Partida Rol por web

https://www.youtube.com/watch?v=Wg8Xcay3zy8

Sola, en su habitación, Clara siguió leyendo. O lo intentó. No podía: las imágenes de los bosques, tenebrosos como eran, se le mezclaban en la mente. La cabalgata infernal de la que habían advertido los guardias era ridícula: ¿el propio diablo? Vale que Vicenç era malvado, pero esa idea...

Pero cuanto más la pensaba, más se iba apoderando de ella el miedo: las ramas de los árboles se retorcían y crecían hasta oscurecer el cielo.

De repente, un pensamiento te vino a la cabeza. Fue un chispazo, pero quemó todo el bosque de tus pensamientos: Caterina.

Caterina había salido huyendo por ese mismo bosque.

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El cielo era azul, de un azul primitivo, la palabra celeste en su máximo esplendor. Como cabalgabais en dirección al oeste, el horizonte aparecía como en llamas, con las montañas recortadas en negro. Y, sobre ellas, como una mancha negra en aquel mar de sangre, el Torreón del Águila se erguía, dominando todo el valle.

Los árboles, ellos también, se presentaban oscuros a contraluz. Pero, si el padre Daniel os hubiera torturado aquella noche, habríais confesado que en realidad estabais convencidos de que la oscuridad de esos árboles era algo más que la simple ausencia de luz. Era una oscuridad cálida, una oscuridad viva, que era bombeada en el interior de cada uno de ellos por las venas desde el centro de la tierra.

Pasasteis por el cementerio, desierto, con la rosa sobre la tumba del viejo Gerard de Mormont. La rosa estaba roja como el ocaso.

A partir de ese momento las huellas eran más confusas, había habido una persecución. Empezasteis a galopar, con la esperanza de conseguir llegar a tiempo. La sucesión de árboles se hizo más rápida, y estos parecían hacer crecer sus ramas hasta oscurecer aquel cielo azul tan distante.

Llegasteis al lugar desde el cual no se podía continuar con caballos. Los caballos de Daniel y sus guardias estaban allí, atados. Ellos habían continuado, a pie, hacia la torre...

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Las sombras se alargaban en las ruinas del Torreón, que ahora contemplaba el ocaso rojo sin ninguna dificultad. El cielo, tapizado de nubes, era de una belleza inquietante. Era como si se estuviese preparando para algo.

Te pusiste detrás de la puerta semiderruida, esperando a que pasase el muchacho, con la daga en mano. Cuando una sombra pasó por tu lado, un acto reflejo, no del todo consciente, te hizo descargar el golpe. Cuando volviste en ti, viste que era...

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Solo, en tu celda, tuviste tiempo de pensar en la Casa Mormont, en su historia y al mismo tiempo en tu propia historia. Tuviste tiempo de pensar en que el heredero probable, Vicenç, estaba completamente loco: los guardias le habían visto escabullirse con el diablo en las sombras. Se había organizado una partida en su búsqueda. Iba a ser una noche movida.

Eran rumores, claro. Pero lo interesante de esos rumores es que eran exactamente los mismos que habían circulado cuando Gerard gobernaba el Valle. Gerard, el padre probable de Dionís.

¿De verdad era Vicenç el heredero que Alós merecía? Sólo tu sabías que había una alternativa... pero esa alternativa requería poner en peligro la vida de la persona a la que más querías en este mundo.

Manel Mormont baja del caballo y lo ata alrededor del tronco de un árbol, un sencillo nudo que en caso de hacer fuerza suficiente se desataría dejando libre a su preciosa yegua blanca, la guerra lo había enseñado a apreciar a todos los seres vivos pero en especial a las fieles monturas que tenía bajo su mando, más de una situación había salvado gracias a ellas.

Da una caricia en la crin grisácea de Pandora y se despido de ella suavemente, a la vez que se da la vuelta mirando en dirección a la torre, luego mira a Dionís.

¿Estás seguro de lo que vas a hacer? Suspira sabiendo que tristemente para Dionís ya no había opción de volverse atrás y que no recibiría recompensa más allá de una muerte rápida por volverse contra un noble.

Posiblemente tengas que tomar una decisión trascendental para ti. Pero ten en cuenta lo siguiente, no se por qué tu antiguo amigo y otrora mi sobrino habrá cambiado a lo que es ahora, pero el caso es que lo ha hecho, poco se puede hacer por él, no se puede hacer más que intentar que vuelva al sendero de la luz, pero si eso fracasa... Habrá que hacer lo que Dios nos ha encomendado a todos los cristianos que podemos empuñar una espada ¿Lo entiendes? Resopla mirando a Dionís a los ojos. Parece cansado, igual que él, ambos están cansados. Pero de diferente forma sin duda, Manel está cansado de aparentar algo que no es. Su amante está encerrado y él lo había traicionado para salvar su pellejo. Estaba cansado de ser un Mormont, de la nobleza y sus mentiras, de las conspiraciones, de las malditas reuniones para discutir si había que robar aún más a los campesinos. Estaba cansado de vivir en una constante mentira.

Mira al cielo, el viento azota su cabeza, en otro tiempo su largo y brillante pelo ondearía al unísono de los silbidos de la ligera tormenta que se fraguaba en el horizonte muy lejos de allí. Su mirada era la de un hombre decidido, salvaría aquella situación y después se iría tan lejos cómo una bolsa de monedas le permitiera, se marcharía tan lejos de su apellido que nunca volvería a oírlo, ya nada lo retenía en las tierras de sus padres.

Comienza a andar por el camino, las huellas parecen indicar que llegan los últimos a la fiesta de la torre.

Ni más ni menos. 45. Jajajajajajajaja

Es el chico, te mira sin entender mientras la vida se le escapa. Debes actuar rápidamente, coger la ballesta y disparar a tu tía antes de que se dé cuenta, o bien cogerla y reducirla. 

Me revolví inquieta en mi asiento mientras pensaba en Caterina, en el rumbo que habían tomado ella y su amado... Podía... Podía delatarla, decir que se había marchado asustada por lo que estaba sucediendo... Era mi tía y mi amiga... Ella... Ella quería ser feliz...

Suspiré y salí de mi habitación buscando un guardia, debía dar el aviso, debía decir que tras los últimos acontecimientos y asaltos podría estar en peligro y ella seguía siendo una miembro de la familia Mormont. 

Mi lugar estaba entre aquellas paredes, especialmente conociendo el mal que había allí fuera... Nunca más volvería a pisar aquel bosque... Y mucho menos, yo sola... 

me he confundido yo, disculpa!! ahora lo cambio

sí, por el momento

qué planeas hacer?

Manel! No había visto tu mensaje, disculpa, literalmente no lo había visto. Resulta que me he confundido, y Dionís estaba en otro grupo, pero vamos a hacer una cosa: Dionís, que estaba con Daniel, se ha quedado en la falda de la colina esperando a que llegaseis (habían visto que llegaban refuerzos) para indicarles el camino. Daniel, siempre tan fanático, ha decidido continuar colina arriba con sus guardias, dejándole a Dionís (el único hablante de la lengua del lugar) la tarea de guiaros. ¿Está bien?

Caterina no sabía lo que estaba pasando: de repente, su prometido yacía desangrándose con la garganta abierta en el suelo, y ella había sido reducida. La ataste, y la acercaste al pie de la chimenea, donde su hermana mayor estaba haciendo un fuego y una espiral en el suelo. Sacó un puñal, que resplandeció como una llama en mitad de la noche, y se acercó a ella.

En ese momento escuchasteis voces subiendo por la ladera. Joana te dijo que fueras a mirar.

Caminando hasta el final del pasillo, llegaste a la encrucijada usual: las escaleras. Abajo, llegarías a la mazmorra donde se estaba pudriendo Pèire, tu instructor. Arriba, estaba tu madre en su mundo frío y luminoso. Guardias había en ambos lados, pero había que elegir.

¡¡¡Yo me acabo de dar cuenta que mi post está para todo el mundo!!!

Máster edítalo que la he cagado a base de bien