Partida Rol por web

Círculo de amigos

Escena IV. Un pequeño encargo

Cargando editor
05/09/2017, 11:08
Guardián de los Arcanos

El carcelero abrió la puerta de la celda.

El mismo tipo orondo y de mirada gris que os quitó las esposas en la puerta para meteros allí dentro. Su semblante no había cambiado, y la verdad parecía darle igual. Hacía su trabajo y punto. No sabíais porqué lo hacía. ¿Qué había ocurrido? Tras casi un día de encierro no os habían dado noticia alguna, ni tampoco os habían dejado llamar (por lo visto en la comisaría se había podido ver a varios agente preparándose para alguna redada criminal, y quizá era lógico negaros cualquier posible filtración telefónica).

Cuando salísteis de la fría celda el funcionario os devolvió algunos objetos personales (las llaves, documentación y poco más). Luego se sentó en su mesa. Acto seguido, se personó una figura con botas altas. Era un tipo de aspecto serio, gabardina parda y tenía un cigarrillo marrón entre sus dedos.

Tan sólo uno de vosotros lo reconoció. Era John Scafford, detective.

Cargando editor
05/09/2017, 11:08
John Scafford

Siento la tardanza. Espero que no os hayan tratado muy mal -dijo con cierta sorna, mirando de reojo al funcionario-. Cojan sus cosas señores, vamos a dar un paseo...

El tipo se dió media vuelta, se colocó su sombrero (casi a juego con su gabardina, y comenzó a caminar hacia la puerta).

Notas de juego

Continuamos. Ritmo medio más o menos.

Cargando editor
06/09/2017, 00:37
Edgar Williams

Con apenas insistencia por resistirme ante aquello entré de mala gana en aquel lugar donde nos habian metido. Casi de manera automática fuí a la pared de enfrente para apoyar mi espalda en ella y no dirigir ni mirada ni palabra a mis compañeros salvo la inicial - Poneos comodos... - No es que no odiara estar en aquel lugar, pero tampoco es que pudiera hacer nada en contra, solo esperar y con un poco de suerte ni tendría que actuar, y el destino así parecía equilibrar la balanza a nuestro favor aunque algo tardío.

-No voy a decir que ya era hora pero... me alegro de verte aunque hubiera querido que fuera antes. - dije mientras rascandome la nuca iba tras él, indicandoles con un gesto a mis compañeros que vinieran. - ¿A donde vamos esta vez, John? No querras interrogarnos ¿no? Vamos, ya les dije a tus chicos que haciamos en aquella casa, John. - Esperaba que los demás no se vieran alterados por los nervios y empezaran a ladrar todo aunque ya de por sí notaba que faltaban cosas de las que nos quitaron como para encima que sepan todo lo que nosotros sabiamos.

Cargando editor
06/09/2017, 13:02
Edna Moore

No le gustaba estar encerrada, mucho menos que la trataran de criminal.

- Solo hacía mi trabajo. ¿Libertad de prensa? ¡Ja!- Mascullaba entre dientes, enfadada, mientras daba vueltas por la celda, inquieta. Primero daba vueltas en círculos, luego se sentaba en el banco aunque no más de dos minutos seguidos para levantarse de sopetón y seguir inspeccionando su improvisada celda con otro recorrida circular.- Pienso escribir sobre esto, téngalo claro.- Puso los brazos en jarra y resopló, mirando a sus compañeros, buscando posiblemente algún tipo de apoyo donde sostener la furia contenida que la carcomía a pesar de haber sido atrapada por allanamiento.

Quería llamar a su jefe y contarle de una vez todo lo que estaba investigando, la extraña secta de las máscaras como núcleo, el pulpo de la botella tan importante como para atracar una farmacia y a saber qué más se estaban perdiendo allí encerrada.

Cuando salieron de la celda echó una fugaz mirada al funcionario antes de coger sus cosas y asegurarse que estuviera todo, desde sus libretas con los apuntes de la investigación que había ido recopilando hasta la nota con la llave*, guardándolo de nuevo.

Siento la tardanza. Espero que no os hayan tratado muy mal

- Disculpe, ¿y usted es…? – Por la familiaridad con la que hablaba con el detective intuyó que serían conocidos pero, ¿cómo sabían que estaban ahí si no les habían dejado llamar?

Notas de juego

* Tengo también esto? La nota y la llave que pillé en casa de Flannelly

Cargando editor
06/09/2017, 13:11
Samuel Hubbard

Aquello no podía estar pasando. Resignado, me senté en uno de los incómodos bancos apoyados en la pared con las manos ocultando mi cara. Me moría de vergüenza sólo con pensar en lo que opinarían mis colegas cuando se enteraran de que había estado encerrado. Desde luego era todo un oprobio, para mí y para todo lo que representaba. ¿Quién me habría mandado meterse en aquel turbio asunto? La curiosidad... Ella había sido la culpable de que ahora me viera encerrado, como un criminal cualquiera, en un calabozo por donde cientos de borrachos, mujeres de mala vida, contrabandistas, asesinos y vete a saber qué más, habían pasado antes.

Un día. Casi un día entero me quedé allí sentado rumiando mi humillación, pensando en cómo me iba a presentar ante el círculo de mis amigos y conocidos con la cabeza alta. El tiempo pasó demasiado lento para mi gusto, sabiendo sobre todo todo el trabajo que tenía esperando por mí pero, por fin, nuestro carcelero abrió la puerta y pude sentir que los ánimos volvían poco a poco.

No conocía al hombre que nos esperaba y, mientras cogía mis pertenencias fijándome que mis objetos más valiosos estuvieran intactos, escuchaba las confianzas de nuestro detective con el recién llegado. Estaba claro que ellos se conocían pero me parecía una falta de educación que no nos hicieran partícipes al resto de quién era. Estaba a punto de abrir la boca para preguntar cuando la joven, cómo no, se me adelantó.

Cargando editor
06/09/2017, 16:25
Edgar Williams

Al oir a Edna detrás de mi preguntar sobre quien era este hombre fue cuando me di cuenta del detalle - Oh, lamento la confusión. Edna Moore, Doctor Samuel Hubbard, este es un antiguo compañero y amigo mio de cuando trabajaba en la policía, John Scafford

Notas de juego

Un minipost para presentaroslo

Cargando editor
06/09/2017, 23:12
John Scafford

Lo sé, Edgar, sé lo que les dijiste, pero ninguno te cree -dijo el tipo dándose un instante la vuelta antes de seguir andando-. Y sinceramente yo tampoco, pero tengo algo que ofreceros. Luego oyó las palabras de la joven periodista. No: no lo hará. Lo que les tengo que comentar es de vital importancia policial. Así es -dijo delante de la puerta de la comisaría, aprobando la presentación de Williams-. Detective Scafford, para servirla, señorita. ¿señorita, me equivoco? Si usted es periodista quizá hasta le suene mi nombre -y le guiñó un ojo-.

Finalmente salísteis a la puerta de la comisaría. Otros policías uniformados rondaban la acera de la manzana, y pronto el tal John os "invitó" montaros en su vehículo, un flamante Packard Twelve de 1932.

Mejor hablar mientras nos movemos, no quiero oídos indiscretos -señaló mientras abría la puerta y todos os introducíais en su vehículo-. Señor Hubbard, no se preocupe, no volverá ahí dentro -le notó cara de preocupación, y estaba blanco, casi tanto como los cadáveres de su morgue-. A no ser, claro está -y arrancó el motor-, que no quieran colaborar -un volantazo y quemazón de rueda hizo cambiar el sentido del coche, y a vosotros-. Luego condujo la calle sin destino.

Veréis señores y señorita -añadió el detective-, seré franco y directo. Estábais en el sito equivocado, en el momento equivocado. Ese tipo, Oswald, tenía a su tía enferma y encamada en casa. Cuando llegó del trabajo, o donde quiera que estuviera, os vió allí dentro y llamó a la policía. El tipo no era idiota. Le importó una mierda que su tía estuviera dentro: se limitó a llamarnos. El caso es que... esa casa, de alguna u otra manera está relacionada con los Balleneros.

De alguna u otra manera, creísteis recordar que los "Balleneros" eran una familia poderosa en Arlington. Controlaban bastantes parte de la ciudad en cuanto al negocio del juego y en los dos últimos años de la distribución de alcohol. Mafia, pura y dura. No a gran nivel, pero lo suficiente para aquella ciudad.

Y luego está esa puta máscara. No sé qué papel juega en todo ésto. Sí... , una con tentáculos en la barbilla. Putos locos. No sé si usted la vió, señorita Moore -añadió John-. Mis chicos la encontraron donde también la encontraron a usted. Hay un rollo muy raro en esa gran vivienda. En comisaría creemos, bueno, CREO que Oswald está emparentado con los Balleneros lucrativamente, en algún tipo de negocio. No sabría yo decirle cuál. El caso es que hemos averiguado algo: Oswald Edelson recibe en esa casa del final de la avenida a sus amigotes, y tal vez alguno de ellos sea miembro de la mafia. Sé que me la juego, pero no quiero más bazofia en este pequeño pueblo. Creo que seréis la llave a una ciudad más limpia... ¿Sabéis de lo que hablo? A cambio de que el fiscal retire los cargos de allanamiento y asalto contra vosotros -si, tales cargos se iban a fundar contra vosotros-, éste propone vuestra colaboración. Veréis, Oswald no nos ha dado motivos, obviamente, para hacer un registro en su domicilio -el ""maldito" está limpio", pensó-, pero vosotros ya habéis estado dentro. Queremos que os "coléis de nuevo" y veáis qué traman él y sus amigotes en una de esas reuniones de las que os hablo. Volviendo a lo de la máscara: se os proporcionará la que logramos extraerle sin que se de cuenta. Creemos que  se disfrazan de alguna manera, para evitar ser reconocidos entre ellos mismos y negociar con alcohol y tabaco sin peligro. ¡qué excéntricos! Quizá sean algunos miembros "balleneros", y de se así podremos echarle el guante.

¿Qué decís? ¿Queréis pasar por un bonito proceso judicial o preferís ayudarnos? -y entonces se detuvo en una gran avenida, en una acera, y comenzó a sacar un cigarrillo-.

Cargando editor
08/09/2017, 12:03
Edgar Williams

Parecía que efectivamente, algo teniamos que hablar con John, pero no era tan sumamente serio como para encerrarnos de nuevo. Por lo contrario nos llevó a su coche tras su presentación - ¿Se puede saber donde han dejado el mio? - Fue lo que pregunté al mirar alrededor, pero no tardé en ir al coche y abrirle la puerta a la señortia Moore. Obviamente, me colocaria delante por compañerismo con mi amigo John. Fue entonces cuando comenzó a explicarnoslo todo, con una serie de detalles un tanto precisos por parte de mi antiguo compañero.

Tras una larga explicación donde miraba a mis compañeros de reojo para que se contuvieran al mostrar algo de información, fui el primero en responder a John - Es decir, a causa de nuestra culpa, un asunto que investigabamos nosotros, se ha convertido de primordial importancia para la policía, y debido a que la ley no puede saltarse las leyes, nos pides a nosotros - nos señalé - que sigamos haciendo nuestro trabajo pero esta vez aportandonos un punto ciego en vuestra mira. ¿Me equivoco? La verdad es que es muy interesante que la policía solicite mis servicios principalmente y con ello el de mis compañeros pero... - miré la cara de pocos amigos que John debería estar poniendo en este momento para reirme y entonces... - Vale vale no me jactaré más, pero además de limpiarnos lo que hemos hecho, necesitamos la información que te pedí hace unos días. Como ya he dicho nuestro asunto tiene que ver con donde se ha metido la policía y creeme. Esto es mucho más que una secta o una mafia, ni nosotros mismos sabemos con lo que nos estamos enfrentando.

Miré de nuevo de reojo a mis compañeros como dejando que contaran lo que quisieran para colocarme en el asiento un poco a lo agotado - Incluso aunque entremos fingiendo con una máscara, no creo que consigamos sacar algo en claro de ese lugar... Por otro lado, si quereis a otro relacionado con todo esto, Malcom Flannelly, todo gracias a Edna lo supimos claro. Por otro lado, no creas que te doy toda esta información gratuitamente, es nuestro caso y por ello requerimos de la exclusividad del mismo, aunque nos apoyemos mutuamente. Me meteré yo dentro, si los demás estais de acuerdo, pero necesito mi arma, no pienso entrar ni loco desarmado, si la cosa se pusiese mal... - no continue, si ya eran suficientemente raros una botella de vino con un octopodo dentro, unas mascaras extrañas, que la mafia y una secta estuvieran relacionadas y una casa donde una vieja loca estaba recluida, no quería imaginar que ocurriría si todo salía mal.

Cargando editor
08/09/2017, 17:29
Edna Moore

Detective Scafford, para servirla, señorita.

Edna puso los ojos en blanco, sabiendo al momento quién era. Tras sus diversas andanzas había conocido a múltiples personas cada cual más interesante que la anterior, pero con quién más había chocado siempre había sido, primero, los de su misma profesión y, segundo, los policías o detectives en este caso. Suerte tuvo con Edgar al trabajar de forma independiente, ayudándola incluso a lo largo de la noche aunque sus ideas no fueran precisamente las más legales.

Se sentó en la parte trasera, justo detrás del asiento del conductor, con las manos sobre el regazo y atenta a la conversación, ensanchando su sonrisa a medida que veía dónde iba a desembocar aquél favor de sacarlos, sobre todo al notar la disimulada amenaza que soltó si no colaboraban.

¿Balleneros? – Alzó una ceja mirando de soslayo a Edgar. Era la primera vez en toda aquella aventura que habían relacionado a la gran familia con aquello y, si era cierto, definitivamente sus sospechas de tener algo grandioso entre manos estarían confirmadas.

Se humedeció los labios mientras se incorporaba en el asiento, inclinándose levemente hacia delante para apoyar ambas manos en el asiento del piloto y hablar con Scafford.

- “Exclusividad”, bonita e interesante palabra.- Puntualizó la frase de su compañero alzando un dedo.- Quiero todas las fotografías, entrevistas o documentación que se realicen en este caso, ser la primera y única periodista en tener acceso a toda la información al asunto que nos atañe. A cambio de tenerlo todo por escrito, estaré encantada de colaborar y ser vuestra… cabeza de turco.- Miró a través del espejo retrovisor, buscando la mirada del detective para responderle con un sugerente guiño antes de recolocarse en su asiento, apoyando la espalda en el cómodo respaldo.-  Si puedo añadir una última cláusula, a modo de deseo personal, me gustaría cambiarme de ropa, tal vez descansar un poco. Las celdas no son demasiado higiénicas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Uy, casi! Quería tirar por si le convencía para el trato, que tampoco sé si era necesario, pero bueno, había que intentarlo!

Cargando editor
10/09/2017, 20:33
Samuel Hubbard

Asentí en silencio al escuchar quién era el tipo que nos había sacado del calabozo. Aún seguía rumiando mis miserias y, viendo como me encontraba con el traje arrugado y sucio y la moral más arrugada aún, las palabras de aquel hombre prendieron una pequeña llama de esperanza en mí. Pero claro, nadie daba nada gratis y, que mi nombre y el de mis compañeros quedara limpio y no se presentaran cargos, algo que a mí me interesaba muchísimo, iba a tener un precio.

Pero ese precio me parecía demasiado caro. Mis ansias de aventuras y mi curiosidad habían muerto durante las horas que habíamos pasado encerrados y saber que la mafia, tal y como se había planteado en algún momento de la noche, tenía algo que ver... me ponía los pelos de punta. Apreciaba demasiado mi vida tranquila para alterarla metiéndome en embrollos tan peligrosos aunque, por otra parte, tampoco era de mi agrado precisamente pasarme una temporada en la cárcel.

Mientras íbamos en el coche del tal Scafford, escuchaba con atención sus palabras, aunque enseguida me quedó claro que o aceptábamos o me tendría que ver las caras ante un juez. ¿Qué pensarían de mí entonces mis colegas de profesión? En cambio, si aceptaba y ayudaba a la policía, el error cometido la noche anterior quedaría olvidado e, incluso, podría quedar como un héroe que había ayudado a salvar a aquella ciudad de la corrupción y la mafia.

Suspiré resignado. Estaba claro que tendría que aceptar sí o sí.

Qué remedio. Intentaremos colarnos de nuevo en esa casa aunque, si ese Oswald nos ve, nos podemos dar por muertos.

Escuchando las últimas palabras de la señorita Moore, no pude más que estar de acuerdo con ella. Asearme, cambiarme de ropa y un buen desayuno era lo que necesitaba en esos momentos.

Cargando editor
12/09/2017, 12:15
John Scafford

El asunto en el que os habíais metido no nos resulta por ahora interesante, William -repondió el detective-. Era un foco de atención y vigilancia, nada más. El embrollo en el que estáis es cosa vuestra. Por supuesto, no puedo daros más información, como pides, pero sí tendrás tu arma. Eso sí: cualquier cosa grave que ocurra, será vuestra responsabilidad...

Entonces escuchó las palabras de Edna.

Señorita, yo sólo soy le informo de los deseos de este fiscal, y por supuesto no: no podemos darle información, ya se lo he dicho a su compañero, y menos a una periodista -arqueó una ceja-. No se ofenda, no es nada personal, sólo es garantía y discreción policial. Si no quiere inmiscuirse más de éste punto, no es cosa mía.

Después miró a Samuel, que estaba algo más resignado que sus dos compañeros.

No se preocupe, señor Hubbard. Tome -entonces tomó un sobre de un bolsillo interior de su gabardina, y sacó un sobre casi nuevo. Aquí está la llave que ustedes tenían encima. Tampoco se la hemos dado nosotros, ¿entendido?

Acto seguido arrancó el motor, y comenzásteis a charlar de los pormenores de la "misión"; sin embargo, en cuestión de unos minutos estuvísteis de vuelta en la comisaría, esta vez en su parte trasera, donde no había miradas indiscretas. Luego, una vez que bajásteis, os habló por la ventanilla.

Los agentes de la comisaría no patrullarán por allí. Sólo irán si se produce algo grave, si hay llamadas de alerta. Sean cautos. ¡Ah, por cierto! -entonces extrajo algo de debajo de su asiento. Era otro paquete amarillento, mucho más grande que el primero-. Ésta es la máscara de la que os he hablado. Es asquerosa, no sé que mierdas harán esos mafiosos con esas máscaras aparte de ocultarse entre ellos. Enfermos.

Luego arrancó y se marchó, alejándose de la comisaría.

Notas de juego

Si recuerdas, tu coche lo aparcásteis más o menos en Tannen Avenue, cerca de la casa de Oswald :) Los agentes no han cogido tu coche, por supuesto, pero sigue allí.

Nota: no sabía muy bien cómo narraros el hecho de que viérais el interior del paquete grande (en otra cafetería, volviendo a vuestra casa, etc.). Así que os lo pogo aquí en notas. Al abrir el paquete, aún sin sacarlo, vísteis ésto:

Otra cosa, como véis, el agente no os da concesiones ninguna (excepto el arma de Edgar y vuestos enseres personales), asi que podemos saltar directamente a la búsqueda en casa de Oswald, si os parece bien. A no ser que queráis hacer alguna otra cosa.

Cargando editor
13/09/2017, 11:11
Edna Moore

Miró a través de la ventana ante la respuesta del detective, perdiéndose entre las luces y sombras de las calles mientras se mordía la lengua para no responderle y evitar ganarse una nueva estancia en los calabozos aunque, esta vez, más duradera. A pesar de su advertencia tenía claro que no iba a dejar escapar aquél tren, solo estaba añadiendo baches en el camino.- Más sensacionalista. Eso vende.

Miró de reojo el resto de pertenencias que le tenía a Hubbard, en este caso la famosa llave que tanto le había costado conseguir y no había mostrado a sus compañeros.

- Guárdela, parece importante.- Guiñó un ojo cómplice al forense mientras señalaba con un gesto de muñeca la pequeña llave. Esperó que su compañero entendiera el encriptado mensaje y no preguntara al respecto sobre su procedencia. No quería decir más de lo necesario, no delante de aquél detective, pero confiaba en las cualificadas manos de Hubbard para custodiarlas. Al menos, por ahora le había demostrado que era más sensato que ella.

Al bajar del coche y coger el sobre, sin llegar a abrirlo toqueteó por encima del material el contenido, visualizando el interior. De nuevo la máscara, esos tentáculos oscuros tentáculos sobresaliendo del rostro y el colosal tamaño aunque, viendo las dimensiones del paquete, este sería algo estándar. Únicamente abrió el paquete para ojear ligeramente el interior y confirmar el contenido, cerrándolo rápidamente.

- Os aseguro que esta es la más visible de las que me he encontrado.- Una vez estuvieron solos, paquete en mano, suspiró largo y tendido, mirando a sus compañeros.- Caballeros, hoy creo que ha sido un día repleto de emociones, dudo que mi cuerpo aguante otro asalto. No en estas condiciones al menos.- Se señaló de arriba abajo con una sonrisa.- Nos vemos mañana en la 230 de Tannen Avenue. Su casa es la 241 así que podremos observarlos de lejos sin que nos vean de venir, y prepararnos con el regalo que tan amablemente nos ha proporcionado el detective.- Sonrió con cierta ironía, moviendo el sobre que tenía entre sus manos.- Buenas noches.

____________________________________________________________________________________________

Descansar durante todo el día había sido el recargo que necesitaba. Una ducha reparadora, dormir durante horas y poner su trabajo al día, o al menos intentar no atrasar lo suficiente a base de “tengo algo muy importante entre manos, lo juro”.

A medida que las horas pasaban no sabía cómo prepararse para la gran reunión. ¿Qué se pondría para enfrentarse a la extraña mafia cefalópoda? Ninguno de mis trajes combina con la máscara.- Tras visualizar su armario y sacar los vestidos, dejándolos sobre la cama, se decantó por un discreto vestido oscuro y unos zapatos de tacón.

No tardó mucho más en marcharse. Guardó lo necesario en su bolso y cogió su coche, yendo al punto de reunión que habían acordado y siendo, al parecer, la primera en llegar.

Aparcó el coche y esperó con el sobre en mano en un lateral de la casa 230, pendiente de las transeúntes.

Cargando editor
16/09/2017, 12:47
Edgar Williams

-Me refería a la información de los balleneros que te pedí hace unos días - suspiré entonces - En fin da igual lo averiguaremos por nuestra cuenta - Entonces tras la explicación de este sobre el plan a efectuar sobre aquella casa, esperé a que Edna y Hubbard consiguieran sus cosas para yo coger las mias, y comprobar lo primero, la munición de mi pistola para ver si estaba cargada.

Tras ello miré de reojo de nuevo a Edna manoseando el paquete donde sin duda estaba la máscara - Demela. Supongo que no le hará ninguna gracia dormir esta noche con eso... Por suerte yo he dormido con cosas más horrendas, podré soportar una cara llena de tentaculos - me ofrecí a quedarme con la máscara hasta tener que usarla.

No me opuse al plan de Edna, realmente era una buena idea descansar hasta la mañana siguiente y luego ir allí, aunque yo primero tendría que pasar de nuevo cerca de la casa para recuperar mi vehiculo - Bien, pues entonces... nos veremos allí mañana - Encendí un cigarrillo y me dispuse a irme del lugar - Tengan cuidado compañeros


Tras una larga caminata llegué de nuevo a aquel lugar donde nos arrestaron. Mi coche seguía allí, y esa casa seguía con el mismo aspecto de intranquilidad que generaba. Me detuve entonces un momento antes de entrar al coche para visualizarla mejor, así como mentalmente el interior de la casa para saber que hacer mañana... - Esto se esta volviendo un asunto de locos - tiré la colilla del cigarro al suelo para apagarlo con el pié y luego conducir hasta la agencia.

Una vez allí, y tras una ducha mi unica acción fue ver esa máscara al detalle, incluso dibujandola en mi bloc de notas, y pensar sobre que significaba. Hasta caer rendido.

Al día siguiente el conjunto de mi ropa no cambiaba mucho. Si acaso estaba un poco más descuidado al no haber dejado de pensar en otra cosa. La camisa estaba un poco por fuera y la corbata quedaba colgando en lugar de ajustada. Aparqué el coche viendo a la señorita Edna y antes de bajar cogí el revolver de la guantera y la máscara del asiento del copiloto - Buenos días... - dije tras salir dejando verr mi apariencia no tan cuidada como la de la señortia - Bonito vestido Edna.

Cargando editor
17/09/2017, 17:37
Guardián de los Arcanos

Al día siguientes os reunísteis en el 230 de la Avenida Tannen. Al final de la calle se divisaba la casa de Oswald y su tía. El último en llegar fue el doctor Hubbard, con su llave guardada a buen recaudo en alguno de sus bolsillos interiores. Tras observar la vivienda durante un rato, no vísteis nada raro. Era un barrio periférico y algo antiguo. Sus árboles eran altos y viejos, y no había zonas de césped, sino asfalto y acera, y viviendas viejas.

Al poco tiempo, mientras resoplábais con la intención de averiguar algo antes de acercaros, vísteis que comenzó a llegar gente a la vivienda, allá a unos ochenta metros o más. Primero un vehículo, cuyo conductor se introdujo en la casa. Luego dos tipos con gabardina y a los pocos minutos otra persona que vísteis muy bien. También parecía un hombre. Todos entraron por el mismo sitio: la puerta principal. Y no es que nadie saliera a abrirles la puerta, sino que ellos mismo tomaron una llave y pareció que abrían la misma. Era media mañana ahora.

Cargando editor
19/09/2017, 22:35
Samuel Hubbard

Poco más íbamos a sacar del detective, estaba claro que nos dejaba a nuestra suerte, haríamos el trabajo que ellos no harían y después… seguramente ellos se llevarían el mérito. Pero bien venía ese trato si con ello no iba a quedar constancia de nuestro paso por el calabazo y, sobre todo, esa estancia no se iba a prolongar más de lo que ya lo había hecho.

No pude evitar sentir cierto azoramiento cuando, al tener la famosa y maldita llave entre mis manos, la joven periodista me guiñó un ojo que consiguió que me sintiera de nuevo como un jovenzuelo inocente e inexperto. Suspiré al darme cuenta que, cuando ese pensamiento pasó de largo por mi cabeza, esos tiempos no volverían y que, ahora, sólo era un viejo médico forense que se había metido en medio de una aventura que le venía demasiado grande.  

Descansar nos vendrá bien a todos. —Guardé la llave en el bolsillo y me dispuse a separarme de mis compañeros—. Nos vemos mañana entonces.

A pesar del cansancio que sentía, de ser consciente que mi traje arrugado y sucio por haber estado tanto tiempo encerrado no era el más apropiado para un hombre de bien, de la tensión y los nervios que sentía cada vez que mis dedos rozaban la llave dentro del bolsillo de mi chaqueta, preferí ir dando un paseo hasta mi casa para así poder respirar aire fresco y, sobre todo, poner mis ideas un poco en orden, si es que eso era posible.

Un baño caliente, una cena ligera y una copa de coñac mientras me fumaba uno de esos puros que reservaba para las grandes ocasiones, fue el mejor bálsamo antes de que el sueño, que esperaba fuera reparador, me invadiera. Pero en ese sentido no tuve tanta suerte ya que, aunque fui capaz de dormir de un tirón, mis sueños estuvieron plagados de imágenes de hombres con máscaras, tentáculos y reuniones secretas donde se sacrificaban pulpos en honor al dios Dioniso.

Al día siguiente, vestido pulcramente con un traje oscuro, con un nuevo bastón ya que el que había usado el día anterior había quedado abandonado en a saber dónde, con el estómago lleno después de un buen desayuno y mi sombrero bien colocado sobre mi cabeza, me dispuse a coger un taxi para dirigirme al lugar de la cita. Una cita poco agradable pero esperaba, y confiaba, que ese mismo día todo aquel asunto quedara solucionado de una vez por todas.

Comprobé que mis compañeros ya se encontraban allí y, después de pagar al taxista y de comprobar que la llave seguía a buen recaudo en uno de mis bolsillos, me dirigí hacia ellos.

Buenos días amigos. Espero que la noche de descanso les haya sentado bien.

A partir de ese momento lo mejor que podíamos hacer era esperar y observar lo que fuera a suceder. La casa se mantuvo desierta hasta que, a media mañana, los integrantes de la reunión empezaron a llegar y pude darme cuenta que todos entraban en la casa de la misma forma.

¿Cuál será nuestra estrategia? ¿Entrará sólo uno y el resto vigila? ¿Nos colamos todos? Creo que la joven debería mantenerse fuera de peligro y que debería quedarse en el exterior, así en el caso de que las cosas no vayan muy bien para nosotros o tardemos mucho en salir puede pedir ayuda.

Era increíble que yo me estuviera planteando ser uno, o incluso el único, que entrara en la casa, pero consideraba que aquella joven agradable no podía correr riesgos innecesarios a pesar de que, hasta el momento, había demostrado un gran valor y arrojo por su parte.

Cargando editor
21/09/2017, 16:06
Edna Moore

- Todo un caballero. Gracias.- Sonrió educadamente ante el cumplido sobre su vestido que el detective le dedicaba, inclinando ligeramente el rostro a un lado. Le alegraba ver que, tras toda aquella experiencia los ánimos no habían decrecido sino que parecía tener la misma o más curiosidad incluso que ella sobre el misterio oculto.

Fue entonces cuando vio venir al último integrante, esperando que llevara consigo la preciada llave que tantas dificultades había traído consigo. Al llegar a su posición y empezar a hablar sobre los movimientos a seguir, observó la vivienda y las personas que se internaban en ella.

Creo que la joven debería mantenerse fuera de peligro y que debería quedarse en el exterior, así en el caso de que las cosas no vayan muy bien para nosotros o tardemos mucho en salir puede pedir ayuda.

Creyendo que no había escuchado bien sus palabras alzó una ceja, extrañada. Entendía que quisieran apartarla del posible peligro pero la noticia estaba tras las puertas, lo que llevaba esperando esos días y la mantuvo en vela sin descansar, redactando notas inconclusas.- No pueden dejarme fuera.

- Agradezco su preocupación, pero creo que sería de más ayuda dentro.- Cruzó los brazos, mirando a la vivienda y los coches que llegaban.- Soy la única que ha visto las famosas máscaras, muy distintas a las que vuestro amigo nos ha prestado, os lo aseguro. Si os preguntan sobre ellas, seré la única que pueda responder.- Amplió su sonrisa, puede que esperando haberlos convencido con su discurso o comprobando que realmente la necesitan dentro, pero sin maldad ninguna.

Notas de juego

Lo siento por la tardanza, se me fue el santo al cielo!

Cargando editor
22/09/2017, 02:04
Edgar Williams

Ante el agradecimiento de de Edna solo pude sonreir al ver que igual habia metido la pata - Pero no tanto como quien lo lleva - debería de haberlo pensado un poco aunque con tanto lio con el caso en el que estabamos... bueno que consiguiera ponerme la ropa bien en su sitio era un exito y aún así estaba hecho un desastre.

Poco a poco, después de unos minutos de llegar Hubbard saludandole con un sencillo, "Doctor", aunque en la parte de dormir no pude decir que fuera la mejor parte, las mesas son duras y los papeles nada favorables, encendí mi segundo cigarrillo, y entonces empezó a venir gente a la casa. Me apoyé en el coche echando el humo tranquilamente por la boca tras una larga calada. Sabía lo que tocaba ahora, pero lo peor de todo no era tener que hacerlo, sino decidir quien sería el cabeza de turco.

Lo estaba pensando en como ibamos a hacerlo y estaba tan sumamente concentrado que no me había dado cuenta de que estaban hablando sobre entrar alguno de nosotros, pero de alguna forma escuché a ambos, aunque lo único que pude responder en un principo fue otra exalación de humo. - Tranquilizaos ambos. Para empezar no deberiais pensar en quien debe entrar o quien no, sino en el peligro que correrá solo por tener esta mascara, esa llave y presentarse en esa casa. - Era una verdad como un templo y yo estaba dispuesto a ir a cambio del resto... salvo que igual tuviera razón la señorita Moore.

-La realidad es esta: uno de nosotros va a entrar en una casa, ya conocida, con alguien que nos ha visto ser arrestado en la misma, además de eso, una secta entera estará allí, donde lo más seguro es que al más minimo error, todos sus ojos y... tentaculos, mirén mal al que esté detrás de la misma máscara, sin protección y sin ayuda hasta lograr salir, si sale, añadimos también que algunos de ellos pueden o seguramente serán mafiosos, por lo cual tendrán armas. - una vez explicado el percal, miré a ambos compañeros esperando sus reacciones y suspiré tirando el cigarro tras la última calada y pisandolo para apagarlo. - ¿Y bien? ¿Quien quiere ser el primero en dibujar una mira en su frente?

Obviamente nadie. Mi mano se dirigió pues al bolsillo donde guardé la pistola y la saqué agarrandola del cañón ofreciendola a ambos. - Sea como sea, no solo es mejor ir preparados para lo peor, sino que incluso... los que resten deberían estar cerca, en alguna ventana, o en la sala conectada al hall principal, por la que entré yo. Eso dará oportunidades al que se meta en la boca del... - iba a decir lobo pero era más correcto - pulpo.

Cargando editor
24/09/2017, 10:53
Guardián de los Arcanos

El doctor Hubbard buscando una redención judicial de manera desesperada y honesta, y la señorita Moore buscando una buena historia que contar, noticia que podría abrirle posteriormente muchas puertas. El detective Edgar parecía algo más consciente de la peligrosidad del asunto: no sabían cuantas personas más podrían llegar (de momento habíais visto a cuatro acceder en los últimos minutos), y ni tan siquiera sabíais si tenían relación con la mafia (como apuntó el detective Scafford). Entrar ahí podría ser una proeza o una calamidad, según cómo se mirase. La periodista y el doctor miraron la culata del arma, y ésta fue ofrecida. Sin embargo, estaba claro que para esos enseres (disparar y demás), Edgar era el más diestro, pero... ¿Haría falta hacer una carnicería ahí dentro?

Notas de juego

Vostros diréis quien accede.

(lo que sabéis de la casa era lo de la escena anterior, y sabéis que tiene 2 puertas: la principal (la de la llave), y una lateral (por la que se internó Edgar forzando la puerta interior).

Cargando editor
26/09/2017, 12:56
Samuel Hubbard

Ver el arma tan cerca de mí hizo que pegara un respingo dando un paso hacia atrás. En aquel momento me desinflé y la aparente valentía que había exhibido hacía unos instantes desapareció por completo. Aquel arma ante mis ojos era la clara prueba del peligro que podíamos correr dentro de la casa y, después de todo lo que había vivido esas últimas horas, ya tenía ración suficiente de acción y peligro. Podía trabajar con la muerte, pero apreciaba mi vida.

Negué con la cabeza mostrando las pocas ganas que tenía de coger la pistola. Además, ¿qué narices iba a hacer con ella? Nunca había tenido que usar una y sólo de pensar en tener que disparar contra alguien me hacía estremecer de repelús.

Sin apartar la mirada del arma, como si de un bicho repugnante se tratara, me dirigí al detective al que creía más capacitado en caso de tener que entrar en acción.

Creo que lo mejor es que entre usted. Al fin y al cabo está más acostumbrado a este tipo de… acción.

Cargando editor
26/09/2017, 14:18
Edna Moore

- Caballeros, por favor, no creo que sea necesario llegar a estos extremos.- Alarmada por cómo había tratado el tema el detective y el arma que enseñaba a continuación, con un gesto apartó disimuladamente su mano, alejando la pistola con cuidado de no detonarla.- Queremos investigar un caso, no provocar una carnicería.- Respiró hondo, colocándose la mano en el pecho y desechando esa sangrienta visión de su mente.

Miró el paquete con las máscaras, sacándola del envoltorio para poder mirarla más de cerca, señalándosela a sus compañeros.

- Es una fiesta, estamos protegidos.- Levantó la máscara, puntualizando que sus rostros estarían ocultos tras aquel disfraz.- Si notamos algo raro, antes de llegar a la medida desesperada que nuestro amable detective nos ofrece, nos marchamos.- Alzó un poco más la máscara hasta colocarla a la altura del rostro, simulando que la tuviera puesta.- Solo tenemos que hablar, integrarnos un poco para averiguar lo que podamos, y ser absolutamente agradables señores. No es difícil.- Retiró la máscara para poder verlos mejor, sonriendo, sobre todo a Hubbard quién más nervioso veía.