Partida Rol por web

El día era soleado, con rayos generosos que derretían la nieve acumulada en la larga noche. Paseando a caballo por el bello valle de Alós, y era casi posible olvidar los sucesos acaecidos durante la noche de vigilia, ahora tan lejana con la aparición del astro rey y el cantar de las aves que revoloteaban ante la pequeña comitiva. Sentíais algo parecido al optimismo...

Ataviados con vuestras armaduras, abandonáis el castillo en dirección al pueblo. Allí os despedís de Maria, Clara, Dionís y Pèire, y os disponéis a avanzar hasta el lugar de la emboscada... cuando veis que los carros están siendo arrastrados, por la gente del pueblo, hacia vosotros. Seguramente, algún soldado ha corrido la voz de que el contenido estaba casi exacto, y los aldeanos han decidido hacer acopio del mismo por su cuenta. Los veis alegres y animados mientras saquean ellos mismos el contenido de los carros, todavía llenos de flechas. 

No te preocupes. :)

Preparado y nervioso avanzo junto a mi tío. Nunca esperé tener que salir pertrechada junto a mi tío para resolver el problema de unos criminales. Sin embargo, es nuestro deber. El sol, calienta poco a poco el camino y mi armadura. Con ello, avanza mi confianza. Estoy seguro que todo saldrá bien, y se resolverá este entuerto de forma rápida. Sin embargo, el miedo persiste en el fondo, como una sombra a medio día.

A lo lejos, diviso los carros moverse. ¿Acaso nuestros siervos son saqueadores y malos cristianos, o solo pretenden poner las cosas a salvo? Ante la duda, espoleo mi caballo para salir al paso.

-¡Ea!- digo cuando estoy a prudente distancia, a modo de señal y saludo. Hay algo extraño en este lugar, pero, ¿qué es?

Yo me he perdido, mi idea era ir con María, Clara, Dionís y Pèire a la torre, no ir al lugar de la emboscada, es decir, estoy pensando cómo llevar a cabo tal enfrentamiento con los responsables de hecho me parece lógico que pueda relacionar los dos hechos como una única amenaza, no creo que en el lugar de la emboscada haya nada nuevo... ¿No?

Ves todos esos carros llenos de flechas, pero algunas de ellas llaman tu atención. Son muy... cortas. Como menos de la mitad de las otras, y parecen clavadas más profundamente. Quizá el tío Manel sabe más de eso.

AL ver las personas avanzar con los carros, me adelanto hacia aquellas gentes, y me atravieso en el camino, esperando a ser alcanzado por mi tío.

-Aja- Digo, esperando llamar la atención de las personas.

Me acerco a mi sobrino, no se que pretende pero si es incomodar al gentío o decirles que ese material no es de su propiedad creo que tendremos problemas.

Tras algunos minutos, vuestra presencia no ha pasado desapercibida en el pueblo, pero las vituallas contenidas en los carros son más jugosas que el miedo que imponéis a la población, de manera que se abalanzan sobre los carros sin demasiado orden, y pronto sois testigos de una riña por los alimentos saqueados.

Me acerco e intento poner orden, incluso empiezo si me dejan a intentar distribuir las cosas de los carros de forma equitrativa sin que se produzca ningún altercado ni ningún tipo de ley de la selva.