Partida Rol por web

Cuando Raz apenas ha empezado a moverse la puerta de la bodega se cierra y activa el modo de cierre de seguridad. La luz de la cerradura del contenedor grande pasa del rojo al verde mientras algo se activa en su interior.

Lo que sale del interior del contenedor es una enorme pesadilla mecánica con la forma de una araña erizada de blásters y una cola blindada rematada en un espolón medio oxidado. Pese a faltarle una de sus seis patas, que debe ser la que Vra y R3 encontraron en la otra bodega, se mueve con agilidad mientras busca blancos a los que exterminar...

Mientras la artillera contaba mentalmente el dinero que representaba los contenedores y soñaba con todo los lujos que podía conseguir, la puerta se cerró de golpe y un engendro mecánico apareció en escena.

- ¡Maldita sea! ¿De dónde ha salido esto?

Apenas me da tiempo a pensar en la palabra trampa cuando la criatura metálica ya está fuera del arcón buscando a su futura víctima...

Raz gruñó y ladró por no gritar, aquel monstruo mecánico le metió el miedo en el cuerpo pero los dugs, ante el peligro, se volvían aún más violentos e inestables. Con la pistola bláster en su pie derecho y columpiándose en las alturas comenzó a regar aquel driode con fuego repetido.

El disparo desde el techo de Raz pilla al droide arácnido por sorpresa y le arranca un pedazo del mosaico de piezas que le sirve de blindaje...

Adrianne reacciona lo más rápido que puede. Ese engendro mecánico no tardará en alcanzarlos con sus brazos metálicos y esa enorme cola. La artillera del Morla se alegra de poder provar el bláster que ha encontrado. Lo desenfunda y dispara contra el droide esperando que el arma no falle en ese momento.

Los disparos de Adrianne y Vra apenas consiguen perforar el blindaje del monstruoso droide arácnido, que levantando el autocañón que tiene por cara dispara contra el primero en dispararle.

- Jor jor jor jor -rió el dug todavía alo nervioso pero orgulloso de su disparo.

Vio como aquella pieza de artillería giraba para apuntarle y con gracia fue a esconderse tras un conducto de aire... Pero en medio del giró su brazo pegó un tirón que le arrebató el color de la piel. Su mano quedando pillada entre unos hierros de ventilación. Con un giro rápido, plantó los pies sobre la estructura y tiró con todas sus fuerzas, cual animal atrapado en cepo, elevando un jadeo desesperado a medida que sentía el ceder en su muñeca... y un estallido de color lo iluminó todo antes de estallar.

La mortífera ráfaga de bláster golpea duramente al dug, hiriéndolo de muerte y lanzándolo a una dura caída al suelo de la bodega...

No me puedo creer que vaya a hacer esto - el droide lanza su garfio con cuerda a la barandilla de las escaleras y realiza un espectacular salto desde el suelo de la bodega hasta la puerta. Durante el salto lanza una rapidísima ráfaga de lenguaje binario asegurándose de que el primitivo cerebro del droide lo comprende y se centra en él

¡Montón de chatarra! ¡Mira aquí! ¡Yo soy el que ha desconectado los motores de esta miserable bañera espacial y voy a hacer lo mismo contigo! (1)

R3 termina parapetado detrás de la barandilla de las escaleras. Si el droide arácnido satura la zona con disparos de blásters seguramente se acabe llegando algún que otro disparo - Gracias, programadores, por hacer que ponga mi preciosa piel metálica detrás de la de esos orgánicos...

- Maldita sea R3, ¡Vas a conseguir que te maten!- los pitidos y silvidos del droide astromecánico acababan de sacar la mente de Arctan del bucle en el que se encontraba: la emboscada en la que acababan de meterse y el ver cómo un compañero caía herido, posiblemente muerto, habían llevado al aprendiz de Jedi a un momento del pasado que quisiera poder cambiar. Pero ahora era ahora y debía centrarse para que los errores del pasado no volvieran a repetirse. Lo cierto era que R3 acababa de darles unos segundos muy valiosos.

Extendió el brazo con el blaster pesado hacia la criatura metálica intentando discernir un punto débil en su armadura y disparó dos veces mientras se iba dirigiendo a la escalera que daba a la salida del almacén, donde R3 intentaba parapetarse de la furia del robot asesino.

- ¡Capitana, Raz…!- la frase quedó en el aire, pero era lo suficientemente clara: Raz necesitaba un medpac urgentemente y solo ella tenía uno a mano.

Los disparos de Arctan impactan sobre el chasis blindado del droide produciendo sendos agujeros humeantes. Con un chirrido de partes metálicas mal engrasadas sigue girando para apuntar a R3

Adrianne logra ahogar un chillido al ver a Raz caer al ataque del enorme droide y la reacción del R3 la sorprende sobremanera.

- Será un trozo de chatarra, pero tiene lo que hay que tener.