Partida Rol por web

Vuestra aventura comenzó, unos días atrás, en Monra, una ciudad portuaria del Reino de Hamfas, casi fronteriza con el vecino (y a menudo hostil) Krank. Buscando unos el modo de ganaros la vida, y otros el modo de mejorar vuestras cualidades, os encontrásteis aceptando un trabajo de escoltas para un mercader que viajaba al Norte. Sin apenas problemas, no tuvísteis mucho que contar hasta llegar a vuestro destino, donde mientras el patrón negociaba el precio del cargamento, vosotros os tomásteis una cerveza para sacaros el sabor del polvo del camino.

Desgraciadamente, ahí comenzaron a torcerse las cosas, el mercader, tras cobrarse el precio de los bienes, salió disparado como alma que lleva el diablo, dejándoos allí abandonados y sin una mísera moneda de cobre. Sin dinero, y sin trabajo pues en el pequeño pueblo no necesitaban aventureros, optásteis por iniciar el largo viaje de vuelta, para lo cual lo mejor os pareció tomar el atajo de las montañas, que reduciría el camino en un par de días, a sólo cinco.

El atajo tenía que traspasar dos pequeñas líneas montañosas que separaban un valle, en medio del cual estaba el pequeño pueblo de Duvik. Aunque al ascender la primera línea montañosa, os encontrásteis un cadáver de un hombre, asesinado, junto a un fuego. Así como un burro doméstico cerca de él. Tras haceros con el animal, bajásteis al pueblo, viendo por el camino campos resecos, y algunas casas quemadas de forma un tanto aleatoria.

En el pueblo, fuisteis directos al único edificio que parecía abierto, un templo dedicado a Astarlar, el dios del sol; donde su clérigo, Samuel, os invitó a pasar la noche y os contó que estaban bajo una plaga, unas fiebres que terminaban llevando a la muerte a quienes se contagiaban. En un enorme esfuerzo había hecho un viaja a los planos exteriores para certificar que el origen de la plaga estaba en la mina de plata, y desde allí se extendía por el agua y las ratas. Habían enviado un hombre al Norte para pedir ayuda (el que vosotros visteis muerto), y otro grupo al Sur, del que no sabían nada. Así como un grupo de hombres a als propias minas, incluyendo el capataz.

Tras aceptar ir vosotros a investigar lo sucedido, Arianna, la mujer del capataz, se os unió a medio camino.

Ya en la mina, el cadáver del capataz estaba casi a la entrada. Mientras la mujer os indicó la disposición general de la mina. Decidiéndoos por investigar primero la zona de administración y comedor, situada a la izquierda de la entrada.

El primer problema llegó en el comdor, donde algunos pequeños seres que no habíais visto jamás os emboscaron. No sin trabajo os desicísteis de todos ellos. El precio fueron numerosas quemaduras por ácido, pues ese ardiente líquido era lo que salpicaban al morir.

Un intento de entrar en el almacén, os permitió ver al fondo a un ser parecido a los que habíais matado, pero mucho más grande, al que Dhalagor consiguió alcanzar con una certera flecha. Momento en el cual el ser golpeó un saco de harina que nubló toda la habitación, por lo que optásteis por una prudente retirada hasta que la harina se hubiese posado en el suelo.

Mientras esperábais, Morín, el impulsivo enano, sufrió un acceso de cólera y entró en la habitación dispuesto a acabar con ese ser, clavándose accidentalmente un gancho elevador y muriendo en el acto.

Cuando habéis vuelto a entrar, no habéis visto a vuestro enemigo, suponéis que está al fondo entre los barriles, pues no hay en ese lugar ningún otro sitio donde esconderse, es una sala estrecha y muy larga, con los laterales cubiertos de baldas donde se almacenan herramientas de minero, mientras que al fondo hay unos barriles y numerosos sacos.

Yo iré primero, Ashram sería conveniente que te mantuvieras cerca mio para cubrirme las espladas, esas cosas han demostrado ser mas peligrosas de lo que creíamos

Me muevo hasta ponerme detrás de Chip y lanzo arma mágica sobre mi maza de armas.

Yo me quedo en segunda linea de combate, preparado con mi arco largo.

Me agacho, cojo un guijarro del suelo y lanzo sobre él un conjuro de luz. Luego lo tiro por encima de los de la primera fila hacia mitad del pasillo. La idea es disponer de luz (10 minutos) mientras avanzamos sin tener que depender de antorchas y demás.

Venga, chicos, avancemos en formación cerrada a por el bicho.

Nuevo asalto.

A la espera de que mueva el mago

Andreas comprueba que nadie se mueve y comenta, ácidamente, en voz alta: si lo que queremos es matar al bicho de aburrimiento, vamos bien para conseguirlo.

ya he movido

Nuevo asalto. Y cada vez estáis más cerca.

Seguís sin ver nada.