Partida Rol por web

Evan llevaba algo bastante grande y de bastante peso sobre sus brazos, lo tenía oculto con una capa para que no se viese lo que habíaa, pero no había que ser muy experto para saber que aquello parecía el cuerpo de alguien... Junto a él lo acompañaban Lady Astrid y uno de los soldados que custodiaban la escalera.

A los pies de la misma se hallaba Ser Tyler Risefeller que parecía estar esperando a alguien. Y segundos después llegaron Sebastián y Kyle junto al resto. Y en último lugar el hermano de Tyler, Bernard.

Tras ellos, llegó Lady Myriah con un gesto en su rostro de muy pocos amigos. Una mirada de odio hacia Evan hizo que éste sintiera como sus pelotas se metían en el interior de su cuerpo. Jamás le había visto mirarle de esa manera. Pero Lady Myriah a veces se comportaba como La Señora que era y no se molestó en poner la cara colorada al mayordomo, con sus ojos perforando los del mayordomo sería suficiente.

Kyle, coge a tu hermana. Dijo señalando el bulto que llevaba Evan bajo sus brazos. Y vayamos de nuevo al Septo. La voz de Lady Myriah se mostró fría y seca. Sin duda se sentía dolida por que el mayordomo lo había desobedecido y por el tiempo que había tardado en hacer caso de sus órdenes. Evan no había llevado a toda prisa el cuerpo de Fiona y eso había hecho enfurecer tanto a La Señora, que no fue capaz ni de gritarle.

Está claro que no eres digno de la posición que se te ha dado, y menos aún de ser un invitado más de la fiesta. Sentenció. Ve a las cocinas y al menos encárgate de que la cena esté lista a las 20.00. Sin duda Lady Myriah había echado por tierra cualquier orden de Lord Vaelys en el que lo había colocado en una mejor posición social durante la fiesta. Evan era un mayordomo y así lo había dejado claro La Señora con una frase breve y tajante.

Luego miró a uno de los soldados. Y tú, haz el favor de buscar al septón, o al menos a Merol, necesitamos que alguien oficie la ceremonia de Fiona de una santa vez.

Así lo haré, mi señora.

El mismo soldado que había bajado hacía apenas unos minutos se dio la vuelta y se volvió por donde había venido.

El soldado que hacía apenas unos minutos estaba junto al cuerpo de Fiona y que había acompañado a Evan y a Astrid a la parte inferior de la torre parecía volver a subir las escaleras cruzándose con Merol.

Justo en el momento en que el septón Tiziano y el maestre Caelus salían de la habitación de Alyra, uno de los soldados subía las escaleras. Buenas noches, septón, maestre. Dijo haciendo una reverencia ante dos de los tres ancianos de la Fortaleza de Sangre. Me envía nuestra Señora, me pide que por favor vaya usted de inmediato al Septo de Los Dioses. Comunicó a Tiziano. Quieren ofrecer una breve ceremonia a Fiona antes de que empiece la fiesta.

El caballero había llegado a tiempo para presenciar una escena tensa en la que apenas sabía lo que sucedía, algo similar a lo que le ocurrió en el septón varios minutos antes. Lo importante es que sus indagaciones habían tenido éxito y localizó a su hermano Tyler, incluso con anterioridad a lo que hubiera creído posible. No sabía cuán envuelto estaba en este asunto pero estando esperando abajo parecía haberse apartado, o que lo habían apartado.

Bernard se colocó al lado de Tyler y palmeó un instante su hombro para que constatara su presencia. Se fijó en el fardo que portaba Evans. Era terrible que hubiera muerto alguien entre aquellos muros. Le gustaría saber más pero tan sólo hizo un saludo hacia los presentes, con un leve cabeceo. Quería saber el nivel de tensión en el que estaban todos inmersos antes de intervenir.

Tyler continuaba allí aguardando cuando vio salir a Evan con aquel bulto en sus brazos. Indudablemente debía de tratarse de un cuerpo, pero... ¿Quien? Llevarlo cubierto con la capa no dejaba lugar a dudas de que se trataba de un cadáver, Tyler había visto demasiados durante la guerra como para no reconocerlo cuando había uno. Su corazón se encogió por el temor de que fuese aquella persona a quién esperaba y empezaba a plantearse que debió entrar por la fuerza cuándo la vio aparecer. La miró con ojos preocupados pero aliviado de ver que estaba bien. Gracias a los Siete
Saludó con una inclinación de cabeza, una leve reverencia a Lady Myriah, no pronunció palabra pues no parecía el mejor momento para hablar, se la veía sobria, irradiando aquella energía arrasadora que tanto la caracterizaba y reprendió a Evan. Tyler tenía al mayordomo por un buen sirviente pero no pareció inmutarse lo más mínimo por las palabras que le propinaba su señora. Era un sirviente y debía obedecer, punto.
También vio a Kyle, otro de los preferidos por Lord Vaelys, le sonrió levemente aunque ahora le tocaba cargar con el muerto gracias a la falta que hubiese cometido su compañero.
Observando lo que ocurría y con miles de pensamientos y preguntas cruzando su mente sintió entonces una mano familiar que se apoyaba en su hombro. Volvió la cabeza para encontrarse su ojos con los de Bernard. Tyler le dedicó un leve, casi imperceptible asentimiento de cabeza, no necesitaban mucho más los hermanos para entenderse. La mirada de Tyler reflejaba determinación. Como siempre Bernard aparecía justo en el preciso momento en que le necesitaba.

Cuando vió aparecer a Evan con un bulto entre sus brazos, Kyle notó como flaquearon sus piernas. Aún tenía esperanzas de que todo fuera mentira, una broma cruel o un horrible malentendido, pero esa visión parecía confirmar su peor pesadilla. Las palabras de Lady Vaelys hicieron que se irguiera de nuevo, dejando la flaqueza a un lado, por lo menos por ahora. No había escuchado que le seguía al paso, y agradeció que no le reñiera en ese momento. Sabía que tendría que pagar cara su osadía, pero no en ese momento. Lady Vaelys era una mujer de carácter, pero no era insensible con lo que estaba viviendo el joven cazador.

Sin mirar a Evan a los ojos, cogió el cuerpo oculto de su hermana y se dió media vuelta. No entendía por qué Evan no había llevado el cuerpo de Fiona al Septo como le habían ordenado. Quería preguntárselo, pero ahora no era el momento, al igual que no era el momento de apartar la capa y confirmar que el cuerpo que llevaba en los brazos era de su hermana. 

Sabía que todos los ojos estarían centrados en ellos ahora, pero Kyle salió en dirección al Septo sin mirar a nadie a los ojos, lo más firme y digno que podía mostrarse en un momento tan duro.

Mientras salía cargando el cuerpo sin vida sucedió otra tragedia, dos en realidad. En esta ocasión se abrirían heridas internas, en los sueños, sentimientos y esperanzas del mayordomo. No pudo avanzar mucho, a su paso salió Lady Vaelys y estaba comprensivamente enojada con él. ¿Cómo explicarle los motivos que le habían impedido llevar a Fiona hasta el septo antes? Habían allí invitados y no tenían por qué conocer los entresijos de aquello. Incluso era posible que fuese conveniente que los desconociesen. Sintió la fría y arrasadora mirada de su señora, y su sentencia de la perdida de favores cayó como una losa en su corazón. A punto estuvo de pedirle un momento para explicarse, pero algo le decía que debía aguardar, que su señora no aceptaría en ese instante un pero ni un esque.

Pasó el cuerpo envuelto en su capa a Kyle con un gesto de gran dolor y tristeza. Ver a su amigo así le desgarraba. Sentía deseos de hablar con él, sin embargo Kyle partió con su hermana en brazos obedeciendo a Lady Myriah y él debía hacer lo mismo.

Hizo una reverencia a Lady Vaelys, sin atreverse a contestarle ni pronunciar palabra, y partió hacia las cocinas.

Merol negó ante la pregunta de Evan, sin pronunciar palabra. El Septón había desaparecido hacía pocos minutos, al punto que no se había dado cuenta siquiera que no estaba. Su rostro no ocultaba su preocupación por el anciano, la cual aumentó al enterarse que Evan no lo ayudaría y que dependía solo de él encontrar al viejo con vida.

- John? No estaba a cargo de la organización de la fiesta? - dijo en voz baja, un poco desconcertado con la sugerencia, había escuchado que ese día tomaría el lugar de Evan como mayordomo, pero muchas cosas habían cambiado desde el rayo en la Capilla, más de las que su imaginación podía abarcar. Comprendió que cada uno tenía un papel dentro del castillo y el suyo era proteger al Septón - Iré yo mismo, lo encontraré - vivo o muerto estuvo a punto de agregar, pero se contuvo.

Cruzó una mirada con Evan antes de que se fuese, como si fuese el peso de las responsabilidades lo que los separaba y no otro motivo. Merol no esperaba de aquél hombre un trato como ese, no después de lo sucedido con anterioridad, así que estaba agradecido a los Siete por permitir que eso cambiase.  

Luego comenzó a subir los escalones hasta el punto en que vio por última vez al Septón, posó sus manos sobre la pared al igual que el anciano lo había hecho, y continuó subiendo lentamente, explorando cada roca, distraído solo por el soldado que subió a sus espaldas.

Tiziano había salido de la habitación junto al Maestre aprovechando que no había nadie en el vestíbulo. Buscó rastros de su asistente y dio un paso hacia las escaleras cuando escuchó que alguien subía. Pero no fue a Merol a quien encontró, sino a un soldado que los saludó formalmente. No es éste el que había subido buscando a Astrid? Tanto hemos tardado que ya bajaron? se preguntó el anciano mientras asentía al escuchar el mensaje - Gracias muchacho. Si, si, me lo ha dicho y en breve estaré allí - El Septón quedó desorientado con el comentario, el soldado estaba presente cuando Lady Vaelys le había solicitado hacer un funeral a Fiona, y ahora le transmitía la insistencia de la señora de la Fortaleza. Era el mismo soldado que había negado ver a entrar a Sloth. - Deme unos minutos para terminar de discutir un tema con el Maestre. Por favor hágale llegar a Lady Myriah que se hará tal cual solicitó - le dijo con amabilidad y esperó a que se retirase antes de proseguir su conversación con el Maestre*.

Tiziano se quedó pensativo, ese soldado realmente trae la voluntad de Lady Vaelys o hay aquí algo que se me está escapando? Luego que el soldado los dejó, susurró a Caelus - Tenemos poco tiempo, busquemos al muchacho. Arriba o abajo?- . Merol había subido con el soldado en busca de Astrid, pero el hombre ahora venía desde abajo, y el Septón no sabía si su ayudante había bajado o no. 

Astrid había mantenido el silencio desde su encuentro con Menrol, manteniendo a su cabeza trabajando a gran velocidad. No podía entender cómo Fiona había podido caer por esas escaleras, cuando seguramente había subido y bajado miles de veces. Intentó encontrar algo que hiciera tropezar a la joven, pero ni siquiera su vestido daba pie a ello. Si era cierto que no se encontraba en sus plenas capacidades, podía haber doblado su tobillo, pero... ¿qué hacía en esa escalera, cuando tendría que estar cumpliendo las obligaciones que se le habían dado respecto a la fiesta de la noche? ¿Qué intenciones tendría antes de caer?

En su cabeza no cabía el asesinato. Había muchas más formas de acallar a una criada que sabía más de la cuenta, y más sabiendo que Fiona era guapa y también atrevida. Sintiendo en la necesidad de olvidar ese rompecabezas, pues tenía muchos más asuntos que resolver, se topó de pronto con el cuerpo de la muchacha.

Cierto era que le habían hablado del cadáver y de la posición extraña en la que estaba derrumbada, pero nada la había preparado para ese momento. Su mano, instintivamente, se dirigió hacia su pecho, donde descansaba un colgante, mientras la otra buscaba el apoyo de la pared. Iba a criticar a Evan por no retirar el cuerpo de inmediato, cuando llegó su madre y arrasó con su carácter.

Esperó que sus palabras calaran en la gente oportuna y habló con ella Madre, Alyra y Mira están en la habitación del Maestre, aguardando el momento para ir a la capilla inclinó la cabeza para dar por concluida la conversación, y caminó hacia ser Tyler, al cual le miró a los ojos para darle a entender que la acompañara.

Todo el tema de la sirvienta muerta parecía rozar a Ser Bernard quien había escuchado ya en tres ocasiones acerca de ello. Ahora podía ver cómo la mujer era transportada hacia el septo, aunque según tenía entendido el septón Tiziano no se encontraba allí. Le gustaría saber dónde se encontraba el viejo. Pensar en él además le hizo recordar la conversación anterior, pero ahora mismo no era necesario rememorarla.

La hija mayor de Vaelys parecía decidida ir a algún lugar e hizo una señal a Tyler que no le pasó inadvertida a Bernard.

- Lady Astrid.

Dijo a modo de saludo y por lo pronto no le había comunicado nada a él, de modo que les iba a tener que seguir. Quizá llegara a estorbar pero algo le decía que no iba a ser el caso y que su presencia sería agradecida. Miró a su hermano imaginando que estaría de acuerdo con aquello, y si no, ya se lo diría allí a donde se dirigieran.

- Os acompaño.

No había necesidad de explicarse ni de dar detalles.

- Con su permiso, Lady Miriah.

Dijo educadamente a la señora de la casa a quien posiblemente le daría igual pues su cabeza semejaba llena de asuntos que tratar en estos momentos. Aquí lo que le llamaba la atención es que las damas llevaban la iniciativa aunque con el patriarca de la familia en tan penoso estado era señal de que los Vaelys tenían recursos incluso en tan delicada situación.

Con una inclinación de cabeza se despidió de la señora de la Fortaleza de Sangre.
-Mi señora-
En cuanto Lady Astrid comenzase a caminar el caballero la seguiría y asentía a su hermano cuando se unió a ellos.

La lluvia continuaba cayendo, seguramente iría cogiendo fuerza poco a poco, al menos eso le parecía a Tyler. Caminaba junto a la dama sin poder evitar observar los bajos de su vestido, seguramente el paso por los jardines con la hierba y los caminos mojados empapasen una parte de la tela y aquella fría humedad no podía hacer bien a las blancas piernas de Astrid. Sin embargo se contuvo de decir nada con palabras, se limitó a ofrecer una mirada afectuosa a la primogénita, la cual solo ella vería pues Tyler ya procuraría que así fuese. No iba a ofenderla insinuando fragilidad por parte de ella, ni si quiera ante su hermano.
Avanzaba en silencio, sin poder evitar que algunos fantasmas amenazasen con abordar su mente. Era una lástima que la sirvienta hubiese muerto, pero mejor ella que una de las damas. Estaba claro que se había perdido algo, pero tenía preocupaciones más acuciantes, aunque cabía la remota posibilidad de que todo estuviese relacionado.
-¿Cómo ha ido con los caballeros?- preguntó a Bernard en un tono quizás más serio de lo que una velada distendida solía provocar. Sin duda Bernard comprendería que aquella cuestión iba enfocada a temas más profundos que las batallitas que se cuentan con una copa en la mano, o los alardes de modales y propiedades que pudiesen haberse dado.

Caminaba al lado de su hermano y se percató del modo respetuoso con el que trataba a Astrid, la hermana mayor y quien a su entender tendría que heredar el castillo. Tyler pronto hizo una pregunta directa lo que hizo que el caballero le dirigiera la mirada.

- Cada uno está en un asunto diferente porque están ocurriendo muchas cosas a la vez. Ser Galbard cuidando de Lady Lenia. Ser Lance ha ido a la cripta porque cree que hay un fantasma rondando por las noches. El príncipe Oberyn creí que estaría investigando el fallecimiento de Fiona. Es lo que investiga ahora mismo Ser Mordred, al parecer la ama de llaves fue hecha presa por el asesinato y quieren preguntarle Jhon y él, porque no se fían.

Y con tan pocas palabras resumía cuáles eran sus conocimientos sobre la situación. Bernard tampoco era un gran conversador, sino que prefería ser práctico. También le gustaba ser contundente en muchas ocasiones.

- Ser Mordred... pensé que apoyaría a la familia Vaelys pero parece de parte del bastardo. Pero allá él. Deberíamos de hacer algo para asegurar que ese Edric no hace nada que no debería. Y en fin, tiene que haber alguien más en la sombra, conspirando y tratando de llevar la delantera.

Como ya sabían en alguna parte había alguien sin escrúpulos llevando a cabo algún tipo de plan cuyos detalles desconocían. Eso enervaba a Bernard.

Escuchó a su hermano con atención. Realmente le sorprendió la cantidad de cosas que había logrado descubrir, nadie lo hubiese hecho mejor. Asentía con la cabeza mientras avanzaban, y con semblante serio aunque no duro. Más bien como si guardase una calma aparentemente fría. 

¿Un fantasma? Algunos no saben beber... ¿Y Ginevra apresada? Las cosas podían irse mucho de madre.

-Mordred tan solo se pone del lado de si mismo- lo soltó sin temor, a sabiendas de que Astrid estaba allí delante. Su hermano ya sabía lo que pensaba de aquel hombre. Aunque esperaba que si llegase el momento Jhon prefiriese ponerse del lado de ellos -En cuanto a Colina, tienes razón. Creo que haríamos bien teniéndole por uno de los principales sospechosos. Está claro que todo esto le puede beneficiar, y mucho.- Apretó los labios, lo que tenía que decir podía herir a la dama, pero prefería ser claro. Ciertamente ella era quien debía heredar la Fortaleza de Sangre, y por eso mismo debía conocer lo que ocurría y unir fuerzas con los aliados fieles a ella.- Desde el desayuno que no se ve a Lord Rhys. Si es cierto que anda un asesino suelto y ha dado cuenta de Fiona...- No quiso decirlo directamente, la idea estaba bastante clara -Todo esto podría beneficiar mucho al bastardo. ¿Qué ocurriría si la fortaleza queda sin mando y ninguna de vosotras ha contraído matrimonio todavía?- Preguntó a Astrid, sabiendo que era una pregunta que rozaba la crueldad, pero sin duda era terriblemente necesaria. Los ojos de Tyler mostraban preocupación, pero también determinación y la firme intención de encontrar la mejor estrategia táctica para salir victoriosos de aquello.

-Creo que debemos andarnos con pies de plomo. En cualquier momento puede darse comienzo a una caza de brujas. Si todo esto termina en un caos, en una gran confusión, los enemigos podrían salir de cualquier parte y ser la persona más insospechada.- miró a su hermano -Ya sabemos el daño que causa el miedo. O las mentiras. No me extrañaría que los que están detrás de todo esto favorezcan que esto termine ocurriendo. Sería la cortina perfecta- 

El rostro del soldado apenas pudo verse, pero le sorprendió que Tizano desobedeciera una orden directa de la Señora de la Casa. No creo que sea hora de demorarse, Evan acaba de sufrir un terrible castigo por no haber llevado a tiempo a Fiona. Ya sabe como es Lady Myriah, cuando ordena algo desea que se haga de inmediato y está la situación más tensa que de costumbre. Yo no la haría esperar demasiado. Dijo el soldado volviendo a bajar las escaleras mientras seguía subiendo para encontrarse con el resto de Damas Vaelys.

Segundos después Merol apareció tras el soldado para encontrarse de nuevo con el septón y el maestre.