Partida Rol por web

Todo se sucedió muy rápido para los reflejos del anciano Septón,  gritos, amenazas, muerte, algunos que llegaban y otros que se iban, todo ello acabó por aturdir a Tiziano. Trató de buscar un soporte, pero Merol no había llegado aún y Evan había partido ya, así que se concentró en no perder el equilibrio y respiró con calma De a uno por vez, por los Siete!, pensó.

El hombre que blandía la espada de un modo enfermizo ignorando los pedidos de todos, terminó entregándosela a Alyra. Cuando hizo eso, Tiziano indicó al guardia que ya no hacía falta ningún tipo de acción con ese invitado. Luego se volvió hacia las hijas presentes - Vayan con sus prometidos y hagan lo que consideren que tienen que hacer, necesitan tiempo para digerir tanto dolor. Por mi parte estén tranquilas en que no oficiaré ningún responso si alguna de las hijas de Lady Myriah no está presente - sus ojos se clavaron en los de Astrid durante un instante - Todas sus hijas tendrán que estar presentes - dijo en voz baja, como si ese detalle fuese importante.

- Es una noche dolorosa para todos, les pido que me den un tiempo para preparar el lugar y regresen cuando el cuerpo de la señora de la casa esté disponible para ser visitado - tendría que volver a limpiar un cuerpo muerto, esta vez el de la mujer que había gobernado sabiamente esa casa durante tantos años.

Luego se detuvo en uno de los presentes - Marvin, acabamos de vivir una escena horrorosa. Por favor, acompáñeme y lo pondré al tanto de lo sucedido. Tenemos mucho que hablar - dijo al castellano mientras se acercaba a él, buscando su brazo para apoyarse en él.

La capilla del septo de los dioses se hallaba en la Torre de los Cuervos de la fortaleza de Sangre. Estaba situada en la primera planta y en ella había una gran capilla con la estatua de El Guerrero. Tenía un pequeño altar con unos bancos de marfil para sentarse frente a él. Detrás del altar estaba la figura de El Guerrero apoyándose en el mango de una gran espada y gran parte de la figura estaba inmersa en la pared pero se había corrido dando lugar a lo que parecía una puerta secreta.

Marvin se mantuvo en silencio hasta que el Septón lo arrastró con él. Pero Alyra había decidido acompañarlo a buscar el cuerpo de Lady Myriah, lo cual sorprendió a Alester, quien pensó que lo último que querría era ver en ese estado a su madre.

No le sorprendió, sin embargo, el discurso de Lady Astrid. Por supuesto, adoptaba una actitud defensiva y hacía caso omiso de todo lo hablado en el Septo hasta el momento. Pero Alester no tenía ganas de discutir más y menos sobre el mismo tema. Desde luego, ya aclararían las cosas.

Pero su mirada se tornó confusa y su ceño se frunció al escucharla dar órdenes hasta a sus propias hermanas y decir que saldría con Ser Tyler. Miró de reojo a Alyra y asintió con la cabeza. Era posible que ambos tuvieran una idea similar en la mente. Agradeció el paso que dio la muchacha al imponerse a su hermana mayor y ordenarle que fuera ella a buscar las flores. Alester solo quitó la vista de la primogénita cuando Ser Bernard se acercó a ellos y asintió con la cabeza a las palabras del caballero.

Mientras Lady Alyra se despedía de Ser Bernard y le daba la ayuda necesaria para continuar con la misión que varios caballeros se habían encomendado, Alester siguió con los ojos a Lady Astrid mientras salía de la capilla y estos permanecieron fijos en la puerta hasta que volvió a abrirse, dejando paso a Ser Mordred Rowain. En ese instante, es como si hubiera despertado. Algo no le había cuadrado de todo aquello.

Reflexionando, se acercó a los dos guardias que habían entrado en la capilla, animando a Lady Alyra a que hiciera lo mismo, y habló con ellos en privado. Tras unos minutos de conversación, se alejó de ellos y dirigió sus palabras hacia el Septón y el castellano.

- Si nos permitís, vamos a cumplir con nuestro cometido. Esperamos no tardar ­–anunció. Se giró hacia Alyra y le dijo:- Vos sí sabréis dónde exactamente debemos ir, imagino –Y le hizo un gesto con la mano para que guiara el camino. Antes de que salieran, le hizo un gesto con la cabeza a Ser Rowain, a modo de saludo cordial.

Mordred llegó al Septo masajeándose el puente de la nariz. Lo que debiera haber sido una simple fiesta, una excusa para emborracharse y olvidar por una tarde sus propios problemas, se había convertido en todo un quebradero de cabeza en el que en ningún momento había pedido meterse. Al entrar en la capilla, se paró a escasos pasos de la puerta y miró a los presentes. ¿Aquel lugar nunca quedaba tranquilo? Pero gran parte de las complicaciones que había sufrido desde que llegó a la Fortaleza de Sangre parecieron desvanecerse un instante, al ver la presencia de Alyra. Había pasado media tarde intentando verla, y ahora la encontraba casualmente, al fin. Saludó a Alester con la cabeza cuando pasó a su lado y se acercó a la joven.

- Mi Señora. -dijo con tono cálido y calmado, como el padre que recibe después de mucho tiempo noticias de su hija, e hizo una reverencia.- No sabéis el alivio que me trae al corazón ver que os mantenéis en pié. He intentado llegar hasta vos, como espero el castellano os hiciera saber -miró de reojo a Marvin, pues algo le decía que no había cumplido con su petición, y volvió a centrarse en ella.-, pero mi mala suerte no quiso que así fuera hasta ahora. ¿Estáis bien? No estoy viendo más que malas noticias entre estas paredes, y vuestro estado me preocupa.

Los labios de Alyra se comprimieron en una mueca de disgusto y de pena cuando vio cruzar por aquella puerta la figura de su maestro, sus ojos cafés se colocaron sobre él cuales saetas, pero recordando el cariño que aún sentía por él, esa desconfianza amainó, más con el tono de voz que usó al verla, puede ser que lo que dijo su padre no fuera cierto, que eran infundados aquellas acusaciones sin embargo, a La Luz de todo lo que estaba pasando, le era difícil determinar donde estaba la verdad y donde estaba la mentira. 

— el maese Curton no ha pronunciado palabra, ha quedado sin aliento tras la desgracia que se ha enterado — le dice bajando la mirada, Alester apuraba la salida, debían ir, pero algo le inquietaba, algo que había pasado en ese instante así que miró a los guardias por unos instantes — mi madre se ha suicidado, saltando por el vitral — el cristal estaba roto justo en medio de este, y por ahí entraba un viento gélido  húmedo, y se podía escuchar con nitidez la lluvia que caía. Alyra no se giró para indicar aquella tragedia, y aunque parecía fuerte y con la mirada fija en el hombre, Rowain podía ver que su pupila estaba al borde de quebrarse pero algo distintivo en ella, y que lo vio tantas veces en que la entrenó, no parecía que se fuera a dar por vencida, aunque doliera, aunque sangrara, ella siempre se ponía de pie, incluso cuando se lastimó la mano o el pie, o cuando en un golpe en la cabeza, perdió la conciencia, ella siempre lograba ponerse de pie, pero el dolor que ahora sentía no era físico, era del alma.

— iremos ahora a buscar... a mi madre — apretó sus labios para no decir que irían a por su cuerpo, lo cual era macabro y ahora que caminaba, Modred podría ver que la joven cargaba su espada al cinto, como si de pronto hubiera decidido dejar de ocultar el hecho de que era escudera de su padre — con su permiso — inclinó su cabeza, no faltaba responderle cómo se encontraba si era evidente, las desgracias ya habían acontecido y todos ahí habían sido testigos de ella. Nuevamente Alyra lo miró a los ojos y el hombre pudo ver aquella pregunta que carcomía a la joven "¿es verdad?". Mordred podría notar otra cosa, el rostro de Alyra tenía algunas heridas, pequeñas y otras que parecían cicatrizadas. 

— guardias por favor, vamos... tenemos un triste cometido que cumplir — Alyra indicó con la mirada a Alester sobre la salida, caminaron hacia ella, esperando que los guardias la siguieran. 

A Mordred no se le escapó la frialdad inicial que Alyra mostró al verle, y aquello hizo que la alegría de encontrarla se volviera algo agridulce. Pero también notó en su voz y su gesto que algo no iba bien. Ella siempre había sido especialmente buena en mostrar más fuerzas de las que realmente le quedaban, incluso en situaciones en las que otros se hubiesen rendido, pero después de tanto tiempo viéndola enmascarar su dolor, Mordred había aprendido a darse cuenta de ello.

Guardó silencio y la escuchó hablar, o quizás las palabras fueron incapaces de salir después de la noticia recibida. ¿Lady Myriah se había suicidado? Miró a todos los presentes, como si alguno de ellos pudiera decirle de pronto que no era más que una broma pesada, y posó después la mirada en el ventanal. Al entrar, tan centrado como estaba en Alyra, ni siquiera se había percatado del destrozo. Fue entonces también cuando cayó en la cuenta de que se abría un pasaje detrás de la estatua del Guerrero. Se quedó allí de pie, sin saber cómo sentirse sobre todo aquello, cuando la marcha de Alyra le devolvió a la realidad. La imagen de la dama con la espada en el cinto le llenó de un momentaneo sentimiento de orgullo.

- Mi Señora, esperad. -dió unos pasos hacia ella antes de que saliera- Siento mucho la noticia que acabáis de darme, tened mis más sinceras condolencias. Pero... -las dudas empezaban a agolparse, y Mordred tuvo que respirar hondo para aclarar su mente.- No quisiera parecer insensible, y perdonadme si así os resulta mi pregunta, pero ¿quién estaba presente cuando sucedió la tragedia? Saber que hay alguien actuando en contra de los aquí presentes me lleva a desconfiar de que todo lo malo que sigue ocurriendo no tenga una mano funesta detrás. Quizás esté exagerando, pero espero entendáis mi postura. -miró de nuevo la espada, y al volver la vista a los ojos de la joven no pudo evitar dejar ver una media sonrisa de satisfacción.- Y si el tiempo y la distancia no nos han separado por completo, sabréis también que no miento al decir que confío en vuestras capacidades más que en la de muchos hombres, pero espero aceptéis mi ayuda si os fuera necesaria. ¿Hay algo que pueda hacer por vos antes de que marchéis?

El Septón estaba junto al Castellano, tenía intensiones de ponerlo al tanto de todo lo sucedido para que tomase las decisiones correctas ahora que la ausencia de los Vaelys lo convertían en el regente de la Fortaleza. La Capilla comenzaba a quedar vacía y poco a poco el silencio retomaba su dominio del lugar, solo los vidrios rotos eran la evidencia del caos que allí habían vivido. Alester y Alyra los saludaron y se dispusieron a ir en busca de la señora de la casa, y Tiziano asintió, era importante que la futura soberana de la Fortaleza sea quien la trajese allí. Entre tanto Ser Mordred hizo su entrada tardía al lugar, preocupado por Alyra. La sola idea de pensar que ella corriese algún riesgo hizo que detuviese su conversación con el Castellano y se centrara en escucharlo.

- Muchos estábamos presentes durante el suicidio de Lady Myriah, fue algo doloroso que no es bueno para sus hijas recordar- dijo, tratando de evitar que Alyra volviese remover el doloroso asunto - Si hay alguien detrás de los males de esta familia, éste no tuvo nada que ver con la muerte de nuestra señora. Un grupo grande se adentró en el pasadizo en busca de evidencias, para dar con ese al que menciona- dijo señalando la estatua. 

- Muchas cosas se han dicho en su ausencia dentro de esta Capilla, Ser Mordred. No me dejo llevar por los rumores y aún si fuesen ciertos, los Siete son misericordiosos ante el verdadero arrepentimiento, la Capilla está disponible para que ore al Padre por la guía que necesite, y yo mismo me ofrezco a escuchar su pesar para hacer más liviana su carga.- lo recibiría luego de haber terminado de hablar con el Castellano, si es que deseaba elegir el camino de la verdad.

¿cómo creerle? En ese momento cuando más necesitaba a un padre, el que podría reemplazarlo había sido acusado de traición, Alyra mantuvo una mirada contenida, llena de dudas sobre Mordred que intentaba llegar a ella, y poniendo en dudas sobre la muerte de su madre, y la verdad es que Alyra no tenía ganas de contarle que la señora de la fortaleza se había lanzado por aquel ventanal cuando supo que sus hijas se casarían con aquellos que no deseaba, aún más específicamente cuando supo con quién se casaría ella misma, sintiendo que era responsable en gran medida de la muerte de su propia madre, pero contuvo ese pensamiento mientras el septón ponía en antecedentes al hombre sobre aquellos acontecimientos y lo invitaba a compartir con él cualquier carga que llevase, cualquiera sea esta.

— ¿hacer algo por mí? — Alyra se detuvo por completo, miró a Alester un segundo para que la esperase porque lo que iba a decir sería violento y rompería algo demasiado valioso para Alyra, pero ella debía ser leal a sí misma, aunque eso fuese doloroso — que me jure por los siete que todos los rumores y acusaciones de traición en su contra son falsos y que es leal a mi padre y esta familia, que jurará su espada a señor de la fortaleza de sangre y que resguardará la vida de mis hermanas y la mía por sobre todas las cosas, eso es lo que puede hacer por mí, ser Mordred, sabe que usted es como un padre para mí, mi maestro de armas y de guerra... y no puedo vivir con la sola idea, el solo rumor de que usted ha traicionado a mi padre y a esta casa, realmente eso es demasiado para mí — no bajó ni por un segundo su mirada, su mandíbula se tensó pues contenía el temblor en su barbilla. — pero si me jura que no es nada de aquello cierto, le creeré — sus labios se comprimieron un momento, pensó que diría algo más, pero no hubo más, su mirada se suavizó, pues deseaba creerle a Ser Mordred, como deseaba que todas las acusaciones que habían en contra los miembros de su familia y sus sirvientes, fuesen mentira. Lástima que no, pues toda aquella maldad debía provenir de algún lugar.

— debo... debo ir por mi madre, ser Mordred — agrega antes de que pueda replicar a aquellas palabras — medite la respuesta o háblela con el septon Tiziano, si algo debe expiar de vuestro corazón, como dije, confió en usted, ya no quiero sufrir más pérdidas y penurias, estoy cansada  — le sonrió, había ternura y abandono en ese gesto que le había regalado, haciendo una reverencia pues su madre esperaba y sólo podía lidiar con un problema a la vez.  

La capilla del septo de los dioses se hallaba en la Torre de los Cuervos de la fortaleza de Sangre. Estaba situada en la primera planta y en ella había una gran capilla con la estatua de El Guerrero. Tenía un pequeño altar con unos bancos de marfil para sentarse frente a él. Detrás del altar estaba la figura de El Guerrero apoyándose en el mango de una gran espada y gran parte de la figura estaba inmersa en la pared pero se había corrido dando lugar a lo que parecía una puerta secreta.

Una de las vidrieras del septo estaba hecha pedazos y por ahí entraba un aire gélido y se apreciaba la fuerte tormenta que estaba cayendo en el exterior.

Alguien había descubierto el pasadizo secreto que daba acceso a la capilla y a un gran número de lugares dentro de la fortaleza. Sloth no había tenido mucha necesidad de moverse a través de él, pero recordaba que en uno de los peldaños había una trampa que si se pisaba un montón de cuchillas atravesarían el pie de quien bajase por ellos...

Afortunadamente esos pasadizos solo daban a una tercera parte de los lugares de la Casa Vaelys, no todos estaban conectados entre sí.

Antes de que Alyra y Alester se marchasen de la capilla, Marvin fue junto a ellos y le dijo unas palabras para después salir de alli.

Tabitha entró en la Capilla agarrada con firmeza y seguridad del brazo de su amado, Viserys Targaryen y acompañada del más fiel a la familia Vaelys, Sloth. La joven caminaba seria, pero sus ojos brillaban y parecía tener una actitud cariñosa hacia el hombre al que iba agarrada. Caminaban en silencio. Parecía que ya habían hablado y se habían dicho todo lo que debían donde quisiera que estuviesen.

La joven sintió de pronto un escalofrío y miró hacia el lugar donde parecía que se generaba cierta corriente. Aquel lugar sagrado estaba bien aislado de corrientes de aire y sentir una le pareció extraño a la joven, quien descubrió con sorpresa que uno de los ventanales del lugar estaba roto. Su vista se centró entonces en quienes estaban en la Capilla y les miró con extrañeza. Faltaban varios de ellos, por no decir que todos. Allí solo estaban el Septon y Ser Mordred, ni rastro de sus hermanas, pretendientes ni el resto de invitados o sirvientes de la Fortaleza. Inclinó levemente la cabeza, saludando así a Ser Mordred, quien no estaba en compañía del hombre al que había ido a buscar.

- ¿Qué ha pasado? - Preguntó bastante sorprendida al encontrarse con todo tan vacío y aquella nueva puerta abierta. - ¿Dónde están madre y mis hermanas? - Esa era la mayor preocupación en ese  momento de la joven. Sus ojos estaban clavados en los del Septón, como si tratase de leerle la mente.

- Lamento el retraso, de nuevo... - Se disculpó la joven. - Tuvimos que debatir algunas cosas y dejarlas claras antes de venir. Septón Tiziano, él es mi amado, Viserys Targaryen. Me hubiese gustado hacer la presentación delante de todos pero... ¿dónde están?

Todo el camino, Sloth lo había hecho temblando, lleno de temor, lleno de dudas, lleno de lágrimas silenciosas. ¿Cómo podían haber llegado a esa situación? Ese día iba a ser perfecto, tenía que haberlo sido. Y nada había salido como se esperaba. La única esperanza que tenía el jorobado era que, al llegar a la capilla, entre todos pudieran hacer entrar en razón a la muchacha. Seguro que su madre lo lograba, no permitiría que su hija echara a perder su vida de aquella manera.

Pero, al llegar, Sloth se quedó inmóvil. El lugar estaba vacío, excepto por Mordred y el Septón Tiziano, no había ni rastro de la familia ni de todos los caballeros de los que había hablado Lady Tabitha; había una vidriera destrozada; y el pasadizo secreto había sido abierto.

De inmediato, el temor dentro de Sloth se acrecentó, mientras miraba con los ojos abiertos a la estatua del Guerrero.

Sloth esperaba que el Septón contestara a la pregunta de la joven cuanto antes. ¿Dónde estaban todos? ¿Dónde estaba toda aquella gente con la que Sloth había esperado poner fin a aquella locura? ¿Habían entrado todos en el pasadizo? Eso también quería saberlo.

- Septón Tiziano, ruego nos digáis también quién ha bajado por esos túneles –pidió Sloth con urgencia y súplica en sus ojos, acercándose al anciano-. ¿Y por qué hay una vidriera rota? ¿Ha habido algún tipo de enfrentamiento en la capilla? –preguntó Sloth, mirando de reojo a Mordred. Había llegado bastante tiempo antes que ellos. Pero se relajó pensando que, de ser así, habría sido detenido entre todos, pues no tenía arma, que Sloth supiera.

El Septón se encontró sorprendido por la manera de ignorarlo del Castellano, quién parecía eludir la responsabilidad que caía sobre él. Los esfuerzos del anciano por lograr que esa Fortaleza no cayera en el caos parecían haber sido en vano. Se encontró solamente en compañía de Ser Mordred, que aún guardaba silencio ante la propuesta de expiar sus pecados frente a los Siete. De repente la puerta se abrió y tres personas entraron, los ojos de Tiziano repasaron cada uno de ellos y su avejentado rostro se retorció en un gesto de terror. El Príncipe Oberyn había dicho que Tabitha mantenía un amorío con un traidor a la corona, pero el Septón lo había desmentido para salvar el nombre de esta familia, sin embargo allí estaban los dos. Será cierto lo demás que contó sobre ellos? Le costaba creerlo, si ella llevaba en su vientre a un Targaryen entonces el Rey Baratheon ordenaría decapitarla. Su amargura llegó al extremo cuando vio al jorobado señalar el túnel, conoces este pasadizo mejor que nadie, no es así? se preguntaba indignado. Que los Siete me protejan!

- Tabitha... que habéis hecho?- preguntó finalmente, consternado - Porque ?- dijo casi sin fuerzas, las palabras de la segunda hija habían dejado a los Vaelys sin posibilidad de heredar la fortaleza, ella había estado junto a él cuando Lord Rhys había leído el testamento. Las palabras allí escritas eran claras, debían casarse antes de la muerte de su padre, pero ella le había revelado a su primo algo que ninguno de los demás sabía, y éste se adueñó de todos los derechos de los Vaelys sin que nadie pudiese evitarlo, acabando con las esperanzas del señor de la casa de mantener a su familia allí - Es cierto que tu Padre ha muerto? Lo has visto ? Y si fue así como es que no lo comunicaste  a tu madre? a mi? a tus hermanas? Como es que se lo has confiado al único que podía traicionar a tu familia? Ahora los Vaelys lo han perdido todo... y tu madre no pudo soportarlo, vio como toda su lucha fue en vano y se lanzó contra el ventanal. Alyra ahora fue en busca de su cuerpo para ser velado aquí, bajo el amparo de los Siete - la casa había perdido a sus señores y estaba a merced de un desconocido, por mas que Astrid hiciese esfuerzos por asumir el control junto a sus hermanas. - Lamento tus pérdidas, hija mía - dijo finalmente, más allá de sus errores y de las consecuencias de sus actos, ella no dejaba de ser la niña que vio crecer.

- La boda se ha pospuesto, hoy es una noche triste. Mañana casaré primero a los nuevos señores de la Fortaleza y luego al resto de las hermanas. No voy a juzgar tu elección, si Viserys es a quien amas, entonces los casaré. Pero ten en cuenta que el Príncipe Oberyn y varios señores vasallos estarán presentes, y si lo viesen, habrá que apresarlo y llevarlo a Desembarco del Rey de lo contrario todos ellos serían cómplices de traición - dijo, sabiendo que el destino de ese matrimonio sería otra tragedia.

Luego volteo hacia el jorobado - Sloth, tienes suerte de no haber llegado antes, de lo contrario hubieses sido ejecutado aquí mismo. Dime la verdad delante de los Siete!- dijo notoriamente enojado - Como has sido tan cruel como para matar a Fiona?! Con el Maestre supimos que fue un asesinato, te vimos en la habitación de Alyra pero los guardias no te habían visto entrar... porque lo hiciste por los pasadizos!- dijo señalando la estatua que estaba a un lado del túnel - Como has podido traicionar a esta familia que tanto te ha dado? Ya te han descubierto, pronto irán por tí. Dime, también le hiciste daño a Lord Rhys?- se volteo hacia Ser Mordred - O acaso fue usted como el Príncipe sugirió?- estaba rodeado por asesinos y traidores, ya no sabía en quien confiar y en quien no.

Mordred escuchó en silencio las palabras que se le dedicaron. No respondió, pues nada de lo que pudiera decir hubiese servido, al menos no en aquel momento. La animosidad entre él y Lord Rhys no era ningún secreto, ¿pero realmente era aquello suficiente para que se extendieran tantos rumores? ¿Habría alguien sacando un provecho personal de aquello? Se sintió tan confuso que se apoyó contra un banco y cerró los ojos para intentar recomponer sus pensamientos, cosa que no había conseguido desde que pusiera un pié en la Fortaleza. Así escuchó la llegada de Tabitha y Sloth, a quienes reconoció por la voz. Dejó que hicieran las obvias preguntas, a las que prefirió no contestar. Se pasó las manos por las sienes mientras el Septón hablaba, aunque sus palabras fueron llamando poco a poco la atención de Mordred, quien abrio los ojos de nuevo y prestó plena atención. ¿Insinuaba que Tabitha había informado a Ser Edric de la muerte de Lord Rhys?

Ante la afirmación de que Sloth había matado a Fiona, Mordred dejó escapar una media sonrisa de satisfacción, al ver que estaba en lo cierto. Pero al escuchar lo que Oberyn había dicho, no pudo evitar cierta duda al principio, y una risa sorda y cansada después.

- Eso dijo, ¿eh...? -dijo mientras negaba con la cabeza y se incorporaba para echar a andar por la capilla, con la mirada perdida.- A ninguno habrá de sorprenderle ya si digo que no me hubiese importado ver a Lord Rhys pasarlo mal, pero ni soy un asesino ni cargo con su muerte. Si no le llegó su hora de forma natural, alguien lo envenenó o usó algún otro método sutil, pero eso ocurrió mucho antes de que esta fiesta se celebrara. ¿Fue Sloth? No lo sé, pero aunque él hubiese sido el brazo ejecutor -alzó una mano hacia el jorobado, antes de que pudiera interrumpirle-, cosa que no estoy afirmando, creo que el verdadero culpable no se encuentra en esta capilla. En todo caso, habría que preguntarse cómo Lord Rhys y todos los varones de la familia murieron de enfermedad teniendo un Maestre en casa, o qué hacía el mayordomo Evan llevándose frascos de su laboratorio, pero me temo que ahora mismo no tenemos las respuestas a esas preguntas. -Miró al Septón mientras continuaba caminando.- ¿Ha estado Ser Edric aquí, Septón? ¿Conoce él la noticia de la muerte de Lord Rhys? -Paró entonces en seco, reflexionando.- ¿Se ha comprometido él con alguien?

El mundo de Sloth se había hecho añicos. Cuando escuchó la trágica noticia que traía el Septón, supo que su vida ya podía acabar, pues todo estaba perdido. Sus dos señores muertos, su mejor amiga muerta, una de las damas casándose con el peor pretendiente posible en los Siete Reinos y la casa a manos de… ¿de quién? ¿Del bastardo Edric Colina? No, no era posible, Colina no estaba entre los pretendientes que había nombrado Lady Tabitha y el Septón había dicho que pensaba casarlo. Debía de ser ese misterioso primo, entonces. ¿Quiénes iban a ser los nuevos señores de la Fortaleza?

- ¿Quién es ese primo del que tanto he oído hablar, Septón? No es Edric, ¿cierto? ¿Ha accedido ese hombre a casarse con una de las hijas? ¿Con Astrid, con Alyra? ¿Cuáles son sus intenciones para con esta casa? –preguntó Sloth, con tono de urgencia.

Lo siguiente que escuchó de boca del Septón, quien no quiso responder a su pregunta sobre el pasadizo, volvió a hervir la sangre de Sloth. Ya había pasado por esa misma conversación una vez. Otra vez, no… ¿Quién? ¿Quién era el que estaba esparciendo tales rumores sobre el jorobado? ¿Quién lo quería tan poco en esa Fortaleza? Sloth nunca se consideró amado por nadie que no fuera la propia familia, pero tampoco consideró que el resto del servicio lo odiara tanto como para acusarlo de asesinato. ¡A él!

- ¿Cómo? ¿Cruel? ¿Matar, yo? ¿Vos también pensáis eso de mí? –preguntó Sloth, que miraba al Septón con una mezcla de furia y tristeza. ¿Acaso nadie en la Fortaleza confiaba en él? Sí, Lady Myriah había confiado en él. Ella nunca dudó de su lealtad a la familia. Y ahora, había muerto… Pero parecía que, tras tantas lágrimas derramadas a lo largo del día, sus ojos se habían quedado secos y lo único que lloraba era su corazón.

- ¿Yo, traicionar a Fiona, A MI FAMILIA? –bramó, sin apenas moverse de su sitio-. Si creéis que soy tan ruin como para matar a mi mejor amiga y volver la espalda a mis señores, entonces no sé qué hacéis ahí que no habéis llamado ya a los guardias para que vengan a detenerme. Hacer daño a Lord Rhys… ¡ELLOS han hecho daño a Lord Rhys! –gritó, señalando a los dos hombres que había allí, aunque sus ojos únicamente miraban a Viserys Targaryen, pues realmente consideraba a Ser Mordred tan títere como Ser Mordred parecía considerarlo a él-. Fui a buscar información del paradero del señor a las mazmorras, pues Lady Vaelys sospechaba que el Targaryen había estado involucrado. Y nada más bajar, él dragón había sido liberado y apareció junto a este caballero cargando el cuerpo sin vida de Lord Rhys. Aseguran que lo encontraron ya así... -añadió, negando con la cabeza-. Pero demasiadas casualidades, sobre todo si tenemos en cuenta que el Targaryen conocía el paradero del señor, y lo calló, cuando el resto del servicio lo buscábamos sin parar y no lo encontrábamos.

-Puedo regresar a buscar su cuerpo, se encuentra aún en las mazmorras, con otros tres cadáveres, también asesinados entre ellos dos –soltó Sloth, sin poder contener la rabia por no haber podido evitar todo lo ocurrido-. Ni siquiera pude comprobar quiénes eran los muertos, ellos me acorralaron rápidamente e incluso me llegaron a amenazar. De no haber estado ahí Lady Tabitha, podríais haber unido mi nombre a la larga lista de fallecidos este día…

E incluso la hija de Lord Rhys había desconfiado de él durante un instante y creído todas esas mentiras que sobre Sloth circulaban. ¿Las demás muchachas pensarían igual? ¿Había perdido el favor de aquellas a quienes había dedicado su vida?**

- A todas partes he accedido con el beneplácito de mi señora –aclaró, en referencia a los túneles y a haber sido visto en la habitación de Lady Alyra-. ¿Acaso ella era una de las que de mí sospechaba? No, claro que no, porque ella sabía de mi lealtad y sabía que yo únicamente he realizado tareas honrosas y con su consentimiento. Si entré en la habitación de Alyra fue porque Lady Myriah me permitió entrar –explicó, cansado de tener que repetirse tantísimas veces. Y dolorido. Muy dolorido-. Pero, por supuesto, lo fácil es acusar al bufón, ¿cierto? Oh, cuántos problemas ahorrados si únicamente echamos la culpa de todo lo malo a Sloth, que a nadie importa. Pues ahora que han muerto mis señores, mi palabra, mis consejos y mi vida poco valen…

Sloth se arrastró hasta colocarse detrás de todos los presentes, apoyado sobre una columna, mirando con ojos tristes la escena que ante él se desenvolvía. Quizás había una única y minúscula esperanza, una débil luz al final del túnel, que aún podía salvarlo todo, pero Sloth dudaba que pudiera encontrarla.

Sloth y Ser Mordred se señalaban mutuamente, ninguno podía aclarar completamente porqué habían estado en el lugar de los asesinatos, sus explicaciones eran poco sólidas, pero lo que no podía negarse era que Lord Rhys realmente había muerto. Tiziano albergaba cierta esperanza de que apareciese, había orado a los Siete para que su amigo aún respirase pero ya era en vano, había partido para nunca volver. Una lágrima cayó por su rostro, en parte por la pérdida y en parte por la impotencia de haber visto cumplir su sueño. He hecho todo lo que pude, amigo mío,  su mente trataba de alcanzar el espíritu de Rhys antes de que se encuentre con el Desconocido. Tal vez las acciones del Septón habían servido para que las hijas no se perdieran en el exilio y el apellido de su señor perdurara, ese era el único consuelo que le quedaba.

Salió de su estado de congoja para dirigirse a los hombres en la sala - Astrid y yo tratamos de hacer valer los derechos de Edric Colina para evitar que alguien manchado con sangre y mentiras obtuviese el título de Lord, pero Lady Myriah lo despreciaba demasiado y dio su voto a favor de otro primo, el que traicionó a las hijas con la información que Tabitha le brindó, invalidando los matrimonios que estaban a punto de realizarse - aún no comprendía como ella había podido hacer algo así, afortunadamente otra de sus hermanas tuvo el coraje de seguir sus consejos y salvó lo que quedaba de esa casa - De todos modos, Edric renunció a sus derechos hace unos instantes en presencia de mucha gente, no será el próximo Lord - dijo, aclarando las dudas.

- Tiene usted razón respecto al Maestre, Ser Mordred, fue él quien dijo no poder curar a los hijos varones y herederos de la casa, y también dijo no poder curar a Lord Rhys, y todo eso me resultaba sospechoso. Solo faltaba un motivo para deshacerse de los hombres, esas muertes solo favorecían al bastardo de Edric y eso parecía no tener sentido. Pero el testamento también favorecía a otro primo varón - ahora miraba a Tabitha a los ojos - El sobrino del Maestre Caelus es el Primo que Lord Rhys pensaba que estaba infiltrado en la fiesta! Que mas motivos necesita ese zorro viejo para matar a todos los hombres Vaelys y favorecer a su sobrino... Alester Marbrand!- esperaba que Tabitha ahora entendiese a que se había referido el Septón - Evan estaba buscando pruebas,  no se si sacó botellas de allí, pero sí una carta que relacionaba a Caelus con Alester, él sospechó del Maestre desde hacía tiempo. Yo saqué a la luz mis sospechas delante de todos pero no me han creído, además involucran al tío del nuevo Lord, que se alzará con el título por medio de mentiras, traiciones y asesinatos. Temo que lo primero que haga es hacerme cortar la cabeza - dijo, sin ninguna pena, ya había vivido suficiente tiempo - Sin embargo, accedí a casarlo con Alyra y él accedió a portar el apellido Vaelys, al menos me queda el consuelo de que no todo se perdió. Esa niña será la Señora Vaelys, su sacrificio ha sido inmenso pero ha logrado salvar a su familia - él sabía cuanto había dejado por asumir esa responsabilidad. 

- Fiona fue atendida de mala manera por el Maestre de una quebradura y murió unos instantes después al bajar la escalera. Con él llegamos a la conclusión de que fue empujada, pero tal vez no lo fue y me mintió, como me mintió en tantas otras cosas! Se ha burlado de mi... con él seguimos las pistas del presunto asesino que llegaban hasta vuestro cuarto - dijo a Tabitha - Dejé a Merol para que lo ayudase a seguir investigando y no le sacara un ojo de encima a ese viejo zorro, mi asistente seguramente podrá aclarar si encontró algo sospechoso - dijo, confiando en que al fin sabría la verdad sobre el erudito - Sloth no es justo que seas acusado sin poder defenderte y me consta que Lady Myriah confiaba plenamente en ti, pero o la has matado tu o la mató Caelus, no veo otra posibilidad. Por los Siete, si realmente amas a esta familia, te pido que traigas el cuerpo de Lord Rhys a la Capilla, así velamos juntos a los señores de esta casa esta noche - Tiziano no disimulaba su dolor por la pérdida de su gran amigo, un vacío se formaba en su pecho y le costaba hablar.

- Viserys Targaryen, mató usted a Lord Rhys? Como es que logró liberarse ? Ya es acusado de traición y perseguido por el Rey, no agregue otro delito más a su lista y díganos la verdad!- dijo y miró a Tabitha impotente, contrariado, sin comprender porqué había elegido a ese hombre como su compañero.

Mordred escuchó con hastío el repetitivo discurso de Sloth. Hubiese querido hacerle callar, pero se limitó a negar con la cabeza en silencio mientras intentaba pensar qué debía hacer frente a todo aquello. Pero cuando le acusó de las muertes de las mazmorras, fulminó al jorobado con la mirada y le habló con ímpetu.

- Si no conoces la verdad mejor no abras tu asquerosa boca. Aunque está claro que mentir se te da bien, teniendo en cuenta lo engañados que has tenido a todos sobre ti mismo. A saber qué más cosas ocultas, pero no me importan tus asuntos ajenos a todo esto. De todo lo que dices que he hecho, tansolo cargar con Lord Rhys es cierto. -se giró hacia el Septón, hablando ahora de forma más relajada.- Sirva lo que voy a explicar como parte de la confesión que Lady Alyra espera de mí. Bajé a las mazmorras acompañado de John Kalhan. Allí se encontraba el Targaryen, encerrado. Confesé a John mi intención de apoyar a Ser Edric como heredero de esta Casa, cosa que imagino es el origen de los rumores sobre mi posible traición. Él respondió a ello intentando apresarme. En ese momento, Viserys logró escapar y mató tanto a John como al soldado que vigilaba los calabozos, y ambos fuimos a comprobar que, en efecto, Lord Rhys estaba muerto. Llevamos su cuerpo a las mazmorras a fin de que la noticia no llegara a ser conocida, pues el Targaryen así me lo pidió a cambio de haberme salvado. Allí encontramos a Lady Tabitha. -miró a Viserys con cierta resignación.- Disculpadme, pero el Septón merecía conocer la verdad.

Escuchó entonces el relato del Septón, aunque por unos instantes no estuvo seguro de si su mente le jugaba malas pasadas y todo lo que oía eran solo imaginaciones suyas. Las sospechas sobre el Maestre le habían parecido más que sustanciales, pero saber que Alester era el beneficiario de aquello... Aquel hombre había servido bajo su bandera durante la Guerra. De pronto, Mordred se sintió contrariado y engañado.

- ¿Marbrand...? -dijo como para sí mismo. Miró entonces al Septón con cierto resquemor- ¿Habéis casado a Lady Alyra con Ser Alester Marbrand? ¿Es que todo el mundo en esta Casa ha perdido el buen juicio? -comenzó a moverse de nuevo por la capilla, haciendo aspavientos.- Habéis casado a la más válida y valiente mujer con un pésimo soldado que se preocupa más del estado de su barba que el de su espada. ¿Y todo por salvar el nombre de Vaelys? Ser Edric habría salvado el nombre y a esta Casa si hubiese recibido el apoyo y el consejo adecuado. Él ya era el Señor de Vaelys antes de que le regalárais el título al primero que... -paró de caminar y calló, dándose cuenta de que se estaba dejando llevar. Respiró hondo y siguió, calmadamente.- Si lo que decís es cierto, Septón, el Maestre y Ser Alester deberían responder a unas cuantas preguntas. Pero está claro que no tengo el favor de nadie entre estas paredes, así que me temo que no hay mucho que pueda hacer. Le habéis dado la Casa a un posible cómplice de traición sólo por salvar un estúpido nombre, tenedlo en cuenta.

Sintiéndose derrotado, se propuso a salir de la capilla. Pero al alzar la vista hacia al puerta, Mordred paró en seco, con el ceño fruncido y la mirada fija en el pasillo. En silencio, retrocedió unos pasos y se giró hacia Tabitha, alargando al mano hacia ella. Esperó que entendiera aquel gesto, y en su mirada, cuando volvía de fijarse intermitentemente en el pasillo, se podía ver cierta urgencia.

- Es que vuestro favoritismo por Edric os ha dejado ciego? Caballero, mas le vale que al menos en esta Capilla se dirija con respeto hacia mi- contestó enojado a las palabras sin fundamento que había dicho Ser Mordred - He dicho que no se realizó ninguna boda, ojalá me hubiese prestado atención. Además, no se porque asume que le he dado poder a Alester, pareciera que no ha escuchado nada de lo que le he explicado - su ceño se frunció y su mirada era severa.

- Alyra expresó sus intensiones de casarse, y son tan válidas como las de Tabitha, a ambas le hice la misma promesa, que las casaría a quienes ellas amaran sin ninguna objeción, y no voy a faltar a mi palabra. La boda será mañana, como ya lo mencioné. Vuestro favorito, Edric, es a quién le acabo de decir que Astrid y yo defendimos públicamente - negaba tratando de entender porqué debía volver a decir lo que ya había explicado con claridad, que le sucede a este hombre? - Él renunció a sus derechos, y dejó claro a todos los presentes que no le interesa liderar esta casa, así que acéptelo y deje a un lado ese sueño suyo de verlo en el poder. Para su conocimiento, lo único que pidió Edric fue que se le concediera el apellido Vaelys. Hasta él supo reconocer la importancia del apellido, como se atreve a decir que es una estupidez?!-

- El testamento favorece al primo varón en caso de que Lord Rhys muriese antes del casamiento - volvió a mirar a Tabitha, ese fue el argumento que había usado su primo para posponer la boda y hacer valer sus derechos como nuevo señor, y por ello su madre se había suicidado - Alester Marbrand será el señor de esta casa muy a mi pesar, se case o no se case, el testamento lo nombra heredero. Así que no se de donde saca usted que yo, o algún miembro de la familia, le ha concedido su título- sentenció, indignado por el osadía  del caballero 

Se volteo luego hacia el Targaryen - Viserys, ha dado muerte al actual mayordomo de esta casa y a uno de los guardias, se da cuenta de la gravedad de esas acciones? Pero al menos no ha sido quien le quitó la vida a Lord Rhys - Tiziano quería encontrar al responsable de la muerte de su amigo, y esos hombres tenían la respuesta - Estaba herido cuando lo encontraron? O fue la maldita enfermedad que el Maestre casualmente no pudo curar? - preguntó.

Tabitha no salía de su asombro. Cada palabra del Septón, cada gesto suyo... - Todo es culpa mía. Confié en aquel bastardo... Si madre me hubiese escuchado en su momento... si Alyra me hubiese dicho quien era ese hombre antes... - Cada palabra de Tiziano, cada una de sus miradas, eran una nueva punzada en el corazón de la joven, que no se soltaba del brazo de su amado. Saber que su madre se había suicidado por su mala decisión no la reconfortaba.

- Mi hermana quería casarse con Ser Alester a toda costa, sin saber que padre había... - Dijo al fin en voz alta. - Quería ser la primera de todas, así pues no se ha sacrificado para mantener nada. Lo deseaba. Aún sin amarle, sabía quien era perfectamente y quería ponerle donde está ahora. - Sentenció pensando hasta que punto podría estar involucrada su hermana en todo aquello. 

- Las palabras del buen Septón exculpan por completo a Sloth de cualquier sospecha de traición o de asesinato. - Le aclaré a Ser Mordred. - Así pues os ruego que dejéis de acusarle de nada. Ha demostrado ser fiel a la familia, a mí y es íntegro a pesar de haber ocultado su inteligencia a la familia. En cuanto a padre... - Miró al Septón con lágrimas en los ojos.  - No tiene heridas visibles. He... he sido incapaz de mirarle mucho más... y no le he tocado.

La joven entendió el gesto de Ser Mordred a la primera. Su mirada lo decía todo. - Esperad, Ser Mordred, no os marchéis aún. Vos sois el único testigo del amor entre Viserys y yo y entiendo que queráis marcharos ya de esta fortaleza. - Miró a Tiziano antes de seguir hablando. - Ya no importa quien se case antes y, como bien sabéis todos, en cuanto vean a mi amado... nos mandarán ejecutar. Por favor, Septón, cásenos ahora. No permitáis que nuestro hijo sea un bastardo. - Acarició su vientre. - La noche será nuestra cómplice.

Luego se giró a Sloth.  - De ti espero silencio y que puedas llevarnos por algún pasadizo a mi dormitorio. Necesitaremos algo de valor para vender y sobrevivir... y que no te opongas a esto más. Le amo y me ama. Y todos saben que espero un hijo suyo... el "Usurpador" no me permitirá seguir con vida, ni a mi, ni a mi pequeño cuando nazca. - Con un gesto cansado y suplicante miró a Viserys.

- Confía en mí,  mi vida. Encontraremos otra manera de cumplir tus sueños. Pero primero debemos sobrevivir a esto. - Besó la mejilla de su amado y le susurró unas palabras tranquilizadoras al oído.