Partida Rol por web

Asintió sin dejar de mirar fijamente a Caelus.
- Me temo que el objetivo sería mucho más concreto. Sea lo que sea no parece fulminante de entrada, lo estarían administrando con cierta continuidad.... Imagino que llevareis el control de vuestros viales y demás...-

Relajó un poco los hombros. No creía capaz a ninguno de sus chicos de hacer algo así, pero quien sabía, hoy ya le habían sorprendido una vez.
-Toda precaución es poca- dijo mientras asentía al maestre - Pues queda en sus manos este asunto. De todos modos sepa que puede contar conmigo si lo necesita-

Lo ideal sería que la fiesta transcurriese sin problemas y que realmente lo de Lord Rhys fuese una enfermedad, y que el maestre diese con el remedio a tiempo. Evan admiraba y adoraba a su señor. Si caía envenenado... Bueno, en parte sería culpa del anciano.

-Si, un envenenamiento con plomo suele administrarse de esa forma.-Admite el maestre.-Pero,no, los síntomas no se parecen a eso ni a nada que haya visto antes.

-Y no te preocupes por mis pócimas, muchacho, muy pocas son las que tienen efectos nocivos y están a buen recaudo.-Caelus siempre había sido muy cuidadoso con sus pócimas y muchas de ellas tenían las etiquetas cambiadas y darían una sorpresa a cualquier incauto que consiguiera robarle alguna.-Gracias por tu ofrecimiento. Tengo intención de hablar más tarde con Lord Rhys para tratar estos asuntos, te buscaré si necesito de tu colaboración.-Le dice al joven, dándole una palmada amistosa en el hombro.

Asintió al maestre con la cabeza y le dedicó una ligera sonrisa.

-Espero que pueda dar con una solución, por el bien de nuestro señor y el nuestro propio.-

Parecía que Caelus ya había sopesado las opciones que quitaban el sueño a Evan. Ya imaginaba que no sería él quien diese con la cura o el delito, pues tan solo era un jefe de caballos, sus conocimientos médicos no iban más allá de lo que cualquier ciudadano de a pié sabía. Había estudiado algo más  a cerca de las dolencias de los équidos, pero dudaba que pudiese compararse. 

-Estaré a su disposición si el momento llega.- Dijo al anciano para que no dudase en recurrir a él si podía ayudar en algo. -Le dejaré continuar con sus deberes, yo ahora debo atender los míos. Hasta luego.-

Tras esperar la respuesta del maestre, si la hubiese, Evan se dirigió hasta la puerta de la estacia. Quizás los señores ya hubiesen terminado de desayunar.

-Estos jóvenes, siempre con tantas prisas...-Se oye refunfuñar al maestre, como un viejo cascarrabias.

Una vez desayunado y habiéndose ocupado de un asunto en la cocina, Caelus se dirige a sus aposentos privados. Los invitados empiezan a llegar al castillo y el maestre debe esperar la visita de alguien muy importante en un lugar que le permita estar localizable. ¿Qué sitio podría ser mejor que su propia habitación?

-Mmmmm...descansaré un poco la vista...creo que el día será largo...zzzzzzzzzz

<< TOC, TOC, TOC >>

Alguien parecía llamar a la puerta de la habitación del Maestre Caelus.

-Eh?-alguien llama a la puerta y el maestre se despierta de su pequeña siesta matutina.-Enseguida voy, un segundo!.

-Grmmmf quien diablos será ahora, si es que ya no dejan a uno ni descansar la vista un momento.-refunfuña por lo bajo.

Tras unos segundos, un maestre Caelus más despeinado de lo habitual abre la puerta de la habitación.-Oh! Qué agradable sorpresa! Alester, muchacho, no sabía si al final podrías acudir a la celebración! Gracias por acompañarlo, Marvin.

La gran cantidad de escaleras subidas hasta la habitación del maestre provocó cierto cansancio en Marvin, quien esperaba no haber obligado al invitado de la casa Vaelys, Ser Alester Marbrand, a tal desempeño de resistencia para nada. 

Llamó con los nudillos contra la puerta una vez se personaron en la puerta de Caelus. Los Siete propiciaron con su bendición que el propietario de la habitación respondiera y estuviese dentro, factor que alegró a Marvin. Si no hubiese estado allí el maestre o en su laboratorio, tocaría una búsqueda por la Fortaleza de Sangre, un extenso lugar.

La apertura del acceso al dormitorio vino con sorpresa para el castellano. No sabía que noble y anciano tuvieran ninguna relación, y mucho menos esperaba un trato tan cercano como el que Caelus le daba al representante de la casa Marbrand. Entendió que había cumplido con su cometido y se dispuso a salir, no sin antes ofrecer sus servicios de nuevo.

-Ser, maestre Caelus -mencionó a ambos, buscando atraer su atención -, si no disponen de nada más y lo consideran apropiado, me retiraré con su permiso.

Se quedó de pie, a la espera, por si ordenaban algo en lo que él pudiese ayudar o, por el contrario, le daban el beneplácito para irse.

Tras pasarse media mañana de un lado para otro, Alester al fin encontraba al Maestre Caelus, quien claramente acababa de salir de la cama. Ese despertar debía de haberle confundido mucho, pues el noble no esperaba tan cálido recibimiento. Estrechó la mano del anciano y lo saludó como correspondía-. Caelus, yo también me alegro de veros. Hacía tiempo que no cruzábamos caminos. Sí, como veis, he sacado unos días para venir a la fiesta. Yo lo estaba deseando y mi tío Damon me ha dado su permiso.

Al ver la cara de asombro de Marvin, Alester le explicó-. El maestre y yo nos conocemos desde hace años. Hemos coincidido en pocas ocasiones, pero siempre me ha dejado buena impresión. Aunque debo reconocer que no siempre en las situaciones más propicias –dijo sonriendo, aunque su mirada mostraba que algunos recuerdos aún le dolían-. Fue él quien más me ayudó durante el Torneo de Harrenhal, cuando… bueno, cuando sufrí una caída bastante humillante -concretó Marbrand, pensando que tal vez el castellano ya había oído hablar de dicho percance. Aunque había conseguido alejarse de esa imagen de torpe que dejó en el torneo, sabía que muchos aún lo recordaban. A él, desde luego, no se le había olvidado.

Por su parte, Marvin era libre de seguir con sus obligaciones, que bastante lo había entretenido ya. Así se lo hizo saber y le estrechó también la mano, despidiéndose- Muchas gracias por vuestra ayuda, Marvin. Espero veros más tarde, ha sido un placer conversar con vos. Espero que no se os haya acumulado demasiado trabajo por mi causa.

Mientras el castellano salía de la habitación, Alester se dirigió al maestre-. Veréis Caelus, he estado buscándoos toda la mañana. Necesito mandar un cuervo a Marcaceniza, avisando de que el viaje ha ido bien y mis primeras impresiones.

<< TOC, TOC, TOC >>

Alguien parecía llamar a la puerta de la habitación del Maestre Caelus.

Recibió las palabras del noble con un gesto de bajada de cabeza, señal de que solo había cumplido con su deber. A su vez agradeció el tono amable de sus palabras y la confidencia del pasado conjunto con el maestre.

- El placer de ayudaros ha sido mio, Ser. Si necesitarais algo más no dudéis en pedirlo. Mi principal cometido es para con nuestros invitados, todo otra labor es secundaria. 

Marvin ya dispuesto a salir de los aposentos del maestre con el permiso de Ser Alester, se despidió de Caelus y el caballero. Aún tenía ciertas tareas que realizar, pero se vio interrumpido justo cuando iba a abrir la puerta para irse por unos golpes en ella. Apartándose para dejar camino al maestre Caelus, esperó a un lado, ya que no era correcto que él abriese la que no era su estancia.

-Ahh el Torneo de Harrenhal, lo recuerdo. No fue vuestra mejor actuación, sin duda! Pero ya ha llovido mucho desde aquello, verdad?-Responde el maestre escondiendo una sonrisa.-¿Un cuervo has dicho? Claro, claro, déjame sólo que me peine un poco...En el momento en el que llaman a la puerta.-TOC TOC TOC.

-Vaya parece que os habéis puesto de acuerdo para venir a la vez...-Dice mientras abre la puerta de nuevo.-Lydia, pasa pasa...

Alester bajó la cabeza, con media sonrisa en el rostro, y respondió al maestre Caelus-. Sin duda no lo fue. Ni la mejor actuación, ni actuación siquiera. Pero sí, tenéis razón, ha pasado mucho tiempo y los fallos del pasado, en el pasado quedaron, por suerte.

Marvin tenía la mano en el pomo de puerta, apunto de salir, cuando alguien llamó a ella. Marbrand estaba intrigado, pues ninguno de los otros invitados había comentado que quisieran visitar al maestre, como él. Al contrario, parecían bastante ansiosos por darse a conocer a los Vaelys y a sus hijas. ¿Quizás habría alguna urgencia en la Fortaleza que requiriera la ayuda de Caelus? Esperaba que no, pues eso retrasaría al anciano para poder asistirle a él.

Cuando el maestre abrió la puerta, vio a una muchacha en el umbral. Lydia, dijo Caelus que se llamaba. Su piel morena destacaba en las Tierras del Oeste. Alester pensó que tal vez procediera de Dorne o incluso del otro lado del Mar Angosto. Esperó, en silencio, a que la joven hablara, deseando que solo necesitara unos minutos del tiempo del maestre.

La criada asintió ante la invitación de Caelus y agachó la cabeza para pedirle un favor. Maestre, dijo con cortesía, Fiona necesita de su ayuda, ha sufrido una terrible torcedura y es muy probable que esté indispuesta para la fiesta de esta noche. Sería conveniente que le preparase algún ungüento o cataplasma que le ayudara. Tiene el tobillo hinchado y requiere de sus conocimientos. Le dijo.

Marvin sintió gran pesar ante la mala noticia. Se lo notó en cierta manera compungido por ella. A punto estuvo de caer en un estado de ira o depresión, algo totalmente lógico, al saber que Fiona, una de las mejores criadas de la Fortaleza de Sangre, había sufrido tal contratiempo tan fortuito. Las labores del maestre se habían multiplicado en cosa de segundos, pasando a ser necesario en dos escenarios diferentes.

- Si es menester y lo considera bien el buen maestre, se dará solución antes al asunto del cuervo de Ser Alester - sugirió a los presentes. Para él escoger primero al noble, ya que era un invitado y, además, estaba presente en la habitación, era lo apropiado. Posponer el envío de la misiva ya no era opción. Todo obligaba a decidir que el representante de los Marbrand era prioritario -. Además, considero que esa labor no ha de llevar demasiado. 

Disculpe, castellano Curton, pero no creo que enviar un correo ordinario esté por encima de la salud de un miembro de esta casa. Principalmente porque Fiona es una parte importante para que la fiesta de esta noche se lleve a cabo, cuanto antes se recupere antes podrá retomar sus labores. Se impacientó y se sintió incómoda por meterse donde no la llamaban. En cualquier caso, creo que es labor del maestre tomar la decisión, pero imagino que el señor Marbrand también puede dejar escrita la misiva, ahora mismo y que luego el maestre la envíe. Propuso intentando ofrecer soluciones eficaces.

Sin duda, la mala suerte acompañaba a Alester esa mañana. Cualquier idea que tuviera para aprovechar el día antes de la fiesta, podía olvidarla por completo. Maldijo en su interior, pues sabía que la criada tenía razón. No era de recibo entretener a un maestre mandando un cuervo habiendo una persona herida. Esperaba que, al menos, no requiriera más de un sencillo vendaje y un ungüento.

- No os preocupéis, Marvin –le dijo al castellano, a quien se le veía afanoso por velar la comodidad de los invitados-. Por muchas ganas que tenga de terminar mi tarea, no podría cargar sobre mi conciencia el que una pobre muchacha alargue su dolor a mi costa. ¿Qué clase de caballero sería si lo hiciera, por un capricho además? 

Meditó sobre la idea de Lydia y asintió, mirando al maestre-. Caelus, la chica tiene razón. Vos podéis atender a la joven herida sin problemas. Yo, mientras escribiré la carta. Puede que tarde un rato, así que, si a vos no os importa, esperaré en vuestros aposentos a que volváis. Además, así luego podremos charlar tranquilamente mientras mandáis el cuervo. Bueno, os espero aquí o donde me digáis vos –aclaró, pues no estaba seguro de dónde prefería el maestre llevar estos asuntos-. Por supuesto, si os fiáis de dejarme a solas. Y digo yo que después de tanto tiempo, os fiaréis –añadió con una sonrisa pícara al anciano-. Eso sí, tendréis que decirme dónde guardáis vuestras plumas y pergamino, pues yo no traigo conmigo.

-Hummm... qué así sea entonces.-Afortunadamente Alester le había ofrecido una salida fácil para salir de la situación.-Iré primero a ver esa torcedura. Los problemas de salud están por delante de lo demás, aunque sea sólo un tobillo hinchado. Tengo todo lo que necesito en mi laboratorio, pasaré por allí antes. 

-Puedes quedarte aquí si lo deseas Alester, tienes todo lo que necesitas para escribir la carta en el cajón del escritorio. No creo que tarde mucho tiempo.-Le dice al joven caballero indicándole la mesa con la mano.

-Marvin, ¿Podrías ocuparte de reestructurar el personal de servicio para esta noche? Me temo que Fiona no estará disponible.