Partida Rol por web

Los ojos llorosos de Lenia indicaban lo mal que lo pasaba, al igual que el norteño, sentía lo mismo. Ambos ansiaban una libertad que ahora tenían vetada, pero que sin duda o tendrían. Galbart volvió a susurrarle acercando cabeza de nuevo.

-Oh, vamos Lenia, no llores o sino vas a conseguir que yo lo haga ¿De verdad quieres ver a un norteño llorar?-dijo riendo por lo bajo-Sería todo un espectáculo creeme, de hecho, lloro cuando el estofado de venado no sale tan exquisito como yo quiero-mantuvo una sonrisa intentando contagiar el buen humor y alejar la pesadumbre que compartían.

-Además esa cara tan triste no te favorece nada, aunque quizás mejor que sea así...-dijo sin terminar la frase, en suspenso y con un gesto pensativo-déjame la pizarra- susurró. Miró a los lados para cerciorarse de que nadie leía lo que estaba escribiendo. Luego se lo enseñó a Lenia.

"Así se fijarán menos los demás en ti"

Escribió en una letra pequeña y pulcra, mirándola con gesto travieso.

-Oh, vamos Lenia, no llores o sino vas a conseguir que yo lo haga ¿De verdad quieres ver a un norteño llorar?-dijo riendo por lo bajo-Sería todo un espectáculo creeme, de hecho, lloro cuando el estofado de venado no sale tan exquisito como yo quiero

Automáticamente, Lenia sonrió y soltó una carcajada muda, se tapó la boca para intentar disimular pero miró a Galbart a los ojos con ternura.

* Es tan tierno ... me pregunto como un hombre como el, puede estar soltero, tengo muchísima suerte de que sea en mi en quien se fijó *

Pensó sintiendo un cosquilleo en el estómago. 

Lenia leyó la frase de la pizarra, abrió los ojos divertida y sonrió con cierta travesura en los labios, al coger la pizarra, acarició la mano de Galbart con ternura.

" Soy toda tuya "

Escribió debajo sin borrar su frase, le encantó ver como sus letras hacían una pareja tan distinta como ella y el, la letra de Lenia era alargada, como la de los libros y le encantaba adornarla con los finales de algunas letras, aunque la tiza no le dejara mucho margen.

Después, borró las letras pues lo último que quería es que alguien pudiera descubrir el secreto que ambos tenían, aunque cada vez le importaba menos, ¿que pasaría si oficialmente pidiera su mano? ¿sin tener que esperar a la fiesta?.

La idea le emocionó pero no era correcto, porque de ser así, sabrían, sobre todos sus hermanas, que había estado a solas con el, Lenia no quería más rumores sobre ella.

- Chss - Lenia hizo un sonidito para llamar la atención de Galbart, en cuanto este la miro a los ojos ella sonrió y le guiñó un ojo, después giró el rostro como si no hubiera pasado nada 

Agradeció las palabras de Ser Alester, él pudo apreciarlo en la mirada que le dedicó Tyler mientras asentía. La familia Risefeller había sido muy diezmada a causa de la guerra. Sin duda la muerte de todos ellos sumaban su peso y hacían más complicada la tarea de aligerar los corazones de los que seguían vivos.

Desde luego esperaba que Alester tuviese razón y tras esta fiesta Ser Lance desapareciese de su vida para siempre. No deseaba ningún mal joven Dayne pero para Tyler tan solo traía tristeza y oscuridad.

-Gracias por tus palabras- Dijo mientras apoyaba una mano en el hombro del caballero -Tenéis razón, no puedo dejar que el pasado me desmorone de nuevo, al fin y al cabo eso es una fiesta ¿no?- esbozó una sonrisa forzada en un intento de recobrar la alegría y el buen humor -Volvamos a las mesas, en cuanto saquen el vino deseo tomar una copa con vos, en honor a los que cayeron y siguen vivos en nosotros, y en honor a los que vivimos y nos reencontramos. Espero que la fortuna nos acompañe y prosperemos, y podamos celebrarlo juntos- 

Parecía que las palabras y el apoyo que Alester había brindado al mayor de los Risefeller había surtido su efecto, pues aunque el hombre no estaba como al principio sí parecía haber reunido algunas fuerzas para enfrentarse a la situación. Sus ojos habían salido de aquel pozo de amargura y ahora parecían dos lagos calmos en invierno, con un deje de melancolía, cierta tristeza pero también algo de luz.

La nueva risa, aún sin emitir sonido alguno, hacían que Lenia desprendiese una magia especial, sus ojos se entrecerraban ligeramente, reflejando una gracia natural y sin miedo, sin dudas y totalmente sincera.-Ríe cuanto quieras, pero mi hermano es testigo-mantuvo la risa entre dientes.

Galbart era consciente de las conversaciones que le rodeaban, los caballeros, la tensión de hace unos instantes y la pequeña incomodidad, la preocupación por el estado de Lady Alyra...
Pero el norteño se sentía lejos de todo ello, no tenía relación previa alguna con los caballeros, excepto lo poco que habían hablado durante la mañana. La verdadera razón de estar allí ya la tenía ante sus ojos.

Lenia, sin poder evitarlo colmaba toda su atención en ese instante. Sus ojos brillaron al leer el mensaje y volvió a mirar a la joven Vaelys con ojos, en ésta ocasión mucho más que cálidos al sentir de nuevo el roce de su piel-Lenia, ¿Sabes que me estás llevando por muy mal camino verdad?-rió divertido, casi retador. Pero en el fondo era la pura verdad, ella le hacia sentirse vivo como hacía mucho tiempo que no se sentía y era una sensación extraordinaria que no quería volver a perder.

Ríe cuanto quieras, pero mi hermano es testigo-

Lenia hizo un gesto de sorpresa, Galbart tenía un hermano y ella no lo sabía, ¿como iba a saberlo si apenas habían hablado? por un instante sintió que no le conocía de nada, de hecho, no le conocía prácticametne de nada y aun así, sentía cosas por el. Si pudiera hablar le haría tantas preguntas ... entonces, decidió que quería conocerle, quería saberlo todo de el, sus gustos, sus miedos, sus inseguridades, ella quería formar parte de su vida. 

Lenia, ¿Sabes que me estás llevando por muy mal camino verdad?-

La muchacha pestañeó de forma coqueta con cara de inocente y se encogió de hombros, sabía que le llevaba, quizás no por el mal camino, pero si por un camino travieso y divertido. Por alguna razón, la muchacha se sentía segura a su lado, tanto, como para dejar salir ese lado suyo tan rebelde que solía ser castigado, pero que a su norteño parecía gustarle. 

Lenia miró a su alrededor para ver quien prestaba atención a que, Alester se había marchado tras Tyler, Astrid y su madre parecían inseparables, John permanecía en silencio observando a los presentes, Mira estaba con sus dulces, callada como siempre, Oberyn ganando la atención de la gente, Edric, Lance, Ulrich ... todos preparados para la fiesta, con ligeros cortejos, todos allí para buscar una esposa y luego, miró a Galbart, el parecía haber decidido ya y Lenia se sintió dichosa, porque también había elegido.

Lenia apuró el agua dulce que Alester les había dado y dejó el vaso vacío sobre la mesa, agradeció no poder hablar duranteo un instante, porque así, su madre y su hermana mayor no la detectaban y no le prestaban atención.

Miró a Galbart e hizo un gesto con la cabeza para que se acercaran más a la carpa, las mesas y se alejaran con cierto disimulo del resto de gente.

Se moría de ganas por besarle, quería besarle, pero con todo el mundo le sería imposible, aun así, su lado rebelde le gritaba que lo hiciera y la idea de hacer algo prohibido le aceleraba el corazón. La sola idea hacía que se emocionara. Miró a Galbart con pasión, con el deseo de cometer esa travesura pero no se lo quería decir, si no que quería intentar sorprenderle.

La conjunción de inocencia y sensualidad de aquella muchacha era algo que pocas veces había visto Galbart, cuando la observó por primera vez aquella mañana, parecía inocente, inofensiva, tímida, incluso retraída, pero tras hablar con ella en el jardín y después de estar con ella a solas, había descubierto a una mujer apasionada, llena de matices y sorpresas. Galbart quería más.

El norteño se percató de que Lenia echaba un rápido y furtivo vistazo a su alrededor, miraba a los caballeros y sus hermanas con interés. Galbart frunció el ceño interrogante cuando Lenia apuró su bebida dejándola en una mesa cercana-¿Qué estás tramando diablilla?-preguntó susurrante con una sonrisa juguetona mientras hacía lo propio con su vaso. La respuesta fue inmediata cuando Lenia le hizo mirar hacia la carpa, una zona ligeramente apartada de todos los invitados.

Galbart miró a Lenia, su sonrisa rebelde, su mirada traviesa estaban otra vez ahí, los mismos gestos que mostró al contarle el plan de la biblioteca. Sus ojos reflejaban ansia, un hambre que no se saciaba con la comida de las mesas y el norteño conocía ese tipo de apetito.

El norteño miró a los presentes, nadie les prestaba atención, giró la cabeza hacia la joven y asintió sin decir palabra. Con total disimulo, Galbart se alejó junto a Lenia a un lugar apartado de ojos curiosos, no sabía lo que podía ocurrir, pero deseaba estar con ella y mandar el protocolo al mismísimo infierno.

Alyra apartó la mano que había alargado hacia Mira para llevarla a su rostro. La pequeña miró a su hermana sin comprender aquel gesto, hasta que vio estrellas negras en su piel.

Se le partió el corazón al ver la tristeza de su querida hermana y cuando echó a correr, Mira siguió su instinto y corrió tras ella. Se alejó siguiendo su estela, pero sus pasos más cortos que los de su hermana no pudieron recortar la distancia. Poco después caminaba abatida, con los hombros bajos de regreso a los jardines, preguntándose por qué pasaban tantas cosas malas en ese día y observando la hierba en busca de esas pisadas que, cada vez más convencida, pensaba eran responsables de todos los males que acontecían.

Edric seguía hablando con el Príncipe Oberyn en voz baja y pareció que el muchacho se calmó un poco, apretando los carrillos y recuperando un poco el semblante risueño que solía caracterizarle.

Pudo ver como Lenia le saludaba cordialmente, y le devolvió la sonrisa, poco conocía a sus primas y le gustaría hacerlo, pero ya llegaría el momento. Siguió con su mirada y vio como Ser Tyler se marchaba un poco entristecido, e hizo una mueva lamentándose por él.

Recuperando la compostura, y negó ante las palabras de Oberyn:

- Ni ayudando a la Casa a solucionar este entuerto creo que me concediera mi apellido.- se resignó sonriendo un poco irónicamente.

- Además Príncipe, las muchachas están cayendo, pero tener el apellido Colina ya es suficiente como para estar igual de jodido que las damas.

- Pero volviendo a los sospechosos, todo el mundo lo es. No me decanto por nadie, ni si quiera por Lady Myriah.- sonríe.- De todas formas, veo que ya empieza a haber roces entre los presentes.- cuando mira a Ser Tyler marcharse.- Parece que las personas de bien tendremos que unirnos no?.- sentencia mirando a Oberyn.

-Empiezo a pensar que no sólo está habiendo roces entre los pretendientes -comentó el dorniense, con una sonrisa pícara-. Lady Astrid y Lady Alyra... Me he dado cuenta de que no tienen una relación muy cercana. ¿Quizá las dos estén rivalizando por el mismo hombre? Eso podría explicar muchas cosas.

Oberyn observó que Lady Lenia había saludado a su primo. Sonrió para sí. Tenía la sensación de que no se había equivocado al considerar que la tercera hija era la más dulce de entre las cinco hermanas.

-Ser Edric -El dorniense apoyó una mano en el hombro del bastardo, de manera afectuosa, aunque tal vez rara de ver entre los caballeros-, no puedo evitar sentir cierta empatía por vos. Mis propias hijas son bastardas, pues nunca he sentido la necesidad de contraer matrimonio, pero me encargué personalmente de educar a todas ellas y hacerles saber que somos mucho más de lo que determina nuestro apellido. Sabed que contáis con mi apoyo si necesitáis convencer a Lord Rhys. Es prácticamente seguro que no delegará en vos para que seáis su heredero, pero ¿daros su apellido? Eso podría ser más sencillo. Ahora, si me disculpáis, he de seguir buscando a mi princesa.

Oberyn apoyó su mano sobre el hombro de Ser Edric y, tras pronunciar unas palabras entre susurros, decidió dirigirse de nuevo hacia Lady Lenia. Caminó hasta la tercera hija de la Casa Vaelys y, al llegar a su altura, esbozó una ligera sonrisa.

-Lady Lenia -la saludó, con cortesía. Su sonrisa desapareció y su rostro se tornó más serio-. Estaba hablando con vuestro primo, Ser Edric, cuando vi que vuestra hermana, Lady Alyra, se alejaba a toda prisa. Tengo la sensación de que su afección se ha agravado. Vos... ¿sentís alguna mejoría en vuestra garganta?

Un sirviente con la barriga como un tonel apareció llevando en la bandeja algunos licores el muchacho parecía nervioso. Y estuvo andando entre los anfitriones por si alguien quería. Era otra ventaja para aquellos que no querían estar muy cerca de la mesa e intentaban dar otro gesto o postura. Cuando Ser Lance lo vio se abstuvo de acercarse demasiado y esperó a que el muchacho pasase por su lado para coger uno de los licores. - Gracias, - le dijo al joven que a pesar de su abultada barriga no tenía que sobrepasar las veinticinco primaveras. - Me llamo Ser Lance, le comentó a "Merol Ríos" me gustaría tener una charla con vos para cuando gustéis. - Le dijo al siervo de Lady Myriah con tanta educación que no denigraba el puesto que ejercía el muchacho. Vio como se alejaba para seguir pasando la bandeja por aquellos que estaban más separados a la mesa, entonces se percató de que Ser Tyler se había quedado en el trayecto paseando en solitario. Algunas miradas se desviaron hacia el caballero y otro caballero cuyo nombre desconocía fue a asistirlo. Todo ello hizo que Ser Lance mirara para allá pero no vio nada que le alertara solo a un caballero que había elegido pasear solo. Entonces su mirada se centro en Lady Mira sutilmente algo hacía que las demás conversaciones fueran secundarias. Pues el ardor que sentía en su interior le provocaba que estuviera pendiente de la muchacha. Pero la caballerosidad de Ser Lance le impidió ser descortés con su mirada y pronto se centró en otras mirando alternativamente intentando evadir la de las mujeres. Cuando vio a Merol que se había quedado quieto cerca de las señoras tomó un trago al apreciado licor de frutas. Era un privilegio tener ese tipo de licores pero más era la bodega de vino y estaba impaciente por comprobar el vino de la familia Risefeller. 

Cuando Merol pudo por fin librarse de la bandeja que transportaba pudo ver como John Kallan conversaba con Lady Myriah. Una vez que la señora se retiró Merol se acercó caminando con lentitud entre los invitados a hablar con Kallan.

- ¿Ya han llegado todos los invitados, señor? U os consta de que falte alguien por llegar? - preguntó Merol ansioso por saber cuales serían sus siguientes tareas como ayudante de Kallan. - Lo digo para prepararnos para recibirle por si fuera necesario. ¿O hay alguna otra cosa que que sea necesario que me encargue de ella?

Una de las cosas que le producía a Alester una gran satisfacción era conseguir con sus palabras un efecto como aquel. Ser Tyler, aunque aún algo sombrío, se encontraba mucho mejor que tras su conversación con Ser Lance.

- Efectivamente, esto es una fiesta. Es una ocasión para celebrar y divertirse, en eso debéis centraros. Vos podéis conseguirlo mejor que yo, sin duda, ya sois un viejo amigo de la familia y de las muchachas –le dijo arqueando las cejas con gesto significativo-. A mí me verán como un viejo a secas –comentó con una carcajada, buscando con sus ojos a lo lejos un rostro concreto. Cuando Ser Tyler propuso regresar a las mesas, Alester comenzó a dirigirse hacia el grupo grande y apoyó la mano en el hombro de su compañero, animándolo a caminar junto a él-. Por supuesto, no faltará un buen brindis.

Alester y Tyler volvieron juntos hacia donde estaba el resto del grupo. El caballero de Marcaceniza traía en su rostro una expresión de agrado.

- No estoy seguro de si el vino ha llegado ya o no –comentó mirando hacia las mesas, mientras hablaba con Ser Tyler-. He oído decir a Lady Myriah que era el de vuestra familia. En mi casa bebemos la mayoría de las veces el vino de los Risefeller, es exquisito. Totalmente distinto de sabor del dorado de El Rejo, aunque de calidad muy similar.

Buscó con la mirada a Ser Galbart y Lady Lenia. En ese momento, el dorniense había entablado conversación con la joven Vaelys, por lo que Alester decidió que no sería el mejor momento para retomar su conversación. No obstante, les hizo un gesto con la cabeza y les sonrió, para hacerles saber que había regresado y que en cualquier momento que desearan podían acercarse a él.

- Ahí está la damita que os acompañaba antes, Ser Tyler. Seguro que ella consigue animaros por completo –le dijo, señalando a la pequeña Mira. Apenas se había fijado en ella antes y ahora comprobó que la imagen que había tenido de ella en la cabeza al embarcar el viaje había sido la acertada: No era en absoluto una joven que empezara a madurar, era una criatura que rebosaba inocencia. ¿Quién podría querer arrebatársela? Tenía el doble de años que su sobrina Delena, pero a ojos de Alester era como si tuvieran misma edad.

Lenia y Galbart se habían alejado ligeramente del grupo, hacia la carpa, cuando Oberyn llamó la atención de la muchacha.

Oberyn : Estaba hablando con vuestro primo, Ser Edric, cuando vi que vuestra hermana, Lady Alyra, se alejaba a toda prisa. Tengo la sensación de que su afección se ha agravado. Vos... ¿sentís alguna mejoría en vuestra garganta?

Lenia se giró para mirar al principe y se acercó un poco hacia el, con paso lento, para que no tuviera que alzar mucho la voz al hablar con ella. Ante la pregunta, miró por donde había partido Alyra y suspiró.

No había intentado hablar, ¿podía hacerlo?

- Yo ... - musitó con algo de voz, pero aún afónica, un ligero dolor hizo que su mano subiera hacia su garganta. Negó, podía decir que casi le dolía más, incluso. Miró al príncipe con cierta pena. 

Tragar saliva le resultó también algo doloroso, ¿acaso estaba empeorando su garganta?. Llevo con cierto disimulo su mano a la frente, con la excusa de quitarse un mechón de pelo de la cara, esperaba no tener fiebre, lo que faltaba.

Observó como Alester y Tyler volvían al grupo y eso alegró a Lenia, miró a Tyler queriendo mostrarle su comprensión, sabía porqué se había puesto así y aunque quiso ir tras el, Alester se le adelantó. Así que Lenia volvió a mirar a Galbart, parecía que su charla tendría que posponerse un poco mas.

Alyra tenía la piel sensible en la mañana, ¿que habría hecho que empeorara? el aire fresco debía ayudarla, no empeorarla ... entrecerró los ojos con cierta ira y miró a su hermana Astrid, si realmente ella tenía algo que ver con todo esto, se lo haría pagar.

Tyler parecía haberse repuesto en parte. Volvía junto a Alester caminando hacia las mesas y con una ligera sonrisa en su rostro. A pesar de todo quedaba algo de tristeza en sus ojos, por ello al cruzar su mirada con la de Lenia tan solo pudo devolverle una sonrisa con cierta amargura, pues ella era consciente de las heridas que cargaba y parecía comprender que seguían doliendo. Seguramente jamás dejarían de doler.

Le satisfizo que Ser Marbrand le dijese que en Marcaceniza tomaban los vinos de la casa Riserfeller, estaba realmente orgulloso de sus vinos, era un apasionado de su trabajo. 

-Entonces debes probar nuestra última creación. Se trata de un vino bastante exclusivo y que no podremos realizar todos los años, pues la vid principal es delicada. Tiene una base de Rufete, mezclada con Bruñal. El resultado es un vino afrutado y especiado muy interesante. - Respondió a Ser Alester mientras se aproximaban al grupo.

Después desvió la mirada hacia Mira. Había quedado sola de nuevo, aunque también regresaba con todos los demás con la mirada baja, como si buscase algo. ¿Quizás se le hubiese caído un pendiente? Tyler sonrió a Alester.

-Cierto. Además le prometí volver pronto a su lado, y un caballero debe cumplir su palabra.-

Dio una palmadita afectuosa en la espalda del caballero de Marcaceniza y tras dedicarle una última sonrisa, esta vez algo más amplia, emprendió el camino para acercarse a la pequeña de los Vaelys. Cuando llegó frente a ella le hizo una reverencia y le ofreció de nuevo su brazo.

-Tal y como prometí regreso a vos, mi señora. Soy todo vuestro si lo deseáis.- Dijo a la joven.

El rostro de Oberyn se torció en una expresión de amargura al ver la tristeza reflejada en los ojos de Lady Lenia, quien, al parecer, tenía la garganta mucho peor que antes. Si la teoría que circulaba por la mente del dorniense era correcta, las afecciones de todas las hijas Vaelys continuarían empeorando a lo largo del día. Y, por desgracia, no había podido ver aún a su viejo amigo, Lord Rhys, para asegurar sus sospechas sobre su estado.

-No intentéis hablar, Lady Lenia -le pidió el príncipe, con preocupación, entre leves susurros-. Quizá deberíais regresar a vuestros aposentos o buscar a vuestra hermana Alyra. Tengo la sensación de que el aire fresco no es lo mejor para vos.

El dorniense no pasó por alto la ira que había aparecido en la mirada de la joven sólo un instante antes de mirar a Lady Astrid. Intuía que la tercera hija Vaelys sospechaba que su hermana mayor era la causante de su malestar.

-No es vuestra hermana quien os ha hecho esto, Lady Lenia -aclaró, bajando aún más la voz-. Puede que no lo notéis a simple vista, pero Lady Astrid también se ha visto afectada por unas lamentables circunstancias. No me corresponde a mí narrároslas y dudo que ella desee hacerlo, es demasiado orgullosa, pero también sufre y lo hace en silencio, tal y como le han enseñado. Es probable que vuestra hermana no haya sido la misma desde que estuvo en Roca Casterly, pero no os desea el mal.

Oberyn observó a los distintos invitados que se encontraban en los jardines, y una sonrisa maliciosa se formó en sus labios. Cada vez estaba más seguro de que uno de los saboteadores se hallaba allí presente.

-Lady Lenia, perdonad si os resulto indiscreto, pero, ¿qué cenasteis y bebistéis anoche? -inquirió la Víbora Roja de Dorne, pensativa.

-No intentéis hablar, Lady Lenia -le pidió el príncipe, con preocupación, entre leves susurros-. Quizá deberíais regresar a vuestros aposentos o buscar a vuestra hermana Alyra. Tengo la sensación de que el aire fresco no es lo mejor para vos.

Lenia miró al príncipe a los ojos, quizás el tuviera razón, igual, estar allí al aire libre, a pesar de la buena temperatura no era bueno para su garganta, a pesar de estar cubierta con la cálida capa de Ser Galbart. La muchacha asintió dándole la razón pero no quería marcharse, estaba disfrutando de la velada y no podía permitir que no hubiera una buena representación de su familia, ya faltaba su hermana Tabitha, Alyra se había marchado y que su padre no apareciera la preocupaba. 

-No es vuestra hermana quien os ha hecho esto, Lady Lenia -aclaró, bajando aún más la voz-. Puede que no lo notéis a simple vista, pero Lady Astrid también se ha visto afectada por unas lamentables circunstancias. No me corresponde a mí narrároslas y dudo que ella desee hacerlo, es demasiado orgullosa, pero también sufre y lo hace en silencio, tal y como le han enseñado. Es probable que vuestra hermana no haya sido la misma desde que estuvo en Roca Casterly, pero no os desea el mal.

Lenia alzó ambas cejas y miró al príncipe con cierta curiosidad y preocupación, luego miró a Astrid, pestañeó un par de veces y volvió a mirar a Oberyn. Con un gesto en su rostro, la joven Vaelys quiso preguntar, pero no forzó la garganta, ¿que le sucedería a Astrid? era tan sosa como siempre, parecía aún mas orgullosa que de costumbre, ¿que mal le estaría afectando?. Lenia se sintió dudosa incrédula ante la idea de que algo le pasara a ella.

-Lady Lenia, perdonad si os resulto indiscreto, pero, ¿qué cenasteis y bebistéis anoche? 

Lenia pensativa, recordó su cena como una cena normal, algo de carne, verduras, un trozo de deliciosa tarta de postre ... con la pizarra dibujó un hueso de pollo, unos tomates y un trozo de tarta, con una sonrisa divertida se lo mostró a Oberyn, podía haberlo escrito pero le apeteció mas dibujarlo. 

Después borró los garabatos y escribió.

" Si sabéis algo que se me esté escapando, rogaría que me lo explicarais, es importante "

miró a Oberyn con tanta intensidad a los ojos que incluso ella misma se sintió "desnuda" al expresar tan abiertamente su preocupación.

Lenia, que había estado "hablando" con Ser Galbart, había sido reclamada por Oberyn, este, tras decirle algo, hizo que Lenia le pidiera disculpas a Galbart con los ojos y se alejara unos pasos de el, necesitaba intercambiar unas palabras con Oberyn, aunque más que palabras, serían garabatos en su pizarra.