Partida Rol por web

Evan entró en la sala. Al parecer era el primero en llegar, sonrió por ello. En vez de tomar asiento se dirigió a un extremo alejado de la puerta, junto a una ventana a través de la cual poder observar el exterior. La lluvia caía con fuerza creando una cortina de agua que desdibujaba las cosas e impedía ver el paisaje más lejano perfectamente visible en los días claros.
Sería más agradable aguardar la llegada de Lord Rhys así que sentado en una silla.

Espero que mañana el tiempo sea más tranquilo y seco

Pensó mientras imaginaba a los nobles pretendientes con sus galas chorreantes. La escena le pareció algo cómica y sonrió de nuevo.

Evan miró hacia la puerta al oír que esta se abría. Se alegró sinceramente al ver que quien llegaba era Kyle.
Le hizo un gesto para que se acercase al lugar donde estaba Evan, en un rincón al fondo junto a una ventana. Deseaba hablar con su amigo y desde allí podrían controlar la llegada de los demás a la sala sin ser sorprendidos. Lo que deseaba tratar con su amigo no importaba a nadie a más.

Cuando Kyle llegó a la Sala del Consejo, vió que la única persona que había llegado era su amigo Evan, quien le hizo un gesto para que se acercara. Cruzó la sala con grandes zancadas hasta llegar a la altura de Evan - Parece que somos los primeros en llegar. Espero que no se alargue mucho esta reunión, ni que después de esta tengamos otra reunión más. Tengo la sensación de hoy será un dia muy largo. Dijo mientras se tapaba la boca y soltaba un bostezo.

Evan asintió a las palabras de Kyle.

- esperemos que sí, aunque supongo que lo que nos tendrá que decir Lord Rhys será importante.

Bajó la voz

-¿Que opinas del maestre? Antes de la fiesta deberé ir a sus aposentos, pero no me fío del todo-

Miró hacia la puerta al escuchar que las bisagras giraban.
hablando del rey de Roma...

Kyle escuchó atentamente a Evan cuando este bajó la voz para preguntarle sobre el Maestre Caelus. Kyle había tratado algunas veces con el Maestre, sobre todo para curar heridas de caza, y siempre había sido amable con él. Lo único que le podía echar en cara era su imposibilidad de haber salvado la vida a su antiguo jefe y al de Evan. De repente empezó a pensar en más motivos para desconfiar de él, y cayó en la cuenta del estado de salud de Lord Vaelys -Siempre he pensado que se trata de estrés, pero ¿y si no fuera eso? ¿Y si le están haciendo algo? ¿Pero que motivos tendría el Maestre Caelus de hacer daño a Lord Vaelys? Él siempre ha sido fiel a la familia Vaelys.

Kyle no sabía muy bien como contestar a su amigo - Hasta ahora nunca había pensado nada sospechoso sobre él. La verdad es que no sé muy bien que decirte, pero si no te fías, puedo acompañarte para que no intente nada.

Negó con la cabeza.
- si me ve aparecer acompañado sospechará algo irremediablemente. Pero sí quiero que sepas por donde empezar si no acudo a la fiesta o me sucediese algo. No quiero hacer acusaciones sin pruebas ni conocer que motivos podría tener, pero temo que nuestros jefes muriesen envenenados...-
Evan dejó de hablar por la presencia del anciano, no era prudente hacerlo ahora mismo.

Evan y Kyle se encontraban hablando en un tono demasiado bajo para escucharlo desde la puerta. Estaban situados justo al otro extremo de la sala, mirando por una de las ventanas como la lluvia caía sin descanso.

Al oír el sonido de la puerta al abrirse Evan interrumpió sus palabras para volverse a mirar como llegaba el siguiente miembro del consejo.

A Kyle le preocuparon las palabras de Evan, cómo le pedía que estuviera atento por si desaparecía. Se llegó a preguntar si su amigo había encontrado alguna prueba que culpase al Maestre de la muerte de sus jefes. Quería preguntarle algo más, pero Caelus apareció por la puerta y tuvieron que dejar de hablar del tema Ojalá esté equivocado y todo sean suposiciones. Aunque es verdad que el Maestre podría acabar con cualquiera de nosotros facilmente con algún veneno.

Evan seguía atento a la puerta de entrada. Se había empezado a abrir, pero nadie había cruzado todavía.

Se preguntaba si el resto del consejo se demorarían mucho y cuánto podría tardar en llegar Lord Rhys. El tiempo pasaba y las tareas se acumulaban.

Marvin había cumplido con la palabra de su Amo y finalmente fue a la sala del Consejo deonde Rhys dijo que se reuniría con ellos. Marvin quizá pensó que tendría algo importante que decirles a ellos, y quizá el propio Marvin también tuviera que decir algo. Cuando llegó, ya había gente allí, aunque faltaban muchos miembros del Consejo.

-Saludos, caballeros- se limitó a decir como saludo.

Sonrió al castellano. 

-Buenos días. -

Evan y Kyle se encontraban en el otro extremo de la sala, de pie, mirando por una ventana mientras la lluvia caía incansable.

- Esperemos que mañana haga mejor tiempo - Dijo iniciando una conversación trivial. A pesar de que solía tener trato con Marvin a causa del negocio con los caballos y otros asuntos profesionales, no habían pasado aún de lo cordial. Nunca habían hecho confesiones entre ellos. A veces Evan estaba a punto de soltar alguna de sus bromas, pero los modales y aires propios de un señor que tenía el castellano le frenaban. Lo último que quisiese es que Marvin pudiese malinterpretarle y pudiese creer que no comprendía cuál era su sitio.

Kyle abandonó su actitud relajada cuando el Castellano entró en la Sala del Consejo. Con Evan había confianza para estar de cualquier forma, pero ante el resto del Consejo prefería mostrar un actitud más profesional. - Buenos días.

Quería preguntar si sabía cuanto tiempo más tendrian que esperar, pero prefirió callar para no mostrarse ansioso y continuó con la conversación trivial que había inicidado Evan Ross. - A mi, personalmente me agrada la lluvia. Pero entiendo que si sigue lloviendo así, el castillo se llenará de barro por las pisadas de tantos invitados. Sería un baile de barro, y eso quitaría elegancia al evento.

Evan asintió a su amigo. Seguían en el mismo lugar, de pie al fondo de la sala, en el extremo contrario de la puerta y junto a una ventana.

-Espero que descargue del todo hoy y mañana haga el sol suficiente como para que se seque el terreno. Pero ya veremos, poco podemos hacer en esa cuestión-

Empezaba a sentirse incómodo. Seguramente todos andaban tensos con el tema de la fiesta, pero mantener un diálogo similar con Kyle no era a lo que estaba acostumbrado, y a los demàs no parecía importarles mucho si hablaban o callaban. Decidió volver a mirar por la ventana y siguió hablando con su amigo.

- Con este tiempo los animales no saldrán a trabajar. Con la fiesta de mañana no sé si me dará tiempo de sacar alguno. Espero que no estén demasiado fuertes cuando deba disponerse de ellos. Lo último que necesitamos es un caballo loco corriendo por ahí -

Llego apresurado, pensaba que llegaba tarde. Normalmente el sol le ofrecía una idea mas clara del transcurrir del tiempo pero ese nublado día, con una lista tan extensa de cosas por hacer, le estaba resultando un poco complicado. Entro en la sala donde se suponía que tendría lugar la reunión a la que su señor había instado a presenciar, mas no sabia con certeza sobre que tema se discutiría. Tan solo esperaba tener tiempo para continuar su innumerable listado de tareas y dar supervisión a todo aquello para lo que era imprescindible delegar.

Siempre observaba como el jefe de las caballerizas intentaba ser formal en su presencia. Marvin intentó de tranquilizarlo utilizando un tono cordial y una sonrisa en su rostro. Marvin era de los que gustaba socializar con gente de todas las clases. Quizá se debía a que él mismo ostentaba un cargo que normalmente era asignado a nobles o gente curtida en el campo de batalla. Se relacionaba con gente de clase alta, y reconocía que eso le divertía a veces, pero también sabía apreciar la amistad de las gentes en teoría inferiores a él.

-Pues espero que mañana no llueva tanto, aunque eso es cosa de los siete, no nuestra- no se podía decir que el Castellano fuera el hombre más pío del Castillo, pero eso no quitaba que a veces los mencionara, aunque fuera como expresión- pero sin duda sería un desastre si los caballos causan algún percance. Si no pueden salir hasta mañana confío en que los dejéis en su sitio sin que puedan escaparse- dijo, pero no con tono autoritario, si no jovial- No es la primera vez que llueve ni la primera que hay que prescindir de ellos por unos días. Estarán bien.