Partida Rol por web

Ésta ha sido una larga y costosa liga para el Malazpulgaz de Orcalejo. Vuestro modesto equipo ha conseguido, a base de sangre, sudor y broncas, llegar a la esperada final. Y es que en vuestro último partido, una victoria os ha catapultado directamente a la final que mañana os enfrentará directamente con un equipo humano por el que nadie daría absolutamente nada. De hecho, incluso nadie recuerda su nombre. ¿Qué mejor que celebrar una victoria cantada como la que os espera en la taberna habitual? Una victoria que os entronará, por primera vez en la historia del equipo, como capeones de la liga. ¿Qué puede salir mal?

Estaban reunidos, como era costumbre antes de un partido, en la taberna de Orcalejo para coger fuerzas y hablar de tácticas de juego. Grok estaba orgulloso de saber lo que significaba esa palabra. Quería decir… Bueno. Es igual. El tenía que romper muchos huesos de los jugadores del equipo rival y esos eran, los que tienen la piel más clara. O eso creía, que le habían dicho.

Si algo le gustaba a Grok además de los partidos, eran las visitas a la taberna. Ambos tenían aspectos comunes. En ambos había peleas y en ambos había algo para comer. Y aquí también se juntaba con los otros jugadores, que con el tiempo se habían convertido en sus amigos. O aquello que un troll entiende por amistad. Al menos aún no se había merendado a los goblin y aquello ya era mucho decir.

Se habían sentado en su mesa habitual. Una que tenía unos asientos reforzados para aguantar el peso de aquel bestiajo. A su mesa se sentaban entre otros Buark, Napi, Krakka y Gorkul. Y mientras bebían unas cervezas y esperaban a la comida, hablaban de eso, que llamaban tácticas y del partido de mañana. La gran final. Grok no entendía ni la mitad de lo que decían los demás, pero cada vez que los comentarios iban de demoler a algún humano, Grok se llevaba la manaza a la boca, para tapar una risa golfa, que en lugar de sonar como un travieso „jijiji“, retumbaba por encima del ruido de la taberna más bien como un „jojojo“, que helaría la sangre en las venas del más osado aventurero.

- Jojojo. Buena "trácita“. – Respondía a los comentarios de sus compañeros, sobre como ganar el partido del día siguiente.

A Napi toda aquella conversación sobre tácticas le aburría de sobremanera. La táctica iba a ser la de siempre; Darle una paliza de muerte (literalmente) a los blanduchos humanos y meter un par de touchdowns, y por mucho que los orcos del equipo inventasen nuevas formas de apalear a los humanos, él a lo máximo que podía aspirar en las tácticas de sus compañeros era a tomar el papel de arma arrojadiza. Intentando deshacerse del tedio que le invadía, se levanto de la mesa y se escabulló entre el gentío, buscando alguna conversación en la que poder meterse y arrancarse con alguna de sus anécdotas, pero el ensordecedor escándalo que se había instalado en la taberna ya hacia que le doliesen sus enormes orejotas, y dándose por rendido regresó hacia la mesa donde estaba sentado con el resto de compañeros de equipo, dispuesto a contarles a ellos las historias.

"Zí, zí, buena táctica, pero no tan buena como aquella que me inventé en pleno partido de loz play-offz contra loz Naggaroth Nigthmarez, cuando jugaba con loz... eh... Chaoz All-Ztarz, ezo ez. Íbamoz perdiendo 4-1 al dezcanzo cuando le dije al entrenador; Tráeme una mula, doce cuboz de zalza de pimienta y un barril de pólvora..."

Pues alli se encontraban todos, en la taberna planeando como vencer en la gran final de mañana, si la gran final...nunca antes habian estado tan cerca de hacer algo memorable salvo aquella vez en la que perdieron 25-1 y se quedaron a un solo tanto en contra de batir el record al equipo mas anotado de la liga o aquella otra en la que un brote de peste negra de la cienaga se llevo por delante a medio equipo justo antes de un partido, teniendo que coger a gente de las gradas para completar el equipo, con el desastroso resultado de todos muertos...casi logrando batir el record de el equipo con mas muertos en un solo partido, todo por culpa de un niño que salio del coma 2 años despues dejandoles sin aquel "logro"

Pero alli estaban, a las puertas de la final, Gorkul se encontraba sentado entre Buark y Krakka atendiendo que no entendiendo las tacticas que se debatian

-Lo que hay que hacer ez partir laz piernaz a zuz receptorez, ezo lez impedira avanzar con la pelota Dijo Gorkul con su tono de voz fuerte y ronco

-Debemoz machacar, machacar, machacar.......!! De pronto su mente viajo de aquella taberna a muchos años tras cuando combatia en batalla, viendose rodeado de enemigos y abriendose paso a golpes de espada y mordiscos

Cuando su mente volvio a su cuerpo se descubrio pegando puñetazos en la mesa violentamente, gritando y respirando agitadamente, se detubo en seco y miro a sus compañeros

-Lo ziento

Buark estaba tan callado como de costumbre. Removía el contenido de su jarra una y otra vez mientras Torok vaciaba el contenido de la suya una y otra vez. A su alrededor los gritos de sus compañeros y los golpes de los orcos negros y los blitzers hacían el ambiente ensordecedor, tanto que hasta era imposible oir hablar a Napi, lo que siempre era una bendición si uno lo pensaba bien...

El viejo lanzador reflexionaba, que él recordara nunca se habían visto en una situación como aquella. Cuando parecía que iban a terminar cuartos por enésima vez en aquella liga local de cuatro equipos... de repente los dos primeros equipos de la liga se destrozan mutuamente hasta el último jugador ¡menuda suerte!

La culpa había sido de aquel sacerdote humano que había decidido exortizar al devorador de almas en pleno partido... el vórtice demoníaco había arrastrado a los infiernos a todos aquellos que el demonio no había troceado en medio de un monumental cabreo.

Pero bueno, sería cosa de la suerte. Buark estaba seguro que algún campeonato debían haber ganado alguna vez, por mucho que él no se acordara más que de haber sido siempre de los últimos, a fin de cuentas - en los viejoz tiempoz todo era mejoz, mucho mejoz.

Mañana se enfrentarían a un equipo humano, debía ser uno nuevo porque a Buark tampoco se acordaba de nada... ¡Aquello tenía solución! el orco se volvió a uno y otro lado y localizó su medicina para la memoria. Se levantó y le sacudió un fuerte pescozón a Trikki, que anda sorbiendo la cerveza de Borzag con una pajita sin que éste le viera.

- ¡Trikki! ¡Ya estás llendo a la barra a preguntar como ze llaman loz humanoz de mañana!

Le sacudió un pescozón de recuerdo cuando el goblin ya salía por piernas - ¡Ya puedez enterarte de a cual de ellos le he dado una paliza de muerte hace añoz!

Krakka apuraba el contenido de su enésima jarra de cerveza, y es que la ocasión no merecía menos. Por primera vez desde que el blitzer recuerda, los Malazpulgaz se iban a jugar el título de la liga. ¡Por fin podría pasar de ser el mejor jugador de un equipucho a ser el mejor de un equipo campeón!

Las reuniones tácticas no siempre gustaban a Krakka. Cuando se hablaba sobre anticipaciones en defensa, aperturas a la banda o presionar al centro el orco se aburría como en aquél partido contra elequipo Halfing de los Gourmets de Villacochino en el que Grok se comió a más de la mitad del equipo rival, a su cocinero y al balón, quedando el partido suspendido a los dos minutos de haber empezado. Sin embargo, cuando la discusión giraba en torno a patear, golpear, pisar o morder, el orco se contagiaba de una fiebre de entusiasmo.

- ¡Gorkul tiene razón! - dijo mientras golpeaba la mesa al ritmo de su compañero, sin darse cuenta de que el otro orco andaba perdido en su pasado. - Lo ke tenéiz que hacer ez dejarme a mí al jugador eztrella de loz rozadoz. Le krujiré el kráneo, y entonzez Gorkul le puede partir laz rodillaz. Kuando ya no ze pueda mover y lo hayamos pizado y repizado, ze lo damoz a Grok para ke ze lo koma. ¡Azí juegan loz kampeonez! Zi ze me okurren eztretegiaz azí no zé kómo no hemoz ganado ya la Blood Bowl...

Trikki llega a los pocos minutos saboreando una abundante jarra de cerveza de hongo.

- Buark, nuestro próximo rival son los "Marienburg dolphins", en principio un problema menor. - Trikki sonríe con maldad traicionera apenas dismulada - si no fuera por lo que me han dicho en la barra. Mirad ahí delante.

A pocas mesas de donde estáis sentados, alcanzáis a ver (bueno, quizás Buarg con menos claridad de la deseada) como un grupo de humanos con los distintivos de los "Marienburg dolphins" parecen hablar con alguien que no os resulta del todo desconocido. Grande, gigante, abismal, Morg'n'Thorg apenas puede sostenerse con firmeza sobre el tablón del taburete que ocupa, combado por el peso. Sobre la mesa, varias jarras de cerveza y unos papeles que no alcanzáis a ver con detenimiento.

Buark parpadeó con su único ojo mirando a la barra - ¡Por una vez Trikki tenía razón! - en la barra estaba sentado el gigantesco ogro de los Reikland Reavers, Morg'n'Thorg. ¿Qué hacía aquel gigantón dispuesto a jugar con los Marienburg Dolphins? ¿Sería aquello que tenían sobre la mesa los papeles de un contrato? O quizás se tratara de meros carteles publicitando la participación del ogro para vender más entradas? Puede que no fueran más que las facturas por las cervezas.

Buark le dió un capón más a Trikki y le mandó de nuevo como explorar, él tenía que hablar con el Entrenador.

- ¡Ya estáz volviendo diciéndonos que es lo que ponen esos papeles!

- ¿¡Cómo que no zabes leer!? - gritó enfurecido Buark, quien nunca había leído demasiado bien ni cuando tenía dos ojos.

- ¡Pues les mangaz uno! ¿Cómo que cómo? ¡Te lo metes en la boca o le prendez fuego a unos cuantos y trincas los demáz!

Cuando el goblin salió por patas dispuesta a hacer lo encomendado o al menos a evitar más pescozones, el lanzador orco se volvió hacia la mesa, bajó la cabeza y empezó a murmurar, hablando con el Entrenador.

- Zí, menuda zorpresa.

- Zi, zi que es grande. Muy fuezte.

- No, no creo que más que Grok

- Zi, seguro que más listo sí... Je, je - rió el orco ante la broma que quizás sólo él había oido.

- Tienez razón, algo tendremoz que hacer.

- Zi, mejor ahora que luego, mejor ahora que en el partido.

- Zeguro que zi tiene diarrea no podrá jugar...

- Oye Buark, ahora que lo pienzo. ¿Me haz vizto tú a mi cara de héroe? Zi lo que quierez ez zaber qué traman ezoz tipoz allí, te recomiendo que vayaz tú mizmo a mirarlo, puezto que erez tú quien trata con el Entrenador. Ademáz, yo mañana no juego, yo veré vueztra terrible derrota dezde las gradas.

Dice Trikki sorviendo con fruición su jarra de cerveza y desapareciendo entre el gentío.

El silencio hizo presa de los compañeros de mesa, cuando Trikki les dio aquella noticia. Todos miraron en la dirección, donde indicaba el pequeño goblin. Allá se encontraban esas criaturas, que llaman humanos, y con ellos un ser, algo más grande que el resto. Una sensación de desesperanza se abrió paso, dejando atrás la alegría de hace unos momentos. Grok no entendía porque.

Como siempre, el primero en reaccionar fue Buark, dando de nuevo ordenes a Trikki e instrucciones y consejos a los demás. Grok sentía seguridad teniendo a su lado a aquel veterano lanzador. Siempre sabía lo que había que hacer y eso es algo, que no se podía afirmar del troll precisamente.

Entonces Trikki tuvo el valor de llevarle la contraria a Buark y negarse a cumplir las órdenes dadas. Parecía, que el viejo Orco, tendría que hacer aquel trabajo el mismo.

- Ez verda, Buark. Tu maz lizto ke Trikki. Tu acez mejor.

Pero había otra cosa, que le interesaba de verdad al troll.

- Pregunta a grandote zi papelez zaber rikoz.

EL maldito Morg'n'Thorg se encontraba en la barra de la taberna bebiendo como un loco y aquellos apestosos humanos intentaban negociar con el, aun no sabiamos si con exito o sin exito...

-Por todoz loz elfoz!! tenemoz que evitar que eza negociazion llegue a buen puerto o noz van a joder la final...Buark si tu te acercaz van a zozpechar, necesitamoz a alguien pequeño y ezcurridizo, alguien como Napi por ejemplo

Buark torció el gesto y entrecerró el ojo poniendo una cara enfurecida como en sus mejores tiempos de blitzer. ¡Maldito goblin respondón! Se iba a enterar de lo que implicaba replicarle a él. ¡A él! ¡Qué había vivido las mayorez glorias pazadas de los Malazpulgas!

Buark maldijo entre dientes y agarró el cenicero lleno de colillas de la mesa y se lo lanzó a la cabeza al goblin que ya se abría paso con dificultad entre la gente de la abarrotada taberna intentando poner tierra (y gente) de por medio. Mucha suerte tenía que tener Trikki para no llevarse un buen chichón.

Napi, como el resto de compañeros, clava la mirada en la figura de Morg'n'thorg. Su diminuta mente goblinoide no le llega para pensar en el peligro que representa verle junto a los jugadores de los Marienburg Dolphins, simplemente ve a alguien muy famoso rodeado de gente. El pequeño Bueno-Aparte decide que no hay mejor publico ni mejor fuente de falsas anecdotas en la taberna, y allí que va, colandose entre el gentío hasta llegar a la mesa. De un salto se sube sobre esta, justo delante del ogro.

"Morg'n'thorg! Cuanto tiempo, compañero. Te acuerdaz de mi, zeguro... No? Intenta no dar tantoz cabezazos a los rivalez entoncez." El gesto de Napi muestra una sincera preocupación por la perdida de memoria de su buen amigo. Como le dolía que el pobre ogro no le reconociese! A él, que había sido su ídolo! "Zoy Napi! Jugamoz juntoz aquel partido contra loz Bucaneroz de Zartoza! Yo metí varioz touchdownz pero tu no lo hicizte mal tampoco... Recuerdo aquella jugada cazi al final de la primera parte... El Blitzer de loz Bucaneroz, un zeñor vampiro, habia apoztado conmigo zu caztillo a que no conzeguiria meter doz touchdownz en la misma jugada, y cual fue zu cara de zorpreza cuando..."

Si era cierto que Morg'n'thorg iba a jugar en el equipo de sus rivales la finalísima no era algo tranquilizador. Estamos hablando de un jugador Blood Bowl en una liga regional de poca monta, pero la prudencia no es la principal cualidad de un orco, y el sentido común mucho menos.

- Eh, Gorkul, zi ezoz rozadoz pueden fichar a eze tío eztoy zeguro de ke tienen mucho oro. ¿Y zi le partimoz laz piernaz a alguno de ezoz humanejoz, noz repartimoz unaz monedaz y ya de pazo tenemos un enemigo menoz en el partido?

Mientras Gorkul veia como Napi intentaba distraer al ogro y a los humanos Krakka menciono la palabra oro...algo que resono en el cerebro del orco negro como si toda la taberna guardara silencio y solo se escuchase esa palabra

-Tienen oro? zeguro que tienen mucho oro!! Podemoz robarzelo...y azi no podran pagar a Morg'n'thorg pero debemoz ezperar un poco a ver que conzigue Napi...zi vuelve zin nada iremoz a quitarlez todo zu oro

- ¡Kita tus azquerozas manazaz de mi hacha zucio halflfin- me despierto con un sobresalto- ¿Eh, ke?-. Estoy apoyado sobre una mesa deuna ruidosa taberna. Me rasco la cabeza. Arggh. He debido dormirme con la reunión de equipo, una de esas extrañas manías del jefe. Miro mi gran jarra de cerveza... vacía. Con un bufido de frustración me levanto, necesito beber más para quitarme el dolor de cabeza. Pero creo que ya no me queda dinero.

Parpadeo confundido mientras miro a mi alrededor buscando una solución a mi grave problema. Y la encuentro. Varios de mis compañeros parecen estar hablando con unos humanejos. Parecen ricos... puede que tengran piedras doradas de las que los humanos usan como moneda...

Con una ancha (y claramente fingida) sonrisa me acerco al grupo.

-¡Heey! ¿Ké paza chavalez?- palmeo con fuerza la espalda de Krakka, y río con un gorgoteo tratando de parecer lo más amistoso posible con estos patosos. - ¿No tendreíz por cazualidá un poco de oro que dara un gran blitzer, eh?

Sí algo no tenía precisamente el troll era paciencia. Y acompañado de un estomago vacío, su carácter se volvía además de lo más irritable. Por todos los demonios de Khorne, ¿por que se había montado todo ese lio alrededor del grandote? Y sobre todo, ¿por que no le habían llevado aún nada para comer? Cansado de esperar se levantó pesadamente - ¿Ke aze Napi? Zeguro ke no traer papelez - y abriéndose paso sin dificultad por la abarrotada taberna, apartando de manera poco amable a aquellos pocos que, a pesar del hedor que iba anunciando su llegada, no supieron o no quisieron hacerse a un lado y dejarle paso libre, se acercó a la mesa de Morg’n’Thorg.

- Zeñor grandote ¿Le molezta Napi? Habla mucho, doy capón, ¿zi? – y le lanzó a Morg una amplia sonrisa dejando ver unos sucios colmillos y liberando un hálito de podredumbre, proveniente de los restos de comida acumulados desde tiempos inmemoriales en los huecos mas recónditos de su bocaza. Con un codazo cómplice y haciendo un gesto con la cabeza en dirección al supuesto contrato, le hizo la pregunta, que realmente le había llevado hasta allí.

- Eztar buenoz papelez, ¿zi? Grok probar uno ¿zi? Zolo uno…