Partida Rol por web

El teléfono de la clínica suena, al atender, al otro lado se escucha la voz de Samanta, la policía de la bonaerense que Allan tenía comprada. 

-Hola, gringo?- dijo al otro lado la voz de la policia. 

Tras detenerse un segundo a mirar el reloj contesto.
Hola, no esperaba escuchar hoy tu dulce voz. dijo un tanto distraído. ¿Llamas para pedir cita? dijo poniéndose serio mientras se restregaba los ojos y dejaba de lado el informe que estaba leyendo antes de atender el teléfono. Sin duda si llamaba no era por cualquier cosa. Nunca lo hacía.
Siempre se tenía que esforzar por no cuadrarse como un palo al hablar con ella. Era psicología pura, aquella muer era desafió en estado puro y si la dejaba tomar la delantera jamás conseguiría volver estar a la par. Por eso siempre bromeaba con ella, hasta que le ponía la mirada de la muerte, como le gustaba llamar Allan.

-Si, seguro. Me imagino la cola que tenes esperando por vos- dijo al otro lado en tono de burla Samantha- na, me enteré de un quilombito medio raro y me acordé de vos. Capaz te interesa. Es de esas cosas con sangre. Aunque con animales ahora. ¿Querés saber más?- 

Allan, tras poner los ojos en blanco cuando la mujer se burló de él, como si su clínica no fuera una clínica de éxito. Contuvo el aliento durante un par de segundos antes de contestar, para no parecer precipitado.
¿Con animales? preguntó escépticoAhora si que me pica la curiosidad. confesó.Cuéntame más ¿Es una pelea de gallos? añadió provocativo.

-Parece que adivinaste. No gallos, sino gallinas. Como 8. Secas, sin sangre. Ni una gota derramada. Tampoco escucharon casi nada. Es en pleno conurbano, así que imaginate que tienen cosas mucho mas graves de las que ocuparse. Pero me pareció que a vos te podía interesar- comentó Samanta, haciendose la interesante. 

¿Gallinas? Allan parecio defraudado y confuso. ¿En serio gallinas? Le sabía a poco, también cabía la posibilidad de que fuera una broma de Sam, por un instante pensó en dejarlo correr, pero y si.... y tan solo esa sombra de duda bastó para que no pudiera negarse.
Mmmh.... ¿gallinas? Plumas, pico, no llegan a volar y ponen huevos ¿Esas gallinas? preguntó jocoso. Acabo de dar carpetazo a mi ultimo paciente por hoy... y sea lo que sea, será divertido ver a la policía investigando un caso con tantos huevos en la cesta. Además, tu compañía bien vale el trayecto. Dime donde y me pongo en marcha en 15 minutos. afirmó Allan.

-En realidad, no pensaba ir con vos. No le esta dando bola nadie al caso, pero capaz es algo serio. No se. Si yo fuera, ¿que ganaría?- pregunto haciendose la interesante al final, esperando ver que negociar, que recibir. Costumbre de la policia, aunque no siempre eran todos tan directos como Samanta realmente. 

¿Mi compañía no basta? pregunto con indignación evidentemente fingida. Mmmh déjame pensar ¿que puede ofrecer un chico como yo a una chica como tu? le dijo jugando a este juego del cual ella misma estaba sentando las bases.¿He dicho ya mi maravillosa compañía y mi agudo sentido del humor? repitió para instarla a asentir o indicarle en que estaba pensando.

-Dejame que lo pienso bien... por un lado pollos muertos, el olor, algún negro del conurbano, y una zona de mierda- dijo Samanta- por el otro... mmm, no, solo con eso no me alcanza. Vas a tener que pensarte algo mejor. Sino seguro que te divertís ahí....- se reía del otro lado, aunque apenas. Lo de los pollos ella misma entendía que era una degracía, pero al menos no lo había llamado para verlo, algo en serio debería tener. 

Mmmh me sentiría perdido sin ti ahí. le dijo meloso, pero había mucha razón en sus palñabras ¿Cómo iba a ir a husmear sin la autoridad de una placa? Pero sino quieres venir.... dejó en el aire aquellas palabras para que sonaran a ultima oportunidad Supongo que sino vienes tendrás que esperar hasta la proxima vez que nos veamos para disfrutar de mi encanto. ¿Donde tengo que ir y con quien tengo que hablar?¿Habrá una autoridad en al zona ante la que deba presentarme? ¿Si es así le digo que voy de tu parte? finalmente el momento crucial, el momento que en nuestro subconsciente todos tenemos, el momento del abandono, cuando la gente se da cuenta de que el resto del mundo sigue girando sin ellos.

-Te acompaño, pero que quede claro que me debes un favor, ¿de acuerdo?- dijo Samanta, aceptando al final la sugerencia de Allan. No era que el encanto le provocaba demasiada curiosidad, pero le parecía divertida la situación de las gallinas y quería saber más en detalle que era lo que realmente estaba investigando Allan -te veo en el bingo de ciudadela, en la puerta, te parece?- 

FDI: tu personaje por la epoca si no conoce mucho debería tener una guia filcar que es como un mapa de Capital Federal y Provincia de buenos aires en librito. 

Llevo mucho tiempo aquí y aún no me se movier bien por esta ciudad. reconoció Allan Me parecerá bien, nos vemos allí aquel comentario tenía como fin último dejarla ver que se fiaba de ella.
Las conversaciones con aquella mujer eran siempre muy psicológicas, siempre intentando recalcar que era alguien de su confianza, siempre dejándola ver que se fiaba de ella. Tras cada frase escondía una idea que debía germinar. Y poco a poco había ido socavando su escudo, con su compañero era diferente, ese hablaba poco y lo poco que decía era tajante y no dejaba lugar a dudas, ni ambigüedades y los mensajes subliminales le revotaban.
También podía ser que ella se dejara camelar por alguna razón desconocida. Igual, ser el único que se molestaba en no tenerla miedo influía o sencillamente ella jugaba con él. Quizá un poco de todo aquello a la vez y al mismo tiempo nada de ello.
Tengo mi guía que me identifica rápidamente como un turista. bromeó Allan al respecto.
Nos vemos allí. añadió asegurandole que asistiría a la cita sin lugar a dudas.

La zona del Bingo de Ciudadela, de noche, era un lugar complicado para cualquiera en particular para alguien que parecía un turista. Samanta estaba esperando ahí, había ido con su auto particular pero tenía la lampara a colores de la policia arriba del techo, que la había aprovechado para estacionarse en cualquier lado. Permanecía dentro del auto. Y cuando Allan llegó vio que le había llevado en un paquete de papel, cerradas, 4 empanadas de carne para compartir. Estaba vestida con unas calzas negras, una remera azul oscuro, llevaba una campera de jeans negra. Allan pudo abrir la puerta del acompañante apenas llego. 

-Te traje algo para comer, asi aprendes un poco de Argentina- dijo con una sonrisa y le dio un beso en la mejilla, saludando- ¿como anda todo?- preguntó mientras encendía el auto. 

Allan caminaba mirando su guía por la calle hasta que vio a la inspectora, se acercó a ella y aunque recibió el beso de buen grado, lo recibió sorprendido, y con su sorpresa Sam le robó una sonrisa sincera. Su actitud era relajada y no estaba su amigo cerca, vaya cambio, se preguntó hasta que punto le influía aquel hombre que era su compañero de homicidios.
Madre mía, voy a tener que llevar a arreglar mis americanas si sigo comiendo así últimamente dijo al ver la comida. Muchas gracias añadió.
Bues muy bien, ahora que soy detective de homicidios aviales y tengo una compañera como tú, veo todos mis sueños hechos realidad, cuando escriba mis memorias esto dará para una serie en la tele. dijo de buen humor. Es broma todo menos lo de la compañera. aclaró al final dándole de forma amistosa con el hombro de modo suave.
Cuanto mas pensaba en aquellas aves mas extraño le parecía todo y cuando más extraño más le intrigaba, aunque al final probablemente se tratase de un zorro y el misterio fuese carente de misterio o interés alguno.

La zona donde Samanta comenzo a dirigirse se volvía cada vez más pobre. Si bien no era una villa miseria, las casas eran mas viejas y desgastadas y había muchas zonas con caminos de tierra. Al final llegaron a una zona donde había parte de asfalto y parte de calle de Tierra. Samanta se estaciono enfrente del porton rojo todo graffiteado. Adentro se escuchaban voces de chicos, un griterio. 

Samanta tocó la puerta, y del otro lado una voz gritó: 

-Che, callense... ¿Quién eeees?- Samanta le echó una mirada a Allan. 

-Vengo de la policia... por lo de las gallinas. Venimos a verlas....- se notaba que Samanta hacía un esfuerzo por no reirse. Le costaba tomarselo en serio, por eso es que quizás estaba ahí después de todo. ¿Sería todo para tomarle el pelo a Allan?. 

Una mujer de alrededor de 40 años, con el pelo teñido y algunos kilos de más atendió. Antes de salir le gritó a los chicos que no hicieran ruido porque estaba la policia. Al parecer el mencionar a la policia ayudó a que obedecieran. 

-Hola perdón, no sabía que iban a volver. Vinieron aca antes y sacaron unas fotos, yo todavía no toqué nada, están ahí en el patio si los quieren ver... los nenes los acomodaron así vio pero yo ya les dije que por las dudas no los toquen...no se si no tendran algun bicho o algo...- 

No tuvieron más que dar unos pasos para encontrarse con la bizarra imagen en el cesped: 

Llegaron hasta allí y Allan no pudo sino intercambiar una mirada de incredulidad con su compañera.
¿Sus hijos fueron las que las dejaron colocadas así? Entonces quizá debería hablar con ellos sobre en que condiciones las encontraron y donde. dijo mientras se ponía unos guantes de látex y una mascarilla e tela que le cubría nariz y boca. Yo también quiero descartar que sea una enfermedad contagiosa. ¿Puedo? preguntó al final acercándose a los animales muertos, mientras se ponía el ultimo complemento de su atuendo unas gafas de plástico. No espero que le contestara para agacharse a examinar las aves.
¿Dice que ha venido alguien más? ¿Quién era?

-Si, ahí los llamo. Fue la policia los que los vieron antes...- dijo la mujer y empezó a los gritos llamando a "Kevin". Kevin salió era un chico que debía tener entre 10 y 12 años, de tez mas o menos oscura y cabello corto. Llevaba unos shorts y zapatillas deportivas así como una remera tipo polo. 

-¿Qué pasa ma?- preguntó y la mujer le respondió: -aca te quieren preguntar algo de los pollos- 

-Si, que paso?- dijo y miró a Samanta sonriendo, ignorando a Allan. 

Allan carraspeó para llamar la atención del chaval, podía comprender que la mirara, tenía un cuerpazo, pero si le tocaba los huevos podía acabar atendiendo una mandíbula rota.
¿Las aves, donde aparecieron? ¿Quienes las tocasteis? ¿Visteis por donde se colo lo que fuera que hiciera esto? disparó sus preguntas una tras otra esperando que al imponerse un ritmo el chaval reaccionara.

Viendo que el chico llegaba la mujer se fue a ver al resto de los hijos, que algunos siendo más chicos necesitaban más atención. 

-Mmm, no me acuerdo bien bien... pero si me acompañan a comprarme dos cajones de birra les digo todo. Me encontré esto...- dijo el chico sacandose del bolsillo un billete de 100 dólares. Tenía la plata, pero siendo menor no le iban a vender. 

Allan se acerco y efectivamente pudo observar tras buscar bien típicas marcas como las que había visto de vampiros, las marcadas de estos en casi todos los pollos. Lo que no veía era señales de violencia lo que era sumamente extraño. Tampoco habían atraído moscas o otros insectos como se suponía que debería haber ocurrido. 

Samantha al escuchar el pedido del chico bufó y miró a Allan como esperando a ver que opinaba él. 

Miro el billete, la verdad es que el chaval no pedía gran cosa.
Si que crecéis rápido por aquí dijo Allan pensando si era una treta para atracarle de mala manera... aunque estaba con un poli a veces eso no significaba mucho. Podría comprar cerveza, aunque soy muy olvidadizo podría dejármela en cualquier lado olvidada.
Aún así quería sus respuestas ahora y no condicionadas por un futurible que nunca llegaría.
Pero deberíamos descartar rápidamente que las gallinas estuvieran enfermas.... si tu o tus hermanos las hubierais manipulado.... ¿Has oído hablar de la gripe aviar? Veo que están enteras. Un depredador las hubiera mordido. ¿Faltaban gallinas?