Partida Rol por web

Se cumple una semana desde el fatídico día en que las puertas del Mercadona de la calle Prosperidad se cerraron, dejando dentro a trabajadores y clientes, encerrados por igual, y en cuanto el repiqueteo de los pasos del Bulldog resuena entre los pasillos los ojos de los habitantes forzosos del supermercado se van abriendo bajo la luz artificial de los fluorescentes. 

El hombre se detiene en la zona de las cajas, con los dos seguratas detrás. Uno de ellos lleva un megáfono en las manos y desvía brevemente su mirada al reloj y suspira. Parece que ellos tampoco están contentos después de pasar tantos días trabajando a destajo. Pero claro, las horas extra y la nocturnidad se pagan bien, a ver quién es el guapo que lo rechaza. 

Un día más uno de los armarios trae la urna de plástico. Y un día más Enrique empieza a gritaros directamente, mientras alza un pequeño objeto que reconocéis como un bote de algún tipo de especia.

- ¡¡Estoy harto!! ¡¡Pero harto, harto!! - Grita mientras enarbola el bote. - ¿De verdad no sois capaces de encontrar a esos malditos infiltrados? Han cambiado todas las especias Hacendado por esta... Por esta... ¡¡Esta mierda!! Y como no, han sido tramitados dos despidos más sin mi permiso. La comodín y el pesado del subaru ya no están con nosotros. - Y cuando miráis a vuestro alrededor os dais cuenta de que efectivamente Carmen y Joel no aparecen por ninguna parte.

El Bulldog deja la urna sobre la mesa haciendo ruido y os mira a todos con los ojillos rojos de ira. - ¡A votar todos, panda de vagos! ¡A ver si sois capaces de hacer algo útil antes de que estéis todos en la puta calle! 

Entonces se gira hacia el armario que tiene el megáfono y le hace una señal hacia la zona de los almacenes. - Ala, ya sabes lo que tienes que hacer con eso. 

Se da la vuelta y se empieza a encaminar a la puerta de "Privado", pero por el camino se da la vuelta y os echa una última mirada. - Me pasaré por la tarde a ver quién es el pardillo al que echáis.

-Joooooder, otros dos a tomar viento-murmura el Lejía levantándose de mal humor-Empieza a hacer frío aquí de lo anchos que nos estamos quedando.

Intercambia varias miradas hostiles con los pocos compañeros que quedan. En el malogrado supermercado flota una atmósfera de western post-apocalíptico.

Y además, se están rifando hostias.

-Si tan inocentes sois vosotras dos-señala con un gesto a Sara y a Asunción-y el del sindicato está libre de pecado porque le echaron el primero, entonces la china ahora le toca a Damián, a Mauricio, a ese...-señala a Shakiro y luego se apunta al pecho-... o a mí. Por otro lado, si el infiltrado alguien dijo que era una tía, afuera se cambiaron votos y aquí dentro también...

Dirigió una mirada muy expresiva a doña Justina.

-Pero doña Justina echó al etarra maligno ese... en fin, ¿alguien tiene algo que añadir?

Asunción se levanta algo compungida. No sabía qué decir ni en qué pensar. Es verdad que eran muy pocos ahora y sus sospechas ya no eran tan firmes.

Miró a Lejía y dijo - Creo que eso de que el último infiltrado era una mujer lo dijeron cuando Iker andaba por aquí y bueno, la pokémon estaba por acá, aunque quien afirmó que ella era un infiltrado era el Paquito y todos sabemos que él era del LIDL y lo puedo decir porque yo mismo lo vi queriendo despedir al Shakiro. Por eso no sé si señalar al Shakiro como culpable. No lo descarto pero yo creo en Sara y creo que quienes cambiaban los votos eran la Lourdes y la Sholi. Los cambiaron afuera para volver y los cambiaron acá para tratar que Sara saliera elegida, aunque más fácilmente la Lourdes, ya que la Sholi me votó a mí -.

Al abrir los ojos, Sara se dio cuenta de que faltaban dos personas. Se incorporó y miró a su alrededor, contando los que todavía quedaban. Su rostro había palidecido, si continuaban expulsándoles de dos en dos cada noche, no tardaría en encontrarse una carta de despido. ¿Cómo le decía al Raúl que había perdido el trabajo, su primer trabajo? Un escalofrío recorrió su espalda y se abrazó a sí misma, mientras el Bulldog empezaba, como cada mañana, a soltar gritos. Esto es una puta mierda. Si seguimos así estamos acabados.

- Sí, la Asun tiene razón. Cuando se dijo que quedaba una tía, estoy casi convencida de que hablaban de la Pokémon. El Iker me había contado que era una puta infiltrada. Pero claro, hablaba del Día, por lo que parece quedaba más gente del Lidl -. Se mordió el labio, tembloroso. Le dolía mucho la espalda, tras tantos días durmiendo en el suelo y aquel día se había levantado bastante depre. 

- Dos... - Dijo y miró al Pascual. - Tío, han echado a dos. Trae ya a la Eva, joder, ella podrá conseguir hojas de readmisión y traer a alguien más de vuelta, si no, estamos perdidos - . Aquella noche volverían a echar a dos más, si no acertaban con uno de los putos infiltrados y lo echaban por la tarde, no tardarían en estar todos en la puta calle.

Volvemos a despertarnos con malas noticias...

- No, joder, no...

Lo que ayer era alegría, hoy es preocupación.

- ¿Es que esto no va a terminar nunca? -digo mientras me dirijo a mi bastión ibérico- Y lo peor es que, como dijo el Lejía, vamos dando palos de ciego...

Corto un poco de embutido y quesos para hacer bandejitas para desayunar, como ayer.

- ¿Alguien ha podido ver algo esta noche? 

Pero antes de que nadie pueda responder a Damián un pitido os llega audible desde el exterior, seguido por los berridos de una voz gritando a través de un megáfono. No tardáis ni dos segundos en reconocer la voz de Miriam.

 …Señoles, puede que nos quiten el tlabajo, pelo JAMAS nos quitalán… - redoble de taconazos - jolin! no se me ocule nada… – empieza a berrear a todo trapo – Tengo que confesal que a veces no me gusta tu folma de sel… Luego te me desapaleces y no entiendo muy bien pol quéeeee!!... no dices nada lomanticooo cuando llega el ataldeceeel… te pones de un humol extlaño con cada luna llena al messs…(…) yo te quieeeeelo te quieeeeloo, con limon y sal…!! (…) – canturrea – Bye, suelte a todos, que Yisucrist ploteja vuetlos puestos – tras eso se escuchan un montón de muamuamuamua, besos directamente en el megafono y de nuevo el silencio.

En ese momento la puerta marcada como "Privado" se abre y por ella sale uno de los armarios, con un papel en la mano y sin dirigiros ni una mirada se encamina hacia la zona de los almacenes.

Un par de minutos después reaparece, seguido por Eva, que tiene la carta de readmisión en la mano. La deja junto a vosotros y echa un pequeño vistazo a la urna, antes de seguir su camino hacia la puerta por la que salió, sin llegar a deciros nada.

Al ver aparecer a la Eva en el super, Sara soltó un pequeño gritito, que desentonaba bastante con lo basta que solía ser y, sin esperar a que desapareciera el armario se lanzó sobre su amiga. 

- Tía, te he echado de menos, hostias - Las lágrimas corrían por sus mejillas y una risa nerviosa empezó a brotar de sus labios. - Joder, estaba que te cagas de preocupada. ¿Cómo has venido? ¿Quién te ha traído? - Se volvió a mirar al Pascual, con el rostro arrasado por las lágrimas. - Tío... si has sido tú, gracias... hostias... de verdad - Estaba tan emocionada, que le costaba hasta hablar. 

- Hostias, ahora sé que podremos salir de aquí - Estaba convencida, confiaba en la Eva como pocas veces había confiado en alguien. - Tía, te quiero... - Le dijo y le dio un beso en la mejilla, abrazándola con fuerza, como si tuviera miedo que volviera a irse.

- ¡Túuuu! - señala a Eva -¡Túuuuuu! Retornas tú! ¡La flor de PVP de mi amor permanece en el exterior!

Poco después del regreso de Eva de nuevo una voz se vuelve a escuchar desde el exterior. No cuesta mucho diferenciar que es la de Carmen.

-A ve... ¿Eto como va? -se oye el chirrido característico de un megáfono.- La China solo quiee tocar lo cojone... Vaya dicuso mah a'surdo ha exo, chiquilla... Bueno... Primero, ¡¡Damián!! ¡¡Volveré!! ¡No te adueñe de la cha'cutería! Eh mia! ¡Llevo yo ma tiempo que tu ahí! Y seguno, ayé me empané muxo, po lo que no pude desir nah, pero io pienso que el malo de todo es el Shakiro, que está yendo mu a su bola! Y tercero, Pa'cual! Epero que cuano acabe too eto, pueda conseguir contrato pa tos, que yo nesesito trabajá! -se escuchan unos segundos de silencio.- Ala, pue eto ya ta.

Cuando de repente el gorila me instó a entrar traté de agarrarme a la comida que había conseguido del mesón de al lado con todas mis fuerzas: con lo que me había costado convencerles de que lo cargaran todo a la cuenta del Bulldog no quería desperdiciarla ahora. Sin embargo no me dio tiempo, y antes de darme cuenta estaba dentro, con una carta de readmisión en la mano y cara de boba.

Con los ojos bien abiertos repasé a los presentes, sorprendida de los pocos que quedábamos ya dentro, hasta que un torbellino de pelo rosa se abalanzó sobre mí. Contenta me dejé abrazar, y recibí todas sus palabras de bienvenida con una sonrisa sincera.

- Ostia, tía. - Empecé cuando ella terminó, mirándola a los ojos. - ¿Estás borracha a estas horas? - Pregunté riendo. No era por su aliento, sino por su efusividad y su exaltación de la amistad por lo que sospechaba.

- Hola, gente. - Saludé después. - Fuera tienen un megáfono, y no están dudando en usarlo. - Expliqué, señalando lo evidente ya que la voz de Carmen llegaba alta y clara.

Asunción escucha lo dicho y cuando los armarios entran con Eva, Asunción corre hacia ella para alzarla - ¡Eva! ¡Que bueno verte! ¿Cómo está todo allí afuera? - la baja con delicadeza y luego escucha el mensaje de Carmen.

- Debo confesar que me cuesta entenderle en ocasiones, pero no entiendo por qué no quiere que Damián no se acerque a la charcutería - mira a Damián y luego a todos.

- Yo, personalmente, sospecho de Damián por decir que no tiene ninguna habilidad. Shakiro sigue llorando a la Sholi, aunque bueno, tampoco ha dicho no poder hacer nada. Personalmente, no creo que Damián pueda no tener ninguna habilidad -. 

De nuevo la conversación se interrumpe por el sonido chirriante del megáfono y esta vez es la voz de Maricarmen la que suena desde fuera.

-Justinaaaa.. ¡¡cuidame la compra, que me la dejé dentro!! ¡Y a ver si encontráis pronto al traidor, que tenemos hora con los del grupo de petanca! Mira a ver si el tio raro ese del móvil* es el traidor, como dice Carmen. ¡Ya no sé qué pensar, pero sal ya, que necesito el pienso del gato!

Apenas unos segundos después una nueva voz sustituye a la anterior. Se trata en esta ocasión de Joel, que se desgañita gritando a través del megáfono. 

 - ¿Hola? ¿Uno dos? Si, a ver por si sirviera de algo ahí dentro sabed que incapacité a Damian para que no pudiese actuar durante veinticuatro horas. No sé como nos han despedido a dos al mismo tiempo pero espero que eso os pueda ayudar a descartar a más gente. ¡Sara, Eva os quiero chicas! ¡Bulldog cabrón chúpame la pija! 

-Que conste que yo me alegro de verte, ¿eh?-dijo el Lejía a Eva en tono conciliador-pero a ver cuánto duras. Los que entran rebotados de fuera suelen salir echando leches.

Dirigió una mirada hostil a Shakiro:

-Ahora, al turrón: ¿echamos al del móvil? Si dicen que Damian no puede hacer nada, eso nos da una noche de respiro: si es el traidor, no puede hacer nada. Si no lo es, el verdadero traidor a lo mejor se lo piensa dos veces antes de echar a alguien. Y eso nos da tiempo para que aquí el amigo de los chorizos demuestre su inocencia...

El Lejía se puso a comer embutido como un cerdo.

La vuelta de Eva es otro respiro después de que echasen a Joel y a Carmen, pero aún seguíamos con algun o algunos infiltrados entre nosotros.

Nada más entrar, le sonrío ampliamente.

— Bueno, Eva, ahora que estás aquí solo espero que echemos cuanto antes a estos indeseables del DIA, del LIDL o del badulaque de la esquina, que según decían tus compañeros* podías sacarnos de este embrollo...

De repente, el timbre de voz de Miriam resuena por todo el súper. Es más "doloroso" a los oídos de lo habitual, pero por suerte termina pronto. No aporta nada, como era de esperar.

Le sigue Carmen, la cual, en un arrebato de celos, me pide que no me acerque a su ex-charcutería. Cuando la vea le diré un par de cosillas...

...y de repente la mirada de Asun se posa sobre mi y me acusa.

— Asun, cari, Carmen me pide que no me acerque a la charcutería porque ella estaba antes que yo en el este súper y ella era la que llevaba la charcutería, hasta que llegué yo. Es por eso que no quiere que me acerque, porque aún cree que es suya...

Me quedo pensativo unos instantes.

— Por otro lado, y como comenté hace dos o tres días* no puedo demostrar mi inocencia de ningún modo. Solo se me ocurre que, si queréis estar más seguros, alguien me vigile por la noche, pero creo (y aunque suene a tópico) que se perdería una  buena oportunidad para pillar al verdadero o verdaderos culpables...

Vuelve la megafonía, esta vez es Maricarmen. Tampoco aporta demasiado.
Pero es, al momento después, al oír hablar a Joel por megafonñia, cuando encuentro un modo de justificar mi inocencia.

— ¿Ves? Joel dice que me incapacitó para que no pudiese actuar. Si fuese un mamonazo de esos o si tuviese poderes, no habría motivo para que Carmen y él estuviesen ahora fuera...

Al momento, mi mirada se posa en Shakiro.

— E insisto que sigo sospechando de él. Llamadlo corazonada (tengo muy buen ojo para los hombres) o lo que sea, pero creo que oculta algo... No es consecuente con todo lo que está ocurriendo excepto por "su Sholi".

El Lejía vuelve a sospechar de mi. Normal que sospechen, tras las palabras de Carmen... Ya verá, ya...

— Creo que Joel se refiere a que anuló el que pudiese hacer nada y, como podéis ver, al final ha ocurrido algo. No es por querer hacerme la mosquita muerta, pero insisto: si fuese un infiltrado no hubiese podido sabotear nada esta noche.

Me agradó ver que Asun también se alegraba de verme, aunque cuando empezó a zarandearme otra vez casi me da un mareo. A ver, los armarios no habían llegado a darme tiempo de desayunar... Mi cuerpo se sentía débil. Normal.

Cuando me dejó de nuevo en el suelo una sonrisa animaba mi rostro, y dediqué una mirada ilusionada a todos los que me dijeron algo.

- Gracias, Lejía. - Le dije después de oír que se alegraba de verme. - Supongo. - Añadí con una sonrisa al ver que ya me avisaba que quizá no durase mucho por aquí. Sin embargo mi humor era inmejorable.

- Tal y como yo lo veo. - Anuncié entonces. - Hay dos sospechosos: Damián y Shakiro. Fuera casi nadie habla de quién sospecha de quién, y Manuel no nos tenía informados ni antes de que lo echaran, así que yo no voy a decidir mi voto hasta que alguien me ponga al día.

- De todas maneras - Aporté al final. - si esta noche ha habido dos despidos y no estaban liados como le pasó a otros yo creo que aquí hay dos infiltrados. - Dije antes de emitir un suspiro. - Puede ser verdad que los del Lidl nombran un sucesor al ser despedidos, como hizo el Seta con Paquito. - Valoré. - Es lo único que se me ocurre. Y en ese caso el que Damián esté incapacitado sería la oportunidad de echar a alguien sin que pudiera nombrar a otro.

- Pero ojo, - Añadí al final. - ya digo que estoy diciendo esto sin saber qué ha pasado desde que los de fuera me echaron, así que lo mismo me estoy liando.

Y dicho esto me dirigí al charcutero.

- Sólo por aclararlo una vez más: no digo que seas culpable. Yo acabo de llegar, no tengo ni idea de nada. Lo mejor sería poder obligar a la gente a confesar como Justina hizo con Iker. - Recordé. - Así que si alguien más puede hacer algo así, creo que es un buen momento.

El Lejía dio un paso adelante:

-Ah, yo de arrancar confesiones sé un rato: con un destornillador y unos alicates puedo hacer maravillas-explicó haciendo unos gestos muy sórdidos con las manos-Y un sargento de Ceuta me enseñó un truco cojonudo con una toalla y una pastilla de jabón que no deja ni marcas...ahora bien, igual si nos liamos a torturar gente la cosa pasa de castaño oscuro y nos vamos todos a la puta calle.

Las palabras de Eva no denotan mala intención alguna, pero eso no quita que ya tenga a tres compañeros fijándose en mi.

De repente caigo en la cuenta de...

- ¡Un momento! Si recordáis las votaciones, veréis que siempre he votado a los infiltrados, ya sea Lourdes, Miriam o Paquito, mientras que Shakiro siempre ha votado al tun-tun aún cuando estaba más que cantado que X persona era infiltrada, como en el caso de Lourdes.
Como esto no les demuestre que soy inocente y que Shakiro es el principal sospechoso, ya no sé qué más hacer...

Luego, mi mirada se posa en el Lejía mientras arqueo una ceja.

- No, Leji. No creo que sea necesario torturar a nadie...