Partida Rol por web

Rumuk sigue al jinete. Su hacha no descansará hasta no librar al pueblo de esta amenaza.

Namdrin aprovecha el ataque de Rumuk y golpea al jinete. El jinete responde con fuerza, haciendo tambalearse al espadachin.
Mientras tanto vuestras armas y armaduras siguen congelandose.

Ya por fin más cerca del bicho, lo suficientemente cerca como para tener seguridad de mis posibilidades, saco una flecha tranquilamente y me detengo unos segundos a apuntar el tiro. Me castañean los dientes debido al poder sobre el frío de aquel ser, pero me mantengo firme. Lanzo la flecha y ésta se clava sin piedad en el ser.

¡Bien!

Soker se mueve mientras desenvaina su espada corta.

El disparo de Finn abate al jinete. Justo cuando el monstruo fallece escuchais un coro de gritos. Parece que la gente del pueblo ha recuperado la cordura y están viendo las barbaridades que han cometido.

Por fin...

Aunque pareciera motivo de alegría que aquel ser hubiera caído, yo solo puedo pensar que estoy agotado. Hinco una rodilla en el suelo, pues estoy agotado por la magia helada del oponente y por las heridas infligidas antes, inclusive la pérdida de fuerza en los brazos. Los gritos llegan a mi oídos, pero por unos momentos necesitaba descansar, y pensar en su maltrecho estado.

¡Magnífico disparo!

En cuanto el jinete cae, Rumuk se acerca a Finn e invoca la gracia de Iomedae para que recompense al elfo por haber abatido a la malvada criatura feérica.

Namdrin agradece tu curación y en cuanto puede regresa con su amada para recoger y marcharse de allí.

Soker se dirige rápidamente donde está el caído y busca la gema de la que les habló la ninfa...

El jinete desaparece ante vuestro ojos inundado por la magia de las hadas.
La mayoría del pueblo ha sobrevivido a una noche que muchos recordarán y otros muchos olvidarán.
Namdrin y su amada se marchan para no volver antes de provocar la ira de los aldeanos.
Mientras tanto, vosotros, tras recobraros comenzais a buscar nuevas aventuras.

Rumuk, agotado, se deja caer y se sienta en el suelo.

Demos gracias a Iomedae por haber librado a este pueblo del caos en que estaba envuelto.

A Iomedae y a Finn por su puntería... - dice Soker guiñando un ojo a su compañero mientras mira de reojo a su ballesta.

Creo que tengo que llevarla a arreglar, ni un virotazo...