Partida Rol por web

estaba al borde de las lágrimas, la mirada de Evan la habían destruido por dentro, y se la merecia, ahora, que volvía con el resto, Bernard se me acerca de nuevo, intentando convencerla de su amor, un amor que había surgido ante un cadáver. 

— No... basta — le suplica, con los labios apretados — eso lo haría perder a su hermano por...por ¿mí? No, no vale la pena, no valgo así la pena, siquiera lo amo con tal intensidad, solo puedo ofrecerle una promesa, no... no lo dejaré hacer eso, la familia es lo más importante que tenemos, y si aún ama a Astrid... yo... no seré su premio de consolación...  — se acercan un poco más cuando Oberyn comienza con su exposición, el rostro de Alyra cambia a una expresión de sorpresa y miedo y mira de nuevo a Bernard.

— júreme qué es mentira, sino... sino... terminará en el Muro — eso era lo que más le preocupaba — ay... si ama a Astrid, debería ir con ella, yo... yo veré que... qué no lo envíen al Muro, pediré pruebas, Ser Bernard  — no sabía cómo reaccionar a todos aquello, todas esas revelaciones, Bernard pudo ver cómo la dama miraba a Alester de nuevo, no con ilusión ni mucho menos, era la misma mirada que le había dado a  él, cargada de una pena inconmensurable, una pena que arrasaba con todo en ella. 

Lady Alyra no terminaba de aceptar aquella que era su última opción. Bernard la miró detenidamente sabiendo que no podía hacer nada si ella no lo deseaba. Cierto era que todo fue precipitado y no tuvieron ni tiempo para hablarse apenas.

- Yo quisiera estar con vos. No amo a vuestra hermana. Aquello ya pasó.

Suspiró sin entender porque aquello volvía de labios de todos. Se había quedado atrapado por un sentimiento surgido durante su juventud. Y ni siquiera sabía cómo convencer a los presentes de que aquello no debía de contar.

- No habéis de preocuparos por el muro, no me van a enviar a tal lugar. No hay ninguna acusación hacia mi, el príncipe tan sólo quería probarme, o desenmascararme, pero yo no soy un mentiroso.

Sonrió a la joven, ya el septón preguntaba por ella.

- No os preocupéis más por mi y pensad en el futuro que os hará feliz.

Asintió a la dama Vaelys y sonrió de nuevo con suavidad. Ya el destino parecía escrito o a punto de escribirse.

Hubo un silencio que se hizo perpetuo a pesar del breve instante en que surgió, Alyra mantenía aquella mirada llena de tristeza, y estaba fija en los ojos del hombre que buscaba la forma de hacerla entrar en razón, de ayudarla, quizás haciendo más que cualquier otro por ella.

— me haría feliz que todo terminara de una vez por todas, que ya no siguiera nada de esto... ni acusaciones, ni la obligación de casarse, desearía paz, incluso mas que la felicidad, ser libre — Tiziano preguntaba por ella, Alyra tomó una bocanada de aire, asumiendo lo que haría, incluso con Evan ahí y el mismo Bernard. Rechazaba la dicha de ser amada intensamente por el poder, porque no podía engañarse.

— En otra vida, ¿cree que todo sería más tranquilo, más sencillo? — preguntó con inocencia, ya debía alejarse de él — le creo... en todo lo que me dijo... sin embargo... júreme que será feliz, que se irá de este lugar y que buscara una buena mujer que lo ame — le sonrió con la misma amabilidad que él le mostraba, y se apartó de él, caminando con la misma firmeza que antes había demostrado aunque no fuese real.

Asintió a la pregunta de Mira a cerca de las dos cartas. También las había visto pero no las cogió por temor a que fuese demasiado evidente que alguien había pasado por la habitación del maestre rebuscando entre sus cosas.

-No os arrepintáis. Es mejor que si llega el caso no puedan acusaros de nada- Y realmente estaba convencido de que ninguna de la damas, sobretodo Mira, debían verse involucradas en aquella trama conspirativa. Tanto si resultaban ser culpables los sospechosos como si resultasen inocentes, lo cual sería quizás incluso peor, que dijesen de ellas que no se fiaban de ninguno y pagan las lealtades con espionaje.

Era lógico que ella quisiese ir a ver a su padre, aunque no sabía cuánto de peligroso podía resultar. Desde luego, allí estaba el ambiente muy tenso y encontrar a Rhys era lo que podía darles más esperanzas a todos, incluso a su amor, era lo que más podía salvarlo ahora mismo. 

Ante la pregunta del fraticida, torció un poco el gesto, pero no quería mentir a la niña, nunca le había mentido y no iba a comenzar ahora.

-Pues es alguien que ha matado a su hermano o hermana. Nada bueno, como podéis ver.- Miró a todos los caballeros ¿realmente Mira estaría más segura allí con ellos? Capaces serían de desear desposarla también para llevarse su porción del pastel. -Acompañadme si queréis mi dama, sabéis que lucharé con mi vida por vos ¿verdad?-

El Septón caminó lentamente tratando de alcanzar a Evan que seguía junto a Miria*. Le dedicó una tierna mirada a la menos de las Vaelys, no solo había visto el cadáver de Fiona mientras se desangraba sino que además había sido testigo del trágico suicido de su madre. Acarició su cabeza -Nunca olvides cuanto te amó, recuerda siempre los buenos momentos de tu madre- besó su cabellera y guardó silencio, no había consuelo para ella. 

Puso una mano en el hombro del Mayordomo - También lamento tu dolor - dijo con sinceridad - Solo quiero que sepas que su corazón es tuyo. Ella tenía la opción de elegir la felicidad de ustedes o cumplir con el anhelo de su padre y salvar a esta familia. Te equivocas al juzgarla, solo los Siete saben cuan difícil ha sido eso para ella.  Lo que sientes como traición en realidad fue un sacrificio - dijo con la voz amarga, tenía un gran afecto por ambos y sabía cuan dolidos estaban los dos por lo que allí ocurría.

Se volteo hacia Kyle, que había sido llamado por Evan - Hay algo importante que quiero decirles a ambos - la niña estaba en medio, escuchando, y tal vez ella también se había dado cuenta de lo que estaba por decir - Fiona no murió por accidente. Puede que el Maestre sea un desgraciado y un mentiroso, puede que haya atendido mal su herida como la enfermedad de Lord Rhys, pero él no es el culpable. Fiona fue empujada, tal vez había sido testigo de algo - dijo, mirando a los ojos a Kyle - Estoy seguro de ello, y el Maestre llegó a la misma conclusión que yo viendo las pruebas. Sloth estaba en las escaleras pero los guardias juran que nunca subió. Por más de una hora busqué con Merol los pasadizos hasta que me rendí y él quedó investigándolos junto a Caelus. Pero con el hallazgo de Oberyn ya no tengo dudas, el jorobado lleva décadas en la Fortaleza y la conoce como nadie, ha sido él - dijo convencido de su afirmación - Hagan lo que consideren necesario para que el perpetrador de ese crimen pague por él. Les pido que ejecuten la justicia de los Siete - les dijo a ambos con seriedad.

Justo después de decirle a Evan que le ayudara con su hermana y antes de salir del Septo, el Septón Tiziano les confesó quien estaba detrás del asesinato de Fiona. ¿Sloth? Se negaba a creer que él fuera el culpable No pudo ser él. Sloth siempre fué amable con Fiona. ¿Por qué querría matarla? ¿Por orden de quién? 

Tenia que hablar con él, preguntarle a la cara si el tenía que ver de algún modo con lo que había pasado, pero después de dejar a su hermana en su habitación. - Se que había dicho que dejaría aquí el cuerpo de Fiona durante las ceremonias, pero no puedo más. No hacen más que discutir y mi hermana se merece descansar. Cuando todo haya acabado, hablaré con Ser Galvar Glover para que realice la ceremonia Norteña. Mientras tanto, la llevaré a su cama.

- Ignoro que motivó al jorobado a eso, pero él tenía acceso a los pasadizos, a todas las hijas, a la comida durante el almuerzo - miró al Mayordomo para que confirmase lo que decía - y además estaba en la escena del crimen y lo negó. Para mí eso es suficiente, pero si va a hablar con él, hágalo con cuidado, no se de que sería capaz - dijo ensañado con el sirviente.

- Lamento admitir que tiene razón, el descanso de Fiona  en este lugar sagrado se vio interrumpido por todo este irrespetuoso despliegue de acusaciones y mentiras - dijo molesto consigo mismo por no haber podido detener a los nobles que no dejaban de discutir por poder - Ya he oficiado el responso de Fiona, y la boda de la que quería que fuese testigo no la voy a realizar hasta hacer el responso de Lady Myriah, me parece una sabia decisión que saque de aquí a su hermana hasta la ceremonia en el jardín. Puede que todos esos nobles la ignoren pero Fiona era una gran mujer. Kyle, le pido que no se desmorone y recobre sus fuerzas, a ella le hubiese gustado verlo bien hoy, no tengo dudas que ella lo está viendo ahora mismo donde sea que esté, no se olvide de eso - el Septón le dió una palmada en la espalda del maestro de armas y luego indicó a otro de los guardias que acompañasen a Kyle en todo lo que él solicite, con la intensión de que lo ayudasen con Fiona y lo protegiesen con Sloth.

Escuchó a Tiziano, su voz tranquila hacía que comprendiese sus palabras, pero no era capaz de sanar su corazón, y en su fuero interno aquello era una traición. Él habría hecho cualquier cosa por defender aquel amor, creía firmemente que habrían podido acabar juntos, pues a fin de cuentas tan solo se trataban de prioridades, y Alyra había dejado claro que él no era la primera.

No iba a discutir sobre aquello con el Septón, no llevaría a ningún lado, para empezar porque no había tiempo, y para continuar porque habían demasiadas cosas que resolver. Mientras aquellos nobles se peleaban por comerse la porción más grande del pastel, los dos pretendientes plebeyos eran quienes de verdad invertían todas sus energías por solucionar aquello. 

-Fiona era más que ninguno de nosotros- su pérdida le tenía completamente desolado, sentía un gran vacío y se veía perdido sin ella -¿Por qué?- Apretó los dientes. Evan era un tipo de sangre caliente, aunque no tan estúpido como para lanzarse a dar zarpazos sin posibilidad alguna. Miró a Kyle, él comprendería que su amigo tenía mucho que decirle, en todo el día no habían podido conversar y ahora había demasiado que explicarle. -También creo que Sloth tiene culpa. Y por los siete que confesará si ha hecho algo- Jamás había puesto una mano encima al jorobado, no como lo hicieron otros mayordomos, pero ahora parecía dispuesto a cruzar sus propios límites. -Dejemos a Fiona en su cama, y después, creo que lo prioritario sería ir a buscar a Lord Rhys, si damos con él todo este espectáculo llegará a su fin. Temo que si no nos apresuramos...- No terminó la frase, pero no hacía falta ser muy listo para comprender que se refería a que, de seguir vivo, cada minuto en que se encontrase desaparecido corría en su contra, pues suponía más tiempo para que quien buscase su muerte lograse otorgársela. Simplemente Evan no lo dijo con palabras porque allí estaba Mira, y bastante había sufrido en un solo día la pobre niña. Ningún niño debería sufrir así. -Prometí que iría en su búsqueda de inmediato, y no puedo faltar a mi palabra- Concluyó mirando a los ojos a la niña, la cual posiblemente estuviese deshecha en lágrimas o atónita. Si fuese el caso alguna de estas dos opciones Evan podría tomarla en brazos, para evitarle el esfuerzo y para hacerle sentir que no estaba sola.

Ya apartados y al fin solos, desde que empezó toda esa locura, Alyra no lo soltaba, el pobre hombre había sido el bastón de Tabitha y ahora era de Alyra, pero a diferencia de su hermana, la jovencita necesitaba algo de tiempo para recuperar su templanza. 

— es como el día de la boda de mis padres... hizo lo mismo que mi abuela, lo mismo — temblaba, estaba asustada, pero ahora apartados podría dejar atrás toda esa coraza de fortaleza — ¿está seguro que desea casarse conmigo?... si es verdad lo que dice, todo, puede escoger a cualquiera, — su barbilla temblaba, a pesar del dolor que sentía, no iba a dar pie atrás, Alester había visto bastante, incluso el hecho de que la había llamado prostituta, todo eso estaba dispuesta por su familia y su casa, sacrificarlo todo, aunque ahora estaba agotada — digo, ahora que estamos solos... podemos ser más sinceros, un pequeño respiro entre tanta... basura... — Alyra se apoyó en la pared, agotada, por ella se hubiera sentado en el suelo, —... desearía ir a los jardines , me siento ahogada— había comenzado a divagar, mientras controlaba las lágrimas, pero tenía la nariz roja y pestañeaba mucho para disipar las lágrimas en sus ojos castaños.

— ¿ellos insistirán en casarse ahora? — miró a Tyler y a Astrid, conociendo a su hermana era capaz de hacerlo incluso sobre el cuerpo de su madre, sujetó la mano de Alester de nuevo, con fuerza —... juro que no quería que fuera así, no quería — sus ojos volvieron a hacer agua y las lágrimas salieron por ellos, deslizándose por sus mejillas pálidas. 

Se acercó al oído de Astrid para susurrarle, en todo momento había estado hablando tranquilo, pero con tono decidido, pues no era dado a perder los nervios pero tampoco era falto de carácter.

-¿cómo estáis?- se interesó sinceramente por la situación Astrid. Estaba claro que físicamente todo parecía haber mejorado, aunque temía que un mal fuese reemplazado por otro no menos doloroso, la pérdida de una madre y la afirmación lanzada por tantos de que su padre también estaba muerto harían temblar los cimientos de cualquiera, por muy fuerte que uno fuese. -Estoy contigo, y lo estaré hasta el final aunque ello me lleve a mi último aliento. No me fío de ninguno, y capaces les veo de estar tratando de ganar tiempo. Estoy seguro de que vuestro padre debe seguir con vida, pero si dan con él... bueno, podrían matarlo en ese instante y declarar que lo encontraron ya muerto- Era consciente de lo que le estaba sugiriendo, precisaba de mucha fuerza y valor, pero si alguien era capaz de todo aquello era Astrid, Astrid y Tyler, los dos juntos. El septón había decidido aplazar la boda, pero consciente o inconscientemente estaba otorgando tiempo  a favor de los conspiradores y asesinos. -Haremos lo que decidáis, mi amor- era la primera vez que la llamaba así, no sabía cómo lo recibiría ella, pero ya todo estaba declarado y no tenía por que esconderlo ante Astrid -solo dime que camino deseas tomar ahora y lo tomaremos juntos-

- Antes de que sigáis insistiendo, os comunico que yo soy el sobrino nieto de Lord Rhys y de mayor edad que vos, por tanto me hace heredero legítimo. Venid a verme más tarde, cuando se hayan calmado las cosas, y hablaremos de vuestra petición –le dijo, antes de retirarse con Lady Alyra, quien también pudo escuchar esas palabras.

Alester escuchó a Alyra, pensando que era lo único que podía hacer por ella en ese momento, escucharla. Frunció el ceño cuando escuchó ese dato sobre la boda de sus padres. Curioso, cómo la historia se repetía.

- Lo siento mucho. En parte ha sido por mi culpa –se excusó Alester, apartando sus ojos de ella unos segundos. Cuando al fin volvió a mirarla, continuó:- Debería haber hablado con vuestra madre antes, a solas, haberle explicado todo, en lugar de hacerlo ante tanta gente en esta situación. Los nervios que ya tenía de antes unido a los que le hemos causado entre todos los caballeros han podido con ella.

Miró ahora al ventanal por el que la señora había decidido lanzarse para acabar con su vida. Alester imaginaba que algo más había albergado en la mente esa mujer, no solo nervios, para haber cometido tal acto. Pero no dijo nada al respecto, pues probablemente era lo último que necesitaba escuchar Alyra.

- Precisamente porque es verdad lo que digo y porque puedo escoger a quien yo quiera, os escojo a vos. Mi tío, Lord Marbrand, y mi padre esperaban una boda con la primogénita, pero, sinceramente, no me veo de esposo de vuestra hermana –le confesó, llevando los dedos a la mejilla de la joven y acariciándola con el dorsal de la mano. Con ese gesto intentó asegurarla de que no pensaba cambiar de opinión tan fácilmente. Los dedos viajaron de la mejilla a los párpados cuando Alyra comenzó a llorar para limpiarle las lágrimas.

- Nada me gustaría más que complaceros, pero está lloviendo a cántaros, enfermaréis –le dijo, intentando convencerla de que se quedara en el interior-. Y no sé si será buena idea que desaparezcamos justo ahora –dijo, mirando a los presentes. A él también le habría gustado un descanso para hablar con ella, pero quién sabía cómo podían tomarse los demás ese gesto de aquellos que pretendían heredar el título.

Giró el cuello hacia la primogénita de Lord Rhys, reflexionando unos segundos sobre ella-. No lo sé. Ser Tyler parece convencido. Me duele verlo enfrentándose a mí, tras todo lo que hemos vivido juntos –dijo, emitiendo un largo y profundo suspiro-. Pero espero que ella tenga más cabeza. Lo sé, yo tampoco quería que se sucedieran así las cosas.

- Por cierto, sé que ahora no tendréis ganas de hablar de este tema, pero Edric Colina probablemente insistirá no tardando y tendremos que estar preparados -le advirtió, evitando en esta ocasión mirar al aludido-. Su petición puede ser justa, pero ha sido acusado por varios de conspirar contra esta familia.

Sus gestos de cariño le hicieron sentir un cosquilleo extraño en el pecho que la abochornó, pues, no esperaba sentir algo semejante con otra persona que no fuera Evan, el que se había largado cargado de odio por las decisiones de Alyra, si embargo, el afecto que Alester le daba, a pesar de no conocerse y a pesar de las circunstancias, era un alivio para el fatigado corazón de la joven que ahora parecía ya bajar la coraza que había intentado mantener para mostrarse fuerte en todo momento. Sus ojos se cerraron, disfrutando de sus dedos, era una mano fuerte, masculina, la de un guerrero que había estado en combate como casi todos los presentes en esa sala, a excepción de ella a pesar de que en algún momento lo deseaban cuando era más niña, pero tras ver a los hombres volver abatidos, supo que la guerra era mucho mas que gestas heroicas y espadas, era muerte y destrucción y se preguntó que tanto de aquella oscuridad se había alojado en los ojos de su prometido al que ahora miraba a los ojos intensamente.

— ser Tyler me ha decepcionado profundamente... primero temía y me apenaba que escogiera casarse con alguien tan distinta a la persona que me describió, pero ahora, creo que se merecen, no me ha pasado desapercibido el hecho que nos ha llamado usurpadores y a insistido en llamarme bastarda, eso le conviene, les conviene demasiado — se encogió de hombros su voz se había vuelto más oscura con aquella apreciación — creí que era mi amigo, que era mi aliado y confié en él, pero... helo ahí — apretó los labios y soltó un suspiro — pero supongo que sólo hace lo que cree necesario para casarse y ser señor, si realmente ama a Astrid, hará de todo ¿no es cierto? — intenta razonar lo que había visto en aquel hombre que ahora hablaba sobre su espada, como si con eso quitara el mal sabor que le dejó sus insinuaciones.

Alyra no quería hablar de su madre, sólo esperaba que en cualquier momento entraran con su cuerpo, con el vestido roto, y la muerte en el rostro, pero apretó la mano de Alester, algo le decía que él no era el responsable de la muerte de la señora de la fortaleza, sino que ella misma, o por lo menos, en gran parte, pues, aquella mujer decidió saltar cuando ella dijo que se casaría con Alester. La joven apoyó su cabeza en el pecho del hombre, era extraño buscar consuelo en un desconocido que declaraba desear casarse con ella. Su pecho era amplio, y se sentía muy pequeña junto a ella.

— esperemos... entonces — luego de ese instante de silencio pudo hablar — que se case y que haga lo que desee, no necesitamos casarnos en este momento, no quiero recordar ese momento con tanta pena y desgracias — era libre, de hecho, si Astrid se casaba, era aún más libre de seguir lo que creía que era correcto y lo que realmente deseaba — incluso la lluvia hace que todo sea mucho más triste... más oscuro — sujetó más sus ropas pues si quería desaparecer un rato, bajo la lluvia o en cualquier otro lugar, pero comprendió el punto de Alester, ya de por sí serían tratados como traidores y realmente se cuestionaba el no serlo.

— todos los presentes hemos conspirado de un modo u otro, Alester — lo llamó por su nombre, si serían marido y mujer, era mejor desde ya poder tratarse con cercanía — pero creo que quizás así pueda sanar sus heridas, ha sido ninguneada por años a pesar de todos sus esfuerzos por ser reconocido, es como yo en ese sentido y lo comprendo, creo que se pueden atrapar más moscas con miel que con hiel, y ese es el caso de él, además... ¿no sería posible que toda esta maldición y crueldad sea consecuencia de las mezquindades de esta familia?... nunca supe porqué mi abuela se suicidó o porqué dicen que los maldijo, y realmente creo que casándonos podamos reconstruir todo desde cero, con amor y respeto —  hablaba con convicción, realmente creía en lo que decía aunque fuera demasiado idealista todo.

— gracias... gracias por escogerme Alester — ahora le sonreía con dulzura, tomando con alivio ese breve momento de paz.

- Con gusto me reuniré contigo, si sirve para que se atienda a mi reclamo. – dijo, aunque no pudo evitar un tono de voz que delataba un pequeño enfado.

Edric ya había expresado hasta qué punto se limitaba su deseo. Pero Alester no había dejado pasar la oportunidad de expresar que su derecho como heredero era más legítimo que el del bastardo.

— yo intentaré apoyarlos, ser Edric, como ya dije, creo que es hora de reconciliar a la familia, a todos y cada uno de sus miembros, solo que ahora... no es el momento — la joven repite lo que le había dicho antes cuando anunció su deseo de ser reconocido como un Vaelys, no entendía tanta reticencia, todos eran descendientes de un bastardo, después de todo. Dicho esto, miró a Alester antes de alejarse de su primo. 

Tal como le ofreció Evan la pequeña le acompañó. Deseaba más que nada encontrar a su padre. Solo esa esperanza de hallarle con vida le daba fuerzas para seguir en pie y no desmoronarse por completo. Nadie sabe lo desgarrador que resulta la pérdida materna si no la ha sufrido y Mira sentía que le habían arrancado una parte del corazón que jamás recuperaría.

Escuchó al septón acusar a Sloth. El rostro de Mira se desencajó. ¿El bueno de Sloth? ¿Sloth el mágico?

-Pero... siempre me ha tratado muy bien... yo... creo que tiene buen corazón -dijo con tristeza en la voz y sorpresa en los ojos, pues le resultaba extraño no tartamudear tras todo un día haciéndolo.

Evan estaba de acuerdo con el septón Tiziano. El rubio propuso ir a buscar a lord Rhys y la pequeña no tardó en respaldar tal decisión.

-Sisisisisisisi, os lo suplico -entrelazó las manos a modo de ruego con tristeza y esperanza e sus ojos-. Necesito encontrar a mi padre. No podemos dejar que nada malo le ocurra, por favor.

Era difícil describir el estado en que se encontraba la pequeña. Parecía que lloraba hacia adentro a la par que los nervios y la urgencia por encontrar a su padre se exteriorizaban con bastante claridad.

-Sabéis donde puede estar? ¿Conocería él ese pasadizo? 

Se le pasaba por la cabeza que su padre debía conocerlo. ¿Y si lo había utilizado para esconderse? ¿Y si los que ahora querían descubrir lo que había más allá del pasadizo comprometían la situación de su padre? Todo su cuerpo era angustia. No había tiempo y no tenía idea de cómo ser de utilidad. 

Bernard se había colocado tras Edric y observó con detenimiento su espalda, deseando saber si había algún arma oculta en él. De momento no pudo ver nada. También miró hacia su hermano y le hizo un gesto discreto por si quería acercarse a hablar con él, desde aquella posición un poco apartada, ya fuera antes o después de que Lady Astrid se expresara.

Mira no sabía si el caballero le acompañaría o se quedaría allí, pero no se habría ido sin despedirse. Habló con pesar.

-Lord Swann... gracias por cuidar de mí. Ahora partiré con Evan. Sois libre de venir o de investigar este pasadizo, pero si lo hacéis tened cuidado, por favor -le dijo, pues imaginaba toda la suerte de criaturas mágicas malvadas ocultas en rendijas y rincones y no deseaba que nada malo le sucediese al caballero- Quería pediros que si vuestro camino es acudir junto a mi hermana Tabitha tengáis a bien decirle que madre ha... ha... -fue incapaz de continuar la frase y optó por cambiarla- decidle lo que ha ocurrido. 

Cogió aire antes de continuar. No era fácil respirar en un día como éste.

-Contadle también que se ha dicho en esta sala que Tabitha afirmó la muerte de padre -en este caso lo dijo sin titubear, pues no creía que fuese cierto-. No quiero que se encuentre en desventaja y sea presa de calumnias. La tengo en gran estima. Espero que hagáis esto por ella y por mi si la encontráis antes que yo -sonrió con tristeza pero aliviada tras haber hablado. 

De haber podido, la pequeña Mira se habría dividido para estar con varias personas y en varios lugares a la vez, pero desgraciadamente eso solo era posible en su imaginación.

Saldría de la capilla pero no quería irse sin comunicarlo a su hermana.

-Me alegra tanto verte bien hermana! -admitió con la mirada triste por lo sucedido pero aliviada de ver que todas se habían recuperado-. Voy a salir pero no te preocupes pues iré acompañada. Antes de irme quería decirte que te quiero mucho. Muchísimo! Ojalá todo vaya bien a partir de ahora. 

Le brindó un abrazo y un sentido beso en la mejilla antes de regresar al lugar en que estaba.

Las palabras de la joven en cambio, sí habían agradado al bastardo. Ser Edric le dedicó una sonrisa de agradecimiento – se lo agradezco mucho, milady.