Partida Rol por web

Ser Edric caminó por el salón con una media sonrisa, observándole, y su sonrisa se acrecentó. Excelente.- pensó para si mismo. Tomó aire y observó a la gente que ya se encontraba en él. Todos le odiaban, y no le tenían aprecio en absoluto, como la mayoría de la gente en su vida, así que decidió, ante el vacío que le hacían las gentes de esa casa, sentarse y servirse una copa de vino para disfrutar de la velada.

Cuando Ser Mordred entró en el Salón, un fuerte olor a cuadra impregnó su olfato. Con un rápido vistazo, el antiguo comandante se dio cuenta de que todos estaban abandonando la estancia, uno tras otros, huyendo de aquel desagradable hedor. Seguramente, aquello estuviese siendo un motivo de total vergüenza para la señora de la Casa. Pero lo que más llamó la atención del caballero en ese momento fue la ausencia del Lord. ¿Dónde demonios estaba? ¿Por qué siempre acababa quitado de en medio en los momentos más inoportunos? Nunca se le había dado bien enfrentarse a nada. 

Aquel olor era indigno de unos momentos como aquel. Tal vez fuese el momento oportuno. O tal vez no. Debía de esperar un poco más.

-Mi Señora -dijo con una sonrisa dirigiéndose a Lady Myriah mientras esta era servida por Ser Lance, -la Casa Vaelys debería de estar orgullosa de su descendencia-afirmó a la par que miraba a cada una de las hijas que allí habían hecho aparición. -Desde luego, la mejor herencia es la de su rostro. Ser Lance, encantado de verlo.

Dicho esto, sin más formalidades, sin movimientos exagerados o demasiado forzados, se dio la vuelta y se encaminó hacia una de las mesas. Precisamente en la que se encontraba Ser Edric Colina. Le caía bien el tipo, alguien derecho que seguramente tuviese las cosas claras. Mientras se dirigía hacia la mesa, dedicó miradas Astrid y Tabitha.

-El vino quita el aburrimiento, ¿verdad? -le dijo de pie a Ser Edric cuando terminó de acercarse. 

- Saludos Ser Mordred la casa Vaelys le debe mucho a vos. Haber luchado por ella y dejarla en una buena posición es algo del que le estarán eternamente agradecidos. - Le dijo al caballero con amabilidad. - Son tiempos duros y corren muchos rumores como esa extraña enfermedad que dicen que asola estas tierras. Mi señora ahora saldré a los jardines y me reuniré con vos. - Se sirvió otra copa y le hizo una reverencia a la señora de la casa para después acercarse a la mesa donde estaba de pie Ser Mordred y el caballero sentado Ser Edric.  - Buenas caballeros, ¿hay sitio para otro comensal? - Dijo entre burlón y cínico - no soy de los que rehuyen fácilmente ante un mal olor sobre todo sin saber de donde proviene. - Dijo señalando uno de los asientos que cerca estaban del caballero esperando su consentimiento para sentarse.

Permanecí callado mientras , comía , no quería decir nada que indicase que era yo el que había producido aquel fatuo olor que había inundado el Comedor. DE echo me levante levemente tome una copa y comencé a mirar los cuadros de la gran comedor con le objetivo de que le tufo de deprendía mi culo se camuflara 

- Si, y olerlo quita también un poco las nauseas.- dijo sonriendo al caballero, y tapándose un poco la nariz.- Parece que alguien se ha dejado una ventana abierta.- restándole un poco de importancia- pero siéntese, vos sois Ser Mordred Rowain verdad? He oído bastante cosas buenas sobre vos, acompañadnos.- ofrece señalando a una silla cercana, sin mirar a las Vaelys.

Cuando Ser Lance preguntó se podía sentar, Ser Edric asintió:

- Por supuesto, quien no querría compartir la compañía de la Espada del Alba. 

Ser Lance se sentó cuando vio que Ser Edric no le importaba es más le agradaba estar con hombres que habían demostrado su valía guerreando. - Todos somos buenos guerreros Ser Edric y agradezco su elogio pero creo que de los presentes nadie se queda corto. - Le echó una sonrisa a sus camaradas, quizás hubiera querido seguir charlando pero viendo que Ser Edric había preguntado a Ser Mordred esperó lo suficiente para que todos pudieran participar de la conversación sin ser impertinente. 

Mientras esperaba la conversación del otro caballero, dio un pequeño sorbo de vino lo suficiente para ir cogiendo esa pequeña embriaguez que daba aunque por ahora podía controlar. El vino estaba exquisito y se preguntaba si provenía de las tierras del señor o de otras.  El vino está exquisito me pregunto si vendrá de la parcela de Rhys, dijo mientras probó otro trago degustándolo y aunque prefería que estuviera acompañado de algo de comida se contuvo de no levantarse del asiento. Por ahora le interesaba conocer a los dos caballeros que tenía a su lado, al menos lo suficiente para que pudieran entablar una conversación en cualquier momento en que se encontraran.

Se puso más entrometido hacia su mesa donde estaban reunidos los tres guerreros. - Señores, ¿no veis extraños las circunstancias que nos acechan? Una extraña enfermedad que al parecer se lleva a los varones como si fuera un maleficio. Ya que el maestre no encuentra solución alguna a dichas enfermedades. Yo conocí a Alwen el hijo mayor de Lord Rhys durante su estancia en la Casa de los Lannister, y puedo asegurar que su muerte me dejó acongojado pero por otra parte no encontré indicios de su enfermedad mientras estuvo allí. El caballero hablaba entre susurros para que la conversación se mantuviera en privado entre los tres caballeros que estaban sentados en la mesa. - Pasadizos que posee la fortaleza cuyo conocimiento está en mano del jorobado, y un fantasma que deambula por la casa. Creo que el septón debería de indagar sobre este asunto pues parecen más maleficios que muertes por enfermedad. Me gustaría saber vuestra opinión señores. - Dijo entrecerrando los ojos como si así pudiera pensar mejor en las palabras que había dicho y meditar sobre ellas.

Se incorporó hacia adelante ante las palabras de Ser Lance Dayne, pensativo:

- Por supuesto que en esta fortaleza están pasando cosas extrañas, pero soy un hombre que cree en lo real y no en espíritus y fantasmas, Ser Lance. Sin duda, la opción de la enfermedad es bastante potente, pero si fuera una enfermedad yo creo que afectaría a todo el castillo, no solo a los hijos de Lord Rhys. Si hubiera algo mágico o esotérico, sin duda, a quién yo miraría sería al miembro de la familia Targaryen que está como huésped. Tal vez él, cuya sangre siempre ha tenido que tener algo de mágica, pueda saber algo, pero yo no descartaría nada. Alguien que no quiere ver la casa prosperar, alguna antigua afrenta, no lo se. Pero sin duda, por lo que a mi respecta, mientras no me afecte, no me voy a preocupar. Que el Lord se ocupe de los asuntos de su castillo.- termina negando ante la mirada del Lord.

Lady Myriah asintió ante las palabras de su hija Alyra que parecía querer encargarse del trabajo de los sirvientes. Dado que no había muchos de sus empleados por allí y que su marido tampoco se encontraba, aceptó su sugerencia haciendo una inclinación con la cabeza. 

Lady Myriah sabía que si existía un sirviente más leal y alguno en el que más se podía confiar era precisamente en Sloth. Aunque su apariencia denigraba un poco a la casa Vaelys, ya estaban acostumbrados, pues el jorobado llevaba ya tanto tiempo en el castillo que cualquiera se había acostumbrado a él.

Sloth acató las órdenes sin ninguna queja, pero rápidamente insinuó que a Ginevra y a su marido les podría haber pasado algo. Pero la Señora había oído rumores, y sabía que quizá era otra cosa lo que podría estar pasando entre ambos. Miró a Sloth con una mirada intensa y casi furiosa. Encuéntrales, A LOS DOS. Concluyó. Parecía que sospechaba algo de su marido y su sobrina y es que aunque creía que hoy no era el día más adecuado para ello, siempre se ponía en lo peor.

Lady Myriah vio a Ser Lance dirigirse hacia ella para saludarla y presentar sus respetos. Mientras tanto, el resto de la gente que estaba en el gran comedor se iba marchando hacia los jardines por la peste a estiércol que había en la sala. Lady Myriah dedicó una sonrisa al joven de la casa Dayne y le comentó: Ser Lance, dijo mirando también al resto de las personas que quedaban en la estancia. Es mejor que vayamos a comer al aire fresco, ya he solicitado a mis sirvientes que sirvan la comida allí. Así que, si hacen el favor de acompañarme. Les mostró la puerta a modo de invitación para que le acompañasen hasta los jardines. 

Tras las palabras de Ser Mordred, tan solo le dedicó una sonrisa algo fingida y cansada. Sabía de quién se trataba ese hombre, y aún no sabía muy bien por qué los cuervos se habían equivocado y le habían llevado la invitación a él, o quién había sido el que le había comentado que aquella noche habría una fiesta en la casa Vaelys. Lo mismo le pasó al ver a Colina. Pero Myriah otra cosa no, pero era la señora de su casa y una gran anfitriona así que, invitó también al resto de caballeros a que la siguieran hacia los jardines. 

Interesante su argumento ser Edric, no sabía lo del tal Targaryen. Quizás sea el motivo del retraso del señor pues tampoco lo he visto desde que entré en el castillo. Pero hay muchos inconvenientes que será mejor comentar en otro momento. - Dijo cuando escuchó a la señora de la casa repetir otra vez con educación que hicieran el favor de salir con ella. - Tengo que adaptarme a las normas y comportamientos de la casa, ahora si me disculpan no quisiera figurar de grosero en una casa ajena. Nos vemos en los jardines si vos también viene, un placer. - Dijo levantándose y haciéndole una reverencia a los presentes después se dirigió al jardín. 

Ser Lance salió al jardín... había estado hablando con Ser Mordred y Ser Edric en voz baja, cuando la señora repitió la invitación para que todo el mundo fuera hacia el jardín. Ser Lance no la hizo esperar, y con una reverencia hacia los presentes con los cuales conversaba se dirigió hacia el jardín. 

Alester no recibió contestación de Astrid, quien parecía que estaba ausente con sus pensamientos. Tal vez, con todo el mundo hablando, la joven no había oído su voz, que siempre tenía un volumen bajo y un tono suave. O no había querido hacerle caso, esa también era otra opción.

De cualquier modo, Alester se disculpó y retiró. Todo el mundo estaba saliendo al jardín y él no iba a ser menos.

Al girarse, cuál fue su sorpresa al ver a Ser Mordred en el salón. Sabía de su intención de acudir a la fiesta, pues lo había encontrado la noche anterior en la posada. Pero esa mañana no lo había visto por ninguna parte y, teniendo en cuenta la borrachera de la noche, imaginó que habría preferido quedarse ahí en lugar de ir a la Fortaleza. Sobre todo tras los comentarios profesados hacia el señor de la casa.

 Ser Marbrand se dispuso a seguir a Lady Myriah a los jardines, esperando que ahí sí que hubieran servido la comida.

- Ulrich entra en el comedor y rápidamente ese fétido olor llega a su nariz. - ¿Que demonios huele así?. - Dice tapando su nariz con su mano derecha, olvidando el enojo que traía del recibidor, ve a todos saliendo del lugar, ya veo por que los demás salieron en tan poco tiempo del comedor, ya se me hacia que no podían haber comido a tanta velocidad. espero que este olor no se me pegue, alejaría a las damas. Se da la vuelta y sigue a las personas que ve saliendo del comedor, suponiendo que deben haber movido el lugar donde se hará el almuerzo y que si las sigue llegara a el.

Mi señora. se inclinó ser Lance con galantería disimulando el gesto forzado por el hedor, habiendo sido bastardo estaba un poco más acostumbrado a tales circunstancias, para bien o para mal. No sé si me recordaréis.. soy Lance.. dudó un instante si usar su apellido de bastardo, pero saltándose el protocolo por un instante se quedó en blanco. el hijo de Mariabelle Lannister, no sé si os acordaréis de mi, en vuestra estancia en Roca Casterly hace años, aunque debo admitir que con quien tuve mayor y profusa relación fue con vuestro hermano. apuntó mostrando una sonrisa contenida, algo nostálgica. Aunque debo reconocer que difícilmente os habría reconocido de no haber escuchado vuestro nombre. Habéis cambiado mucho. admitió el caballero.

Astrid giró la cabeza para ver al caballero que le hablaba. Sus ojos, sin poder evitarlo, se entrecerraron, como si una niebla cubriera el rosto del joven. Las palabras de ser Lance hicieron que poco a poco sus dudas se despejaran, sus ojos volvieran a la normalidad y al final, sonrió.

Ser Lance, es un placer su presencia hizo una leve inclinación hace años de eso y, al igual que yo, vos también habéis cambiado. Creo que, si no me hubierais dado esta información, no le habría reconocido. admitió. Nunca había prestado mucha atención a aquél chico, era un amigo muy cercano de su hermano. Se mordió la lengua. Le hubiese encantado preguntarle por la reina, y si había habido comentarios sobre su salida... Pero no debía hacerlos. Espero que su estancia esté siendo agradable.

Lady Astrid, no sabéis cuánto lo siento, pero los mejores caballeros ya tienen acompañante –bromeó, mirando hacia Ser Tyler y Ser Glover-. Así que me temo mucho que tendréis que conformaros con mi compañía… si la aceptáis. ¿Queréis caminar conmigo hacia los jardines? –le pidió, ofreciéndole el brazo.

Después de acercarse ser Lance a Astrid, la muchacha se perdió en un mundo de recuerdos. Su memoria la llevó al pasado, a su paso por Roca Casterly. A su estancia junto a Lady Cersei, todo lo que aprendió... Y a su hermano mayor. Los recuerdos de una infancia perdida, lo rápido que tuvo que crecer, nublaron su mente, que apenas la dejó escuchar las palabras de Alester cuando la invitaba a ir a su lado.

Fue tarde cuando reaccionó, pero sus ojos volvieron a enfocarse al tiempo que el hombre se marchaba. Gritar su nombre hubiese estado fuera de lugar, así que se dio la vuelta e intentó alcanzarle por el camino.

Lady Astrid pareció volver en sí tras la marcha de Alester. Miró la marcha del hombre, y en su rostro se mostró el remordimiento por no haber estado prestando atención.

Si me disculpan hizo una leve inclinación con la cabeza hacia todos los que aún estaban allí presentes, como esperando que les sirvieran la comida. Quizá el nauseabundo olor había conseguido quitarles el apetito, pero quedarse allí le parecía demasiado. Recogió un poco su vestido para poder caminar a mayor velocidad y salió de la instancia.

La sonrisa de Edric se terminó torciendo debido al olor que no se marchaba, asintiendo a Ser Lance antes sus palabras. Apoyando sus manos, se levantó retirando su silla con el culo, y marchó sin decir una palabra a los presentes, negando con la cabeza.