Partida Rol por web

Mira entró en el comedor junto a sus hermanas. Una leve sonrisa revelaba que se encontraba a gusto con ellas, sin embargo las comisuras de sus labios pronto descendieron al comprobar que su padre no se hallaba entre los presentes y una sombra de preocupación se adueñó de su pensamiento por un instante.

Tampoco le pasó inadvertido el olor del comedor. Arrugó su naricilla haciéndola más estrecha, como si así pudiese frenar el paso del aire viciado hacia sus pulmones. Se alegraba secretamente de haber ido tras Alyra, así pudo librarse de respirar ese ambiente aunque hubiese sido por unos breves minutos. Miró de soslayo a sus hermanas.

Si ellas disimulan, ¡yo también!

Parecía un juego de adultos el fingir que allí nada ocurría, y siendo así, Oberyn habría perdido al delatarlo. El olor de la sala no ensombreció la belleza de Lenia, pero sí había ensombrecido el halago del príncipe. A Mira le pareció una torpeza, pero no hizo gesto alguno en consecuencia, tan sólo correspondió a su saludo con una ligera reverencia, igual que hiciese Lenia. Tentada estuvo de ayudar a su hermana, quien lamentablemente no podía hablar, mas le dio vergüenza ser una tartamuda traduciendo a una muda, así que dejó que fuese Alyra quien las sacase del apuro.

Alyra dijo que el olor era sólo una anécdota, que pronto desaparecería.

O no... pensó Mira, quien tenía su propia idea de la procedencia y significado del mismo. Sonrió al ver a Sloth, seguro él sospechaba lo mismo. ¡Tenía que hablar con él! Era imposible ver a esas criaturas que habían venido a hacer tanto mal, pero tal vez podría ver sus diminutas huellas. Sin atender demasiado a las conversaciones a su alrededor, la pequeña barría el suelo con la mirada buscando aquello que su prodigiosa imaginación le brindaba.

Su madre habló, y su voz fue suficiente para sacarla de su ensimismamiento. Por fortuna se trasladaban al jardín y no tendrían que comer con tan desagradable circunstancia.

Si Oberyn conocía o no historias de su padre, Mira lo desconocía, pero sí supo que no serían sus oídos los que las escucharían, al menos en ese momento. Pronto brindó su brazo a Lenia, dejándola a ella allí sola, plantada sin más. Sin embargo, otra persona apareció rauda rescatándola de la situación. Mira observó a Tyler unos segundos, arqueó una ceja y volvió a observarle justo antes de aceptar su brazo y comenzar a caminar con él hacia los jardines.

Cruzó su mirada con la de Lenia. Había afecto en los ojos de Tyler. Con una leve caída de párpados e inclinación de cabeza sutil quiso transmitir tranquilidad a la dama. Podía ir tranquila con Oberyn, Tyler cuidaría de su hermana pequeña. Después en el jardín esperaba pudiesen volver a encontrarse ambos.

Mira no pudo sino esbozar media sonrisa ante el comentario de Tyler. Correspondió a su guiño con una mirada cómplice y esperó unos segundos para comprobar si el caballero cumplía su promesa. De ser otro, habría pensado que el silencio era la clave para no aburrirla, pero parecía que en actitud y modales aventajaba a otros.

En el momento que viese oportuno, le haría una pregunta que rondaba su cabeza. Cogió aire antes de hablar.

-Cu... cuál de mis her-manas creéis qu... que, se pa-re-ce -hizo una breve pausa, fastidiada por no poder pronunciar bien- más a vos?

Tyler enarcó una ceja al escuchar a Mira, nunca la había oído tartamudear y lo achacó a los nervios de aquella velada. Mentiría si dijese que era la primera mujer a la que le costaba hablar en su presencia, pero no le pareció apropiado bromear con aquello en ese momento con ella. En vez de eso entornó un poco los ojos, mirando al infinito y apretando un poco los labios, con una clara expresión de estar pensando en lo que le había preguntado.

-Vaya, no es una pregunta tan sencilla de responder...- dijo mientras le dedicaba una sonrisa amplia y divertida -Veréis, Astrid es de personalidad y corazón fuerte, me gustaría pensar que en eso nos parecemos.- Hizo una breve pausa y miró a la chica prendida de su brazo como si temiese que le negase esas cualidades en él. Claramente había una parte de juego en aquella acción, sin embargo sus palabras eran sinceras. -Tabitha, bueno, ella es indomable, quizás no compartamos muchas cosas, mis obligaciones no me permiten evadirme así, pero creedme si os digo que cuando era más joven yo también trepaba a los árboles y me tiraba piedras con mis hermanos- bajó un poco la voz al final de esta frase, como si fuese un secreto que le confesaba.

-Lenia, ella es muy dulce, creo que tiene un gran corazón y siempre busca lo bueno en todo lo que le rodea. No estoy seguro de poder decir que yo sea muy dulce, pero sí me gusta ver las cosas positivas. Alyra...- Los ojos azules de Tyler brillaron mientras buscaban los ojos de Mira, en ellos había una chispa como la que se enciende cuando alguien sabe que va a emprender una gran aventura -Ella quizás se parezca más a mi de lo que pueda pensarse. Disfruta con la espada, busca mejorar día a día. No teme el peligro ni deja que nadie le diga que no llegará hasta donde ansía. Es una princesa guerrera. - El caballero miró ahora con cierta ternura a la niña -Pero también me gusta bailar, la música y hacer vino. Cuando tengais edad para beber, si os pareciese bien, me gustaría enseñaros cómo lo hacemos, allí en mi hogar, y por supuesto probarlos. Aunque no deberéis achisparos demasiado o vuestros padres me matarían- rió un poco.

A continuación habló un poco más serio, aunque sin perder la sonrisa.

-La verdad es que en los asuntos del corazón no siempre lo más importante es en qué nos parecemos las personas. A veces el compañero, o la compañera ideal, es alguien que nos complemente. Claro que hay que compartir algunas cosas, pero por ejemplo, alguien muy nervioso o con demasiado ímpetu seguramente necesitará una persona más tranquila y que le haga pensar las cosas dos veces antes de lanzarse a la acción. Alguien muy temeroso obtendrá fuerzas de un compañero o compañera con mucho valor.- Hizo una breve pausa para observar la expresión de Mira, no estaba seguro de estar explicándose bien y esperaba entender si ella comprendía lo que le decía -Es decir, lo importante de dos piezas no es que sean iguales, si no que encajen entre ellas- Esperaba haber respondido a Mira, resolviendo los interrogantes que le había planteado.

Alyra desvió su mirada unos segundos ante las palabras de Galbart, si pudiera explicarle que las cosas eran bastante más complejas que el solo haberse sentido incomoda por un frío comentario de un hombre, la joven levantó la mirada y negó con la cabeza.

— sí, Lady Astrid — simplemente agrega a ese hecho, guardando para sí sus cavilaciones que ahora iban hacia Ginevra, preguntándose donde estaba su prima y todo lo que necesitaba para organizar el almuerzo afuera, ahora que Fiona estaba lastimada y que Evan debía suplir muchas de sus funciones, ¿Marvin habrá podido traer a las jóvenes de las granjas vecinas?, esperaba que hubiera seguido sus instrucciones. 

— hay algo que deseo conversar con usted — movió su mano para invitarlo a apartarse del grupo que ahora iba saliendo hacia los jardines, ya más lejos, le habló en confidencia, su rostro mostraba que era algo serio.

— ser Galbart, lamento tener que comentar este tipo de cosas, pero es necesario que lo sepa — sus mejillas se ruborizaron sólo por unos segundos, pero su carácter recio pronto volvió a sobreponerse — no sé si se ha dado cuenta, pero hay muchos, demasiados de hecho, rumores sobre nuestra familia, hay gente con mucho tiempo de ocio, sin lugar a dudas — y mucho odio, pensó de paso — y entre lo que se comenta, está el fantasioso hecho que yo estaría embarazada y que el padre es usted — le deja caer aquella bomba sin ningún reparo, ni pudor, nada, lo dice como si no significara nada — así que tenga cuidado por lo que pueden comentar, — y si puede ayudarla a detectar quienes son los responsables de aquellos rumores, pero eso si no se lo dijo, deseaba saber si él estaría dispuesto a ser su aliado por lo menos aquella noche —  está demás decir que hay particularmente mucho rumores sobre nosotros, y si alguno le causa dudas, puede consultármelo, prefiero la transparencia antes de seguir dandole terreno a los ociosos — y mal intencionados. 

Galbart vería una intensidad en la mirada de la joven, era una mirada de una guerrera a pesar de su comportamiento tranquilo y voz pausada, que contrarrestaba con el fuego de esos ojos castaños. 

La confesión de Alyra cayó como un mazazo en la cabeza del norteño provocando que abriese los ojos desmesuradamente-¿Por qué pretenden desacreditarnos con tal mentira?-susurró. La mirada de Galbart se endureció significativamente, él había ido a aquel castillo, no para que le acusasen de algo que no era cierto sino para encontrar una esposa-Alyra ¿hay algún otro rumor que nos concierna ambos que deba saber? Seré norteño, pero no estúpido como algunos puedan pensar-sus palabras eran firmes al igual que su mirada.

-No podemos permitir que tal embuste oscurezca vuestra virtud y ponga en duda mi integridad como señor de Bosquespeso-miró de reojo a algunos de los presentes que aún no habían desalojado el salón. Los ojos de Alyra, demostraban una fuerza fuera de toda duda-No os preocupéis si llegasen a mí nuevos rumores que nos afecten sobre éste tema u otros, os lo haré saber. Debemos descubrir quiénes son los artífices de tal villanía hacia nuestra persona-

Alyra también a las personas que estaban ahí, no confiaba en ninguno, incluso en mismo Galbart, al no conocerlo más allá de unas cuantas horas, pero al decirle aquello podría medir su reacción. Estaba pasando la prueba.

— las razones, no las sé — sus labios dijeron aquello, aunque sabía perfectamente las razones, mas no tenía pruebas, pero era cosa de sumar dos más dos, una cuantiosa herencia que consistía en un título y en tierras que debían pasar a la primera que se casara antes de que el señor de la fortaleza de sangre muriese, habían interesados naturales en que cualquier matrimonio se viera frustrado.

— de momento trataremos esto como rumores de ociosos y mente demasiado imaginativas — como había pensado, no tenía pruebas como para castigar a los culpables, más allá de las habladurías de pasillo — pero tarde o temprano los rumores se harán más intensos, y no es necesario que sean verdad — más cuando se ponía en duda la virtud de una mujer, de seguir así, no tardaría en ser tratada como una perra o prostituta como era tratada la reina Cerse — y a decir verdad, no hay rumores que le conciernan, hasta donde sé — no podía dar certeza de nada, por desgracia — en fin, si este rumor se hace demasiado intenso... ahí veremos que haremos... — se encogió de hombros, se sentía inquieta y preocupada, aunque intentaba disimularlo lo mejor posible.

— en fin, es todo lo que iba a decir, debo ir a los jardines a asegurarme de que el almuerzo quede perfecto luego del cambio de planes... no le quito más el tiempo — inclina su cabeza ligeramente y abre el paso para que puedan caminar hacia la salida.

Lenia buscó la mirada de Galbart una vez más antes de salir del salón acompañada de Oberyn. Tratando de que fuera una mirada cómplice y que nadie mas pudiera ver, esperó al momento justo para guiarle un ojo a Galbart antes de volver la mirada al frente y centrarse en lo que el príncipe le contaba.

La última mirada que Lenia cruzó con Tyler antes de salir del salón fue ante todo de agradecimiento. Ser Tyler siempre había sido un buen amigo, una persona amable y correcta con ella y sus hermanas y lo cierto es que había despertado sentimientos en la joven Vaelys, así que, que tuviera el gesto de cuidar de su hermana pequeña, despertó ternura en Lenia. Moviendo los labios, sin emitir sonido alguno, le agradeció en silencio con un "Gracias" muy sutil.

Después se giró para salir de la estancia acompañada del príncipe.

Lenia sonrió divertida al príncipe, a pesar de no poder comunicarse con palabras, parecía que aquello podía resultar divertido para ambos. Oberyn le trasmitía muchas cosas, pero diversión era sin duda una. No sabía bien porqué, pero Lenia tenía la sensación de que los ratos junto al príncipe iban a ser, sin duda, divertidos y dignos de recordar. Además, al contrario que el resto de caballeros, despertaba en ella una luz de "travesura" que hacía tiempo no sentía. Quizás fuera por el fuego que veía en los ojos del príncipe de Dorne, quizás por su sonrisa traviesa, el caso, es que Lenia ya de por si, era traviesa, más si le daban pié.

-Siempre me divierto, Lady Lenia, o al menos trato de hacerlo -le susurró Oberyn a la joven, en un tono más amable del que solía emplear a menudo en público-. La vida es demasiado breve y cruel como para no queramos disfrutar de todos esos detalles buenos y hermosos que a veces aparecen en ella. ¿No os parece? 

Lenia asintió lentamente, ella opinaba igual, la vida era corta para pasarla triste, enfadada o comportándose como una señorita, no entendía como Astrid podía ser tan correcta, a veces pensaba que su hermana era una muñeca de buenos modales, pero no una joven con toda una vida por delante. 

 Por cierto, ¿habéis pensado en pedir a vuestro maestre un pergamino y una pluma? Así podríais escribir lo que necesitéis decir, aunque entre vos y yo -sonrió de nuevo-, eso lo haría todo mucho más sencillo y menos divertido.

Lenia volvió a asentir, había pensado en el tema del pergamino y la pluma, pero a parte de ser aparatoso, no quería correr el riesgo de mancharse de tinta por los nervios y llevar los dedos manchados en un día como hoy. Su sonrisa se intensificó, ¿sabría Oberyn leer los labios?

Pensativa, humedeció sus labios buscando los gestos adecuados para pedirle que lo intentara.

Buscó su mirada, Lenia tenía un "defecto" y es que no temía mirar directamente a los ojos de nadie, era más, le gustaba, porque de ese modo, conseguía  conocer más a sus acompañantes. Así que mirando fijamente a Oberyn, para comprobar que este le prestaba atención señalo con su dedo índice los ojos del príncipe  y luego sus labios, recién humedecidos y brillantes.

" Hola Príncipe "

Gestículo de manera lenta y quizás exágerada para que Oberyn pudiera leerla.

" Es ***  placer "

Trató de continuar teniendo la esperanza de que todo fuera  legible, pero inevitablemente, no todo iba a ser tan fácil. Después desvió la mirada con una mezcla de diversión y timidez.

Galbart asentía ligeramente ante las palabras de Alyra, sin duda había personas que querían ensuciar tanto el buen nombre de la hija Vaelys como el suyo propio, pues así habría un pretendiente menos y Alyra quedaría como una vulgar meretriz. Eso no podía ocurrir de ninguna de las maneras.

-Estaremos en guardia pues, las intrigas de palacio me exasperan sobremanera y que tú y yo nos encontremos inmiscuidos en ellas por vulgares falacias es algo que jamás toleraré-tanto Alyra como Galbart estaban decididos a luchar contra tales mentiras.

Dejado el desagradable tema en pausa, en norteño siguió conversando con Alyra-Ya que te encaminas hacia el jardín ¿Me haríais el placer que acompañarte?-El norteño ofreció su brazo a Alyra y si ella lo aceptaba se encaminarían ambos hacia el exterior tras Lenia y Mira con sus respectivos acompañantes.

El norteño temía que al final su destino sería recorrer el camino hacia el jardín sólo, lo cual seria una imagen bastante lamentable, pero gracias a Alyra, tuvo la oportunidad de ir con compañía, para su gran desgracia Lenia ya no era una opción.

Las tres parejas avanzaban hacia la salida del comedor y con la mirada al frente, el norteño seguía con disimulo los movimientos de Lenia cuando en ese momento ella giró la cabeza por un instante con el mismo objetivo que él y de nuevo sus miradas cómplices se cruzaron, para luego seguir andando como si nada hubiese pasado.

Ella no estaba particularmente preocupada por su virtud, porque en ese punto, sus hermanas también eran víctima de aquellos rumores, su madre incluso, todo aquello eran artimañas concertadas para un fin funesto, en donde su honra era lo último que le preocupaba.

— hasta cierto punto creo que una buena forma de detener estos rumores es.. es que no tengamos demasiado contacto a solas, ser Galbart — aquello no le gustaba para nada y se revela en su gesto, sabía que estaba jugando el vals de esos miserables, sin embargo sin saber quién era el enemigo, debía extremar los intentos de cubrirse las espaldas — por eso... no puedo ir con usted al jardín... lo... lo lamento — bajó la mirada, estaba cansada, todas las cosas que la estaban atormentador eran demasiado para una jovencita de dieciséis años que luchaba por comportarse como una adulta.

— por cierto, quizás escuche rumores de esa calaña en contra de mi hermana Lenia, debo decirle que es mentira, Lenia es una buena chica — se encogió de hombros, su hermana Lenia era víctima de esos rumores incluso peor que ella, siendo vinculada a dos hombres, lo que arruinaba a cualquiera.

— Ser Galbart... realmente lo siento — se excusaba por la desagradable situación en la que estaba e incluso de que ella tendría que evitarlo, le agrada el hombre, sentía que era un hombre leal y sincero, un gran aliado, pero de momento, había que cuidarse — le prometo que llegaré hasta el fin de esta situación, y limpiaré su nombre — inclina su cabeza, y se aparta de él, girándose para salir del comedor, sola, tal como se sentía, tan sola y abrumada.

Alyra conversó con Galbart, la conversación fue bastante sería que incluso parecía haber asombrado al hombre, sin embargo el rostro de Alyra no mostró mayores emociones hasta que se separó del hombre y tras inclinar su cabeza, se retiraría sola del comedor para cumplir con sus tareas auto impuestas.

-Os entiendo perfectamente y tenéis toda la razón, sería una insensatez salir juntos al jardín-Alyra estaba en lo cierto, con las habladurías que corrían por el castillo, el ver a ambos cogidos del brazo no haría más que afirmar los rumores falsos, convirtiéndose en una factible verdad.

-No os preocupéis os lo ruego y en cuanto a Lenia, he tenido la oportunidad de hablar con ella y puedo afirmar con total seguridad que es tal cual decís, no dudo de ella en absoluto-miró a Alyra con una sincera sonrisa, su voz reflejaba molestia y abatimiento por la situación, pero su rostro era algo totalmente diferente, no podía dejar que los demás observasen tales gestos y Alyra sabía perfectamente mantener la compostura antes las adversidades, era un orgullo para su familia y así debería de seguir siendo.

El norteño hizo una reverencia y dejó que la joven Vaelys se fuera hacia el jardín, tenía mucho que organizar.

La conversación entre Galbart y Alyra no fue mucho más allá de unas pocas frases, marchándose ésta última hacia el jardín dejando al norteño sin interlocutores disponibles así que sin demora se fue despidiendo con el saludo cortes pertinente de los que aún permanecían allí y salió del comedor sin mediar palabra, con una noble sonrisa en la boca.

El caballero acababa de entrar en el comedor y se hizo hueco entre los presentes saludando cortésmente a las damas y con un gesto de aprecio a los caballeros. Miró a una cierta distancia engalanado con su traje y pasando por la mesa haciendo que estaba pendiente de la comida cuando se acercaba hacia el interlocutor al que quería hablar. Pensando a quién acercarse primero y como sugirió su etiqueta se fue hacia Lady Myriah. - Mi señora es un honor estar en su presencia, le besó la mano como correspondía a todo un caballero. - Siento profundamente los rumores que se dicen por ahí. Cosas que creo que desaparecerán en cuanto Lord Rhys haga acto de presencia, seguro que sabrá acallar los rumores y lenguas mordaces. - Sus ojos claros se elevaron para mirar la hermosura de la señora de la casa acompañado de un gesto sincero de aprecio. Hasta ahora no se había dado cuenta de la grandeza de la familia Vaelys, pero entrar por sus victoriosas puertas y viendo el gran recinto amurallado que custodiaba a las damas que allí habitaban le llenó el corazón de la grandeza de los grandes caballeros. Por ahora no osó mirar a la hijas de la señora pero era todo un lujo estar ahí con la señora y su descendencia. Sus trajes eran exquisitos y el peinado de la señora elegante y a la vez propio de una mujer de su alcurnia. No había visto al señor pero el porte que reflejaba Lady Myriah le daba toda la sensación que transmitía la fortaleza en sí. Lord Rhys sin duda estaría ocupado con otros quehaceres pues en la estancia como menos asistían otros caballeros además de las hijas de la señora. 

Se irguió otra vez y retiró su mano que segundos antes había acariciado el guante inmaculado de la señora de la casa. Esta vez buscó una copa de vino en la mesa y viendo que había una botella cercana abierta para llenar varias copas la tomó. - ¿Quiere que le sirva mi señora?, mostrándole la botella de vino previamente por si quería unirse a la invitación. La llenó como había visto hacer a sus sirvientes sin que rebosara la copa y después se la ofreció a Lady Myriah...