Partida Rol por web

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

La mayoría de repisas están repletas de jarrones llenos de agua fresca con hermosas flores que visten de gala la cocina. La verdad que todos los detalles están cuidados al máximo y luce muy hermosa.

Lenia besó a Galbart y después caminaron lentamente hasta llegar a las cocinas, ella no soltó el brazo de el en ningún momento, independientemente de con quien se cruzaran, le daba igual quien les viera, habían tomado una decisión. Una vez allí, Lenia se maravilló con la cocina, no solía bajar muy  seguido, pero siempre que iba, descubría detalles nuevos.

Recordó que Galbart le dijo que cocinaba y se imaginó como sería la cocina de su hogar. Buscó con la mirada a las sirvientas, quería un té con un poco de miel, que le ayudara a relajar la garganta.

—No ser, yo solo soy el ayudante del mayordomo, no tengo permiso para entrar en la torre principal. Sin embargo, conozco a alguien que si puede, mi jefe, Evan. Y si eso falla podría hacerle llegar un mensaje suyo, escondido en una bandeja de comida para Lady Alyra. Y si algo le sucede a las pequeñas Damas, manco o no, no habrá puerta cerrada que me impida llegar a ellas.

¿Nos movemos ahora a las mazmorras? Necesito hablar con Lady Blackwood, además de que las razones de su encarcelamiento son una parte de esta red de mentiras que se teje alrededor de la casa Vaelys. Dejame tomar algo de comida, y una botella de vino de las bodegas para tener excusa para entrar.

John espera que ser Mordred hable con ser Bernard, mientras llena una bandeja con víveres.

El cocinero no parecía estar al tanto de cualquier cosa que hubiera ocurrido ni se mostraba dispuesto a ayudarle. Enseguida y de modo irrespetuoso se giró dándole la espalda. Bernard se fijó en él sin saber si era falta de contacto con la nobleza la que le había hecho cometer ese desliz. En todo caso habían cosas más importantes que hacer que discutir con un cocinero sobre su educación, seguramente él tenía la cabeza en el trabajo que tenía que desarrollar y no en las extrañas intrigas que sucedían a su alrededor.

El caballero prefirió callar y fijarse en los detalles de la cocina, pensando si podría haber quedado una pista delatora en alguna parte. Paseó con calma por aquél espacio con la mirada recorriendo el suelo, los recipientes y los alimentos. Dudaba que fuera a encontrar algo de interés pero a veces las casualidades existían y no había que desestimar el poder de un descuido o una pieza fuera de lugar.

En cuanto Lenia hechó un vistazo a la cocina, se percató de que allí había más gente, entre ellos, Ser Bernard. Lenia iba cogida al brazo de Ser Galbart y aunque se encontraba algo mejor, seguía bastante pálida. 

Su mirada se cruzó con la de Ser Bernard y le sonrió debilmente, le hubiera gustado saludarle pero su dañada garganta se lo impedía, se había prometido no emitir sonido alguno desde que empezó a sangrarle, el dolor era demasiado intenso como para intentar volver a forzarla.

Lenia se percató de que Ser Bernard parecía molesto y que parecía estar buscando algo. Lenia caminó lentamente, ayudándose de Ser Galbart hasta acercarse. Miró al caballero con duda en los ojos, ¿podría ayudarle en algo?

Al constatar que dos personas entraban en la cocina, el caballero prestó atención. Lady Lenia venía acompañada de Ser Galbart.

- Ser y Lady, un gusto volver a verles.

Se advertía al instante el estado de la joven, pálida y débil. Se le acercó pero ni siquiera articuló palabra. El hombre también había constatado que no venía acompañada de Ser Tyler lo cual era una novedad para él. Habló a continuación en voz baja para evitar que el cocinero se inmiscuyera en sus asuntos.

- Milady, se os nota afligida y lo lamento mucho. Si lo que preguntáis es porqué estoy aquí, me encontraba en el Gran Comedor hasta que el aburrimiento me pudo, y bajé a ver si se ve aquí algún indicativo de que alguien haya usado la comida en contra de ustedes. De vos y vuestras hermanas. Tan sólo quise probar suerte pues no creía que fuera a hacer un gran descubrimiento.

Ser Bernard esbozó una media sonrisa. Aquello no había conducido a mucho y cierto era que el caballero no destacaba por su paciencia y necesitaba hacer algo. Ella ya sabía que él era un hombre inquieto.

- Por casualidad no conocerán el paradero de Ser Tyler.

Indagó hacia a los dos llegados, esperando tener alguna pista sobre el lugar donde podía encontrarse su hermano.

 bajé a ver si se ve aquí algún indicativo de que alguien haya usado la comida en contra de ustedes. De vos y vuestras hermanas

Ante tales palabras, Lenia enterneció su mirada, posó su mano sobre el antebrazo de Ser Bernard y le di un pequeño apretón de agradecimiento. Cierto era que ambas familias se conocían desde hacía tiempo, más cierto, que Lenia les sentía casi de la misma familia, incluso aunque la desgracia hiciera que el hermano mayor de Bernard y Tyler, prometido de su hermana Astrid, muriera ... siempre habían tenido un comportamiento correcto, aunque Lenia disfrutaba saltándose ciertos protocolos, siempre que no estuviera su madre. 

- Por casualidad no conocerán el paradero de Ser Tyler.

La muchacha negó, puso cara pensativa y se giró hacia Ser Galbart, al cual, no había soltado del brazo con su mano derecha. Lo último que recordaba antes de desmayarse es que estaban con Ser Tyler ... ¿que había sido de el?. ¿Sabría Ser Galbart donde estaba? 

El norteño y la joven Vaelys no tardaron en llegar a la cocina gracias a la guía de Lenia, la que aún mantenía silencio evitando que su maltrecha garganta empeorase, al traspasar la puerta de acceso se presentaba ante ellos una cocina enorme y excelentemente provista de material de cocina y alimentos, los ahoras agradables que emanaban de las cacerolas y carnes al horno inundaba el ambiente, el cual recordaba a Galbar sus largas estancias en la cocina junto a su madre.

El norteños echó un rápido vistazo y vió con facilidad al otro hermano Risefeller, Bernard el cual se acercó.

Cita:

El gusto es nuestro Ser Bernard, hacéis bien en investigarlo, yo mismo acompaño a Lady Lenia, para que alguno de los criados le sirva un té caliente, su garganta está herida y no puede hablar-dijo palmeando de nuevo la mano de la joven para sentir que se encontraba bien sujeta, seguía pálida y sin duda la debilidad la consumía.Miré a Ser Bernard tras su pregunta.

Cita:

-Lo último que sé, es que partió en busca de Lady Astrid que le había hecho llamar, así que supongo que habrá ido en su busca, imagino que a sus aposentos, desde entonces no sabemos nada más de él-dijo con cierta duda, después de todo lo que había ocurrido y todas las penurias que estaban sufriendo las hijas Vaelys, que Astrid necesitase de Tyler, era indicativo de algo importante. Tras el comentario de la comida Galbart reflexionó.

En ese momento llamó la atención de una de las sirvientas-Tú, trae una silla para la señora, se siente cansada y debe reposar-dijo con voz grave-y trae agua caliente y hojas de té-ordené tajante. Las palabras de Bernard no cayeron en saco roto, el mismo norteño prepararía el té. Miró con recelo a todos los sirvientes desconfiando de ellos y siguió con detenimiento los movimientos de la criada, mientras hacía lo que le ordenaba Galbart, trayendo un asiento para Lenia-Ser Bernard si me disculpais, ayudaré a Lenia un instante-sujeté con firmeza el brazo de la joven para aposentarla, andaba muy justa de fuerzas y todo descanso sería bien recibido por ella.

Mordred asintió a las últimas palabras de John y esperó a que cogiera unas viandas. Se giró hacia la puerta, dispuesto a salir, cuando observó la presencia de Lady Lenia y Ser Garbart. La última vez que vió a la dama esta se encontraba más que indispuesta, por lo que verla allí le sorprendió. John ya salía de la cocina, pero Mordred se detuvo antes a preguntar.

- Mi Señora, ¿os encontrais mejor? Me reclaman en otra parte de la Casa, pero ¿os encontráis con fuerzas para explicar, aunque sea brevemente, qué os pasó antes?

Lenia tomo asiento y sus débiles piernas lo agradecieron.

-Lo último que sé, es que partió en busca de Lady Astrid que le había hecho llamar, así que supongo que habrá ido en su busca, imagino que a sus aposentos, desde entonces no sabemos nada más de él

Lenia recordó ligeramente la conversación que habían tenido, ella estaba medio inconsciente, pero recordaba algo de que Tyler iba a ver a Astrid ... ¿lo habría conseguido?. Un intento de tos apareció en la garganta de Lenia, quien trató de evitarlo, sin mucho éxito, al toser, tapó su boca con la mano y notó como algo de sangre volvía a manchar sus dedos, avergonzada, buscó un paño limpio en el que poder limpiar tanto su mano, como su garganta, con tanto disimulo como su estado le permitió para que Galbart no se preocupara y el resto de caballeros no se diera cuenta.

 - Mi Señora, ¿os encontrais mejor? Me reclaman en otra parte de la Casa, pero ¿os encontráis con fuerzas para explicar, aunque sea brevemente, qué os pasó antes?

Ante las palabras de Ser Mordred, Lenia alzó los ojos, algo lloros debido al dolor y trató de sonreir, una vez limpiado sus labios de cualquier rastro de sangre. hizo una mueca con la nariz indicando que le era molesto hablar y le pidió disculpa con la mirada al no poder expresarse mejor, bajando después la vista al suelo con auténtica tristeza. 

La respuesta de Ser Galbart fue bastante directa e hizo que el caballero esbozara una suave sonrisa. Por fin tenía alguna idea del paradero de su hermano, si es que seguía allí, cosa que iba a determinar en muy poco tiempo. Al acercarse su otrora compañero de batallas, el hombre pensó que le comentaría su no-conversación con el criado.

- Ser Mordred, el cocinero dice no saber nada y por aquí no se aprecia ningún detalle sospechoso. Me voy a dar una vuelta, en busca de Ser Tyler.

Le extrañaba un poco que el comandante y John siguieran aún en el lugar. No tenían mucha prisa precísamente, pero él sí pensaba acelerar el paso sabiendo que el tiempo jugaba en su contra. Trataría de dar con Tyler y luego volver.

Bernard sonrió a la joven Lenia.

- Pronto estaréis mejor, cuando alguno tenga la suerte de descubrir qué clase de maleficio o intriga ha causado esta injusticia. Nos vemos pronto, milady y señores, estimo que durante la cena.

Sin más que decir hizo lo que tenía pensado, encaminar sus pasos hacia fuera.

Mordred no pudo evitar mostrar cierto pesar ante la situación de Lenia. Viendo que no se encontraba en condiciones de hablar, no quiso insistir.

- Entiendo -dijo, asintiendo con la cabeza-. Espero al menos poder haceros sentir algo mejor al deciros que no nos hemos quedado de manos cruzadas ante todo lo que está sucediendo. Cuando os encontréis mejor, vuestro relato podría sernos de mucha ayuda.

Se giró entonces a Bernard y escuchó con atención. Se quedó unos segundos pensativo, tras los que sonrió al caballero.

- Gracias, Ser Bernard. -hizo una leve reverencia hacia Lenia y Galbart.- Con su permiso.

Se dirigió hacia la puerta tras Bernard, a quien le dedicó unas palabras al oido, y salió junto a él.

- La situación es más turbia de lo que pensábamos -susurró-. John me ha explicado que la criada Fiona podría estar muerta, y por ello Lady Lenia nos pidió que fuésemos al Septo. Lady Myriah ha acusado a la ama de llaves, que está en las mazmorras. John y yo vamos a hablar con ella, pero mantened el secreto, pues no está permitido que vayamos allí. Desconozco la implicación de Ginevra, pero después de todo lo que he visto, sospecho que la propia Lady Myriah está detrás de al menos parte de lo que está sucediendo, y Sloth podría ser su brazo ejecutor. Nos sería muy conveniente tenerlos a ambos bien vigilados.

Lady Myriah era una clara sospechosa tal y como se desenvolvían los acontecimientos. No por ser lo más evidente tenía que ser cierto, pero le parecía correcto que tal vía fuera investigada.

- De acuerdo. Hablé con Ser Lance en el Gran Comedor. Dijo que anoche pudo ver a una mujer flotando en la ventana de su cuarto. Y a continuación me comentó que se iba a orar a la cripta, por lo que creo que está investigando las tumbas. Intuyo que tuvo una pesadilla anoche que juzgó real, pero al menos sabemos por dónde se mueve ahora mismo. Hasta pronto.

Bernard se dispuso a marchar.

Tanto Ser Mordred como Bernard se preocuparon por el estado de de Lenia-La dama se encuentra débil y evita hablar para que su garganta sufra lo menos posible, sois muy amables en preocuparos-dijo el norteño mirando a ambos hombres-Yo cuidaré de ella y haré todo lo que esté en mi mano para que se encuentre mejor-inclinó el cuerpo en señal de despedida y vió cómo se alejaron ambos hasta desaparecer de la cocina y a continuación se agachó hacia la joven Vaelys para hablar en privado.

El norteño se inclinó hacia Lenia para hablar en confidencia sin que el resto de criados o cocineros le escuchasen-Voy a haceros yo mismo una infusión, no me fio de estos cocineros-susurró mirándoles con cierta desconfianza-No te muevas de aquí-dijo guiñándole el ojo y dándole un tierno beso en la frente, ya no le importaba que los criados les viesen, de hecho si alguno se atreviese a soltar la boca, tendrían las de perder.

-Eh! tú!-ordenó a un sirviente-trae una jarra con agua caliente y una copa vacia ¿dónde tenéis las hojas para infusión?-preguntó con tono urgente. Una vez se lo indicó él mismo las cogió y volvió al lado de Lenia, preparando a su lado el caliente brevaje-ésta es una receta especial de mi querida madre para cierto tipo de dolencias-dijo acariciando la mejilla de Lenia-espera-susurró dándo un pequeño trago a la copa para luego soplar el ardiente líquido-Bebe con cuidado, está caliente así que bebe despacio, no quiero que te quemes-respondió mirándola con ternura.

Lenia observó como los caballeros iban y venían, cuando se quedaron a solas en la cocina nuevamente, con los sirvientes, Galbart se encargó de su infusión. Lenia volvió a sentirse dichosa, ¿como tenía tanta suerte?, para ella, que un caballero como el, le diera tales atenciones y cuidados era, simplemente, increible.

ésta es una receta especial de mi querida madre para cierto tipo de dolencias-dijo acariciando la mejilla de Lenia-espera-susurró dándo un pequeño trago a la copa para luego soplar el ardiente líquido-Bebe con cuidado, está caliente así que bebe despacio, no quiero que te quemes

La muchacha sonrió y tomó el recipiente con la infusión, sintió el agradable calor que le trasmitía el agua caliente y el olor le reconfortó. Acercó los labios suavemente, sopló con cuidado y los humedeció.

Por un instante, sus cejas se fruncieron hasta juntarse. Lenia saboreó su labio superior y miró con sorpresa a Galbart, ella odiaba las infusiones, desde que era una cría, pero esa, estaba bastante buena, para ser una infusión. Le hubiera gustado decirle lo sorprendida que estaba, pero no forzó su habla. Se limitó a sonreir y a tomar un poco más de infusión, esperando que esta realmente la ayudara. 

Tras un par de sorbos silenciosos, observando el ir y venir de los siervos, Lenia se preguntó si realmente alguno de ellos pudo ser el artífice de todos los males de ella y sus hermanas, su mirada vagó por la cocina hasta que volvió a Galbart, siempre como un pilar, firme, dispuesto a soportar los males de la chiquilla. 

Lenia no recordaba si al final el caballero pudo comer algo o beber, ni si quiera sabía cuanto había pasado desde la agradable charla en el jardín, que parecía ya tan lejana ... entonces, señaló algo de queso y fruta, indicándole que por favor, si tenía hambre o sed, se sirviera o pidiera sin ningún tipo de pudor. 

Puede que ella no fuera tan buena anfitriona como su hermana Alyra ... Alyra, ¿donde estaría Alyra ahora?. La incertidumbre volvió a cruzar su rostro, estaba molesta, lo que iba a ser un gran día, se estaba convirtiendo sin duda en una gran pesadilla.

Tras un nuevo sorbo, dejó la infusión apoyada en la mesa y alargó el brazo para tomar la mano de Galbart, la pequeña manita de Lenia ahora estaba templada por el calor de la infusión y se sentía algo mejor, con mejor cuerpo, aún molesta, pero mas aliviada.

Se sentía con las fuerzas suficientes como para comunicarse con Galbart, aunque sin palabras, así que intentó mover solo los labios.

"Necesito saber donde **an mis **manas"

Esperó gesticular lo suficientemente bien como para que Galbart lo entendiera, porque si forzaba mucho, la dolorida garganta le tiraba.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

La mayoría de repisas están repletas de jarrones llenos de agua fresca con hermosas flores que visten de gala la cocina. La verdad que todos los detalles están cuidados al máximo y luce muy hermosa.

El mayordomo entró con aspecto ensombrecido y pálido. Abrió la puerta con decisión y enseguida se puso a recorrer la estancia con la mirada. ¿Dónde estaban los sirvientes? A punto estuvo de abrir la boca para hablar con severidad, pero entonces vió a Lenia y detuvo su lengua.
Este día es una absoluta locura. ¿Qué hacía allí uno de los invitados? No conocía de nada a Ser Galbart, y por eso dedujo que no podía tratarse más que de otro de los pretendientes.
-Mi señora, caballero- saludó a ambos nobles con una reverencia. -¿Qué les trae por las cocinas?- ¿Acaso el servicio estaba fuera de control y no habían atendido las posibles demandas de la dama o el invitado? Evan se mantuvo allí, serio, aguardando la respuesta. Empezaba a sentirse agotado, hambriento y otras cosas.