Partida Rol por web

Es el amanecer del 11 de marzo, finales del invierno, en 1933. La tierra sigue congelada en muchos lugares, y placas heladas se aferran a los lados rehuidos por el sol de las colinas y a las zonas en sombras. Viajando bajo pasaportes internos emitidos para la ocasión, un pequeño grupo de agentes de la GRU (haciéndose pasar por miembros de la Agencia de Telégrafos de la Unión Soviética, TASS) ha llegado al Almacén del Ejército Rojo 945. Los tres agentes llevan juntos desde su encuentro en la estación de tren de Kursk, viajando en la trasera de un camión de suministros destinado a la base. viaja a través del país para cumplir su misión.

Ciudad de Kursk.

Os encontráis en la ciudad de Kursk, un lugar frío y gris por el que cruzan trenes de mercancias, camiones repletos de trabajadores y pobreza, mucha pobreza a vuestro alrededor.
El vehículo que os debería recoger aún no ha llegado, y eso que el tren también ha llegado con retraso. Uno a uno todos coincidís en un banco de piedra mientras el sol se alza en el horizonte. Gracias a eso no hace mucho frío, ya que los rayos solares caldean el ambiente, pero a la noche sabéis que hará frío aunque con suerte ya estaréis en el almacén del ejercito rojo.

La gente se aleja de la estación quedando los tres a solas.

Puedo ver como toda la gente se aleja de la estación y me quedo solo con mis dos compañeros. No conozco a ninguno de ellos y la verdad, me inquietan un poco. Al menos uno de ellos me está poniendo algo nervioso solo con tenerlo al lado.

Levanto el brazo y miro el reloj.

Parece ser que llegan a recogernos tarde. Tengo muchas ganas de poder descansar en un lugar caliente de una vez.

Entre algunos tiritones de frio titubeo algunas palabras:

-Bueno, parece que llegan algo tarde ¿no?

El frío es bueno, te hace sentir vivo, sonrío de medio lado al ver tiritar a uno de mis compañeros "es débil" pienso para mis adentros, hay que saber dominar el cuerpo, la mente lo controla todo, la mente y... bueno, dejémonos de discursitos internos.

Enarqué una ceja ante las primeras palabras del chaval, no pensaba iniciar una conversación de viejas, era evidente que se retrasaban, también nosotros habíamos llegado un poco tarde.

Mi mano buscó instintivamente el filo de mi cuchillo de carnicero y comencé a acariciarlo, cuantas gargantas había cortado, me puse a rememorar en silencio alguno de aquellos grandes momentos, y eso me hizo sonreír, el frío había desaparecido.

Me estaba poniendo cada vez más nervioso por el silencio y por la tardanza. Quería permanecer el menor tiempo con ese hombre a mi lado. Hicieron caso omiso de mi pequeño intento de establecer una conversación para hacer más ameno el momento.

Malditos superiores, se creen que por llevar más tiempo aquí lo saben todo. Algún día ascenderé un poco y les enseñare como se hacen las cosas…

Acerque las manos a la boca y mientras echaba un poco de aliento para calentarlas deje salir casi sin querer un:

-Como odio este clima.

El Comandante Yuri había pasado la mayoría del viaje leyendo pequeño libro en silencio. Una tos ronca le agitaba de vez en cuando, momento que aprovechaba para humedecer la yema de sus dedos para pasar página en su lectura. Tras horas en silencio Yuri había recogido su lectura y tras recolocarse los ateojos, había aprovechado para andar algo en el vagón mirando al suelo.

Su comportamiento no parecía haber cambiado en el andén, había bajado el último del tren y tras permanecer mirando uno de los carteles que empapelaban la pared de la estación se había dirigido, sin levantar la vista del suelo, hacia las figuras que parecían esperar en el banco sentadas. - Buenas - dijo lentamente - tardes - hizo una pausa - camaradas. -

El comandante miraba al horizonte esperando como esperando ver algo, más alla. - Oskol - pareció calcular el ángulo y giró la cabeza mirando en otra dirección - Belgorod - giró de nuevo, y tras unos segundos, esta vez mirando al norte dijo - Krasnya.

Yuri dejó caer sus bártulos y metió las manos en los bolsillos, tras unos segundos en silencio léntamente levantó la cara y miró fijamente a sus interlocutores manteniéndose de pie delante suyo. Pero ahora esbozaba una sonrisa bastante perturbadora, casi sibilina, y parecía esperar alguna reacción de sus opuestos.

- Mi nombre es Yuri, Comandante Administrador Yuri Kopolev, - dijo lentamente - no es necesario que aguanten la respiración más, - pareció mofarse - estamos en esto juntos y si hacemos bien nuestro trabajo estaremos pronto de vuelta a casa.

Salude rápidamente al comandante Yuri:

-Buenas señor Comandante. Yo soy Nikolai Dugov, encantado de conocerle.

Me di cuenta de que estaba algo tenso y creí imaginarme hasta que sudaba. Pero con el frio que hacia eso era imposible.
El comandante parecía una persona seria y cansada. Seguramente otro superior narcisista que me traería muchos dolores de cabeza. Pero con un poco de suerte si me pegaba a el podría conseguir alguna buena recomendación.

Llegó el tercero en discordia, se comportaba de un modo extraño, pero esbocé una leve sonrisa que se diferenciaba poco de una mueca enmarcada en un rostro lleno de cicatrices, pero es que me cayó bien.

- Sea – Le dije a lo de que pronto estaríamos en casa – Capitán Alexander Triepinov, a ver si arreglamos pronto esas comunicaciones – Aunque para eso primero tenían que venir a por nosotros. Tampoco me preocupaba en exceso, ya sabía como iban estas cosas.

- Por favor, no se quede ahí tome asiento – Le dije con calculada frialdad.

Vi como al fin el ambiente se destensaba un poco, parece ser que el frio los está calmado. No me apetece mucho hablar con estos dos. Uno parece un loco y el otro un listillo. Pero ambos podrían proporcionarme el pequeño empujón que necesito en la carrera de una vez.

Vuelvo a mover las manos y me encojo un poco por el frio, estoy desesperándome ya.
-Bueno señores. ¿Qué les ha traído asta este rincón alejado de todo?

Lo dije con un tono de voz que, a mi parecer sonaba serio. Intente que mi voz fuese fuerte y por poco me ahogaba en el intento… tengo que dejar de hacer esto.

- Si, Krasnya… Parece que ya estamos todos… - Aunque no estaba del todo seguro si…

Fruncí el ceño pasando página en mi mente – Reestablecer la comunicación ¿No lee el objetivo de sus misiones señor Dugov? – Quizás su pregunta era más profunda que mi respuesta pero no iba a entrar en motivaciones, eran mías y para mi me las quedaba.

Junté mis manos y comencé a chasquear los nudillos, eso me solía entretener, a falta de un buen vodka, aunque en un día como hoy tampoco bebería en demasía.

Resople ante el comentario de Triepinov. Estaba desesperandome mucho y cada vez tenia mas ganas de dar la vuelta y volver a casa.

Cuanto mas me torturará este loco hasta que vengan a recogernos. Al menos parece ser que el otro es algo mas listo, quizás él de un poco de que hablar.

-¿Y a usted señor Kopolev?

Se hace tarde, empezáis a pensar que tal vez el transporte haya llegado a su hora y se haya marchado sin vosotros.
Mientras tanto el sol empieza a bajar y pronto hará más frío.

Yuri había permanecido callado escuchando la incómoda conversación entre el Capitán y el Teniente con una media sonrisa. El comandante permanecía en pie y no parecía hacer ademán de tomar asiento. Su gran petate yacía en el suelo indiferente para él mientras balanceaba de manera infantil el peso de su cuerpo entre los talones y las puntas de sus botas.

- Yevgeni es un tipo, digamos, "peculiar". Es un buen soldado pero les insto a que analicen lo que diga de manera metódica y no aporten nada a lo que tenga que departir con él, al menos en la primera entrevista. No suelen gustarle los curiosos y menos los forasteros, así que es importante que mostremos coherencia y decisión para ser tomados con la seriedad y respeto que merece nuestra causa.

Pasaron los minutos en silencio. Hubo un instante en el que cerró los ojos e inspiró profundamente - Ahhhhhhhh - y pareció retener el helador aire en sus pulmones todo lo que pudo, casi se podía escuchar mentalmente como contaba los segundos hasta que finalmente no pudo aguantarlo mas - Boooohhhhh - exhaló creando una pequeña chimenea de vaho saliendo de su boca.

- No se impacienten Camaradas, seguro pronto llegará nuestro transporte. - el Comandante hizo un gesto remangándose la muñeca para mirar la hora - Es tarde, parece que se retrasan.

Sin embargo el comandante no llevaba reloj.

Sin duda que éramos un trío peculiar. A no me molestaban en absoluto las excentricidades de nuestro comandante, pero a lo que si puse atención fue a lo que comentó de aquel tal... Yevgeni.

- Entendido – Aunque no me pareció lo más coherente del mundo, realmente importaba poco, el como actuar, a la hora de la verdad improvisaría como siempre, pero era interesante conocer el carácter de ese Yevgeni – A mi tampoco me gustan las visitas, entiendo a ese tipo. Je... – dije metiéndome un palillo en la boca.

Cierto era que se nos hacía tarde, pero si Kopolev decía que esperáramos un poco más eso haríamos, y era pronto para tomar soluciones más drásticas, a los jefes no les suele gustar que se les moleste por un retraso.

Mire de nuevo el reloj mientras escuchaba las locuras que decían mis dos compañeros. La verdad es que me importaba mas bien poco las tonterías que esos dos chalados dijesen. Quería llegar hacer el trabajo y irme de una vez.
Me volví a encoger de frio y pregunte:

-¿Y si no vienen?

Un camión venía a lo lejos, el sonido del motor rompía el silencio con fuerza, pronto estaría aquí. Debería ser el vuestro pues es el clásico camión militar GAZ-AA.

Más o menos ya había clasificado a mis compañeros, sería interesante trabajar con ellos, aunque aún faltaban los miembros del ejército rojo y ver que nos íbamos a encontrar allí.

Escuché el camión, debía de ser nuestro transporte – Bien, parece que si que vienen – Me puse en pié y estiré mi cuerpo para desentumecerme y tratar de deshacerme un poco del frío, por lo que a mi parte respecta no tenía nada que añadir.