Partida Rol por web

Estáis juntos de nuevo, aunque las circunstancias no podrían ser más curiosas. La única lumbre real proviene de la linterna que sostiene Errol, y vuestras siluetas apenas definidas por débiles halos de Glamour se dibujan en la oscuridad de aquel túnel, que apesta a pesadillas y sueños intranquilos. Y aunque cada cual encuentra en el ambiente algo que le guste o le disguste, todos podéis percibir la fuerza inefable del Ensueño impregnando las paredes, el suelo y haciéndose más fuerte a medida que avanzáis en la dirección oeste.

Aquel camino subterráneo está silencioso, demasiado, ni siquiera las quimeras parecen querer poblarlo y pronto una idea toma forma en vuestra mente: sabéis que las sendas del Ensueño son caprichosas y que muchos se pueden perder cuando pisan un camino que se supone debería estar perdido, o que sólo aparece bajo ciertos momentos extraños. ¿Podía ser este vuestro caso? Y de ser así... ¿podríais volver? Ya vuestros mentores os han advertido que, ni el tiempo, ni el espacio, ni la lógica simple podían ser aplicadas así como así de este lado del Seto, y un paso en falso podría veros regresar al mundo otoñal en muchos muchos años.

Pero no hay muchas opciones en realidad. Y una pequeña lumbre se ve finalmente más al fondo, tenue, estática, tentadora. Algo que rompe la extraña monotonía de vuestros pasos, respiraciones y palabras. Porque, al menos en las tinieblas, y ante la incertidumbre de vuestra dirección, lo único con lo que contáis es con poder hablar el uno con el otro. Por ahora.

-Huele como a casa- la voz salió del Clurichaun, pero no era la de él. Era más aguda, más rápida, con una dicción diferente, más fuerte. La luz de la linterna revela una criatura pequeña, como una lagartija, con una cola, y un aire vagamente humanoide, midiendo no más de unos treinta centímetros, y ahora sobre el hombro del pelirrojo. Su cabeza es pequeña, y tiene dos cuernos protuberantes que distinguís aún en la oscuridad.

-Joder, que bien he dormido mientras estabas hablando con ese montón de ancianos. ¿Qué ha pasado de nuevo? ¿habéis encontrado ya alguna parte de la niña? Cinco libras a que encontráis un dedo. No, no- dice, sus ojos, azules y brillantes se cierran un momento. -¡Diez libras!- dice, levantando la voz y produciendo varios ecos a través del túnel.

El resto se habían unido a Kyran y a mí, con una linterna que era algo útil. O bueno, parecía algo útil porque yo me las estaba arreglando muy bien tanteando todo con las manos, daba igual que el suelo estuviera sucio, húmedo o lleno de barro, tocarlo era agradable. La frialdad y la oscuridad de aquel túnel eran extrañamente familiares, aun cuando en casa no tenía nada parecido a aquello.

_{^{-El fuego fatuo que seguimos ha debido correr mucho por aquí, no sabía que iban tan rápido. Sin duda es culpa de que Neakail no me ayudó en el ritual, de ser así seguro que hubiera sido más amable y el fuego fatuo nos hubiera esperado, ahora está enfadado-}} comento mientras sigo avanzando en aquel silencio alienante.

Desde que nos habían cogido el juego de palabras encadenadas se había terminado y lo echaba de menos. Voy a abrir la boca para preguntar sobre retomarlo todos juntos cuando se oye una voz. Me paro y miro alrededor.

-^{_{Oh, ¿qué eres? ¿Es tuyo?}}- señalo a Errol pues lo tenía sobre él, la curiosidad puede a mis modales y mi dedo va de aquella criatura a nuestro nuevo compañero de viajes. ^{_{-¿Cómo se llama? ¿Se puede tocar? ¿Muerde? ¿Por qué quiere encontrar a Alice por partes? ¿Qué come?}}- mi mano va a mis bolsillos, tentando con los dedos sucios lo último que me queda de restos de merienda, que seguro aquel ser agradecería, pues se los tiendo.

Jo-der.

Cuanto más avanzamos, más me doy cuenta de que esto es una cagada de las buenas. Peor aún que ir a robar a la comisaría. Puta niña, puta búsqueda y puto yo por hacer caso. Como de verdad esto acabase con nosotros volviendo años más tarde, iba a cagarme en los muertos de más de uno, en los míos para empezar. Seguro que mi hermana se tiraba a saber cuánto tiempo buscándome. Y lo que era peor, iba a tardar media vida en ponerme al día con las series. Y a saber cuántas Sharknado habría a la vuelta. Si es que yo lo sabía, tendría que haberme quedado arriba. Y si volvían diez años más tarde, bueno... Yo habría estado vigilando la puerta al menos una parte de ese tiempo. Unos diez minutos. O hasta que se me acabase la batería del móvil.

Lo malo de ser el que lleva la linterna es que es difícil disimular, quedarte atrás y dar media vuelta. Eso, y la tentación de apagarla de repente, segundo tras segundo. Apagarla y saltarle encima a alguno. Al jefe, por ejemplo. Eso sí sería divertido. La idea se va fraguando en mi mente y una sonrisa ya empieza a crecerme en la cara, cuando noto a Mest sobre el hombro. Lo miro de medio lado y le enfoco la linterna directamente a los ojos, sólo por molestarlo.

—Si apuestas mi dinero, no tiene gracia —le dije tras sus palabras—. Y por diez libras, ya podrías jugártela y decir qué dedo.

Después de eso apunté con la linterna a la gótica un momento. Luego seguí apuntando al frente, como si supiera adónde íbamos o qué buscaba. Un dedo no, desde luego. Pero porque pasaba de perder diez libras.

—No es mío —respondí—. Si lo fuera podría abandonarlo, pero qué va, no se deja. —Entonces me dispuse a presentarlos, dándome cuenta demasiado tarde de que no tenía ni idea del nombre de ella. Busqué rápido algo con lo que no quedar mal. No muy mal, al menos. Y me sorprendí al encontrar un nombre con el que incluso a lo mejor hasta quedaba bien—. Mest, Hallowitch, Hallowitch, Mest.

Venga, reconócelo: me había lucido. Seguro que ninguno pensaba que no me acordaba. Con un poco de suerte hasta había triunfado. Con menos que eso había ligado en el pasado. Vale que ella era la más creepy de todos... Pero tenía su punto. Y desde luego no parecía que fuese de las que montan un escándalo cuando están al tema. Otro punto a favor.

El pelirrojo quiere seguir apostando, pero esa cosa tiene mi interés y parece que se llama Mest Hallowitch, es un bonito nombre.

^{_{-Encantada señor Mest Hallowitch, yo soy Leonore Walsh}}- de poder haría una pequeña reverencia, me conformo con un pequeño asentimiento con la cabeza. -^{_{¿Por qué ibas a querer abandonarlo?}}- sigo ofreciendo a Mest Hallowitch las migajas que saqué de mi bolsillo. Seguro que tenía hambre si estaba escondido en el bolsillo del pelirrojo o a saber.

Quizás es por el desapego emocional que dicen que los pelirrojos no tienen alma. Aunque Tommy nunca ha sido tan así... Quizás hay excepciones que prueban la regla, habrá que investigar más.

_{^{-¿Qué eres?}}- pregunto a Mest Hallowitch.

Actuar de forma impulsiva era la más suicida de las actitudes. Se maldice poco apoco, a medida que sus pasos avanzan y las enseñanzas de Orsy acuden a su cabeza como fantasmas de pasado, para torturarle. ¿Y si no podían volver? ¿Y si Leonore la había liado con sus mierdas y los había conducido a un sendero de olvido del que jamás podrían salir?. Olvido no, desde luego… desde el momento en que más de uno los recordarían como aquellos que se perdieron por monguers, mientras buscaban a una niña para Lady Ban… a la que dejaron tirada por MONGUERS.

La oscuridad y el silencio solo refuerza la rabia que comienza a gestar y retorcerse en sus entrañas, que se agita cuando se encuentran con la Sluagh.

- Más te vale no haberla cagado, porque de lo contrario te vas a cagar, por retrasada – le espeta a Leonore, que le echa la culpa a él de todo aquello al aparecer, por no estar en el ritual – Chúpame la polla... – añade, como guinda final a las increpancias de la Sluagh. – ...habíamos quedado en algo y al final habéis hecho lo que os ha salido del puto nabo, todo esto es culpa vuestra. Me vas a explicar qué coño ha pasado. Con putos pelos y señales.

La irrupción de un sexto miembro en grupo le pilla de improviso y da un pequeño respingo.

- ¿Qué cojones…? – ladra.

Neakail no parece contento, como su primo de la puerta, cosa que no me sorprende tampoco.

^{_{-No, no, no, yo hice lo que tenía que hacer: el ritual. No es mi culpa que no os tomarais las cosas en serio, además Kyran y yo teníamos todo controlado aquí abajo y habéis venido porque habéis querido}}- levanto un dedo explicando lo que había pasado realmente.

–^{_{Creo que te lo dice a ti…}}- le digo al sátiro cuando Neakail habla de ciertas acciones que sin duda no tienen que ver con nuestro tipo de relación, que es una amistad. Quizás quería profundizar más en el tipo de amistad que quería tener Kyran con el resto, una más física y con menos ropa.

—Cocaína —fue la última palabra que Kyran le dedicó a Leonore antes de que llegasen todos.

Les recibió con un gesto de cabeza y un «Ey», pero no llegó a detener sus pasos. Al sátiro se le podía notar incómodo en ese túnel. Y no era solo que estuviese totalmente fuera de su zona de confort, es que aquel sitio daba un mal rollo tremendo. Y para mal rollo el que daba también el bicho que apareció en el hombro del pelirrojo. Era como la araña de Leonore pero en más feo todavía. Kyran lo contempló con las cejas ligeramente enarcadas y luego se dedicó a escuchar a la chiquillería.

La continua discusión entre la sluagh y el nocker le sacó una media sonrisa, pero no intervino hasta que no le metieron en la conversación. Llegado ese punto le dedicó un guiño pícaro a Neakail y pasó un brazo por encima de los hombros de Leonore, como para contarle un secreto. 

—Yo podría quitarle ese mal humor, ¿sabes? Si se dejase —murmuró, sin preocuparse demasiado de que los demás pudieran escuchar—. Pero en este caso te lo decía a ti. Creo que es su forma gruñona de pedirte una cita.

Después extendió los brazos a ambos lados, estirando los músculos de su torso de modo que se marcaron bajo su camiseta, y suspiró. 

—A ver —comenzó entonces a explicar la situación, porque si dependían de Leonore para ponerse al día los pobres iban a acabar tan trastornados como ella—, cuando os fuisteis la baronesa me pidió que antes de bajar a hablar con las cocineras echase otro vistazo por el patio, por si la quimera había dejado algún rastro o algo. Dijo que no sabía qué podría encontrar, pero creo que tenía un presentimiento o algo, así que le hice caso. —Hizo una pausa para echar un vistazo a los chavales y ver si le seguían y continuó—. En fin. Así buscando encontré una puerta en la que antes no me había fijado. La de Mantenimiento. Ponía que estaba prohibido pasar y pensé que qué mejor sitio para esconder a la niña que uno donde nadie entraría. —Obvio, claro está, además de que las cosas prohibidas siempre le habían parecido más tentadoras que las permitidas—. Y nada, allí dentro estaba el profesor Hoggs, de quien Alice había hecho un dibujo junto a sí misma, así que me puse a interrogarlo. Entonces apareció el fuego fatuo de Leonore y se metió en el suelo entre nuestros pies. Le preguntamos qué había debajo y al principio decía que no había nada, pero cuando le amenazamos con ir en busca de la baronesa decidió cooperar y dejó de mentir. Nos metió miedo con estos túneles y blablabla, pero no le hicimos ni caso. Mandé a Stevie a avisaros de que íbamos a entrar y el resto ya lo sabéis. Ahora sólo tenemos que seguir el fuego fatuo hacia Alice o lo que quede de ella —al decir eso echó un vistazo al bicharraco de Errol— y ya está.

Se rascó la barba y los repasó a todos con la mirada, deteniéndose un segundo de más en Deanna, tiempo suficiente para acentuar su sonrisa en su dirección. 

—¿Y vosotros qué? ¿Algo interesante entre los profesores?

El nocker le dirige al sátiro una mirada cargada de un significada que se alejaba bastante del caríz que tomaban sus palabras. Le miraba serio y con cierta mueca de asco.

- Chico, ya te gustaría, antes prefiero que me rebanen la polla... - le espeta, ante lo de "si se dejarse", lanzando los mismos improperios a la Sluagh - Me vais a hacer vomitar.

Luego atendió a las palabras de Kyran, perdiendo poco a poco la cara de repugnancia. 

- ¿La niña se dibujó con Bastien? - alzo una ceja, pensando porque cojones no habían compartido antes eso. Porque solo lo mencionaron como algo banal y en plural "dibujos de profesores". Cosas que pasan cuando solo piensas en meter la polla en el boquete libre más cercado, pensó. -  Debisteis dar ese puto dato antes, que sumado al intento de engaño por su parte, debió hacer que  ni vosotros, ni nosotros entrásemos a esta mierda, no sin antes avisar a la baronesa... - ladró, muy molesto. 

Sin duda la actitud del otro nocker era rara, sospechosa. Y era, hasta el momento, el que cargaba sobre las espaldas el grado de sospecha mas grave. - Nosotros no hemos sacado nada, apenas nos dio tiempo a hablar con dos profesores, hasta que Steve nos buscó para que viniésemos...

Deanna avanzaba junto a los demás, con el vello erizado y la nariz arrugada, llevando el estilete preparado en mano, por si tuviera que utilizarlo, dando un inevitable respingo al escuchar y contemplar el ser extraño que hablaba junto al pelirrojo- Wow... Seguro que apostar sobre los restos de una niña muerta es lo mejor que podéis hacer ahora.-dijo, enarcando una ceja, mirando al recién llegado, y al bicho que tenía sobre el hombro, emitiendo una suerte de bufido breve.

Luego fijó la mirada bicolor sobre Neakail, y se abstuvo de resoplar y respirar profundamente, por la repugnancia que le causaba el olor de aquel sitio tan siniestro. Escuchó las palabras del sátiro, y a pesar de la circunstancia, devolvió la sonrisa, breve pero significativa a Kyran, diciéndose que si salían de aquella, tendría que hacerle alguna visita. Sí, visitarlo y dejarle claro que era de mala educación dejar asuntos a medias, se dijo, mientras se agitaba suavemente su cola frondosa, y acto seguido miraba alrededor, atenta.

- Ay que sí, que sí, que todos somos unos inútiles. Y tú, pobrecito, tienes que aguantarnos a nosotros, una caterva de seres inferiores que sólo piensan con la polla. Y seguro que el dibujo ese era súper relevante teniendo en cuenta que había dibujos de todos los puñeteros profesores.-dijo, más que enfadada, aburrida. Aburrida de escuchar las quejas de Neakail- He escuchado que gruñir y quejarte todo el tiempo sin aportar ninguna solución ni hacer ninguna sugerencia realmente productiva es bueno para el tránsito intestinal. Viéndote la cara, y teniendo eso en cuenta, ahora entiendo por qué lo haces tanto.-indicó- Y puedes ahorrarte llamarme pequeña Peggy, o algo similar. Es tan poco evidente que seguro que me molesta y me hiere muchísimo. -declaró, enarcando una ceja, mientras negaba con el rostro.

- Menudeces. Asuntos de azulejos y ruiseñores. -contestó a Kyran, apoyando una mano sobre su cadera- Y ahora, ¿podemos seguir echándonos mierda a la cara, por favor? Seguro que es mejor que tratar de saber dónde estamos, hacia dónde vamos, y qué podemos hacer. 

La verdad es que en ese momento no estaba enfocado en la gata, pero ella misma es autoespone y él... no puede evitarlo.

- Bueno, si, tienes razón. Pequeña Piggy y zorra está ya muy usado, me gusta variar.. - le espeta - Lo que haré en su lugar es pedirte que cierres la puta boca, si es que puedes contener el impulso de comerte alguna polla.. claro, esto tiene toque a cuarto oscuro y quizá te puede. Calladita estás mejor, digo, disimulas lo retarder, ya sabes. No se puede tener todo, estar buena y ser lista... demasiado - veneno. 

Luego miró a Leonore.

- ¿Y bien? ¿para donde fue el fuego? - le pregunta.

-Eh, alguien tiene que decir las verdades que nadie quiere escuchar. Niña desaparecida, ¿qué os hace pensar que está viva?- y da un jalón a la oreja del Clurichaun. -Vamos, vamos. Si en el fondo me quieres. Soy más entretenido que la mitad de los amigos que has tenido... y más guapo que la otra mitad- dice, y sus ojos brillan con un azul más intenso. Parecía su manera de reír.

-Encantado, Hallowitch- dice y toma asiente en lo alto de la cabeza de Errol mientras observa la discusión que empieza a surgir. -Tío, me cae bien tu nuevo amigo- le dice mirando al Nocker. -¿Crees que haga oposiciones a compañeros?- y parece removerse un poco. Escucha y luego ríe. Pero se detiene un momento y se inclina desde donde está. -Tío, esos dos se van a besar, ¿no? ¡Que se besen!- empieza a cantar pero luego se detiene en seco, como si algo hubiese llamado poderosamente su atención.

-Esto, no es que quiera interrumpir vuestro magistral plan para hacer tanto ruido como sea posible y atraer a otras quimeras que rondan en este sitio que os da tan mal rollo- dice burlón. -Pero huele a Glamour... a Glamour nuevo.- dice un instante.

Kyran se encogió de hombros ante los gruñidos del chaval. No parecían afectarle demasiado, tal vez porque lo consideraba un crío enfurruñado o quizás porque estaba acostumbrado a tratar con él. 

—Teníamos que bajar —aseguró, haciendo un gesto con la cabeza hacia Leonore—. El fuego fatuo había metido el turbo y si nos quedábamos arriba esperando o avisando lo íbamos a perder. Y no podía dejar que Leo bajase sola —agregó, como si ese argumento fuese un punto final.

Parecía que iba a añadir algo más, pero con lo que había dicho el bicho raro del nuevo se quedó callado y olfateó con cuidado. 

- Mi polla, cuarto oscuro, yada yada yada...*. Sí, me muero por besarlo, ¿no lo ves? Venga Neakail. Te doy un beso. Y un autógrafo.-dijo, acentuándose su expresión de aburrimiento, poniendo sin embargo las orejas tiesas, nuevamente, al escuchar lo que decía aquel bicho que el pelirrojo había traído consigo- Glamour nuevo...-repitió, tragando saliva, antes de olfatear el aire, adquiriendo su rostro una mueca de indudable repugnancia. 

- Si, fírmame el ojete, guapa - le suelta la gata, que parecía estar aprendiendo a digerir sus groserías. Sin duda pensaba que era una auténtica lástima, la lágrimas le sentaba bien.

Vuelve a prestar atención a la venidera respuesta de Leonore, que acaba procediendo de Kyran, sin embargo. Mira el sátiro con el disgusto ya implícito en la cara, emitiendo un gruñido que emerge desde la garganta, y entonces el ser de ojos azúles interviene.

Olfatea, tratando de percibir algo, aunque sin resultado.

_{^{-No, a mí no me pediría salir-}} contesto sobre la cita y sigo caminando, tanteando las paredes y el suelo de buen humor. ^{_{-Los fuegos fatuos no esperan, pero podía venir sola, no pasaba nada si no queríais venir. Soy yo la que llevo la merienda de Alice-}} merienda que había ofrecido al tal Mest Hallowitch y que no había aceptado, seguramente venía merendado de casa.

Yo no olía nada pero el amigo del pelirrojo me resultaba interesante. Más interesante que la declaración de Neakail a Deanna y sus acentuadas curvas de mujer, al menos más acentuadas que las mías. Era normal que atrajera la atención de los hombres, incluso si eran malhumorados como Neakail, aunque este se acababa de declarar a Kyran, o eso pensaba.

-^{_{Creo que deberíamos seguir avanzando, si el fuego fatuo vino por aquí no puede equivocarse. Los fuegos fatuos no se equivocan y menos este que lo traje yo}}- porque el ritual había sido todo un éxito, gracias a Steven. Si hubiéramos tenido que contar con el nocker para que esto saliera estábamos vendidos, aun cuando se comprometió a hacer las cosas.

Dejé que los otros hablaban sin dejar de avanzar. La otra vez que habíamos coincidido todos no había tenido la oportunidad de entender lo bien que se llevaban unos con otros. Al menos, me quedaba claro que lo del jefe no era sólo conmigo. Pero bueno, eso era lo de menos: todos parecían tener para dar y tomar, sobre todo con Neakail. Por suerte el sátiro nos había puesto un poco al día. Total, el resumen era que habían hecho un plan entre todos, y los que se habían adelantado ni siquiera lo estaban siguiendo cuando llegaron aquí. Y pensándolo bien... ¿Ese plan hacía que la pooka fuese a interrogar a nadie sola? Joder, ya era mala suerte. Si me hubiera enterado bien antes me las habría ingeniado para ir con ella con la excusa de lo difícil que iba a ser enterarnos de lo que descubriera. Poniéndolo en una balanza, no había comparación: un nocker cabreado en una mano, una tía buena que todos trataban de ninfómana por el otro. En fin, esa era mi suerte desde que me había juntado con esta peña.

Olfateé el aire cuando Mest dijo aquello, atento a lo que pudiera pillar. La verdad es que Mest no solía advertir de cosas en serio si no eran, bueno... Serias. Así que a pesar de lo divertido que era oír a Neakail pidiendo autógrafos en el ojete, me preocupé un poco. Había algo extraño en la situación. A ver, lo raro no era encontrar un grupo de changeling que no se llevasen bien: lo raro era encontrar uno en el que yo pareciese una persona madura. Eso sí era otro motivo para preocuparme.

—Eh —llamé la atención de Mest en voz baja, poco dispuesto a dejar lo que había dicho sin respuesta—. Que yo tenga amigos feos no te hace a ti más guapo. Pero sí, eres más entretenido que un hámster. Aunque huelas peor.

Tardé sólo un momento en hablar con voz un poco más seria.

—Yo de otras quimeras creo que paso —enuncié—. Bastante tengo contigo.

Seguí caminando unos pasos más.

—Y el fuego fatuo, entonces... ¿Se supone que guía hacia Alice? ¿Por qué entonces hemos perdido el tiempo hablando con profesores y todo lo demás?

Es difícil percibir algo, cuando todo a tu alrededor huele a Glamour. Después de todo, estáis en el Ensueño, en una parte oscura y lúgubre de él, y todo tiene un olor a Glamour. Pero las quimeras son más sensibles, y ésta tenía algo de razón: había un aroma en el ambiente, cálido, nuevo, diferente. Es apenas perceptible, y de no concentrarte en intentar seguirlo, muy probablemente no lo habrías captado.

El problema es que no estabas seguro de dónde venía. Flotaba en el ambiente, mezclándose con aquel desagradable perfume siniestro. Ni tampoco le habías puesto atención antes para saber si se fortalecía a medida que avanzábais o por el contrario, retrocedíais. 

Es difícil percibir algo, cuando todo a tu alrededor huele a Glamour. Después de todo, estáis en el Ensueño, en una parte oscura y lúgubre de él, y todo tiene un olor a Glamour. Pero las quimeras son más sensibles, y ésta tenía algo de razón: había un aroma en el ambiente, cálido, nuevo, diferente. Es apenas perceptible, y de no concentrarte en intentar seguirlo, muy probablemente no lo habrías captado.

El problema es que no estabas seguro de dónde venía. Flotaba en el ambiente, mezclándose con aquel extraño perfume de esta subterránea ubicación. Ni tampoco le habías puesto atención antes para saber si se fortalecía a medida que avanzábais o por el contrario, retrocedíais.