Partida Rol por web

Cada lobo por su senda

III. Viribus Unitis

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16/11/2011, 15:47
Director

Mateo de Antequera se adelantó a los dos grupos con los que aguardaba, y dio unos pasos para recibiros. Esto os llenó de sorpresa, pues el cambio de actitud era notable: os había casi despreciado en la taberna, pero, en aquella situación parecía conoceros de toda la vida... Dejo unos pasos en la nieve hasta que llegásteis.

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16/11/2011, 15:50
Mateo de Antequera

¡Oh!, ¡Qué sorpresa! -dijo con una sonrisa en su cara-. ¿Qué hacen vuesas mercedes aquí si no es algo más que soportar estos frios? ¿También os habéis enterado de la nueva?

Mateo vio las caras de sorpresa de los presentes, comprendiendo que no habían escuchado nada.

He aquí -dijo señalando con la palma de la mano al tipo montado sobre el caballo- a su eminencia el Barón de Rincón. Andaba yo ya casi entrando en las estancias de mi padre, cuando, de improviso, don Luis de Azahara me sobresaltó a mi y a mis súbditos...

Luego se percató que el Barón allí presente estaba escuchando todo atento.

¡Oh, mi señor! -le dijo a tal- que dichos hombres que han llegado y usted ve no són sólo de alta alcurnia, sino buenos y valerosos... ¡y nos acompañarán en la batida! ¡O al menos eso pienso yo!, pues... ¿Para qué estarían aquí, sino, entonces?

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16/11/2011, 15:56
Luis de Azahara, Baron de Rincon

¿Es eso cierto, señores? -dije. ¿Les gusta la caza?

 

 

 

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18/11/2011, 22:31
Severo Ruiz y Monroy de Villalobos

Don Monroy de Villalobos miraba lo cierto es que sorprendido al grupo de gente que tenía delante. Tenía la convicción tan centrada en sus tribulaciones actuales que le costó reaccionar a la presencia de aquellos señores.

Don Mateo de Antequera se dirigió a ellos como si fuese un buen amigo. Le recordó de tal modo a su viejo amigo Lope, la sonrisa y la impostura era tan correcta y apropiada que no podía ser cierta. Su amigo Lope habría sido incapaz de acoger la virtud si algún día se la encontrase en un paseo pero sabía quebrarla de innumerables modos cuando la veía detrás de los ojos de alguien ya fuese en la forma de honradez o castidad.

La simpatía y la sincera sonrisa del de Antequera eran preludio de problemas, o al menos eso se barruntaba el infanzón.

El Barón de Rincón les hizo una pregunta directa. Severo no pudo sino responder con toda la sinceridad que le caracterizaba.

Señor, de caza vamos. Creo que habemos diferente presa.

Y se quedó callado, puesto que no sabía la naturaleza del enemigo que iban a cazar. Tampoco sabía si allí había "oídos sensibles", al igual que los había en la taberna.

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19/11/2011, 07:50
Jaume de Prades i de Foix

Después de salir de la posada con aquestos resueltos nobles y hallar al párroco en compañía de mis compañeros de viaje, nos juntamos una comitiva numerosa que pretendía resolver lo allí acontecido, para tranquilidad de las gentes y glorificación del Todopoderoso, a penas nos dio tiempo a intercambiar opiniones que nos encontramos con el desagradable Mateo de Antequera y su comitiva, al cual se ha añadido otra persona de más calidad, el Barón de Rincón, a juzgar por las palabras del de Antequera.

- Se le saluda, Don Luís de Azahara. - Adelanto mi voz a mis gestos - Pretendemos cierta presa, así es, pero ignoramos si vos, Don Mateo, también pretende la misma o si Dios le ha inspirado en diversa forma, ya que en nuestro reciente encuentro su locuacidad permaneció oculta.

Adelanto unos pasos en dirección al Barón, dejando al hidalgo a un lado, para presentarme al primero.

- Mi nombre es Jaume de Prades y Dios ha tenido a bien confiarme el Obispado de Tortosa. Voy de viaje a Jaca en misión divina.

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19/11/2011, 11:17
Luis de Azahara, Baron de Rincon

A no ser que un rompehuesos, una gamuza o un jabalí vayáis a hacer presa con estos frios, habréis de esperar -les respondió el Barón-, pues ha mis oídos ha llegado que otro joven de estos lugares ha muerto en mis tierras sin que culpable alguno se halla visto ni azotado... Vamos de batida, señores, vamos a cazar aquello que esté atemorizando a los aldeanos de la baronía.

En esos momentos me bajé del caballo, me coloqué la capa mientras andaba y me acerqué a los nuevos presentes, junto a Mateo.

Ensguida hemos pues de ponermos a buscar, antes de que la noche temprana pueda alcanzarnos en unas horas. Lo haremos en grupos de tres ojos en tres ojos, para ver mejor... ¿vienen vuesas mercedes con espadas preparadas? -os preguntó el Barón.

Notas de juego

*: el rompehuesos se refiere al "quebrantahuesos".

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21/11/2011, 21:28
Severo Ruiz y Monroy de Villalobos

La justicia de Dios y de los hombres se juntan pues en aquesta hora. No tenemos más enemigo que el responsable de las terribles muertes que atormentan a los lugareños. Por lo que a mí depende en buenhora de ponernos a trabajar para dar consuelo a los afligidos.

Todo esto dijo don Severo sinceramente. En su opinion cuantos más ojos buscasen menos serían los problemas que enfrentasen. Nada puede detener a los hombres confiantes en Dios y ansiosos de defender a las buenas gentes.

 

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21/11/2011, 22:48
Rui Bertrán de Azagra, 'el lobetano'

Rui, por muy noble que fuera, era un hombre castizo. Nacido en la Sierra de Albarracín y siempre gustoso de la compañía del pueblo llano, tenía de natural un carácter y unas formas harto embrutecidas que, lógicamente, contenía con fuerza de cara a sus deberes y obligaciones como gentilhombre. De ahí que el acercamiento del de Antequera, como si les conociera de toda la vida, no gustara un pelo al lobetano. Mas, de nuevo, viose obligado a contener sus ánimos y a evitar espetar un sonoro: "Váyase usted a tomar por donde amargan los pepinos". 

En su lugar profirió por las narices un más que sonoro suspiro y realizó una correcta genuflexión hacia el Barón de Rincón. No tenía una opinión clara acerca de aquél gran señor, pero sólo por sus compañías ya se podía decir mucho acerca de la personalidad de un hombre. Y, parecía ser, las compañías de Luis de Azahara no eran las mejores en opinión de Rui. 

-También nosotros vamos tras la misma presa, como bien indica aquí mi hermano en armas, don Severo -dijo, al fin-. Y debo decir que no contábamos con recibir ayuda alguna, menos aún de alguien como usía. Asumo entonces que algo sabréis, don Luis, de las fieras tras las que nos hemos puesto en pie de guerra. O al menos de las vidas que ya se han cobrado hasta el día de hoy... 

No sabía por qué, pero no se encontraba a gusto en compañía de aquella inesperada batida de caza... No podía explicarlo, pero esa sensación estaba ahí sin duda alguna.

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21/11/2011, 23:11
Gil de Oñate

Era un poco parco en palabras, lo cual era bueno en estos instantes en los que no me parecía oportuno fiarme del Barón de Rincón, o mejor dicho, de la fiel espada que le acompaña, del de Antequera.

decidí simplemente asentir tras las palabras de Don Severo mientras intentaba protegerme del cortante viento arrebujándome en la gruesa capa de piel, pero tampoco quería verme obligado a estar en compañía de esos plebeyos y siervos que no eran los mis servidores.

Es menester que os ayudemos en este dia, señor Barón. Precisamente estaba pensando la conveniencia de no formar grupos de mas de tres o cuatro personas. Precisamente ya habíamos conformado un grupo bien preparado y sincronizado señalo a mis camaradas con la cabeza y guiados por las alentadoras palabras de nuestro buen obispo conformaremos uno de los grupos de búsqueda con el que esperamos poder hacer un buen servicio al Buen Dios, y de paso al señor Barón de Rincón.

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23/11/2011, 23:41
Mateo de Antequera

A su Señor el Barón le gusta l... -el de Antequera fue interrumpido de improviso.

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23/11/2011, 23:43
Luis de Azahara, Baron de Rincon

...la caza. -El barón miró con cierto resquemor a Mateo, pues se estaba dando cuenta de su excesiva adulación y su impertinencia al contestar por él. He de confesarlo, señores -continuó con un habla "campechana"-: aquí, en mi fortaleza de invierno hay poco que hacer cuando los vientos y las nieves aparecen. No obstante siempre salgo de caza a por algún jabalí con un par de lanzas y dos o tres hombres. ¡Y ahora mis gentes, las de mis terrenos, están muriendo por un tal rumor! ¡Y tal cuál que es que aún no lo tengo como pieza en mis paredes!

La euforia de la caza del Barón pareció animarle.

¡Vayamos! Había pensado en hacer grupos de tres o cuatro, como bien decís vos -señaló al de Oñade- ¡El joven Mateo insitió a acompañarme cortésmente, junto con uno de sus hombres y otro mio! Nuestras comitivas se repartirán en otros tres grupos... Y bien... ¿alguno de vosotros quiere acompañarnos a mi o a alguno de los otros grupos o como dicen, ya tenían algún plan trazado para ir juntos?

El barón, después de invitar a alguno esperaba una respuesta, como para comenzar la batida definitivamente.

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24/11/2011, 10:37
Jaume de Prades i de Foix

- Es una gran noticia contar con su ayuda y plebiscito para esta empresa, Barón. Ahora mismo nos guiaba Monseñor Luís para mostrarnos los lugares donde hallaron las otras víctimas, por si pudiera servirnos de referencia para saber a qué nos enfrentamos.

Miro al párroco con una sonrisa afable.

- ¿No es así, monseñor?

Luego vuelvo a fijar la atención en el Barón.

- Tras revisar esos trágicos lugares, pensábamos realizar la batida en grupos, tal como se ha expuesto aquí por los entendidos en estos menesteres como la mejor de las maneras de llevar a cabo este empeño. Por tanto, como vuestra merced comprenderá, no habíamos aun decidido qué grupos formar, pues primero queríamos revisar aquellos lugares.

Miro al resto del grupo.

- El tiempo apremia. Andemos pues.

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24/11/2011, 11:49
Severo Ruiz y Monroy de Villalobos

Severo escucha atentamente las razones del señor obispo. Asiente ante sus palabras y se le nota aliviado al sentir que las decisiones no van a ser un problema. Se le nota despreocupado, atento a la parla por saber su significado pero descargado de la responsabilidad.

Dispuestos estamos a lo que fuere necesario. Vayamos pues sin prisa, cautos y dispuestos, pero sin pausa que pueda entorpecer nuestra buena disposición.

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26/11/2011, 09:50
Luis de Azahara, Baron de Rincon

Justo después de que Monseñor Luis asintiera al Obispo, el barón, que ya se estaba alejando con Mateo y dos siervos, os habló desde el caballo.

¡Volved a la aldea si a la noche aún no habéis dado con nada, pues el frio será más peligroso que cualquier depredador!

Y se perdió en la espesura blanca con el de Antequera. El resto de los grupos también se dispersó por el bosque.

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26/11/2011, 09:52
Monseñor Luis

Poco a poco avanzábais hacia el lugar donde os llevaba el padre Luis, el lugar donde habían encontrado a otro de los asesinados. A los pocos minutos llegásteis a un claro, donde la nieve cubría con gran espesor el suelo y podíase ver ahora, entre el hueco de las copas de los árboles, un cielo un poco enmarañado y nuboso. El viento seguía azotando en vuestra cara.

Aquí se encontró el cuerpo. El vecino que vio don Gil de Oñate en el reconocimiento del cuerpo corrió a avisarme y entre varios lo llevamos al pueblo -dijo. Ya saben: las mismas heridas y hendiduras que ese malogrado jóven. ¿Están seguro de querer investigar en este bosque? Pocos se adentran, la verdad, aunque el fanatismo del Barón por la caza es más bien un vicio de ricos. En fin, mis señores, sin duda que rezaré en cuanto llegue una plegaria por vuesas mercedes y su Ilustrísima. Estaré en la iglesia para recibir cualquier nueva, ¿de acuerdo? Que Dios os acompañe.

Tal y como había acordado con Gil de Oñate, Monseñor Luis, al no ser muy ducho en las peleas (y más temeroso por no concedérsele más que una poderosa creencia en el Altísimo, lo cual no ayudaba del todo en las batallas), se retiró de allí, volviendo al pueblo. Ahora estábais sólos en mitad del bosque. Enfrente de vosotros había un camino principal, que era por el que íbais encaminados en su dirección.

El frío apretaba, como de costumbre.

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27/11/2011, 22:25
Rui Bertrán de Azagra, 'el lobetano'

Rui se mostraba más tranquilo ahora, en la compañía única de aquellos que Dios había puesto ante él. Si bien no era aquello completo motivo de tranquilidad, pues la empresa que ante ellos tenían no era en ningún caso sencilla. Desenvainó su espadón, para tenerlo presto y para que el frío no le jugara una mala pasada -bien sabido era que la escarcha mantenía a veces las armas presas en sus vainas-. 

Clavó el filo en la nieve y se arrodilló frente a ella, ante la cruz que formaba la hoja con la empuñadura, y rezó una discreta plegaria con la rodilla hincada en el firme. Al término de la misma, se puso en pie y asió el arma de nuevo por el mango. Dirigiose entonces a sus compañeros de fatigas y su tono fue de gravedad al hablar. 

-Amigos, os contaré ahora de la leyenda de la Jauría, que me fue transmitida por boca de Monseñor Luis durante nuestras pesquisas con el cuerpo del pobre infante recién hallado. Dicen así las lenguas de la aldea que en estos bosques habitó tiempo atrás un cazador, que armado con arco y ayudado por perros batía las tierras en fanática cacería sin descansar jamás. Dicen que llegado un día encontró castigo a su ambición desmedida e infatigable, y la jauría que a todos lares le acompañaba se reveló contra él, su dueño, y le devoraron vivo. Tras esto, los endemoniados animales enloquecieron y perdiéronse en aquestos bosques, aullando en la noche y cazando a todo aquél timorato que se adentrara en ellos... Dicen que aquesto fue a causa de una maldición lanzada por la Mandrágora, pero de estos menesteres no debemos fiarnos a pies juntos. Lo que es bien cierto es que el infante había en su cuerpo marcas de animales salvajes y fieras sin par, como así los otros cuerpos que se encontraron. Temo, entonces, que nuestro enemigo sea esta, la Jauría del demonio... Y de ser así, mis hermanos de batalla, nos encontramos ante poderoso rival. 

Su gris mirada pasó de uno a otro por sus compañeros, a la espera de sus seguras reacciones.

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28/11/2011, 12:07
Gil de Oñate

PNJOTIZADO.

Sin duda que ya lo habíamos oído, maese Rui -dije con cierta admiración. Los dos tipos que "apresamos" cuando aún el cadáver seguía en las escaleras de la iglesia nos lo revelaron. Al parecer es una historia que pocos saben, pero que conduce directamente a este bosque... Sin duda vuestras plegarias y las de Monseñor Luis habrán de ayudarnos si tal cosa es verdad, lo de la mandrágora o los "perros hambrientos"

Sin duda había que mantener los ojos bien abiertos.

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30/11/2011, 13:16
Director

La fria nieve caía por doquier. Parecía que la tarde avanzaba, entre, en algunos de vosotros, bocados de comida, tragos de agua o expectación y cautela en la batida. Notásteis que el bosque se hacía cada vez más denso y menos claro (ciertamente las orillas y lindes del mismo eran a veces talados por los aldeanos para combatir dicho frio). Y allí... ¡allí no había nada! ¡Menuda batida!, ni tan siquiera el ruido de algún pajarillo o ave sobrevolando los cielos ¡Nada! Nada más que huellas (las vuestras) sobre el terreno y árboles impregnados de copos blancos en toda su extensión. Habían pasado dos horas desde vuestro encuentro y comienzo de búsqueda.

¿Habrían tenido suerte el Barón, el de Antequera o sus séquitos? ¿habrían ensartado ya alguna lanza a aquello que atormentaba a la aldea?

Todos tirada de Escuchar (PERC).

Notas de juego

El ritmo es medio, Maeses (2-3 días). Hemos de cumplirlo.

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30/11/2011, 13:57
Severo Ruiz y Monroy de Villalobos

Severo comenzó la batida expectante pero la nieve y el tiempo que pasaba lento y aburrido le terminaron contagiando hasta que sus pasos se tornaron pesarosos y vacilantes. Recordó el consejo que el Barón de Rincón les había dado. Quizá era momento de regresar antes de que la noche y el frío les cogiesen desprevenidos. Por otro lado quizá era de noche el momento en que aquella "jauría" se atrevía a aparecer. Es sabido por todo buen cristiano que la noche es el refugio del maligno.

Hubo un momento en que le pareció escuchar algo y buscó con la mirada pero no encontró nada que le llamase la atención. Desechó la idea. Sólo sería el viento discurriendo entre los árboles. Ni siquiera se dignó en comentar algo al resto.

Sólo estaba pensando en volver y descansar en la posada.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Vaya tirada de percepcion mas mala :(

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30/11/2011, 15:21
Rui Bertrán de Azagra, 'el lobetano'

Rui continuaba la marcha y la batida pacientemente pese a los escasos resultados que habían encontrado hasta el momento. Como ducho cazador de seres malignos y contra natura sabía de lo escurridizos que podrían ser aquestos seres, así que no le sorprendió que, pasadas unas horas, nada se hallara. Su ánimo, por tanto, no decayó en ningún momento y mantuvo los ojos abiertos y los oídos prestos a cualquier cosa que pudiera salirse de lo común. 

Cuando Severo miró, alarmado, hacia un lado, giró también la testa para ver si hallaba alguna cosa que él no hubiera podido ver... Pero, en efecto, ahí no había ni un alma. El bosque entero parecía poblado de la misma muerte. Lo que, para empezar, ya resultaba bastante extraño... 

Miró a su compañero de armas y alzó las cejas, extrañado. 

- Tiradas (1)