Partida Rol por web

Aquello estaba lleno de nerds, que peleaban por apagar aquellos altavoces del demonio, sin mucho éxito al parecer. Sino que se lo dijeran a Kim que estaba ahí muerta. 

El ambiente además estaba cargado de hormonas, papeles higiénicos con fluidos, doritos y cervezas. Así es como los frikis pensaban que era una fiesta, todos conectados a internet jugando con elfas semidesnudas a matar monstruitos. Tampoco iba a ser una gran pérdida para la humanidad si se quedaban sordos o se morían.

El resto de animadoras habían salido por la puerta, eso estaba claro. Sobre todo porque ni se habían molestado en cerrarla en su huida. Además las gemelas y compañía habían visto por la ventana a todas huir, no debían andar muy lejos. No es que corrieran tanto, ¿no?

A lo lejos pudieron oír las sirenas. Parece que alguien había alertado sobre su fraternidad en llamas finalmente

Ahí estaban todas como podían dentro del arbusto metidas. Las hojas y las ramas picaban. Aquel no era sitio para señoritas en pijama, no es como si ellas fueran las queridas huyendo porque venía la novia legítima. En sus vidas siempre era al contrario, ellas eran la novia legítima. 

Porque ser querida solo lo aceptabas en situaciones extremas. O no tan extremas. La verdad es que toda mujer joven y guapa deseaba tener a sus espaldas a un Sugar Daddy que le cubriera el culo y todo lo que quisiera. Pero lo mejor de todo era poder cazar a uno de estos para siempre, que para eso venían a la universidad, porque ahora podían cazarlos jóvenes y pre-éxito y así tener menos competencia.

Ahora escondidas en aquel matorral no cazarían ni a un dentista de segunda. A lo lejos pudieron oír las sirenas. Parece que alguien había alertado sobre su fraternidad en llamas finalmente.

Al sentir el pellizco me giro para comprobar que se trata de Darcy. Y cómo no, le dedico una mirada llena de lujuria antes de hacerme hueco para que ella se siente a mi lado.

Al final pudimos entrar todas gracias a mi ayuda sobándole el pecho a Darcy y el culo a Mary Ann abrazando a mis compañeras para que estuviéramos bien compactas y restregándome un poco con ellas de paso.

Aquello es perfecto para mí, y con un pelín de suerte y tiempo podría empezar con el magreo. Pero entonces empezaron a escucharse sirenas. Mierda.

Lo que faltaba, tendría que haber pensado en esto. No podíamos escondernos tranquilas hasta que pasara todo. La puta muerdealfombras de Jess se restregaba contra nosotras como guarra en celo. No me malinterpretéis, todas éramos guarras en celo, pero cuando hacía falta. No con nuestras hermanas. Aquello era una especie de incesto violador. 

—A ver, Kim, frótale la cerecita a Jess que... —algo pasó por el cerebro de Channel ¿Un pensamiento? No, que engordaban—. Ah, que Kim es la muerta. Entonces tú, Darcy. Todo sea porque esté quietecita.  

—Aquí escondidas no nos pillarán y nos matarán, esperemos a ver que hace la poli y donde van esas psico-putas y el friki. 

Me revuelvo, incómoda, en este sitio. "¿Por qué coño demonios, estoy aquí? El único contexto en el que se me antoja lógico estar en un sitio así es si un maromo hombre bien dotado formado me dijese que tiene una necesidad imperiosa de empotrarme tomarme y no pudieramos llegar a tiempo ni a un coche" Desde luego, esto no está saliendo conforme a mi plan. "¡¡Aquí no hay ni un tío!! Sólo Jess, que no digo yo que para una noche de necesidad no vaya a servir pero yo esta noche contaba con catar algo un poco más... penetrante, francamente"

Esos son mis profundos pensamientos mientras hago algún puchero y me rasco la alergia que esta planta, carente de pedigrí, seguro que me está dando.

 Las sirenas suenan a lo lejos y, cuando las oigo y veo que la jefa va a hablar, me emociono. Ahora seguro que es cuando dice que podemos salir de aquí. ¡Pero no! Sólo es para ordenar un poco de sexo lésbico. "¿Qué le pasa a esta mujer? Hasta ahora sus ideas habían sido bastante buenas... ¡Ay madre! ¿Y si las gemelas tienen razón? ¿Y si chochea? Seguro que sus años son más de los dos patitos... A esa edad el cerebro ya no rige bien ¿no?"

Ya me estaba cagando en la Virgen por culpa del sonido, y a punto estaba de pegar un chillido que neutralizara aquel ruido cuando descubrir que la Doberman de Darcy me distrae lo suficiente como para no querer arrancarme mis propios tímpanos.

- Ey, chicas. - Digo con tono de cariño y respeto mientras miro por la ventana aún tapándome los oídos.- Las zorras se escapan.

–Mejor que me apriete las pelotitas antiestres que...¿Bomberos? ¡¡La manguera!!– La respuesta de la explosiva Darcy fue truncada por aquella maravillosa melodía que presagiaba la aparición de BOMBEROS. ¡¡BOMBEROS!! ¿Quién podía resistir la llamada?

Y es que las sirenas era como el sonido de la flauta de Hammelin, Amelia o Pamela. Solo que en vez de atraer ratas atraían a hembras en celo. Y Darcy era una. De pronto su mirada cambió y dio la impresión de que quería abalanzarse sobre la carretera. Y encima las ramitas picaban. La solución estaba clara entonces. Utilizar sus poderes de animadora para deslizarse sigilosamente y saltar a un árbol tan frondoso como el coño de una hippie, agazaparse entre sus ramas y, en el momento en el que uno de los bomberos hiciese aparición saltar sobre él cual pantera. Al fin y al cabo, era mejor morir cazando como la depredadora que era que morir cazada. Como dijo el sabio "Mejor morir con pene en mano, a una almeja frotando"

La música de mierda seguía sonando y la perra señaló que las otras se escapaban. Y Luzbel, de pronto, se dio cuenta de que le importaba una mierda. Fueran donde fueran esas focas estaban perdidas, ya estaban muertas. Las gemelas ya habían hecho lo que tenían que hacer: destruir HOTS. Channel ya no importaba, no era la reina de ningún sitio. Había perdido el derehco a la corona en cuanto aceptó a esa turba de cerdas, y el reino en cuando las Hijas le prendieron fuego purificador. Esa hija de puta hortera ya no tenía ni poder real ni derechos sobre el patrimonio HOTS. Su momento había pasado y la muy gilipollas no se había dado cuenta porque siempre iba por detrás, como con la moda. Con retraso.

– Poned Rihanna, me cago en la puta. No me hagáis enfadar.

Miró alrededor y vio a los empollones sufrir. Les dolía aquella música que habían puesto. Normal. Hasta a ella, un ser superior, le parecía un coñazo. Pitaba fuerte y hacía pupita en los oídos. Y en el suelo el fiambre descabezado de una de aquellas gordas. Ahora que estaba muerta Luzbel podía ver que tan mal no estaba. Estaba rica la puta aquella, sobre todo con esa flaccidez que le daba ser un puto cadáver. Podría lamer esa almeja muerta, subir con la lengua y luego lamer ese cuello sin cabeza. Podría meter toda la cara en cualquiera de los dos orificios de esa puta. Un trozo de cráneo con cuero cabelludo que había cerca indicaba que era una rubia. No sabía muy bien cuál de todas era, pero le sudaba el coño.

Entonces lo vio claro: una multitud sufriendo, gritos, alabanzas, un sacrificio humano, un charco de sangre, Lilith y ella. La misión ya no era matar a esas perras. Era matar, sin más. Llevarle almas a Papá. Sacrificar humanos en cuerpo o hacerles caer en la perdición en vida. Todo lo demás no importaba una polla.

Era el tiempo del aquelarre.

Tiempo de pervertir a esa panda de anormales y destruirlos.

Miró a su hermana y supo que ella lo sabía. Aquelarre. Solo de pensarlo le bajó un hilillo por la pierna. Se apretó el coño con la mano del calambrito que le dio. Le agarró la mano hasta clavarle las uñas y tiró de ella hasta pegársela y comerle la boca. Llevaba toda la noche deseándolo, joder.

– Te voy a matar, puta –le dijo con cariño y ojos anhelantes, y le enchufó los dedos en ese coño empapado, por debajo de la falda–. Qué pena que ese consolador se quedara en HOTS, puta. Pero tengo esto –añadió, y empujó la mano en el potorro de Lilith, le arrancó la ropa y le sacó las peras. Y le pegó un bocao a una teta con rabia, mirándola a la cara para verla sufrir de gusto. Tiró del pezón y del potorro hacia abajo, sin sacar los dedos, obligándola a agacharse, hasta que Lilith cayó de cuclillas con el fiambre entre los muslos. Ese coño iba a mancharse de sangre sí o sí. Suya o no.

Sí ahí ya olía a hormonas y pescado, lo que venía iba a ser para destilarlo por litros.

– ¡MIRAD ESTO HIJOS D EPUTA! ¡Y QUIERO A RIHANNA YA! –gritó. Se estaba enfadando. No se podía estar follando en un aquelarre de buen humor. Aquello iba de ira, sangre, sexo y muerte. Vamos, lo que viene siendo un polvo de martes.

No tardé en comprenderlo. En el momento en que mi hermana, Luzbel, único amor de mi vida, introdujo varios de sus apéndices por mis orificios. Las piernas me flaquean y siento que un climax venido de estar forma, bien podía manifestarse con una eyaculación femenina con la presión de una chorrimanguera. Potente y a presión,  hasta propulsarme hacia el techo ya allí reventarme los sesos. Mi cabeza se abriría como una sandía madura, PLOF, vertiendo carne rojiza a los presentes, cual palomitas sanguinolentas. Luego, estos nerd de mierda, perdedores, destinados a servir a otros en su mediocridad, bailarían en esta lluvia de sesos, se rebozarían en ellos y pajearian hasta dejarse la polla en carne viva, como si la hubieran metido en una bote de sosa caústica. 

La lengua de luzbel amortigua los sonidos de placer que afloran de mis cuerdas vocales, tras el mordisco en mi berza de satanás. Tira de mi hacia bajo y me arrodillo, acoplando todo el potorro que hace palmas en el cráneo hecho puré de la gorda. Untando toda la pepitilla en esa rica mermelada de fresa, cual niña con perro y Ricky Martin en el armario.  Esperaba que Luzbel fuera el perro, obvio.

Entonces lo veo claro. Con un tirón rápido, desgarro su ropa interior y le hago un fisting hasta el coding para sacarle las bolas chinas que con ella han estado todo este tiempo. RAS, un tirón rapido, que se corra viva. 

Como si aquello fuese mi pan de cada día, apenas cambia mi expresión cuando las gemelas comienzan su vorágine idílica de sexo lésbico incestuoso. Como si viera al vecino de al lado rascarse la oreja.

Sin embargo, a mi alrededor, todos aquellos muñecos fofos rellenos de hormonas y sangre comienzan a comportarse como lo que son: simples simios estúpidos, viscerales y violentos. Me preguntaba cuánto tiempo iban a tardar en dejarse llevar por la evolución autodestructiva y empezar a machacarse las cabezas con una piedra (a la vez que se la machacaban con la otra mano) reclamando la supremacía y así pensando que podían tener algún derecho siquiera a rozar a una de las gemelas.

- ¡No, Darcy! - exclamo en voz baja al ver que Darcy quería irse y me abalanzo sobre ella olvidándome de Mary Ann - Si te vas te descubrirán las gemelas y el tío raro y te harán cosas peores... solo recuerda cómo acabó Beth, y no quiero que te hagan nada. Por favor, quédate conmigo. Si las palabras no te convencen, espero que esto sí.

Me acerco a Darcy colocando las manos en sus mejillas y la beso con anhelo en los labios. Si esto y mis sentimientos no le convencen, yo no puedo hacer nada más. Bueno, al menos me quedarían Mary Ann y Channel, en ese orden.

Chop, fiss, chop, fiss, chop, fiss...

Así sonaba el coño de Lilith frotándose contra la decapitada. De cintura para abajo ya estaba toda embarrada en sangre fresca, como la peor-mejor regla de la historia. Luzbel tenía la mano ahí metida, bañándose con todo ese flujo y toda esa sangre que seguía saliendo del cadáver de aquella quien fuera. Daba lo mismo su nombre, lo importante es que era el sacrificio necesario del aquelarre en honor de papá. Con suerte lo llamaban y venía y se las copulaba antes de destruir el mundo. El fiambre era necesario y además esa puta era muy follable ahora que estaba muerta en un charco. Se la podía sentir enfriarse a poquitos y todo.

Lilith también rebosaba amor y no quiso que Luzbel se quedara sin nada. Cuando sintió que le rasgaba la ropa se contoneó como una gata, con mirada picarona, y cuando metió el puño a lo bruto Luzbel notó su coño absorbiendo esa mano como si fuera una boca chupando un polo. Dentro era apretado e inmenso al mismo tiempo, una demoníaca cavidad adaptable y mutable, lista para cualquier cosa. Sintió sus dedos urgando en su interior y eso le hizo poner los ojos en blanco del gusto. Sintió cómo el índice de Lilith agarraba la cadena de oro blanco y tiró de ella para sacar la bola de jade. Luzbel se deslizó gimiendo de gusto hasta quedar sobre la víctima del sacrificio. La rubia tiró con brusquedad y arrancó la maligna boca del coño de Luzbel, que sintió un delicioso desgarro interno.

– ¡puuuutaaaaaAAAAAAAAaaaaaaAAAAHHHHHPUTAAAAA!

Apretó los muslos temblorosos dejando fluir el orgasmo que esquirteó a Lilith de arriba a abajo como el aspersor del jardín fis fis fis fis fis. Los agujeros se le cerraban y abrían como corazones latientes mientras se frotaba contra el cuerpo de aquella puta muerta.

Jadeó hasta secar la garganta sin ser consciente del tiempo hasta que abrió los ojos y vio a Lilith con la bola de jade negro en la mano. Volvía a brillar con una luz verde interior. El dragón se movía en su superficie, con ojos brillantes y malignos. Tomó la mano de Lilith, la llevó a su coño, puso la bola entre sus labios y de un golpe la introdujo dentro de su hermana, en un parto inverso de calor ardiente.

La sujetó del culo para apretarla contra el no-cuello del fiambre, se levantó un poco y se dejó caer contra el cuerpo para dispararle en el potorro un chorrazo de sangre y ácido estomacal contra el coño. La miró y sabía que Lilith no podía ser más feliz.

Una bofetada. Dos. Tres.

Puñetazo en el vientre.

Beso en la boca.

– Te amo.

Mientras las chicas se ponían de los nervios con el culo inquieto tras un matojo, dentro de la casa pasaban cosas que levantaban ovaciones, gritos y a saber qué más se levantaba ahí. Pero ellas estaban ocupadas intentando esconderse, hasta que el camión de bomberos llegó con sus luces y sus señores armarios roperos en su interior.

Y vaya si eran armarios, que debían tener calor o algo porque ahí estaban ligeros de ropa –al menos en las cabezas de las HOTS así era- dándose prisa por apagar aquel fuego que casi había consumido la hermandad a cenizas y que amenazaba con extenderse. No es que fuera un problema muy gordo si acababa en la hermandad de los nerds, osea, frikis de esos había a patadas en el instituto para volver a juntarse y hacer sus cosas de frikis.

Allí estaban ellos, afanándose por abrir la boca de riego de la calle, mojándose en aquel proceso arduo y marcando toda la tabla de lavar la ropa que sus madres les habían dado. Se notaba que los bomberos que iban expresamente a la hermandad HOTS habían pasado por una fina selección que solo el dinero podía pagar.

Uno de ellos hasta tenía un martillo para entrar a comprobar que no había nadie en el interior del edificio. En realidad había muchos alguienes, pero todos muertos. Una pérdida de tiempo cuando aquellos hombres podían estar atendiendo señoritas en apuros.

Y estas eran las ventajas de que la directora tardara tanto en postear, que volvía con un montón de imágenes de carnaza gratuita y musiquita para animar el cotarro.

“Feels so good being bad… There’s no way I’m turning back”

Gritaba la diosa Rihanna por los altavoces. Bien sabía ella que una vez que ibas por el mal camino no había vuelta a atrás, porque el gusto por la sangre quedaba y era un gusto metálico y rico. Alguno de los nerds, seguramente el tal “Fucker” había puesto la música que le habían ordenado.

“’Cause I’m maybe bad but I’m perfectly good at it”

Claro que sí, las gemelas eran muy buenas siendo malas, la ganadora del Battle Royale divas edition había escrito sin duda aquella canción para ellas. Porque ellas lo merecían y era lo que tenía que sonar mientras comenzaba el aquelarre. Alrededor los nerds dejaron de retorcerse de dolor y dejaron un espacio grande para que las hermanas Monroe hicieran lo que quisieran, sin perder atención. Era el sueño erótico de todo tío dos gemelas montándoselo, si encima eran HOTS era como un sueño erótico deluxe. Eso lo sabía todo el mundo.

Enseguida hubo mucha atención en ellas y mucho frote de varitas. Coreaban sus nombres alrededor y todos parecían muy contentos de lo que estaba pasando. Las chicas dentro ni se dieron cuenta que fuera habían llegado los bomberos, bueno, quizás Leraie que estaba menos metida en el tema pudo reconocer las luces entrar por las ventanas del salón. Se iluminaba todo de rojo y azul, parpadeando, dando a la escena lésbica un toque de club de alterne de lujo que no estaba nada mal.

Oigo sirenas. Sé que la lideresa no quiere que nos vayamos por si les lavan el cerebro a los policías o a quien sea, pero yo me asomo un poco. Por un lado, para cotillear y por otro para no ver el morreo que Jess le acaba de soltar a Darcy. Que yo no soy hembrafóbica ¿eh? Que todo lo que de gustazo gustito, es de agradecer. Pero es que a Jess le faltan, como mínimo, 25 cm para que me interese, y no son de altura.

Así que me asomo entre las ramillas y veo

-¡Ay Dios, la Virgen y todos los Santos!- Los ojos se me salen de las órbitas, la carne se me pone de gallina y demos gracias que llevo ropa interior para no dejar reguero como un caracol. 

-¿No hace mucho calor aquí?- pregunto pero sin mirar a mis compañeras.

Quiero sobrevivir. Quiero ser una HOTs y dirigirlas algún día. Quiero casarme con un buen cirujano que se hinche a ganar dinero y no esté nunca en casa.

Pero ahora mismo, lo que quiero no es lo que necesito. Yo tenía un plan para esta noche, había algo que tenía que hacer hoy. Ninguna de mis compañeras me van a ayudar con ello. Y ahí fuera hay toda una colección de mangueras opciones.

-Lo siento, chicas. El deber me llama- digo mientras salgo del matorral intentando parecer muy digna. "¿Me desmayo cuando llegue para que me hagan el boca a boca o hablo un poco primero?" Voy trazando un plan digno de Maquiavelo.

Jessica agarró a Darcy y comenzó a besarla. O algo igualmente desagradable. Pronto, se comerían las moquetas, Channel estaba segura de ello. Eran putas y lesbianas y estaban en una situación de estrés. Automáticamente irían al celo, que es lo que sabían.

Sin embargo... algo sonaba... ¡Sí, eran los bomberos! Aunque sería tarde para que salvaran el vestidor de la reina... así que la mejor idea sería seguir escondidas...

—Sí, hace calor, Mary Anne —respondió Channel, sabiendo lo que iba a pasar— pero no... 

La muy puta salió corriendo, traicionando su escondite, para arrojarse sobre los bomberos y sus mangueras. —Que no son mangueras de las de gustito... 

Pero la muy puta no hizo puto caso y salío corriendo hacia los maromos. De pronto Channel se encontró corriendo detrás de ella. Los pectorales la llamaban.

Debe ser un campo magnético ¿Por qué van sin ropa?... debe ser... ¡No, debo resistir! 

Channel corrió detrás de Mary Anne, pero lo que hizo fue meterse en la cabina del camión, ahora que todos los bomberos estaban tratando de apagar el incendio y ponerlo en marcha. 

Los bomberos estaban apagando el fuego de la casa HOTS, pero no podían resistirse a rescatar unas gatas tras unos matorrales un gato subido a un árbol. Al fin y al cabo eran bomberos y eran héroes americanos. Un par de ellos se acercaron a las chicas a echar una mano.

Lo malo y lo que ELLAS no sabían era que uno de ellos se sentía mal desde esa misma mañana. Al parecer se había ofrecido a limpiar él la bombero-cocina que estaba bastante llena de mierda. En un percance se había tragado sin querer una cucaracha. Lo que ÉL no sabía es que en realidad era la progenie de una raza extraterrestre cucarachoide de otro planeta.*

Así que lo que pasó es que cuando uno de estos bomberos se acercó a ayudar a la dulce Mary Ann, cayó al suelo retorciéndose de dolor. En un abrir y cerrar de ojos, el pecho del bombero se abrió en una explosión de sangre, salpicando con sus fluidos a Mary Anna (con todos menos los que a ella le hubieran gustado).

-¡Un bicho!- gritó el otro bombero que había ido a ayudarlas y huyó de allí, tan masculinamente como pudo.

El bicho tenía hambre y fue a catar lo que más cerca tenía: Mary Ann. Le pegó un mordisco al brazo y no lo soltó.

El sonido de Rihanna llenaba el ambiente, así como el olor a fluidos varios y hormonas. La cosa es que las hermanas se habían quedado en su burbuja incestual, mientras que alrededor los hombres habían ido cayendo por agotamiento tras frotarse la flautilla hasta casi dejarla en carne viva.

Se encontraban en medio de un círculo de hombres inconscientemente satisfechos. Pero algo llamó su atención, fuera se oían gritos y se olía a sangre. Lo mismo el resto de HOTS había decidido matarse entre ellas por la soberanía ahora que Channel estaba acabada, ¿no?