Partida Rol por web

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El anciano había subido las escaleras con dificultad, ya estaba cansado de la caminata en el jardín cuando pisó el primer escalón, y el último le resultó casi inalcanzable. Se preguntó porqué los viejos sabios cometían la torpeza de poner sus moradas en lo alto de las torres, el Maestre también era un hombre entrado en años, y su laboratorio estaba tan alto como la sala de los cuervos, algo que recorría a diario muy a su pesar.

Golpeó la puerta de madera y esperó unos segundos, luego insistió - Maestre Caelus, esta usted ahí? Soy el Septón Tiziano - dijo en voz alta por si el erudito se había quedado dormido en sus lecturas matutinas. 

Esperó lo que le pareció una eternidad, aunque sabía que no había sido demasiado. El dolor y el cansancio lograban estirar el tiempo, un efecto que los años parecían potenciar. - Maestre - dijo y volvió a golpear. O murió o no está en la sala, pensó. Esperó unos minutos más, aunque su estómago comenzó a dar señales que era tiempo del almuerzo y no de un monólogo con una puerta.

Suspiró con frustración, necesitaba hablar con ese hombre antes de la fiesta, pero había mucho más por hacer y el tiempo se le escapaba de las mano. - Caelus, está usted bien?- dijo por última vez. No entendía porque el guardia no le había avisado acerca de su ausencia, como lo había hecho sobre los demás de la torre, eso preocupó al Septón por un momento. Hizo una pequeña plegaria por el bienestar del Maestre y luego dio media vuelta, observando las escaleras que no deseaba volver a pisar.

El maestre estaba tan enfrascado haciendo acopio del material necesario para tratar a su nueva paciente, que ni siquiera percibió la llamada del septón.

-Grmmmpmmpfl, grmmmpppf.-Le resuena el estómago a Caelus. Resistiendo la tentación de ir a comer algo antes, decide que debe ir primero a curar esa torcedura de tobillo.

Cargado con vendajes, ungüentos y pócimas, el maestre consigue manejar el picaporte con el codo y abrir la puerta. Al salir de manera apresurada, casi choca con el septón.-Ay! -Exclama Caelus intentado que no se le caiga nada.-Disculpe, Septón, no le había visto!-

El maestre desconoce la razón de que el septón ande por allí, de si había venido a buscarlo a él o simplemente anduviera por allí cuando él salía.

El anciano ya había descartado que el Maestre estuviese en el laboratorio, pero su frustración se interrumpió cuando se abrió la puerta. Caelus salió cargado de cosas y distraído, casi lo lleva por delante en su prisa. La sorpresa de Tiziano podía verse en su rostro con claridad, acostumbrado a la inteligencia aguda que el erudito mostraba en el consejo, verlo distraído era algo que parecía fuera de lugar, pero el Septón sabía que los hombres eran criaturas complejas, por eso había Siete divinos, porque reflejában aspectos diferentes que no podían abordarse desde una sola perspectiva. 

- Lo ayudo?- dijo y sostuvo una pócima que estaba a punto de caerse - Vine a verlo, Caelus. Tengo algunos temas que me gustaría hablar con usted con tranquilidad, todos ellos de suma importancia y reserva- dijo, dejando claro que no iba a tocarlos en presencia de nadie mas - Pero ahora está ocupado... hay alguien herido?- preguntó preocupado, temiendo no haber llegado a tiempo.

-Eh? Si, me temo que una criada se ha torcido un tobillo. Nada importante...-De repente se amontonaban las tareas para el maestre, que a duras penas conseguía sacarlas adelante.-Cuénteme de que se trata, Septón, creo que puedo disponer de unos minutos para usted, o si lo prefiere podemos comentar esos asuntos más tarde en mis aposentos.

Caelus se fija el la mirada ceñuda de Tiziano.-Espero que vaya todo bien, percibo preocupación en su rostro.

El anciano negó firmemente con la cabeza - Ahora usted se encuentra ocupado, una mujer lo necesita, la Vieja actúa a través de su conocimiento, Maestre, y la Madre cuida a sus pacientes por medio de su dedicación. Haga lo que tiene que hacer- dijo de inmediato. Sin embargo Caelus pudo percibir su preocupación, y tras la última pregunta el Septón se quedó en silencio y se acercó unos pasos hacia él - Me preocupa Lord Rhys, como está su salud? Pensé que estaría haciendo reposo pero no está en su habitación. Además...- se interrumpió y continuó en voz baja - temo que su vida corre peligro, Caelus, hay quienes no quieren que llegue vivo a la fiesta- tras lo cual siguió hablando con normalidad - Hay muchos temas de los que tenemos que hablar como miembros del consejo, me temo que demasiados para tan poco tiempo. Acepto su invitación y lo veré después de almorzar, pero le sugiero que se guarde tiempo suficiente para ello, de lo contrario tendré que tomar varias decisiones sin vuestro sabio consejo- asintió con un ademán de su cabeza y se acercó a las escaleras, para bajarlas con cuidado y lentamente, había hecho un gran esfuerzo para subir, y al parecer tendría que volver a hacerlo mas tarde. En cuanto bajó los primeros escalones su rostro amable se ensombreció "Unos minutos para usted", acaso cree que voy a hablar sobre el destino de esta familia en las escaleras?... Como pudo Lord Rhys elegir por consejero a un hombre que prioriza curar la herida de una sirvienta a los asuntos de estado?... Tan abandonado por los Siete está que no puede discernir la importancia de las cosas que están sucediendo frente a sus narices?...Hacerme subir dos veces en el estado en que estoy!... Un baño caliente hubiese sido mejor opción que venir aquí a perder el tiempo... estos y otros cientos de pensamientos similares acompañaron al Septón a medida que bajaba esos escalones.

Un malhumorado Septón Tiziano se marchó de los aposentos del maestre, a pesar de sus esfuerzos por no mostrar su desasosiego por el estado de Lord Rhys. Muchos culpaban o acusaban a Caelus de no estar haciendo lo suficiente para sanar al Señor de la Casa Vaelys, pero lo cierto era que el mismo Rhys no estaba poniendo interés en su propia recuperación.

A raíz de las palabras de Tiziano, una duda asaltaba al anciano maestre.-¿Estaría alguien intentando distraerlo con tareas de poca importancia para mantenerlo ajeno a los asuntos principales?-Será mejor que vaya a ver ese tobillo y vuelva de inmediato a mis quehaceres más importantes.-Pensó Caelus.

Ascendían lentamente por las escaleras, Tiziano afianzándose al brazo de Evan. El septón había percibido la inquietud en el mayordomo, y al segundo no le sorprendia demasiado.

La pregunta del anciano fué directa, la confianza lo permitía. Evan no pudo evitar mirar a los ojos del septón con el ceño levemente fruncido a causa de la preocupación. Tardó todavía unos segundos en comenzar a hablar, y cuando lo hizo no alzó la voz más que lo justo para que Tiziano le escuchase.

-Pues, ¿Recordáis que dijisteis que la salud de nuestro señor os preocupaba?-hizo una breve pausa -Pues yo también estoy preocupado. No puedo obviar a todos los que la extraña enfermedad se ha llevado ya por delante, una enfermedad muy caprichosa por cierto... Tanto que creo que podría no ser tal cosa- se detuvo un momento y se mantuvo callado en aquel escalón, miró a Tiziano a los ojos. El anciano vería en los de Evan gran sinceridad y temor, como si lo que le diría a continuación ya fuese más valorado por el mayordomo como realidad que como opción. -Creo que alguien podría estar detrás, que Lord Rhys podría estar siendo envenenado.- después de soltarle aquellas duras palabras aguardó, si el septón no había quedado demasiado consternado reemprenderian la marcha hacia el laboratorio del maestre.

No nombró a nadie, no tenía pruebas para hacerlo. Y además ¿Quien podría beneficiarse con todo aquello? Nadie se expondría llevando a cabo una acción así si no le reportase algún tipo de ganancia.

El septón también le había dicho que necesitaba hablar con él a solas. ¿Se trataría del mismo asunto? Esperaba descubrirlo pronto, pues algo le decía que el maestre no les dejaría mucho tiempo de privacidad.

Finalmente terminaron de subir las escaleras, sus rodillas resistieron contra todo pronóstico, pero el dolor quedó atrás para Tiziano, su mente estaba concentrada plenamente en las palabras del joven que tenía enfrente. La tensión de su rostro se mantuvo igual mientras hablaba, solo levantó una ceja ante la mención del envenenamiento, como si fuese una idea que no había contemplado y que a la vez le sonaba de lo más lógica.

Caminó hacia el laboratorio - Entremos, mejor no hablar de esto en las escaleras - era cierto que estaban solos, pero lo que iban a hablar incluso las paredes del castillo debían ignorarlo. Abrió la puerta* que hacía minutos había cerrado Caelus con sus manos ocupadas en ungüentos y pócimas, y se apresuró a sentarse frente a la mesa, cubierta apenas por unos papeles y una vela apagada. Su cuerpo se desplomó en el asiento, iba a permanecer algunas horas allí, sin duda - Cierra la puerta... y ponle una traba. La idea de entablillar a Fiona puede darnos algo de tiempo, pero no se si el suficiente - dijo a Evan, por ningún motivo quería ser interrumpido, ni siquiera por el Maestre.

- Nos preocupa Lord Rhys a ambos, mi querido Evan. Alguien quiere matarlo, y lo que quería comentarte es que me temo que es uno de sus empleados. De todos modos, puede que el mentor que está detrás de esa locura no pertenezca a esta casa- dijo pensativo, ya no necesitaba disimular nada, confiaba en el joven que tenía frente a él - Ciertamente pensé en un envenenamiento durante la comida, en cuyo caso alguno de los sirvientes que tienes a cargo sería el asesino... por eso cuando tu rostro se puso serio sospeche de Fiona. Sin embargo nunca pensé que la enfermedad era falsa, de ser así habría que agregar a la lista a quien mora en este Laboratorio, el Maestre no ha sabido tratar la enfermedad adecuadamente, tal vez porque él mismo la genera - dijo con cierta pesadez, pronto haría que Caelus terminase mostrando su verdadera fachada, pero había algo de tiempo para eso aún.

- Ser Bernard Risefeller es alguien en quien confío en este asunto, es discreto y leal Lord Rhys, le he comentado mis sospechas y le pedí que hable contigo y se ponga a tu disposición para rastrear con discreción al posible asesino. Él confía en John Kahlan también, que es tu mano derecha, los tres pueden encabezar la búsqueda, pero les pido no hablen con las hijas, son muy sensibles, yo deslicé la posibilidad del asesinato a Astrid con sumo cuidado, que es la mas madura, pero no puse sobre ella el peso de resolver la situación- asentía mientras hablaba, sin duda los tres hombres trabajando en conjunto tenían acceso a todos los que podían entrar en contacto con Lord Vaelys e intentar darle muerte, por cuchillo o por veneno - Yo trataré de contrastar las versiones del Maestre sobre el tema, espero que los Siete me iluminen para hacer las preguntas adecuadas y ponerlo en evidencia si es que está relacionado. Luego, debemos juntarnos los cuatro e ir a hablar con Lord Rhys con lo que sepamos, antes de la fiesta y del...- se interrumpió, había otro evento por venir que tal vez Evan no conociese, en el que el Jefe de Establos debía involucrarse.

- Lamentablemente hay quienes pueden estar detrás de esto, Evan, los verdaderos mentores detrás del asesino. Ser Bernard sospecha de Ser Mordred, al parecer Lord Rhys le ha hecho saber al hermano menor de los Risefeller que tuvo algún problema con él, tal vez puedas hablar con Ser Bernard al respecto, sin embargo no creo que él esté involucrado. El principal sospechoso es Ser Edric Colina, su sobrino y créeme que tiene motivos para matarlo antes de esta noche. El Maestre tal vez también, si bien ha servido en la familia y es miembro del Consejo por años, algo ha cambiado recientemente, algo que puede hacer llevar a un hombre hasta ese límite, pero yo puedo encargarme de averiguar si esta relacionado- dijo con confianza, iba a ser una batalla de intelectos y él contaba con la ayuda de los Siete, no tenía dudas que sería el vencedor - Debiéramos tener un ojo puesto en Ginevra también, a mi me parece una buena niña y fiel a la familia, pero la muerte del Lord podría favorecerla, aunque sospecho que ella no lo sabe -

- Te encomiendo que organices la guardia personal de Lord Rhys para protegerlo, y que te asegures que todo el que se acerque sea de tu confianza, incluso alguien debiera probar todo alimento y evitar la exposición pública del Lord hasta terminada la fiesta. Pero no involucres a Kyle, hay otro asunto que me interesa ver con él- dijo pensativo, había otro enemigo en la torre, pero era un tema aún más difícil de resolver - Cuento contigo, Evan. Que piensas de todo esto? - preguntó, por fin podía actuar en lugar de solo ver como la muerte llegaba a esa casa.

Evan hizo lo que el septón le pidió y trabó la puerta con una silla, aunque estaba seguro de que si el maestre subía y encontraba su puerta tan bien cerrada no estaría muy contento.

Mientras el anciano se acomodaba en su silla y comenzaba a hablar el mayordomo paseaba la vista por las mesas y distintas superficies del laboratorio. No buscaba otra cosa si no el pergamino que Alester Marbrand había dejado supuestamente preparado para que el maestre lo enviase con un cuervo a su familia. No tuvo ningún pudor en andar regirando en su búsqueda hasta dar con el pergamino si existiese, ya que Tiziano comaprtía sus temores y estaba seguro de que no vería con malos ojos su actitud en esas circunstancias.

Mientras buscaba escuchaba con atención al septón, y de vez en cuando le dedicaba una mirada cargada de preocupación sobre todo aquello. Que ambos coincidiesen en tantos temores dejaba claro que no eran alucinaciones ni obsesiones de uno sin fundamento alguno, era algo real, aquella amenaza se movía entre las sombras de la fortaleza escurridiza como una serpiente. 

Si encontró el pergamino esperó hasta que el Septón terminase de hablar para leerlo, si no dio con él escuchó las últimas frases de Tiziano mirándole a los ojos, una costumbre quizás un poco osada para ser un sirviente, sin embargo así lo hacía, sobretodo con quienes había confianza, pues no tenía nada que esconder.

Asintió -Veo que ambos hemos estado temiendo la misma fatalidad.- no había pensado involucrar al septón ya que era un hombre mayor y sobretodo por ser un hombre santo. Sin embargo la inteligencia del mismo le había llevado a verse envuelto en toda aquella trama, no en balde Tiziano era uno de los miembros del consejo. -Mi desconfianza no es con Fiona, de hecho siempre ha sido con el Maestre Caelus. Precisamente por su incompetencia para sanar la enfermedad y por ser quien tiene acceso tanto a remedios como a venenos- Hablaba de pie frente al anciano y de vez en cuando recorría unos pasos en línea recta hacia un lado para después recorrerlos en el contrario -Me temo que nuestro señor no está enfermo desde la comida de ayer, lleva ya un tiempo cada vez más debilitado, y eso me ha hecho pensar. El maestre me ha jurado esta mañana que ha hecho todo lo posible por vencer a esta enfermedad en la carrera a contrarreloj que supone. Sin embargo... ya se ha llevado a muchos hombres años atrás, por ejemplo el único hijo varón de nuestros señores, al antiguo jefe de caballos y al de cazadores, me parece mucha casualidad. Creo que se trata de varios involucrados, como bien decís. Por un lado estaría el maestre, aunque podría equivocarme, pues aún no dispongo de prueba alguna para acusarle abiertamente. Por otro alguno de los sirvientes, no veo otro modo de administrar el veneno a nuestro señor durante tanto tiempo, me atrevería a decir a diario. A no ser que el veneno esté en la medicina que pudiese estar dándole el propio Caelus... Pero el artífice de todo este plan, la verdadera cabeza pensante, debe ser alguien a quien la muerte de Lord Rhys beneficie directamente. ¿Quizás Ser Mordred? Es posible, aunque no veo en que podría valerle, pues hay herederos antes que él. Su sobrino, Edric Colina- Asintió con una clara expresión de desagrado -Está claro que podría ser el heredero de la Fortaleza de Sangre. Pero en todo esto hay una cosa que me cuesta comprender. ¿Porqué el maestre ayudaría a otro que no fuese su señor? En algo debe beneficiarle también todo este asunto. De Ginevra... es posible, aunque me sorprendería. También la tengo por una buena muchacha, bastante severa pero dulce, sobretodo con las niñas, me cuesta ver en ella una asesina. Además...- 

Dejó la frase suspendida por un eterno segundo mientras se mesaba la barba mirando a Tiziano. Pareciese sopesar un momento si continuar o no, o si acaso como expresar lo que había de decir.

-... Bueno... Lord Rhys lleva un tiempo enfermo, si bien es cierto que va empeorando y me temo que la fiesta de esta noche no es otra cosa que tratar de dejar la Fortaleza en manos de una de sus hijas antes de su muerte, temo, y me llena de tristeza, que nuestro señor haya perdido la esperanza. Pero hoy hay más víctimas. - Apretó ligeramente los labios antes de proseguir mientras iniciaba otro de sus paseos, producto de la inquietud que todo aquello le causaba -¿Os habéis dado cuenta de cómo están hoy las hijas Vaelys? Por ahora conozco tres afectadas, por un lado están Tabitha y Alyra, pero también parecen haber dañado a Ginevra. Esta última sufre una dolorosa cojera desde esta mañana, al resto imagino que ya las habréis visto. De todos modos no quiero ser yo quien revele sus pormenores si no es estrictamente necesario- Su instinto le gritaba que si Tabitha y Alyra habían sido atacadas de algún modo, cada una con sus particulares consecuencias, las otras tres hijas habrían sufrido una suerte similar.

- Septón... me temo que alguien no tan solo quiere acabar con la vida de nuestro señor, si no que también desea que ninguna de nuestras señoras sea apetecible a ojos de los caballeros invitados. Y en esto en particular, solo veo a alguien en concreto quien pudiese estar interesado, como bien habéis apuntado, Ser Edric Colina, pues de ser el primero en contraer matrimonio pasaría a ser el heredero por derecho de la Fortaleza de Sangre.- Nada deseaba menos que ver a ese bastardo gobernando la fortaleza, habían rumores, y además a ojos de Evan no era legítimo, una de las hijas de Lord Rhys y Lady Myriah era quien debía estar al frente de todos ellos. 

-Me temo que Lord Rhys no se enfrenta a un solo enemigo. Por un lado están los conspiradores con sus venenos. Por otro Lord Mordred con su espada, pues sí creo firmemente que desee acabar con nuestro señor, pero lo imagino haciéndolo por la espada-

Recordaba las palabras de su señor en el día anterior y durante la noche, cuando los reunió a todos para explicar la función que cada uno tendría en la fiesta. Aquella noche había anunciado ante todos los presentes que tanto él como Kyle asistirían como invitados, como pretendientes a sus hijas. Aquello casi le había dejado sin aliento, y ahora todo esto se sumaba a lo anterior. Sin embargo el mayordomo no olvidaba sus deberes ni su lealtad, haría todo lo posible por proteger a los Vaelys, desde Lord Rhys hasta la pequeña Mira, a quien también adoraba.

-Lord Rhys designó como copero a Sloth, quien debe servir a su señor, únicamente él. Y quien probará las cosas antes de que Lord Vaelys lo haga.- ¿Debían desconfiar de Sloth? esta pregunta cruzó por su mente, pero pronto lo desechó no sin algún recelo. El jorobado parecía falto de maldad alguna, siempre dispuesto, aguantando todo lo que la vida le había traído, más desgracias que alegrías. Además estaba lo que había sucedido y ahora revelaría a Tiziano -Sloth pasó mala noche ayer, estuvo bastante enfermo. Temimos que no pudiese cumplir con la voluntad de nuestro señor. Sin embargo esta mañana se ha presentado al fin jurando estar en plena forma.- Demasiadas cosas sucedían y todas apuntaban a una desgracia inminente. A las posibles amenazas externas se sumaban las traiciones que se estaban perpetrando desde dentro. Y para colofón estaba el asunto del Targaryen.