Platinium, pues sabías que ella se dirigiría al templo y aunque trataste de dañar tan pocos dragones como te fuera posible, tuviste que acabar con algunos de ellos para seguir avanzando. Al llegar, viste a una joven con la armadura de un guerrero de Andelivian pero nunca antes la habías visto. Sus cabellos verdes y su mirada fría se grabaron en tu mente mientras veías cómo el cuerpo de Platinium caía lentamente por culpa de ella, quien le había atravesado el pecho. La guerrera sacó su espada y se fue corriendo hacia el templo.

Recogiste a Platinium del suelo y la abrazaste, mientras sentías un leve balbuceo que salía de su boca. Aunque trataba de decirte algo, no pudiste comprender de qué se trataba y entonces, Platinium expiró.

La batalla se ganó relativamente fácil, algo con lo que no contaban, pero volvieron a su planeta para curar los heridos. Las muertes habían sido considerables pero tenían aún un ejército fuerte para enfrentarlos. El Eclipse rojo llegó y todo se tornó oscuro. Kal'Ahd apareció en el horizonte y sabían que era el momento de la batalla. Pudiste ver a una titánide de cabellos verdes que parecía maniobrar marionetas, la cual enviaba su ejército a pelear contra los tuyos y la reconociste de inmediato, era ella quien había asesinado a Platinium. Luchaste con todo lo que tenías pero sus sirvientes eran demasiados y su mente demasiado retorcida, entonces comenzabas a perder energía mientras ella solo yacía mirando cómo sus sirvientes te torturaban. La odiaste por un momento, querías eliminarla y por ese sentimiento, lograste alzarlos por los cielos con tu remolino y dirigir tu tormenta hacia ella cortando su mejilla. Te miró con odio y tras una formación de sus sirvientes, te atacó con todo lo que tenía. Tu ego se sentía lastimado. Una de las guerreras más poderosas de Andelivian superada por una fanática de los muñecos de felpa. Eso era increíble. A pesar de ello, no te rendiste y seguiste peleando, hasta el punto de derrotar sus sirvientes y llegar a ella. Tras desplegar tu gran velocidad, lograste atravesarla con un rayo que tu mano desplegaba, haciendo que su sangre cayera en tu rostro y al tratar de sacarla, te diste cuenta que no podías. La titánide te ataba a ella por medio de tu mano y detrás de ti un peluche aún más grande te atacó, haciendo que tus pulmones estallaran con el impacto. Después de eso, caíste al suelo agonizando mientras veías cómo la vida de esta titánide corría la misma suerte que la tuya. Lo último que viste fue una luz de gran intensidad que cubrió tu alrededor y cuando menos te diste cuenta, ya no podías sentir nada, ni escuchar la risa de esa titánide demente. Lo último que vino a tu mente fue Platinium y sea donde fueres, tendrías posibilidad de volver a verla. De repente, una explosión inundó ese lugar, lo cual terminó de desintegrar lo que quedaba de tu cuerpo y del de tu atacante.

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17/05/2016, 23:36
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Platinium nació en el seno de una familia de clase media, su hermana y sus padres eran una parte fundamental de esta pero había otra cosa que ocupaba su corazón y era el conocimiento. Siempre gustó de estudiar, de aprender cosas nuevas, de todo aquello que pudiera llegar a sus manos. Su deseo de hacer del mundo un lugar mejor la llevó a prepararse para entrar a la escuela de guerreros y cuando se anunció el renacimiento de la Suma Sacerdotisa, todo Hardak desplegaba alegría pues la llegada de su líder era sinónimo de buena fortuna.

Platinium comenzó a sobresalir por sus habilidades mágicas y su eterna curiosidad la llevó a aprender más, por lo cual acudió a la sacerdotisa, quería aprender las artes del espíritu, algo que muchos guerreros no se interesaban en aprender, pero que era fundamental para su formación como dragón, pues los dragones debían dominar la oscuridad en su interior para conservar siempre el equilibrio. Así comenzó sus entrenamientos con la sacerdotisa pero no estaba sola, dos guerreras de Andelivian harían parte de ese selecto grupo: Nereida y Storm Angel. La primera no estuvo tanto tiempo pero también aprendió un poco aunque se retiró antes que las otras dos. Tanto Storm Angel como Platinium se quedaron y continuaron su entrenamiento juntas, mientras el vínculo entre ambas crecía. La Sacerdotisa le obsequió a Platinium una compañera incondicional, un guardián como si fuera una guerrera, Kinna, gato blanco y tierno que sería consejero y eterno acompañante de Platinium en cada batalla.

Los encuentros entre ellas se hacían frecuentes, pues debían asistir a sus entrenamientos y allí, ambas aprendieron la importancia del entrenamiento espiritual. Tanto Storm como Platinium lograron dominar su oscuridad y Storm pudo retomar la normalidad de sus entrenamientos en Andelivian. Esta se dedicaba en sobremanera a sus estudios y socializaba poco pero nunca dejó de responder una carta a Storm. La guerrera mágica volvió a su planeta y Platinium siempre trató de buscar la manera de visitarle, aunque escribirse era el método más sencillo de permanecer en contacto. Ella añoraba recibir esas cartas y al hacerlo, su corazón se llenaba de felicidad.

El día del examen se acercaba para escoger a la guardia real de la Sacerdotisa. Platinium viajó a su casa ese día a contarle a sus padres y compartieron una pequeña cena para desearle suerte. Su hermana admiraba mucho a su hermana mayor y le dio un pequeño de ambas jugando cuando eran más pequeñas. Platinium siempre lo guardó consigo en la academia desde ese día.

Ese día la Sacerdotisa tomaría su voto ante el Gran Dragón, el cual era el más sagrado de los votos y este le daría su poder a cambio y su sabiduría. Hecho el juramento, la Sacerdotisa tomó su forma de dragón y los cuatro elegidos fueron mencionados. Dawn fue la primera, una guerrera que se había destacado por mezclar sus habilidades de combate con la magia. Miró al público y sonrió. Luego llamaron a Platinium y a Ilify, otro dragón reservado pero muy talentoso con la magia. Por último, llamaron a Zmiy, una guerrera dragón de las más fuertes de Hardak, la cual era conocida por su gran valor y habilidad para el combate. Platinium había hablado con ella en muchas ocasiones. De hecho, era una chica bastante agradable y siempre que Platinium necesitaba ayuda con sus técnicas de combate, ella se la brindaba, le explicaba con la calma necesaria e incluso permanecía con ella tiempo extra. También era sabido de su romance con Ilify. Ambos eran hérfanos y desde que ella habló con él, parecieron entenderse de inmediato. Su vínculo era muy fuerte, sin duda. El verlos le recordaba a Storm y que no podía esperar a llegar a casa para decirle que había sido elegida, además que Storm estaba pronta a presentar su examen igualmente. Pero una catástrofe cambiaría la guardia de la Sacerdotisa ese día. Los cuatro tomaron el juramento sagrado y juraron ante el Gran Dragón que protegerían Hardak y a la Sacerdotisa incluso si eso costaba sus vidas. Justo después de tomar su juramento, un grupo de titanes hicieron estallar el escenario y aunque eran superados en número, los dragones estaban encerrados. Los cuatro dragones lucharon fuertemente para proteger a la nueva sacerdotisa y esta luchó también, pero algo que no esperaban pasó; una pequeña niña fue capturada por el enemigo y todos se detuvieron. Si entregaban el orbe del dragón se detendrían pero Zmiy no podía permitir eso y se lanzó a salvarla. Atravesó con su espada al titán y este cayó, pero fue embestida por otros tres que estaban escondidos hasta el momento. La atravesaron con sus lanzas tan rápido que lo único que pudo hacer Ilify fue gritar su nombre antes de ver cómo perdía su transformación y caía al suelo. Encolerado, una nueva magia se desató en su interior, la magia del hielo. Congeló todo el lugar y a los titanes. A uno que quedó, controló su sangre por un momento, haciendo que él mismo se atravesara con la espada.

Cuando la Sacerdotisa logró calmar a Ilify con su magia, los titanes ya habían huido. Si bien no habían conseguido el orbe, el asesinato de una guerrera dragón de renombre parecía ser suficiente para ellos por el momento. Todo Hardak estaba de luto ante la pérdida de una de sus más fuertes guerreras y aunque sus compañeras trataron de acercarse a Ilify, él hizo caso omiso y se aisló durante algunos años. La pérdida de Zmiy había sido algo terrible pero la guerra no esperaría a que el corazón de los dragones sanara.

Los rumores sobre el resurgir de la Reina Oscura pusieron en alerta tanto a Hardak como a Andelivian y la comunicación entre ambos planetas se hacía más frecuente y, por ello, la Suma Sacerdotisa citó a sus tres guardianes y les dijo - Ilify, nadie puede quitar el dolor de tu corazón pero quiero que recuerdes siempre su fuerza - no era necesario mencionar su nombre - Todos la recordaremos por ello, pero el deber nos llama - si bien el dolor de Ilify había menguado mucho, aún era notorio que le afectaba la pérdida. La Reina de Cristal viajaría a hablar con la Sacerdotisa para honrar la alianza y crear un plan de contingencia en caso de que la Reina atacara antes del Eclipse Rojo. Allí conocieron a la guardia de la reina: cinco guerreras, las cuales se decía eran las más poderosas de Andelivian, aunque el comandante Ephorus tenía toda una leyenda tras de sí, valiente, honorable y poderoso.

En primer lugar estaba Commutatus Animae, una guerrera cuya destreza con el arco era bien conocida entre todos los guerreros dragones y a pesar de ello, no fue esto lo que llamó la atención de Platinium, sino el parecido con la fallecida Zmiy. Luego estaba Calíope, una de las más hermosas guerreras de Andelivian. De su belleza hablaban por todo Hardak y no era para menos, era hermosa. Lightning, cuyo poder con la electricidad era conocido, pero también era conocida por ser algo torpe y distraída, a pesar de ser muy hábil en batalla. Por otra parte estaba Scarlet Light, una guerrera impulsiva y un tanto violenta que a pesar de ser una gran combatiente, a veces se dejaba llevar mucho por sus emociones en combate. Por último estaba Storm Angel, a la cual Platinium conocía bien. Su corazón dio un brinco al verla porque no habían hablado en mucho tiempo, no desde lo de Zmiy y no habían tenido oportunidad de contarse aquello. Ambas conservaron la compostura, aunque pudo ver la sorpresa en el rostro de Storm igualmente.

A pesar de los rumores de la guerra, se encontraban con frecuencia y salían a contar historias de todo lo que había pasado. Platinium le contó a Storm que habían perdido a Zmiy, la cual iba a ser parte de la guardia de la sacerdotisa. También le contó sobre su parecido físico con Animae y el romance de Ilify con Zmiy.

Los sentimientos de ambas eran fuertes pero ninguna era totalmente franca con la otra, así que todo quedaría allí pero la búsqueda de la compañía mutua era una constante.

Los rumores sobre la Gran Guerra se hacían más recurrentes y la tensión era perceptible en general, pero Ilify parecía recientemente interesado en conocer sobre las guerreras de Andelivian, sus costumbres, todo lo que pudiera obtener y le preguntaba frecuentemente a Cursed Dawn sobre esto. Platinium asumió que se trataba de Animae y de su parecido con Zmiy. Tal vez él había visto en ella a otra Zmiy y de allí el creciente interés.

Dos días después de esto, Arjimae viajó a Hardak a advertir a la Sacerdotisa de la emboscada de la reina y Platinium trató de enviar una carta a Storm pero no pudo. Se habían cortado las comunicaciones entre ambos planetas. Hasta el día en que la Gran Sacerdotisa los reunió en la plaza y vieron al ejército llegar. El comandante amenazó directamente a Shiro y los tres saltaron a su defensa. La batalla comenzó y trataste de no cruzarte con Storm. No querías luchar contra ella pero debías defender tu planeta, así que hiciste lo posible por avanzar al templo. Mataste a miles y heriste a miles más pero cuando viste el templo cerca, te cruzaste con una guerrera que jamás habías visto. Tenía la armadura del ejército de Andelivian pero su cabello verde y su mirada lupina no la recordabas. La batalla comenzó y esta guerrera parecía ser un ser bastante extraño, su poder no parecía provenir de Andelivian. Estabas distraída, dolida y un tanto agotada, lo cual te afectó y en un momento donde creíste ver a Storm, la guerrera atravesó tu pecho. Viste a Storm acercarse corriendo hacia ti, tratando de alcanzarte pero ya era muy tarde. Sentías tu respiración cortarse y tu visión nublarse. La chica retiró su espada de tu pecho y caíste. La viste correr hacia el templo y aunque creíste que Storm la seguiría, la chica te recogió entre sus brazos. Sentías su aroma y su calidez y aunque trataste de confesarle tus sentimientos, de tu boca no salió más que un balbuceo inteligible que se convirtió en tu última acción en ese mundo y con ello, el sueño de la muerte poseyó tu espíritu mientras tu mente esperaba que la Sacerdotisa hubiera logrado proteger el Orbe.

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29/06/2016, 17:39
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Las guerreras y las bestias eran fruto de sus padres y de la mágica tierra de Andelivian. Con sus diversos orígenes, todo tipo de seres poblaban la tierra, al igual que esta chica, Nereida, quien se había catalogado como lo más cercano a una sirena. Nació del mar y su canto era reconocido por guerreros y artistas como algo hermoso y de admirar.

Este talento no pasó desapercibido para la guardia real, por lo cual la becaron para que formara parte de la escuela de guerreros y se educara allí. Si bien sus clases eran como las de las otras chicas, Nereida siempre recibió algunas clases aparte, las cuales iban de acuerdo con las habilidades que había demostrado. Ella haría parte de un escuadrón élite, el cual era la guardia secreta de la reina, del cual solo unos cuantos conocían su existencia: la Reina de Cristal, la Sacerdotisa de Hardak y comandante de la guardia de la reina. Para este momento era Ephorus, quien robaba el corazón de las chicas de Andelivian.

Sus deberes siempre se interpusieron entre sus amistades pero Nereida logró conocer a quienes serían sus compañeras de batalla: Storm Angel, de la cual se rumoraba que había entrenado con la Sacerdotisa de Hardak por sus fuertes habilidades espirituales; Commutatus Animae, se rumoraba que era familiar de Ephorus, un famoso general de Andelivian pero nadie lograba confirmar nada. También estaba Scarlet, una chica belicosa y enérgica que siempre buscaba hacer todo con Animae. Por otra parte estaba Calíope, una chica dulce y hermosa, tal vez una de las más hermosas de sus compañeras y, por esto, una de las más populares con los chicos; a pesar de nunca parecer interesada en alguno en especial. Por último estaba Lightning, la cual era una chica enérgica, excelente en toda prueba física que se le asignara, pero bastante torpe a la hora de ejecutar tareas. Le dificultaba bastante la parte de pociones y de magia, ya que debía ser precisa. Además, era muy distraída, así que esto hacía que se equivocara con mayor facilidad. Ninguna de ellas imaginaba que estaba al lado de quienes serían sus compañeras de batalla.

Nereida siempre trató de aproximarse a ellas pero no tenían las mismas libertades, ya que su responsabilidad era aún mayor.

Llegó el momento de presentar el examen de la escuela para ver quiénes serían los elegidos y a pesar de los nervios, Nereida fue nombrada una guerrera mágica, al igual que miembro del escuadrón especial. Muchos pasaron el examen pero solo cinco guerreras fueron escogidas para ser parte de la guardia real de la reina. Así, el equipo se formaría. Ellas eran las más fuertes y lucharían juntas para proteger a su señora. Conocieron entonces a Arjimae, el zorro guardián de la reina. Él era el más sabio de los guardianes y gracias a él, algunas de las guerreras mágicas encontraron guardianes para sí mismas. Nereida encontró a Night y siempre agradeció a Arjimae por ello.

La Reina de Cristal planeaba una visita a Hardak y Storm Angel fue al planeta de los dragones junto a su reina y sus compañeras, pues la monarca debía tratar algunos asuntos con la Sacerdotisa suprema. Así, conoció el templo, a la sacerdotisa y a la guardia de esta. La Sacerdotisa no parecía ser mucho mayor que ella pero su forma de hablar era la misma que la de su reina, seres especiales sin duda. Su guardia real eran tres guerreros dragones: Ilify, Cursed Dawn y Platinium. Después de tratar mucho tiempo con ellos, pudo conocerlos un poco. Cursed Dawn era una guerrera fiel a su labor y se decía que una de las más fuertes. Además decía tener muchas amigas en Andelivian y en otros mundos. También estaba Ilify, el cual parecía haber visto a un fantasma al mirar a Animae pero no se supo nada más. Platinium era un poco callada y taciturna pero muy hábil con la magia.

Nereida trabajaba como segunda al mando de la guardia después de Ephorus, con quien desarrolló un vínculo especial, pero sabía que este tenía sus ojos puestos en alguien más, en Calíope. Era algo extraño y si bien Nereida estaba muy enfocada en su misión, no podía evitar preguntarse qué las hacía diferentes. A pesar de ello, los rumores sobre la Gran Guerra se hacían más recurrentes y la tensión era perceptible en general, pero hubo algo más. Scarlet llegó hablándole a sus compañeras y a Ephorus sobre la frecuencia de los encuentros de su compañera y el dragón. No comprendía por qué el alboroto, era su vida simplemente y nadie debía interferir pero así era y Ephorus parecía afectado. Tal vez sí eran familia.

Dos días después, la Reina dio la orden de marchar a Hardak y Nereida no sabía qué pensar. Después de todo, ella sabía que si marchaban contra los dragones, sus alianzas se romperían para siempre, declarándose enemigos mortales, pero confiaba en la sabiduría de su reina.

Siguieron su camino y al llegar, pudiste ver a Ilify al lado de la Sacerdotisa, retando a Ephorus. Ephorus lo miraba igualmente enojado, aunque sabías que en parte era por lo que había escuchado sobre Animae. A pesar de ello, debías enfocarte, ya que tu misión era la de atacar directamente a la Sacerdotisa para retenerla lo más posible.

A pesar de la conmoción, lograste pasar fácilmente entre la multitud hasta la sacerdotisa y pudiste ver en su rostro el dolor que sentía por su planeta y miró tus manos manchadas de la sangre de su gente. Tú las miraste igualmente y en ese momento, te diste cuenta de lo que estaba pasando realmente. Eso no podía estar bien, eso no podía ser correcto. Bajaste tu arma y la sacerdotisa te hirió con sus enormes garras, aunque no sentiste dolor, solo la miraste y dejaste que tu propia sangre corriera bajo tus mejillas. La Sacerdotisa vio que habías perdido la voluntad de luchar y bajó su flauta igualmente. Solo dijo – Si una de ustedes lo ha entendido, hay esperanza para tu planeta – y dicho esto, extendió sus alas y salió volando en dirección al templo. Sabías que no debías dejarla avanzar, tenías órdenes estrictas, pero simplemente no pudiste hacerlo. No era correcto y lo sabías.

La batalla se ganó relativamente fácil, algo con lo que no contaban, pero volvieron a su planeta para curar los heridos, pero hubo alguien que no regresó. Lo escuchaste de tus compañeras, Ephorus había caído en batalla de una manera brutal y no se sabía quién había sido el culpable exactamente, solo que nunca le habían visto antes. Las muertes habían sido considerables pero tenían aún un ejército fuerte para enfrentarlos. El Eclipse rojo llegó y todo se tornó oscuro. Kal'Ahd apareció en el horizonte y sabían que era el momento de la batalla.

Pudiste ver una titánide de cabello negro y un aura muy similar al de la Reina Oscura que se dirigía a ti con una hoz gigante. Esta parecía complacida de luchar, de mostrar sus habilidades, su valía.

La batalla comenzó entre la titánide y la guerrera pero sus niveles eran iguales, hasta el último momento donde esta atacó con su hoz pero la guerrera le esquivó y enterró su espada en el pecho de la titánide. La titánide avanzó hacia ella como si nada mientras hundía más el filo de la guerrera en su cuerpo hasta alcanzarla y la besó. Su boca escupía sangre, pero no le importaba, no se separaba de la guerrera. Cuando esta parecía distraída, o tal vez absorta y complacida, la titánide atravesó su corazón con su mano, cegando la vida de la guerrera, la cual se soltó con lentitud y cayó al suelo.

Veías cómo ambas se desangraban y sin tener energías para moverte, viste cómo una explosión gigante abatió el campo de batalla. No podías moverte y menos escapar. Esta te alcanzó, al igual que a tu rival y ambas murieron a manos de la explosión.

Estos fueron los recuerdos mostrados por el cristal, la última voluntad de la Reina. Ahora que habías recordado todo, fuiste despertando y te encontraste rodeado de los chicos de la clase maldita, a excepción de unos cuantos.

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29/06/2016, 17:50
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La Reina vio una luz en su corazón en su nueva reencarnación, una luz que no podía existir, al menos no dentro de ella. Atravesó su piel hasta que le alcanzó, justo donde quedaba su corazón y lo sacó de allí. Era una membrana vibrante, latiente, viva. Esa membrana se alimentó de la oscuridad de Kal’Ahd y del poder de la reina para tomar forma y crecer, aunque no creció en una familia, sino en el solitario castillo de la Reina, siendo ignorada por esta y no conociendo nada más que el frío de sus paredes.

La membrana tuvo brazos y luego piernas, luego cabeza y ojos y al final, Aberrant nació. Su cabello era negro como el de la reina y aunque el color de sus ojos distaba, la oscuridad los reinaba igualmente. La Reina odiaba ver su rostro, le repugnaba ver su parecido, pero sabía que, al haber sobrevivido ella sola, merecía crecer y vivir. Se había ganado ese derecho, así le recordara el último ápice de bondad que le quedaba.

Mientras iba creciendo, Aberrant sentía curiosidad por los planetas de los que oía mentar. Enemigos, enemigos, decían todos, aunque ella aún no comprendía por qué, pero no importaba, su Reina los despreciaba y ella lo haría igualmente. Aberrant haría lo que fuera por complacerla y por ello decidió convertirse en parte de su ejército. A pesar de eso, todos se negaron a entrenarla, a excepción de la comandante de la fuerza, una titánide conocida como Scarlet Bat. Era hermosa, algo que era conocido por todo el planeta oscuro, pero era más conocida por sus poderes de control mental. Muchos de los ejércitos que se le enfrentaban, se aniquilaban entre sí y por ello, había escalado muchas posiciones. Era temida y adorada a la vez, una combinación extraña.

Al ser un lugar tan lúgubre, el ambiente era hostil y el respeto se ganaba en combates desde pequeños. Por ello Scarlet decidió entrenar a Aberrant, esperando que, así, ella se hiciera parte del ejército. Pero eso no lo fue todo. Scarlet no solo era controladora sino altamente seductora y a medida que iba creciendo, iba siendo más atrevida con Aberrant. Comenzó con un coqueteo inocente que pasó a besos y caricias y al Aberrant crecer, llegó más lejos. La luz dentro de Aberrant se apagaba con cada apasionado encuentro. Aberrant era su juguete y no le incomodaba, aunque Scarlet nunca la trató como tal. De hecho, la defendió hasta el día en que Aberrant pudo defenderse a sí misma.

Nadie comprendía por qué Scarlet estaba tan encaprichada con Aberrant, pero nadie preguntó, ni siquiera la Reina al ver que eso divertía a su ahora Generala Suprema.

La guardia real sería escogida y al ser un planeta como Kal’Ahd, la única manera era un combate a muerte entre los candidatos, los cuales fueron divididos en cuatro grupos. El sobreviviente de cada grupo sería nombrado general de la Reina. Aberrant luchó con todas sus fuerzas y logró llegar hasta el final, tal vez para pesar de su gobernante, pero una vez más, se había ganado el derecho a vivir. Ella, junto a otros cuatro titanes, fueron aclamados por todo Kal’Ahd y serían, a partir de allí, considerados los más fuertes entre todos. El pueblo conocía la procedencia de Aberrant, pero si importaba, no se hizo notar, pues la ovación era general.

Después de curar sus heridas y ser llamados a servicio, Aberrant pudo conocer a sus compañeros: Titiritera, una titánide que siempre andaba con un peluche escalofriante llamado Grim, el cual parecía su arma, pero trataba como a su hijo; por otra parte, estaba Enola, cuyos ojos ígneos siempre llamaron su atención, además de su aparente amor enfermizo por la guerra y quien venía de un largo linaje de guerreros y comandantes de la guardia; y, por último, estaba Yami, un titán fuerte y con un ego tan grande como la envergadura de sus alas. A pesar de ese molesto detalle, su control de la oscuridad era impresionante. Ustedes serían los generales de la Reina y estarían bajo el mando de Scarlet Bat, quien parecía complacida de ver a Aberrant allí.

Al terminar el día, las dos chicas se reunieron para celebrar de una manera más privada e interesante pero cuando habrían terminado, Aberrant miró la ventana queriendo aún explorar los otros dos mundos, así fuera una vez antes de ser destruidos. Tal vez era la parte de luz de ella que la llamaba, pero lo sentía casi urgente.

Los rumores sobre el regreso de la Reina se comenzaron a esparcir, al igual que los rumores de la alianza entre Andelivian y Hardak. Con esto, era necesario espiar los otros planetas y Aberrant no dudó en formar parte de la expedición, aunque no sabía lo que encontraría allí.

No querían atacar, solo explorar, así que era necesario mezclarse y, por ello, la Reina ocultó su aura para mezclarse sin problema.

Aberrant se dejó llevar hasta el castillo de cristal, el cual sobresalía por su magnanimidad y al entrar sin ser descubierta, pudo ver a Ephorus, un famoso general de Andelivian y el líder de la guardia real. Este se encontraba con una mujer que parecía una sirena, forjada con las mismas olas del mar y a partir de ahí, se convirtió en la única obsesión de Aberrant. Tal vez era la luz interior que la llamaba, o su extrema e incorrupta pureza, pero Aberrant no podía sacarla de su cabeza. Fueron varios días espiando Andelivian y aunque en los dos primeros días era mucha la información recaudada, Aberrant no deseaba volver, quería saber más sobre a guerrera, deseaba conocerla. Por ello, un día la siguió con disposición de hablarle, pero al ver cómo Nereida parecía disfrutar de su compañía, no pudo quedarse y se fue a Hardak para asegurarse de que Ephorus fuera eliminado. Habló de lo poderoso que era y de lo imperativo que era acabarlo.

Así, comenzó el plan de la reina y tras contaminar la mente de la Reina de Cristal con ideas oscuras, solo esperó a que la Reina decidiera invadir Hardak para robar el Orbe del Dragón. Al principio, no comprendían por qué no robarían para sí mismos el orbe y solo se infiltrarían para ayudar a Andelivian a ganar, pero la Reina Oscura lo explicó con detalle. El usar ambos cristales contra Kal’Ahd, destruiría a la reina y esa sería la verdadera victoria para el planeta oscuro. Todos los titanes copiaron las armaduras de los guerreros de la reina de cristal y se infiltraron en la batalla. Su misión era sencilla, esperar a que la batalla iniciara y dirigirse al templo. En el momento en que la Sacerdotisa de Hardak y su guardia llegaran, debían aniquilarlos, lo cual fue todo un éxito. Te sentiste tentada a enfrentar a Ephorus pero sabías que la misión era más importante, aunque tus ansias de poseer a Nereida eran enormes.

La Sacerdotisa llegó y te enfrentó sin ningún temor, aunque podías notar su agotamiento por todos los enemigos enfrentados. Si así era agotada, no podías imaginar todo su poder. Tenías problemas y tras una melodía de su flauta, unos tentáculos de sombra te atacaron y te atraparon. Creíste que morirías y defraudarías a la reina, pero, en ese momento, Scarlet Bat apareció y con un brillo de sus ojos, paralizó a la Sacerdotisa. No podía controlarla, no era tan débil, pero estaba lo suficientemente agotada como para no luchar contra la parálisis. Fue presa fácil. Ambas la atravesaron con sus armas antes que pudiera comenzar sus cánticos y tras ver cómo dejaba caer su flauta y esta se fundía en las sombras, pudieron dar a la Sacerdotisa por muerta. Volvieron a Kal’Ahd antes que las guerreras de Andelivian las vieran y con una victoria como esta, solo restaba prepararse para la gran batalla.

El momento llegó y la reina marchó con todo su ejército a la batalla, llevando al planeta consigo. Esperaban forzar a la reina a utilizar los cristales y, por eso, solo podían atacar el día del Eclipse Rojo. Así fue y el poder de los titanes era mayor que nunca. Los titanes parecían arrasar a los guerreros de Andelivian y entonces, Aberrant la encontró. En el centro de la batalla, defendiendo a su reina valientemente y el celeste de su cabello manchado de motas rojas de la sangre de sus enemigos. Se dirigió a Nereida a toda velocidad. Si alguien la tendría antes de morir, esa sería ella. Así lo hizo. La batalla comenzó entre la titánide y la guerrera pero sus niveles eran iguales, hasta el último momento donde Aberrant atacó con su hoz pero la guerrera le esquivó y enterró su espada en el pecho de la titánide. La titánide avanzó hacia ella como si nada mientras hundía más el filo de la guerrera en su cuerpo hasta alcanzarla y la beso. Su boca escupía sangre, pero no le importaba, no se separaba de la guerrera. Cuando esta parecía distraída, o tal vez absorta y complacida, la titánide atravesó su corazón con su mano, cegando la vida de la guerrera, la cual se soltó con lentitud y cayó al suelo.

Aberrant cayó lentamente y mientras veía cómo se desangraba, una explosión gigante abatió el campo de batalla. No podías moverte y menos escapar. Esta te alcanzó, al igual que a tu rival y ambas murieron a manos de la explosión.

Estos fueron los recuerdos mostrados por el cristal, ahora despertabas en Kal’Ahd junto a algunos compañeros de la clase maldita.

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29/06/2016, 17:51
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Enola nació en una familia de gran nombre en Kal’Ahd, además de siempre ser respetados por todos y se puede decir que temidos también. Crecer bajo la sombra de tantos grandes no era sencillo pero la pequeña Enola estaba lista para afrontar el desafío que le esparaba. Tenía la fuerza de sus antecesores y la determinación de salir delante de su familia, por lo cual, se entregaba a sus entrenamientos y aunque pocos, tenía algunos amigos que le hacían olvidarse de sus deberes.

Al ser un lugar tan lúgubre, el ambiente era hostil y el respeto se ganaba en combates desde pequeños. Por ello, Enola se hizo tan fuerte, llevaba la guerra en su sangre y de allí que llegó a ser generala tan fácilmente. Derrotaba a sus enemigos y seguía adelante. Al fin y al cabo, eso era lo que significaba ser un titán, acabar con tus enemigos y lograr tus objetivos.

Los juegos infantiles cambiaron cuando se hicieron dos incursiones a Hardak y Andelivian, con el propósito de espiarles y, por supuesto, su padre iría. Era uno de los titanes más habilidosos y de seguro tendrían éxito con él a cargo. A pesar de todo, algo salió mal y en una incursión a Andelivian y la comitiva de su padre fue descubierta. Tras esto, el comandante Ephorus de las fuerzas de Andelivian se enfrentó al padre de Enola y aunque fue una batalla pareja, Ephorus superó a su padre en tan solo un ataque. Un solo choque, el cual llevaría a la muerte de su padre. Esto fue devastador, pero fue el impulso necesario para que Enola se convirtiera en lo que estaba destinada a ser. El fulgor de sus ojos se encendió y la guerra comenzó en su espíritu.

La guardia real sería escogida y al ser un planeta como Kal’Ahd, la única manera era un combate a muerte entre los candidatos, los cuales fueron divididos en cuatro grupos. El sobreviviente de cada grupo sería nombrado general de la Reina. Enola luchó con todas sus fuerzas y logró llegar hasta el final, pero con el pesar de que su padre no estaba allí para ver su triunfo. Ella, junto a otros cuatro titanes, fueron aclamados por todo Kal’Ahd y serían, a partir de allí, considerados los más fuertes entre todos.

Después de curar sus heridas y ser llamados a servicio, Enola pudo conocer a sus compañeros: Titiritera, una titánide que siempre andaba con un peluche escalofriante llamado Grim, el cual parecía su arma, pero trataba como a su hijo; por otra parte, estaba Aberrant, cuya reputación como la última semilla de luz de la reina la precedía, haciéndola odiada y despreciada por todos; y, por último, estaba Yami, un titán fuerte y con un ego tan grande como la envergadura de sus alas. A pesar de ese molesto detalle, su control de la oscuridad era impresionante. Ustedes serían los generales de la Reina y estarían bajo el mando de Scarlet Bat, generala suprema y conocida por su hermosura, famosa en todo el planeta oscuro, pero era más conocida por sus poderes de control mental. Muchos de los ejércitos que se le enfrentaban, se aniquilaban entre sí y por ello, había escalado muchas posiciones. Era temida y adorada a la vez, una combinación extraña. También se decía que ella tenía cierto capricho por Aberrant, aunque Enola no podía comprender por qué.

Con Titiritera ocurría algo extraño. Ambas tenían poderes muy diferentes pero sus formas de ser eran similares y al tener objetivos en común, siempre buscaban sobresalir. Ambas querían demostrar por qué eran mejores y siempre trataron de dejar a la otra en ridículo. Pero al momento de trabajar en equipo, era con quien mejor podía combinar sus habilidades. Fue lo más cercano que Enola tuvo a una amiga en la guardia de la Reina.

Los rumores sobre el regreso de la Reina se comenzaron a esparcir, al igual que los rumores de la alianza entre Andelivian y Hardak. Con esto, era necesario espiar los otros planetas y Aberrant se ofreció, pero Enola decidió guardar distancia. Sabía que arruinaría la misión si se topaba con Ephorus con accidente.

Los espías volvieron y Aberrant, aunque tardó más que los demás en volver, no hacía sino hablar de lo peligroso que era el comandante Ephorus y de lo imperativo que era acabar con su vida. Enola no lo pensó dos veces y decidió que sería ella quien cegaría al poderoso comandante. Si alguien podía, era ella. Lo sabía, lo sentía en su sangre.

Así, comenzó el plan de la reina y tras contaminar la mente de la Reina de Cristal con ideas oscuras, solo esperó a que la Reina decidiera invadir Hardak para robar el Orbe del Dragón. Al principio, no comprendían por qué no robarían para sí mismos el orbe y solo se infiltrarían para ayudar a Andelivian a ganar, pero la Reina Oscura lo explicó con detalle. El usar ambos cristales contra Kal’Ahd, destruiría a la reina y esa sería la verdadera victoria para el planeta oscuro. Todos los titanes copiaron las armaduras de los guerreros de la reina de cristal y se infiltraron en la batalla. Su misión era sencilla, esperar a que la batalla iniciara y dirigirse al templo. En el momento en que la Sacerdotisa de Hardak y su guardia llegaran, debían aniquilarlos, lo cual fue todo un éxito. Y a pesar de todo, Enola seguía teniendo sus propios planes.

Enola lo buscó, no fue difícil identificarlo gracias a su ostentosa armadura y séquito a su alrededor, pero Enola los atravesó sin dificultad hasta llegar a él. Él apenas y pudo esquivar el ataque de Enola cuando esta disfrazó su rifle de una espada oscura similar a la de Yami y atravesó su pecho. Entonces, viste a una guerrera mágica que miraba perpleja la escena y tras una sonrisa, corriste mientras el cuerpo inerte del asesino de tu padre caía al suelo. Si bien tu tarea era matar dragones, acabar con el comandante de las fuerzas de Andelivian sería una gran ventaja y, de seguro, la reina se vería complacida.

Cuando llegaste al templo del dragón, ya tus compañeros se habían encargado de la guardia, por lo que debías volver a Kal’Ahd antes que las guerreras de Andelivian las vieran y con una victoria como esta, solo restaba prepararse para la gran batalla.

El momento llegó y la reina marchó con todo su ejército a la batalla, llevando al planeta consigo. Esperaban forzar a la reina a utilizar los cristales y, por eso, solo podían atacar el día del Eclipse Rojo. Así fue y el poder de los titanes era mayor que nunca. Los titanes parecían arrasar a los guerreros de Andelivian y entonces, Enola vio a la misma chica que la miraba cuando asesinaba a Ephorus. Sus ojos brillaban con la misma intensidad que los del comandante y viste ciertas similitudes, lo que encendió tu odio y no dudaste en enfrentarte a ella. El poder del eclipse era notorio y la superabas considerablemente. Le quitaste su arco y cuando estabas por darle el golpe de gracia, una explosión gigante abatió el campo de batalla. No podías moverte y menos escapar. Esta te alcanzó, al igual que a tu rival y ambas murieron a manos de la explosión.

Estos fueron los recuerdos mostrados por el cristal, ahora despertabas en Kal’Ahd junto a tus compañeros titanes, pero en su forma humana.

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29/06/2016, 17:51
Narrador
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Titiritera nació entre fantasías y realidades, rodeándose siempre de sus creaciones y peluches. Su familia usaba artificios y nunca se caracterizó por su fuerza física, pero su determinación y habilidad con sus creaciones los hacía enemigos letales.

Sus padres murieron durante una incursión a Andelivian y fueron honrados como héroes, pero eso no era algo generalizado, ya quien había quienes criticaban sus artes para decir que su debilidad les había matado. Esto fue el motor de Titiritera. Ella no dejaría que se manchara la reputación de su familia, una familia de estrategas e inteligentes creadores, más allá de brutales y musculosos guerreros. Por ello entrenó arduamente con su abuela y esta le enseñó el arte del a creación, cómo jugar a Dios con sus marionetas, cosa que para Titiritera era natural. Sus marionetas eran extensiones de sus manos y sus deseos, solo ellas comprendían sus más bajos instintos y solo ellas podían consolarla en sus pesares. Solo ellas danzaban al compás de la música que tanto amaba la Titiritera y no había mejor compañero que ellas, pero la joven titánide no olvidaba su objetivo en ningún momento. Por ello, retaba a quien se atreviera a insultar el arte de su familia y fue así como comenzó a ganar fama en el reino.

La guardia real sería escogida y al ser un planeta como Kal’Ahd, la única manera era un combate a muerte entre los candidatos, los cuales fueron divididos en cuatro grupos. El sobreviviente de cada grupo sería nombrado general de la Reina. Titiritera luchó con todas sus fuerzas y logró llegar hasta el final, pero con el pesar de que sus padres no estaban allí para ver su triunfo. Ella, junto a otros cuatro titanes, fueron aclamados por todo Kal’Ahd y serían, a partir de allí, considerados los más fuertes entre todos.

Enola, cuyos ojos ígneos siempre llamaron su atención, además de su aparente amor enfermizo por la guerra y quien venía de un largo linaje de guerreros y comandantes de la guardia. Por otra parte, estaba Aberrant, cuya reputación como la última semilla de luz de la reina la precedía, haciéndola odiada y despreciada por todos; y, por último, estaba Yami, un titán fuerte y con un ego tan grande como la envergadura de sus alas. A pesar de ese molesto detalle, su control de la oscuridad era impresionante. Ustedes serían los generales de la Reina y estarían bajo el mando de Scarlet Bat, generala suprema y conocida por su hermosura, famosa en todo el planeta oscuro, pero era más conocida por sus poderes de control mental. Muchos de los ejércitos que se le enfrentaban, se aniquilaban entre sí y por ello, había escalado muchas posiciones. Era temida y adorada a la vez, una combinación extraña. También se decía que ella tenía cierto capricho por Aberrant, aunque eso a Titiritera no le interesaba en lo absoluto.

Con Enola ocurría algo extraño. Ambas tenían poderes muy diferentes pero sus formas de ser eran similares y al tener objetivos en común, siempre buscaban sobresalir. Ambas querían demostrar por qué eran mejores y siempre trataron de dejar a la otra en ridículo. Pero al momento de trabajar en equipo, era con quien mejor podía combinar sus habilidades. Fue lo más cercano que Titiritera tuvo a una amiga en la guardia de la Reina.

Los rumores sobre el regreso de la Reina se comenzaron a esparcir, al igual que los rumores de la alianza entre Andelivian y Hardak. Con esto, era necesario espiar los otros planetas y Aberrant se ofreció, aunque Titiritera dudó pero decidió que era mejor abstenerse y preparar sus nuevas creaciones con fragmentos de los enemigos de la arena.

Los espías volvieron y Aberrant, aunque tardó más que los demás en volver, no hacía sino hablar de lo peligroso que era el comandante Ephorus y de lo imperativo que era acabar con su vida. Enola parecía decidida a acabar con este general, aunque no entendía el motivo, pero qué importaba. Titiritera solo tenía en mente cuántos trofeos podría utilizar para sus creaciones.

Así, comenzó el plan de la reina y tras contaminar la mente de la Reina de Cristal con ideas oscuras, solo esperó a que la Reina decidiera invadir Hardak para robar el Orbe del Dragón. Al principio, no comprendían por qué no robarían para sí mismos el orbe y solo se infiltrarían para ayudar a Andelivian a ganar, pero la Reina Oscura lo explicó con detalle. El usar ambos cristales contra Kal’Ahd, destruiría a la reina y esa sería la verdadera victoria para el planeta oscuro. Todos los titanes copiaron las armaduras de los guerreros de la reina de cristal y se infiltraron en la batalla. Su misión era sencilla, esperar a que la batalla iniciara y dirigirse al templo. En el momento en que la Sacerdotisa de Hardak y su guardia llegaran, debían aniquilarlos, lo cual fue todo un éxito.

Titiritera aguardaba allí, esperando el momento preciso para atacar cuando vio a una hermosa guerrera dragón de cabellos plateados con grandes alas, las cuales combinarían a la perfección con una de sus últimas marionetas. No se lo pensó dos veces y fue a por ella. Había tenido que cargarse con una espada, ya que sería fácil identificar su don oscuro por su naturaleza, pero eso no le impediría acabar con su contrincante. A pesar de todo, la guerrera luchaba, pero parecía distraída, parecía que algo a perturbaba. Ocasión que aprovechaste para atravesar su pecho y cegar su vida. Ella cayó mientras veías cómo una guerrera de Andelivian se le acercaba. Corriste como si te dirigieras hacia el templo y luego, volviste a Kal’Ahd. Ya solo restaba prepararse para la gran batalla, aunque perdiste la oportunidad de llevar las alas contigo.

El momento llegó y la reina marchó con todo su ejército a la batalla, llevando al planeta consigo. Esperaban forzar a la reina a utilizar los cristales y, por eso, solo podían atacar el día del Eclipse Rojo. Así fue y el poder de los titanes era mayor que nunca. Los titanes parecían arrasar a los guerreros de Andelivian y entonces, Titiritera vio a la chica que había corrido hacia la dragona con ojos llorosos y mirada triste. Storm Angel era su nombre, según lo que habías escuchado. Lanzaste a Grim y todos tus sirvientes fueron tras ella, arrinconándola, deteniéndola. Su mente era demasiado pura y la tuya demasiado retorcida. Viste el odio en sus ojos y lamiste tu boca complacida, cuando, con un remolino, alejó los sirvientes y logró cortar tu mejilla. Tras esto, formaste a tus sirvientes y los lanzaste contra ella con Grim de primero, pero en lo que parecía un estallido de adrenalina, la chica los sobrepasó y llegó hasta ti. Un rayo salió de su mano y atravesó tu pecho, solo eso había bastado y aunque su mano seguía atravesándote, no dejarías eso así.

Manipulaste tus propios músculos para aprisionarla y aunque escupías sangre en su rostro, no la dejabas ir. Grim se levantó y llegó hasta ella dispuesto a vengarse por tocarte y de un puñetazo, reventó los pulmones de la guerrera.

La guerrera agonizaba en el suelo mientras Grim te cargaba entre sus brazos, protegiéndote como siempre, hasta que una explosión gigante abatió el campo de batalla. No podías moverte y menos escapar. Esta te alcanzó, al igual que a tu rival y ambas murieron a manos de la explosión.

Estos fueron los recuerdos mostrados por el cristal, ahora despertabas en Kal’Ahd junto a tus compañeros titanes, pero en su forma humana.

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10/08/2016, 03:46
Mariko Kitsune

Cuando trataban de levantarse, pudieron sentirse mareados, aturdidos y bastante desorientados. Lo primero que sintieron al abrir los ojos era el frío extremo del ambiente, además de un suave pero helado tacto bajo sus manos.

Todos estaban juntos, pero no como dragones y guerreras, sino como los compañeros de instituto que eran antes que todo hubiera comenzado. A pesar de eso, había un chico que no era de su clase, sino de la clase B, unos de los cuales parecían despreciar a la clase maldita.

Aunque sus figuras humanas eran lo único visible en ese lugar, su ser interior, su alterego ancestral, ya había despertado completamente y por ello, verse a la cara era una sensación extraña. No era lo mismo, aunque sus rostros sí. Había toda una historia tras estos y, ahora, eran conscientes de ello.

Se miraban extrañados y un tanto intrigados, tratando de acostumbrarse a todo lo que habían visto y aún un poco mareados por la oleada de información. Vieron una única mirada fuerte surcada por lágrimas. Era Mariko, hermana de Arjimae, antigua titánide y ahora, guardiana suprema. Todos los guardianes se inclinaron a su alrededor al comprender que, muerto Arjimae, era ella ahora su líder.

- Guerreras mágicas de Andelivian, guerreros dragones de Hardak, ha llegado el momento de cambiar el destino de la batalla anterior – los dos cristales flotaban en sus manos cuando se acercó a Dawn – Conozco tu vínculo con la Suma Sacerdotisa. Por esto, te hago entrega del Orbe. Cuídalo hasta que podamos regresarlo a la verdadera portadora – y entonces, la niebla se disipó y pudieron notar lo que había a su alrededor. Un paisaje nevado y helado las rodeaba y aunque no veían mucho, podían asumir que se encontraban en uno de los polos. Tal vez el polo norte. El viento siguió soplando y, entonces, vieron frente a ustedes la entrada a Kal’Ahd. O al menos eso creían.

- Esta es la única manera segura de entrar sin ser capturado. Habrá obstáculos, pero este portal es lo más seguro que tenemos y ha perdurado desde los tiempos antiguos. Es nuestra única oportunidad – todos los guardianes se fueron con sus compañeros y entonces, Mariko se giró.

- Aquello que ocurra en este lugar será incierto, así que solo puedo desearles buena suerte. Los guardianes solo pueden observar, aunque les ayudaremos en cuanto podamos – la cueva inspiraba una energía tan oscura como el corazón de la reina y tan malvada como la reina misma.

- Lo único que puedo decirles es que el Eclipse Rojo continúa y que, si fallamos, la Tierra se sumirá en una era de oscuridad – notaron la oscuridad del cielo y comprendieron a qué se refería.

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20/09/2016, 22:26
Sombra

Sombra se acerca a Hikaru, la cual parece estar aún en un estado totalmente depresivo y le dice - No podrías haberlo evitado. Lo lamento - se acercó para que esta acariciara su cabeza, lo cual hizo.

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20/09/2016, 22:27
Schmella

La blanca mariposa comenzó a volar alrededor de Katherine y habló - ¿Estás bien? Sé que es difícil recuperar tantos recuerdos de golpe - su voz era dulce y casi musical.

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20/09/2016, 22:31
Hook

El pequeño perro se acercó a Shiro Kasumi y movía su cola con alegría al verla bien mientras se apoyaba en las piernas de la chica para que esta la cargara.

- ¡Shiro! Estaba preocupado. Pensé que no habías sobrevivido al viaje - sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba a la chica.

 

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20/09/2016, 22:35
Night

Una gata de pelaje negro y un listón blanco, apareció para golpear a Hook en la cabeza, el cual se quejó por esto.

- Perro atolondrado. Si ella no sobrevivía, ninguno de los otros tampoco lo habría hecho - entonces, marchó hacia Umino.

- Soy Night, Umino. No había podido saludarte, tu despertar fue muy súbito - le dijo mientras comenzaba a acariciar las piernas del chico con su propio cuerpo.

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20/09/2016, 22:38
Kinna

Este gato fue hacia Chidori, la cual parecía no hablar mucho, como era usual en ella. Contenta de verla, acarició su rostro en la pierna de la chica.

- Me alegra que estés de vuelta -.

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20/09/2016, 22:40
Ñyankuro

El último guardián, un gato regordete, se encontraba al lado de Mamoru. Parecía tan perezoso que ni se había movido del lado suyo, incluso en el viaje.

- Y perdiste a la Sacerdotisa otra vez. Vaya defensor. La verdad Mariko, dudo que sea el mejor candidato para llevar el cristal - resopló y esperó que Mamoru le alzara.