Partida Rol por web

Lenia tomó unos sorbos de la infusión que Galbart le había preparado y se sintió realmente aliviada. Miró al caballero con una enorme sonrisa de agradecimiento - Gracias - pudo susurrar y se sorprendió, pues esta vez la garganta no le dio el latigazo de dolor al que se estaba acostumbrado. No quería forzar la mejoría, por lo que trataría de no excederse.

Poco después, entró Evan, la primera reacción de Lenia fue achicar los ojos con ligero enfado y alzó el mentón con orgullo, tratando de ocultar su molestia bebiendo otro sorbo del té. Cuando Evan se acercó, ella le miró con cierta indiferencia.

Evan : -Mi señora, caballero- saludó a ambos nobles con una reverencia. -¿Qué les trae por las cocinas?- 

Lenia mostró la infusión que tenía en las manos y después señaló delicadamente su garganta, indicándole, por si no lo sabía, que se encontraba molesta con ella. La muchacha miró al norteño a los ojos y tras apurar la infusión de un par de tragos más, se puso en pie y le tomó del brazo para evitar que sus aún débiles piernas, pudieran fallarle. 

- ¿Sabéis donde está alguna de mis hermanas o mi madre? - Lenia se había prometido no forzar la garganta, pero necesitaba saber del paradero de alguna de sus hermanas o incluso su padre, tenía que hablar con ellas con urgencia. Evan apenas pudo escucharla pues Lenia había susurrado muy bajo, pero se esforzó lo suficiente para que entendiera el mensaje.

El norteño se mantenía en todo momento al lado de Lenia, se quería asegurar de que no empeorase y hacia todo lo que podía por reconfortarla dentro de sus exiguas habilidades. Ella comenzó a beber en pequeños sorbos el cálido líquido que pareció agradecer con un tenue gesto agradecido-Echaba de menos ver esa sonrisa- dijo sonriendo, sin duda eso la aliviaría el dolor y la molestia.

Tras unos sorbos más intentó vocalizar un par de frases que el norteño consiguió sin dificultad-No te preocupes, las buscaremos- respondió el norteño acariciando levemente la mejilla de la muchacha-Éste brebaje te reconfortará- contestó, momento en el que apareció uno de los mayordomos.

Cita:

El norteño se incorporó he hizo una leve inclinación saludando al hombre-la dama tiene la garganta irritada y herida, así que bajamos aquí a prepararle una infusión-dijo Galbart.

De improviso la joven Vaelys intervino hablando por primera vez, poniéndose en pié tras terminar la infusión sujetándose con firmeza al norteño, para no caer. Preguntando por sus hermanas a lo que el norteño asintió.

-Lady Lenia necesita hablar con ellas con urgencia y desconocemos totalmente su paradero-dijo con tono preocupado, Lenia necesitaba dar con ellas cuanto antes.

A Evan no le pasó desapercibido el gesto de Lenia, se conocían desde hacía años y la joven siempre había sido alegre en su presencia. Aquello hizo que la punzada en su pecho se hiciese sentir con más fuerza y bajase la mirada entristecida a los pies. Tomó aire, no podía derrumbarse, no podía permitirse aquel lujo, menos ahora. Volvió a alzar la vista para comprender que Lenia sufría de la garganta. 

Vaya... es tan extraño...  frunció un poco el ceño, como valorando opciones, como si tratase de desentrañar un gran acertijo. 

Asintió a la dama cuando le preguntó con gran esfuerzo por sus hermanas, pero antes de que pudiese responder el hombre que la acompañaba quiso respaldarla en aquello. Evan miró a Galbart, atreviéndose a mirarle a los ojos por un instante. Realmente no era un intento de desafío, siquiera rebeldía, simplemente quería discernir si su alma podía ser negra y podrida.

-Vuestras hermanas, Alyra y Mira, estaban en la torre del fénix hace tan solo un instante. Debían pasar por la habitación de Alyra para después acudir a la capilla, mi señora. A Astrid la vi también en las escaleras del fénix, junto a vuestra madre.- apretó un poco los labios, de un modo casi imperceptible - Si me permitís el atrevimiento ¿habéis visto al maestre? ¿os ha tratado este mal?-  En su pecho el corazón se ponía en un puño por si la respuesta fuese positiva. Añadiría después para ambos nobles -¿Podría hablar un momento con vos?- refiriéndose a Lady Lenia. 

-Creo en mi deber informaros de algunos asuntos en privado- Si accediese podrían ir a un rincón en la cocina, sin perder de vista al caballero norteño, pues por sus ropajes y su porte todo apuntaba a que su procedencia era de allí. 

Lenia notó como Evan bajaba la mirada y sintió un deje de lástima ... estaba enfadada con el, pero ... ¿realmente su enfado tenía sentido?. Torció ambos labios pensativa, porque lo cierto, es que su enfado no tenía sentido, pero estaba "molesta" por inercia, aunque el, posiblemente, siguiera sin saber porqué. Soltó un pequeño suspiro y trató de suavizar sus facciones, la verdad es que el no tenía culpa, al menos, no del todo, de la molestia que Lenia sentía hacia el. 

Los ojos de Lenia se posaron en Galbart un instante y entendió cosas que no había entendido hasta el momento, por lo que trató de eliminar cualquier rastro de molestia hacia el hombre de cabellos rubios.

Evan : Vuestras hermanas, Alyra y Mira, estaban en la torre del fénix hace tan solo un instante. Debían pasar por la habitación de Alyra para después acudir a la capilla, mi señora. A Astrid la vi también en las escaleras del fénix, junto a vuestra madre.-

Lenia abrió los ojos y un brillo de alegría apareció en ellos, saber que sus hermanas estaba bien, le hizo sentir reconfortada, pero ... no nombró a Tabatha, ¿donde estaba Tabatha?.

Evan : Si me permitís el atrevimiento ¿habéis visto al maestre? ¿os ha tratado este mal?

La  muchacha negó al instante, que ella recordara, no había visto al maestre en lo que llevaban de día y las únicas infusiones que había tomado fue la que le trajo Gwen en el desayuno ... a raíz de la cual, empezó a encontrarse peor, ¿casualidad? y la de Galbart, la cual, le había sentado infinitamente bien. 

Evan : ¿Podría hablar un momento con vos?

Lenia miró a Galbart, no quería separarse de el, abrazó ligeramente el brazo al que estaba unida por el norteño, pero si Evan quería decirle algo, posiblemente fuera importante. Miró a Galbart y sonriéndole con gran ternura le hizo un gesto par que aguardara un segundo. Después asintió a Evan y caminó despacio, no muy lejos, lo suficiente para que pudieran tener algo de "intimidad" en la conversación, aunque la muchacha dudaba que pudiera hablar mucho. 

Evan solía ser un hombre alegre, siempre con un brillo en los ojos que ahora parecía casi apagado del todo. Acompañó a Lenia hasta donde ella decidió que llegasen para hablar. Consciente de que  la dama sufría molestias en la garganta, e intuyendo que debían ir empeorando por momentos decidió hablar y evitar hacer preguntas o hacer que Lenia hablase. Si ella quisiese intervenir en algún momento lo haría por propia voluntad y con total libertad de hablar o callar, si decidiese lo primero el mayordomo y jefe de caballos la escucharía atentamente, manteniéndose cerca para poder oírla sin que ella forzase más que lo justo y necesario la voz. 

-Lady Lenia, están ocurriendo cosas terribles. Quizás esté fuera de mis obligaciones contaros todo esto, pero me temo que tratando de no preocuparos os estemos poniendo en peligro.- Hizo una breve pausa para ordenar las ideas. Evan no llevaba su capa. -Vuestras hermanas también están sufriendo algún tipo de percance. Mira con su tartamudez, Alyra con su rostro... ella ha empeorado bastante y eso me hace pensar que todas esteis corriendo ese mismo destino- jamás había hablado con tanta seriedad, no con Lenia. Entre ellos siempre habían existido los juegos, las sonrisas, con la distancia que las posiciones sociales de cada uno demandaban, pero Evan nunca había estado tan sombrío -Temo por la seguridad de todas ustedes. Creo que hay alguien detrás de todo esto, y todavía no tengo pruebas ni la solución, pero los siente saben que llevo todo el día tratando de averiguarlo y que no dejaré de buscar hasta dar con las respuestas. Mientras tanto, es muy importante que no os quedéis solas, a solas con ninguno de los invitados, siquiera confiéis en los sirvientes- No pudo evitar mirar a Galbart, al parecer ella confiaba en aquel caballero, pero no podían estar seguros de quién o qué buscaba en la fortaleza y entre los Vaelys - Ni en el maestre, ni en mi, siquiera en mi si es preciso ¿comprendéis? tan solo debéis confiar y apoyaros entre hermanas, nadie más, solo vuestras hermanas- Aquello parecía preocupar mucho al mayordomo. Claro que él no les deseaba mal alguno, pero podía apreciarse como le parecía vital que aquel mensaje calase en la dama - La muerte de Fiona ... creo que no ha sido accidental, y no soy el único. Al parecer el septón y el maestre llegaron a la misma conclusión y buscaron algún tipo de pasadizo secreto, al poco habían desaparecido. Todo parece indicar que esos pasadizos, o al menos uno, existe. Por eso no debéis estar solas en ningún lugar ni en ningún momento. Ni debéis dudar si alguien parece pretender haceros daño.- No quería asustarla, pero era mejor una muchacha asustada que muerta -Id en busca de Alyra y Mira, y no se separen, por favor, manténgase juntas- rogó sinceramente con la súplica en sus ojos.

Lenia miró a Evan y fue reaccionando ante sus palabras con distintos gestos en sus facciones.

Vuestras hermanas también están sufriendo algún tipo de percance. Mira con su tartamudez, Alyra con su rostro... ella ha empeorado bastante y eso me hace pensar que todas esteis corriendo ese mismo destino-

La muchacha asintió, ella también lo sospechaba, del mismo modo que Galbart, Tyler ... todos empezaban a pensar que algo raro pasaba y las hermanas estaban en algún tipo de peligro. Los ojos de la joven Vaelys mostaron preocupación.

 Temo por la seguridad de todas ustedes. Creo que hay alguien detrás de todo esto, y todavía no tengo pruebas ni la solución, pero los siente saben que llevo todo el día tratando de averiguarlo y que no dejaré de buscar hasta dar con las respuestas.

Lenia se llevó la mano a la garganta, iba a decir una palabra, solo una palabra y esperaba que Evan supiera interpretarla -  Targaryen - tras esto, apretó los dientes y puso cara de enfado. Odiaba a ese hombre y estaba completamente segura de que el era el responsable de todo. ¿Que opinaría Evan?

 Ni en el maestre, ni en mi, siquiera en mi si es preciso ¿comprendéis? tan solo debéis confiar y apoyaros entre hermanas, nadie más, solo vuestras hermanas-

Esta vez Lenia negó y miró a Galbart, confiaba en el, casi más que en sus hermanas, el había cuidado de ella, la había protegido y no había dejado que nada le pasara. Los ojos de la muchacha miraron al norteño en la distancia llenos de sentimientos y nuevamente miró a Evan ... ella había estado "enamorada" de Evan, pero este nunca le había hecho caso, alguna vez le había seguido el juego pero nunca mas allá y eso, le había molestado, mucho ... pero ahora, carecía de importancia aunque en cierto modo, su orgullo seguía herido. ¿No era lo suficientemente bonita para el? 

 La muerte de Fiona ... creo que no ha sido accidental

El estómago de Lenia se encogió al recordar la escena, se agarró a lo primero que vio que tenía cerca cuando sintió sus piernas flojear, la pena brotó y casi se pone a llorar, pero intentó controlarse.

 -Id en busca de Alyra y Mira, y no se separen, por favor, manténgase juntas

Lenia asintió, buscaría a sus hermanas, pero no se separaría de Galbart, lo tenía claro. Con confianza, Lenia se acercó un poco mas a Evan para susurrarle sin forzar mucho la garganta.

- Mi padre - dijo en apenas un hilo de voz tembloroso, no sabía nada de el, estaba muy preocupada, le miró con temor a los ojos, ¿sabria Evan donde se encontraba su amado padre? 

Evan palideció un poco al escuchar "Targaryen" ¿Cómo no había pensado en eso antes? Desde luego aquel individuo podía desear algo así, por lo que sabía era vengativo. Sin embargo estaba en una celda, o así debería ser. ¿Y si?
Miró a Lenia con determinación.

-Comprovaré que Viserys continua en la celda. Y buscaré a vuestro padre, también me preocupa no haberle visto desde el desayuno- hizo una breve pausa. Su estómago rugió con furia y se sintió flaquear. Necesitaba comer algo ya o no sería capaz de seguir. -Debo pasar por el comedor para asegurarme de que todo esté listo para la cena. Después buscaré a vuestro padre y pasaré a ver a esa serpiente- dijo refiriéndose al Targaryen.

Miró a la joven como si fuese a decirle algo más, pero al final no lo hizo. Parecía resignado en algún aspecto, triste o quizás derrotado. Tomó aire, como si al hacerlo cogiese también valor. -No os entretengo más, mi señora. En la capilla pronto...pronto oficiarán el entierro de Fiona- Sus ojos se humedecieron, aunque con gran esfuerzo logró contener las lágrimas. Él siquiera iba a poder asistir al funeral. No podría despedirse de su amiga ni estar junto a Kyle en aquel momento en que, seguramente, tanto le necesitaría a su lado. Tan cruel era el destino. Tanto habían cambiado las cosas en tan solo un instante. Tanto añoraba a su señor, pues a parte del afecto y admiración que sentía por Rhys todo parecía haber empezado su declive con la desaparición del noble.
Escucharía a Lenia si ella desease decir algo más, y le dedicaría una reverencia cuando decidiese partir.
Cuidaos mucho Lenia, ya hemos sufrido demasiado dolor, demasiada pérdida.

-Comprovaré que Viserys continua en la celda. Y buscaré a vuestro padre, también me preocupa no haberle visto desde el desayuno-

La muchacha asintió suavemente, agradecida de que Evan se tomara tantas molestias, lo cierto era, que tener entre su gente, personas como el, hacían que su vida fuera mucho más fácil.

La joven Vaelys escuchó como el estomago del mayordomo rugía y como perdía ligeramente la compostura, por lo que se preocupó, inmedatamente negó ante sus siguientes palabras. 

Debo pasar por el comedor para asegurarme de que todo esté listo para la cena. Después buscaré a vuestro padre y pasaré a ver a esa serpiente

Lenia se acercó a Evan lo suficiente para cogerle de la mano, cosa que no había hecho nunca, se saltó todos los protocolos, pero que mas daba ahora mismo ... no podía hablar y no podía trasmitirle con palabras de todo lo que quería, pero quería que Evan supiera que a pesar de los enfados ... a ella le importaba.

De la mano, le llevó hasta una mesa cercana donde había algo de pan, queso y frutas, le miró a los ojos - Comed un poco - susurró con una débil sonrisa. Le soltó la mano y le miró a los ojos con cierta tristeza. Aquella mañana, Lenia pensaba que iba a ser el día más feliz de su vida y estaba siendo el peor, sin duda, sentía que en un abrir y cerrar de ojos, había madurado de golpe y toda su inocencia, felicidad y juventud habían pasado en apenas un suspiro.

No os entretengo más, mi señora. En la capilla pronto...pronto oficiarán el entierro de Fiona

 La muchacha asintió y volvió a mirar la comida, rogándole que comiera un poco y después, con una debil sonrisa de agradecimiento por sus palabras, se marchó junto a Galbart.

Lenia volvió con paso lento hacia Galbart, en sus labios había una ligera sonrisa, apenas perceptible pero en sus ojos una gran pena. Al llegar junto al caballero, le tomó del brazo y se puso de puntillas para susurrarle algo - Capilla - le indicó, quería ir allí, iría allí, pero si en algún momento le indicaban que debía separarse de Galbart ... entonces, se le ocurrió una locura, su corazón se aceleró solo de pensarlo, agitó la cabeza, no era el momento para pensar en eso pero ... su mente siempre había sido fantasiosa. 

Por un instante, se imaginó casándose con el y después, partiendo hacia la fortaleza del norteño, Si bien era cierto que Lenia siempre había soñado con una boda de princesas ... con mucha gente que la admirase, ahora solo le importaba una sola cosa, marcharse de allí.

Evan al fin consiguió tranquilizar a Lenia ya que sabía dónde estaban sus hermanas-Excelentes noticias entonces- contestó con una sonrisa mirando a la muchacha-Deberemos ir a su encuentro-dijo mirando a Evan agradecido.

Cita:

El norteño miró con ligera desconfianza y no se le podría culpar dado a lo que estaba ocurriendo con las hijas Vaelys, no obstante parecía importante y cedió, al fin y al cabo era una petición directa a Lenia, así que se limitó a sonreir y seguirle con la mirada mientras se alejaba con la joven atento a todo movimiento sospechoso, hablaron durante unos instantes y volvieron.

Pero lo que le había dicho Evan parecía haberla apenado mucho y Galbart frunció el ceño preocupado, pero antes de que él pudiese decir nada, Lenia apoyándose en su brazo le susurró.

Cita:

El norteño asintió con una cálida sonrisa-Por supuesto querida- susurró palmeando su pequeña mano con su enormes y morena manaza.

-Vayamos pues entonces-dijo mirando va Evan-Muchas gracias Evan, iremos a la Capilla inmediatamente-dijo inclinando la cabeza en señal agradecida y mirando a Lenia de nuevo tomándola con cuidado de su mano aún posada sobre su brazo se encaminaron fuera de la cocina.

Al sentir el contacto con la mano de Lenia el mayordomo notó como el dolor pugnaba por aflorar, pero de nuevo lo contuvo. Ella le guió hasta una mesa con algo de comida. No había esperado una muestra de afecto, siquiera un gesto de generosidad como el que ella había tenido. Recibirlo después del duro golpe que le acababan de propinar le ayudó a comprender que, por muy poderosa que fuese una persona, no era la única que allí importaba. Por eso, por las cinco damas, continuaría luchando, y quien sabe, quizás lograría recobrar el favor perdido. Sonrió a Lenia de forma sincera para después tomar un poco de queso. No pudo ocultar el placer de sentir como llegaba el alimento a su cuerpo, pues no había tomado bocado desde el desayuno, no había tenido tiempo para ello.

-Gracias, enseguida volveré a mis quehaceres- dijo a Lenia. Le habría dicho muchas más cosas, pero no era adecuado, así que lo guardó para si.

Mientras Lenia regresaba junto al caballero del norte Evan observó a Galbart. Miles de preguntas cruzaban su mente, ¿quién era? ¿vendría realmente por la fiesta? ¿conocería de algo a Fiona y Tyler? No terminaba de confiar en aquel hombre, pero Lady Lenia parecía creer en él y sus buenas intenciones. Desde luego las damas eran más leídas y mejor instruídas que el mayordomo, de modo que alguna razón tendría ella para verle como un aliado. Sin embargo no le quitaría los ojos de encima, por si acaso.

Asintió ante la despedida del norteño, que le indicaba que acudirían a la capilla. No pudo ocultar su angustia, él no podría estar allí, pero al menos muchos serían los que le dirían adiós, para Evan una parte de ella siempre seguiría viva. Hizo una inclinación de cabeza a modo de reverencia a ambos nobles antes de que saliesen de la cocina para enfrentarse al dolor en la capilla.

Cuando Galbart y Lenia marcharon Evan se dirigió a Jevic mientras se levantaba.
-¿Ha sobrado comida del medio día? ¿O los caballeros han vaciado las bandejas?- preguntó mientras se servía un poco de vino de una jarra que había quedado a medias. -Llevo demasiadas horas sin probar bocado y necesito un plato con urgencia si no quiero desfallecer.-
Merodeaba por la cocina mientras decía todo aquello, aparentemente despreocupado, pero en realidad estaba evaluando cómo iban los platos para la cena y si la cosa se estaba organizando bien.

Después de comer y beber, lo cual supuso muy reconfortante para su cuerpo y su espíritu, recogió las cosas que había usado. Según creía no estaba la situación como para dar más faena, pues era imperativo que los sirvientes pusiesen toda su atención para la cena, debía salir perfecta.

Una vez recuperadas las fuerzas y valorado la situación en la cocina salió por la puerta.

-Venga chicos, no quiero fallos, esta vez ha de salir sin un solo error, por el bien de todos- dijo antes de desaparecer por el umbral de la puerta.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

La mayoría de repisas están repletas de jarrones llenos de agua fresca con hermosas flores que visten de gala la cocina. La verdad que todos los detalles están cuidados al máximo y luce muy hermosa.

Lenia se mantuvo silenciosa desde que salieron de la capilla, al llegar a la cocina y respirar el aroma de las flores se sintió mejor. El corazón aún le latía rápido y nervioso, primero Fiona, luego su madre ... cierto era que a su madre no le tenía un cariño digno de una hija pero ... era su madre al fin  al cabo.

Galbart no se había separado de ella ni un instante y desde hacía rato un miedo le rondaba la cabeza, ¿y si tenían razón con las palabras que habían dicho en la capilla? ¿y si ahora el no quería casarse con ella porque no iba a ser la heredera de ese lugar?.

- Necesito un poco de agua fresca - dijo con voz debil a una de las criadas, la garganta no la tenía en tan mal estado como hacía un rato, pero sentía un nudo enorme que le impedía hablar con tranquilidad.

- Gal ... quiero buscar a mi padre, quiero saber que está bien, pero ... antes de hacerlo, quiero hacerte una pregunta - le miró a los ojos asustada, porque tenía miedo de la respuesta - Tu ... ¿Sigues queriendo ...? - mordió su labio inferior, incapaz de continuar, bajó la mirada.

La estancia en la sala donde se encontraba el cuerpo inerte de Fiona, había estado llena de sorpresas casi todas ellas desagradables, la repentina fractura de cristales seguida por la precipitación de aquella mujer a través de ellos sin decir palabra alguna les dejó a todos boquiabiertos, el norteño incluido y eso que no era un hombre difícilmente impresionable, pero lo que le dejó más petrificado fue la fuerte e intensa reacción de aquella muchacha que se encontraba a su lado, sujeta de su brazo y aún débil por aquella tortura que aún sufría su garganta. Explotó con una furia que Galbart no había conocido hasta el momento.

Cuando la conoció en el jardín, pensó que era una niña soñadora, que aún debía madurar y que no podía ser una mujer lo suficientemente fuerte como para acompañarle a Bosquespeso, no la veía como su mujer, aquella.. niña. Pero luego hablaron largo y tendido, compartieron pensamientos, experiencias, sensaciones y aquella muchacha fue atravesando la férrea muralla que protegía a Galbart y le demostró que aquella muchacha era mucho más madura de lo que él pensaba. Aquella muchacha con esos ojos penetrantes que le sobrecogían con tan sólo mirarla era mucho más que un exterior joven y frágil, aquel cuerpo ocultaba un interior complejo, duro, apasionado pero no esperaba ver en ella aquel arranque enfadado, furiosa por la situación, cansada de aquella vida de sumisión y frialdad. Encerrada entre aquellas paredes, un pequeño animal que deseaba una libertad que el norteño le iba a dar sin reparo alguno.

Mientras Lenia hablaba con un tono más grave de lo que su garganta podía soportar el norteño la miraba, como los ojos de la joven Vaelys ardían de determinación y seguridad en ella misma y en lo que quería de verdad. Galbart mantuvo un silencio sepulcral mientras ella se desahogaba para acto seguido dejar aquella sala impregnada de muerte dirigiéndose a la cocina momento en el que el norteño la siguió. Si en ese momento Lenia le hubiese dicho que luchase contra una horda de Caminantes, él lo habría hecho. Bajó las escaleras tras ella atento a que no perdiese el equilibrio, aunque ella quería demostrar fortaleza, él sabía que seguía débil pero no dijo nada. Al cabo de unos instantes llegaron a la cocina y Lenia pidió un vaso de agua. Galbart se mantuvo a su lado sin separarse un segundo de ella, entonces ella le miró con aquellos ojos profundos, atrayentes que le absorbían completamente, que apartó súbitamente.

Cita:

El norteño se colocó ante ella separados por apenas un dedo de distancia, quizá menos y cogió una de las pequeñas manos de Lenia, blanca, suave como la pura seda, inmaculada con una de las suyas, morena, áspera con un oscuro vello negro-querida mía, te aseguro que nada en éste mundo podrá conseguir cambiar lo que siento y lo que quiero ser contigo. Quiero que seas mi esposa y yo quiero ser tu marido. No me importa ésta fortaleza, no la quiero- aseveró mirando a su alrededor, refiriéndose a todo lo que le rodeaba para luego volver a mirarla-No quiero oro, ni tierras ni títulos vinculados con éste lugar, de hecho reniego a ellos si fuera el caso- Galbart sabía que dada la situación él no recibiría nada de aquella casa, cosa que agradecía enormemente, no quería saber nada de aquel nido de víboras, llena de mentiras, engaños y secretos oscuros-amada Lenia, solo te quiero a tí...te quiero a mi lado, en Bosquespeso, deseo que compartas tu vida con la mía, pasear por el gran bosque de arcianos y llegar hasta el árbol corazón más grande y jurarte amor eterno-los ojos del norteño brillaban como nunca antes habían brillado.

-Te juré que te sacaría de aquí, que nos iríamos juntos y así va a ser-la ínfima distancia que los separaba fue eliminada por el paso que dió el norteño hasta pegarse a Lenia-reinarás conmigo Bosquespeso, juntos- sujetó la barbilla de la joven elevándola con cuidado -viviré a tu lado todo lo que los antiguos dioses me permitan y rezaré todas las noches para que sea tanto como el arciano más antiguo que existe en Bosquespeso- susurró de tal manera que sólo Lenia podía oírle y le dió un beso suave, largo cargado de un significado casi sagrado para él, si tuviese un cuchillo a mano allí mismo se cortaría la palma como un juramento de sangre, pero en vez de ellos, aquel beso se alargó seguido de otro más intenso, separándose a los pocos segundos para volver a mirarla-Espero que ésta sea una respuesta válida para tí, amada mía- contestó con una sonrisa cálida y tierna.

querida mía, te aseguro que nada en éste mundo podrá conseguir cambiar lo que siento y lo que quiero ser contigo. Quiero que seas mi esposa y yo quiero ser tu marido. No me importa ésta fortaleza, no la quiero-aseveró mirando a su alrededor, refiriéndose a todo lo que le rodeaba para luego volver a mirarla-No quiero oro, ni tierras ni títulos vinculados con éste lugar, de hecho reniego a ellos si fuera el caso-

Lenia miró a Galbart, con una mezcla de emoción y miedo, emocionada, porque nunca se había sentido tan especial para nadie, ni si quiera para su familia, el estaba dispuesto a renunciar a lo que "ella podía darle" a nivel de oro o tierras, solo por estar con ella y eso, la llenaba de amor.

 amada Lenia, solo te quiero a tí...te quiero a mi lado, en Bosquespeso, deseo que compartas tu vida con la mía, pasear por el gran bosque de arcianos y llegar hasta el árbol corazón más grande y jurarte amor eterno

El corazón de Lenia se aceleró, ella también quería ser su esposa, quería conocer Bosquespeso, que fuera su nuevo hogar, quería casarse con ese hombre, conocer su bosque de arcianos.

Espero que ésta sea una respuesta válida para tí, amada mía-

Sofocado su miedo, Lenia sonrió y se sintió más calmada - Entonces, terminemos con esto cuanto antes ... quiero irme de aquí, cuanto antes - le dijo sin forzar mucho la voz - Existen varias tareas que quiero hacer ... encontrar a mi padre, saber que está pasando y ... - Lenia apretó los dientes - Ojala pudiera acabar con el maldito Targaryen - sus ojos se llenaron de lágrimas - Le arrebataría la vida yo misma si pudiera - dijo con un nudo en la garganta, pero ver el rostro sereno de Galbart hizo que se calmara. 

- Nada me ata aquí - aseguró - En cuanto sepa cual de mis hermanas se encargará de esta fortaleza y que todo esté atado, podré irme contigo, me iría ahora mismo si fuera posible - aseguró - ¿Me ayudarás? en cuanto todo esté resuelto, podre irme contigo y empezar una nueva vida junto a ti - le miró a los ojos, su único deseo era marcharse de allí y empezar la vida que siempre había soñado.

Cita:

-Shhhh, no llores querida-susurró el norteño pasando el pulgar por su mejilla enjugando sus lágrimas-Haré cuanto esté en mi mano para conseguir lo que quieres-le ofreció una cariñosa y cálida sonrisa-Busquemos a tu padre y de ese Targaryen bastardo...ya llegará su hora no temas-tensó la mandíbula como si estuviese haciendo un juramento hasta el mismísimo arciano.

Cita:

Galbart sonrió y la miró intensamente-Por supuesto que te voy a ayudar querida, si lo que quieres es buscar a tu padre, así será, yo te seguiré y descubramos cuál ha sido su destino, el futuro de éste castillo está decidido, el nuestro, acaba de empezar-finalizó con un tierno beso en los suaves labios de Lenia, sellando su promesa.

-Busquemos a tu padre y de ese Targaryen bastardo...ya llegará su hora no temas

Las palabras de Galbart reconfortaron a la joven, quien se secó los ojos y asintió - Gracias - susurró.

 descubramos cuál ha sido su destino, el futuro de éste castillo está decidido, el nuestro, acaba de empezar

Lenia asintió con una sonrisa dulce, no se sentía merecedora de tantas atenciones, pero sin duda era lo que siempre había soñado. Se alisó un poco el vestido y miró a su alrededor, ¿por donde empezar?. Lo más importante era saber donde estaba su padre, posiblemente ya le estuvieran buscando y más después de lo sucedido con su madre. El nudo en su garganta volvió a apretar, pero tragó para intentar suavizarlo.

Se encaminó hacia la zona donde estaba el servicio, con suerte estaría Jevic por allí y quizás el pudiera darle referencia de donde se encontraba su padre o donde se le había visto por última vez.

- ¿Jevic? - pregunto con voz suave.