Partida Rol por web

Lunes. Primer día de Junio. Es un día soleado y tranquilo en la calle Prosperidad. Los pájaros cantan en los árboles de la plaza, que más bien parecen un par de palitronquis desangelados. Y claro, con el calor ya se sabe. Hay menos ganas de ir a clase. La escasez de ropa en las jóvenes que hacen pellas en el bar de la esquina tiene a los jubiletas que toman carajillos en la barra obnubilados. 

Y poco a poco llega la hora y el Mercadona abre sus puertas. Los reponedores, colocan cosas en las estanterías. Iker tararea la melodía de su serie favorita y Joel, cerca de él, pone la oreja ya que le resulta familiar. Mientras tanto, Miriam se escaquea con la excusa de pasear un carro con bolsas de patatas de un lado a otro sin motivo aparente. Las cajeras se encuentran cerca de sus puestos de trabajo, pero por ahora no hay ningún cliente que atender. Por algún motivo, Eva parece muy interesada por todo lo que hace y dice Sara y no le quita ojo de encima. El bebé de "La Sholi" todavía está dormido en su espalda. Aunque en cualquier momento podría despertarse con hambre y empezar a berrear. 

Carmen se dirige dispuesta a trabajar a la charcutería sólo para encontrarse allí a Damián y la carnicería vacía, así que resignada ocupa el puesto a pesar de que no es el suyo. Ya está acostumbrada a que le cambien de sitio sin parar ni avisar. Y todo cobra sentido cuando se ve a Marcos salir con su silla de ruedas motorizada de las oficinas. Nadie acaba de entender por qué le dejan hacer los turnos a él, pero claro, algo tendrá que hacer y no lo pueden despedir o perderían una sustanciosa subvención. 

Por otra parte Rigoberto y Akinlabi se miran con desconfianza al encontrarse en la puerta. El segurata con su uniforme y el portero improvisado esperando alguien a quien sacar una propinilla a cambio de ayudarle con las bolsas. Pascual, el repartidor, prepara con calma cerca de allí un pedido que tendrá que entregar a última hora. 

Justina pisa fuerte por los pasillos, como buscando algo. Y finalmente resopla decepcionada al darse cuenta de que no hay ninguna bandejita con muestras de la que picotear. Se cruza con Hipólito, otro de los clientes habituales, que lleva una lista en la mano y parece estar buscando los productos que hay escritos en ella. 

Lourdes coloca con mimo y cariño las frutas en su puesto, mientras el "Seta" revisa con ojos certeros que todos los champiñones estén en buen estado de calidad, presentables y apetecibles, en su sección. El "Lejía" mientras tanto vigila a Paquito, el hijo del "Mochas", que por lo que parece se ha vuelto a escapar del instituto y pasea por el supermercado con aire de estar planeando alguna trastada.

Gai-Tan sale con los bigotes escarchados de la zona de congelados, con una perenne sonrisa en la boca, justo a tiempo para cruzarse con Maricarmen cuando empieza a revisar la sección en busca de pistas de esa presencia que intuye, pero nunca encuentra.

En ese momento entra Aicha, tarde, como siempre. Pero a ver quién se atreve a decirle algo a la hija de uno de los encargados. Por el camino hacia la panadería se cruza con Shakiro, que lleva desde primera hora esperando para poder buscar los productos más raros y exóticos del supermercado. No puede creerse que no tengan tofu con sabor a wasabi. 

Vladimir vigila sus espaldas mientras se mueve entre los pasillos, pues cada vez lo conocen más y hay demasiada gente que esquivar. Mientras tanto, Asunción coge su bayeta y su fregona, lista para dejar el supermercado como una patena, y "La Pokemon" entra por la puerta, buscando con la mirada a alguna de sus amigas encargadas, pero sin resultado, ya que el encargado en esta ocasión es Enrique Muñoz, más conocido por los trabajadores como "Bulldog". Y no por su aspecto amenazante, sino porque ladra más alto que uno de estos animales. 

El hombre pasa por los pasillos con una carpetita en la mano, vigilando que en las estanterías todo haya quedado bien colocado después del último inventario, y ya de paso echando miradas escrutadoras a los trabajadores con los que se cruza. No hace falta que abra la boca para que todos vean en su mirada lo que piensa de ellos. "Panda de vagos" es el apelativo más cariñoso que suelen recibir de él. 

Pero tan centrado está en su labor que ni se percata de que Mauricio, ex-reponedor, no se encuentra encadenado en la verja exterior, como de costumbre, sino que esta mañana ha decidido encadenarse a los carritos con su cartel de cartón que reza: "No comprar aquí, son unos estafadores y ladrones."

Este promete ser un gran día en el Mercadona de la calle Prosperidad. 

-Nanananana... ¡Nanana!... -canturreaba Joel también- ¡Nananana tatararararara chimpum chimpum chimpum! Ni siquiera sabía que narices estaba cantando, pero Iker le había pegado la dichosa melodía y ahora no se la podía quitar de la cabeza. Cogió otro paquete de sal Hacendado y lo dejó en el estante casi sin prestar atención, cogió otro paquete y cuando fue a dejarlo en su lugar cayó y se esturreó gran parte de su contenido en el suelo. Casi por instinto subió el tono de voz y empezó a barrer con el pie debajo del mueble mientras miraba a un lado y a otro rezando para que el bulldog no le hubiera visto. -¡NADANADADENADA! Aquí no ha pasado naaaadaaaa... -continuó con su canturreo.

Continuó con sus tareas con su siempre sonrisilla de alelado, de vez en cuando hablaba con Iker, al fin y al cabo era la persona con la que más se cruzaba. Giró el rostro hacia la puerta y la vió entrar. -Ya ha llegado Aicha. Mírala... -empezó a reir con la boca desencajada- Es tan... tan guapa... -Suspiró y volvió a mirar a su compañero reponedor Iker. -¿Crees que le gustaría jugar al Call of Duty conmigo algún día?

Y volvió a coger un paquete (esta vez de macarrones Gallo) y lo tiró sobre el montón que ya había en el estante arriesgándose a que tuviera que barrer de nuevo debajo de la estantería.

- ¡Pero a ver que me entere yo! - brama la sholi sin ningún respeto ni pudor por despertar al niño - ¿Esta gente vieja por qué vienen na más abrir? si no tienen qué hacer en tol puto día. - pregunta a la otra cajera finalizando la frase con la explosión de una burbuja de chicle por tal de reafirmar su indignación.

Xekspir mientras sigue durmiendo plácidamente en un cojín de babas a la espalda de la Sholi, completamente sumido en el mundo del sueño después de una noche de fiesta en el Almacén Cuatro.

- ¡Ja! Ya ha llegado la perra esa - murmuró en un pensamiento en alto al ver la entrada despreocupada de Aicha. Al seguirla con la vista, controlando su giro de cabeza con cada mascada que daba al chicle se fijó en Joel- Qué haces killo no ves que esta se crees reina y no llega a pretendienta. - ¡Ten más clase! - le aconsejó aparentemente sin sentido por falta de contexto.

La Sholi le sacó de su ensimismamiento y se giró hacia ella dejando su trabajo. ¿Pero qué dice de clase la choni esta? Aun así no perdió su sonrisa. -Yo... Yo ya tengo mucha clase tia. Aprovechó para mirarla de arriba a abajo como quien no quiere la cosa. El pobre se puso colorado y decidió cambiar de tema. -Y si no me crees puedo enseñarte el subaru que me voy voy a comprar, es mazo pepi, perfecto para las noches en Skorpia ¿Sabes lo que digo tia? -Dijo Joel con exagerado acento cani.

Con un poco de suerte pasaría de él, con mucha saldría del mercadona con una cita. ¿Qué podía perder?

Aicha salió de su casa bajo los cariñosos "Venga, que ya vas a llegar tarde..." de su padre.

Finalmente llegó al Mercadona y la veis entrar con otra de sus pintas "perfectas" para trabajar.
 

Al pasar por la caja y ver a "La Sholi" ya en la caja, le saca la lengua con con cara de asco y superioridad y sigue por su camino hacia la panadería mientras observa como Joel se le queda mirando y le guiña un ojo pícaramente. "Pobrecillo...".

Al llegar a la panadería suelta su bolso por cualquier parte y ve como el pan ya está listo para sacar del horno, pues como siempre llega tarde, siempre hay alguien que bajo presión de su padre se encarga de hacerlo por ella y simplemente tiene que colocarlo en los estantes. Así que con una sonrisa de niña buena dice -¡Perfecto!- Y tras poner Sum 41 en su móvil a un volumen ligeramente alto para trabajar a gusto, se pone a colocarlas en las respectivas bolsitas y estanterías mientas bailotea y canta los estribillos.

Esa mañana llegué a trabajar entre cansada y nerviosa. Había estado ensayando el domingo por la tarde, y por la noche me había quedando repasando todas las anotaciones de los últimos días y concentrándome en mi habitación para mejorar. La idea de hacer cambios en el guión de la obra rondaba en el aire, y sólo esperaba que no fuera porque no me veían preparada para dar la talla.

Cuando entré por la puerta unos minutos antes de la hora a la que tenía que estar lista saludé a los que ya habían llegado y me dirigí directamente a la caja para comprobar que todo estaba en orden. A mi alrededor, mientras tanto, las cosas iban marchando y parecía que poco a poco todo empezaba a funcionar. No tardó en írseme la cabeza a pensar en otras cosas, y tardé más de un cuarto de hora en hacer lo que otras tardaban sólo un par de minutos.

Para cuando levanté la mirada la Sholi ya estaba en su puesto, quejándose de la presencia de nuestros clientes más... Veteranos.

- Mujer, déjales... - Le dije en voz casi inaudible, casi con miedo a llevarle la contraria. - A lo mejor no duermen bien por las noches y llevan desde las cinco levantados. A lo mejor... - Continué antes de emitir un suspiro derrotista. - A lo mejor les da miedo morirse en casa solos, y vienen por si aquí... Por si acaso, para que les encontremos pronto. - Les justifiqué antes de ver pasar a Aicha. Me fijé especialmente en su forma de andar, y no tardé en comprobar que no venía nadie a la caja para coger mi libretita y anotar un par de palabras rápidas.

La mañana estaba siendo tranquila. Había recogido 3 eurillos y con eso era suficiente para un cartón de Don Simón y una barra de Pan. De hecho puede que hasta pudiera robarse alguna botella de Vodka. Paseo por los pasillos buscando lo mio. Parece que han cambiado de sitio todo.. así normal que uno se pierda. Cada pocos pasos me doy la vuelta.. no va a ser que me hayan encontrado desde la madre patria y me sigan... que horrible es esto de vivir siempre perseguido y solicitado.

Hipólito entra en el supermercado con su eterna sonrisa. Siempre  despertó la ternura de la gente, con esa carita de anciano inocente que tenía y ya al menos de vista mucha gente del barrio lo conocía. Aun con sus apenas 45 kg de peso siempre llevaba un amplio abrigo y tenía una amplia barriga, o al menos eso le hacía creer a todos ya que era su almohada ergonómica  hinchable que con tanto esfuerzo llenaba antes de salir de casa.

Saludó con su ensayada cara de tierno ancianito a las cajeras y la chica de la panadería, mientras se le cuasi caían las gafas, más parecidas a las de señora que las de caballero mientras se las volvía a colocar con sus arrugadas manitas. Siempre saludaba a las chicas jóvenes, recordando sus tiempos mozos.

Repaso su lista y comenzó a repasarla mentalmente:

Eufrasio: Jamón de bellota Navidul, Chelo: Faldón de Ternera 1ª, Federico: Anchoas de Santoña…anchoas…anchoas...¿Dónde leñes me han metido las anchoas?.

Con cara entremezclada de sorpresa y decepción pudo observar como las habían colocado en esos nuevos armaritos cerrados que tenías que pedir permiso a algún empleado para que abriera….

-Disculpe mozalbete; querría hacerme el favor de abrirle el armarito a este pobre anciano. Dijo con una tos más que ensayada al torpe reponedor que colocaba los macarrones.

Hoy había sido un día bastante facilon en eso de escaparse,el profesor de gimnasia se había ido a fumar un pitillo y a hacer su visita reglamentaria a la profesora de música Que facilona pensó Paquito al verla morrearse con el Si su marido la viera pero realmente no le importaba,bueno no le importaba por ahora en otro momento pensaría como aprovechar tremenda información.Ahora su única preocupación era que no le pillaran saltando la valla,llevaba demasiadas horas sin ver a La sholi y sin joder a nadie.Las bombas fetidas le quemaban en el bolsillo.

Al llegar a la puerta del mercadona se ajusto la ropa y le dio la vuelta a su gorra,entro a paso vacilon y acercandose a la caja espeto -Chacho Joel ¿donde te metiste ayer? el servidor estaba lleno de niños ratas,no sabes que trolleada padre.El Mike hasta salio llorando,que nenaza- mientras miraba de reojo a La sholi Que buena esta la jodía

Maricarmen estuvo esperando a que abrieran el súper sentada en el banco.

Hay más gente esperando para entrar, pero oye.. ¡yo llegué antes! Que tengo mucho que hacer, hoy me vienen los nietos a comer y les tengo que hacer puchero.

Luego me dicen que ellos son mas de espaguetis, pero donde esté un puchero.. Y lo que sobre se lo llevan para los amigos del piso, que total, estando yo sola para qué voy a hacerme tanta comida. ¡Ay, Alfonsín, con lo bien que tú comías!

Y con este breve recuerdo a su marido difunto, se abren las puertas, y allá va ella, como un toro mihura, entrando por la puerta, haciendo doble finta esquivando a otros clientes y cogiendo a la vez un carrito. Antes de que suene la primera sintonía mañanera de Mercadooooona, mercadonaaaa, ya está Maricarmen examinando las estanterías, encontrando los ingrredientes del puchero, y además para unas albóndigas y un pescado. 

Que después van diciendo por ahí los nietos que en casa de la abuela se come mal, y eso sí que no puede ser..

-¡¡Pero bueno!! -dice, cogiendo una bolsa de guisantes congelados Hacendado de la que se desparraman unos cuantos- PSSSSTTTT, PPPPPSSSSSTTTTT, NIÑOOO -dice, llamando por uno de los empleados que está de cháchara- ¡¡Esta bolsa está rota!! ¿Pero es que no lo veis? ¡Aquí hay ratones, seguro! ¡Ayer los yogures bífidus con la tapa rota, y ahora esto! -dice, indignada.

Como cada mañana, Carmen entra en el super con una sonrisa. Piensa que al menos aquí no tienes a la familia dando pol culo... Sonriendo se dirige a su charcutería donde está Damián, el joven que últimamente hace su papel de charcutera, pues, como cada día, siempre falta alguien en su puesto y ella le tocaba suplantarlo, y como era obvio, hoy no sería diferente. Mira a la carnicería y se le borra la sonrisa de la cara.

-¿En serio? ¿EN SERIO? -grita a su al rededor- A veh si ponen de una ves un sutituto -se acerca a la sección de carnicería, entra en la cámara frigorífica para empezar a sacar los productos. Cuando ya está todo fuera y bien puesto, coge un par de pollos y empieza a deshuesarlos mirando fijamente hacía la entrada de las oficinas, para vigilar cuando salga el encargado y salir a gritarle y que contraten un sustituto, ella es charcutera, no la comodín.

Joel iba a ponerse a trabajar por fin cuando Paquito y un anciano que no había visto antes le asaltaron. Sonrió al chaval y primero atendió al hombre mayor por motivos obvios, ante todo estaba trabajando, pese a que cada vez empezaba a darle igual más y más todo aquel asunto del dichoso supermercado. Cualquier día le despedirían y acabaría como el pobre Mauricio, manifestándome contra esos chorizos.

Sacó un llavero del bolsillo de su bata y le abrió el armario al anciano. -No diga eso hombre... Que va, si usted está hecho un roble... ¿Y ha visto con qué porte lleva ese traje? ¡Y que elegancia! -dijo lentamente como si escogiera sus palabras con dificultad.

Esperó a que el hombre seleccionara el producto y mientras fue hablando con Paquito. Empezó a reir imaginando la escena que le explicaba el chico. -Que va tio, me lo perdí, pero es que resulta que estaba en un server donde jugaba El Rubius tio y ya me quedé a ver si salía en alguno de sus gameplays. Fue la leche, cuando suba el video fijo que me verás a mi dando por ahí saltos como un imbécil. -continuó riendo mientras recordaba su hazaña. -Y esperate, que me hice una racha de nueve con la DSR 50 y es que y-Joel cortó la conversación cuando otra señora mayor reclamaba su atención. -Espera tio, ya está la vieja de turno con sus paranoias... -le susurró al chico deseando que nadie más le hubiera escuchado.

Se acercó a la anciana y empezó a barrer otra vez los guisantes debajo del congelador. -¿Oooohhhh no me diga? ¡Pues eso parece un asunto serio eh! Ahora mismo voy a ponerme a hablar con el encargado para hacerle llegar su reclamación. Se inclinó sobre el congelador y cogió otra bolsa de gisantes para luego ofrecérsela. -Tenga, tenga esta bolsa en compensación. Y pase por la caja número tres, dígale a la dependienta que Juan el de mantenimiento la deja pasar gratis por las molestias.

Sabía que en la caja número tres estaría Eva y quería gastarle una pequeña broma.

-No me vengas con esas, ¡descarado! En mis tiempos no nos atrevíamos a hablarle así a una persona mayor, ¡nos cruzaban la cara! ¡Un buen bofetón es lo que les hace falta a algunos aquí! -dice refunfuñando, mientras se aleja. Eso sí, coge la bolsa de guisantes congelados. No pensaba comprarla, pero ya que es gratis..

Próxima parada, el pasillo de los lácteos. Vio por la tele que le cambiaron el nombre al yogur griego de Danone, y quiere ver cómo le han dejado la tapa. ¿Lo habrán copiado ya los de Hacendado? 

Por el camino ve a Hipólito, y le saluda con un seco ¡Buenos días! , no vaya a ser que le desconcentre en su tarea.

Cuando Pascual se abrió paso a través de la muchedumbre que llenaba como cada mañana el establecimiento, dio un suspiro de alivio. Al fin y al cabo, lo peor ya había pasado, se había conseguido adentrar hasta el cuarto de personal, seguro tras el cartel de "Solo personal autorizado". Ese ya era terreno familiar, alejado de vejetes aburguesados y personal desinteresado. Él daba la mayor importancia a los trabajadores y a la gente... Pero de forma general. Los trabajadores y la gente que conocía en específico no podían si no caerle mal, con alguna que otra excepción. Y es que, tal como solía pensar en la intimidad... Cuanto tonto, y tan poca' bala'...

Repasando el cuadrante de tareas comprobó con alivio que hoy le tocaba repartidor. Era uno de los trabajos más ligeros, solo había que amontonar el pedido y dejarlo listo para llevárselo a última hora. Total, a la cadena le interesaba que viniera la gente al edificio y viera las ofertas, por lo que no cuidaban mucho de ese servicio. Y eso a Pascual le parecía bien. Que se viera lo poco que le interesaba a la Empresa el trabajador de a pie.

Pero su intención de tomarse una relajada siesta en el cuartucho de empleados se vio truncada al escuchar un estruendo desde la cercana sección de panadería. Cagüen la niñe e'ta... Ya 'ta jodiendo la marrana otra ve' con la muziquita... Abrió la puerta como un vendaval y se enfrentó a la hija de papá, también conocida como Aicha. Ezo e' un nombre? 

- ¡Ozú, niña! Como no quite' a ezoz punkis dezclazaoz vamo' a tener un problema, ¿eh? ¡Eza anarquia de aburguezao no vale na en la lucha de claze! Pon la internacioná, o a las barricá o algo azí.

- Seh pavo yo te entiendo. - respondió a la par a la cuerva y a Joel antes de ponerse a revisar sus uñas. Debían estar perfectas para cuando pasara los productos, si un día terminaba en Prosperidad Shore se haría implantes de uñas para alargarlas casi el doble y esos clientuchos confirmarían que siempre las había tenido así y que eran naturales.

Hay que ser lista, tenerlo todo pensado. Se repetía como un mantra para no tener ningún accidente, lástima que ese mantra hubiese empezado después de su gran penalti.

Dio unos saltitos para mecer al enano que empezaba a despertar de la mona y sonrió a la vez a Paquito que justo llegaba a su cita diaria con Joel. Dejó de votar cuando uno de los ojos del niño le hizo parecer visco. 

- ¡Paquito! Que pronto vienes del cole. - le saludó con su voz de caballo quitándole la gorra, desordenándole el pelo y probándosela ella con gran agilidad, casi como si todo fuese un mismo gesto.

En cuanto Joel volvió a lo que se suponía que era su trabajo la Sholi y sus ubres se apoyaron en caja para acercase a la altura del pequeño - ¿sabes si tiene ese un Subaru? ¿un impreza? ¿ta guapo? o se está quedando conmigo el muy retrasado...

¿que tanga me he puesto? ¿llevo alguno?

Nada más entrar en el supermercado, Sara se había dirigido a la zona de perfumería. Su lugar estaba en la caja, pero ella siempre hacía una pequeña visita donde los probadores de perfumes y se ponía del primero que pillara, aunque siempre intentaba que fuera el de vainilla. Le encantaba ese olor empalagoso y dulce.

Tras eso había ido a su caja y estaba preparando el cambio. La gente empezaba a entrar y no tardaría en pasar por allí. Cuando Aicha entró en el super la saludó con un gesto de cabeza. Pero casi no le prestó atención, centrada como estaba con los diferentes paquetes de monedas. 

Bien, está todo correcto. Se dijo, dejando parte del cambio en un cajón. 

Escuchó a la Sholi y a Eva y levantó la mirada del cajón, arrugando un poco el ceño.

- Espero que no se mueran aquí. Me daría algo encontrarme con un cadáver en medio del pasillo - . Dijo, formando una mueca con los labios. En ese momento escuchó a una de las viejas que solían estar pululando siempre por el super, como si no tuviera casa, llamando a Joel y quejándose de que habían ratones. Sara puso los ojos en blanco y cogió un chupa chups de fresa. 

- ¡Ratones! Esta mujer se flipa - Se había acercado a la caja de Eva, aprovechando que la Sholi estaba hablando con aquel criajo y bajó la voz para que no la escucharan. - Por cierto, ¿esta tarde te vienes a casa? Después se lo diré a Aicha, he pillado una botella de vodka y me han pasado una yerba que es brutal - . Le dijo mientras retiraba el envoltorio del chupa chups y se lo llevaba a la boca.

Miriam llega al trabajo justa y puntual para entrar. Contenta, de entrada no tiene razón para no estarlo en un país donde haces lo que te sale de la santa magdalena y tiene nula repercusión. Saluda alegremente a todo el que se cruza y no tardando, se pone manos a la obra.

Estaban a primeros de mes, por lo que la chica se encuentra con la tarea de marcar en un formulario que productos necesitaban mayor reposición en la sección de latas de conserva. Pero claro… ella encontraba mas productivo para si misma el pasear por distintas secciones con un carrito que contenía bolsas de patatas… ademas, era el señuelo perfecto para despistar a los clientes y vigilarlos, y a su vez… era el señuelo perfecto para que sus compañeros creyeran que estaba vigilando a los clientes y así despistarlos, vamos… todo un combo (o eso creía ella). El dicho carrito de patatas… mismo quizá fuese parte de uno de los repartos de Pascual, quien sabe.... ella lo había cogido “por ahí”.

Todo empieza bien, mas o menos… Miriam se cuida de esquivar al acechador bulldog entre pasillos mientras gandulea con la complacida sonrisa de quien esta haciendo su trabajo a la perfección.

Miró de reojo el ir y venir de Joel y con un tono fingido de molestia dijo-Tío hubieras avisao,que mandar un wasapp no cuesta na- al escuchar la hazaña de su amigo sonrió,le tendió la mano y se la choco haciendo un medio pulso -A la chaval que maquina,a la próxima quedamos en mi casa y jugamos al Warfare que el pringaillo del pupas invita- Mira que es tonto el pavo,ir presumiendo de juego nuevo pcht,pues ya no lo tiene el niño pijo de mama dijo mientras hacia un claro gesto de malicia.

Observó como se alejaba mientras hacia un ademan con la mano y volvió a centrar su atención en La sholi, haciéndose el chulito comenzó a hablarle de forma despreocupada y pasota -Hola hermosa- echo una leve miradita a la espalda y agrego -Y enano- hacia el gesto de la muchacha se le fueron los ojos por un instante Dios que pechugas y medio alelado levanto la cabeza y respondio arrastrando las palabras y gesticulando bastante -¿Este? pues como no sea de juguete.Si hasta yo tengo mas dinero en la hucha la comunión-

Aicha lanzaba barras de pan a la estantería mientras cantaba las típicas canciones punk estadounidenses.

-I have a yellow tractooooooooor....turururuuuu

Cuando de pronto el "pesao" del Pascual aparece gritando por detrás.

- ¡Ozú, niña! Como no quite' a ezoz punkis dezclazaoz vamo' a tener un problema, ¿eh? ¡Eza anarquia de aburguezao no vale na en la lucha de claze! Pon la internacioná, o a las barricá o algo azí. 

-¡¡¿Pero qué me estás contando?!! ¡Si esto es lo mejor que hay! Anda, calla, calla y vuelve al trabajo y si quieres en tu casa escuchas la música que tu quieras, que seguro te gusta el Zapato Veloz o cosas de esas. Y déjame a mi tranquila si no quieres que llame a mi padre y en un momento te ves de patitas en la calle, aunque mira, tengo unas canciones nuevas que igual te gustan y aprendes viejales.

Aicha se vuelve al móvil y empieza a sonar Riot Propaganda.

-Ale, a lo tuyo...

Alberto estaba concentrado en su rutina diaria. Los champiñones. Así es como empezaba la mañana, siempre por esa zona, luego si tenía que reponer otras cosas las hacía. Pero no sin antes repasar la zona de las setas para comprobar que estaban frescas.

-Bien, bien, mal- decía mirando los champiñones embasados dejando los que estaban bien y retirando los pochos. Lo hacía a su ritmo, sin darse prisa, moviendo su lengua como hacía cada vez que se concentraba en algo.

La mayoría de la mercancía que revisaba estaba bien, aunque algunos habían conocido tiempos mejores. Si hasta a unos les habían salido hongos, cosa que el Seta, licenciado en micología, no creía posible. Lo tiró con disimulo para que ninguno de los clientes más quejones o Mauricio dijeran nada.

El día seguía como casi siempre, los clientes con sus cosas. La gente, él incluído porque era tranquilo pero no de piedra, mirando a la Sholi y a las otras mozas del local, el niño escaqueándose del colegio, la nueva poniendo música y el chino saliendo de la zona de congelados. Vamos, lo normal.

-Hola gente, ¿como se os está dando el día?- dijo Alberto, como solía hacer siempre cuando empezando. Vamos, que aquella podría decirse que era su frase.