Partida Rol por web

Tú, amogo, si no quieres ser cazado por eso que te sigue, será mejor que te agaches. gruñe McDoll, de cunclillas sobre una roca, con el arco listo en las manos, observando al extraño acercarse.

McTreat, McDonaughey, estad atentos, no le perdais de vista.

-No disparar, no disparar. Yo es ...

Por el rabillo del ojo noto cierto movimiento a mi espalda. Sin dudar un instante, freno mi andar y miro haca atrás...¡Terror!

Mi respiración se acelera, en un intento de inundar de aire los pulmones más de lo habitual. Los latidos de mi corazón se multiplican, casi logro oir como bombea. Ladeo mi cabeza, mis pupilas se dilatan, mi rostro se desencaja y adopta una mueca imposible de realizar conscientemente, creo que tengo... ¡¡¡pánico!!!.

Corro, veo pasar la maleza, las piedras y el mundo que me rodea a una velocidad sin igual. Aunque debería correr en zig zag, mis piernas me llevan en línea recta hacia Archiwald.

El extraño extranjero llega hasta la posición de los escoceses.

Los repugnantes seres no parecen haber dado importancia a unas ratas corriendo... Y siguen haciendo lo que quiera que estén haciendo, colocando bultos de fuera a dentro del trasto en el que vino Alexander.

Finalmente los seres que rondaban la cúpula se vuelven a meter en ella.

El artefacto en el que Alexander llegó se eleva y pronto desaparece en el oeste. Con el asombro de los escoceses y el alivio del extranjero.

salgamos de aqui antes de que llamemos mas la atencion y tu extraño siguenos si aprecias en algo tu vida,escondamonos ya haremos las presentaciones mas tardeveo que el hombre extraño se hacerca a nosotors pero en actitud amistosa ,creo que no se da cuenta de que se pone en peligor el y a todos nosotros.

Los ojos se disparan al oír la voz de una mujer. El sonido danza en mis oídos como música celestial. Ya se ha perdido en el recuerdo la última vez que una mujer me dirigió una palabra.

-"¿Ex-tre-ño?" Mi no comprende todo bien. Tu eres amoga ahora. ¿tú querer un cosaquita conmigo? Yo ser buen cazador, yo coger mucha comida. Yo ir donde tu desear.

Ealasaid... -a medida que caminaba paso tras paso con sus compañeros el nombre resonaba una y otra vez en su cabeza alternándose con fugaces imágenes de su rostro cubierto por su desordenada melena.
¿Estás en la tierra de los dioses, o aquí en la maldita...?-sus pensamientos se vieron súbitamente interrumpidos por los gritos de Ewan ¿HABEIS VISTO ESO? ¡¡ERA ENORME!! ....
¿Qué demonios...?- estaba tan abstraido en sus propios pensamientos que no se había percatado del extraño "pájaro" gigantesco que descendía tras unas lomas.

Stephen se quedó petrificado, acaso los dioses habían mandado a ese ser a castigarlos por cruzar aquellas tierras malditas. Notó como McDoll, Linda y Ewan sacaban sus armas y se dirigían con precaución en la dirección de la bestia. Su mano buscó instintivamente su espada y liberó la hoja lentamente como si temiera llamar la atención de demonios invisibles.

¡Esperad! Debemos ir con cuidado, no sabemos...- pero sus palabras se las llevó el viento, la aparición dominaba todos los sentidos de sus hermanos de clan, y se dirigían hacia las lomas sin prestarle atención. Sin perder más tiempo, siguió con sus pasos a los demás, poniéndose a su altura.

Cuando sobrepasaron la cresta de la loma y el valle yacía ante sus ojos, el espectáculo que vio le hizo sobrecogerse hasta lo más profundo de su ser. No sólo estaba la criatura alada, sino que extraños demonios más grandes que un hombre entraban y salían de una extraña estructura. De repente vio lo que parecía un hombre, ¡sí, un hombre! que salía de allí, y después de lo que parecía un momento de vacilación, tiraba una piedra en su dirección y se encaminaba hacia ellos.

Un escalofrío le recorrió la espalda y le hizo apretar la mano que empuñaba su arma,
cuando aquel extraño ser humano les alcanzaba y comenzaba a gritarles algo.
Por todos los demonios, ¡viene hacia aquí! Debemos estar atentos, no os fieis de esa criatura...- les dijo a los demás intentando mantener firme su voz.

Pero lo peor era que a ese hombre le seguían esos demonios de gran tamaño. Tras alcanzar su posición comenzó a hablarles con un extraño acento "Holo amigas". Las palabras del nuevo personaje, se mezclaron con las de sus compañeros en un extraño zumbido, mientras sus ojos se fijaban en los demonios. Sin embargo, vio como los cazadores ignoraban su presa y parecían perder interés, los dioses los protegían...de momento.

salgamos de aqui antes de que llamemos mas la atencion y tu extraño siguenos si aprecias en algo tu vida,escondamonos ya haremos las presentaciones mas tarde-las palabras de Linda le hicieron volver a la realidad y salir del estado de estupor en el que se encontraba.

Linda tiene razón, busquemos una posición segura, lejos de los demonios...más tarde veremos quién o qué eres-dijo con voz firme, clavando sus ojos en el extranjero.

Ewan miraba con ojos curiosos todos aquellos enormes fardos que los gigantes, sin ningun problema parecian mover de un lado a otro metiendolos con rapidez, sin cansancio, en aquel parajo de hambre insaciable.

-¡Es increible... es igual que lo que vi! ¡OS DAIS CUENTA! ¡Ahora sabeis que nunca e mentido, todos somos testigos!-Demasiado excitado para excuchar las palabras de aviso de Linda o las casi ininteligibles del extraño y arrugado extranjero, el intrepido y curioso escoses se levanto de sopeton al ver como el pajaro sin plumas alzaba el vuelo, una vez habiendo engullido a los gigantes.

-¡Vamos hacia alli! Quiero ver sus huellas, no es nada que haya cazado o visto asta el momento, ¡Vamos!-Con una larga sonrisa; muchos hubieran dicho que seria imposible sonreir de esa manera sin que la mandibula se desencajara, gritaba mientras movia energicamente la mano derecha para que le siguieran sus compañeros. Sin esperarles siquiera, emprendio la caminata hacia donde se encontraba el ave desnuda, un lugar donde ahora ya solo quedaba arena, piedras y algo de hierba seca y aplastada.

Dejo atras a sus compañeros miestras estos discutian que hacer ahora, mientras el corria con una energia increible hacia el lugar. Tropezo varias veces, asta parecio caer en una ocasion, pero ayudado por las manos nunca perdio del todo el equilibrio librandose de las piedras de su camino, y arrasando con la poca vegetacion de la loma; que bajaba a la maxima velocidad que sus peludas piernas le permitian, asta llegar al lugar donde momentos antes habia descansado tan magnifico y extraño ejemplar.

Aun resoplando y dando la espalda a sus compañeros y a quien salio a hurtadillas del animal, miraba el suelo, buscaba las nubes que el ave habia traspasado y sobretodo las huellas que sus piernas habian dejado, no solo las del gigante monstruo que volaba, sino tambien, la de los gigantes que sin preocupacion alguna caminaban por la misma tierra que ellos, sin ser vistos asta el momento de hoy por nadie mas.

Una vez mas la impetuosidad o tal vez la resaca de la mañana, actuaba mas fuerte que su propio instinto de conservacion.

Algunos de los hombres se acercan hasta la cúpula donde las enormes bestias cargaban cosas en el ave de metal.

Un nauseabundo olor lo impregna todo como si fuera algo similar al azufre.

De repente se oye un ruido de trueno a ras de suelo.

Son algunos de esos seres lanzando relámpagos aon algo que tiene en la mano contra sus vacas.

En cada impacto las vacas quedan mutiladas o muertas.

Esa barbaridad solo la hace un demonio.

Por suerte los demonios no han detectado su presencia. Ese arma es colosal. Podrían acabar con al clan rival en un instante.

Miro alrededor, con gran satisfacción. La sonrisa de mi cara era inevitabe hasta que uno de mis nuevos compañeros comienza a correr hacia la cúpula. Con el rostro inundado de terror salgo tras él.

Corre demasiado, pese a que tropieza varias, sigue adelante... Dejo de mirarle sólo un instante, cuando unos de sus tropiezos deja sus vergüenzas al aire. Al apartar mi mirada toco con la canilla lo que parece ser algo más sólido y duro que la hierba. Mis pies se levantan del suelo, mi cuerpo se inclina hacia adelante, mis brazos aletean para mantener el equilibrio,... un pie logra posar el suelo, pero la inercia me lleva aún más hacia adelante, doy un paso agigantado, otro paso más, y otro. Sin embargo mi esfuerzo es inútil, finalmente caigo sin dejar de mover los brazos.

Me levanto en un tiempo récord,como si nada hubiese sucedido, evito mirar hacia atrás, evito sentir la humillación de las posibles risas y mofas.

Vuelvo tras Ewan. Me esfuerzo lo que más puedo, oigo bombear mi corazón, mis pulmones se hinchan, y me da un "flato" supongo que es normal después del ajetreo de hoy.
Llego hacia la posición de Ewan, le tiro de la parte atrás de la camisa. Mientras susurro

-Eh "omigo"...no no

Mis brazos se alzan sobre mi intentando advertirle de algo.

-no ir, si peligro

Empujo hacia atrás a Ewan. Veo algunas de las criaturas ...Mis ojos se agrandan por el miedo, incluso algo más de lo que realmente pueden hacerlo.

Con mis manos intento explicar a Ewan lo que es esa cúpula. Mi dedo índice señala la estructura que tenemos en frente. Junto mis dedos los llevo hasta la boca, simulo masticar, para acabar rascándome la barriga:

-Comida. Cuando todo comida lleno
GUUUUUUUUUUUU FIUUUUUUUUUUUUUUUU (hago un arco con el brazo a toda velocidad)
-VOLAR

Me pongo de puntillas para parecer más alto, frunciendo el ceño, adelantando mi mandíbula, y poniendo los brazos en una postura más propia de lucha libre. Simulo el andar de las altas y extrañas criaturas dando un par de vueltas sobre mi mismo. Me abalanzo a toda velocidad sobre un pequeño trozo de madera del suelo, lo empuño de manera algo extraña, y:

-FIUUUUUU FIIIIIIIU ZOOOOM .....CAWOOOOOOON. Ellos matar.

Un crujido se escucha desde la cúpula púrpra, seguido de un atronador sonido como de 10000 trompetas.

Los seres se internan en ella y desapareccen. Las pocas vacas que han sobrevivido corren despavoridas hacia vuestra posición, en un idea normal de volver a casa.

Al fin y al cabo para eso habíais salido de la aldea.

Ewan corria poseido por la sed de conocimiento cuando fue sorprendido por el extraño extranjero que consiguio darle caza a pesar de que el avanzaba con todas sus fuerzas.

Jadeante al igual que quien le detuvo, parecia que no deseaba que llegase hasta la guarida de aquel pajaro gigante y entre soplidos y gestos intento comunicarse con el tan deprisa y bien, como su necesidad de tocar, oler y observar le dejaban.
-Lo siento omigo, pero no... no te entiendo nada, yo quiero ver de donde tu vienes, si tu haz salido de alli porque me retienes, es... eso solo me hace que...-Con los brazos hacia gestos tan rapidos que ni siquiera el mismo capaz de seguir.

El sudor frio le envolvia por completo y a cada movimiento, una nueva gota de sudor golpeaba en el rostro del gordo y sofocado "nuevo compañero".
En ese momento fue cuando tras dar otro paso, fue empujado por el insistente Alexander.

-¡EI! ¡Que haces! Yo solo quiero... ¡O pero si hay mas!
Consiguio distinguir Ewan, a la vez que la mirada de terror invadia el semblante de aquel extraño hombrecillo.

Entonces con una serie de gestos le empezo a explicar, y el a comprender poco a poco lo que le estaba contando, pero solo le valio una palabra que salio de la boca de su nuevo "hamijo".

-¿Matar? Comer... ¡SON DEMONIOS!
En ese mismo instante callo al suelo de culo, con la cara tan palida como la que trasmitia el llamado Alexander Bourinn, como si se hubiera contagiado por la misma enfermedad.

Y sus ojos vieron mas alla de las carnes de aquel amigo observando como esos grandes seres, ahora demonios a su vision, con el poder de la nubes dormian a las vacas, unas vacas que parecian las suyas propias.
-¡Madre mia! ¡Son... son las nuestras, nuestro ganado!

Su pensamiento en ese momento se nublo tras oir el grito que solo un dios colerico podria producir. Un grito que le hizo estremecer un instante, que sin duda le habia envejecido al menos dos años de vida. De esta manera su siguiente pensamiento fue captado por el ganado y alzo la mirada mientras aun estaba en el suelo, ensuciandose el culo en cada movimiento, para gritar a sus compañeros.

-¡CHICOS! ESAS SON NUESTRAS RESES! ¡LAS HEMOS ENCONTRADO! ¡PERO... pero hay algo que no puedo saber como contaroslo!-Volvio al fin la mirada y levanto la cabeza para mirar atonito a aquel extranjero que sin duda le habia salvado la vida.

Ante la reaccion de Ewan habia preparado mi arco y flecha apuntando hacia esos horribles seres Ewan Pienso Aunque mi arco no es tan eficaz como el de ellos, si has de morir me llevare alguno de esos demonios..

Y ante mis ojos se cruza el recuerdo de la aldea cuando observo al ser nuevo correr tras el y dalre alcance

Buen golpe Pienso cuando Alexander empuja a Ewan y me calmo un poco, bajo el arco y observo a Linda Estuvo cerca

sigo preocupada y abrumada por los ultomos acontecimientos creo que lo visto y vivido hoy a de ser contado al consejo de la aldeaArchiwal debemos de volver a la aldea e infomar de lo sucedido al consejo de los jefes ya tenemos las vacas pero no sabemos que son esas crituras que andan por nuestras tierras y debemso de informar de todo esto enseguido ,hay que volver me preocupa mi pueblo y mi padre.

¡Vamos!-fueron las últimas palabras de Ewan antes de echar a correr hacia la extraña estructura que se alzaba en la explanada.

Stephen abrió desmesuradamente los ojos cuando vio como aquel joven impetuoso se dirigía hacia la construcción de aquellos demonios -¡Maldita sea! Es que este chico no hace caso a nadie, no tiene sentido de peligro ninguno, nos va a meter en un buen lío.

¡Ewan, vuelve aquí! -le gritó con una voz que intentaba ser profunda y firme, pero que acabo por culpa de los nervios en un grito desesperado y que traslucía temor.
Segundos después cuando se dio cuenta que sus palabras se las había llevado el viento observó sorprendido como el extranjero corría detras de él. Ambos dos iban a trompicones, avanzando más a cuatro patas que erguidos sobre sus piernas.

Stephen contrajo el rostro en una mueca de ira y avanzó hacia ellos con determinación, intentaba ocultar su pánico bajo una máscara de seriedad.

Mientras ellos dos hablaban el uno con el otro haciendo grandes aspavientos un terrible sonido procedente de la cúpula, de tal volumen e intensidad que Stephen sentía como si se le helara la sangre en las venas, su corazón se parara y el tiempo se detuviera.

¡Madre mía! ¡Son... son las nuestras, nuestro ganado!-esas palabras sonaron a música celestial en los oídos de McDonaughey. Algo parecido a una sonrisa se asomó en su rostro.

¡Loados sean los dioses! -sin embargo, su enorme alegría comenzó a menguar al observar como sólo quedaban unas pocas de las vacas vivas, todo aquel gran rebaño había quedado reducido a unas pocas cabezas, pero al menos ya habían conseguido algo.

-¡CHICOS! ESAS SON NUESTRAS RESES! ¡LAS HEMOS ENCONTRADO! ¡PERO... pero hay algo que no puedo saber como contaroslo!- dijo Ewan tremendamente alterado, mirando de manera persistente al extranjero. Stephen se dirigió rápidamente a él - Ewan, sea lo que sea lo que nos quieres contar, lo harás cuando estemos a salvo con las vacas en la aldea. ¡Deprisa reunamos al ganado antes de que vuelvan los demonios!

Miro a mi alrededor, creo que es la primera vez en mi vida que veo tanta población humana reunida. Noto como algunos aldeanos me miran fijamente... guapo, debo parecer realmente guapo.

Mientras mis pies avanzas, me doy cuenta de que necesito un descanso,... y algo de comida. Mis tripas ronronean sin parar, pese a todo disimulo, levanto la cabeza e intento caminar como los demás, "por qué caminarán tan erguidos, acaso no saben que eso les hace un blanco fácil?"

Mi cabeza intenta buscar algún significado a los ruidos que hacen para comunicarse "No saben hablar, no les entiendo, que clase de lenguaje es este,... bárbaros "

DElante de mi, a escasos metros observo como los aldeanos de mayor edad aguardan. Uno de ellos parece demasiado serio para pasar desapercibido. "¿Quién es el anciano?..." Esbozo una enorme sonrisa y levanto la mano a la altura de mi barbilla. Muevo mi mano en señal de saludo... derecha a izquierda, de izquierda a derecha, con una frecuencia y rapidez elevada.

Ewan esta mas que contento de volver a su aldea, a pesar de que no a podido ver como le hubiera gustado el lugar donde parecian vivir los demonios que controlan el poder de las nubes y el viento.

Cuando llegan a la entrada misma de la aldea y ve llegar a los niños de esta, una larga sonrisa se dibuja en su poblada cara y al observar que las miradas de esos traviesos lugareños se centran en el extranjero este se acerco a el apollandose en su hombro derecho.

-Creo que es la primera vez que ven a alguien ajeno a la aldea, todas las miradas hoy seran para ti, sientete orgulloso, omigo.

Dicho esto, corrio animado asta donde los niños parecian reunidos, se agacho asta estar a su altura y parecio susurrarles algo, tan bajito que solo ellos y el mismo podrian oirlo, esto desencadeno una multitud de risas nerviosas venidas de los curiosos pequeños. Entonces Ewan se levanto asta estar de puntillas, alzo los brazos amenazante y rugio con fuerza, una estampida de risas y gritos de tono agudo fue el resultado de tal accion y solo un niño se atrevio a quedarse delante de Ewan, el cual recibio un ligero puntapie en el culo, para que marchara con sus amigos mientras ambos reian.

¡Ya no molestaran mas! Jejeje... vamos a ver a los viajos, ahora tendran que creerme ¿Verdad, Linda, Archiwald, Stephen?-Busca la afirmacion de sus compañeros mientras corria hacia ellos.
No parecia para nada cansado, a pesar de la borrachera con la que habia despertado y la gran caminata que habian realizado. De echo quien lo que conociera diria que acababa de levantarse de una larga siesta para tener tanta energia.

Llegaron sin mayor dilacion esta el lugar de reuniones donde ya esperaba el mas anciano de todos, serio como siempre aunque algo mas enfadado que de costumbre.
En ese momento recordo que habian regresado con las reses; las pocas que quedaban, las cuales estaban ahora al cuidado de sus compañeros, pues el se habia olvidado completamente de ellas asta la vision de alquel anciano de furiosa mirada.

La sonrisa y alegria de Ewan se truncaron al cruzarse con la mirada del anciano y su rostro cambio a una mirada mas serie y avergonzada, asemejandose a la de un niño al ser recliminado por su padre.
-Señor.