RECESO CAPÍTULO 1

Con tanto tiempo libre, Irisu había pasado viendo documentales de la segunda guerra, tan ensimismada enfrente del monitor en un intento de regresar a su vida normal y olvidar los eventos del gimnasio que su mente se llenó de datos de aquella guerra, de lo ocurrido, del papel de Japón en la guerra, de imágenes perturbadoras y sobre todo, del horrible fin de la guerra.

Pero los documentales no duraban todo su día, con la casa sola, le apetecía tanto quedarse como un recluso en una cárcel, tan pronto terminaban ella salía a las calles.

Se puso una chaqueta de cuero negra sobre su ropa escolar, unos lentes negros femeninos y así salió. Así nadie la reconocería, menos a los lugares que ella frecuentaba.

Tras salir de un billar, pensó que cuando tuviera suficiente dinero se compraría una motocicleta, incluso un arma, cuando se pudiera. Pensó en beber, pero el límite de su rebeldía llegaba hasta ahí, por lo que fue a un bar juvenil y pidió varias bebidas energéticas.

Por todos los Kamis… el mundo es racional, pero esos zorros y esa chica…

Así paso su tiempo y al caer la tarde noche, se vio frente a un memorial en algún museo, no sabía cómo había llegado ahí, suponía que las bebidas le habían subido el ánimo tanto que había actuado impulsivamente, y mirando fijamente la imagen del memorial vio que era un recordatorio de los muertos por la segunda guerra mundial.

¿Dónde estuvieron esas chicas mágicas entonces?

Una punzada de odio la recorrió, si ella tuviese poder hubiera evitado todo eso, si ella tuviese ese poder podría detener sus pesadillas, incluso enorgullecer a sus padres.  Con esa rabia ardiendo dentro de ella, salió del lugar hecha una furia, sin importarle que su apariencia rebelde asustara a los transeúntes.

Debía ver a otra persona, alguien con quien desahogar su estrés, tal vez el presidente Kenta, Katherine o quien sea. De camino a su casa su deseo de tener una moto y el poder suficiente para dejar de ser débil, fue acrecentando, haciendo germinar una semilla en su interior que había sido plantada por su extraña pesadilla de aquel mundo siniestro. 

El incidente habia dejado muchas dudas y misterios sin resolver, la escuela estaba siendo reconstruida y los estudiantes tenian unos dias libres, para muchos seria algo digno de dicha y diversión "sufres un poco y te regalan unas vacaciones en vez de estudiar" pensaria un estudiante normal y algo perezoso pero no así para Mamoru, para el solo son unos dias en los que no pasa nada despues de los trabajos. Asi es, aprovechando el pequeño puente tomo otro trabajo en una tienda de autoservicio, necesitaba el dinero. Apenas termino de acomodar los productos en los estantes su jefe le dijo que podia irse, sonriendo de alegria fue atras a dejar su delantal de empleado, tomo su mochila y salio por la puerta principal despidiendose de todos los demas.

No se iba con las manos vacias, venia con una bolsa con algo de Shashimi, arroz y su mas grande debilidad: 2 botes de pudin listos para ser comidos, miro los postres con un hambre atroz, ya pronto seria hora de cenar. Miro el reloj en su celular, aún habia tiempo para una parada.

-Aún es temprano, creo que hay tiempo para visitar ese lugar

Así es, habia tiempo, camino despacio y sin prisa rumbo a ese sitio. Era un sitio especial ya que tenia recuerdos, recuerdos muy felices de la niñes.

Lo ocurrido en la escuela había alterado un poco la seguridad de Katherine, al punto que los primeros dos días no salía sola y se asustaba con cualquier ruido. Su madre, preocupada por su hija, decidió pedirle que la acompañase a comprar algunos ingredientes para preparar una cena que a la ojiazul le guste. La joven, decidida a distraerse, aceptó la invitación y en el trayecto al supermercado no se encendió la radio por temor que los noticieros no dejaran de hablar sobre lo acontecido en esa institución educativa. Arribaron en el estacionamiento y a lo lejos, la pelinegra divisó a Tsukaima que se alejaba del lugar. Su madre se percató que miraba a alguien y le puso una mano en su hombro luego de cerrar las puertas del vehículo. Sabiendo que su hija practicaba con ahínco el idioma nipón, decidió hablarle en esa lengua con mucha más facilidad que ella.

-Anda, háblale. Es un compañero de clases, ¿verdad? Yo estaré comprando las cosas, solo no te alejes mucho, ¿si?

Katherine asintió a su mamá y le da un rápido abrazo. Antes de que entrara al local, la pelinegra se aleja y alza la mano para que el rubio la mirase.

-Tsu... !Tsukaima!

Cuando apenas iba a doblar la esquina escucho una voz femenina que estaba cerca de la tienda de donde el hacia unos minutos habia salido, volteo la vista y reconocio a Katherine que venia vestida con ropas casuales, Mamoru sonrio al reconocerla y le dijo:

-Katherine-san, cuanto tiempo

Regreso hacia la tienda y se reunio con Katherine que estaba un poco apartada de la entrada, le sonrio y le dijo:

-¿Como has estado? Me alegra ver que estas bien.

Irisu seguía vistiendo del mismo modo, su ropa escolar cubierta por una chaqueta negra y unos lentes del mismo color.

Paseando por las calles diviso a Tempus y Tsukaima, sorprendida se quitó los lentes.

Justo lo que receto el doctor.

Se dirigió en pos a ellos.

Buenas Chicos, Tempus, Tsukaima, gratos los ojos que los ven fuera de la escuela.

Había decidido tan rápido que, olvido que llevaba una chaqueta de cuero negra. Al darse cuenta de eso se sonrojo, pero siguió hablando.

¿Estan en una cita? O ¿Interrumpo algo? 

Las sorpresas no terminaban de llegar, apenas si Mamoru habia saludado a Katherine cuando llego la presidenta llena de energia y vida pareciendo que jamas hubiera pisado un hospital dias antes. Si esto no lo sorprendio al principio lo que siguio si que lo hizo, la sola mención de la palabra "cita" sonrojo a Mamoru en ambas mejillas. Ocultando la vista de la presidenta Mamoru le respondio:

-No que va, solo nos encontramos de casualidad.

Mamoru tratando de cambiar el tema pregunto:

-¿Como te encuentras presidenta?, despues del incidente vi que te llevaron en ambulancia, ojala no fuera nada grave.

La preocupación de Mamoru era genuina, despues de todo la presidenta a pesar de su baja estatura y delgada complexión habia peleado con mucha valentia junto a Katherine en aquel incidente. No podia evitar sentirse un poco incompetente por no haber ayudado en nada en aquel oscuro evento, como un hombre que se respete a si mismo debia haberlas defendido, no al revés.

Ya habían pasado un par de días desde el incidente de los zorros y la niebla. Reimu se quedo aquel día en su casa pensativa, sin saber apenas que hacer ya que después de mirar y recibir las incesantes llamadas de la madre de Maki, su humor estaba mas bien por los suelos. Aunque aun debía algo a alguien. Gracias a la base de datos del instituto, Reimu se había hecho con el teléfono de Katherine. Desde su móvil, llamo. -Buenos días, habla con Katherine? Soy Reimu, Hakurei Reimu. Tu compañera de clase. Maldita educación la que se le había quedado de sus padres. Ese día también debería haberse saltado las clases finas.

-También... me da gusto que estés bien, Tsukaima. By the way... no se cuál es tu nombre...

Katherine meditaba acerca de ese hecho cuando una voz familiar les habla. Al reconocer a Irisu siente un gran alivio que le provoca escapar un suspiro, pues la joven se encontraba bien a pesar de que se había ido en ambulancia ese día. Apenas iba a responder su saludo cuando entendió lo que ella trataba de decir. <<She thinks we're dating?>>. Se sonrojó y negaba con su cabeza mientras el rubio respondía por ambos. Se alegró cuando se cambió el tema de conversación.

-Pensaba ir a visitarla al hospital, señorita Irisu, pero parece que se encuentra mejor. Espero que el resto de los compañeros estén bien. ¿Ha sabido algo del resto de la clase o de los desaparecidos?

Katherine se encontraba en su habitación estudiando japonés para ir dominando mejor el idioma. A pesar de tener el suficiente entendimiento para asistir a clases o salir sola a la ciudad, la pelinegra era consciente que debía aprender mejor cuando la situación fuese tensa, tal como ocurrió en la escuela. 

Ya había visto a algunos compañeros, pero la idea de que el evento fuese la comidilla urbana y sus compañeros aún no hubiesen aparecido la tenía bastante preocupada. Le hubiese encantado que todo aquello fuese un sueño y las clases de verdad iniciaban otro día.

De pronto suena el teléfono de su móvil y al revisar no reconoció el número, pero aún así contestó mientras dejaba a un lado los libros del lenguaje nipón.

-¿Hello? Perdón... sí, soy Katherine... ¿Reimu? Hola, claro que te recuerdo... ¿Cómo están? ¿No te regañaron tus padres por el uniforme?

Había preguntado "están" por incluir al peluche, pues la ojiazul era consciente que eso era muy importante para la chica.

Una mañana, a tan solo un par de días de lo ocurrido en la escuela, Katherine se encontraba recostada en su habitación sin deseo alguno de salir. Su madre había pedido permiso en su trabajo para estar con su hija aquella semana de vacaciones indeseadas y preocupada por notar su falta de actividad, su progenitora le gritó desde la sala que bajara en unos minutos.

La pelinegra se incorporó desganada, bajó en pijamas y notó que en sofá estaba su ropa de entrenamiento para el arco, entre ellos su protector de pecho, un arnés, protector de dedos y unas gafas que casi nunca se ponía; y por supuesto, su carcaj. Su madre la miraba con una sonrisa de desafío a la vez que arrojaba hacia arriba las llaves para que cayeran en la palma de su mano un par de veces antes de indicarle con su cabeza que se cambiara. Katherine sonrió, pues entendió el esfuerzo que hizo su madre para animarla. Agradecida, la chica se colocó sus ropas y ambas se dirigieron a un campo deportivo que tuviese Tiro con Arco.

Con algo de emoción, Katherine logró distraerse en su deporte favorito, logrando olvidar por momentos lo ocurrido en su escuela; es más, tampoco recordaba que ella luchó de esa manera contra esos zorros. Después de un rato, la pelinegra descansó sus brazos para retomarlo nuevamente y decidió caminar por los alrededores. Su madre estaba trotando en unos campos retirados a su zona, por lo que sabía que no la encontraría a ella. 

Katherine había quedado con Naoko de verse en el parque, pues le preocupaba el bienestar de la chica. La pelinegra va caminando hacia la zona del acuerdo mientras se deja envolver por los rayos del sol y las risas de fondo, al igual que el ruido del viento que la calmaba un poco. Ya había visto a otros compañeros de clase, por lo que su tensión hacia el bienestar de ellos había disminuido considerablemente a excepción de los desaparecidos.

La pelinegra llevaba ropas formales: un pantalón azul de mezclilla y una blusa café claro holgada con olanes en el cierre frontal y un bolso pequeño marrón. Su cabello negro suelto se dejaba elevar por el aire y eso le refrescaba bastante. Esperaba ver a Naoko mejor y que le hubiesen tratado bien en el hospital. A lo lejos divisó el lugar pactado y aceleró su paso por si la pelirosa ya estaba ahí.

Había tenido una semana agitada a pesar de que quería descansar: el encuentro con sus compañeros de clase había sido aliviador y esperaba que eso reforzara su lazo con ellos y así fomentar una buena amistad cuando regresaran a clases. Su contacto con Kenta habia sido formal, pues respetaba la figura de autoridad del presidente y ese día quedó de verse con Kuroyuu y Koichi, en la mañana y en la tarde respectivamente. Los días restantes quería pasarlos en casa con su madre, pues sentía que debía recuperar fuerzas.

Con un pequeño abrigo blanco, un pantalón negro, tenis blancos y una blusa color crema de manga larga, la pelinegra se dirigía al hogar de Kuroyuu. Es la primera vez que visita la casa de un compañero de clase, por lo que está un poco apenada por no comportarse bien, pues es bien sabido que no conoce mucho de las tradiciones niponas. Mientras se acercaba a la dirección, la joven meditaba sobre buenos modales y sobre todo, interactuar de manera afable con la chica, pues había visto ciertas actitudes en ella que le agradaron bastante y tiene gran interés en ser su amiga. No se había percatado que una mariposa revoloteaba sobre ella detrás de su espalda, deteniéndose a lo lejos mientras Katherine paraba ante un alto peatonal o siguiéndola a varios metros alejada.

Gracias por su preocupación –con un gesto de la mano resta importancia al asunto.

No fue nada grave, solo perdí la chaqueta y tuve estrés, con mi mesada podre comprar otra luego. Así pude convencer a los médicos de dejarme ir, necesitan las camas para gente que en verdad tenga algun problema.

Con cierto alivio en su voz, continúa hablando.

Nada Tempus-chan, los medios no sirven de mucho.

Es bueno verlos a ustedes, igual tuve el pendiente de saber lo que había ocurrido, mas creo que están bien ¿Saben algo de lo ocurrido en la niebla? No he podido hablar con nadie más y menos aún saber la razón de todo aquello.

Y la verdad, a veces olvidar lo ocurrido, fue… no sé. 

A pesar de irte caminando, te sentías un poco perdida, ya que el lugar al que llegabas parecía más un parque que un vecindario.

Caminaste con calma hasta dar con la dirección y al voltear, pudiste ver una casa de gran porte frente a ti. A pesar de parecer sencilla, era lo suficientemente grande para llamar tu atención.

Tocas el timbre dubitativa y Shiro es quien abre la puerta tras solo unos cuantos segundos. Su cabello lo llevaba recogido en una trenza que llegaba hasta su cadera y tenía un vestido azul claro que llegaba a sus rodillas. Llevaba una amable sonrisa en su rostro, a pesar de lo distante que siempre aparentaba ser.

- Bienvenida, Tempus-san. Adelante - te hace un gesto para que entres y después de cerrar la puerta, te guía hacia un balcón donde puedes ver todo su jardín. Era un lugar hermoso y muy bien decorado.

Después de un rato, un mayordomo les lleva té y unos cuantos bocadillos, panecillos, todo lo que podría ayudarte a acompañar ese té.

Por fin, Shiro se anima a hablarte y te pregunta - ¿Cómo has estado? Después de todo lo que pasó... Porque supongo que de algo así quieres hablar -.

Katherine observaba maravillada la estructura arquitectónica de la casa cuando llegó y entró a la misma. Ver en esas ropas a Kuroryuu le sorprendió un poco, pues era de mañana y creía que el frío era compartido. <<Must be the geographical difference... and I'm exaggerated>>. Sonrió un poco y saludó a la joven que le recibió. No dejaron los zapatos a la entrada, por lo que tal vez la construcción era más al estilo occidental, algo a lo que está más acostumbrada. 

Abrió los ojos sin disimular para apreciar la belleza del jardín, con un toque exquisito que le encogió de sobremanera. Sin dejar de maravillarse se dejó impresionar por el servicio de té, un evento que a ella le encanta por ser un momento familiar típico de su tierra. Encantada y de buen humor, la ojiazul bebió un sorbo mientras la anfitriona se dirigía a ella. Saborea el líquido y miró a Kuroryuu con amabilidad.

-He estado bien... Me he encontrado con algunos compañeros de clase y afortunadamente todos parecen encontrarse físicamente mejor...

Katherine desvió su mirada al recordar los eventos de la escuela y da otro sorbo para relajarse. Le agradó notar que mejoró un poco en sus estudios en el idioma, pero sabe que debe seguir esforzándose, por lo que su acento sigue marcado y la pronunciación de las palabras la cuesta un poco.

-Te visité no porque quisiera seguir con el tema de conversación de la ciudad que en vez de beneficiarnos perjudica un poco... Me interesaba saber cómo te encontrabas. I wanna be your friend, Kuro... Kuroryuu.

No se percató que lo había dicho en inglés hasta segundos después. Se sonrojó y bajó la mirada para recuperarse de su descuido.

-Perdón... me refería a que quiero ser tu amiga, si es posible.

-No tranquila, no me regañaron mucho. Contesto Reimu dejándose caer en la cama con una mano en su frente intentando alejar sus pensamientos de la mente y concentrarse en la conversación. -Como mucho se preocuparon algo por el hecho de que llegue sin ella y un poco con sangre en los pantalones. Pero claro, suerte de que las noticias vuelan en este lugar. Ya están contentos de que haya vuelto a casa. Es algo que no todas podemos decir. Espero que a ti tampoco te hayan metido mucha bronca. Mas cuando te portastes de aquella manera tan valiente.

Los ojos de Reimu se cierran unos instantes recordando a los que aun no habían vuelto a casa y sacude su cabeza. -Ya he lavado tu camisa, gracias por dármela en ese momento. No tengo mucha vergüenza, pero la niebla negra ayudaba a que no la sintiera. Con todos mirándome no me atrevería. Me gustaría devolvértela y ver a alguien que no me este mirando todo el tiempo como si me guardara las cosas para mi. Mis padres son extraños que se le va a hacer. Toma un momento el aire. -Conoces el parque cerca de la estación? Si te parece bien podríamos quedar allí y te daría tu camisa. De paso podemos conversar un poco, si no te molesta claro o no estas ocupada.

Shiro sonrió al escucharte hablar en inglés e hizo un gesto con su mano para quitarle importancia al asunto.

- Creo que aún no te acostumbras completamente al idioma, ¿Verdad? - tomó un sorbo de té para luego volver su mirada hacia ti.

- Es muy amable por tu parte, Tempus-san. La verdad es que me encuentro muy bien, gracias a Jaycee - le sonrió amablemente.

- El chico se enfrentó a una de esas cosas que nos atacó, aunque... - su mirada se tornó triste por un momento para agregar - Vimos a Maki-san por un instante pero luego desapareció. De saber que la iban a secuestrar, le hubiera insistido que se quedara con nosotros - tomó un sorbo más y luego continuó.

- Yo no puedo creer que los medios hayan cambiado las versiones de esa manera y han hecho que todos parezcamos dementes. Mientras tanto, abusan del sufrimiento de los padres de los desaparecidos - deja la taza de té para tomar un panecillo y darle un mordisco.

Suspiró y te sonrió nuevamente - No quiero aburrirte, disculpa. Es solo que hay muchas injusticias en este lugar - había un brillo melancólico en su mirada con sus palabras.

- ¿Qué sabes del instituto y de los otros? El presidente Kenta me informó que casi todos los arreglos están hechos. Es posible que comencemos pronto -.

Mamoru entonces cayo en cuenta de que jamas se habia presentado bien, o quizá si lo hizo pero Katherine habra olvidado su nombre por el estres, se aclaro la garganta y le dijo a Katherine:

-Crei habertelo dicho, me llamo Tsukaima Mamoru, Katherine-san.

Luego al escuchar las palabras de la presidenta tambien le dio curiosidad, se rasco el menton trantando de pensar sobre el incidente, niebla extraña, animales raros y luego los mas raro que hubiera visto en su vida: una chica magica. Parecia todo salido de un sueño loco, uno de esos que tienes cuando recibes un par de patadas en la cabeza y te dejan tirado en el suelo inconciente. Parecia un sueño, pero Mamoru estaba seguro que todo fue real, ese cansancio era real, el dolor en sus huesos era real, esa sensación de impotencia que sentia en aquel entonces tambien lo era. Si algo habia aprendido en su vida era creer en el mismo, el sabia que la unica persona que no podia mentirle era el. Bajo la mano de su rostro y les dijo a las chicas:

-No se, todo fue muy raro, la niebla, los perros de tinta o alquitran y lo peor de todo, la chica magica. No se ustedes pero eso en lo personal es lo mas dificil de creer para mi. Piensenlo: si existieran las justicieras con poderes magicos el mundo no seria el lugar tan cruel e injusto que vemos todos los dias, habria algo a lo que los delicuentes respetaran y temieran y no veriamos tragedias como que un asesino mate una familia entera o un banquero corrupto dejara a miles sin hogar.

Mamoru decia estas palabras con una pasión apagada, el cuando era un niño admiraba a los superheroes, veia series de los super sentais* a todas horas y siempre que podia jugaba a eso en la primaria. Pero luego cuando creces y conoces la vida real de primera mano pierdes el interes en esas cosas. ¿Realmente lo habia hecho?, aún en el fondo de su alma estaba ese pequeño sueño infantil de ser un defensor de la justicia. ¿Pero que clase de justicia?, habia gente buena que hacia cosas malas y gente mala que a veces hace cosas buenas ¿era justo tratar a los buenos y a los malos solo por ser "buenos" o "malos". Ese debate siempre lo atormentaba. No importaba realmente, el solo era un chico normal y esos dilemas no deberian molestarlo.

-Es natural que los padres se preocupen. Los míos son algo reservados, pero saber lo ocurrido se la pasaron con preguntas sobre lo que pasó y si resulté herida. Se les hizo raro que los medios no dijeran la verdad de los hechos, aunque al final concluyeron que quisieron respetar la imagen de la directora... afortunadamente sí me creen, mas no ven esos tintes mágicos o fantásticos por atribuirlo a crisis colectiva.

Katherine tomó un respiro por intentar hablar bien el idioma. Al menos piensa que los estudios rinden frutos. Sonrío, pero su sonrisa se esfumó ante el elogio y aunque Reimu no pudiese ver su sonrojo, pudo escuchar su respiración un poco agitada.

-Well... thank you, but.. Perdón, gracias... hice lo que podía. Cualquiera habría hecho lo mismo en mi lugar. A pesar de ello, mi familia se alarmó por tener que usar un deporte que me gusta para defender... Igual tu fuiste valiente en socorrer al baterista, fuiste de gran ayuda.

Katherine se llevó una mano a la sien mientras Reimu seguía hablando. Seguía prestando atención, pero las imágenes de lo ocurrido le tensaban todavía y agradecía ese receso escolar, pues dudaba que ese interés en la conversación lo aplcara a una jornada de clases.

-Si crees conveniente que hoy podamos vernos, adelante-escuchó el lugar propuesto e hizo remembranza para recordarlo. Ya había recorrido la ciudad para conocerla-. Creo saber dónde está, si no te llamo o te mando un mensaje. Y no, no estoy ocupada, tengo mucho tiempo libre. Me arreglo, aviso a mi mamá y salgo para allá. ¿Qué te parece una hora?

Esperaba la respuesta y en cuanto la tuviese, haría todo lo que dijo para llegar a tiempo a la estación.