Partida Rol por web

Había llegado el gran momento: ¡LA FIESTACA! Las pajamas party de HOTS eran las más renombradas, no solo por el glamour y los canapeses caros que se servían junto al champagne de la mejor calidad. Lo que más renombres daba a estas fiestas de pijamas eran las visitas "inesperadas" de los hombres a media noche. ¡Hombres con caché! Si enganchabas a uno de esos de por vida ya podías retirarte, pagarte unas tetas nuevas y vivir como si los pobres no existieran. Lujo a GO GO. Eso era lo que distinguía a estas fiestas de pijamas, por las que habían pasado desde Jackie Kennedy a Miley Cyrus. Si eras famoso no había filtro, esto es así.

Y además no faltaba nada que no tuviera cualquier otra fiesta de pijamas...

Copichuelas...

Peleas sexys de almohadas...

Coreografías de las Spice girls...

Vergüenza ajena...

Y otras muchas... ¿experiencias?

Aún no había empezado la fiesta cuando a la puerta llamó un señor con paquete... Bueno, con una caja. Los tíos que reparten cosas ya sabéis, del fedex y amazon y eso. 

-Tengo un paquete para Lilith Monroe...- dijo mirando tanta fémina enpijamada. -¿Dónde se lo pongo?

Aquellas zorras, digo, putas, digo preciosas chicas habían quemado todo lo que traía en la maleta, así que tuve que llamar a casa para que me enviaran echando hostias por correo súper urgente algún pijama de los que tenía en casa.

No me enviaron el más glamouroso, pero lo que llegó, me valía.

Y de esa guisa allí estaba, tomando champán y hablando con Jess, con la algarabía del resto de las chicas a nuestro alrededor, cuando llaman a la puerta y aparece un chico con un paquete (¿a estas horas?) preguntando por Lilith.

La verdad es que la curiosidad me puede, e intento acercarme todo lo posible para enterarme de qué es lo que le traen.

Tras aquella dura prueba (no para mí, salí ganando y no me refiero a la prueba en sí) regresamos al interior del edificio. Estoy en el interior hablando con Beth cuando llaman a la puerta. Es un hombre con un paquete bastante grande. Y al igual que Beth me acerco con curiosidad por su interior.

Después del chorreo del agua tras comprobar el muy eficiente trabajo de los macizos bomberos ("Que digo yo, o sea, que su tan supereficiente trabajo ya podía haber sido de otro tipo... que qué prisa tendrían por marcharse... que se podían haber quedado a la fiesta y apagarme alguna otra cosilla que también arde...") me decido por secar,  mi ropa interior con el secador (utilizando mi fantástico Parlux Power Light 385, porque no solo de planchas para el pelo vive una mujer, que también necesita un secador que le pueda levantar la tapa de los sesos hacer un trabajo perfecto al pelo).

Con la ropa interior seca, me pongo el pijama.  Bueno... dicho así parece cualquier cosa, pero no. Me pongo mi super increíble camisón de seda con bata a juego porque, como dice la abuela Sue Elisabeth, por la noche hay que estar tan elegante como por el día, no sea que haya una catástrofe, haya que salir a la calle, estén las cámaras y te pille  hecha un cromo... Una gran enseñanza la de mi Oldie (no le gusta que le llame abuela porque dice que la hace vieja), que yo sigo a pies juntillas, también hoy.

Elegante y seca, me reúno con esta panda de salvajes mis nuevas amigas. Y entonces llega un mensajero para traer algo para la muy afortunadisima (¡Oh, a mí ponmelo a mí!) Lilith.

Por fin había acabado aquella mierda de mañana, donde las habían jodido (figuradamente, aunque esperaba que literalme aquella noche) hasta el límite lo razonable y aceptable. Por suerte, la cosa pareció cambiar con aquella fiesta de pijamas, alcohol y algún que otro canapé desgrasado y con casi 0 calorías.

Vio como la gótica bajó a su rollo, como siempre, con un pijama con la estrella de satán y Mary Ann que parecía con un pijama-traje de por lo menos....bueno a saber de cuando era, pero se le pareció a la cleptómana de Wynona Rider en la peli esa de los vampiros, cuando salían a fornicar al jardín de una mansión con aquel perro-lobo gigante. Su parte favorita. Si es que todas las de alta cuna eran unas putas.

Luego llegó el repartidor, que parecía el jefe de los scouts con orejas de soplillo y un peinado que parecía de 200 dólares pero que seguro se lo había hecho en casa con gomina barata, con un paquete para la pedazo de puta Lilith. Seguro que era un consolador-taladro para esa perra en celo.

Pero bueno, por fin había alcohol y era la hora de divertirse.

Era oficialmente una fiesta de pijamas, así que Channel se vistió de "pijama". Bueno, más bien de hermoso camisón y bata a juego, bata que no se cerraría en toda la noche. Y que perdería, a pesar del coste, en cuanto Chad —o cualquier otro si Chad se comportaba mal— le hiciera tilín.

—Bien, putillas —dijo desde lo alto de la escalera, viendo que la mayoría de las novatas ya habían llegado —declaro inagurada esta fiesta. 

Total, ella ya estaba allí, así que la fiesta podía empezar, como alguna se divirtiera sin su presencia... sufriría. Contempló a todas las novatas con la mirada y se dirigió a Jessica —Tú, pintapollas, ven aquí y traeme una copa de champán... 

Le concedía parte de su favor divino, estar delante de su presencia. ¿Quizá la consideraba para ser una futura HOTs? No, sin duda para freírla a preguntas hasta descartarla. 

El paquete era para Lilith. A saber que contendrá en su interior, pero dudo que ellas fuese a enseñárnoslo.

Entonces aparece Channel con un hermoso camisón y una bata. La verdad, no está nada mal. Declara que comienza la fiesta de pijamas y reclama mi presencia acompañada por una copa de champán. Para ella, por supuesto.

- Ahora mismo, Channel - afirmo con evidente tono de respeto (quiero entrar en HOTS, leches) antes de ir a coger una copa, la lleno de champán y voy hasta ella ofreciéndole la copa y mi mejor sonrisa - Aquí tiene.

Espero que todo vaya bien y esta noche sea memorable.

Darcy había dejado de lado su idea de aparecer con su pijama de peluche-dragón. bastante se la habían liado con las bragas-coño. Estaba claro que no tenían sentido del humor ninguno. Se les notaba en la expresión rígida. Estaba segura de que si Channel apretaba los labios se tiraría un pedo, pero en todo caso, y viniendo de Channel, seguro que tenía olor a canela, gracias a algún artilugio como esas rancias pegatinas que habían inventado años atrás. O porque ella era así de fantástica. Darcy por su parte había encargado unas pastillas que hacían que te oliesen a rosas y otras a chocolate. No porque se tirase muchos pedos, sino porque le gustaba ver el mundo arder. La última vez que los había usado había sido en un baile de graduación...pero no para ella, sino para sus competidoras en el baile de fin de curso después de haberlas llenado hasta arriba el ponche de laxantes. A ver, que tenía sentido: lo que ella quería era que sus competidoras viesen minada la confianza por un concierto de pedos, no sufrir su olor. ¿Sería lo que traía aquel hombre en su enorme paquete? ¿Pastillas mágicas?

Finalmente Darcy se puso uno de sus pijamas favoritos, aunque menos llamativos. Sexy, elegante y que le resaltase los ojos. Y la mirada también.Además, aquel pijama tenía la ventaja de ser cómodo para reventarse la cabeza a almohadazos o algo así. La morena miró significativamente a su amiga Kim. AMbas sabían que ella era mñas de pijama cómodo o absurdo, pero ambas sabían que tenía que triunfar muchísimo para compensar la coña de las bragas coño.

Si mañana le digo a la prensa que una gótica va a suicidarse o que unas gemelas moriran violadas en una esquina, a nadie le importa porque es parte del plan. Pero cuando enseño unas bragas que uso para asustar a la peña y quedarme con ella todo el mundo se vuelve loco.

Darcy compuso su mejor sonrisa y se preparó para divertirse. Costase lo que costase, entraría en HOTS. Haber conseguido entrar allí aunque solo fuera una noche era un logro, pero si conseguía que Kim fuese la próxima presidenta...eso...aparecería en los anales de la historia

La maldita novata me trae la copa de champán y por supuesto tira parte de líquido por mis delicados dedos. Desde luego que no se me ha caído a mí por tirar la  —¡Serás puta! —mi mirada podría matar. —¡Ven aquí que te vas a enterar! —dejo el champán en la mesa y me la llevo fuera del salón, tirándola del pelo, a uno de los pasillos. El del paquete de la gemela (seguro serían consoladores de mierda) y el resto no tenían por que ver su castigo. 

Solo escucharán la bofetada que se merece. 

Una vez en el pasillo, curiosamente, Channel cambió de expresión —Jessica, ¿verdad? —seguramente la novata apreciará que recuerde su nombre en vez de pintapollas, lo mío me ha costado aprendérmelo, varias neuronas seguro... —Tengo buenas noticias para tí, para empezar... —Channel se la había llevado del pelo, pero ahora no tiraba de él, sino que lo acariciaba, comprobando su suavidad, como si fuera la última prueba. le hablaba bajito al oído —no has fracasado ninguna prueba y tus antecedentes son correctos, así que tienes todas las papeletas para entrar... a diferencia de la furcia de ropa interior extraña y su amiga del Bronx, parece sacada de Jersey Shore o del siglo pasado... en fin. Incluso tu amiga emo y la puta vietnamita tienen posibilidades, siempre que mejoren un poco... bah, seamos sinceras, siempre que no se suicide antes por llamar la atención y que la otra no se la chupe  por dinero a demasiados invitados esta noche, pero creo que el instinto será más fuerte... —Channel se centró.

—Has estado bien, pero a partir de ahora estarás mejor, a partir de ahora me comunicarás cualquier mierda, trampa o traición de las gemelas o de las otras put... novatas. Serás únicamente leal a mí... como premio adicional... cuando seas hermana... —Channel le enseñó una foto de su móvil que sacó de un bolsillo de la bata. 

—Como premio te devolveré tu asq... ab... tu peluche, que no podrás tener aquí en la hermandad, pero podrás llevartelo a tu casa y darselo a tus hijas cuando las tengas... sí, lo salvé de la quema... pero sólo lo obtendrás si sigues lo que te he comentado al pie de la letra... ¿Comprendido?

Al llegar se me derrama un poco de champán y salpico a Channel. ¡Oh, no, qué horror! Y evidentemente la presidenta me fulmina con la mirada. Genial, Jess... si no te echan de aquí te arrojarán a los perros de las gemelas.

- Yo... yo... ¡lo siento, Channel! - tartamudeo.

Entonces Channel me agarra del pelo y me lleva a rastras al pasillo, seguramente para echarme la bronca, o matarme o algo de eso. ¡Au, está tirando fuerte!

Esto es una pantomima. Si quisiera castigarla lo haría delante de nosotros

Darcy no se creía nada, pero mantuvo la compostura. No sería ella quien lo señalase.

Cuando llegamos al pasillo me temo lo peor, pero entonces la actitud de Channel cambia totalmente.

- Sí, así me llamo... - sollozo un poco, en parte por haberla cagado y en parte por el tirón de pelo.

Mi expresión cambia totalmente cuando Channel me dice que estoy casi dentro de HOTS. Y me da instrucciones de que le comunique cualquier cosa que trame cualquiera de las chicas contra ella... ¡y como extra me dice que ha salvado a Stinky y que me lo devolverá si cumplo mi papel a rajatabla.

- Puede contar conmigo, Channel. Cumpliré a rajatabla - afirmo con expresión más seria. No me hace gracia tener que desvelar lo que pueda tramar o decir Beth, pero mi Stinky es mi Stinky, y es demasiado adorable como para no luchar por él. Cualquiera se resiste a esa mirada de retorcido y adorable psicópata que tiene.

Ahora empezaba lo bueno. Aquella noche me pongo uno de mis pijamas favoritos.

Elegante pero mostrador de carnes prietas y jóvenes. Para mi, aquella noche era una competición de quien tenia el pijama más bonito. Y visto lo visto...No me cabe duda de que el mio. Con mucha satisfacción, voy a coger una copa de aquel champán caro que aquella noche me daría un pelotazo del copón. Me iba a coger un pedo que se iba  a cagar la perra. Con mucha elegancia, claro. Toda señorita de bien sabe cogerse melopeas de escándalo, durante las cuales puede hacer lo que quiera y luego no fingir acordarse. Pego el primer trago a la copa, cuando un maromo mensajero me trae su paquete. Me acerco con un imán a ver de que se trata. Me extrañaba que a estas horas hubiera servicio de mensajería, pero si este señor me trae su PAQUETE ¿quien era yo para ponerme a pensar y darle vueltas al asunto? 

- ¿Para mí? ¿Solo me vas a dar este paquete...?  - le guiño el ojo, para después mirar aquella caja. Veo que hay muchas mosconas esperando a ver que hay. Marujeando. - ¿!Qué coño se os ha perdido aquí!? - doy un par de palmadas para que se vayan a tomar por culo ¿no tenían fiesta?. Subo con el paquete a mi cuarto, allí lo abriré.

PD. Me parto el ojete por dentro cuando veo que manchan a Channel o algo asi. Veo la escena de lejos y no me entero, pero que le follen.

-Mi paquete es tuyo, rubia- le dijo el repartidor a la rubísima número 2 de la casa (porque la primera reobvio que era Channel de momento). Le entregó aquel paquetón y le puso un papel delante. -Me la firmas aquí... La hoja- le pasó un boli y se marchó, dejando su paquete en aquella casa llena de universitarias buenorras. Eso de hacer entregas a deshoras siempre traía sorpresas gratificantes, o eso pensó el repartidor.

Aquel paquetón traía una nota: 

Ábrelo en tu intimidad y a solas.

Miro la nota y voy a mi cuarto. Intrigada que te mueres. Era una pena que el mensajero no se quedara, pero había quedado con el medico, así que no estaba todo perdido.

Todo iba sobre ruedas —Bien... ambas podemos salir beneficiadas de esto... es cuestión de que aguantes el tirón, ahora, vamos con la bofetada... tienen que pensar que te he castigado, agárrate la cara y luego aparenta que te dolió —Channel dio una palmada— Y para las que se fijen más... —se quitó una gota de carmín y lo dejó en un lateral del los labios de Jessica— ...las que se fijen pensarán en primeras experiencias y bobadas de esas. 

Channel tenía muy claro que le gustaban las pollas, las que estaban pegadas a hombres con una cuenta corriente de ocho dígitos como mínimo, pero debía distraer, siempre ir un paso por delante. El pelo de Jessica la atraía de manera extraña y era tan suave que casi no podía dejar de tocarlo, pero el resto era prostituta Hots estándar. Lo de siempre. Un peldaño por encima del resto de los humanos y a mil escalones de ella. 

—Veremos que nos depara la noche... —comentó y volvió al salón. 

Asiento con la cabeza lo que dice Channel. Ya veo lo que pretende, la cuestión es mantener las apariencias. Y si quiero entrar en HOTS tendré que cumplir mi parte a rajatabla

- Lo haré como si me hubiese pegado de verdad, Channel. No la defraudaré.

Me sorprende cuando pone algo del carmín en mi labio. ¡Rayos, pensarán que nos hemos besado! No tengo queja alguna, pero habría preferido que hubiese sido real, pero no se puede tener todo. Esbozo una sonrisa ante su comentario, y la acompaño hasta el salón fingiendo que me ha dado un buen bofetón. Lloriqueando y con lágrimas incluidas, que para algo aprendí a provocármelas de niña para que mis padres me comprasen a Stinky.