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Castillos y Caballeros

Torre de los Cuervos > Primera Planta > Capilla: El Septo de los Dioses

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22/06/2018, 17:44
(2) Alester Marbrand

Escuchar la noticia sobre el fantasma tensó a Alester. Él la había visto y sabía que Lady Tabitha también. Era cierto, entonces... ¿Qué significaba aquello? Pero no tuvo tiempo de preocuparse por temas espirituales.

De nuevo Lady Vaelys había decidido hacer caso omiso de sus palabras y su existencia. ¿Qué pretendía conseguir con eso, que él se quedara callado en una esquina? Él era un hombre paciente y tranquilo, pero tal falta de respeto continuada le estaba poniendo a prueba.

- ¿De verdad, mi señora? ¿Aun así vais a seguir ignorando mi presencia? –respondió Alester a su silencio, con el ceño fruncido y visiblemente enfadado con el comportamiento de Lady Vaelys-. Vos habéis preguntado si alguien sabe algo sobre mí, pues yo os voy a responder.

Hizo una breve pausa, eligiendo sus palabras, pero alguien se le adelantó. El Septón, quien parecía saber perfectamente quién era, comenzó a amenazarlo. O, al menos, parecía tener parte de la información sobre su identidad. Lo que no estaba claro era si desconocía la otra parte o, directamente, había preferido obviarla por conveniencia.

- No callaré, pues solo escucho verdades a medias, Septón. No solo soy sobrino nieto del maestre, os olvidáis mencionar que también soy sobrino nieto de Lord Rhys, ambos por parte de madre –Ahora se preguntaba cómo le había llegado esa información al anciano, puesto que solo Caelus y él lo sabían. ¿Era eso lo que hacía el Septón rebuscando entre las cosas del maestre? ¿Había descubierto y robado la prueba que demostraba sus palabras, para evitar que pudiera ser legitimado? Buen ejemplo para un Septón. No le preocupaba, aunque no pudiera demostrarlo ese día, cualquier otro le valía. Su madre, Myranda Banefort, sobrina de Lord Rhys, se haría cargo de ello.

Le estaba quedando clara una cosa: La familia sabían de su existencia y estaban haciendo todo lo posible para hacerlo callar y evitar que recibiera aquello que por derecho le pertenecía.

- Lady Tabitha, informada por uno de los soldados, me ha confirmado que Lord Rhys ha sido encontrado muerto –En este punto, apretó ligeramente la mano de Alyra, quien claramente se había visto afectada por las noticias sobre su padre. Hablaba tanto para Lady Vaelys como para el Septón, pues ambos parecían especialmente empeñados en mantenerlo callado-. Pero eso ya lo sabíais, ¿verdad? Por eso se están celebrando estas bodas improvisadas, no por unir a dos enamorados o por temor a que el Señor fallezca pronto, sino porque ya ha fallecido, ¿no es cierto? –De ahí la actitud de Lady Vaelys y su desesperación por ver a sus hijas casadas cuanto antes, justo tras un funeral. De vivir Lord Rhys, le daba igual esperar un día más-. Todo el mundo ha podido decir lo que quería, ¿por qué yo debo permanecer callado? ¿Acaso es por temor a que se sepa la verdad? ¿Que soy el legítimo heredero? ¿Que, en estos momentos, ya soy Señor de la casa?

En ningún momento elevó el volumen de su voz, controlándose por completo. Lo último que quería era ponerse a gritar en la capilla. Pero habló bien claro y con seguridad, pues ya era hora de que se le escuchara.

- Y vos podéis amenazarme cuanto queráis, Septón Tiziano, pues dudo que logréis algo. Gozo del favor de Lord Lannister y, a través de él, también del Rey Robert Baratheon. Ambos apoyarán mi legitimidad –No se dejaría amedrentar por esas palabras, no teniendo de su lado a tan importantes personas-. Por los Siete que he llegado con las mejores intenciones; y se me ha rechazado e ignorado continuamente, especialmente la señora de la casa. Pero no toleraré más este trato tan despreciable hacia mi persona –No solo hacia su persona, sino hacia buenos compañeros suyos. Si bien el malentendido con Ser Bernard había tensado las cosas entre él y los Risefeller, no olvidaba a aquellos que lo acompañaron durante la guerra-. A pesar de todo, sigo sin querer dar la espalda a la familia. Yo no soy tan mezquino como otros. Es mi deseo que una de las hijas de Lord Rhys sea señora conmigo y, si Alyra no ha cambiado de parecer, tanto ella como yo estamos de acuerdo en que somos perfectos el uno para el otro. Tal vez no haya un amor romántico aún, pero sí hay cariño y respeto, que evolucionará en algo más grande con el tiempo.

- Quien no crea mis palabras, y en su derecho está, que busque a Caelus, pues él confirmará todo lo que digo y tiene las pruebas que lo demuestran –En ese momento, miró a Tiziano. O tal vez, ya no… Si los rumores eran ciertos, dos hombres fueron vistos rebuscando en los dominios del maestre. No pasaba nada, eso solo atrasaría su destino, no lo detendría. La razón estaba de su lado-. Mientras tanto, podéis celebrar las bodas que queráis, eso ya no cambiará nada -Habiendo fallecido el señor antes de que sus hijas contrajeran matrimonio, el título era suyo. Daba igual quién se desposara primero.

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22/06/2018, 19:21
(1) Septón Tiziano

Tiziano tambaleó sobre sus piernas, tembloroso, las noticias que daba Alester eran terribles y a la vez equivocadas. Buscaba apoyarse en el aire y solo se mantuvo en pie por la fuerza de su fe. - Hablaré con el Septón supremo sobre tu impertinencia, Alester, esto no va a quedar así - contestó primero.

- Lo que usted dice es muy grave, pero no tiene pruebas, ninguno de los presentes fue informado de la muerte de Lord Rhys, y ciertamente es un tema delicado para lanzarlo así ... a la ligera... frente a sus hijas... a punto de celebrar una boda... usted es un animal - dijo, realmente enfadado. Sus ojos pusieron rojos y un par de lágrimas cayó por su mejilla por la noticia del deceso de su amigo.

- El Maestre negó ese parentesco que menciona cuando se lo pregunté personalmente, y me juró por los Siete que usted no tenía intenciones de heredar la casa. Porque ahora habría de decir algo diferente? O mentía en ese momento o mentirá al corroborar sus dichos,  y si hace algo así su testimonio no puede ser tenido en cuenta. Además, el Maestre es responsable del cuidado de la salud de Lord Rhys y también ha dicho que no encontró la cura a su mal... que oportuno si lo que usted dice es verdad, no es así? Que fuese justamente su tio quien se beneficiase con la muerte de Lord Rhys, no? También el maestre es quien dijo sanar la pierna de Fiona y quien dijo no poder sanar los males de cada una de las hijas...- miró fijamente a Lady Myriah - Señora, esto es demasiado, puede que este hombre haya complotado para la muerte de vuestro marido, si es que realmente esta muerto. No puedo consentir su casamiento sin deshonrar la memoria de mi amigo, a menos que usted me lo solicite, mi señora- dijo, indignado por la manipulación de Alester y del Maestre, que terminó acabando con la vida de su amigo.

- Pero no se imagina el gusto que me da revelarle que está equivocado, señor Alester. Lamento que esté tan desinformado. Si Lord Rhys muere sin que alguno de los primos esté casado, no es usted el heredero. Es incomprensible como se le escapó ese detalle. El testamento de la familia Vaelys, que por lo visto usted no leyó pero Lord Rhys me mostró personalmente, dispone que otro hombre es el verdadero señor, uno que no ha ocultado nada ni manipuló a nadie - dijo - Los Siete no lo bendicen ya, Alester, debió haber respetado a sus mayores - le contestó, sabiendo lo que tenía que hacer.

- GUARDIAS!- gritó cuando recuperó el aliento.

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22/06/2018, 19:53
(0) Ser Bernard Risefeller
Sólo para el director

Notas de juego

Querría coger la espada del suelo y llevarla conmigo.

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22/06/2018, 19:48
(0) Oberyn Nymeros Martell

Acompañado por Evan Ross, la Víbora Roja de Dorne irrumpió con paso decidido en la capilla en la que se hallaba ya el cuerpo sin vida de la difunta Fiona. Se sintió confundido, extrañado por las conversaciones que mantenían los ya presentes.

Observó primero a Alester Marbrand, quedando devastado por sus palabras. Lord Rhys, su amigo, su hermano, su compañero de armas, el hombre con el que había compartido tantos buenos momentos durante su juventud, ahora se había convertido en un simple recuerdo. Hallado muerto. Ni siquiera había llegado a poder reunirse con él en privado y, con Rhys, moría la única posibilidad de que le fuera revelada la verdad sobre la muerte de su hermana. No quiso recordarlo como a un anciano débil y asustado, temoroso de morir asesinado por uno de sus propios vasallos, sino como al joven impetuoso al que había conocido décadas atrás. Lo recordó como era durante la noche que habían compartido juntos. Ni Lady Myriah, ni Ser Mordred Rowain, ni los Siete podían quitarle ese recuerdo.

Por otra parte, las palabras del septón Tiziano no hacían sino confirmarle lo que ya intuía. Dirigió una rápida mirada a Marbrand, recordando la conversación que habían mantenido poco antes.

-¿Quién os creeis que sois para "hacer que se encarcele" a alguien, septón? -le preguntó el príncipe dorniense, con desdén. Nunca le habían agradado los religiosos, y menos aún los que creían poseer una potestad que no tenían-. No sois más que un sirviente. Quizá sean sus viejos huesos los que terminen en las profundidades de una mazmorra por su apoyo a los conspiradores, sobre todo si la mitad de lo que se cuenta sobre vos es verdad, anciano.

El dorniense caminó por la capilla, sin apartar la mirada del septón Tiziano, hasta posicionarse al lado de Swann Grizzly, el único de los presentes al que consideraba libre de intrigas. Casi resultaba irónico que fuera la Víbora Roja de Dorne el único que no hubiese planeado apuñalar a otro por la espalda.

-Asesinos, fratricidas, violadores, traidores a la Corona -los enumeró Oberyn, disfrutando de su momento. Puede que varios de los hombres a los que dirigía esos apelativos ni siquiera estuvieran en la capilla, pero el príncipe intuía que todos sabían a quiénes se estaba refiriendo-. ¿Saben acaso cómo falleció Richard Risefeller? ¿Quién tomó parte en la violación y asesinato de mi hermana Elia? ¿O qué es lo que pretende el Targayren que se aloja en esta fortaleza? Estas bodas no son más que una pantomima para evitar que la Casa Vaelys termine de hacerse añicos, aunque provocarán todo lo contrario.

-Lady Myriah. -El dorniense se volvió hacia la Señora de la Casa Vaelys, en un tono mucho más educado y estricto que con el que había hablado al septón-. Ninguna de sus hijas debería casarse mientras la verdad no salga a la luz y los conspiradores sean ajusticiados. Si lo que Marbrand dice es verdad y Lord Rhys está muerto, uno de vuestros invitados es quien ha planificado acabar con la vida de vuestro señor esposo. -Dirigó una mirada a Lady Alyra. Lamentaba tener que hacerlo, pero era necesario que supiera la verdad sobre su mentor-. Ser Mordred Rowain, quien también tomó parte en la muerte y violación de mi hermana. Lord Rhys sospechaba que él intentaría traicionarle, y los miembros del servicio están al tanto. Probablemente, Ser Mordred pretendiera derrocar a Lord Rhys para colocar en el poder a Edric Colina, un nuevo señor, joven, con un carácter más impetuoso y con una propuesta que podría considerarse legítima. Pero tanto Rowain como Colina sólo son hombres de paja en manos de quien de verdad mueve los hilos. Alguien que está más cerca que nadie de hacerse con el control de la Casa Vaelys, tan astuto que ha utilizado a sirvientes de la Fortaleza de Sangre para robar venenos y utilizarlos sobre todas y cada una de vuestras hijas, y no solo de ellas. La pregunta es, Lady Myriah, ¿vos estaríais dispuesta a permitir que vuestras hijas se comprometieran con hombres que no han dudado en causar tanto daño a vuestra familia como a ellas mismas?

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23/06/2018, 02:47
(0) Evan Ross

Evan llegó a la capilla y se acercó a Lady Myriah presto a escuchar sus demandas y sus órdenes, pues según le habían dado a entender ella le había hecho llamar. Pero entonces Alester decidió hablar y Evan, incapaz de aceptar su palabra como ley y decidido a no permitir que usurpador a los Vaelys lo que les pertenecia, susurró unas palabras a su señora. Después dedicó una mirada dura al caballero y otra a Alyra, aunque en el caso de la dama aquella mirada comenzaba siendo interrogativa para pasar a ser de profunda preocupación al ver su rostro.

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23/06/2018, 09:24
(0) Ser Bernard Risefeller

Un nuevo grupo irrumpió en el septo y la víbora roja no tardó en tomar la iniciativa. Bernard no hizo caso por el momento. Era partidario de que se siguiera adelante con las bodas, pero por lo pronto, aprovechó que se había puesto en camino para agacharse al llegar junto a la espada de Lady Alyra y con total parsimonia la recogió del suelo. Le satisfizo tener un arma de nuevo en las manos, de hecho se había sentido incompleto sin una de ellas. Torció el gesto dejando la espada en su derecha, apoyada la parte final en el suelo.

- Sólo deseo custodiar el arma.

Miró entonces a su dueña.

- Por favor Milady, escuchadme. Ser Alester tiene una historia a su favor, dos, pero ambas se tienen que demostrar. Tratemos de caminar por un camino de certezas. Hay muchos intereses aquí pero la verdad saldrá a la luz. Sabed que podéis contar conmigo.

Dijo a la joven deseando que no se precipitara y más aún que siguiera habiendo esperanza para ellos como posibles esposos. Si seguía existiendo opciones de luchar, lucharía.

Tiziano ya había dicho que habían intenciones ocultas en el maestre y eso clamaba por tener prudencia.

- Príncipe Oberyn. Nuestro septón cuenta con autoridad en la capilla. Es por tanto lícito que haga uso de ella.

Bernard había visto como de nuevo, alguien castigaba el honor de su propia familia invocando un asesinato de Richard. Aquello ya era desconcertante. Siguió hablando al Martell.

- Hay tantos rumores que sólo hay una opción cuerda para que podamos tomar decisiones correctas y consiste en desoírlos. Ya han acusado varios de ustedes a mi hermano, pero se basan en un rumor cuyo origen es incierto. Para mí, no pasa de habladuría. Pero si alguien tiene alguna certeza, cosa que dudo, que me ilumine.

El caballero miró luego al septón. Imaginó que seguiría adelante así que Bernard se mantuvo a la expectativa.

- Si se hubiese encontrado a Lord Rhys muerto ya estaría en conocimiento de su amada esposa, y no lo está.

Añadió impactado por lo que podía suponer. Por una noticia que lo cambiaría todo. Mas fuera como fuese, fuera quien fuera el heredero, lo importante era que el legado de toda una familia permaneciera vivo y que las damas superaran aquella maldición.

Observó al Martell, esperando que se uniera a ellos en su propósito.

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23/06/2018, 17:50
- Muerta (terremoto) - Astrid Vaelys

Basta, es suficiente Astrid dio un paso hacia delante nuevamente. Su madre se había derrumbado del todo, ella lo tenía claro. Casada o no, con su padre vivo o no, ella era la que tenía que tomar el control de la situación. 

Se está perdiendo la educación y el respeto en un lugar sagrado, es más que suficiente. En esos pocos segundos, las heridas habían ido creciendo, dirigiéndose sin ningún miramiento hacia sus hombros. La mayor de las Vaelys aguantaba con estoicismo el dolor provocado, manteniéndose serena y firme, como la señora de la casa que era.

Ser Marbrand, en caso de que sus palabras sean ciertas, le informo que no le han contado todo. Si mi padre ha sido hallado muerto, usted no es el legítimo heredero. Conozco el destino de la casa en ese caso, no sólo por la voz de mi padre, si no por su testamento, y por otro más que hizo enviar para que el primero no fuera manipulado Su rostro mostraba, nuevamente serenidad. Si daba credibilidad a las palabras de Alester, era algo que no se podía distinguir en su rostro. Si es cierto que mi hermana le ha comentado eso, tenemos un problema mucho mayor con ella, y pasa por deslealtad y desobediencia hacia mi madre y mi familia. En este lugar y en esta hora se están cometiendo demasiadas traiciones, demasiadas deslealtades y hasta me atrevería a decir que crímenes. No quiero eso en mi hogar.

Oberyn se dirigió directamente a él, que intentaba hablar con su madre aún descompuesta. ¿Has podido averiguar de qué veneno se trata todo esto? ¿O tenemos que asumir la maldición de Lady Catalina? 

Cada vez veía más alejadas las bodas, más probable que el heredero no digno se quedara con la casa y, por tanto, que el destino de los Vaelys tocara fin. La destrucción estaba llamando a las puertas de su hogar, y parecía que todos querían salir corriendo a su encuentro. 

Esta situación no se puede alargar en el tiempo, no se pueden convocar reuniones para intentar encontrar una solución que nos satisfaga a todos. Tenemos tres soluciones. Si damos crédito a las palabras de Alester sobre la muerte de mi padre, hay dos caminos: O confiar en ser Marbrand y que se adueñe de la casa, o hablar con el verdadero heredero. En caso de no dar crédito a sus palabras, las Vaelys seguiremos con el título y nos casaremos ahora para mantenerlo. Ahora mismo, y en este lugar no hay más verdades que esas tres.

Miró a cada uno de los presentes directamente a los ojos. Las palabras de Astrid apenas se podían discutir. Sólo había tres opciones, las tres podían acabar tremendamente mal, y ella seguramente lo sabía. Si no aceptaban eso y cada uno de los allí presentes no decidía, se convertiría en el Funeral Rojo.

Como entenderéis, yo ya he tomado mi decisión.

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23/06/2018, 19:13
(0) Oberyn Nymeros Martell

-Ser Bernard, ¿qué os hace pensar que he acusado a vuestro hermano Tyler de matar a Richard? -preguntó el dorniense, esbozando una sonrisa-. No es esa la información que he recibido. Aunque sé que hay un fratricida en esta sala. Por otra parte, Richard Risefeller no murió combatiendo a sus enemigos. No, murió traicionado por alguien en quien confiaba. Y todo por el amor de una mujer. Del mismo modo que la muerte de los hijos varones de Lord Rhys no se produjo por una enfermedad, sino que resultó envenenado, quizá bajo las órdenes de una de las personas que hoy se hallan aquí.

Oberyn juntó sus manos mientras permanecía observando los rostros de los presentes, con expresión inquisitivas. No dejaba de resultarle extraño que ninguno de los Vaelys hubiera comenzado a atar cabos.

-Ignoro si Lord Rhys está vivo o muerto, pero yo estaba presente cuando a Lady Tabitha se le dijo esa noticia en voz baja y recuerdo cómo conversó en privado como Alester Marbrand. Sean cuales sean sus pretensiones, no está mintiendo -dijo el dorniense, con tristeza. Él, más que nadie, deseaba que las palabras de Marbrand no hubieran sido ciertas. Se giró entonces hacia Astrid, quien le había hecho una pregunta acerca de sus indagaciones sobre el veneno-. Me ha resultado imposible hallar al maestre, pero sé que el veneno fue aplicado en diferentes momentos y, puede, que por medio de distintos sirvientes. Pero estoy completamente seguro de que la maldición de Lady Catalina no es real y, quienes pretendan creer en ella, lo hacen por miedo o porque sus intereses implican hacer creer a todos que tal maldición existe. ¿El fantasma que varios han visto durante la noche? Solo debe de tratarse de un mero títere.

El príncipe de Dorne se dio la vuelta hacia el gigantesco Swann Grizzly.

-Lord Grizzly, ¿podríais acercaros a la estatua del Guerrero y frotar la espada con suavidad? -le pidió la Víbora de Dorne a su compañero-. Puede ser relativamente importante para explicar cómo alguien ha podido moverse con total facilidad por los dormitorios de las jóvenes y toda la Torre del Fénix.

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23/06/2018, 20:13
(0) Swann "Oso Erguido" Grizzly

A falta de una expresión mejor, Lord Swann flipaba en colores ante las atrocidades que allí se estaban vertiendo a diestro y siniestro, mirando a un lado y otro en estado de profunda confusión. Además, uno de los caballeros se había armado con una espada y la pequeña Mira estaba en medio de todo aquello.

En aquel momento Lord Oberyn le logró sacar del ruido y del desorden, Lord Swann asintió, alzó un índice hacia la pequeña damita para que supiese que volvería a su lado en un momento y se aproximó a la estatua.

- Ermmm ¿Así Lord Oberyn? -dijo aferrando con sus manazas el filo de la estatua y tirando y empujando de él con fuerzas, sin saber qué podía esperar que sucediese.

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23/06/2018, 20:42
- Muerto (terremoto) - Ser Tyler Risefeller

Todos los caballeros habían tenido a bien apartarse para dejar hablar a las damas en privado, sin que se sintiesen cohibidas por la presencia de los hombres. Todos menos Alester. Tyler, quien había sido agraviado por Myriah había tenido que retroceder unos pasos y parecía que iba a ser imposible su conversación con el Septón. Le pareció increíble que la señora de la fortaleza creyese en aquellas fantasías, y que incluso afirmase haber visto el fantasma de la madre de Rhys, quien parecía debió haber sido una mujer horrible, pues incluso muerta se le otorgaba ser la causa de aquellos males que sufrían sus nietas. ¿Quién haría algo así a su propia familia? ¿A niños inocentes y damas en la flor de la vida? Volvió sus ojos hacia Mira. La pequeña siempre había sido muy fantasiosa ¿Qué historias habrían impulsado las palabras de su madre? No iba a responder a eso, pero cuando su hermano se vió ofendido por Alester y Alyra sus músculos se tensaron. ¿Qué estaba sucediendo allí? No hizo falta mucho más tiempo para descubrirlo, a pesar de las palabras de Alyra la declaración de Ser Marbrand dejó todo al descubierto. Tyler le dedicó una mirada sería. ¿De verdad pretendía aprovechar la ocasión para usurpar la fortaleza a los Vaelys?
Con la llegada de Oberyn y del mayordomo la cosa pareció terminar de complicarse. Tan solo miró a Astrid, a su hermano y a aquella espada apoyada en la pared.
Tyler se acercó a la primogénita y se puso a su lado.
-Según lo veo yo tan solo hay palabras, hasta que no vea el cuerpo tan solo podemos creer que Lord Rhys sigue vivo. Por lo tanto tan solo hay una opción razonable-

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23/06/2018, 22:44
(0) Alyra Vaelys

La cabeza le daba vueltas, abombada y atormentada por cómo las cosas se fueron dando, una a una, como una tormenta en donde cada uno de sus rayos había caído sobre ella y su corazón, y también, sobre el resto de toda su familia. La mención de Evan, como su madre hablaba de amor y borraba con el codo lo escrito con la mano, pues... sin era tan importante el amor, ¿por qué crear toda esa pantomima de la fiesta?, mejor hubiera concertado rápidamente una boda, la de su única hija, y las hubieran dejado tranquilas. Los ojos de Alyra se posesionaron sobre su madre, sintiendo rabia, pena y abandono respecto a aquella mujer de la cual había nacido, pero ese sentimiento duró solo unos segundos antes de que el resto de los hechos cayeron sobre ella.

Alester no se quedó callado, anunció sin más la muerte del padre de Alyra a lo que ella respondió con una débil mirada, aún diciendo dentro de ella que debía ser mentira, pues, debía serlo, su papá debía estar en algún lado, buscando una solución a todo, pero no, todos hablaban con tanta certeza que se dio cuenta de lo que ella misma había intentado explicarle al hombre, si su padre moría, nada sería para los primos legítimos sino para aquel bastardo que ahora era el señor de la casa, la joven, aún tomaba la mano del hombre en medio de los gritos y las alzadas de voz, hasta del mismo Tiziano que hizo caer la noticia más devastadora de todas...

La joven miró al anciano con los ojos llenos de lágrimas, intentaba saber qué había intentado hacer o decir, no en ese momento, sino antes, intentó pero luego una sola pregunta asomó como la más terrible de las dagas "¿por qué?"... ¿realmente lo haría?", el anciano comprendería aquella mirada de desolación que la cuarta hija le dijo, y por todos los dioses realmente la comprendería, y luego aquellos ojos de cervatillo asustado, fueron hacia los de Alister con una sola pregunta mientas retiraba su mano: ¿realmente mató a mi padre?... ¿realmente está implicado?...

Todas las piezas iban cayendo una a una, encajando en un puzzle donde ella sólo fue una mera pieza, ahora descartable, debió quedarse al margen, reconocer su posición como cuarta hija y jamás aspirar a algo distinto, retrocedió a un paso, luego otro. Se daba cuenta de lo tonta que había sido en muchos aspectos, de lo infinitamente ingenua y que sus deseos y aspiraciones eran solo ilusiones, ideales que chocaban contra la sucia realidad que ahí se estaba levantando y que el príncipe Oberyn vino a restregar contra la chica, hiriéndola aún más. Todavía más, como si aquello fuera posible, pero siempre es posible, pues, la mirada de Evan fue otra forma distinta de dolor. Esa fue una mirada que no pudo devolver por lo que le producía, insegura de lo que él deseaba o de lo que hizo o no hizo. Si sólo le hubiera hablado antes, desconocería todo lo que se estaba dando en ese momento, pero hubiera conseguido un poco de paz aunque fuera en la ignorancia. 

Su maestro, sus maestros, traidores, asesinos, confabuladores, todos y cada uno de ellos se alzaban como los artífices de todas las desgracias y de la ruina de todos los presentes. Aún estaba lo de su hermana Tabitha que traería aún más deshonra a todos y que de saberse, seguramente haría que los Risefeller no estuvieran tan interesados en un matrimonio. Nadie de hecho pero Alyra sólo se lamentaba el no poder salvarla, ayudarla de algún modo, y vigiló unos segundos la puerta, en cualquier momento entraría y todo caería. Hubo menciones de ella, las escuchó lejanas, Alyra ladeó su cara lastimada hacia Astrid que estaba tan controlada, fría, no habían emociones en aquel rostro. Era aún más fría y calculadora que su madre, y se estremeció pues sería se señora de la casa, ya era un hecho. Alester, ¿realmente lo había matado?.

Se sintió mal, nuevamente la idea de venenos, el maestre le había dicho que no era resultado de uno lo que tenía en su cara, y era extraño que un hombre de esa experiencia cometiera ese error. Sí, sabía lo que estaba pasando y lo ocultó, ocultó cada uno de los hechos ¿estaba también relacionado con la muerte de Fiona? ¿y Sloth?. Su madre la cuestionó sobre su espada, ¿realmente no veía lo evidente?, Alyra había declarado que no deseaba desconfiar más de los suyos, pero ahora ya no sabía si había alguien dentro de ese concepto. Bajó la mirada, divagando, pálida como el papel, silenciosa, agotada... y el velo ya no ocultaba el estado de su rostro. 

Bernard también intentaba acercarse, tomaba su espada, intentaba aún mostrarse cercano, su madre no desconfiaba de él, de hecho, él también era un testigo de todo el decadente espectáculo que se estaba dando. Pero algo había en él que hizo que Alyra se sintiera doblemente estúpida, su amor por Astrid, él anunciaba que no insistiera su madre, pero ¿Sería lo mismo si no fuera Tyler quien se casaría con ella?. Estúpida Alyra, creyendo que lo lastimaba y sólo le estaba quitando la oportunidad de desquitarse y tomar el segundo plato. Alyra apretó los labios conteniendo las ganas de llorar, de gritar, intentando mantener algo de la compostura que tras todo lo que pasaba, se había destruido. Su madre no ocultaba su intensión de preferir a su hija mayor, y Alyra no tenía las fuerzas para enfrentarse a eso, nadie ahí, de hecho, lo haría porque era el desenlace natural de todo. Desde la primera hora del día, ese era el resultado de todo.

La joven llevó su mano a su frente, ya no le dirigió la mano a ninguno de los varones de ahí, sintió las marcas que lastimaban su piel, escocían. Todo escocía. Tragó saliva y levantó la frente, cerrando el ceño, endureciendo su mirada, ya no importaba la herencia, si estaba muerto, debían pagar todos los implicados, incluso ella misma si algo contribuyó en ello sin saberlo. Cerró el ceño nuevamente y dirigió su mirada hacia Astrid y Tyler, ansiosos por casarse. Ansiosos... siendo que deberían estar más ansiosos de revelar si es verdad lo que se estaba diciendo, las acusaciones de traición, fratricidio, violación. Todo aquello, si su padre estaba muerto o no, si se sabía o no, más allá de esas paredes, palidecía ante la idea de que se lograra esclarecer al culpable de todo aquello.

 prefiero que Lord Oberyn diga todo lo que tiene que decir, pues si se van a casar, o mejor dicho, los que se casen este día, que sea sin duda alguna sobre sus intensiones, sobre el bien que harán a esta casa y si salvarán de la ruina a todos, ya mucho se ha dicho en contra de todos, que solo existe la desconfianza y el desazón, solo un poco de verdad nos liberará — observó al gran y benevolente  ser Grizzly que obedeció a Oberyn y fue hacia la espada del guerrero, su atención se desvió hacia Bernard, tampoco es que debiera reprocharle algo, el mal sabor de boca se había pasado pues si aún amaba a Astrid, sólo estaba haciendo algo parecido a ella, sería descarada si se sintiera ofendida, aunque ella si le había dicho lo que pasaba, eso sí podría reprocharle pero en vista de lo que estaba pasando, era una simple menudencia. Alyra se giró hacia el y le retiró la espada de sus manos,  para ir a dejarla a los pies de la doncella, era mejor apartarla y con eso apartarse también de lo que estaba pasando y escuchar lo que se tenía que decir. Las verdades estaban pronto a develarse. Bernard no se opone a aquel movimiento y le entrega la espada*, Alyra al terminar aquello, vuelve a su puesto esperando que Oberyn y Evan terminen de mostrar sus revelaciones, esperando que Astrid ni Tyler insistieran con la boda, ya todos les habían dado la razón con que debían casarse y ninguno de los presentes estaba dispuesto a oponerse, incluso los que serias dudas, así que imaginó que podrían esperar un poco más. 

Notas de juego

*acordado con el jugador ^^

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23/06/2018, 23:57
(2) Alester Marbrand

Alester no le sorprendió la osadía del Septón de querer arrestarlo por decir aquello que ningún Vaelys quería escuchar.

 - ¿Y con qué cargos queréis encarcelarme? ¿El delito de decir la verdad? –preguntó, negando con la cabeza.

Lo único bueno que había sacado de las palabras del Septón había sido la declaración inicial que Tiziano había hecho, en la cual el anciano había reconocido sus lazos de sangre con Caelus.

- Decís no creeros mi parentesco con los Vaelys, pero vos mismo os habéis delatado. Antes me habéis llamado "sobrino del maestre", reconociendo mi parentesco con él e imagino que sabréis que el maestre se llama Caelus Banefort –explicó, pronunciando con rotundidad cada palabra-. Y, si conocéis bien a vuestro señor, e imagino que sí, sabréis que su hermana, Arwen Vaelys desposó a Lord Banefort, hermano del maestre. Por tanto, si confirmáis que soy pariente del maestre, estáis confirmando también que lo soy de Lord Rhys, pues de esa unión nació mi madre.

Pero estaba claro que, quien no quisiera creerlo, no lo creería ni con las pruebas en la mano. El Septón, sin quererlo, había confirmado su ascendencia, pero seguro que habría alguien que siempre dudaría de ello.

- No sé cómo osáis culpar a Caelus de tales desgracias, tras tantos años dedicados a esta familia. ¡Y a mí, que acabo de llegar y en todo momento he estado rodeado de gente! –exclamó, al escuchar tal barbaridad sobre el maestre y sobre sí mismo. El Septón estaba jugando a lanzar acusaciones a ciegas, a la desesperada. Nada tendría con qué probarlo, pero Alester no iba a permitir que manchara su nombre de esa forma-. Tal vez debería preocuparos más aquellos que entran a escondidas en los dominios del maestre rebuscando entre sus frascos –añadió, mirando fijamente al Septón, seguro de que comprendería de quiénes estaba hablando. Estaba tan ofuscado, que ni siquiera notó la mano de Alyra desprendiéndose de la suya.

Se giró al escuchar la voz del dorniense. Tan centrado había estado, que no había sido consciente de aquellos que acababan de entrar. Martell parecía realmente afectado por la noticia, mucho más que su esposa o el Septón, a quienes directamente no les importaba lo que hubiera podido pasar con su señor. Le sorprendieron sus palabras y acusaciones, especialmente aquellas que lo defendían a él. O, al menos, a parte de lo que él había anunciado. De todos los presentes, el último cuyo apoyo esperaba había sido Oberyn Martell.

Pocos parecían creer el fallecimiento de Lord Rhys y, sin embargo, ninguno de ellos se planteaba que había algo raro en aquella situación, así que Alester habló, a sabiendas de que, de nuevo, quien quisiera ser ciego de poco le valían los ojos:

- Aquellos que afirmáis que sigue vivo, respondedme a una cosa: Imagino que, de estarlo, nada le gustaría más que asistir a las bodas de sus hijas, por enfermo que esté. ¿Por qué no se le ha invitado ni se le ha pedido, siquiera, consentimiento para ello? ¿Acaso le vais a privar del derecho del que todo padre debería gozar? Mandad buscarlo, entonces, y que no se pierda a sus pequeñas contrayendo matrimonio.

Se giró hacia Alyra, al pronunciar estas palabras, y entonces se dio cuenta de lo que se había distanciado de él. ¿Creería las acusaciones del Septón? Era probable, entre tanta confusión y tristeza. La miró con los ojos más amables que pudo mostrar y negó con la cabeza, esperando que comprendiera esa negación. 

Hubo unas palabras que pronunciaron tanto el Septón como Lady Astrid que, en ambas ocasiones, le sacaron media sonrisa de ironía. Por supuesto, el testamento.

- Tal vez en el testamento de Lord Rhys no aparece mi nombre, lógicamente, pues mi nacimiento pasó inadvertido. Pero el derecho de sangre me ampara. Joston Ríos lo dejó muy claro al fundar la casa: "De los primos o primas, el primero en casarse se quedaría con la herencia de la casa Vaelys y sus terrenos. En caso de no casarse ninguno antes de que muriera el anterior Lord, pasaría al siguiente varón." –recitó, como si se lo hubiera aprendido de memoria-. El siguiente varón soy yo.

Tras escuchar las palabras de Alyra, asintió con la cabeza. ¿No era más sencillo buscar la verdad? El problema era que muchos no estaban interesados en ella. A continuación, miró con curiosidad al gigantesco Lord Grizzly, preguntándose qué esperaba el dorniense con aquella acción.

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24/06/2018, 18:32
(2) Mira Vaelys

Escuchaba a unos y otros sin comprender por que un día que prometía esperanza y felicidad se había tornado en el peor que había vivido jamás. Acusaciones hechas desde la rabia y el dolor se sucedían entre los muros de la capilla.

¿Por qué los adultos veían la vida tan complicada? En realidad no debería serlo. Con la honesta visión de su edad, la pequeña encontraba en la sencillez de la lógica y en el buen corazón la solución a cualquier problema.

Correspondió a la afectuosa mirada del septón y luego volvió a mirar a Lord Swann. No dudó en cogerse de su mano que envolvía totalmente la suya por la diferencia de tamaño. Podría él notar la tensión en la niña cuando su madre habló del fantasma, pues la pequeña le temía y la sangre se le congeló cuando escuchó lo peligroso que era. Miró al caballero intentando tranquilizarse, pues él había luchado contra monstruos y seguro la podría proteger, al menos hasta que se viese sola en su habitación. Sintió un escalofrío recorrer su espalda.

Seguían hablando de bodas. Alegró a la menor de las Vaelys escuchar a Lady Myriah decir que las bodas serían por amor, porque eso era lo más importante. Una suave sonrisa asomó a sus labios. Qué hermoso sería ver el rostro de sus hermanas lleno de dicha por encontrar a su alma gemela y comenzar una feliz vida juntos.

Entonces el Septón organizó las bodas anunciando que se casarían de dos en dos frente a la estatua de la madre, donde debían reunirse todos, pero cortó ese momento Lord Marbrand pues también quería anunciar algo. Primero dijo ser sobrino nieto de Lord Rhys y a continuación una noticia terrible.

Padre, muerto!

Los ojos de Mira escanearon en un segundo todos los rostros que cobijaba la capilla pero pronto su vista se enturbió y su cara se bañó en un mar de lágrimas. ¿Por eso no le había visto en todo el día? Sintió un horrible pesar, su corazón se rompió en mil pedazos como una trabajada araña de cristal cayendo del techo para estallar violentamente contra el suelo. La muñeca que siempre llevaba consigo resbaló de su mano, sus hombros y barbilla temblaban. Estaba devastada. Quería que la llevasen junto a su padre pero era incapaz de hablar, su garganta ya no solo se veía atropellada por su tartamudeo sino que el dolor se había atascado en ella. Mira lloraba desconsoladamente ocultando su rostro entre sus manos sintiendo que todo el peso del mundo había caído sobre ella.

Corrió a abrazar a su madre no solo para buscar consuelo sino para brindarle su calor. No pensó en cómo reaccionaría pues actuó de corazón.

Llegaron Oberyn y Evan. El primero dijo muchas cosas que sorprendieron a Mira. ¿Qué es un fraticida? Lo preguntaría a alguien en privado, pues no quería parecer poco instruida. Sus hermanos, ¿asesinados? ¿envenenados? Sintió un vértigo desazonador. ¿Cómo iba alguien a matar a unos niños? Alwen tenía solo un año más que ella cuando murió y Arnor era un bebé. No, no podía concebir que nadie fuese capaz de hacer tal atrocidad, ni siquiera el más cruel de los monstruos, ni la magia más oscura, ni el más podrido de los corazones. Pero ¿por qué iba a mentir Oberyn? Además, tan sólo tenía que mirar a su alrededor, a sus hermanas para ver que la maldad había arraigado en su familia. Debían hallar el modo de acabar con todo esto.

Procuró tranquilizarse. No todos allí creían que fuese cierto que su padre estuviese muerto, así que aún había esperanza. Lord Swann accedió a la petición de Oberyn y Mira pensó que después le pediría que la acompañase.

Por el momento se acercó a Evan y tiró de su camisa para que se agachase y preguntarle algo.

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24/06/2018, 20:40
(0) Ser Bernard Risefeller

Mientras se apoyaba en la espada, advirtió que Alyra se dirigía hacia él. Su mirada mostraba quizás angustia, no la lograba descifrar del todo pues se había producido un gran cambio en ella tras las palabras del septón y de Myriah. Al llegar a su lado tendió la mano hacia el arma que era su propiedad. Bernard sujetó el pomo un instante y después liberó la presión, de modo que ella recuperó el objeto.

- Seguiré luchando por vuestro amor, tened fe en mi.

Le comentó mientras se apartaba de su lado en dirección a la estatua de la doncella.

Poco más allá, Swann se aproximaba a la del guerrero, tratando de girar la espada. Bernard se encaró de nuevo en dirección al Martell.

- Por supuesto querría conocer esas historias sobre mi hermano, pero no ahora habiendo asuntos en curso más vitales. Ese pasadizo que parece buscar, no parece tener relación con los envenenamientos. Por el bien de esta familia, veamos cómo sanarlas, paremos al culpable, y todo lo demás ya se verá cuando su legado esté a salvo.

El caballero miró a la víbora roja .

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24/06/2018, 21:52
(0) Evan Ross

Demasiados hambrientos de poder. Qué cruel era la vida para aquellos que tenían una fortaleza y unas tierras. Evan estaba descubriendo que habían demasiados sabuesos deseando roer el hueso que custodiaba Rhys, y de ahí las ganas de que todo el mundo le diese por muerto. Aquello horrorizaba al mayordomo, quien miró a los nobles con el ceño levemente fruncido, pues eran nobles sí, pero para él solo habían unos señores y era a ellos a quienes defendería y apoyaría en todo momento. Miró a Alester y al septón, también a Oberyn. 

-Los rumores corren más rápidos que el viento, y sin embargo son humo.- No pudo contenerse, pues se sentía herido de forma personal. Los Vaelys habían supuesto mucho para él, que entró como un simple mozo de cuadras, lleno de temores e incertidumbres sobre su futuro. Allí había encontrado mucho más de lo que jamás hubiese soñado y no iba a permitir que  unos invitados que ya declaraban sin ningún pudor sus ansias de poder, pasando por encima de Lady Myriah, de sus hijas y del cuerpo frío de Fiona, castigasen así a aquella familia, ya su familia, o al menos así lo sentía en buena parte y a pesar de todo.

Sintió cómo Mira tiraba de sus ropas ligeramente y se agachó para quedar a la altura de la damita, ella debía poder hablarle mirándole directamente a los ojos, sin levantar la cabeza, pues no importaba su edad, era una Vaelys y todos debían respetarla. Escuchó lo que le dijo en confidencia y mirándole con determinación le respondió en el mismo tono susurrante, pues aquello solo incumbía a la joven.

Después se alzó y habló a la señora de la fortaleza roja, también para que nadie más lo oyese. Después no pudo evitar mirar a Alyra. Había visto su espada, había visto los gestos de Alester y había oído las palabras de ambos caballeros, Ser Marbrand y Ser Risefeller. No sabía si sentirse traicionado o si no tenía importancia en realidad. Pero una parte de él sabía que sí debía dolerle, no podía evitar sentir su corazón rompiéndose. Lo que Lady Myriah había sentenciado y lo que Lady Alyra estaba llevando a cabo, incluso delante de su persona, ¿todo habían sido sueños desde un principio? ¿Había jugado a la dama y el sirviente? La miró con dolor, con un profundo pesar y una gran pregunta que ella debía interpretar muy bien.  Apretó los labios y volvió sus ojos hacia su amigo Kyle, sentía un gran impulso por ir a su lado, pero no era libre de cumplir su deseo, no todavía.

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25/06/2018, 19:22
(0) Kyle Ironsmith

A Kyle empezó a dolerle la cabeza de escuchar a todos los nobles discutir. Ya se había perdido varias veces en la discusión, aunque había conseguido sacar en claro que quizá Lord Vaelys había fallecido ¿Quién ha podido matarle? Encima en su propio hogar rodeado de sus hombres y de su familia. No, no puede estar muerto. 

También le sorprendió la revelación de que Ser Alestar Marbrand pertenecía a la familia Vaelys y era el legítimo heredero Esto se complica, y mucho. Definitivamente regresaré al Norte después de este día.

Sintió la mirada de su amigo Evan fija en él, y Kyle se la devolvió. Quería hablar con él, lo necesitaba, pero ahora no era el momento. Era el momento de ver, oír y callar.

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25/06/2018, 19:36
(0) Lenia Vaelys

Lenia hacía rato que había perdido el hilo de la conversación, en el momento en que cada uno empezó a hablar sobre sus propios propósitos, miró a Galbart confusa, pero cuando su madre dijo que podría casarse, a condición de que primero lo hiciera una de sus hermanas, su corazón se paró en seco durante un par de segundos, miró a Galbart y sonrió con una sonrisa extremadamente grande y llena de felicidad, aunque después se sintió un poco culpable por ello, después de lo que estaba pasando. Estaba tan metida en sus pensamientos que apenas estaba prestando atención a nada de lo que sucedía a su alrrededor, solo imaginaba su boda, con Galbart, su nueva vida en bosqueespeso, todo lo que estaba por llegar.

Miró el cacareo que se estaba formando entre los nobles invitados y sintió que se había perdido toda la conversación importante, ¿que estaba sucediendo en realidad?

- Que ... - jadeó confusa mirando a Galbart, volvió a sentirse culpable, ella pensando en su boda y allí se estaba formando una buena.

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26/06/2018, 23:36
(2) Ser Galbart Glover

El norteño tenía varios sentimientos encontrados, todos ellos contenido con su rostro pétreo e inamovible. Que la matriarca ignorase de una forma tan clara mi petición de mano por una de sus hijas, dedicándole atención al resto, le hizo sentir, despreciado, ultrajado y violento. Él era el Señor de Bosquespeso y nadie jamás le habría tratado de una forma tan despectiva. La mandíbula de Galbart se tensó pero no abrió la boca, debía de mantener su posición ya sólo por evitar el bochorno que provocaría a Lenia.

Tras aquel desplante, comezaron a intervenir todos los presentes, se exponían muchos rumores, posibles traiciones y cosas mucho peores, cosa que Galbart odiaba, las maldita intrigas de palacio, luchas de poder, engaños...Galbart se abstuvo de dar opinión alguna, pues apenas había tratado con los caballeros allí presentes, de hecho poco me interesaba lo que ocurriese ya en ese castillo. Él sólo pedía una cosa muy sencilla, casarse con Lenia y volver a Bosquespeso con ella, no estaba interesado en absoluto en la casa Vaelys, bastantes problemas tenía en su tierra como añadir los que contenían ese nido de víboras y ratas envenenadas. Haciendo oídos sordos a lo que allí acontecía, Galbart inclinó su cabeza hacia Lenia para susurrarle unas palabras.

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26/06/2018, 23:45
(2) Ser Galbart Glover

-Quería, estoy tan liado como tú-musité para que nadie oyese aquella conversación-espero que no te moleste mi ignorancia ante éste gallinero, no me interesa, no me importa, salvo tú-la miré intensamente a los ojos, tan preciosos como la primera vez que los pude ver.

-Cuando todo ésto se haya calmado, buscaremos otro testigo y nos casaremos-dí otra pequeña palmada reconfortante sobre su mano, aunque lo que más deseaba ahora mismo era volver a besarla-Luego nos iremos a Bosquespeso y nos casaremos al estilo norteño, ante un arciano y antes los Antiguos Dioses. Te haré la mujer más dichosa de éste mundo-volví a susurrar con una ligera sonrisa bien disimulada, para que sólo la viese su futura esposa.

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27/06/2018, 01:27
(0) Oberyn Nymeros Martell

-Lo estáis haciendo bien, Lord Swann -felicitó el dorniense al gigantón, con una ligera sonrisa-. Agarrad con fuerza el pomo y tirad sin miedo, no vais a romper la estatua. -Después, miró al resto de los presentes-. Fíjense en el pomo del arma que lleva la escultura. Esta ligeramente más desgastado que el resto, pero también más liso y reluciente que el resto de la estatua, como si, ¿no sé? ¿Como si un sirviente se dedicara a frotarlo demasiado? Se trata de un mecanismo para abrir la entrada a un pasadizo que conecta con determinados lugares de la Torre del Fénix.

La Víbora de Dorne imaginaba que, de un momento a otro, Swann terminaría accionando el mecanismo y la estatua, encajada en la pared, se desplazaría, dejando a la vista una galería por la que cualquiera podría colarse.

-Maese Ross, mientras avanzábamos hacia la capilla, me habló acerca de que imaginaba que alguien se movía por la Torre del Fénix usando pasadizos, pero que desconocía la entrada -expuso el dorniense, pensativo-. Bien, aquí tiene la entrada. Mediante estos pasadizos, un miembro del servicio ha estado encargándose de moverse a través de toda la fortaleza. Así pudo entrar en las habitaciones de las muchachas por la noche y aplicar sobre ellas los diferentes venenos y toxinas por los que causarles malestar. Me atrevería a decir que lo logró en el caso de lady Astrid, lady Alyra y lady Tabitha, mientras que con lady Lenia, pudo ser tan sencillo como haber dejado caer unas gotas de veneno en su cena. Para darle un toque lúgubre a toda esta parafernalia, este sirviente, bajo las órdenes de uno de los conspiradores, subió al último piso de la Torre del Fénix y utilizó un títere con el que causar el terror, simulando que se trataba de un fantasma. No existe ninguna maldición, desconfiad de quienes os quieran hacer creer lo contrario.

El príncipe se hallaba divertido ante las palabras de Ser Bernard, quien había preferido eludir todo lo que acababa de decir sobre los secretos que ahora conocía sobre los Risefeller, no sólo los que había escuchado, sino la verdad que había visto en el comportamiento de Bernard desde que había entrado en la capilla.

-Claro, es normal que no queráis que se conozcan las historias que corren sobre vuestro hermano Richard, sobre todo cuando pueden suponer la diferencia entre obtener un matrimonio beneficioso a ser expulsado de vuestra Casa y enviado al Muro a pasar el resto de vuestra vida en la Guardia de la Noche. -El dorniense sonrió con malicia-. Vos no amáis a Alyra Vaelys, ni la amaréis jamás. Vuestro corazón es y siempre ha sido para Astrid Vaelys, y lo era ya durante la guerra. Por eso matasteis al pobre Richard. No, no fue vuestro hermano Tyler, como muchos pudieran pensar. No fue un asesinato para alcanzar la primogenitura, fue simplemente amor. Creísteis que si Richard moría, quizá podríais aspirar a desposaros con Astrid, pero la realidad es que siempre estaréis a la sombra de Tyler. Lo asumisteis y decidisteis cortejar a Alyra con intención de poder manteneros cerca de lady Astrid.

El dorniense se aproximó hasta Alester Marbrand, colocándose a su lado pero dirigiéndose a Lady Myriah.

-Ignoro si lo que este hombre afirma sobre sus orígenes es verdad, pero su causa es tan justa como la de cualquier otro. Mucho más que la de ese bóvido de Edric Colina. -No lamentó haber insultado al bastardo. De forma inevitable, había simpatizado con él al ver en el joven un reflejo de sus propias hijas, las Serpientes de las Arenas, mas en el momento en que había percibido sus alianzas con Ser Rowain, Colina no había hecho sino causarle un profundo rechazo-. Y si las leyes de los hombres no son suficientes para que demuestre sus palabras, en este lugar sagrado puede exigir que sean las leyes de los Siete las que actúen.