Partida Rol por web

Frio, tu rostro se nota frio y adormecido, asi como el resto de tu cuerpo, notas algo blando y arenoso bajo ti. Abres los ojos poco a poco, pero solo despiertas de verdad, cuando notas como choca contra tu cara un proyectil blanco y frio, que se extiende y te cubre todo la cara.

Te llevas un dedo para comprobar que es, y para tu sorpresa, es nieve. Estas tumbado sobre un campo de nieve, rodeado por esos muros de espinas.

A tu alrededor, no habia mas que estatuas, nieve, mas de esos espinosos sirvientes, y una pequeña bestia feroz en forma de niña pequeña, subida sobre uno de los hombros de las estatuas cubiertas de aquel blanco manto.

-¡Jajaja, te he dado, te he dado!- Dijo, preparando otra bola de nieve entre sus manos y sacando la lengua, mientras apuntaba.-¡Ahi va otra, yupiii!

Hola ¿Laura?  Soy Macario. Te vi en sueños.  

Me envía tu amiga, del orfanato.  Y la madre superiora también.  Quieren saber si regresaremos para cenar con ellas. 

Mientras comenzaba a platicar, Macario estaba pensando como salir de aquí.  La nieve denotaba otro plano, como si se hubiera movido el tiempo o la dimensión.  ¿Es un sueño?  ¿Que significaba la nieve?  Lo bueno es que Laura está jugando con ella. ¿Que contratos podría usar? ¿"Encontrar camino", "editar sueño"?  En ambos tengo el catch.

¿No venías ya corriendo hacia mi? ¿Hacia la salida?

Vio las estatuas, ¿son las mismas de mi sueño, donde combatí contra la madresanta?   Volteó a ver a los sirvientes espinosos, ¿reconocía a alguno? ¿Que tan deteriorados se veían?  Los miraba de reojo tratando de adivinar sus reacciones.  Al hacerlo, empezó a hacer malabares con bolas de nieve, adivinando su consistencia, intentarlos lanzar tan lejos como pudiera hacia arriba para comprobar sus habilidades en este sueño. Ojalá no empiece la oniromaquia.

Me envía la primavera también.  Y se imaginó que brotaraban flores hermosas, rojas y amarillas, entre las estatuas.  Nos cuida, ¿ves? más que la señora rara esa.

No, no es un sueño, lo ves en la parabola de la bola de nieve y en todo lo demas, era tan real como el Seto podia ser real. Eso si, algunas flores de tinta brotaron de entre tus pies y cerca de las estatuas, pero estas seguro que ha sido cosa de tu manto, no de onimaraquia.

Los sirvientes son iguales al otro que os habeis encontrado, pero a diferencia del otro, parecian un poco mas perdidos y despistados, algunos caminaban se daban la vuelta y daban dos pasos antes de volver a darse la vuelta, otros miraban al vacio sin mas, y unos pocos limpiaban las estatuas de nieve con las manos desnudas, teniendo herramientas al lado para ello. Te fijas que la mayoria de las estatuas no tienen rostro u otros rasgos, como si la nieve hubiese borrado y pulido sus facetas poco a poco.

-¡Woala, tu tambien eres magico, como el otro señor!- Dijo la joven, mirandote sorprendida, aun con la bola de nieve en mano.- ¿Hum, pero como sabes mi nombre?¿Y de que orfanato hablas? No soy huerfana, no que yo sepa.- Te explico, mientras se colgaba boca abajo de uno de los brazos de la estatua, en plan murcielago. No parecia muy preocupada por la situacion.

Yey, Laura. Sonrió. Te reconocí por el dibujo de Ana, allá en la Sagrada Familia.  Sacó de su bolsa uno de los dibujos que le había prestado la otra niña.  Uno lindo.  ¿La recuerdas?  Se acercó un poco a enseñárselo.  Ella te dibujaba así a tí y a ella, juntas, jugando.

Je je, buen murciélago que eres.  ¿Vuelas?  ¿Has volado recientemente?  Lo dijo girando un poco su cabeza, como jugando a que se ponía a hablar con ella en su posición.

Mm, ¿que señor?  ¿Cómo era? 

Invocó su contrato con Sueño, el de buscacaminos.  Quería encontrar un camino de salida de aquí, quería saber donde estaban en todo aquel laberinto que había visto desde arriba. Como se había espinado la mano en el seto este mismo día, no gastaría glamour.  Aun así, para saber si era niña todavía o ya había sido transformada toda en changeling, trató de beber algo de las emociones de Laura. 

¿Donde estamos?  ¿Viste algunas de mis flores en el camino? 

La niña fruncio el ceño, confusa ante tanta pregunta, y con la gracilidad propia de alguien de su edad, se solto del brazo y cayo sobre la nieve de pie y los brazos extendidos.

-Ni.Idea.- Dijo la niña, sacudiendose la nieve.- Lo unico que recuerdo es despertarme en este laberinto, en vez de mi cama, y luego encontrarme y pasear con un hombre de nieve que hablaba muy raro. Supongo que aun estara donde lo deje.- Dijo señalando una de las salidas que habia del hueco.- Pero creo que tu eres incluso mas raro aun que el... Aunque me gusta mucho el dibujo ¿Me lo puede quedar?-Dijo, inclinandose con las manos cruzadas tras la espalda.

Intenas recolectar glamour de Laura, pero no obtienes nada de ella, demasiado confusa para brillar con una emocion cosechable, pero si que lo sientes, aun es humana y aun produce glamour como tal, no es demasiado tarde para sacarla del Seto.

Vamos, vamos a ver al hombre de nieve, si.  Sólo... permíteme un segundo, mientras hago un dibujo de aquí los compas, rapidito -sacó Macario con manos rápidas su carboncillo y su cuaderno chico de dibujos y empezó a hacer esbozos al vuelo de las personas enzarzadas que deambulaban limpiando las estatuas: sus caras, su ropa, etc.; lo quería para cuando regresara enseñarlo y que supieran en sus cortes que había sido de ellos.  Le ganaría reputación, fuerza de llamado si lo necesitara, y quizá ayudaría a alguien.  

¿Y si fueron gente que nunca escapó, ¿que diríamos en sus casas para dar paz?  -la duda le mojó el corazón. 

Se fijó por si alguno tuviera algún objeto con ellos, un reloj, una carta o algo que le sirviera ya sea para saber más de la madresabia o sobre los orígenes del que la traía.  Si si lo tenían, ¿usaría sus habilidades de ladrón para quitárselo?  Sólo si fuera de tal forma casual que no lo notaran.  No quiero arriesgar el rescate de Laura. 

Un se-gun-dito...  Y si, yo te regalo este dibujo lindo que ella hizo.  Mira, toma.  Yo me quedo con los otros, que los necesito luego para encontrarte si te me pierdes.  Casual escondió aquel donde salía el monstruo verde que se había llevado aquel día a la niña, no le quería recordar el susto. 

No me dijiste si soñaste con flores. 

Al terminar le dió la mano.  Vamos con el hombre de nieve.  ¿Cómo se llama?

-¿Flores? Creo que si, pero... No se, esta borroso ¿Pero hey, quien se acuerda de los sueños?- Respondio la niña, tomando tu mano y guiandote por laberinto.- Y no tiene nombre, por lo menos, dice no recordar como se llamaba.

Mientras caminabais, te fijabas como la niña volvia a mirar una y otra vez el dibujo que le diste, entrecerrando los ojo, concentrada.

-Es raro... ¿Porque tengo la sensacion de haber visto esto antes?

Despues de una rapida inspeccion entre los espinados, que no dio mucho fruto aparte de alguna cartera con dni o una foto familiar, cruzasteis varios pasillos del laberinto, hasta llegar otro hueco nevado.

Era similar al otro hueco, con las estatuas sin rostro y cubiertas bajo un manto blanco, a excepcion de un rincon en particular, donde cuatro estatuas compartian un mismo pilar. Sus rostros al igual que el resto estaban borrados, pero se podia intuir por sus formas que eran elementales, una elemental de aire joven y semi-trasparente, una mujer de tierra robusta con la barriga hinchada, un hombre formado por agua con sinuosas curvas en su figura, y por un ultimo un anciano con baston pero cubierto por llamas. Todos ellos sujentandose con las manos como una gran familia.

Bajo cada uno de ellos, pone unas palabras como dedicatoria "La buena amiga", "La bendecida prometida", "El galante prometido", "El generoso mentor".

Junto las estatuas, habia otro espinado encapuchado limpiando las estatuas, parecia mas activo aun teniendo las manos cubiertas de escarcha y tarareaba una melodia por lo bajo.

Macario pasó, y como cuando robaba a los pasajeros a la subida de tranvía (por necesidad, luego las devolvía con unos pocos euros menos), ahora buscó tomar la cartera y la foto de los espinados.  Serviría para identificarlos.  Manos fueron y vinieron, y siguió caminando como si nada.

Lo recuerdas porque ahí vivías Laura.  Con las monjas, con tu amiga Ana, con los otros niños.  ¿Te acuerdas que yo los venía a visitar de vez en cuando, a hacer malabares y contarles cuentos, a poner la obra de teatro y preparar juntos emparedados antes de sus paseos?  -buscó captar el glamour que despidiera al evocar los recuerdos. 

¿Te acuerdas algoo?  A ver, de los emparedados, ¿cuáles eran los que más te gustaban?  ¿Por ejemplo, el "especial sangüich Macario", uno que lleva jamón y mermelada de arándano, con una alcaparra para sorprender?  jajajaj. De ser humano él estaría ahorita despidiendo glamour, con olor a emparedado y paseo... 

Mira, todos te extrañan; Ana especialmente, pero todos, Felipe, Rodrigo, Mireia, todos, también.  Te queremos de vuelta.  

Ojalá pueda yo regresar ahorita contigo, pero si algo malo me pasara aquí con los espinosos, ojalá que no, regresa tu con con las monjas.    Ahí estarías a salvo y creciendo, con ellas.  Aquí... me temo que, aunque te divirtieras un rato, no crecerías siendo la flor que puedes ser.   Siguió caminando, tratando de notar caminos de salida del laberinto...  Tengo amigos en el camino que te ayudarían a salir. 

Luego, se le ocurrió algo:  Si te concentras bien en este dibujo creo que podremos encontrar el camino de regreso, aquí las cosas luego se pintan solas si lo deseas lo suficiente.  Hay un camino ahí, ¿ves?  Lo pintó Ana.  Para que sepas regresar. Me gustan los ladrillos amarillos.

¿Me acompañarías de regreso una vez que averigue yo quien es el hombre de nieve y cuál es el mejor camino? - le dijo entusiasta, esperanzado.    

Al entrar a este otro patio nevado, ahora Macario bajó la voz de su conversación y se detuvo a distancia prudente.  ¿Es él el hombre de nieve? 

Buenas tardes, ¿días?  -dijo en voz alta-. En nombre de la Corte de Primavera, os saludo.  

-¿El orfanato? ¿Ana? Yo...- De subito, Laura se echo las manos a la cabeza, y empezo a apretar los dientes en un gesto de dolor, cayendo al suelo de rodillas.- ¡Mi cabeza, me arde!

El hombre de nieve, al oir el grito, dejo de inmediato su trabajo, y se arrodillo ante ella, arremangandose una de sus manos, un tempano de hielo con dedos, y colocandola en su frente, Laura empezo a calmarse y respirar con normalidad.

-¿Estas mejor?- Pregunto con ternura el hombre, retirando la mano.

-Hum.- Confirmo la pequeña con la cabeza, volviendose a levantarme lentamente, debil y temblando levemente.

-Me alegro, pero ten mas cuidado, el suelo es resbaladizo y podrias hacerte daño.- Aviso el hombre, y por un momento parecio que iba a continuar sus tareas, cuando se dio cuenta de tu presencia.- Oh ¿Y quien eres tu?¿te llamas Primavera?- Era joven, no tanto como tu edad, pero parecia un joven recien entrado en los 25-30, aun con mucho por vivir y experimentar.

Hola, si, soy Macario de la Corte de Primavera, buscaba a Ana para llevarla a casa.  

¿Que fue lo que le pasó ahorita mismo?   ¿Porqué le dolía la cabeza?  Macario estaba atento por si el individuo le quería mentir.  

¿Y vos quien sos?  -se le pegaba el acento centroamericano de sus compas de la construcción.  Traerlos a la memoria le ayudó a pensar en la gente que  luchaba por hacer casa y comunidad en otras tierras.  ¿Tu la cuidas aquí?  

Volteó a ver a la niña para ver cómo se sentía y que le había hecho que el recuerdo le doliera, le diera fiebre.

-Oh no, yo solo soy un jardinero mas sin nombre como los demas, por lo menos eso creo, no recuerdo mucho estos dias.- Se rasco la cabeza, pensativo.- He intentando hablar con los demas, pero no parecen muy habladores, a diferencia de ti y tu amiga.

Mientras se no-presentaba, te fijaste en Laura, parecia estar bien, pero mientras intentabas captar glamour, te diste cuenta de algo, su mente estaba bloqueada, es como si en el fondo de su alma estuviera triste por algo, pero algo le impediera saber porque o acceder a la fuente de esa emocion, y forzarla a recordarlo le suponia un esfuerzo e incluso dolor peliagudo. Si tuvieras que expresarlo en una frase, es como si sus recuerdos estuvieran congelados, y cada vez que intentara acceder a ellos el frio le invadiera.

-Y sobre tu amiga, no se, aqui todo el mundo parece padecer esas jaquecas de vez en cuando. Supongo que es por el frio, a mi tambien me ocurre, es una molestia, pero hey uno se acostumbra.- Se rasca la barbilla, y luego decidido, agita la cabeza en confirmacion.- ¿Hey, porque no vais a ver la bruja? Seguro que os ayudara a aliviar el dolor, conmigo siempre lo hace, si quereis os puedo enseñar el camino, señor... ¿Hum, como era tu nombre?

Sobre las estatuas, no recuerdas en absoluto quienes son.

Te dije ya mi nombre.  Macario.  Pensó con tristeza en cómo se perdía aquel compa.  ¿Supongo que tampoco te acuerdas de tu nombre antes de haberte perdido en este laberinto, verdad?  Lo miró bien, por si mentía sobre Laura, la bruja, o él mismo. 

Y de la bruja, no, no iré con ella.  Prefiero regresar a casa, a mi ciudad, con mis amigos.  

Laura, ¿me acompañas a un paseo de regreso?  Iremos a un lugar tan bonito o más que éste mismo, veras.  Muchas amigas con quien jugar, comida sabrosa, calientita.  Yo te cuido.

Macario confiaba en encontrar el camino de regreso gracias a su contrato con Sueño, el de buscacaminos, y lo que había visto del laberinto desde su arriesgada subida al muro de espinas; el camino de regreso a casa, o al menos con sus compañeros de Feudo.

¿Y tú, nos acompañas también?  ¿Te sabes un camino de regreso, lejos de la bruja?  No quieres acabar como ellos. -señaló a los otros "jardineros".

El hombre de hielo abre los ojos de repente, como si hubieras dicho una barbaridad.

-¿Abandonar el laberinto?¿Porque iba a hacerlo? Aqui se esta bien, la bruja es amable conmigo, mis amigos tambien estan aqui y... Habia una promesa, una importante... "Hasta que la muerte nos separe..." ¡Urgh!- De repente, el hombre aprieta los dientes dolorido, y se lleva una mano a la frente al igual que ha hecho con Laura, pronto parece disiparse el dolor.- Malditas jaquecas, asi no se puede trabajar. En cualquier caso, no gracias, el laberinto es todo lo que conozco, no recuerdo que haya para mi nada ahi afuera. Siento no poder ayudaros, pero aun asi os deseo suerte.

El elemental volvio a su tarea de limpiar la nieve, y aunque notabas algo extraño en aquellas jaquecas, crees que dice la verda, realmente su memoria esta envuelta en una niebla de la que no puede disipar. Laura mientras tanto, esta pensativa y aunque no desconfia de tus buenas intenciones, notas como la niña mira al suelo entre dudosa y preocupada.

-¿A casa? Verdad, querras decir que me llevaras a mi casa con mis padres.- Indico la niña, notando que habias evitado especificar nada sobre sus fallecidos padres.- ¿Verdad?- Fijo la vista en ti, y en sus ojos ligeramente lagrimosos te diste cuenta de que algo habia empezado a recordar, pero quizas no era algo que un niño quisiera recordar.

No puedo llevarte con tus padres- tocó su hombro -pues ellos ya están aquí, contigo, en tu corazón.  Siéntelos.  Y Macario invocó a la Primavera para que le diera a sus manos justo aquel inverso del toque frío que tenía la mano del olvido de aquel joven, que le diera el toque de la calidez del recuerdo y la presencia permanente de los papás de Laura. 

Y ahora puedo llevarte a donde ellos realmente quisieran que tú estuvieras.  Un lugar donde podrás crecer, si, y aprender; un lugar donde te cuidan con amor, donde te llenes de amigas y amigos que crezcan contigo.  Que te vuelvas la señorita, y luego la mujer, que a ellos los haría orgullosos y felices.  Que estés con gente que comparta alegrías, y te ayude a sobrellevar las tristezas, no a enterrarlas.  Miró al joven de hielo, compasivo, llamándolo con ellos. 

Tomó a Laura de la mano.  Vamos, que un camino nos espera.  Espero que habrá algunas espinas en él, pero al final estará la casa, y Ana y las hermanas esperándonos.  

Tomó una bolsa de plástico con semillas de las que siempre tomaba del jardín de Gaia.  Se la aventó a las manos al joven.  Y tú, llámanos cuando te sientas listo.  Y vendremos por ti.  Siempre hay un lugar y una forma de regreso; y una casa en los baños Salamandra con lugar para ti. 

Salió por donde la intuición de su contrato de buscacaminos le mostraba.

Macario había manejado sutilmente la idea de los padres; estaban ausentes, si, pero presentes.  Esperaba que su juego de palabras, y la verdad que era esta ausencia/presencia, jugaran a su favor.  Invocó el contrato del regalo inefable, pues Laura había hablado de una de sus mayores deseos en la vida, e invocó las bendiciones de su aspecto.  Todo debía servir para manejar esta salida, pues si era amor la dificultad, era amor la fuerza para salir. 

Laura no parece muy convencida, pero en cierto modo, no cree que la estes engañando. Asi que sin decir nada, toma tu mano y se dispone a acompañarte, aunque algo en su mirada te dice que aunque no puede recordarlo, ha empezado a notar o ha deducido de tus palabras, que hay algo que es muy importante que recuerde, y al mismo tiempo, no quiere recordar.

El hombre de hielo se despide de vosotros, mientras tomais el rumbo vuelta a casa.

Bien, cuídate, le dice al chico de hielo. Y dime, ¿quienes son ellos, los de la estatua?

Macario toma la mano de Laura y sigue lo que el contrato de sueño, de buscacaminos en el Seto, le indica.  Sabe que la niña espera un golpe fuerte al recordar, pero si el recuerdo de sus padres está ahí, sabe que lo que ellos más hubieran querido en el mundo es que ella siguiera caminando, siguiera creciendo. 

Busca una espina al pasar por la barda, la toma rápido para que no lo atrape y se pica la mano.  No te preocupes, sólo es para la suerte.  Me ayuda a encontrar más fácil el camino.  Y a cambio dejo flores al pasar.  ¿Notas como están surgiendo más allá, donde primero pisé?